Alpes 2011, la reconquista.

BOTIRT

Allá vamos
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En esta ocasión, el viaje a los Alpes no se presenta como una experiencia vital como la del año pasado, carece de la tremenda emoción, preocupación, temor e intensidad de un viaje en solitario y por primera vez, por el contrario,  se trata más bien de una confirmación, de una reconquista.

Así que este año partía con refuerzos, uniéndose a la expedición Manuel, que ha demostrado ser buen compañero y un rudo motero donde los haya, incansable, capaz de cabalgar largas horas sin siquiera parar a tomar un bocado, sin protestar ni quejarse nunca y con fe ciega en las rutas y la filosofía de viaje que yo había planteado.

De tal modo que el lunes día 20 de junio, a las cuatro de la madrugada, hora motera por excelencia, jejeje, partimos con nocturnidad y mucha ilusión, desde Alboraya el compañero Manuel (Solisman) y Fernando (Boti) servidor, desde Benicásim, a la reconquista de los Alpes, cabalgando una Vstrom DL 650, a la que él bautizó como Babieca, y mi fiel RT, a la que yo llamo Bucéfalo.

Las dos monturas han tenido un comportamiento impecable, y sorprendente en el caso de la Vitrónica, porque a la Rt se le suponen las virtudes ruteras, pero es que la Vstrom no ha perdido la cara en ningún momento, con un comportamiento fiable e intachable, y un consumo extraordinario en ambos casos, que ha resultado casi calcado, y por debajo de los 5 litros de media, y eso que no hemos ido de paseo precisamente.  Cierto es que el conjunto moto-piloto era claramente desfavorable en mi caso, con un centenar largo de kilos extras, pero aún así el comportamiento de esa moto es increíble.

En previsión de que el “tío del tiempo alpino” quisiera vengarse de mí, por mis inusuales y afortunados seis días consecutivos de sol del pasado año, cosa que daba por hecha, partí con unos Michelín PR3, con los que he obtenido un resultado extraordinario, su comportamiento en agua ha sido estupendo, como ya presuponía y tuve ocasión de probar, todavía recuerdo el día que bajábamos el Fluelapass con un tiempo de perros y Manuel me comentaba la gran cantidad de agua que desplazaba en mi avance,  pero es que en seco también se han portado de fábula, y la guinda está siendo la duración, que de momento promete, y está siendo superior a todo lo que he probado hasta ahora, así que muy contento con ellos.

Debo confesar que además de la reconquista alpina, había un oculto motivo más, y era descubrir en qué remoto lugar, que yo estaba convencido, se hallaba en alguna alta cumbre de aquellos lares, se regalaban las Gs y las Adventure, jejeje.  Creo que no es exagerado decir que de cada tres motos con las que te cruzas, y son unos cuantos cientos, una por lo menos es una Bmw de las citadas.  Pero debo confesar que no encontramos el sitio, parada, tenderete, cuchitril o lo que sea, donde se produce tan generoso donativo, jejeje.

La idea de este año era hacer parte del recorrido del pasado, añadiendo algunos puertos que no hice, intentando hacer otros en sentido contrario, especialmente el Sustenpass, el Nufenenpass y sobre todo el tito Stelvio, que queríamos hacer por la parte complicada de los 48 tornantis, y llegar a los Dolomitas, concretamente el punto más lejano era Cortina D'Ampezzo, para lo que había diseñado nueve etapas.

Bueno al lío que me lío, jejeje.


Primera etapa, día 20/06/2011, Alboraya-Benicásim(España) – Briançon(Francia) 1.157 kms.

http://maps.google.es/maps?saddr=Av...lAA&mra=mi&mrsp=12&sz=16&z=13


Enfilamos rápidamente la autopista y nos ponemos al monótono ritmo de 110 kms/h, cuanta genialidad mal aprovechada hay en este país, €¬#@¬¡&


La primera parada cerca de Barcelona, para repostar y estirar las piernas.
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No hay mucho que destacar de los primeros tres cuartos de etapa, que transcurrían por autopista, tan solo agradecer al dios Eolo su benevolencia, pues tuvo a bien no soplarnos en todo el día, lo cual no es fácil, atravesando la zona noreste de España y el sureste de Francia, eso sí, el calor y algún ratillo de cola en los peajes franceses fueron inevitables.

El compañero tuvo sus más y sus menos en los primeros peajes de la autopista, hay que ir muy bien organizado para ese menester, pero al cabo de tres o cuatro ya fue pillando la mecánica al asunto y efectuábamos la dolorosa operación con bastante avío.  En España desde luego le hubieran obsequiado con alguna que otra pitada, en Francia, afortunadamente no dejas nunca de constatar el gran respeto que se tiene para con las motos.

Y una gran noticia, por fin se puede viajar por Francia en festivos y/u horarios intempestivos, ya que las tarjetas de crédito con chip funcionan tanto en autopista como en las gasolineras automáticas, probé en la autopista una de débito y a pesar de llevar chip no funcionó, pero ningún problema con las de crédito,  ALEHLUYA¡¡¡¡¡¡¡¡

Ya de lleno en Francia, el calor aprieta, parada para comer algo y nuevo descanso. Por cierto hay que ver que cantidad de gente hay en las áreas de servicio de las autopistas francesas, un lunes cualquiera de junio, parece aquello un circo, jejeje.
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Seguimos camino, y al poco de pasar la ciudad de Aix-en-Provence, abandonamos por fin la aburrida autopista, por suerte al no haber sufrido el castigo del viento, hemos podido circular durante mucho rato a 130 y eso después de hacer el tramo español a 110 parecía una velocidad estratosférica, que hizo que nos cundiera bastante.

En este punto buscamos la población de Castellane, atravesando la zona de las Gorgues du Verdon, una auténtica pasada, y es que Francia te sorprende a cada paso. Ahora bien, cuando piensas lo concurrido que está todo aquello un lunes de mediados de junio, cayendo un sol de justicia, y en horas en las que se supone que los franceses están reposando la comida del mediodía, no quiero ni pensar la masificación que se puede dar, pongamos por ejemplo, un fin de semana de julio y agosto, bufffffff.


Unas pequeñas muestras.
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Que preciosidad.
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Una bonita Gorgue.
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Al fondo innumerables canoas, disfrutando.
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La zona es realmente espectacular.
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Lástima de tanto tráfico como había.
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Porque la carretera era divertida, un poco al estilo de Combe Laval en el Vercors.
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Tras un rato de serpentear por las carreteras de la zona, iniciamos la ascensión al Col d'Allos, el primer puerto serio del viaje, que con sus más de 2.000 metros ya nos sumergía de lleno en los Alpes. El puerto es entretenido y lo coges con muchas ganas, pero la calidad del asfalto es algo deficiente, así que nos dedicamos a disfrutar de las vistas y del agradecido descenso térmico.

Seguimos dirección Barcelonnette y Jausiers para atacar el Col de Vars, éste con un asfalto en mejores condiciones,  que ya nos permitió disfrutar algo más de la conducción.


Un descanso antes de subir el Col de Vars.
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En plena ascensión al Col de Vars.
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Y otra más de la subida.
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El afoteador afoteado jejeje, Col de Vars.
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Otra sin el “obstáculo” delante, mucho mejor.
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Iniciamos el descenso, y al fondo ya se ve el bonito pueblo de Guillestre.
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Nada más pasar Guillestre, nos encontramos con otra zona preciosa, la Combe du Queyras.


Tras un tramo muy entretenido, de esos con gran cantidad de curvas medias y rápidas, y bonitos paisajes,  llegamos al cruce del Col d'Izoard,  desde el que se divisa el Chateau du Queyras.
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A los que hayan leído mi crónica del año pasado les sonarán algunas fotos, es curioso la de veces que he ido a detenerme exactamente en el mismo sitio, sin pretenderlo.


Aquí una de las criaturas, jejeje.
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Y aquí la otra.
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A partir de aquí iniciamos la subida y bajada del Col d’Izoard, que nos llevaría hasta nuestro destino de esta primera etapa, Briançon.
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Si, si, ya sé que hay algo que desmerece la foto, pero de donde no hay …..
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Un descanso para el grupo, en plena ascensión al Izoard.
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Este puerto probablemente sea el que más me gusta de todos los que hemos hecho en los Alpes franceses, tiene muy buen asfalto, curvas medias y rápidas al principio, con mucha vegetación y arbolado, para cambiar a medida que ganas altura, van apareciendo los garrotes, y un poco antes de coronar cambia el paisaje de manera drástica, de repente estás en Marte, no deja de sorprenderme.
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Una muestra del aspecto descarnado de la cima.
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Aquí Manuel posando para la posteridad, jejeje.
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Yo también estaba.
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Ale vámonos que se nos hace tarde.
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Tras la divertida bajada llegamos a Briançon, sobre las 20:30 horas, bastante tarde como siempre, y como siempre, no encontramos habitación al primer intento.
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Así que recurrí a mi viejo amigo, el hotel Vauban, donde conseguimos habitación.


Después de instalarnos, salimos a buscar sitio para cenar,  era tarde,  serían ya casi las 22 horas, pero tuvimos suerte,  encontramos una brasería-pizzería abierta y fuimos a un valor seguro, deux bieres, otras deux bieres (es que el viaje había sido largo y duro, jejeje) et deux pizzes.


Después de la cena un pequeño paseo por Briançon y a momir que mañana viene lo bueno.







Segunda etapa, día 21/06/2011, Briançon(Francia) – Martigny(Suiza) 390 kms


http://maps.google.es/maps?saddr=Av...sAA&mra=dme&mrsp=0&sz=13&z=10


Después de un buen desayuno tipo buffet, partimos el segundo día con un tiempo espectacular.


Parking del hotel Vauban, en Briançon.
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Abandonamos la concurrida zona de Briançon y los pueblos cercanos, y al cabo de unos kms empieza la subida, muy suave, al Col de Lautaret, es una carretera con buen asfalto, con curvas bastante rápidas en su mayor parte,  aquí el Bucéfalo se despereza y comienza a cabalgar con “alegría”,  y Babieca tiene que apretar los dientes, en este tipo de terrenos y con las monturas cargadas la Rt es como una locomotora lanzada, y a la pequeñina le cuesta un poco seguir el ritmo, jejeje.
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En la cima del Col de Latauret.
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La cámara no da abasto a  todo lo fotografiable.
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Aquí se ha colado un intruso, jejeje.
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Casi a punto de llegar al cruce del Galibier, nos adelantan varios alemanes con sus Ktms Adventures, sin contemplaciones, sin saludo,  inmediatamente Bucy resopla nervioso, quiere desviarse por el Galibier en pos de los ofensores, jajaja, tengo que calmarlo, en otra ocasión será, nos espera un mito, el Alpe d’Huez.


Preparando la cámara para filmar la ascensión al Alpe d’Huez.
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Aquí os dejo un trocito de la subida, que es espectacular, el único pero es la tremenda suciedad que hay en sus famosas 21 curvas, llenas de marcas de neumático, pintadas y manchas de todo tipo.

http://youtu.be/ho3vDd57GQY



Aquí el compañero Manuel con cara de satisfacción después de la subida, hemos despegatinao a un montón de ciclistas, jajaja.
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La estación de esquí.
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Panorámica tomada en el descenso del Alpe d’Huez.
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Afoteando sin bajar de la moto, llega un momento que no tienes más remedio, de lo contrario no harías ni cien kms diarios.
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Complicado parar con tanta pendiente eh Manuel.
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Reanudamos la marcha en dirección Grenoble, para desviarnos al rato en busca del col du Glandon, parada para descansar y comer un poco, aprovechando estas magníficas y refrescantes vistas.
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Estos dos son los penitentes, jejeje.
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Tras la pausa, subimos el Col du Glandón, cuyo asfalto no estaba en perfectas condiciones, pero como siempre los paisajes compensan sobradamente.


Un poco antes de la cima, nueva parada a tomarnos un café en la terraza de un bar, el día seguía espléndido.
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Cerca de la cima del Glandon, de repente parecían los Dolomitas, no?.
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En la terraza del bar, Manuel al verme tan estresado, se empeñó en hacerme un foto, jejeje.
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Después de coronar el puerto, la cantidad de ciclistas que hay en Francia es impresionante, y hacerse una foto con un cartel despejado, misión imposible.
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La bajada del Col du Glandón se hace interminable, es un descenso en el que apenas pasados los primeros kms, se vuelve muy suave y transcurre por una zona con una densísima vegetación, vas enlazando curva tras curva, sin parecer acabarse nunca.


El asfalto como ocurre muchas veces por aquí no es perfecto, lo cual contribuye a que se puedan contemplar los paisajes, jejeje, una auténtica gozada, en caso contrario es bastante difícil, necesitas un ojo para la contemplación y otro para la conducción, y se te amontona el trabajo.
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Las panorámicas son bestiales, y como siempre la cámara intentando reflejar mínimamente la grandiosidad de aquellos parajes.
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Prácticamente sin descanso, nada más acabado el Glandón, y tras unos pocos kms, nos enfrentamos con el Col de la Madeleine.


Preparando las cámaras para una nueva filmación.
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Como siempre al poco de iniciar las subidas a los grandes puertos, se obtienen magníficas vistas.
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Aquí os dejo el enlace de la subida a la Madeleine, con el sol de cara, así que la calidad no es mucha, pero es lo que hay, jejeje.

http://youtu.be/jaI933BBZMU



Ya en la cima de la Madeleine, extraños ciclistas estos eh, jejeje.  Y digo yo, aparco mi Bucéfalo delante de las señales? no claro, en fin, en todas partes hay personas que solo piensan en sí mismas.
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Vistas desde la cima de la Madeleine, el cielo empezaba a ponerse feo.
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Este puerto es bastante divertido, aunque tiene mucho mejor asfalto haciéndolo en sentido contrario al que nosotros lo hicimos, especialmente los primeros kms de la bajada en los que el asfalto está en buenas condiciones.


Bajando la Madeleine.
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Tras el descenso nos fuimos a buscar Bourg Sant Maurice y de allí a por el Cormet de Roselend, este puerto me encantó, buen asfalto, mucha vegetación, poco tráfico, y unas horquillas la mar de interesantes y divertidas, el tiempo acompañaba por momentos, poniéndose el cielo cada vez más gris, y dejando atrás los calores del resto de la jornada.


Antes de la subida, pasamos por Bourg St. Maurice.
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Bonito pueblo, como todos por allí, son tan diferentes.
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En plena ascensión al Cormet de Roselend.
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En este punto, lo único que se me ocurre decir es aquello de, "que verde era mi valle", jejeje.
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Este puerto fue de los más tranquilos, como no tiene tanta fama, fue una gozada, con el cielo gris y el tiempo fresco, que de la un toque especial en contraste con esos verdes tan intensos.


Divertidísimo el Cormet de Roselend.
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En la cima, por fin una foto sin ciclistas, sin bicicletas, y sin aglomeraciones,  no entiendo porqué es menos conocido, a mí me dejó una gratísima impresión.


Manuel estuvo allí.
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Y Boti también.
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Tras un pequeño descanso para reponer fuerzas, descendemos el Cormet de Roselend y nos vamos en busca del Col de les Saisies, donde el cielo empezó a ponerse muy negro.  Parecía que mi buena racha con el tiempo en los Alpes se acababa al fin, cachis.
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Así que tras subir el Col de les Saisies, puerto muy divertido que ya hice el último día de mi viaje el año pasado, con frondosa vegetación y buen asfalto, como casi todos los que se quedan por debajo de los 2.000 metros, tocó pertrecharnos con los chubasqueros, y armarnos de paciencia, ya que durante un par de horas,  entre la lluvia,  el tráfico y los innumerables pueblecitos que hay antes de llegar a Chamonix, hicieron que el ritmo fuera bastante lento.

De hecho llegamos a plantearnos el quedarnos en esta última localidad, en el hotel en el que estuve el año pasado, porque a todo esto no teníamos reservado ningún hotel, íbamos haciendo camino según las circunstancias.

Al final decidimos aventurarnos y llegar hasta el destino previsto, Martigny, ya en Suiza, para no alterar las rutas planificadas, siempre que ello fuera posible.

Y la verdad es que acertamos, porque después de hacer la subida y casi toda la bajada del bonito puerto de la Forclaz, casi llegando ya a Martigny, dejó de llover y salió el sol, regalándonos estas imágenes.
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Cada una de las fotos con una cámara distinta.
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Martigny al fondo y el arco iris escondiéndose.
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Otra más de Martigny y su ladera llena de viñas.
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Manuel contemplando absorto el espectáculo.
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Y llegamos a Martigny, destino final de este segundo día, con nubes y claros en el horizonte.

Al llegar y buscar el primer hotel que tenía mirado desde casa, hotel Garny City, nos llevamos una buena sorpresa.

Lo encontramos, paramos y la puerta de entrada estaba cerrada, y además parecía un poco descuidado, busco otra entrada que hay al lado, pero parece un bar, cuando ya me daba la vuelta para irme hacia la moto,  aparece una señorita que me indica esa puerta, entra ella y yo detrás, y  me quedo alucinado porque veo unas cuentas mujeres sentadas en la barra de un bar, con muy poquita luz,  y la señorita empieza a arrimarse ofreciéndome masajes y servicios diversos, era un burdel, si es que no te puedes fiar del internete este, jajaja, así que los suizos también se gastan estas cosas pensé, jejeje, lógicamente salimos de allí a toda prisa.

Después de un par de vueltas,  encontramos habitación en el Hotel Alpes-Rhone, y cenamos en el bistrot mismo del hotel, tanto las habitaciones como la cena fueron aceptables, y como estábamos en la parte francófona todavía conseguíamos entendernos más o menos bien, jejeje.
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Después de cenar un paseíto por Martigny hasta que empezó a llover, !!!!hummmmm¡¡¡¡¡ malos presagios para mañana.

Este edificio y su peculiar iluminación nos hicieron gracia.
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continuará.....
 
Botirt magnifica cronica y fotos que aumentan mi frustacion sana por haber abortado la salida a Garmich BMW este año por problemas de trabajo. Tambien tengo una RT y ha sido una gozada verte subir los puertos alpinos, adelante no pares sigue deleitandonos......
 
Qué preciosidad de paisajes, da gusto verlos.

Gracias por compartir el viaje y lo visto en él...
 
Precioso viaje compañeros el que se habéis montado, espero algún día hacer algo parecido, tengo esa ilusión.

Gracias por estas maravillosas fotos.
 
Este viaje tiene todas las papeletas para incluirlo en mis favoritos.
Gracias por compartirlo
 
Enhora buena, por el viaje, las fotos y sobretodo por compartirlo.

Vs.
 
Precioso el viaje, sigue sigue con el relato. ;D :D Por cierto el Cornet de roselend, tal y como dices es fantastico y poco visitado. Guardaremos el secreto ;)
 
Muy buena cronica y fotos, ademas por lo que he leido me va servir de ayuda para nuestra ruta de  finales de agosto a los alpes.
Gracias por compartirlo.
 
Me alegro que os guste y gracias a todos por los mensajes de apoyo.

Seguimos .........


Tercera etapa, día 22/06/2011,  Martigny(Suiza) – Disentis-Muster(Suiza) 431 kms

http://maps.google.es/maps?saddr=Av...HAA&mra=mi&mrsp=13&sz=12&z=12


Desayunamos contundentemente, recogemos las motos que teníamos cerradas en un pequeño garaje cerca del hotel, y nos ponemos en marcha, parando en un área de servicio para comprar la vignette, 40 francos y a rodar por las autopistas durante todo el año, aunque lógicamente sale caro a los turistas que estamos 4-5 días por allí,  no estaría mal que aquí se hiciera algo similar.

Martigny y su torre vigía.
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Saliendo ya de Martigny.
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El día, como nos temíamos amenaza lluvia, que nos acompañará nada más iniciar la Rute du Pillon.
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De todas formas el asfalto por esta zona se agarra decentemente incluso en condiciones como estas, y además seca muy rápidamente.

Es la tercera vez que paso por esta zona en un año, me encanta.
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Que verde es todo.
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Tras disfrutar de la entretenida Route du Pillon a pesar de una lluvia fina e intermitente, donde te encuentras con esos paisajes tan típicos suizos, que a la gente de una cierta edad nos rememora inevitablemente a Heidi, llegamos a la siempre espectacular Interlaken, la lástima es que nunca consigues captar con la cámara lo que divisa tú vista, y es una pena porque es impresionante.
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Otro intento más, complicado.
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Y es que se llega por la autopista, y en un tramo de un solo carril, resultando complicado encontrar un hueco desde el que tener una buena perspectiva que te permita sacar un par de fotos decentes.

Aunque el intrépido reportero, en un derroche de valor,  intenta conseguir una foto que inmortalice el momento, y eso que la señal lo pone bien claro, afoteadores no subirse a la barandilla, peligren, jajaja.
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A ver si con algo de zoom, hummmmm.
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Tras pasar Interlaken nos dirigimos con ansia a uno de mis puertos favoritos, el Grimselpass, comienza la orgía motera, jejeje.


Hay que parar a pie de puerto, para descansar un poco, disponer y reponer líquidos, y empezar la subida en forma, jejeje.
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Poco antes de acabar la ascensión,  con uno de los embalses al fondo, el tiempo se había complicado bastante.
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Como se puede apreciar por la foto, el día estaba muy negro, de hecho al poco de empezar la subida empezó a llover, y cuando me detuve para quitar la cámara del soporte, porque estaba filmando la ascensión, ya era tarde,  estaba moribunda y con claros síntomas de ahogamiento, así que no se guardó el tramo que conseguí filmar.

Acabamos la subida con un chaparrón importante y bastante frío en la cima, paramos a comprar alguna pegatina, y entramos en la cafetería a tomamos un “café Grimsel”, que es algo así como un cortado con amaretto, licor típico italiano con algo de alcohol,  jejeje, estaba fuertecillo, pero se agradecía, dadas las temperaturas, que debían rondar los 10 grados.

Llegada a la cima.
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Una de las estampas más típicas de los Alpes, la “otra” cima del Grimsel y sus férreos motoristas.
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El compi también estaba.
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Iniciamos el descenso y nos encontramos con otra de las estampas habituales y míticas, vistas del Furkapass desde el Grimselpass, hay que verlo al natural.
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De momento todavía no hemos de catar aquellas curvas del Furka, será a la tarde.
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Hacemos el rápido y corto descenso del Grimsel, y en lugar de enlazar con el Furkapass, nos desviamos en busca del Nufenenpass, que hice el pasado año en sentido contrario.

Subida al Nufenenpass.
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Aunque el día seguía muy nublado, en este punto no llovía, y el asfalto como he comentado, seca muy rápido, lo que te permite disfrutar un poco de la conducción.
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Un breve descanso para saborear la subida y hacer alguna foto.
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Orgullosos de nuestras monturas que nos permiten disfrutar sin una queja.

Solisman y su Babieca.
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Boti y su Bucéfalo.
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Llegada a la cima del Nufenenpass y parada para la compra de las correspondientes pegatinas, bueno el amigo Manuel siempre pillaba algo más que pegatinas, era el rey de los souvenirs, una temporada por allí y acaban haciéndole la ola, jejeje.
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La bajada, tras un primer tramo con algunas horquillas, y con escasa visibilidad puesto que atravesábamos  nubes bajas, se vuelve algo más rápida y con el tiempo tan gris, pero sin llegar a llover le da su punto, empiezas a deslizarte entre toda esa masa verde haciendo curvas algo más suaves, a ritmo alegre que no rápido y se disfruta un montón.


Tras la bajada nos disponemos a buscar la calzada romana del San Gottardo, o vía Trémola, que se me quedó pendiente el año pasado, obteniendo unas vistas espectaculares de la carretera nueva, antes de la subida al mismo, con la población de Airolo al fondo.
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El frío aprieta, así que hay que abrigarse un poco.
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Aunque está un poquillo enrevesado, al final conseguimos dar con la Vía Trémola, e iniciamos el ascenso, no sin algo de temor,  puesto que los adoquines mojados no se caracterizan por una extraordinaria adherencia, pero la verdad es que después resultó no estar tan resbaladizo como cabía suponer, y los neumáticos se agarraban con dignidad.


Una parada a mitad de la subida.
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Los romanos eran unos adelantados a su tiempo, ya sabían que por aquí pasarían motos, y entendían de horquillas, que joíos, jejeje.
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Para ponerlo un poco más difícil, la visibilidad era escasa, ya que volvíamos a atravesar  nubes bajas a medida que ganábamos altura.
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Posando con las máquinas en plena ascensión al San Gottardo, que maravilla.
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Ya en la cima, con un cielo muy gris, algo de viento y bastante frío.
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Cima del San Gottardo.
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El albergo u ospizio que no puede faltar en todos los puertos suizos.
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Iniciamos la bajada siguiendo durante un pequeño tramo la Vía Trémola, hasta enlazar con la carretera nueva, y a partir de ahí, gassssssssssss, el piso se había secado, y esos últimos 6-7 kms de descenso, los disfrutamos a tope, jejeje.
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Última parada antes de abandonar la vía tremolorum, jejeje.
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La bajada del San Gottardo ya en la carretera nueva, muy divertida.
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A partir de ahí nos dirigimos a otro de mis favoritos, el Sustenpass, que también quería hacer en sentido contrario al año pasado, por una carretera que es de las que más me gustan, la zona de Hospental, Goschenen, etc, es espectacular, siempre hay algo de tráfico, pero las vistas y los paisajes son impresionantes, agua, roca, grandes desfiladeros, árboles, puentes, galerías descubiertas, un espectáculo para los sentidos,  la pena es que no es fácil encontrar un hueco donde parar y conseguir buenas fotos.


Subiendo el Sustenpass, que ha destronado al Grimselpass como mi puerto favorito.
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Además el tiempo nos daba una tregua, y el asfalto como se puede apreciar, seco, que diver.
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En esta curva nos paramos un rato a descansar, y a disfrutar también al ver y escuchar las motos que pasan.
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Ya en la cima, pegatinen para el baulen, jejeje.
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Iniciamos la bajada, no menos espectacular, que te deja boquiabierto cuando te asomas a alguna de sus curvas.
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Lo que la vista divisa es increíble, tremendo, pero en estos puertos es realmente complicado parar a hacer fotos, disfrutas tanto de la conducción, que tienes que hacer un esfuerzo para bajarte y afotear algo, jejeje.
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Ya en la parte final del descenso, bonita y rápida zona, para disfrutar algo más relajadamente, definitivamente el Susten es “EL PUERTO”.
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Que bonito oiga. 
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Una vez hecho el Sustenpass, nos dirigíamos por segunda vez en el día al Grimselpass, para en la bajada del mismo,  hacer el enlace con el Furka.


El cielo aquí volvía a estar gris, pero esta vez no llovía.  Uno de los embalses del Grimsel.
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Al contrario que por la mañana, aquí el tiempo nos respetó, la carretera estaba seca y pudimos gozarlo como se merece, jejeje.
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Una corta bajada y enlazamos con el Furkapass, desde aquí se ven ambos.
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En la  zona del glaciar del Ródano.  También es la tercera vez que en menos de un año me encuentro aquí, y también por tercera vez, no voy a entrar a ver el glaciar, y eso que me lo había propuesto, pero el vicio es el vicio, y  siempre voy con prisas, jejeje.
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Un poco más cerca del glaciar.
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El hotel Belvedere, casi en la cima.
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Manuel posando junto a las motos.
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El día estaba muy gris, pero no nos llovía desde hacía un buen rato.
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Bajamos el Furka por la parte más espectacular en cuanto a paisajes, y en cuanto a la impresión que dan esos precipicios sin protección alguna y sin arcenes, pero en cambio el asfalto está un poco irregular y no te permite disfrutar al cien por cien de la conducción.


Dudábamos por las horas que eran, casi las seis de la tarde, si quedarnos en Andermatt, o continuar hasta Disentis-Muster como teníamos previsto, con el Oberalpass de por medio.  Al final Manuel me dijo que adelante, pues ala continuamos.


Vistas de Andermatt al inicio de la subida al Oberalpass. 
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El tiempo se ponía feo otra vez.
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El Oberalpass es un puerto bastante rápido, subiéndolo por esta parte, la bajada ya es algo más larga y difícil,  con algunas horquillas más complicadas y el asfalto deja de ser perfecto, pero nada serio después del intenso entrenamiento que llevábamos ya.


Así que después de atravesar unos cuantos pueblecitos típicos, eran algo más de las siete de la tarde y con algo de lluvia intermitente acompañándonos,  llegamos a nuestro destino programado,  Disentis-Muster, donde tenía mirado el hotel Alpsu, que dicho sea de paso, nos dejaría un ingrato recuerdo.


Estábamos en ese momento en la parte de habla alemana, en la Suiza profunda, jejeje, y me presenté en el hotel a preguntar si tenían habitaciones libres.

Boti – Guten abend
Señora – Gutennnnaaaabennnnnd
Boti – Siiiimmmmmaaa frei? (lo pongo así para que sepáis como se pronuncia, jajaja)
Señora –Ya
Boti – svai  ainsallsiiimmma?
Señora – Ya
Boti – Preis mit fruissstuiiikkkkk?
Señora – “•%$!*Ǫ&$•#
Boti – okay (porque los precios estaban puestos en un cartel de la entrada, sino de que), jajaja.

La señora me da dos llaves, pero para complicar un poco más las cosas resulta que no tienen su número, que te indica el piso y la habitación, nooooo, no podía ser tan fácil, las llaves tenían dos nombres.

Boti – Danke
Señora - “•%$!*Ǫ&$•#
Boti – Levantamiento de hombros (idioma universal, jejeje)
Señora - “•%$!*Ǫ&$•#

Ante tal derroche lingüístico, la señora se había quedado completamente descolocada,  pensando que yo era del mismo centro de Berlín, jejeje, así que no entendía que yo no la entendiera, jajaja, no sabía que me había gastado ahí por lo menos el 50% de todo mi alemán, jajaja.  Al cabo de unos instantes la señora recapacita y piensa que lo que yo quería era una habitación doble y no dos habitaciones individuales, y sigue hablándome en alemán sin pararse ni a respirar, jajaja y yo con cara de circunstancias, lo único que quería saber era donde leches estaban las habitaciones, jejeje.

Boti – En francés sil vus plait?
Señora – Ui
Boti – Deux chambres indididuelles, okay?
Señora – Ui
Boti – Ou sont ils?
Señora – Troiseme etache
Boti – Okis, jajaja.

Lo mío con los idiomas es ……


Esta foto supongo que la hizo Manuel desde la habitación.
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Nos instalamos, una duchita y nos vemos abajo, eran algo más de las 9 de la noche, y estaba lloviendo con fuerza, así que optamos, craso error, por entrar al restaurante del hotel.

De la cena, no quiero hablar mucho,  pero se nos quedó cara de tontos, la buena señora nos trajo una carta en alemán, con precios Suizos, y no puso demasiado interés en que nos entendiéramos, a pesar de que era obvio que no teníamos una idea muy exacta de lo que habíamos pedido.

Casi acabando nosotros, la individua en cuestión se puso a cenar también en el mismo restaurante, junto a unos amigos, familiares, conocidos o vaya usted a saber, y hubo algo de cachondeíto con los “spanisch” y su cena.  Cuando nos levantamos tenía unas ganas enormes de explicarle en mi idioma, cuatro cositas.

Yo vengo de un pueblo muy turístico, y los “spanisch”, tratamos infinitamente mejor a los guiris que vienen y que al igual que nosotros no tienen ni pajolera idea de lo que piden, y eso que en teoría no somos tan educaten ni tan sivilisaten ....

En fin, entre la lluvia y la cena, me fui a dormir bastante contrariado.


continuará .....
 
7E7368756E683C0 dijo:
[
Así que este año partía con refuerzos, uniéndose a la expedición Manuel, que ha demostrado ser buen compañero y un rudo motero donde los haya, incansable, capaz de cabalgar largas horas sin siquiera parar a tomar un bocado, sin protestar ni quejarse nunca y con fe ciega en las rutas y la filosofía de viaje que yo había planteado.


Buffff esto es lo mas importante de todo el viaje ;) ;)
 
Qué pena de tiempo, pero qué se le va a hacer...

(Empujoncito para cambio de página)
 
peciosas fotos y viaje, desde luego siempre nos quedaran los Alpes.
 
estubisteis muy cerca de un coll que pocos conocen y que hice hace dos dias el coll de ANGELLO, digno de ver, asi que tomar nota y pa la proxima, que a veces lo desconocido os sorprendera.
 
Gracias de nuevo a todos por vuestras palabras de ánimo.

Seguimos ........


Cuarta etapa, día 23/06/2011,  Disentis-Muster(Suiza) – Merano(Italia)  401 kms (la planificada)

http://maps.google.es/maps?saddr=Vi...eqAA&mra=mi&mrsp=8&sz=11&z=10


Esta era la etapa prevista para el día, pero no pudo ser, hubo que modificarla debido a la lluvia, y a partir de aquí cambió casi toda la planificación y desarrollo del resto del viaje, abortando el acceso a los Dolomitas con gran pena y quedando la etapa del día como sigue.


Cuarta etapa, día 23/06/2011,  Disentis-Muster(Suiza) – Livigno(Italia)  243 kms (la real)

http://maps.google.es/maps?saddr=Vi...aAA&mra=dme&mrsp=5&sz=11&z=10


Como estábamos en una habitación abuhardillada, con su ventanita en el techo, eran poco más de las 5 de la mañana cuando me desperté, y lo primero que hice fue abrirla para ver qué tal se presentaba el día.  Parecía querer salir el sol con fuerza, pero fue un espejismo, después de desayunar y ponernos en marcha sobre las ocho y cuarto, ya nos dimos cuenta de que el día podía ser duro, meteorológicamente hablando.

Y efectivamente empezó a llover al cabo de poco más de 1 hora de ruta, aunque de una manera suave.

Llegamos a Chur, la que dicen es la ciudad más antigua de Suiza, y ahí empezamos a liarla el amigo Suken y servidor, no sé porqué se me había metido en la cabeza que la ruta pasaba por el pueblo de Arosa, así que cuando vi una indicación la seguí, y el muy %$&### del Suken me lo confirmaba, así que hasta allí nos fuimos, por una carretera y unos paisajes preciosos, pero no era nuestro destino.

Vistas de Chur.
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Aquí podéis aplicar aquello de que los árboles no dejan ver el bosque, jejeje, Chur se intuye al fondo.
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Camino de Arosa, claro me sonaría a mi por lo del Seat Arosa, jajaja, vaya para una vez que hay un nombre fácil, no toca.
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Arosa es una estación de esquí que es punto y final de la carretera, así que cuando llegamos  y me di cuenta del error, habíamos hecho unos 30 kms y no tuvimos más remedio que dar la vuelta, y desandar el camino, que nos había costado casi una hora, porque entre la lluvia, lo sinuoso de la carretera y los numerosos pueblecitos que cruzabas, no cundía nada,  y volver a hacer la misma carretera otra vez hasta Chur, menos mal que por momentos dejó de llover, y la vuelta la disfrutamos un poco más, pero ahí perdimos un par de horas.
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Así que decidimos obviar el Albulapass, que es uno de los puertos que no hice el año pasado, y coger un tramo de autopista en Chur, dando la vuelta por Landquart,  para llegar a Davos y seguir después hasta Zernez haciendo el  Fluelapass, en un intento de recuperar algo de tiempo a la jornada.

En Davos hicimos un breve descanso y aprovechamos para comprar provisiones, seguía lloviendo débilmente, pero ya llevábamos así más de cuatro horas, más el día de ayer y la tarde de anteayer con lluvias intermitentes.

Salimos de Davos y atacamos el  Fluelapass, aquí ya empezó a llover con un poco más de intensidad, pero todavía se podía soportar bien, ya no hacía fresco, era frío,  así que cuando llegamos a la cima, paramos en el ospizio a tomarnos un café con leche bien calentito, la temperatura seguía bajando.

Antes de reemprender la marcha decidimos ponernos la chaqueta del chubasquero, todavía no llovía fuerte, pero el termómetro de mi Rt marcaba 6 grados, y se oían unos truenos intimidantes.  A los pocos kms, tuvimos que parar a ponernos el pantalón del chubasquero y los guantes de invierno, hacía mucho frío, y llovía con fuerza.

Al arrancar de nuevo, a Manuel se le cae la faja lumbar, y da la vuelta para recogerla, me lo comenta por el intercomunicador y le digo que voy bajando poco a poco, no veo nada, las gafas de vista, el casco, el frío y la lluvia intensa no hacen muy buenas migas.

Acabo la bajada del Fluela y me encuentro con el cruce, le he indicado a Manuel varias veces que vamos dirección Zernez por si acaso,  así que me desvío a la derecha en esa dirección, buscando una gasolinera donde repostar y cobijarnos un rato hasta que amaine.  Nada más salir del pueblo, una gasolinera a la izquierda, vale me meto ahí y le espero, imposible, debían haber por lo menos 50 motos allí apretujadas, repostando y resguardándose de la lluvia, así que me espero a un lado de la carretera, sigue lloviendo con fuerza,  pasan diez minutos y  este hombre no aparece, a que se ha desviado a la izquierda, claro como no se estudió la lección, todo le sonaba a chino, y por más que le repitiera las cosas, no conseguía retener los nombres, jejeje.

Me voy en su búsqueda  y me paro a la subida del puerto, tampoco baja, me voy a la izquierda, me espero, supongo que se dará cuenta, al cabo de unos minutos consigue contactar a través del intercomunicador, por suerte no estábamos muy lejos y todavía estaban sintonizados, toy aquí al lado de la gasolinera, pero si vengo yo de allí, vale no te muevas, joer que apuros, yo llevaba el navegador, los mapas, había diseñado la ruta, conocía los nombres, pero el compi iba a pelo,  sin navegador, sin mapas, y sin tener ni idea de donde se encontraba, por un momento me imaginaba la escena volviendo a casa y diciéndole a su mujer, lo siento he perdido a tú marido en Suiza, jajaja.

Llegamos a Zernez y paramos a repostar, eran poco más de las 3 de la tarde, y  ahí decidimos coger el túnel que te lleva hasta Livigno, allí estuve el año pasado y me gustó mucho el hotel y los precios, así que aprovecharemos hoy para descansar, organizarnos y decidir que hacemos, llevábamos ya dos días y medio con agua, y empezábamos a desesperarnos.  El túnel por cierto, de apenas tres o cuatro kms, es de pago y creo recordar que costó unos 27 francos los dos, precios suizos vamos.

Como estaréis comprobando, de esta día hay pocas fotos,  mi cámara estaba con exceso de humedad desde el día anterior en el Grimsel, y la verdad es que era una temeridad sacarla para hacer fotos, así que tendréis que contentaros con algo de narrativa, de modo que os contaré alguna anécdota, jejeje.

Nuestra logística para el viaje era, desayuno fuerte en el hotel, y el resto del día hacer varias paradas para descansar al tiempo que comíamos algo ligero, de lo que llevábamos encima, barritas, cereales, rosquilletas, frutos secos, algún chorizo made in spain, jejeje y cosas así, y ya por la noche una vez instalados en el hotel, buscar algún sitio para cenar algo más decentemente.

Pues bien, al compañero, de tanto en tanto le preguntaba, oye Manuel que no tienes hambre?, no quieres que paremos a comer un poco?, y el tío me respondía, pues no hemos desayunado bien?, ya cenaremos bien a la noche, jajaja, pero que dices macho, yo necesito comer algo cada 3-4 horas, no me seas bruto, jajaja, que tío más duro.

Otra de las anécdotas fue con el tema de los consumos de las motos y los repostajes.  Antes de salir me comentó que su autonomía era de unos 350-360 kms, así que decidimos que pararíamos, aproximadamente cada 300 kms, para tener un margen de maniobra mínimo de 50-60 kms, aunque yo le comenté que estaba convencido de que, una vez abandonada la autopista, la Vstrom debía llegar sobradamente a los 400 kms de autonomía, Manuel lo dudaba.

Así que cuando llegábamos a esa cifra de unos 300 kms de marcha, le preguntaba, Manuel como vas de gasolina?, y una y otra vez me contestaba, me quedan dos rayas, y eso cuánta gasolina es?, ah yo que sé, dos rayas, y cuánta autonomía te dan esas dos rayas?, ni idea, yo solo sé que me quedan dos rayas, jajaja, esa era siempre su respuesta, así que acabé por llamarle “el señor dos rayas”.

Hasta que un día, le digo, no sé si preguntarte cómo vas de gasolina, porque imagino cual será la respuesta, supongo que te quedarán dos rayas, no?, no, jajaja, esta vez me quedan tres, jajaja, pero chaval, tú no sabes que después de repostar hay que colgar la manguera, que todavía la llevas puesta o qué? jajaja, si llevamos ya más de 300 kms, es que esta moto, cada día consume menos, me decía.  La verdad es que mientras estuvimos circulando por las carreteras de montaña, el consumo de ambas motos estaba alrededor de los 4,5 litros.

Y a eso de las cuatro de la tarde, llegamos a Livigno, bastante cansados de tanta agua, y algo desilusionados, se acababa de fastidiar una parte del viaje.  En casa ya no gustaba ese incremento de días, de los seis del año pasado a los nueve de este, pero claro, hoy habíamos hecho solo la mitad de la ruta prevista, así que completar el viaje tal y como estaba planteado, supondría alargarlo prácticamente hasta los diez días, excesivo, y para colmo las previsiones para el día siguiente todavía daban lluvias, aunque menos intensas, buffffff.


Llegada a Livigno con el cielo amenazante.
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Estupendo el hotel Galli, y con buenos precios ya que no hay IVA.
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Algunas vistas de Livigno, desde la habitación.
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Otra más de los alrededores de Livigno.
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Nos instalamos, descansamos un poco, intentamos inútilmente secar los guantes con el secador de la habitación, y salimos a dar un vuelta antes de cenar, 8 grados marcaba un reloj en la calle sobre las ocho de la tarde, momentos antes de cenar, increíble cuando teníamos noticias de que en España se estaban asando, y es que en Livigno estábamos a casi 1.900 metros de altura.


Negro el día y negro estaba nuestro ánimo. 
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Cenamos estupendamente en la pizzería del mismo hotel, como no, pues una pizza, y una cervecita, claro, con un trato y una simpatía por parte de todo el personal, que nada tiene que ver con otro hotel de infausto recuerdo, y después queremos ser todos iguales, no hay color hombre.

Un pequeño paseo después de la cena y a momir, a ver que hacemos mañana, que las previsiones siguen dando agua, cachis.
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Quinta etapa, día 24/06/2011,  Livigno(Italia) – Livigno(Italia)  319 kms

http://maps.google.es/maps?saddr=Vi...aAA&mra=dme&mrsp=0&sz=13&z=10


Bajamos a desayunar algo desanimados, pues los pronósticos del tiempo seguían dando algo de lluvia para el día, y sinceramente estábamos ya algo hartos, dos días y medio consecutivos son ya suficientes para alguien de “secano”, otro día más de lluvia y que además nos fastidiara la subida al Stelvio por su cara más difícil, era demasiado.

Así que mientras desayunábamos, estuvimos debatiendo la posibilidad de empezar la vuelta ese mismo día, pero al final decidimos animarnos y probar suerte con el Stelvio, volviendo a dormir otra vez a Livigno,  así no tendríamos que recoger trastos y al día siguiente iniciaríamos el regreso a casa, saltándonos las dos etapas dolomíticas.

Afortunadamente el tiempo nos respetó y empezó a recompensarnos, especialmente del durísimo día anterior, aunque a primeras horas seguía algo gris, fue despejando a medida que transcurría el día, y nos acercábamos a uno de los momentos cumbre del viaje.

Y comenzamos el baile de entradas y salidas entre Italia y Suiza, jejeje, atacando la suave subida a la Forcola de Livigno, eran las ocho y media de la mañana y el termómetro me bajó hasta los seis grados, ves como esa temperatura de ayer noche sí que era real Manuel, es que la sensación de frío es mucho menor que en nuestra zona levantina, donde la humedad hace que tanto calor como frío se lleven peor, y Manuel dudaba de que el termómetro que vimos por la tarde con 8 grados funcionara correctamente.

Rápidamente pasamos a Suiza y enfilamos el Berninapass, que tras un par de paradas por las consabidas obras, pudimos disfrutar pues había poco tráfico y es un puerto bastante rápido, eso sí, seguía haciendo rasca.

Cima del Bernina.
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Otra panorámica más, el tiempo parecía empezar a despejar.
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Iniciamos el descenso del Bernina.
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Después del sube y baja al Bernina, llegamos de nuevo a Zernez y nos dirigimos al Ofenpass, que haríamos esta vez en sentido contrario al año pasado.
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En este punto decidí que no había mejor manera para secar mis guantes de invierno, que atarlos encima del baúl de la moto, así con el solecito que hacía a ratos y sobre todo el aire, se acabaron secando al cabo de 3-4 horas.
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En este puerto nos encontramos con una motocicleta alemana con sidecar, y anduvimos un rato tras él expectantes, a ve como se manejaba ese cacharro en curvas, engendro entre moto y coche.   El tío tenía oficio, en las curvas a derechas metía el cuerpo en dirección al “apéndice” en una extraña posición,  y en las curvas a izquierdas le veías levantar la rueda del side, iba que se las pelaba el joío, jajaja, así que nos tuvimos que emplear a fondo para pasarle, cuando nos cansamos de ir tras él observando sus movimientos, jejeje.

Manuel afoteándole a traición, jejeje.
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Por ahí veníamos, cima del Ofenpass.
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Aquí Manuel posando con ilusión, un nuevo dos mil a la saca.
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Bajamos el puerto, con buen asfalto y muy divertido, formando por momentos una caravana de motos,  así que me vi obligado por las circunstancias a apretar el ritmo, y hacer una bajada en condiciones, jejeje,  aquí el tráfico ya era importante, se respiraba gasolina por todas partes, el tito Stelvio se acercaba.

Era viernes a media mañana, y los 25-30 kms antes de iniciar la ascensión, eran un auténtico caos de vehículos,  coches, autobuses, motos, bicicletas, motos, bicicletas, motos, adinerados de edad avanzada con sus descapotables y vestidos de época, jejeje, motos, un escándalo.


Poco antes de llegar a Trafoi, empieza el espectáculo, tornanti 48, primero o último según se prefiera, y el tráfico empieza a despejarse, bien.
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Vamos enlazando tornantis, algunos bastante complicados, especialmente los que son a derechas, buffffffff, menos mal que había poco tráfico de bajada y cuando algún vehículo te veía se detenían para dejarte trazar. 


Parada a mitad de subida a tomar aire.
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No solo de curvas vive el motero, que paisajes.
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Espectacular la subida al Stelvio, por todo.
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Tornante 31, no estamos ni a mitad de la subida.
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Aquí Manuel señalando lo que nos queda todavía, que bien, tornanti per tuti, jejeje.
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Donde pones lo ojos, pones la cámara, que barbaridad.
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Estamos ya a poco más de la mitad de la ascensión, se hace larga.
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Empezamos a estar muy altos ya.
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Ya falta poco para coronar,  nueva parada para afotear.
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Las imágenes no dan una idea cierta de lo complicado de estos tornantis.
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En esta toma tal vez se aprecie un poco mejor.
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Última parada para filmar un poco de la subida.
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Un pequeño vídeo de muestra.  La ascensión de los últimos siete tornantis del Stelvio, filmado desde la vitrónica de Manuel.

http://youtu.be/6syUjNWpxlY


Ya en la cima te invade un sentimiento motero sin igual, el increíble ambiente que se respira, las espectaculares vistas, y la satisfacción personal de haber coronado el Stelvio, te dejan extasiado.
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Manuel posa orgulloso, se ha doctorado el hombre, jejeje.
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Y yo, y yo.
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He dicho que el ambiente era impresionante, no?, si creo que sí, además el tiempo se estaba portando, la cosa funcionaba.
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Bueno como sé que estaréis pensando que soy un sagerao, otra muestra, jejeje.
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Lo de los ciclistas es impresionante, joer que tíos.
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Típico puesto de salchichas.  A por el premio,  si hay que comerse la salchicha con su correspondiente cerveza, pues se esfuerza uno y se la come, pero que sea una Heineken, eh Manuel.
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Aquí en pleno esfuerzo, que duro es esto de ser motero, jejeje.
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De ahí al restaurante a tomarnos un café, desde el que tienes estas vistas.
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Después de un buen rato de gozar el Stelvio y su ambiente, y comprar la consabida pegatina, empezamos el descenso por la parte menos espectacular, aunque por aquí los primeros 7-8 kms, con buen asfalto y unas cuantas horquillas guapas, se disfrutan más, en cuanto a conducción pura obviamente.
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Muy divertidos estos primeros kms y mucho menos masificados.
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Nada más acabar el largo descenso del Stelvio,  llegamos a Bormio y de ahí nos disponemos a disfrutar de otro mito,  el passo di Gavia.


Un descanso a mitad de la subida.
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El asfalto no es perfecto en este puerto, pero la primera mitad se puede disfrutar.
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La segunda parte, tiene un firme algo deteriorado, aunque como siempre las vistas compensan.
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En la cima del Gavia.
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Manuel en el passo Gavia, 2.652 metros,  menudo curso de pilotaje intensivo, jejeje.
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Aquí la voz en off, jejeje.
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Empezamos la bajada, con estas imágenes.
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El descenso del Gavia por esta parte me impactó,  la carretera es muy estrecha aunque el firme es bueno, no tienes más protecciones que esos pilones de hormigón que ponen cada 9-10 metros, unos precipicios a tú derecha de vértigo, y sinceramente cruzarse un vehículo de 4 ruedas y el bucéfalo en marcha, bufffff muy muy justito, así que cada curva la hacías con infinita precaución y rezando para no encontrarte ningún coche de cara, impresionante y acoj….ante.
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Otra más, en vivo y en directo, acoj….
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Otra panorámica del descenso del Gavia, creo que es la bajada que más me ha impresionado.
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En esta toma podemos apreciar, la cantidad de motos que hay, y lo estrecho de la carretera.
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Completada con profunda emoción y cierto alivio, la bajada del Gavia, nos dirigimos a la localidad de Monno, donde buscaremos otra de las leyendas recientes del ciclismo moderno, la subida al passo della Foppa, más conocido como Mortirolo (es que en mi juventud practiqué algo de ciclismo y claro todos estos puertos son míticos para mí).

Iniciamos la subida desde más de 1.200 metros, y el puerto tiene poco más de 1.850 metros de altura, no me acaba de cuadrar, no parece nada destacable, unos primeros ocho o nueve kms divertidos, pero para nada merecedores de la fama de durísimo que tiene, hasta que llegamos a los tres últimos kms, donde un grupo de diez tornantis enlazados ya le confieren algo de dureza a este tramo final, aún así me decepciona, yo consideraría a este puerto como algo normal a nivel de exigencia para un ciclista.

Cima del Mortirolo.
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Testimonio del compañero.
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Aquí servilleta.
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Pero claro el secreto estaba en la bajada, es decir, se sube desde Mazzo de Valtellina, a poco más de 200 metros de altura, hasta los 1.859 metros de la cima, por medio de 33 tornantis y un desnivel brutal sin tregua alguna, así a bote pronto, son unos 16 kms en los que se descienden más de 1.600 metros,  es decir una media que supera ligeramente el 10%, bestial.


Uno de los últimos “tornantis mortiroliensis”, jejeje.
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Manuel tramitando una curva, ya cerca de Mazzo de Valtellina.
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Así es toda la bajada/subida del puerto, aunque no se aprecia en la foto la magnitud de la rampa existente.
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De aquí buscamos la localidad de Tirano, donde el calor era ya sofocante, y sin pararnos atacamos la otra cara del Bernina, la que nos faltaba de la mañana, en busca de más curvas y el refresco de la altura.


Ya volviendo hacia Livigno, parada para descansar en la subida a la Forcola de Livigno.
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Panorámica de la Forcola.
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Llegada de nuevo a Livigno después de un magnífico día de moto, la subida al Stelvio nos compensaba sobradamente, pero el passo Gavia, y el Mortirolo,  habían sido dos compañeros perfectos, que habían borrado las penurias de los días anteriores.
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Livigno me encanta, tiene vistas estupendas, oferta hostelera abundante, precios asequibles, te entiendes perfectamente con los italianos, y la guinda es que nunca pasas calor allí, ya que está situado a más de 1.900 metros de altura, perfecto.

Dando un paseo por Livigno antes de cenar y aprovechando para comprar algunas cositas.
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El pueblo es poco más que la carretera que lo cruza y otra calle, semi-peatonal bastante largas, pero es increíble la cantidad de hoteles que hay.
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Otra vista más de la calle principal de Livigno.
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La cena, lo teníamos claro, en el restaurante del hotel, estupenda.
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Para acabar el día de manera perfecta, al subir a la habitación compruebo que mi  cámara parecía resucitar, así que saqué un par de fotos para probar, y para comparar con las del año pasado, ya que tal día como hoy, 24 de junio de 2010 estaba en este mismo hotel, jejeje.
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Espectaculares vistas desde la habitación, mires donde mires.
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El tiempo nos ha respetado durante todo el día, sin caernos ni una gota de agua, lo cual agradecemos enormemente.  Al mirar en el hotel las previsiones para los próximos días, anuncian sol en abundancia. Acabaremos pasando mucho calor en la vuelta, seguro.



continuará .....
 
Chulo, chulo............ ;)Bonito viaje, lo de la lluvia es otro anecdota mas
 
Gracias a todos, todos los comentarios son bienvenidos.


Sigo con la crónica ...........


Sexta etapa, día 25/06/2011,  Livigno(Italia) – Sarre(Italia)  489 kms


http://maps.google.es/maps?saddr=Vi...uAA&mra=dme&mrsp=10&sz=12&z=8



Nos levantamos con un día espléndido, pensando que después del frío y el agua que hemos tenido, en la vuelta pasaremos mucho calor.

Un buen desayuno tipo buffet, liquidamos las habitaciones, que por cierto este año han sido 4 euros más baratas que el pasado, a saber, 46 euros con el desayuno y un parking cerrado enorme, cojon….

Hacemos de nuevo la Forcola y volvemos a entrar en Suiza por el Bernina, aquí aprovecho para sacar un par de fotos, ya que tengo la cámara nuevamente operativa.


Cima del Bernina por la otra cara.
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Otra más de la cima del Bernina.
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Tras el descenso tomamos dirección St. Moritz, y pasamos junto al lago.
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Cerca de Saint Moritz, donde la pasta brota de las piedras, jejeje.
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Vámonos Manuel que aquí los pobres deben sentirse muy pobres.
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Después de la bajada del Malojapass.
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Y la misma zumeada, jejeje.
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El Malojapass por la parte que lo hicimos nosotros no tiene ningún interés, de hecho ni te enteras que has llegado a la cima, ya que partes desde muy arriba después de bajar el Bernina, pero la bajada era espectacular, un asfalto impecable, seco, y con no menos de 20-25 garrotes espectaculares, los paisajes increíbles, me estaban entrando unas ganas tremendas de dar la vuelta al llegar abajo y subirlo por esta parte, lástima que no teníamos tiempo.


Al acabarse los garrotes la carretera suaviza un poco, pero sigues descendiendo, las curvas son más rápidas, los paisajes de cuento, así que durante una veintena de kms disfrutas del placer de ir en moto en estado puro, una verdadera gozada.


Después de tan gratificante bajada, entramos de nuevo en Italia, para buscar el passo Spluga, y nos encontramos con esta bonita cascada a la salida de un pueblecito.
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Acercándonos al passo Spluga.
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Otra panorámica más.
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En la carretera que nos llevaba hasta el Splugenpass, tuvimos que porfiar con el intenso tráfico, haciendo valer la mayor agilidad de nuestras monturas, ya que, así como los franceses suelen apartarse a la menor oportunidad para dejarte pasar, los italianos  hacen algo parecido, ja,  aprovechan las rectas para acelerar,  ya se sabe que en sus venas corre sangre del Cavallino y no llevan muy bien que les adelantes, esto es la guerra, jejeje.
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En la cima del Monte Spluga, puerto nuevo para mí.
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Yo también estaba, claro.
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Otra más del lago, sin obstáculos, jejeje.
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En la cima está la frontera con Suiza, y obviamente la calidad del asfalto mejora de forma inmediata, así que la bajada, menos concurrida y con mejor firme, la disfrutamos.
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He sido cazado en pleno afoteamiento.
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En este viaje no me había encontrado ningún Panda italiani que me diera por c…, como el año pasado, pero esta vez fue peor, mucho peor, no sé si contarlo  :-[

Y es que fuimos despegatinados sin compasión, en plena bajada del Spluga y en uno de los horquillones del quince, por dos chavales en mountain bike y bermudas,  que nos hicieron un interior en plena curva,  por supuesto por el carril contrario y esquivando a una auto caravana que subía, que en vista del lance se paró, menos mal,  de auténtico vértigo, jajaja.

Después de un par de horquillas más jugándose la piel, vino una recta de unos 300 metros y ahí empezaron a pedalear como locos en postura aerodinámica, pero los fundimos sin compasión, jajaja, abusones, pero que hacéis chavales?, que os vais a matar joíos, y después dicen que los moteros estamos locos, madre mía que zumbaos.


Esta curva venía después de la recta, no sé como la harían, mejor no mirar.
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Sin apenas descanso una vez acabado del descenso del Spluga, y tras unos pocos kms de autopista, nos vamos a por el San Bernardino, que ya me dejó una grata impresión el año pasado, y así se lo comentaba a mi compañero, no te fíes Manuel que este puerto aunque tenga nombre así como de monje, es durillo, pero divertido a rabiar, jejeje.


Y vaya si lo es, tiene una colección de horquillas al principio y al final del mismo, impresionantes, pero como casi todos los puertos Suizos, con buen asfalto, espectacular.


Estampas típicas de la cima.
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Y otra más.
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El ospizio que no falte, y el buen ambiente tampoco.
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Aquí el compi, posando.
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Y yo mismo, mismamente.
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Arranca que llevo manojjj libreee¡¡¡¡ ah no eso era otra historia, jejeje.
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Iniciamos la bajada, y después de negociar unos cuantos garrotes espectaculares,  divisamos la población de San Bernardino, al fondo.
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Parte final y más rápida del descenso del San Bernardino, con la vista intentando abarcar la grandiosidad de la naturaleza en estos sitios, y tratando de retener en tú cabeza todos estos parajes impresionantes.
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Parada técnica para empezar a quitarnos capas, vuelve el calor.
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A partir de aquí nos queda un rato más aburrido y complicado, primero hacemos un tramo de autopista hasta pasar Bellinzona y Locarno, ya en las inmediaciones del lago Maggiore,  los pueblos se suceden, el tráfico es intenso así como el calor que va en aumento.

Afortunadamente hay un buen tramo de autopista que nos permite adelantar algo, después soportamos el tramo de poblaciones continuas, hasta que nos desviamos por una carretera secundaria y más divertida, en busca de Sta. María Maggiore, y la verdad es que no nos decepciona, hay menos tráfico, densa vegetación y curvas para aburrir, llegas a un punto en que por momentos estás al borde la saturación “curvil”, jejeje.

De repente después de negociar una curva cerrada, nos encontramos este puente por cuya parte superior pasa un trenecito.
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Hoy al igual que ayer, estamos todo el día entrando y saliendo de Italia y Suiza, así que de nuevo y por tercera vez en el día, volvemos a Suiza, el móvil va loco con tanto mensaje y tanto cambio de operador, jejeje.

Al poco de entrar en Suiza, nos dirigimos hacia el Simplonpass, que también se me quedó pendiente el año pasado.

El Simplonpass es un puerto bastante rápido, con muy buena carretera, pero algo soso para mi gusto, es probablemente el puerto más autopistero de todos los Alpes.

Aquí ya en la cima, con algo de viento.
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Un zoom del ospizio.
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Como se puede apreciar, en algunos tramos la carretera es excesivamente rápida.
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La ruta planificada para el día de hoy, acababa en Sion (Suiza), pero como nos vemos con tiempo y ganas, y en un intento de reducir la última etapa, que supera ampliamente los 1.000 kms, decidimos intentar avanzar un poco más, siempre que el tráfico de la  zona de Brig, Visp, Sierre y demás, nos lo permitiera. 
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Iniciamos el descenso del Simplon, y nos paramos para unas fotos panorámicas.
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El descenso es también muy rápido, atravesando al principio varias galerías semi-cubiertas, y a partir de ahí te dejas caer a buen ritmo.


El año pasado me encontraba en esta zona un viernes sobre las 5 de la tarde, y el tráfico fue muy intenso, pero este año al ser sábado  y algo más pronto, la circulación es mucho más fluida, así que en cuanto podemos tomamos la autopista hasta Martigny, donde paramos en el área de servicio para hacer un descanso, repostar y gastarnos algunas monedas en francos suizos, ya que en breve abandonaríamos Suiza definitivamente a través del Gran San Bernardo.
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Descansando un poco y reponiendo fuerzas en un área de servicio, adiós a Suiza y a sus magníficas carreteras.
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Tras reponer fuerzas nos desviamos en Martigny, dirección el Gran San Bernard, cuya cima por la parte antigua, me perdí el año pasado por despiste.

Antes de empezar la subida, decidimos montar la cámara en un lateral del bucéfalo, para grabarla.

En ello nos encontrábamos, subiendo a buen ritmo, Manuel iba delante de mí, y a mitad de la subida dimos caza a un alemán a lomos de una Gs 1150, esta moto siempre me ha causado un profundo respeto, ya que he tenido la oportunidad de comprobar lo bien que anda, y además su “veteranía” hace que sea muy probable encontrarte a sus mandos a pilotos con mucho oficio.

El alemán se siente fuerte y es orgulloso, así que al verse acosado incrementa el ritmo notablemente,  Manuel me comenta a través del intercomunicador, se ha picado¡¡¡  se ha picado ¡¡¡¡  no puedo adelantarle,  no te preocupes, le contesto, tú mantente firme pero no arriesgues, simplemente cánsalo que después ya lo remato yo, jajaja.

El ritmo es alto y el asfalto no es perfecto, con lo que Bucéfalo galopa nervioso,  así que de vez en cuando asomo la cabeza para comprobar que la cámara sigue en su sitio, y ahí está, bien.

Al cabo de unos minutos, el teutón empieza a dar síntomas de flaqueza, acosado por el bravo Solisman, jejeje,   me dispongo a espolear al Bucéfalo para darle el hachazo final,  pero antes una última mirada a la cámara y……………., no está¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡  #€¬@€¬~$% , me paro, doy la vuelta y un motero italiano que venía detrás,  la tenía en sus manos, destrozada claro, me dice que ha conseguido encontrar la tarjeta y que seguramente estará bien, le doy las gracias, la recojo y me voy disgustado, $%&#€¬  estaba escrito que esta cámara tenía que morir, por ahogamiento o por aplastamiento, cachis, con lo bien que afoteaba.

Después de sujetarla con la ventosa y asegurarla un poco más con cinta americana, decidí moverla unos milímetros porque parecía estar algo torcida, y creo que ahí la ventosa perdió gran parte de su fuerza, y acabó cediendo, así que con algo de pena continuo la subida al Gran San Bernard, que tanta ilusión me hacía, ainssss Boti,  la cabeza debería servir para algo más que para llevar pelo, pero igual es tarde ya para madurar, en fin.

Llegamos al punto en que se bifurca el Gran San Bernard, túnel o carretera antigua.   Es un desvío que más bien parece un tramo de carretera de servicio, y  no está muy bien señalizado, claro si te equivocas, premio, el túnel es de peaje, ainsssss  como ya estoy escarmentado del año pasado, esta vez no me lo salto y hacemos la cima por donde mandan los cánones.


Llegando a la cima del Gran San Bernard por donde toca.
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Posado de Manuel, un tío muy formal, jejeje.
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En cambio el rompe-cámaras este, todavía tiene ganas de hacer el payaso, hay gente pató.
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Aquí Manuel, como un Aníbal moderno, atravesando el Gran San Bernardo, aunque sinceramente, dudo mucho que le pusiera a alguno de sus elefantes, Babieca, jajaja.
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Estampa típica de la cumbre.
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Que no falten los puestos de regalitos y pegatinas, por supuesto una más para el baúl.
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Iniciamos la bajada, tras cruzar la frontera, estamos de nuevo en Italia.
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Espectacular como todas.
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Como siempre digo, la cámara no consigue hacer justicia, bueno en este caso el móvil.
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Una imagen también bastante habitual por allí, los descapotables, pilotados por “jovencitos”, jejeje.
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El último tramo de bajada es bastante rápido, así que bajamos ligeros.   Llegamos a la ciudad de Aosta, y como ya era tarde, decidimos que nada más consiguiéramos salir del laberinto “aostiano”, nos quedaríamos en el primer hotel que tuviéramos oportunidad, habíamos conseguido adelantar algo más de cien kms con el Gran San Bernard de por medio, no estaba mal.


Encontramos este hotel al lado de la carretera, pasados cinco o seis kms de Aosta,  en la localidad de Sarre, y ahora que lo pienso ni siquiera recuerdo el nombre del hotel, nada del otro mundo pero correcto.
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Tras acomodarnos, salimos en busca de un sitio para cenar y tuvimos que patear un buen rato, hasta que encontramos una pizzería de inspiración yanqui a pocos metros del hotel.  Una pizza, una birra, música country, y a dormir.



Continuará ...............
 
Mi más sincera enhorabuena por los comentarios y las fotos. Partes que se quedaron sin cubrir hace dos años ya las tengo in mente gracias a vuestro viaje.

V'ssssssssssssssssssssss ;)
 
Gracias Javigor,  y me alegro que te sean de utilidad algunos datos.


Sigo y acabo ya la crónica ......



Séptima etapa, día 26/06/2011,  Sarre(Italia) – Benicásim/Alboraya(España)  1.537/1.618 kms (la gran bestialidad)


http://maps.google.es/maps?saddr=Fr...6_w&mra=mi&mrsp=15&sz=12&z=12



Salimos sobre las ocho de la mañana,  con la idea de continuar avanzando un poco cada día respecto al trayecto programado, así que nos disponíamos a recortar a la etapa final otro centenar de kms, de tal modo, que ese día Manuel, “sólo” tuviera que hacer unos 1.000 kms y no los 1.200 que teníamos planificados al principio, y que en nuestra tremenda inocencia, nos parecían muchos, jejeje.


Antes de empezar la subida al Petit San Bernard, descansados, con fresquito, poco tráfico, buen asfalto y parajes increíbles,  como se disfruta de la moto así.
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Atacamos las primeras horquillas del Petit, sin problema, menudo entrenamiento no llevamos ya, jejeje.
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Vistas desde la subida.
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Parada contemplativa en las primeras horquillas del Petit San Bernard.
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En plena ascensión.
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Ya en la cima, dejamos Italia.
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Y entramos en la France.
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Para que quede constancia.
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Y el que faltaba.
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Impresionantes panorámicas al iniciar la bajada.
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Otra más, impresionantes al natural.
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Si las fotos os parecen bonitas, tendríais que verlo en vivo.
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Y uno siempre piensa, de donde le vendrá lo de Petit?, porque la bajada es larguíiiiiiiissssssiimmmmmaaaaaaaa.

Una vez descendido el Petit S. Bernard y la estación de esquí de la Rosiere, recorremos unos cuantos kms por una entretenida carretera, y llegamos a Val d’Isere, última población antes de atacar el segundo de los colosos alpinos, el col de L’Iserán.


En plena ascensión, vistas de Val d’Isere.
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Ambos dos tras coronar el Iserán.
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Al llegar arriba nos informan de que hay una competición de esquí-roller o algo parecido, y que la bajada dirección Bonneval-sur-Arc estará cerrada hasta la una, y son poco más de las diez y media, vaya, pues que bien, y no se hubiera podido poner algún cartel indicador a la altura de Val d’Isere, por lo menos?.


Aquí empieza la bajada que no nos dejan hacer.
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Aquí uno de los culpables.
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La peña esperando la llegada de los rollers.
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Algunas vistas desde la cima del Iserán, el segundo coloso alpino con 2.770 metros.
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Aprovechamos para descansar un poco, nos tomamos un café, y compramos pegatinas mientras decidíamos qué hacer.   La idea de esperar allí arriba más de dos horas, no nos apetecía, así que decididos volver sobre nuestros pasos y retroceder hasta Bourg Saint Maurice, para desde allí ir en busca de Moutiers, coger la autopista en un intento de recuperar algo del tiempo perdido, y por Albertville bajar hasta Saint Michel de Maurienne,  donde cogeríamos el desvío hacia el col du Telepraphe.

La idea de adelantar algunos kms en el día de hoy se estaba complicando, primero porque la intención era bajar el Iserán y acortar por el Mont Saint Cenis hasta Briançon, pero a Manuel le apetece hacer el Galibier, lo que alargará la ruta en unos 25-30 kms y además con la propia subida y bajada,  que supondrá media hora más,  si le añadimos la vuelta que tenemos que dar por estar cortado el Iserán, pues mal pinta la cosa, tendremos que quedarnos en Jausiers, antes de iniciar la subida al col de la Bonette, tal como estaba previsto en un primer momento, así que lo adelantado ayer, prácticamente nos servirá para cumplir con el plan que teníamos para hoy, vaya.

Hacemos una parada en una estación de servicio a mitad de camino con la intención de repostar, aunque todavía teníamos bastante autonomía, afortunadamente, y sorpresa estación de servicio cerrada, joer, no me acordaba que estábamos en Francia y era domingo a mediodía.

Continuamos por la autopista hasta Saint Michel de Maurienne, pensando que en los 60-70 kms que nos quedaban hasta allí tenía que haber alguna gasolinera, pero no, era un tramo de autopista muy tranquilo, y la estación de servicio más cercana estaba justo después de la salida que nosotros teníamos que tomar, vaya que suerte, Manuel está seco, así que no tenemos más remedio que parar, aunque eso nos cuesta tener que hacer 15-20 kms más hasta Modane,  salirnos de la autopista y retroceder otra vez hasta Saint Michel de Maurienne, bufffffffff que día llevamos con los desvíos.


Por fin y con bastante calor pues eran ya más de las dos de la tarde, llegamos al Col du Telegraphe, que es un puerto corto que conecta con el Galibier.
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Posado de rigor en la cima del Telegraphe.
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Y el otro que faltaba.
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Con el calor que hacía, y ni quitarnos los cascos, no sé si somos rudos moteros, o somos feos moteros, y así se disimula algo, jajaja.

Tenía un gratísimo recuerdo de este puerto del año pasado, pero en esta ocasión, no lo hice con comodidad, apenas iniciada la subida y en un par de trazadas,  la rueda delantera me hizo unos movimientos raros, como de no agarrar bien,  por un momento pensé que había pinchado, total con el día que llevábamos no sería de extrañar, así que acabé la corta subida con poca confianza.

Al final me di cuenta del problema, esas tiras negras de asfalto que ponen, supongo que para rellenar grietas, cada vez que te pillaba la trazada encima de ellas, el neumático delantero bailaba, joer, alguna vez se hará algo pensando en las motos?.


En la cima, ambientazo, se notaba que era domingo.
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Tras un descenso casi inexistente, atacamos un nuevo coloso, el Galibier.


En plena ascensión.
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Otra panorámica más, espectacular.
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Y otra, increíble.
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Llegamos a la altura del túnel, y tenemos suerte, el año pasado no pude llegar hasta arriba del todo,  ya que estaba cerrado por nieve y tenías que desviarte por el túnel, este año está abierto, así que, a la conquista de la cima.
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Llegamos a la cima, y aglomeración de gente, que cantidad de ciclistas y de motos había, foto y a correr.
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El compañero consigue acercarse un poco más.
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Iniciamos la bajada, como se puede observar las protecciones son nulas.
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Después de unos minutos bajando, vistas son impresionantes y acoj… antes, jejeje.
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Otra más, sobran las palabras.
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Y otra.
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La última del descenso del Galibier.
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Después del descenso del Galibier continuamos por el col de Lautaret, que hacemos en sentido contrario a la ida, en dirección Briançon.

Llegamos a Briançon y de allí rápidamente y sin detenernos, a por el col d’Izoard, que también hicimos en sentido contrario el primer día, y que como creo haber comentado, es uno de mis favoritos de los Alpes franceses.

Es un puerto con mucho arbolado,  buen asfalto y curvas espectaculares,  así que al poco de empezar a subirlo, hacemos una parada para descansar en una sombra, el calor estaba apretando durante todo el día, y queremos acabar de subirlo descansados.  Mientras tanto nos dedicamos a disfrutar del desfile de motos, que cantidad de gente subiendo y bajando el puerto.

Nos encontrábamos en una pequeña recta, entre dos horquillas en plena subida, así que entre los árboles divisabas la recta de abajo, la recta en la que estábamos y la de arriba, y allí en absoluto silencio, en medio de la nada,  de repente empezabas a oír el sonido in crescendo de alguna ducatona,  como me gusta su sonido.    Frenada y  reducción para atacar la primera horquilla, trazaban la curva y  enroscaban el puño para hacer la pequeña recta en la que nos encontrábamos, frenada, nueva reducción y a por la otra horquilla, y acelerar de nuevo con furia, mientras tú escuchabas extasiado esa música, jejeje. 

Otra de las motos que me impactan son las reinas de los Alpes, es decir las Adventure, cuando te las encuentras de cara, de repente, saliendo de una curva ciega, se te echan encima acelerando con ese sonido ronco tan característico del bóxer, y te ves ese bicho que yo llamo cariñosamente “brontosaurio”,  con sus maletas, su baúl y su alemán de 1,90 jejeje, y es sencillamente imponente, te dan ganas de apartarte y decirle, pasa, pasa,  jejeje, una auténtica gozada.
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Así que nosotros eufóricos y oliendo a gasolina quemada, no quisimos ser menos, al reemprender la marcha, nos apostamos sucesivamente en una curva guapa, para hacernos la típica foto carbonilla, si ya lo sé, es tarde para madurar, jejeje.

Aquí Manuel, negociando la horquilla con decisión.
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Esa no es, esa fue de entrenamiento, jajaja.  Esta si, jejeje.
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Aquí el Bucéfalo, empleándose.
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Después de la foto, continuamos hasta la cima, Manuel sale unos segundos antes, y yo me encuentro con un coche, que me hace perder unos pocos segundos más, así que cuando le puedo adelantar, me dispongo a alcanzar a mi compañero, subo a buen ritmo pero no lo veo, cómo es posible?, llego a la cima sin poderle dar caza, y eso que Manuel antes de partir tenía miedo de no poder seguir mi ritmo, menudo curso intensivo de pilotaje se ha marcado el tío, jejeje.

Nada más bajar de la moto,  me dice con una sonrisa de oreja a oreja, en el  tramo final, me he fundido a dos Adventures, pero qué dices Manuel?, eso no se hace, ni se dice, estás hecho un carbonilla,  está claro que soy una mala influencia, jajaja.

Bajamos el col d’Izoard a ritmo alegre, y hacemos de nuevo y en sentido contrario al primer día, la Combe du Queyras, para llegar a Guillestre, y de ahí a por el col de Vars, que vicio tenemos, jejeje.


A mitad de la ascensión al col de Vars, foto panorámica de Guillestre.
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Coronamos el puerto y prácticamente sin detenernos, iniciamos la bajada hasta Jausiers, que era el destino original previsto, a los pies del col de la Bonette.


A la salida del pueblo y antes de hacer la Bonette, un descansito, reponer líquidos, vaciar otros, jejeje, y deliberar, qué hacemos?.
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Son poco más de las seis de la tarde, una hora estupenda para buscar hotel y dejarnos para mañana la Bonette y el resto de la etapa, son unos 1.200 kms, unos 85 menos yo, pero tres cuartas partes son por autopista,  es una paliza y llegaremos de noche a casa, pero creo que es factible hacerlo si salimos temprano.

Manuel me dice, que porqué no continuamos un poco más?, le digo que tenemos la subida y bajada de la Bonette, que es un puerto largo, con  2.802 metros de altura, y que dudo mucho que en ese trayecto, que pueden ser unos 50 kms y que nos costará lo menos una hora y media de hacer,  podamos encontrar alojamiento, que tendríamos que bajar hasta S. Etienne de Tinee y probar suerte y si no encontramos nada,  ir bajando e ir probando, pero deben ser pueblos pequeños, y estaremos hablando ya de prácticamente las ocho de la tarde, algunas nubes empiezan a asomar, es probable que en la cima o el algún punto del puerto nos llueva.


Aquí el Bucéfalo, no sé si me mira con cara de lástima, pensando, estos tíos están majaras, o tiene una sonrisa socarrona, pensando, estos tíos están majaras, jejeje.  Al fondo Jausiers, donde personas cuerdas se hubieran quedado a pasar la noche, obviamente no era nuestro caso.
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Manuel me dice que no ve problema, pues nada, le digo de coña, al final tirando, tirando, un poco más, un poco más, o nos salimos del mapa o llegamos a casa.

Entonces Manuel en un alarde de inconsciencia, me suelta, perdóneseme la expresión, pero es que es muy castiza y hay que reflejarla tal cual, “no hi ha collons” (supongo que no hace falta traducir, pero “no hay cojines” jejeje),  que un castellano parlante como Manuel, me suelte eso y en mi lengua materna, eso son las palabras mágicas para un valenciano, me quedo mirándolo, intentando calibrar si tiene la mirada perdida,  si le ha dado una lipotimia y no se ha enterado todavía, o es que este tío es más duro que el pedernal.

Manuel, tú estás mal de la bola, no?, llevamos seis días de moto y unos 3.500 kms,  solo en el día de hoy hemos hecho 500 kms por carreteras de montaña, hemos subido y bajado el Petit San Bernard, la Rosiere, el Iserán, el Telegraphe, el Galibier, el Izoard, el de Vars, puertos todos menos el Telepraphe que superan los 2.000 metros de altura, y nos quedan, a mí, algo más de 1.000 kms hasta casa, con la Bonette de por medio, y a ti, unos 1.100 kms, eso es una brutalidad y una auténtica locura.

Ya lo sé, me dice, tienes razón, es una barbaridad, ni siquiera he pensado lo que decía, pero si que podemos adelantar un poco y buscar alojamiento en esos pueblos que hay después, ya iremos viendo sobre la marcha, no?

Vale pues, en marcha, y con esas intenciones atacábamos la Bonette, eran algo más de las seis de la tarde, la ventaja es que el tiempo refrescaba, y el tráfico escaseaba, como no, a esas horas ya no hay tanto zumbao suelto, jejeje.


Cerca de la cima, parada para hacer algunas panorámicas.
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Y otra, con nubes amenazantes.
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Que vistas.
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Aquí el culpable.
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Impresionante.
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Aquí uno de los locos de la colina, bueno esto es algo más que una colina, 2.802 metros, casi na.
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Manuel en la cima.
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Las fieles monturas también estaban, se lo merecen. 
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Qué se puede decir?.
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Lo de siempre, que la cámara no refleja la grandiosidad de estos paisajes.
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Sin palabras te quedas.
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Iniciamos la bajada de la Bonette y empieza a llover débilmente, vaya lo que nos faltaba para arreglarnos el día, pues nada, que no se diga.

Desde los 2.802 metros de la cima, bajamos el puerto a lo largo de una veintena de kms, hasta poco antes de St. Etienne de Tinee,  en los que descendimos hasta los 1.400 metros, en una bajada bonita, pero sin nada destacable después de todo lo que habíamos visto,  y que tuvimos que hacer con mucha calma debido a la lluvia.

A partir de ahí y desde esos 1.400 metros de altura, hasta llegar a nivel del mar muy cerca de Niza, teníamos unos 80 kms de auténtico disfrute, que se me han quedado grata e intensamente grabados en la memoria.

La zona es una auténtica pasada, es de esas carreteras que siempre pican ligeramente hacia abajo pero sin grandes pendientes, con buen asfalto, bonitos paisajes, bordeando un río en muchos tramos,  muy poco tráfico,  curvas medias y rápidas, que hicimos a buen ritmo, bueno según mi compañero, fue algo más que buen ritmo, jejeje,  disfrutando tremendamente de ese tramo, situado en pleno valle de la Tinee, y que nos quitó el cansancio de golpe, espectacular, uno de los mejores recuerdos que me llevo del viaje.

Hacemos parada para descansar y tomar un café que nos espabile un poco,  en Saint Sauveur sur Tinee, tengo que comunicarle a Manuel mi decisión, obviamente los intercomunicadores hace rato que no nos funcionan, desde las 8 de la mañana, llevamos 12 horas y las baterías no tienen carga.
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Durante el último tramo no paro de darle vueltas al guante lanzado por Manuel, mañana nos espera una etapa que una vez hecha toda la montaña, será prácticamente todo autopista, y con un calor bufffffff, y colas en los peajes bufffffff.

Así que le suelto al compañero, sabes lo que te digo, que con el olor a tigre que hacemos, no nos van a dar habitación en ningún sitio,  jejeje, así que nos vamos directos a casa, como lo ves?, pues lo que tú digas, con dos kinders y adelante, jejeje, que tío.

Al ataque pues, haremos como los de la película de 300, cuando le suelta aquello de “nuestras flechas ocultarán el sol, y el otro le contesta, pues lucharemos a la sombra”,  pues eso mismo pienso yo, si el sol se cansa de nosotros,  conduciremos a la sombra, jejeje,  vamos a cruzarnos la France de nuit, sin calor, sin atascos, interesante, aunque a mí, debido a mi falta de agudeza visual, hace tiempo que dejó de gustarme lo de conducir de noche.


Preparándonos para la locura.
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Continuamos por la divertida carretera, disfrutando como niños, hasta las inmediaciones de Niza, donde afortunadamente y al ser ya sobre las nueve de la noche y domingo, no había excesivo tráfico, enganchamos la autopista y empezamos a cabalgar.

Manuel me sigue infatigable a unos veinticinco metros,  se hace noche cerrada y las luces de la Vitrónica me molestan,  al cabo de un rato, en un peaje se lo comento, Manuel déjame un poco más de distancia que me deslumbras con las luces, tengo que ir tapándome los retrovisores con los codos, si ya lo sé, las llevo un poco altas me contesta, a partir de ahí y en un intento de no molestar, en lugar de dejarme quince o veinte metros más, que serían suficientes,  me deja más de doscientos metros, jejeje, me adelanta un escúter francés a la salida de un peaje, se pone a unos 120 kms/h, y en cuanto el Bucy coge velocidad le adelanto y voy dejándolo atrás.

Al cabo de un rato, no veo a Manuel, tan solo quería que me dejaras quince o veinte metros más,  no que te perdieras, jejeje, pero claro, los intercomunicadores están agotados,  nos acercamos al desvío de Marsella, y no le veo, será posible?,  reduzco un poco el ritmo  durante unos minutos, y sigue sin aparecer, como es posible, a que está siguiendo al francés del escúter pensando que soy yo,  jajaja, y como hago yo ahora, quiero parar en la próxima gasolinera y repostar antes de las 12 de la noche, porsiaca, y así ya no volver a parar hasta que lleguemos a España, pero este hombre no aparece.

Me paro en la siguiente estación de servicio y al cabo del momento me veo aparecer a Manuel, menos mal que el de la escúter también quería repostar, porque efectivamente, Manuel se había  encelao con él, confundiéndolo conmigo, jajaja, ainsssss.

Hombre Manuel, como tú por aquí.
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Seguimos cabalgando a 130 kms por hora, sin mucho tráfico y adelantando bastante, no hay colas, no hace calor, el problema es que mi agudeza visual cuando hay poca luz ya no es lo que era, y cuando en algunos momentos me encuentro sin tráfico delante que me sirva un poco de guía, todo está oscuro, lo paso mal, porque no quiero reducir la velocidad.

Y llegamos a la Jonquera, repostamos, descansamos un poco, una coca cola, y a la marcha.
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Nueva parada una vez pasada el área de Barcelona, hay que hacer estiramientos en cada descanso, la fatiga es ya importante, hemos tenido que recurrir a algún antiinflamatorio, jejeje, la p. edad.

Aquí el compañero, en clase de aerobic, jejeje, amanecía, y el sueño empezaba a acechar de manera peligrosa.
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Un café, una pasta y reanudamos la marcha.

Pero ni siquiera los cafés conseguían vencer el cansancio y el sueño acumulado, así que la última hora se me hizo durísima, no tanto por el cansancio, porque hacía horas que venía con el piloto automático, es que me dormía vivo, cantaba, me levantaba la visera, me pellizcaba la cara, pensaba en el trabajo, jejeje, ni por esas, bufffffffff que mal lo pasé, fue una temeridad.

Y lo que son las cosas de la vida, después de más de 4.500 kms a través de 4 países, a escasos 20 kms de Benicásim,  estuvimos a punto de liarla, jejeje.

Nos habíamos despedido ya unos cien kms antes, en el anterior descanso,  con la intención de no hacer más paradas hasta casa,  aunque lógicamente seguiríamos juntos hasta que yo tomara mi salida de la autopista.

Habíamos sido muy respetuosos con los límites de velocidad a lo largo de todo el viaje, pero en ese momento decidí incrementar el ritmo hasta unos moderados 130 kms/h, no tanto por estar en zona familiar, lo cual me hacía conocedor de la ubicación de esos cacharritos, que en un derroche de amabilidad y preocupación, instalan para velar por nuestra seguridad, no, sobre todo lo hacía porque me dormía, necesitaba aumentar un poco la velocidad para obligarme a estar más atento, y obviamente,  llegar cuanto antes.

Al cabo de un rato pierdo de vista a Manuel,  pero necesito seguir a ese ritmo o no llego,  es que voy demasiado rápido?, tampoco es tanto,  es la velocidad a la que hemos circulado largas horas en las autopistas francesas, me empiezo a preocupar y bajo el ritmo, buffffff que mal lo estoy pasando, y sigue sin alcanzarme, llevo ya algunos kms a velocidad moderada, bajo hasta 100 kms/h, estamos llegando a un área de servicio que hay apenas cuatro o cinco kms antes de mi salida, y aún así no lo veo, reduzco aún más, tomo el carril de entrada al área de servicio y le espero, al cabo de un par de minutos aparece, aparcamos y le pregunto que le ocurre.

Manuel me dice, estoy seco,  he tenido que bajar hasta 90 kms/h o no llegaba, pero qué dices?, y porqué no has repostado en el anterior área de servicio?, es que me he confiado,  el consumo en autopista no tiene nada que ver con el de las carreteras de montaña, por los pelos, joer que mal lo he pasado.

Y tan por los pelos, vamos a repostar pues, la gasolinera está allí a cien metros, le da al botón de arranque y la moto dice que no,  otra vez y nada, joer, si que está seca si, le digo sacúdela un poco que son cien metros y yo no tengo ganas de empujar, jejeje, después de unos meneos la bomba tiene suficiente gasolina para arrancar y llegar hasta la gasolinera, buffffffff que justito. 

A las ocho menos cuarto del lunes 27 de junio, con gran susto de mi mujer,  ya que lo único que sabía es que a las nueve de la noche estábamos por la zona de Niza,  no quise decirle nada más para no preocuparla,  entraba en casa, dando por finalizado el viaje alpino 2011, al pobre compañero Manuel todavía le quedaban casi 90 kms más hasta casa, animalico.

Algunas conclusiones.

Nunca te puedes confiar, como bien dice la sabiduría popular, “hasta el rabo, todo es toro”, jejeje.

Hay muchos compañeros que para evitar la autopista francesa, optan por el ferry entre Barcelona y Génova, yo aunque me lo he planteado, siempre he acabado descartándolo, no me gusta depender de horarios ajenos, mi moto y la carretera me hacen libre, aunque es una paliza.   

Pero esta opción “nocturna”, planteada con algo más de cabeza, me parece una muy buena opción.

Por ejemplo, en la ida, salíamos a las cuatro de la madrugada, lo que supone levantarte a las tres o antes como el caso del compañero, con los nervios propios del viaje, equivale a decir que duermes poco o nada, por tanto si en lugar de eso, te haces por la tarde una buena siesta, al estilo Cela, es decir, de pijama y orinal, jejeje, te levantas, te acabas de organizar, una ducha, cena ligera, un café cargado, y a las nueve o las diez de la noche, partes, me parece una opción muy a tener en cuenta.

Con ello te evitas el calor, el tráfico, las colas en algunos peajes, y adelantas un montón, y además el tramo nocturno lo haces al principio, descansado, con la primera claridad del día y antes de salir de la autopista francesa, te paras en una de sus estupendas áreas de descanso,  te tumbas en el césped un rato, descansas, das una cabezadita y a la marcha, interesante, jejeje.

Ala como siempre, premio para los que llegan hasta el final, jejeje,  hasta otra.
 
Impresionante viaje que os habéis marcado :D :D
Gracias por compartirlo con todos nosotros.
 
Excelente narracion y fotos, para el año q viene tomad nota los amantes d los alpes,
ALPEN MASTER, hay alguna info en la web del MOTO CLUB ZONA ESTIVAL, www.nokalkorretant.com aunque le falta algun detalle, para q no se diga que es muy facil conseguir un ALPEN MASTER
 
es un viaje, genial, me alegro que llegarais bien a casa, pero cuidado con los escesos, a veces se pagan.
saludos desde lugo ;)
 
Precioso viaje el que nos habeis ido mostrando.Enhorabuena ;)Sobre la experiencia de la noche ,nosotros realizamos una igual el año pasado, pero por no encontar ningun alojamiento a la vuelta en toda Francia. Empezamos divirtiendonos por diversos puertos desde Chamonix y a las 6 de la tarde a la altura del Vercors, empezamos a buscar hotel , y como no habia hasta casa. En resumen 1000KM de ruta de noche, depues de haber hecho 400km por los puertos alpinos ::)
 
No habia visto esta cronica...

ENHORABUENA! Muy buena!
 
Mi más sincera enhorabuena. Tomo muchos apuntes para agosto del 2012. Lo de la última etapa, sinceramente me parece una auténtica locura.

Me ha encantado vuestro viaje y si no fuera con la parienta, lo mismo lo repetiría paso por paso.

Por último, gracias por compartir en el foro.

V'ssssssssssssssssssssss ;)
 
Simplon+Pass+2005m+llac+de+les+granotes.jpg

Lago de las Ranas en el Simplon Pass. Especialmente dedicado a Fernando, que yo sé que sabe que en muchos Puertos existe un lago, en el que no siempre se reflejan las montañas, antes bien nosotros mismos...

Negro como un espíritu del Hades,
Ligero como un dios, la piel brillante,
Rebelde a la montura y al montante,
La crin flotando al viento desatado,
Relincha galopando en el camino
Hacia una libertad no restringida...


Mi buen amigo Fernando, escogiste a Bucéfalo para conquistar los paisajes de los Alpes en solitario y un buen día, un año después, partiste de nuevo a la reconquista de aquellos paraísos con Manuel, que montaba a Babieca. No sé si os encontrasteis con Marengo, pero sin duda, en algún momento, os cruzasteis con Strategos…

Muchísimas gracias por permitirnos compartir tus crónicas en “Alpes, Opera Prima de Frantrance y Jacques - II Parte”
aop.gif
V'sss!
 
llevo 5 viajes a los Alpes y estoy preparando el 6º, ignorante de mi me las daba de conocedor del arco alpino...gracias Boti, me has redescubierto Die Alpen...que cantidad de puertos que no conozco en esta crónica, chapeau!!!
sólo te ofrezco una humilde aportación...comentas al menos dos veces la imposibilidad de sacar una foto que le haga justicia a Interlaken y ES POSIBLE !!! recuerdo una carretera que ladeaba por la cresta sur, la Haupstrasse de Beatenberg a Thun...impresionante
gracias de nuevo por el curro
 
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