"Una vez más, me volví a ir de un lugar hermoso, triste por irme, feliz por haber estado."
Mc Bauman, después de leer atentamente, quiero decirte a la cara que eres tres cosas. Primero un cabrón. Un pedazo de cabrón porque nos has tenido esperando tu crónica como yonquis. Has jugado con nosotros para llevarnos poco a poco a tu terreno. En dosis pequeñas, poco a poco, flor a flor, placa de hielo a placa de hielo. Tu crónica es cabrona porque va en crescendo, poco a poco, castigando a tus lectores. Nos haces pasar tu frío, tu miedo, tu emoción, tu alegría, tu cansancio y tu locura. Porque amigo mío, estás como una puta cabra. Como te dijo aquel hombre bueno.
También eres un maestro. Y te lo digo con toda la mala leche que puedo acumular, que es mucha. Y no lo digo como motero (que de Alicante a Nimes, y lloviendo, tócate los…), sino como escritor. Un día me llamaste aquí “maestro” y me enfadé. ¿Y tú qué, colega? Escribes bien, puntúas bien, adjetivas bien. ¿Me quieres dejar acaso sin trabajo? ¿quién dará de comer a mis piedras? Utilizas con soltura los leit motivs y los mc guffins al estilo de Hitchcok. Que si no hay pastores alemanes en Alemania ni Grandes Daneses en Dinamarca, que si el final de cada capítulo es guay, mola, chachi, guay o no mola nada. O esa reiteración del lago en el boque, el lago en el bosque, el lago en el bosque y así es el puto y bello camino ¿lo pillas, lector? Todo lleno de bosques y lagos, que no veas tú lo que cansa tanta nórdica belleza.
“La vida transcurre a 110 por hora”!! “Son todas rubias, menos las que se tiñen de moreno”!! “El silencio era mágico.. el cielo aquí es enorme… han sido los mejores kms” Cómo si no nos diéramos cuenta del alivio que supone por fin poder rodar libres bajo un cielo inmenso. Nos lo tienes que recalcar, fijarte en cada piedra. ¿Pero qué cabra nos quieres vender, bandido? Juegas con nosotros. Pero a mí no me la das, no. Un día después de unas cervezas me dijiste en tono medio contrito (Judas, que eres un Judas [ch61516]) “me gustaría viajar contigo para comparar lo que vemos. Tú eres un intelectual, pero yo hago una película de una piedra”. Te faltó decirme que eras un pobrecito huérfano ágrafo. Pues sí, te doy la razón en lo último. Tú sacas gasolina de una piedra. Pero también de las saunas, de las recepcionistas, de las galletas y de los polis forzudos y estupefactos que te ordenan dar la vuelta (que lo hacen por tu bien, pedazo de animal!!).
En fin, antes de que me retires el saludo, te diré qué la tercera objeción es que eres un tipo cojonudo. Podría decir que lo eres porque resultas ser tan grande como ingenuo y que te dejas (y quieres dejarte) sorprender. Pero aunque eso sea verdad, sería demasiado fácil. Eres un tipo cojonudo (todo el mundo se da cuenta y lo aprecia) porque tu generosidad de cronista va mucho más allá del simple“llegué, vi, vencí” (tu victoria es la propia narración, pero también cruzar ese maldito paralelo ártico, bestia! Lo de la bola era absurdo en otoño, incluso para SuperMC). Gratis total, te esfuerzas en contar detalles, en trasladar tus emociones. Y no es moco de pavo. Cuesta mucho trabajo colgar las fotos y escribir el texto.
Y encima yo sé que esta crónica te ha costado más que otras porque perdiste el Iphone con cantidad de información (con lo que eso jode), y aún así te la has currado para todos nosotros por la patilla. Palmas con las orejas deberíamos dar todos. Yo no soy tan generoso ni de coña. Tampoco soy Mc. Pero aunque todo esto es cierto, no es por estas cosas por lo que te digo que eres un tipo cojonudo. Te lo digo porque eso se nota en todo lo que haces y dices, porque reconociste el ángel que te salió al paso y es lo primero que se lee en tu blog, porque te gustaría haberle correspondido mejor y porque tú harías lo mismo por otro jodido loco.
¿Me dejas ir un rato contigo a ver si yo también saco oro de una piedra?