acojonante la colección de algunos.
Yo los he ido desperdigando. A ver, siguiendo la REO, en Etiopía, a orillas del Lago Tana, en Gorgora, cerca de la tumba de Pedro Páez, hay un camping llevado por unos holandeses errantes. Tim and Kim. Allí podéis encontrar Sin Fronteras, de Cuervo, que como recomienda Tonynobeas, es un texto destacable; son relatos cortos y no un gran viaje. Retratan el gran background que tiene un viajero con tanta experiencia como Gustavo Cuervo.
Más al sur, en Addis Abeba. hay otro hospedaje para overlandes, Wim Holland House. Muy cerca de la estación de tren y de autobuses. Ahí dejé el libro de Ignasi Calvo sobre su viaje a Mongolia. Fresco, espontáneo, con alguna influencia bien aprovechada de Un millón de piedras. Una visión inteligente y lúcida de Asia Central; un lugar asombroso al que no es difícil sacarle partido. Ahí Ignasi jugó con ventaja.
Cruzando la frontera, llegamos a Nairobi. En Jungle Juction, reino particular de un alemán que lleva mil años en Kenia, hay un taler estupendo, una casa de huéspedes confortable y una pequeña biblioteca. Allí se puede leer Safari Salama, de Oromí, un relato directo, sin florituras ni pretensiones, un texto escrito con el corazón grande de un viajero puro al que le molesta hacer fotos. Una raza a extinguir de hombres que miran más hacia dentro que hacia fuera. Un homenaje a su familia y un libro notable por cuanto testimonio. Ese libro no lo dejé yo, sino el propio autor, que también pasó por allí.
Y por ahora nada más, si alguien me manda su libro, con mucho gusto lo dejaré abandonado en algún lugar de paso de la REO y se lo criticaré con más gusto todavía. Un saludo nepalí para todo el mundo. Namasté!
Pdt: yo también creo que El Sultán escribiría un gran libro.