Después del garbeo, fuimos a ver Mammoth Hot Springs, que son unas terrazas formadas por los depósitos de las sales que vienen en el agua.
Aprovechando la cercanía de la entrada norte del parque, salimos un momentito de Wyoming para entrar en Montana y comer algo en Gardiner. Estaba casi todo cerrado pero encontramos esta taberna muy "western" donde nos zampamos unas deliciosas hamburguesas de búfalo. El presunto café con el que las acompañamos, no pasaba de eso, de "presunto café"
En la entrada norte hay este arco con la inscripción "Para el benficio y disfrute de la gente".
Al volver a entrar, vimos este bicho del tamaño de un tranvía:
Unos Km más adelante, tuvimos que parar hasta que una manada de ciervos (de menos cilindrada que el de arriba) les dio la gana de salir del medio de la carretera.
Y cuando ya íbamos a abandonar el parque de vuelta a West Yellowstone, vi de reojo a este lobo a un lado de una zona de aparcamiento.
Esperó pacientemente a que le hiciéramos unas fotos y después se perdió por el bosque. Fue un momento muy emocionante para nosotros, (no sé qué pensaría el lobo). Fue el primer lobo que vimos en nuestra vida, y compensó con creces el no haber visto ningún oso.
A la vuelta al motel, nos enganchamos a la tele y lo que se preveía venir para el día sigiente no era muy halagüeño: nieve, viento, más nieve y lluvia.
Al día siguiente madrugamos y no nevaba, aunque estaba lloviendo. Una señora que desayunaba a nuestro lado nos dijo, "creo que os váis a mojar hoy", de buen royo y en plan amistoso.
-Bueno, se mojará nuestra ropa, pero no nosotros.
-¿¿Sí?? ¿¿De verdad?? ¿¿Vosotros no os mojáis??
Nos pusimos en marcha aún de noche, aprovechando que no nevaba. Ya habíamos renunciado a pasar por el parque del Gran Teton, pues era una zona de alta montaña y con una carretera secundaria que no nos ofrecía mucha esperanza de que fuese limpiada en caso de nevada, así que bajamos en dirección a Salt Lake City por el camino que habíamos hecho dos días antes. Pero a los pocos Km de West Yellowstone la carretera pasaba un puerto de montaña y ya estaba nevando y con el asfalto completamente cubierto de blanco. ¿Completamente? ¡No! Unas rodadas de un coche resistían todavía y siempre al invasor, digo a la nieve.
Y así, sin pasar de 30 e intentando ver algo en medio de los copos que se me pegaban a la pantalla del casco y al parabrisas de la moto, fuimos tirando unos diez o quince Km hasta que la carretera bajó lo suficiente para que la nieve volviese a ser lluvia.
Nuestra intención era acercarnos a Moab en Utah para visitar el Arches NP. Al final, nos cogimos un motel en las afueras de Salt Lake City después de unos 550 Km muy duros con mucho frío, mucho viento y una lluvia que no nos dejó respiro en casi todo el día.