gdelasheras
Acelerando
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1ª ETAPA (6 de septiembre)
Bilbao - Solsona
Por fin en marcha
Salimos de Bilbao por la autopista, ya que, como conocemos la zona, nos interesa más avanzar y llegar a cenar a Solsona, donde hemos quedado con unos amigos para cenar. Pasado Pamplona, seguimos por la carretera del embalse de Yesa y que pasa Puente La Reina de Jaca. El día transcurre sin más novedad que una picadura de avispa en la nariz mientras nos acercábamos a Aínsa, pueblo que queríamos ver, al menos su plaza. Después del desvío, volvemos a tomar la autopista A2 para no llegar demasiado tarde a la cena con Pentax y con David.
Ver las fotos del día (22 imágenes)
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2ª ETAPA (7 de septiembre)
Solsona - Avignon
Entramos en Francia
Después de un paseo matutino por Solsona, seguimos la ruta recomendada por David y Pentax (alucinante, por cierto). Remontamos la carretera que lleva a la presa de la Llosa del Cavall, y de ahí a Berga, Ripoll, Camprodón... para pasar a Francia por el Col d'Ares. Es nuestro primer puerto, digamos, grande. A mí me sirve para recordar mi primera transpirenaica en la YBR125. De hecho, quería comer en el sitio donde comimos entonces, en un bar con gasolinera casi en la cima del puerto, pero estaba cerrado, como el bar de arriba. Así que bajamos a Prats-de-Molló-La Preste, donde comemos en una terraza cubierta, pues empieza a llover. Bajamos hasta Perpignan, donde cogemos la autopista para llegar a Avignon a tiempo de cenar y dar un paseo. Luego, el hotel resulta estar un poco "a las afueras", pero encontramos un lugar encantador para cenar en la plaza Saint-Pierre, en el centro histórico.
Ver las fotos del día (imágenes)
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3ª ETAPA (8 de septiembre)
Avignon - Saint André Les Alpes
Provenza y la garganta del río Verdon
Hoy, por primera vez, nada de autopista. Por la noche ha diluviado, y el ruido apenas nos ha dejado dormir, pero prácticamente no nos mojaremos, aunque al principio del día nos tocará rodar sobre asfalto mojado. El día anterior, en la autopista, los paneles luminosos avisaban de que había 'alerte météo'. Por suerte, la consulta de las previsiones era tranquilizadora, ya que dejábamos atrás la tormenta en nuestro avance hacia el este. Tras rodear las murallas de Avignon para hacerles fotos y ver el famoso puente, vamos enlazando carreteritas departamentales al albur del mapa. Avanzamos hasta llegar a la garganta del río Verdon, que recorremos en su versión más larga (un doble bucle que incluye la garganta y la aún más espectacular 'route des crêtes'). Comemos en una terraza de ambiente motero (algo que será muy frecuente en nuestro viaje). Después de la comida, nos acercamos a nuestro destino del día, pero como llegamos con tiempo, decidimos dar un rodeo que nos lleva a subir el Col de Toutes Aures antes de volver de nuevo a Saint André Les Alpes. El hotel, genial, con vistas al lago y una terraza en la que disfrutar del buen tiempo. Ah, las vacaciones.
Ver las fotos del día (24 imágenes)
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4ª ETAPA (9 de septiembre)
Saint André Les Alpes - Chateauroux
Por fin, Los Alpes
Por la mañana, ya metidos de lleno en el horario europeo (madrugar y acostarse pronto es extraño para alguien que trabaja por la tarde-noche, como es nuestro caso), desandamos parte del camino para pasar por el lago que vimos ayer por la tarde al llegar al hotel. De allí, al primer puerto realmente alpino: el Col d'Allos, que hicimos detrás de dos porsches clásicos (no dejéis de ver las fotos), para bajar después a Barcelonnette, donde tomamos un café y un par de pasteles al sol. Y compramos lo que luego -entonces aún no lo sabíamos- sería nuestra cena.
Nuestra intención era subir La Bonette, pero la carretera estaba cortada por obras. Como estábamos de vacaciones, decidimos esperar. Y esperamos, rodeados de Ferraris y SLRs, y otros juguetitos de ese estilo (repito lo de las fotos). Finalmente, reabren el puerto y subimos estrenando el asfalto. Desde la Cime de la Bonette, bajamos hacia el lado italiano, y comemos en un refugio de montaña. El tiempo es bueno, pero hace fresco. Lo normal en estas fechas y a esta altura, supongo.
Nuestra intención era después pasar a Italia por el Col de la Lombarde, pero cuando llegamos a su cima, bajo un chaparrón. Un cartel avisa de que la carretera está cortada por obras en el lado italiano. Joder, podían haber avisado antes de hacer toda la subida (una sucesión de horquillas satánicas y mojadas, con frío y lluvia...). Nos vemos obligados a improvisar, porque no queremos volver a hacer La Bonette, que es espectacular, pero el riesgo de que nos toque estar parados otra hora es grande. Además, si abajo en el valle hace un tiempo de perros, allí arriba tiene que azotar de lo lindo.
Comienza la aventura, entonces. Pasamos sobre los restos de una granizada (todas las cunetas y tejados estaban blancos como si hubiera caído una nevada de aúpa) y vamos enlazando puertos menores a veinte por hora. Llueve, la carretera está sembrada de piedras caídas al asfalto por unas lluvias que han debido de ser muy, muy fuertes. Avanzamos despacio. Bendigo los puños calefactables mientras pasamos por pueblos que me suenan del tour.
Al final, pasamos el Col de la Couillole antes de enlazar con el Col de la Cayolle, que nos permite descender a Jausiers, y de ahí llegar al hotel bordeando el lago de la Serre-Ponçon. Como llegamos a las nueve de la noche, no llegamos a cenar a ningún sitio. Ah, los horarios europeos.
Ver las fotos del día (43 imágenes)
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5ª ETAPA (10 de septiembre)
Chateauroux - Chateauroux
Primera etapa circular
Salimos en dirección Briançon para disfrutar del primer puerto del día: el Izoard. Como hemos dejado las maletas en el hotel, vamos con menos bultos. En realidad, sólo la ropa se queda en Chateauroux, pues entre cámaras y demás, el baúl va a rebosar. Eso sí, no llevamos la sobredepósito. Y, claro, en la sobredepósito van los papeles de la moto. Pero de eso me daré cuenta más tarde, claro.
Después del Izoard, con mucho ambiente ciclista, por cierto, tocaba remontar el Col Agnei, al menos hasta la frontera italiana, donde nos daríamos la vuelta para volver hacia el hotel dando un rodeo por Guillaustres. De esa forma, dedicaríamos la tarde a rodear el lago Serre-Ponçon, carretera con buena pinta que habíamos recorrido casi de noche cuando llegábamos al hotel el primer día.
Después de descender el Agnei, llamado Agnello por el lado italiano, paramos a comer una pizza en una terraza al sol. Al poco, llegó Jochen, un alemán con el que nos habíamos encontrado en la cima del puerto, y nos juntamos a contarnos batallitas y tomar café.
Nos despedimos de él, que seguía su ruta hasta Baviera, y nos dirigimos a completar nuestra vuelta al lago. Por el camino, nos cruzaríamos con un tramo de enlace de un rally de coches clásicos. Ah, estos ricos y sus juguetes.
Ver las fotos del día (36 imágenes)
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6ª ETAPA (11 de septiembre)
Chateauroux - Les Houches
Grandes puertos alpinos del Tour
La etapa del día se resume fácilmente: Lautaret, Galibier, Télégraphe, Madeleine, l'Iseran, Petit Saint Bernard, Grand Saint Bernard, la Forclaz y des Montets... Más coles, vamos, que en un huerto de Bruselas. Casi quinientos kilómetros de lo más granado del asfalto alpino: origen y destino en Francia, pero cruzando por las esquinas de las Italia (Aosta) y Suiza (Martigny) francófonas.
Afortunadamente, el buen tiempo acompañó. Y tuvimos bastante suerte además, pues para comer dimos con una terraza con una comida buenísima pasado l'Iseran, justo después de Val d'Isère.
Es cierto que el trazado nos permitía decidir en el último momento si acortábamos por el túnel del Mont Blanc, pero al final nos vimos con tiempo y fuerzas de completar la ruta.
Los primeros puertos llegaron rápido. Lautaret, de hecho, es como un hombro en el ascenso al Galibier, del mismo modo que Télegraphe y Madeleine -glorificados por el Tour de Francia- pasan casi desapercibidos comparados con el gigante l'Iseran. Quizás el más desconocido, pero alucinante también.
Mención aparte, los dos San Bernardos. El primero, el pequeño, precioso en su vertiente francesa y más descuidado en la italiana. El segundo, el grande, perfecto en el lado italiano (con la precarga un tanto baja que llevábamos, el caballete rozó en alguna curva). El lado suizo, menos espectacular, pero compensa con la subida de La Forclaz, una ladera con un manto de viñas en pendiente que se remonta en forma de zig-zag.
El col des Montets también es discreto pero da paso al valle de Chamonix, con los picos más representativos de los Alpes a la izquierda de la carretera en el descenso hacia Les Houches.
Nos habíamos ganado la raclette de la que disfrutamos en el hotel. Además, nos ofrecieron una habitación con vistas al Mont Blanc (en realidad a la Aiguille du Midi) por el precio de una habitación con vistas al bosque, que era lo que habíamos reservado.
Ver las fotos del día (37 imágenes)
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7ª ETAPA (12 de septiembre)
Les Houches - Gluringen
A Suiza por el lago Lemán
Estamos en domingo, y aprovechamos para hacer una etapa, mitad enlace, mitad turística, pero al margen de las autopistas. Aprovechamos el paso natural que abre el valle de Clusaz entre Chamonix y el lago Lemán para ir -envueltos en bastante tráfico y una temperatura cada vez más alta- hasta Thonon y Evian, para ir, a partir de ahí, rodeando el lago por el sur y llegar hasta Montreux, hacerle unas fotos al castillo de Chillon -un antojo que tenía desde hace tiempo-, y de ahí, por carreteras nacionales (pues no habíamos adquirido la vignette para circular por las autopistas suizas) llegar hasta Gluringen a través de Sion, Brig...
Todavía no terminábamos de acostumbrarnos a los horarios tan continentales, y a punto estuvimos de nuevo de quedarnos sin comer por ir a horas que sólo a nosotros nos parecían normales. De hecho, llegamos a asomamos a varios sitios sin que nos dieran nada. Menos mal que al final, una camarera de origen portugués se apiadó de nosotros y pudimos comer en una terraza al borde de la carretera.
El pueblo donde habíamos reservado el hotel resultó ser un encantador lugar de postal, con sus chalés de madera y sus praderas perfectas, alguna iglesia de tejado apuntado aislada en el horizonte... Como el hotel, además, resultó ser muy agradable, decidimos quedarnos dos noches y destinar la etapa del día siguiente a los puertos suizos.
Ver las fotos del día (39 imágenes)
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8ª ETAPA (13 de septiembre)
Gluringen - Gluringen
Puertos suizos a mansalva
Se veía en el horizonte que el buen tiempo del que habíamos disfrutado no iba a ser eterno. Aún así, confiados en que el día iría levantando según nos acercáramos a los puertos más altos, montamos los bártulos en la moto. Como habíamos prorrogado nuestra estancia en el hotel, salimos sin maletas ni sobredepósito. Además, la situación de Gluringen nos permitía dedicarnos a las partes altas sin tener que hacer ningún tramo largo hasta el comienzo de los puertos, ni tampoco para volver a dormir.
Antes de las diez de la mañana ya estábamos en el Nufenenpass (o passo della Novena, pues conecta con la Suiza italófona). En la cima nevaba y la temperatura frisaba los cero grados.
Después, el San Gotardo. Como no acertamos con el trazado clásico, el adoquinado, subimos hasta arriba por el tramo renovado y desde el hospicio del paso descendimos por la vía romana empedrada hasta Airolo, donde nos dimos la vuelta, volvimos a remontarlo para bajar hasta Hospental también por el trazado antiguo. En Hospental nos tomamos algo caliente, pero a qué precio. Exactamente, cinco ochenta euros por un café y un té. Suiza es así.
Después, la primera de las dos ascensiones del día al Furkapass. Como en el resto de puertos, la cima estaba envuelta por las nubes, pero la mayor parte del trazado estaba bajo ellas.
Desde el Furkapass enlazamos con el Grimsellpass, también con niebla en la cumbre. En el Sustenpass, más de lo mismo, aunque el día iba levantando muy poco a poco. Tanto, que en el segundo paso del Furkapass, al que llegamos con más margen del previsto, nos tiempo a hacer algo de turismo y visitar el glaciar en el que nace el río Ródano. Es el mismo río que pasa por debajo del puente de Aviñón y que habíamos visto casi una semana antes.
El único pero del día, que no conseguimos pegatina del Sustenpass. De todos los demás puertos, tenemos recuerdo. Lo que no sé es si habrá hueco suficiente en la tapa del baúl.
Ver las fotos del día (66 imágenes)
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9ª ETAPA (14 de septiembre)
Gluringen - Vellano
Montañas, lagos y neumáticos nuevos
Bajamos a Brig, donde habíamos quedado para reemplazar el neumático delantero. Con él como lo teníamos no habríamos llegado muy lejos. Nos ha costado como un juego completo en España. Más, realmente. Pero la tranquilidad de espíritu que da, no tiene precio. Y, por cierto, nos han invitado a un café en el concesionario Yamaha mientras tanto. Y la verdad es que hemos llegado con la moto, y en media hora estábamos ya saliendo por la puerta con la goma nueva.
Además, como habíamos averiguado que desde la carretera no se veía el Matterhorn, nos hemos ahorrado una vuelta frustrante.
Hemos cruzado a la parte 'italiana' de Suiza a través del Simplonpass, y por primera vez hemos atravesado un paso suizo con buen tiempo. Hemos aprovechado para hacernos fotos. Incluso de unas 'suicísimas' vacas con cencerros tallados que había por allí.
Luego, carreteras hiperestrechas para llegar al Lago Maggiore, donde -como estábamos en Italia- hemos comido pasta. Y a buen precio. Bueno, realmente todos los precios son buenos comparados con los suizos.
Finalmente hemos llegado al punto que marcaba el GPS como destino del hotel, pero allí no había nada. Hemos preguntado -en perfecto italiano, ¿quién lo diría?-, y nos han dicho que estaba más abajo (en realidad, la carretera terminaba allí, en Carena, donde estábamos), pero que estaba cerrado. Ups.
Falsa alarma. Luego, el sitio ha resultado ser un auténtico paraíso. Con una terraza con vistas al atardecer sobre el Lago Maggiore, a lo lejos, con el perfil de las montañas recortándose contra el sol. Es ahí donde ahora estoy escribiendo ésto, mientras Julia lee su novela con la mano haciendo de visera sobre la frente. Me he tomado ya un par de cervezas 'rossas' y empiezo a pensar despacio.
Ver las fotos del día (32 imágenes)
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10ª ETAPA (15 de septiembre)
Vellano - Livigno
Entre Suiza e Italia
Finalmente seguimos el plan previsto (que incluía paso de San Bernardino, Splügenpass, Malojapass, Berninapass, Forcola di Livigno...) , después de haber cenado en el restaurante del hotel. Cinco estrellas y no sé cuántos asteriscos. Al final, lo que ahorramos con la oferta de la habitación, casi lo pagamos entre la cena y el desayuno. Por lo menos el vino estaba muy bueno.
Relizamos la etapa según lo previsto. Tan bien la hicimos, que llegamos a comer al Paso del Bernina (con camarero italianizante fan de Rossi y que tenía una R1). Muy bonita la zona entre el Maloja, St. Moritz, Bernina... Una auténtica postal con un tiempo que acompañó casi hasta el final del día, que se nubló un poco, pero sin llegar a llover realmente.
El destino de la jornada, Livigno, una zona italiana pero con fiscalidad propia (la gasolina, por ejemplo, estaba a menos de un euro el litro), a la que llegamos con tanto tiempo que luego dimos un paseo. Julia me regaló una de las cámaras compactas con las que llevo tiempo encaprichado. A buen precio, eso sí.
Al día siguiente, el Stelvio y a Austria.
Ver las fotos del día (38 imágenes)
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11ª ETAPA (16 de septiembre)
Livigno - Lainach
El Stelvio, y a Austria
Salimos de Livigno con amenaza de lluvia, pero finalmente el tiempo aguantó. Las carreteras italianas están pobladas por extremos que duplican los límites de velocidad o no llegan a su mitad. Todo ello regado con una eterna línea continua. En fin.
Subimos el Stelvio y sus tornanti sin novedad. Una romería en la cima, eso sí. Hicimos la bajada por el lado con más pendiente y con las herraduras más cerradas. Quizás lo hicimos al revés. Bueno, para la próxima. Del Stelvio, bajada hasta Merano, para subir el Passo Giovo (muy bonito, por cierto, aunque con niebla cerrada en la cima). Comimos en una terraza en una propia 'kehre' de la carretera. Los precios en el Tirol, plagado de manzanas rojas casi violáceas, mejores que en el resto de destinos.
Después del Giovo/Jeufenpass, todo carretera 'nacional' hasta la entrada en Austria. Pese a que pensábamos que íbamos a tardar más, a las 18.30 h. estoy escribiendo ésto tirado en la cama del hotel. Me voy a la ducha antes de que se vaya la luz, que aún quiero hacer fotos.
Ver las fotos del día (35 imágenes)
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12ª ETAPA (17 de septiembre)
Lainach - Oberammergau
Niebla, frío... pues nos vamos a Baviera
El día se presentó cubierto de niebla, pero, optimistas de nosotros, nos lanzamos a la Grossglockner Hochalpenstrasse confiando en que se trataba de nubes bajas. Pues no: tres grados, una niebla del quince y lluvia. El ambiente ideal para disfrutar de una enrevesada carretera alrededor del pico más alto de Austria. Por lo menos, puedo decir que he recorrido esa carretera. Pero no me preguntéis cómo es el paisaje. Creo que espectacular, según los catálogos.
Así que, con el ánimo enmohecido por el agua y el frío, decidimos que tirararíamos por el camino más directo hacia el siguiente 'Gasthaus', esta vez ya en Alemania. El recorrido incluía parte de 'autobahn', a ratos atascada cerca de Munich. En otras ocasiones, en los cortos tramos sin límite de velocidad, con la moto limitada, me sentía como si llevara la 125. El carril de la izquierda era ese trozo de asfalto más allá de una frontera invisible e infranqueable.
Además, pudimos satisfacer otra de las tradiciones culinarias de nuestros viajes: la hamburguesería. Y encima Burger King.Ya puedo decir que puedo mantener una conversación en alemán del pelo:
- Doble Whopper
- ¿Menú?
- Ja
- Cola, wasser?
- Cola
- Maio, ketchup?
- Ketchup
Por cierto, que ni nos enteramos de cuándo entramos en Alemania. Vale que el idioma es el mismo que en Austria, pero qué menos que unas banderitas, qué se yo. Aunque sea sólo para las fotos.
Ver las fotos del día (18 imágenes)
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13ª ETAPA (18 de septiembre)
Oberammergau - Emmetten
Y también por agua
Lo que no sabíamos cuando decidimos que llegaríamos al centro de Suiza el día anterior es que el trayecto incluía un ferry. Pero eso es al final, antes deberíamos pasar de Baviera al Tirol austríaco por el Fernpass. Pasaríamos por Garmisch-Parterkirchen, y renunciábamos -para otro viaje- a ver Neuschwanstein. Para ganar tiempo, habida cuenta además de que la meteorología no era muy favorable, compraríamos la 'vignette' de las autopistas austríacas, que como se puede comprar para plazos muy cortos, costaba menos de cinco euros.
Cruzaríamos entonces Austria a buen ritmo, sin mayor novedad que parar en St. Anton a tomar un café y entrar un poco en calor. Habíamos planeado, además, pasar por Liechestein sólo por la gracia de incluír un país más en el tour. Lo mismo, hasta hacíamos por pasar por Andorra.
Una vez atravesado Liechestein, cosa que no lleva demasiado tiempo, como podéis suponer, entraríamos en Suiza para cruzarla un pcoo más al norte que por donde habíamos pasado días atrás. En lugar de los puertos más altos (que están situados al sur, cerca de la frontera con Italia), atravesaríamos la Suiza más lacustre, aunque también algún puerto de altura respetable, el Klausenpass (1.952 m.), pero mucho menos preparado y turístico que los Furka, Grimsel, Gottard, etc... Algo más rústico, más en el estilo de los puertos que solemos recorrer por Cantabria: carreterita estrecha, baches, vacas, niebla... Vamos, el 'pack' Portillo de Lunada al completo.
Sin embargo, una vez descendido el puerto (con niebla muy cerrada en la cima, y bajo las nubes en las partes intermedias), estábamos en la ladera sur del lago Vierwald-statter, y necesitábamos pasar a la sur. Después de preguntar en un puerto de ferrys, nos indicaron que en el pueblo de al lado, pasaba un ferry que llevaba a un pueblo desde el que se podía acceder por carretera al pueblo donde estaba nuestro hotel. Perdimos un ferry por poco, pero salía otro una hora después.
Ver las fotos del día (40 imágenes)
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14ª ETAPA (19 de septiembre)
Emmetten - Les Houches
Adiós, Suiza, adiós
Aunque nos costaba asumirlo, estábamos de vuelta. Dejar atrás Suiza era una prueba irrefutable de ello. Habíamos reservado en un hotel en el que ya habíamos estado en Les Houches, en Francia, así que sabíamos que este día nos tocaba volver a hacer La Forclaz y Des Montets para pasar a Francia. Tendríamos, además, que gastarnos los últimos francos, cosa que en Suiza se puede hacer con extrema facilidad.
El resumen del día es sencillo: pasaríamos por la zona de Interlaken, de ahí, al valle de Simmental (precioso, por cierto) para remontar el Col du Pillon y pasar a Aigle, ya en la Suiza francófona. El camino, a partir de ahí, ya era familiar para nosotros, pues lo habíamos hecho en la etapa del 11 de septiembre. Ésta vez, lo haríamos menos cansados, además. No preguntéis a los avisadores. Avisados estáis.
Comimos en el Col du Pillon y gastamos los últimos dineros suizos en sendos helados en lo alto de La Forclaz. En el hotel, si una semana antes tocó raclette, ésta vez era el turno de una fondue de queso con hongos. Uhm. Si lo pienso, aún me relamo.
Ver las fotos del día (40 imágenes)
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15ª ETAPA (20 de septiembre)
Les Houches - Moudeyres
Los Alpes quedan atrás
Seguimos hacia el SE, casi trazando una diagonal perfecta en el mapa, para así ir regresando a casa poco a poco. Todavía no teníamos claro por dónde pasaríamos a España, si de nuevo por Cataluña -por donde entramos en Francia dos semanas atrás-, por Aragón o por Navarra. En realidad, esta etapa aún no nos obligaba a tomar ninguna decisión. Se trataba de avanzar por zonas que no conocíamos, atentos a los desvíos a posibles lugares de interés.
]De esta forma, casi de modo involuntario, dejamos atrás Los Alpes y nos metemos en la zona del Monte Mezenc, donde habíamos reservado una habitación. Luego descubriríamos que podíamos habernos desviado para pasar por el Mont Ventoux. Será para otra.
Comimos en un McDonalds, aliado de la economía del viajero, antes de llegar a nuestro destino por carreteras en las que apenas podrían cruzarse un coche y una moto, enlazando pueblos según las órdenes de Simón, nuestro GPS.
Ver las fotos del día (14 imágenes)
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16ª ETAPA (21 de septiembre)
Moudeyres - Vinassan
Llegamos al Mediterráneo
El destino del día está junto a Narbona, lo que quiere decir que llegaríamos al Mediterráneo. No quiere decir eso que fuéramos a cruzar por autopista, ni mucho menos. También habíamos decidido que para acabar el viaje nos haríamos media transpirenaica. Pero eso será el siguiente capítulo, el de los dos últimos días.
Para el día de hoy habíamos decidido 'liarnos' en la primera mitad, y luego compensar el tiempo con la autopista, a la que podríamos incorporarnos a la altura de Millau. Eso nos permitiría cruzar el Parque Nacional de las Cévennes. Y eso hicimos. Se trata de una planicie situada a unos mil metros de altitud cruzada por gargantas de paredes verticales. Las carreteras que lo cruzan son más adecuadas para disfrutarlas con una moto de trail, pero no deben dejar de visitarse por ello. Quizás si las reasfaltan, ensanchan... pierdan ese encanto de circular kilómetros y kilómetros sin ver a nadie a la redonda, descontando vacas y caballos.
Antes de cruzar Las Cévennes, pasamos por Le-Puy-en-Velay, pueblo de casco histórico de traza medieval y una curiosa iglesia en un risco, St. Michel de la Aiguille.
Ver las fotos del día (28 imágenes)
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(continúa en la respuesta siguiente)
Bilbao - Solsona
Por fin en marcha
Salimos de Bilbao por la autopista, ya que, como conocemos la zona, nos interesa más avanzar y llegar a cenar a Solsona, donde hemos quedado con unos amigos para cenar. Pasado Pamplona, seguimos por la carretera del embalse de Yesa y que pasa Puente La Reina de Jaca. El día transcurre sin más novedad que una picadura de avispa en la nariz mientras nos acercábamos a Aínsa, pueblo que queríamos ver, al menos su plaza. Después del desvío, volvemos a tomar la autopista A2 para no llegar demasiado tarde a la cena con Pentax y con David.
Ver las fotos del día (22 imágenes)
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2ª ETAPA (7 de septiembre)
Solsona - Avignon
Entramos en Francia
Después de un paseo matutino por Solsona, seguimos la ruta recomendada por David y Pentax (alucinante, por cierto). Remontamos la carretera que lleva a la presa de la Llosa del Cavall, y de ahí a Berga, Ripoll, Camprodón... para pasar a Francia por el Col d'Ares. Es nuestro primer puerto, digamos, grande. A mí me sirve para recordar mi primera transpirenaica en la YBR125. De hecho, quería comer en el sitio donde comimos entonces, en un bar con gasolinera casi en la cima del puerto, pero estaba cerrado, como el bar de arriba. Así que bajamos a Prats-de-Molló-La Preste, donde comemos en una terraza cubierta, pues empieza a llover. Bajamos hasta Perpignan, donde cogemos la autopista para llegar a Avignon a tiempo de cenar y dar un paseo. Luego, el hotel resulta estar un poco "a las afueras", pero encontramos un lugar encantador para cenar en la plaza Saint-Pierre, en el centro histórico.
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3ª ETAPA (8 de septiembre)
Avignon - Saint André Les Alpes
Provenza y la garganta del río Verdon
Hoy, por primera vez, nada de autopista. Por la noche ha diluviado, y el ruido apenas nos ha dejado dormir, pero prácticamente no nos mojaremos, aunque al principio del día nos tocará rodar sobre asfalto mojado. El día anterior, en la autopista, los paneles luminosos avisaban de que había 'alerte météo'. Por suerte, la consulta de las previsiones era tranquilizadora, ya que dejábamos atrás la tormenta en nuestro avance hacia el este. Tras rodear las murallas de Avignon para hacerles fotos y ver el famoso puente, vamos enlazando carreteritas departamentales al albur del mapa. Avanzamos hasta llegar a la garganta del río Verdon, que recorremos en su versión más larga (un doble bucle que incluye la garganta y la aún más espectacular 'route des crêtes'). Comemos en una terraza de ambiente motero (algo que será muy frecuente en nuestro viaje). Después de la comida, nos acercamos a nuestro destino del día, pero como llegamos con tiempo, decidimos dar un rodeo que nos lleva a subir el Col de Toutes Aures antes de volver de nuevo a Saint André Les Alpes. El hotel, genial, con vistas al lago y una terraza en la que disfrutar del buen tiempo. Ah, las vacaciones.
Ver las fotos del día (24 imágenes)
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4ª ETAPA (9 de septiembre)
Saint André Les Alpes - Chateauroux
Por fin, Los Alpes
Por la mañana, ya metidos de lleno en el horario europeo (madrugar y acostarse pronto es extraño para alguien que trabaja por la tarde-noche, como es nuestro caso), desandamos parte del camino para pasar por el lago que vimos ayer por la tarde al llegar al hotel. De allí, al primer puerto realmente alpino: el Col d'Allos, que hicimos detrás de dos porsches clásicos (no dejéis de ver las fotos), para bajar después a Barcelonnette, donde tomamos un café y un par de pasteles al sol. Y compramos lo que luego -entonces aún no lo sabíamos- sería nuestra cena.
Nuestra intención era subir La Bonette, pero la carretera estaba cortada por obras. Como estábamos de vacaciones, decidimos esperar. Y esperamos, rodeados de Ferraris y SLRs, y otros juguetitos de ese estilo (repito lo de las fotos). Finalmente, reabren el puerto y subimos estrenando el asfalto. Desde la Cime de la Bonette, bajamos hacia el lado italiano, y comemos en un refugio de montaña. El tiempo es bueno, pero hace fresco. Lo normal en estas fechas y a esta altura, supongo.
Nuestra intención era después pasar a Italia por el Col de la Lombarde, pero cuando llegamos a su cima, bajo un chaparrón. Un cartel avisa de que la carretera está cortada por obras en el lado italiano. Joder, podían haber avisado antes de hacer toda la subida (una sucesión de horquillas satánicas y mojadas, con frío y lluvia...). Nos vemos obligados a improvisar, porque no queremos volver a hacer La Bonette, que es espectacular, pero el riesgo de que nos toque estar parados otra hora es grande. Además, si abajo en el valle hace un tiempo de perros, allí arriba tiene que azotar de lo lindo.
Comienza la aventura, entonces. Pasamos sobre los restos de una granizada (todas las cunetas y tejados estaban blancos como si hubiera caído una nevada de aúpa) y vamos enlazando puertos menores a veinte por hora. Llueve, la carretera está sembrada de piedras caídas al asfalto por unas lluvias que han debido de ser muy, muy fuertes. Avanzamos despacio. Bendigo los puños calefactables mientras pasamos por pueblos que me suenan del tour.
Al final, pasamos el Col de la Couillole antes de enlazar con el Col de la Cayolle, que nos permite descender a Jausiers, y de ahí llegar al hotel bordeando el lago de la Serre-Ponçon. Como llegamos a las nueve de la noche, no llegamos a cenar a ningún sitio. Ah, los horarios europeos.
Ver las fotos del día (43 imágenes)
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5ª ETAPA (10 de septiembre)
Chateauroux - Chateauroux
Primera etapa circular
Salimos en dirección Briançon para disfrutar del primer puerto del día: el Izoard. Como hemos dejado las maletas en el hotel, vamos con menos bultos. En realidad, sólo la ropa se queda en Chateauroux, pues entre cámaras y demás, el baúl va a rebosar. Eso sí, no llevamos la sobredepósito. Y, claro, en la sobredepósito van los papeles de la moto. Pero de eso me daré cuenta más tarde, claro.
Después del Izoard, con mucho ambiente ciclista, por cierto, tocaba remontar el Col Agnei, al menos hasta la frontera italiana, donde nos daríamos la vuelta para volver hacia el hotel dando un rodeo por Guillaustres. De esa forma, dedicaríamos la tarde a rodear el lago Serre-Ponçon, carretera con buena pinta que habíamos recorrido casi de noche cuando llegábamos al hotel el primer día.
Después de descender el Agnei, llamado Agnello por el lado italiano, paramos a comer una pizza en una terraza al sol. Al poco, llegó Jochen, un alemán con el que nos habíamos encontrado en la cima del puerto, y nos juntamos a contarnos batallitas y tomar café.
Nos despedimos de él, que seguía su ruta hasta Baviera, y nos dirigimos a completar nuestra vuelta al lago. Por el camino, nos cruzaríamos con un tramo de enlace de un rally de coches clásicos. Ah, estos ricos y sus juguetes.
Ver las fotos del día (36 imágenes)
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6ª ETAPA (11 de septiembre)
Chateauroux - Les Houches
Grandes puertos alpinos del Tour
La etapa del día se resume fácilmente: Lautaret, Galibier, Télégraphe, Madeleine, l'Iseran, Petit Saint Bernard, Grand Saint Bernard, la Forclaz y des Montets... Más coles, vamos, que en un huerto de Bruselas. Casi quinientos kilómetros de lo más granado del asfalto alpino: origen y destino en Francia, pero cruzando por las esquinas de las Italia (Aosta) y Suiza (Martigny) francófonas.
Afortunadamente, el buen tiempo acompañó. Y tuvimos bastante suerte además, pues para comer dimos con una terraza con una comida buenísima pasado l'Iseran, justo después de Val d'Isère.
Es cierto que el trazado nos permitía decidir en el último momento si acortábamos por el túnel del Mont Blanc, pero al final nos vimos con tiempo y fuerzas de completar la ruta.
Los primeros puertos llegaron rápido. Lautaret, de hecho, es como un hombro en el ascenso al Galibier, del mismo modo que Télegraphe y Madeleine -glorificados por el Tour de Francia- pasan casi desapercibidos comparados con el gigante l'Iseran. Quizás el más desconocido, pero alucinante también.
Mención aparte, los dos San Bernardos. El primero, el pequeño, precioso en su vertiente francesa y más descuidado en la italiana. El segundo, el grande, perfecto en el lado italiano (con la precarga un tanto baja que llevábamos, el caballete rozó en alguna curva). El lado suizo, menos espectacular, pero compensa con la subida de La Forclaz, una ladera con un manto de viñas en pendiente que se remonta en forma de zig-zag.
El col des Montets también es discreto pero da paso al valle de Chamonix, con los picos más representativos de los Alpes a la izquierda de la carretera en el descenso hacia Les Houches.
Nos habíamos ganado la raclette de la que disfrutamos en el hotel. Además, nos ofrecieron una habitación con vistas al Mont Blanc (en realidad a la Aiguille du Midi) por el precio de una habitación con vistas al bosque, que era lo que habíamos reservado.
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7ª ETAPA (12 de septiembre)
Les Houches - Gluringen
A Suiza por el lago Lemán
Estamos en domingo, y aprovechamos para hacer una etapa, mitad enlace, mitad turística, pero al margen de las autopistas. Aprovechamos el paso natural que abre el valle de Clusaz entre Chamonix y el lago Lemán para ir -envueltos en bastante tráfico y una temperatura cada vez más alta- hasta Thonon y Evian, para ir, a partir de ahí, rodeando el lago por el sur y llegar hasta Montreux, hacerle unas fotos al castillo de Chillon -un antojo que tenía desde hace tiempo-, y de ahí, por carreteras nacionales (pues no habíamos adquirido la vignette para circular por las autopistas suizas) llegar hasta Gluringen a través de Sion, Brig...
Todavía no terminábamos de acostumbrarnos a los horarios tan continentales, y a punto estuvimos de nuevo de quedarnos sin comer por ir a horas que sólo a nosotros nos parecían normales. De hecho, llegamos a asomamos a varios sitios sin que nos dieran nada. Menos mal que al final, una camarera de origen portugués se apiadó de nosotros y pudimos comer en una terraza al borde de la carretera.
El pueblo donde habíamos reservado el hotel resultó ser un encantador lugar de postal, con sus chalés de madera y sus praderas perfectas, alguna iglesia de tejado apuntado aislada en el horizonte... Como el hotel, además, resultó ser muy agradable, decidimos quedarnos dos noches y destinar la etapa del día siguiente a los puertos suizos.
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8ª ETAPA (13 de septiembre)
Gluringen - Gluringen
Puertos suizos a mansalva
Se veía en el horizonte que el buen tiempo del que habíamos disfrutado no iba a ser eterno. Aún así, confiados en que el día iría levantando según nos acercáramos a los puertos más altos, montamos los bártulos en la moto. Como habíamos prorrogado nuestra estancia en el hotel, salimos sin maletas ni sobredepósito. Además, la situación de Gluringen nos permitía dedicarnos a las partes altas sin tener que hacer ningún tramo largo hasta el comienzo de los puertos, ni tampoco para volver a dormir.
Antes de las diez de la mañana ya estábamos en el Nufenenpass (o passo della Novena, pues conecta con la Suiza italófona). En la cima nevaba y la temperatura frisaba los cero grados.
Después, el San Gotardo. Como no acertamos con el trazado clásico, el adoquinado, subimos hasta arriba por el tramo renovado y desde el hospicio del paso descendimos por la vía romana empedrada hasta Airolo, donde nos dimos la vuelta, volvimos a remontarlo para bajar hasta Hospental también por el trazado antiguo. En Hospental nos tomamos algo caliente, pero a qué precio. Exactamente, cinco ochenta euros por un café y un té. Suiza es así.
Después, la primera de las dos ascensiones del día al Furkapass. Como en el resto de puertos, la cima estaba envuelta por las nubes, pero la mayor parte del trazado estaba bajo ellas.
Desde el Furkapass enlazamos con el Grimsellpass, también con niebla en la cumbre. En el Sustenpass, más de lo mismo, aunque el día iba levantando muy poco a poco. Tanto, que en el segundo paso del Furkapass, al que llegamos con más margen del previsto, nos tiempo a hacer algo de turismo y visitar el glaciar en el que nace el río Ródano. Es el mismo río que pasa por debajo del puente de Aviñón y que habíamos visto casi una semana antes.
El único pero del día, que no conseguimos pegatina del Sustenpass. De todos los demás puertos, tenemos recuerdo. Lo que no sé es si habrá hueco suficiente en la tapa del baúl.
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9ª ETAPA (14 de septiembre)
Gluringen - Vellano
Montañas, lagos y neumáticos nuevos
Bajamos a Brig, donde habíamos quedado para reemplazar el neumático delantero. Con él como lo teníamos no habríamos llegado muy lejos. Nos ha costado como un juego completo en España. Más, realmente. Pero la tranquilidad de espíritu que da, no tiene precio. Y, por cierto, nos han invitado a un café en el concesionario Yamaha mientras tanto. Y la verdad es que hemos llegado con la moto, y en media hora estábamos ya saliendo por la puerta con la goma nueva.
Además, como habíamos averiguado que desde la carretera no se veía el Matterhorn, nos hemos ahorrado una vuelta frustrante.
Hemos cruzado a la parte 'italiana' de Suiza a través del Simplonpass, y por primera vez hemos atravesado un paso suizo con buen tiempo. Hemos aprovechado para hacernos fotos. Incluso de unas 'suicísimas' vacas con cencerros tallados que había por allí.
Luego, carreteras hiperestrechas para llegar al Lago Maggiore, donde -como estábamos en Italia- hemos comido pasta. Y a buen precio. Bueno, realmente todos los precios son buenos comparados con los suizos.
Finalmente hemos llegado al punto que marcaba el GPS como destino del hotel, pero allí no había nada. Hemos preguntado -en perfecto italiano, ¿quién lo diría?-, y nos han dicho que estaba más abajo (en realidad, la carretera terminaba allí, en Carena, donde estábamos), pero que estaba cerrado. Ups.
Falsa alarma. Luego, el sitio ha resultado ser un auténtico paraíso. Con una terraza con vistas al atardecer sobre el Lago Maggiore, a lo lejos, con el perfil de las montañas recortándose contra el sol. Es ahí donde ahora estoy escribiendo ésto, mientras Julia lee su novela con la mano haciendo de visera sobre la frente. Me he tomado ya un par de cervezas 'rossas' y empiezo a pensar despacio.
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10ª ETAPA (15 de septiembre)
Vellano - Livigno
Entre Suiza e Italia
Finalmente seguimos el plan previsto (que incluía paso de San Bernardino, Splügenpass, Malojapass, Berninapass, Forcola di Livigno...) , después de haber cenado en el restaurante del hotel. Cinco estrellas y no sé cuántos asteriscos. Al final, lo que ahorramos con la oferta de la habitación, casi lo pagamos entre la cena y el desayuno. Por lo menos el vino estaba muy bueno.
Relizamos la etapa según lo previsto. Tan bien la hicimos, que llegamos a comer al Paso del Bernina (con camarero italianizante fan de Rossi y que tenía una R1). Muy bonita la zona entre el Maloja, St. Moritz, Bernina... Una auténtica postal con un tiempo que acompañó casi hasta el final del día, que se nubló un poco, pero sin llegar a llover realmente.
El destino de la jornada, Livigno, una zona italiana pero con fiscalidad propia (la gasolina, por ejemplo, estaba a menos de un euro el litro), a la que llegamos con tanto tiempo que luego dimos un paseo. Julia me regaló una de las cámaras compactas con las que llevo tiempo encaprichado. A buen precio, eso sí.
Al día siguiente, el Stelvio y a Austria.
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11ª ETAPA (16 de septiembre)
Livigno - Lainach
El Stelvio, y a Austria
Salimos de Livigno con amenaza de lluvia, pero finalmente el tiempo aguantó. Las carreteras italianas están pobladas por extremos que duplican los límites de velocidad o no llegan a su mitad. Todo ello regado con una eterna línea continua. En fin.
Subimos el Stelvio y sus tornanti sin novedad. Una romería en la cima, eso sí. Hicimos la bajada por el lado con más pendiente y con las herraduras más cerradas. Quizás lo hicimos al revés. Bueno, para la próxima. Del Stelvio, bajada hasta Merano, para subir el Passo Giovo (muy bonito, por cierto, aunque con niebla cerrada en la cima). Comimos en una terraza en una propia 'kehre' de la carretera. Los precios en el Tirol, plagado de manzanas rojas casi violáceas, mejores que en el resto de destinos.
Después del Giovo/Jeufenpass, todo carretera 'nacional' hasta la entrada en Austria. Pese a que pensábamos que íbamos a tardar más, a las 18.30 h. estoy escribiendo ésto tirado en la cama del hotel. Me voy a la ducha antes de que se vaya la luz, que aún quiero hacer fotos.
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12ª ETAPA (17 de septiembre)
Lainach - Oberammergau
Niebla, frío... pues nos vamos a Baviera
El día se presentó cubierto de niebla, pero, optimistas de nosotros, nos lanzamos a la Grossglockner Hochalpenstrasse confiando en que se trataba de nubes bajas. Pues no: tres grados, una niebla del quince y lluvia. El ambiente ideal para disfrutar de una enrevesada carretera alrededor del pico más alto de Austria. Por lo menos, puedo decir que he recorrido esa carretera. Pero no me preguntéis cómo es el paisaje. Creo que espectacular, según los catálogos.
Así que, con el ánimo enmohecido por el agua y el frío, decidimos que tirararíamos por el camino más directo hacia el siguiente 'Gasthaus', esta vez ya en Alemania. El recorrido incluía parte de 'autobahn', a ratos atascada cerca de Munich. En otras ocasiones, en los cortos tramos sin límite de velocidad, con la moto limitada, me sentía como si llevara la 125. El carril de la izquierda era ese trozo de asfalto más allá de una frontera invisible e infranqueable.
Además, pudimos satisfacer otra de las tradiciones culinarias de nuestros viajes: la hamburguesería. Y encima Burger King.Ya puedo decir que puedo mantener una conversación en alemán del pelo:
- Doble Whopper
- ¿Menú?
- Ja
- Cola, wasser?
- Cola
- Maio, ketchup?
- Ketchup
Por cierto, que ni nos enteramos de cuándo entramos en Alemania. Vale que el idioma es el mismo que en Austria, pero qué menos que unas banderitas, qué se yo. Aunque sea sólo para las fotos.
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13ª ETAPA (18 de septiembre)
Oberammergau - Emmetten
Y también por agua
Lo que no sabíamos cuando decidimos que llegaríamos al centro de Suiza el día anterior es que el trayecto incluía un ferry. Pero eso es al final, antes deberíamos pasar de Baviera al Tirol austríaco por el Fernpass. Pasaríamos por Garmisch-Parterkirchen, y renunciábamos -para otro viaje- a ver Neuschwanstein. Para ganar tiempo, habida cuenta además de que la meteorología no era muy favorable, compraríamos la 'vignette' de las autopistas austríacas, que como se puede comprar para plazos muy cortos, costaba menos de cinco euros.
Cruzaríamos entonces Austria a buen ritmo, sin mayor novedad que parar en St. Anton a tomar un café y entrar un poco en calor. Habíamos planeado, además, pasar por Liechestein sólo por la gracia de incluír un país más en el tour. Lo mismo, hasta hacíamos por pasar por Andorra.
Una vez atravesado Liechestein, cosa que no lleva demasiado tiempo, como podéis suponer, entraríamos en Suiza para cruzarla un pcoo más al norte que por donde habíamos pasado días atrás. En lugar de los puertos más altos (que están situados al sur, cerca de la frontera con Italia), atravesaríamos la Suiza más lacustre, aunque también algún puerto de altura respetable, el Klausenpass (1.952 m.), pero mucho menos preparado y turístico que los Furka, Grimsel, Gottard, etc... Algo más rústico, más en el estilo de los puertos que solemos recorrer por Cantabria: carreterita estrecha, baches, vacas, niebla... Vamos, el 'pack' Portillo de Lunada al completo.
Sin embargo, una vez descendido el puerto (con niebla muy cerrada en la cima, y bajo las nubes en las partes intermedias), estábamos en la ladera sur del lago Vierwald-statter, y necesitábamos pasar a la sur. Después de preguntar en un puerto de ferrys, nos indicaron que en el pueblo de al lado, pasaba un ferry que llevaba a un pueblo desde el que se podía acceder por carretera al pueblo donde estaba nuestro hotel. Perdimos un ferry por poco, pero salía otro una hora después.
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14ª ETAPA (19 de septiembre)
Emmetten - Les Houches
Adiós, Suiza, adiós
Aunque nos costaba asumirlo, estábamos de vuelta. Dejar atrás Suiza era una prueba irrefutable de ello. Habíamos reservado en un hotel en el que ya habíamos estado en Les Houches, en Francia, así que sabíamos que este día nos tocaba volver a hacer La Forclaz y Des Montets para pasar a Francia. Tendríamos, además, que gastarnos los últimos francos, cosa que en Suiza se puede hacer con extrema facilidad.
El resumen del día es sencillo: pasaríamos por la zona de Interlaken, de ahí, al valle de Simmental (precioso, por cierto) para remontar el Col du Pillon y pasar a Aigle, ya en la Suiza francófona. El camino, a partir de ahí, ya era familiar para nosotros, pues lo habíamos hecho en la etapa del 11 de septiembre. Ésta vez, lo haríamos menos cansados, además. No preguntéis a los avisadores. Avisados estáis.
Comimos en el Col du Pillon y gastamos los últimos dineros suizos en sendos helados en lo alto de La Forclaz. En el hotel, si una semana antes tocó raclette, ésta vez era el turno de una fondue de queso con hongos. Uhm. Si lo pienso, aún me relamo.
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15ª ETAPA (20 de septiembre)
Les Houches - Moudeyres
Los Alpes quedan atrás
Seguimos hacia el SE, casi trazando una diagonal perfecta en el mapa, para así ir regresando a casa poco a poco. Todavía no teníamos claro por dónde pasaríamos a España, si de nuevo por Cataluña -por donde entramos en Francia dos semanas atrás-, por Aragón o por Navarra. En realidad, esta etapa aún no nos obligaba a tomar ninguna decisión. Se trataba de avanzar por zonas que no conocíamos, atentos a los desvíos a posibles lugares de interés.
]De esta forma, casi de modo involuntario, dejamos atrás Los Alpes y nos metemos en la zona del Monte Mezenc, donde habíamos reservado una habitación. Luego descubriríamos que podíamos habernos desviado para pasar por el Mont Ventoux. Será para otra.
Comimos en un McDonalds, aliado de la economía del viajero, antes de llegar a nuestro destino por carreteras en las que apenas podrían cruzarse un coche y una moto, enlazando pueblos según las órdenes de Simón, nuestro GPS.
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16ª ETAPA (21 de septiembre)
Moudeyres - Vinassan
Llegamos al Mediterráneo
El destino del día está junto a Narbona, lo que quiere decir que llegaríamos al Mediterráneo. No quiere decir eso que fuéramos a cruzar por autopista, ni mucho menos. También habíamos decidido que para acabar el viaje nos haríamos media transpirenaica. Pero eso será el siguiente capítulo, el de los dos últimos días.
Para el día de hoy habíamos decidido 'liarnos' en la primera mitad, y luego compensar el tiempo con la autopista, a la que podríamos incorporarnos a la altura de Millau. Eso nos permitiría cruzar el Parque Nacional de las Cévennes. Y eso hicimos. Se trata de una planicie situada a unos mil metros de altitud cruzada por gargantas de paredes verticales. Las carreteras que lo cruzan son más adecuadas para disfrutarlas con una moto de trail, pero no deben dejar de visitarse por ello. Quizás si las reasfaltan, ensanchan... pierdan ese encanto de circular kilómetros y kilómetros sin ver a nadie a la redonda, descontando vacas y caballos.
Antes de cruzar Las Cévennes, pasamos por Le-Puy-en-Velay, pueblo de casco histórico de traza medieval y una curiosa iglesia en un risco, St. Michel de la Aiguille.
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(continúa en la respuesta siguiente)
Enhorabuena.
