asen
En rodaje
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Reedición del post publicado en agosto de 2007, y perdido hace unos meses debido a un problema en el foro
Después de darle unas cuantas vueltas al tema –lo mío no es escribir sino leer- he decidido contaros nuestro viaje a Noruega y aunque mi estilo literario no sea de lo más ameno que digamos, si que espero que los datos que aporte sean de utilidad a cualquiera que este pensando en realizar el mismo viaje.
Todo empezó el año pasado (agosto 2006) tras realizar con mi señora nuestro primer viaje en moto, en este caso fueron 11 días por la zona de los Alpes en compañía de otras 4 motos y un total de 8 personas, todos colegas de salidas del foro. En principio todo estaba perfectamente planificado por nuestro road leader, pero un inesperado problema familiar le obligó a regresar sin tan siquiera salir de España dejándonos huérfanos de liderato y teniendo que improvisar un viaje del que pese a todo tengo muy buenos recuerdos.
Tras el regreso saboreamos durante un tiempo los recuerdos y rápidamente surge el interrogante: ¿y el año que viene a dónde?... y aunque he de reconocer que el viaje a Cabo Norte no me acababa de atraer, el hecho de que tanta gente por este foro hablara maravillas de él, así como la insistencia del colega Fran_Scarver, que finalmente no ha podido acompañarnos junto a su incombustible Vanesa, fueron animándonos hasta decidirnos y ponernos manos a la obra.
Lo primero: recopilación de datos. Buceé durante semanas por este subforo buscando post de Nordkapp y después de leerlos todos, y en especial el del colega de salidas Loic por aquello de ser el más reciente y con información más fresca, fuimos perfilando la ruta que finalmente, con algunas variaciones sobre la marcha, realizamos desde el 15 de junio al 8 de julio.
De gran ayuda me resultó el programa Mapsource, ya que te permite realizar las etapas sobre un mapa introduciendo gran cantidad de información en forma de waipoints (lugares de interés, hoteles, cabañas, talleres de motos, etc.) que luego vuelcas en el navegador y resultan de lo más práctico.
Día 1: viernes 15 de junio. Murcia-Nimes (990 Km.)
Nos levantamos a las 6:00 AM para, tras un buen desayuno, estar sobre la moto a las 7 y carretera y manta. Poco que contar de este día: mucho calor, ya que salimos en pleno verano murciano equipados de invierno, salvo los guantes, con Streedguard II al completo, avisados de que por aquellas latitudes no hace precisamente mucho calor. Pese a todo no fue tan duro como pensamos, hicimos nuestras paradas reglamentarias cada hora y media para estirar piernas, repostar, hidratarnos, comer algo ligerito, etc. y llegamos a Nimes a eso de las 5 de la tarde. Aquí nos pillamos un Etap (56 € con desayuno) previamente reservado a través de Internet, que para lo que se trataba (ducha, paseo por Nimes, cena y a la cama) cumplió de sobra.
Estefa frente al anfiteatro romano de Nimes, que presume de ser el mejor conservado del mundo (actual plaza de toros) y junto al torero local Nimeño II
Día 2: sábado 16 de junio. Nimes-Frankfurt (946 Km.)
Prácticamente la misma rutina del día anterior, madrugón y al tajo. Atravesamos Francia plácidamente por sus fantásticas autopistas, descansando en sus impolutas áreas de servicio y pasando religiosamente por taquilla en sus innumerables peajes, aunque al menos tienen el detalle de cobrar la mitad a las motos. Entramos en Alemania y casi sin darnos cuenta nos plantamos en Frankfurt, donde previamente habíamos reservado otro Etap (61 € con desayuno). Duchita y paseo de rigor por Frankfurt, que nos sorprendió muy gratamente por su arquitectura y gran ambiente, aunque también ayudó el que fuera sábado, pasando una muy agradable tarde-noche por sus animadas calles y, como no, probando sus famosas salchichas y cerveza… si llego a saber las que me tendría que comer en Noruega seguro que ni las miro :-/…
Torre de la catedral (95 m)
Plaza Römerberg
Vistas de Frankfurt desde el puente de hierro (Eiserner Steg)
Comenzando la dieta de la salchicha... eso si, como esa cerveza no he vuelto a probar ninguna :
Día 3: domingo 17 de junio. Frankfurt-Malmo (845 Km.)
Nuevamente madrugón y a devorar kilómetros por las míticas autobahn. Aunque en principio pueda parecer divertido el hecho de que en determinados tramos no exista límite de velocidad, al final a mí me resultó bastante estresante… después de calentar durante unos cuantos Km. me fui animando y cuando te vienes a dar cuenta estas rodando a velocidades por las que aquí te enchironarían… eso sí, sin dejar de mirar por el retrovisor ya que la peña viene muy fuerte… Vas rodando a 180 y de pronto te encuentras un tramo limitado a 100… frenazo, reduces velocidad, pasas el tramo y vuelta a empezar…Tramos kilométricos en obras, estupendamente señalizados eso sí… por eso presumen de tener las mejores carreteras del mundo. Al final terminé hecho polvo de tanta tensión, echando de menos las apacibles y seguras autopistas francesas.
Mucho antes de lo previsto llegamos a Puttgarden, donde cogimos el ferry hacia Rodby (moto+2 personas=35 €) evitando así atravesar también Dinamarca, plantándonos rápidamente en Copenhagen y aprovechando para hacer una breve visita antes de continuar hacia Malmo, donde teníamos reservado un Ibis (563 SEK=59.25 € con desayuno). Personalmente, no nos resultó especialmente atractiva Copenhagen... supongo que una visita con más calma es lo suyo... aunque no pudimos evitar pasarnos ver a su famosa sirenita… eso sí, impresionante el despliegue de carriles-bici y la cantidad de gente que los utiliza.
Cruzamos el puente de Malmo (peaje: moto + 2 personas165 SEK=17,36 €), primera de las acojonantes obras de ingeniería que veríamos a partir de ahora, pasando primero un tramo de túnel bajo el mar para salir a una isla y el resto ”volando” sobre el mar Báltico. Ya en el hotel, esa noche me desperté sobre las cuatro de la madrugada y me quedé de piedra cuando comprobé que el sol se encontraba fuera y brillaba como si fueran las 10 de la mañana.
Días 4 y 5: lunes 18 y martes 19 de junio. Malmo-Estocolmo (660 Km.)
Después de tres días de largas tiradas, ese día tocaba paseo por las tranquilas autopistas suecas hasta Estocolmo, donde teníamos reservadas un par de noches en otro Ibis (795 NOK = 100,46 € la noche con desayuno) para descansar un poco de moto y disfrutar de la ciudad. Llegando a Estocolmo adelantamos dos autocaravanas con matrícula española y no pude reprimir mi alegría saludándolos… a lo largo del viaje volveríamos a encontrarnos en otro par de ocasiones. Me llamó la atención la parsimonia de los suecos al volante y de sus autopistas sus particulares guardarrailes: cables de acero … y nos quejamos de los nuestros… Comenzamos a ver la famosa señal vertical de peligro renos, aunque pasarían aún muchos Km. hasta verlos.
Estocolmo, no sin razón también llamada la capital de Escandinavia, nos encantó por su majestuosidad y elegancia, cumpliendo sobradamente nuestras expectativas, ya que era uno de mis destinos más esperados de este viaje después de todo lo que había oído y leído al respecto, especialmente del compañero forero Joca, al que siempre se le llena la boca de elogios a Estocolmo cuando comenta algo en alguno de los muchos post que se abren sobre Nordkapp.
Museo Vasa: ¡Espectacular! ... como el resto de la ciudad.
Día 6: miércoles 20 de junio. Estocolmo-Skelleftea (693 Km.)
Otro día de mero trámite que intentamos pasar sin novedad… tranquilidad absoluta, contagiada de la que transmiten los suecos al volante, de los que también cabe destacar su cortesía, apartándose a la derecha y circulando por el arcén para facilitarte el adelantamiento, aún en zonas de línea continua. En cuanto al paisaje, si bien en principio te agrada ver tantos bosques y lagos, máxime si vienes del secarral en que se está convirtiendo Murcia, con el paso de los Kms. terminas cansándote y en mi modesta opinión el paisaje se convierte en monótono y aburrido. De gran ayuda nos resultaron los intercomunicadores Midlan, comprados en la tienda de este nuestro gran foro, que sirvieron para matar el aburrimiento mediante animadas conversaciones con mi sufridora en estas tediosas y largas etapas.
Finalmente llegamos a Skelleftea, pequeña ciudad minera de unos 35.000 habitantes, sobre las 5 PM y nada más entrar resolvimos nuestra principal preocupación de ahí en adelante, que no era otra que los hoteles, ya que hasta Estocolmo fuimos con los hoteles previamente reservados, todos de la cadena Accor (Etap, Ibis, etc.) que te permiten la anulación hasta las 6 PM del mismo día, pero en adelante iríamos reservando sobre la marcha ya que a partir de entonces las etapas planificadas lo eran a título orientativo, y el hecho de reservar previamente podría condicionarnos en el sentido de obligarnos a quedarnos en lugares de los que no tenía demasiadas referencias, coartando en cierto modo nuestra libertad. Vimos el hotel Aurum (850 SEK=89,45 €, con desayuno), de la cadena Rica, muy extendida por todos los países escandinavos, que nos pareció de lo más correcto, y en él descansamos ese día.
Día 7: jueves 21 de junio. Skelleftea-Inari (694 Km.)
De nuevo madrugón y empiezo a ir cogiéndole el gustillo al desayuno escandinavo, consistente en un variado buffet, especialmente al sild fisk, arenque marinado del que existen multitud de variedades, a cual más rica, del que ya me había avisado el amigo Harry que no me fuera sin probarlo. Te “pones las botas” desayunando y en cierto modo, amortizas el hotel.
A estas alturas 700 Km. ya no te impresionan, además de la motivación que sientes cuando estas ya tan –relativamente- cerca de tu ansiado destino. En unas tres horas cruzamos hacia Finlandia y nos dirigimos hacia Rovaniemi. A partir de aquí, lo que aún se podía llamar autopista, con largos tramos de un solo carril rodeados de los temibles y anteriormente citados “quitamiedos” suecos, alternados con tramos de dos carriles, se convirtió en una carretera de doble sentido (E-75) que constantemente atravesaba pequeños pueblos, ralentizando notoriamente nuestra hasta entonces relajada pero alegre marcha. Pronto llamó mi atención una señal vertical cuadrada, con fondo azul y orla blanca con una cámara fotográfica en su interior, que no indicaba precisamente paisajes pintorescos, y que junto a la famosa peligro: renos, se convirtió en habitual. En principio aminoras la marcha ya que, en efecto, avisan de radares plantados a gogó, pero poco a poco fui relajando la guardia hasta que a un par de Kms. a la salida de un pueblo ya cercano a Rovaniemi me sale un policía de la nada, me tira el alto y me digo: ¡la cagaste!... el educado policía finlandés me explica en ingles y con la ayuda de un block de notas, que donde debía ir a 80, el guiri español circulaba a 107... trago saliva y preparo la vaselina para lo que se avecina... le entrego la documentación, empieza a rellenar el boletín y en mi ingles de indios le pregunto resignado: How much?... y este alegremente me entrega el boletín y me dice que nothing... insisto, incrédulo de mí y él que nothing… se va tranquilamente, no sin antes desearme felices vacaciones y a mí se me queda una cara de tonto, que no se me quitó hasta que me olvidé del incidente... quiero suponer que se trataba de una especie de aviso o apercibimiento, para en caso de reincidencia…. no obstante, por si alguien sabe finlandés, aquí pongo la copia del papelito :-/…
Aún con el susto en el cuerpo paramos en el tinglado que hay montado en Rovaniemi en torno a la imaginaria línea donde comienza el círculo polar ártico y en donde también se encuentra la casa de Papá Noel, para disfrute de los más peques y no tan peques. Fotos de rigor, compra de recuerdos en las innumerables tiendas de souvenir y aprovechamos para comer y que se nos pase el susto anterior.
... ¡que zuzztoo!
Ya repuestos continuamos camino hacia Inari, al que llegamos a media tarde. Aquí nada más llegar vimos un hotel de carretera (Hotel Inari. 95 €) que en principio no nos inspiró mucha confianza, pero tras la inspección previa a la habitación nos la quedamos sin dudarlo: parecía a estrenar, limpia, amplia, incluyendo cocina y… ¡sorpresa!… una genuina sauna finlandesa… por supuesto que la probamos [smiley=happy.gif], quedando relajados y listos para el día siguiente…
Paseito por el lago Inarí… muy bonito para verlo en fotos pero pronto comprobamos la voracidad de los temibles mosquitos finlandeses y tuvimos que salir de allí a escape o nos comían. Nos acercamos a una gran tienda de souvenir que se encontraba junto al Hotel y mientras curioseábamos escuchamos una conversación en español… eran los españoles que saludé llegando a Estocolmo que viajaban en autocaravana, dos parejas de barceloneses que prácticamente seguían el mismo itinerario que nosotros, y que volveríamos a encontrarnos más adelante. Tras una agradable charla nos despedimos de ellos y nos marchamos al hotel.
Cenamos y a la cama. Aquí el sol ya no se pone y encima a esta gente parece que les gusta disfrutar del sol de medianoche y en todos los hoteles tienen unas cortinas que dejan pasar mucha luz dificultando el sueño, aunque finalmente el cansancio acumulado te vence y descansas.
Parada de taxis del lago Inari
Día 8: viernes 22 de junio. Inari-Nordkapp (355 Km.)
Ese día nos levantamos más animados sabiendo que nuestro destino estaba cerca. Salimos de Inari y a pocos Km. dejamos la E-75, girando a la izquierda hacia la 92. A partir de aquí comenzamos a ver renos, pasando de la sorpresa inicial al mosqueo, pues cuando menos lo esperas te los encuentras en medio de la carretera, obligándote a frenar, marchándose tranquilamente una vez que comprueban que te has parado.
Simpáticos animalitos.
Cruzamos la frontera, entrando en Noruega y pronto llegamos a Karasjok, una pequeña ciudad donde observamos una notable presencia de la comunidad Sami (antiguos lapones). Aquí se encuentran el Parlamento Sami así como un museo al aire libre sobre su cultura que decidimos pasar de largo pues las ganas de llegar a Nordkapp superaban nuestro interés por la cultura Sami. Enlazamos con la E-6 y rápidamente llegamos a Porsangen, donde nos desviamos hacia la izquierda dirigiéndonos hacia el fiordo del mismo nombre siguiendo por la E-6 que bordea dicho fiordo por la izquierda con unos paisajes alucinantes.
A la altura de Olderjford dejamos la E-6, que continua hasta Alta, y seguimos siempre hacia el norte por la E-69 parando constantemente para hacer fotos ya que el paisaje no deja de sorprendernos. Se puede apreciar como el paisaje va cambiando de bosques de árboles medianos a pequeños árboles y por último la tundra. A pocos Kms. primer susto con los dichosos túneles noruegos: iluminación pésima, filtraciones de agua por todas partes y un frío que pela, en mi opinión indignos para un país tan desarrollado en otros aspectos, y que sirvió de entrenamiento para los que nos esperaban en los días que estuvimos en Noruega.
Pasamos Kafjord y entramos en el túnel bajo el mar que lleva a la isla de Mageroya (igual de cutre que el anterior), unos cuantos Kms. bajando y otros tantos subiendo y a la salida a pasar por taquilla: 390 NOK = 49,6 € (cobran por tipo de vehiculo + nº de ocupantes).
A continuación recorrimos media isla buscando hotel sin éxito, ya que por esas fechas estaba todo a reventar de turistas, incluso lo intentamos con las cabañas en varios camping e ídem de lo mismo, finalmente dimos con uno que tenía cabañas libres y tras echarle un vistazo a una y ver la cara que puso mi mujer decidí que en este viaje no dormiríamos en cabañas. La razón: pues aunque yo he realizado varios viajes en bicicleta con alforjas y no tengo problemas para dormir en el suelo si es necesario, mi señora dice que si viaja no es para pasar calamidades... y como resulta que quiero seguir viajando muchos años con ella, pues eso...
Cuando ya empezamos a preocuparnos encontramos en Honningsvåg un hotel de aspecto cutre pero tras ver la habitación y comprobar que todo estaba correcto nos quedamos (Hotel View. 900 NOK= 113,2 € con desayuno). Después de comer nos echamos una siestecita y a eso de las 8 PM nos dirigimos hacia Nordkapp dispuestos a disfrutar del sol de medianoche.
Durante el camino recordé lo que antes de partir me comento Harry (que estuvo hace unos años) respecto a las sensaciones que te asaltan en esos últimos 30 Kms… algo que resulta difícil de explicar, pero que nadie al que le guste viajar en moto debería perderse… en fin, el caso es que disfruté como un enano… mientras recorres la sinuosa carretera con unos paisajes que quitan el sentío recuerdas los largos meses de preparación… las kilometradas que te has pegado para llegar hasta allí… en definitiva, todos los obstáculos que has tenido que sortear para alcanzar tan lejana meta… así debe sentirse un ciclista de fondo en carretera cuando después de una maratoniana etapa consigue llegar a la meta en solitario…
Llegamos al recinto de Cabo Norte y tras pasar por taquilla (390 NOK= 49.06 €) dejamos la moto en el enorme aparcamiento repleto de autocaravanas, unas pocas motos y unos cuantos autobuses que nos avisaron de lo se nos avecinaba. Nos fuimos derechitos hacia la famosa bola del mundo y aprovechamos que aún había poca gente para hacernos las primeras fotos, y marcharnos rápidamente –hacía un frío bestial- al monstruoso complejo turístico que se han montado allí para desangrar a todo el que se acerque.
Compramos unos cuantos regalos y recuerdos en la única tienda de Noruega que vende toda la parafernalia relacionada con Nordkapp y nos cogimos sitio en primera fila en el hall panorámico donde nos comimos nuestros bocadillos, mandamos algunas postales a familiares y amigos, que tardaron más de un mes en llegar a sus destinos, y disfrutamos del maravilloso espectáculo del sol de medianoche ... ¡ah!... y volvimos a ver a nuestros amigos catalanes...
A eso de las 2 de la madrugada, cuando más agustito estábamos ya que las hordas de turistas se habían marchado hacía ya rato, decidimos irnos al hotel con la extraña sensación que te produce conducir por ese paisaje alucinante de tundra a las 2 de la madrugada y con un sol del carallo.
¡guaaauu!...
La prueba de que estuvimos allí (eran las 21:00 PM)
... a las 00:50 AM
... a las 01:08 AM
... a la misma hora que la anterior, pero sin contraluz.
Día 9: sábado 23 de junio. Nordkapp-Tromsø (610 Km.)
Cumplido el objetivo de llegar a Nordkapp, nos levantamos ese día un poco más tarde de lo normal y mientras nos preparábamos en el parking del hotel para salir conocimos a un motero portugués que viajaba en solitario en una HONDA CBR 1100 XX, Marco, que hablaba un perfecto castellano, y que seguía una ruta muy parecida a la nuestra. Nos recordó muchísimo a nuestro querido compañero de salidas, Sito (alias el mochuelo) por su gran parecido tanto en lo físico como por su simpatía, y nos despedimos de él, aunque pronto volveríamos a vernos.
Nos pusimos en marcha y tras pasar nuevamente por caja en el túnel de Nordkapp (esta vez fueron 117 NOK = 14,83 €) nos dirigimos hacia Alta por la E-6, que en principio era nuestro destino final del día, para visitar el Alta Museum (2 personas 160 NOK = 20,26 €), declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que consta de dos partes: una al aire libre y otra cubierta. La primera es la más interesante y se trata de una red de caminos con multitud de pinturas rupestres (las más importantes del norte de Europa) con una antigüedad de entre 6500 y 2500 años. La segunda muestra exposiciones sobre la historia local y otros temas.
Tras finalizar la visita aprovechamos para comer y en vista de que la ciudad tenía poco más que ofrecernos, decidimos continuar hacia Tromsø, nuestro siguiente destino, no sin antes volvernos a encontrar con Marco, que inmortalizó el momento y nos pasó la dirección de su blog: http://moyalmas.blogspot.com/search?q= en el que narra su aventura y al que aprovecho para enviar un fuerte abrazo.
Las improvisaciones a veces no son buenas, y en ese momento no reparé en un par de cuestiones a tener en cuenta:
En primer lugar no recordé la divertida anécdota (aunque en ese momento no creo que se rieran mucho) que Loic nos contó respecto a los horarios de los ferrys y el mal trago que pasaron al quedarse tirados toda una noche esperando el primer ferry del día siguiente… pues eso, que a nosotros casi nos pasa lo mismo: puse la dirección en el navegador sin reparar en los dos transbordadores que tendría que coger para llegar a Tromsø y cuando llegamos al lugar donde se cogía el primero, nos llamó la atención el que no hubiera nadie en el lugar… en efecto, el último ferry había salido hacía ya rato y no nos quedó otro remedio que dar un “pequeño rodeo” de casi doscientos Kms., que en Noruega son muuuchos Kms ya que no cunden como aquí… moraleja: revisar minuciosamente la ruta y comprobar los horarios de los transbordadores.
En segundo lugar el hecho de que en mis planes iniciales tenía pensado llegar pronto a Tromsø después de hacer noche en Alta y aprovechar el resto del día para visitar la ciudad, de la que había leído cosas interesantes, pero no lo suficientes como para “perder” dos noches de hotel… para más INRI llegamos a eso de las 12 PM y la impresión que nos causó a esa hora la ciudad, con un sol que parecía que fuesen las siete de la tarde y las calles desiertas con algún borracho que otro incordiándonos cada vez que parábamos, no fue muy alentadora, por lo que nos limitamos a quedarnos en el primer hotel que vimos (Quality Hotel Saga 1095 NOK = 138,79 €) para descansar y preparar el día siguiente.
Nos quedó el consuelo de haber disfrutado durante toda la ruta del día de unos paisajes fantásticos y la pena de no poder visitar la ciudad con más calma, pero no pudo ser… y quién sabe… quizá sea otro año.
Camino hacia Tromsø.
Día 10: domingo 24 de junio. Tromsø-Henningsvaer (478 Kms.)
Otro día marcado con una “x” en mi rutómetro pues nuestro destino no era otro que las míticas Lofoten, consideradas por la revista National Geographic como el segundo archipiélago más bello del mundo.
Personalmente –aunque puedo entender las razones: tiempo disponible, presupuesto, etc.- me sorprende la cantidad de gente que se pega el palizón para llegar a Cabo Norte pasando de largo este incomparable lugar. Nosotros, por supuesto que no estábamos dispuestos a perdérnoslo y hacia allí nos dirigimos por la E-8, desviándonos hacia la E-6 a la altura de Nordkjosbotn dirección sur-oeste, desviándonos nuevamente hacia Gratangen por la 825, que nos llevaría hacia la E-10, futura ruta turística nacional ...y que ya no abandonaríamos hasta pasar las Lofoten. A partir de aquí se suceden los puentes y túneles, pasando de una isla a otra casi sin darte cuenta.
En principio no notamos diferencia en cuanto al paisaje hasta nuestro paso por la isla Langøya –que en realidad pertenece al archipiélago de las Vesteralen- en el tramo que va desde Sortland hasta Melbu… las vistas de las islas situadas a la izquierda, con sus característicos perfiles abruptos y recortados quitan el hipo.
En Melbu cogimos otro ferry que nos llevó hasta Fiskebøl, ya en la isla Austvagoy, sumergiéndonos de lleno en unos paisajes de ensueño.
Esperando el ferry
Subiendo al ferry Melbu-Fiskebøl
Llegando a Fiskebøl
De camino a Svolvær
Nos dirigimos tranquilamente hacia Svolvær, la ciudad más importante del archipiélago con la intención de hacer noche allí. Nada más llegar fuimos al primer hotel al que me mandó el navegador, y al ver un montón de autobuses en la puerta –nos recordó nuestra odisea en Nordkapp- comprendimos que no nos resultaría fácil… Como era de esperar estaba completo… uno tras otro miramos todos los hoteles con idéntico resultado hasta que no nos quedó otro remedio que continuar ruta… una pena por que la ciudad nos gustó mucho... pero, como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga…
Enfilamos hacia Henningsvær, un precioso pueblo pesquero conocido como la Venecia noruega –nada que ver con Svolvær, mucho más turística- que nos cautivó, con sus casas de madera de colores sustentadas sobre el mar y su puerto, con un ambiente entre bohemio y vacacional y un hotel de madera encantador (Henningsvær Bryggehotell) al que entramos a matar… Pelín caro el hotelito (1400 NOK = 177,42 € con desayuno) pero tenía habitaciones libres y nos gustó tanto que nos quedamos… como diría nuestro amigo Paracabip: será por perras…;D
Nos duchamos, cenamos y dimos un paseo por sus calles junto al mar, disfrutando de su animación y de su maravillosa luz –a las fotos os remito- … volvimos al hotel y el sol de medianoche nos volvió a jugar una mala pasada… cuando nos vinimos a dar cuenta eran las tantas y nos acostamos… cansados pero muy satisfechos.
LLegando a Henningsvær
A la entrada del pueblo
Henningsvær
... desde el hotel
... a las 23:58 PM
... a las 00:03 AM
Día 11: lunes 25 de junio. Henningsvær- Bodø (118 Kms.)
Nos marchamos del hotel, no sin antes pegarme mi ya habitual festín a sild-fisk en el desayuno –cómo lo echo de menos- dispuestos a seguir disfrutando de la ruta.
Volvimos a enfilar la E-10, cruzando el puente que nos condujo a la isla Vestvågøy, donde visitamos el Museo Vikingo (2 personas 200 NOK = 25,32 €), una enorme casa alargada de 83 m. de longitud que es la réplica del más grande edificio vikingo descubierto en Escandinavia, y que fue residencia de un gran jefe vikingo.
A nosotros nos gustó mucho ya que en su interior recrea muy fielmente la atmósfera de la época, con su salón de banquetes, talleres de oficios y una exposición donde se muestran diversos objetos hallados.
Continuamos nuestra ruta por la E-10, dirigiéndonos hacia la siguiente isla: Flakstadoya, que sigue en la línea de las anteriores en cuanto a la espectacularidad de sus paisajes. Por último la isla de Moskenesoy, una de las más bellas con pueblecitos pesqueros como Hamnøy y Reine en los que te detienes y sólo escuchas el graznido de las gaviotas, amplificado por los imponentes picos de afiladas puntas que los rodean, invadiéndote una paz interior imposible de describir.
Hamnøy
Hamnøy
Reine
Reine
Extasiados de tanta belleza nos dirigimos hacia Moskenes, donde cogeríamos el ferry que nos llevaría a Bodø (390 NOK = 49,41 €), dejando en el tintero el último pueblo de la isla: Å, del que también había leído maravillas… habrá que volver.
Una vez en el ferry, es obligado irse a la cubierta de popa y disfrutar de la vista que ofrecen las islas a medida que te vas alejando: un gran muro de piedra dentada que en realidad no es una sola pared sino las cuatro islas principales.
Tras una travesía de aproximadamente dos horas, llegamos a Bodø y nada más bajar del barco, ya a media tarde, nos sorprendió una fina pero persistente lluvia que unida a la tristeza que nos produjo abandonar las Lofoten nos decidió a buscar hotel y descansar por ese día, alojándonos finalmente en el Clarion Collection Hotel (1010 NOK = 127,92 con desayuno).
Una vez instalados intentamos visitar el Norsk Luftfartsmuseum (Museo Noruego de la Aviación), que posee una gran colección de aviones, desde los más antiguos hasta los más actuales, pero lamentablemente cerraba a las 6 PM y no pudo ser.
Después de darle unas cuantas vueltas al tema –lo mío no es escribir sino leer- he decidido contaros nuestro viaje a Noruega y aunque mi estilo literario no sea de lo más ameno que digamos, si que espero que los datos que aporte sean de utilidad a cualquiera que este pensando en realizar el mismo viaje.
Todo empezó el año pasado (agosto 2006) tras realizar con mi señora nuestro primer viaje en moto, en este caso fueron 11 días por la zona de los Alpes en compañía de otras 4 motos y un total de 8 personas, todos colegas de salidas del foro. En principio todo estaba perfectamente planificado por nuestro road leader, pero un inesperado problema familiar le obligó a regresar sin tan siquiera salir de España dejándonos huérfanos de liderato y teniendo que improvisar un viaje del que pese a todo tengo muy buenos recuerdos.
Tras el regreso saboreamos durante un tiempo los recuerdos y rápidamente surge el interrogante: ¿y el año que viene a dónde?... y aunque he de reconocer que el viaje a Cabo Norte no me acababa de atraer, el hecho de que tanta gente por este foro hablara maravillas de él, así como la insistencia del colega Fran_Scarver, que finalmente no ha podido acompañarnos junto a su incombustible Vanesa, fueron animándonos hasta decidirnos y ponernos manos a la obra.
Lo primero: recopilación de datos. Buceé durante semanas por este subforo buscando post de Nordkapp y después de leerlos todos, y en especial el del colega de salidas Loic por aquello de ser el más reciente y con información más fresca, fuimos perfilando la ruta que finalmente, con algunas variaciones sobre la marcha, realizamos desde el 15 de junio al 8 de julio.
De gran ayuda me resultó el programa Mapsource, ya que te permite realizar las etapas sobre un mapa introduciendo gran cantidad de información en forma de waipoints (lugares de interés, hoteles, cabañas, talleres de motos, etc.) que luego vuelcas en el navegador y resultan de lo más práctico.
Día 1: viernes 15 de junio. Murcia-Nimes (990 Km.)
Nos levantamos a las 6:00 AM para, tras un buen desayuno, estar sobre la moto a las 7 y carretera y manta. Poco que contar de este día: mucho calor, ya que salimos en pleno verano murciano equipados de invierno, salvo los guantes, con Streedguard II al completo, avisados de que por aquellas latitudes no hace precisamente mucho calor. Pese a todo no fue tan duro como pensamos, hicimos nuestras paradas reglamentarias cada hora y media para estirar piernas, repostar, hidratarnos, comer algo ligerito, etc. y llegamos a Nimes a eso de las 5 de la tarde. Aquí nos pillamos un Etap (56 € con desayuno) previamente reservado a través de Internet, que para lo que se trataba (ducha, paseo por Nimes, cena y a la cama) cumplió de sobra.
Estefa frente al anfiteatro romano de Nimes, que presume de ser el mejor conservado del mundo (actual plaza de toros) y junto al torero local Nimeño II
Día 2: sábado 16 de junio. Nimes-Frankfurt (946 Km.)
Prácticamente la misma rutina del día anterior, madrugón y al tajo. Atravesamos Francia plácidamente por sus fantásticas autopistas, descansando en sus impolutas áreas de servicio y pasando religiosamente por taquilla en sus innumerables peajes, aunque al menos tienen el detalle de cobrar la mitad a las motos. Entramos en Alemania y casi sin darnos cuenta nos plantamos en Frankfurt, donde previamente habíamos reservado otro Etap (61 € con desayuno). Duchita y paseo de rigor por Frankfurt, que nos sorprendió muy gratamente por su arquitectura y gran ambiente, aunque también ayudó el que fuera sábado, pasando una muy agradable tarde-noche por sus animadas calles y, como no, probando sus famosas salchichas y cerveza… si llego a saber las que me tendría que comer en Noruega seguro que ni las miro :-/…
Torre de la catedral (95 m)
Plaza Römerberg
Vistas de Frankfurt desde el puente de hierro (Eiserner Steg)
Comenzando la dieta de la salchicha... eso si, como esa cerveza no he vuelto a probar ninguna :
Día 3: domingo 17 de junio. Frankfurt-Malmo (845 Km.)
Nuevamente madrugón y a devorar kilómetros por las míticas autobahn. Aunque en principio pueda parecer divertido el hecho de que en determinados tramos no exista límite de velocidad, al final a mí me resultó bastante estresante… después de calentar durante unos cuantos Km. me fui animando y cuando te vienes a dar cuenta estas rodando a velocidades por las que aquí te enchironarían… eso sí, sin dejar de mirar por el retrovisor ya que la peña viene muy fuerte… Vas rodando a 180 y de pronto te encuentras un tramo limitado a 100… frenazo, reduces velocidad, pasas el tramo y vuelta a empezar…Tramos kilométricos en obras, estupendamente señalizados eso sí… por eso presumen de tener las mejores carreteras del mundo. Al final terminé hecho polvo de tanta tensión, echando de menos las apacibles y seguras autopistas francesas.
Mucho antes de lo previsto llegamos a Puttgarden, donde cogimos el ferry hacia Rodby (moto+2 personas=35 €) evitando así atravesar también Dinamarca, plantándonos rápidamente en Copenhagen y aprovechando para hacer una breve visita antes de continuar hacia Malmo, donde teníamos reservado un Ibis (563 SEK=59.25 € con desayuno). Personalmente, no nos resultó especialmente atractiva Copenhagen... supongo que una visita con más calma es lo suyo... aunque no pudimos evitar pasarnos ver a su famosa sirenita… eso sí, impresionante el despliegue de carriles-bici y la cantidad de gente que los utiliza.
Cruzamos el puente de Malmo (peaje: moto + 2 personas165 SEK=17,36 €), primera de las acojonantes obras de ingeniería que veríamos a partir de ahora, pasando primero un tramo de túnel bajo el mar para salir a una isla y el resto ”volando” sobre el mar Báltico. Ya en el hotel, esa noche me desperté sobre las cuatro de la madrugada y me quedé de piedra cuando comprobé que el sol se encontraba fuera y brillaba como si fueran las 10 de la mañana.
Días 4 y 5: lunes 18 y martes 19 de junio. Malmo-Estocolmo (660 Km.)
Después de tres días de largas tiradas, ese día tocaba paseo por las tranquilas autopistas suecas hasta Estocolmo, donde teníamos reservadas un par de noches en otro Ibis (795 NOK = 100,46 € la noche con desayuno) para descansar un poco de moto y disfrutar de la ciudad. Llegando a Estocolmo adelantamos dos autocaravanas con matrícula española y no pude reprimir mi alegría saludándolos… a lo largo del viaje volveríamos a encontrarnos en otro par de ocasiones. Me llamó la atención la parsimonia de los suecos al volante y de sus autopistas sus particulares guardarrailes: cables de acero … y nos quejamos de los nuestros… Comenzamos a ver la famosa señal vertical de peligro renos, aunque pasarían aún muchos Km. hasta verlos.
Estocolmo, no sin razón también llamada la capital de Escandinavia, nos encantó por su majestuosidad y elegancia, cumpliendo sobradamente nuestras expectativas, ya que era uno de mis destinos más esperados de este viaje después de todo lo que había oído y leído al respecto, especialmente del compañero forero Joca, al que siempre se le llena la boca de elogios a Estocolmo cuando comenta algo en alguno de los muchos post que se abren sobre Nordkapp.
Museo Vasa: ¡Espectacular! ... como el resto de la ciudad.
Día 6: miércoles 20 de junio. Estocolmo-Skelleftea (693 Km.)
Otro día de mero trámite que intentamos pasar sin novedad… tranquilidad absoluta, contagiada de la que transmiten los suecos al volante, de los que también cabe destacar su cortesía, apartándose a la derecha y circulando por el arcén para facilitarte el adelantamiento, aún en zonas de línea continua. En cuanto al paisaje, si bien en principio te agrada ver tantos bosques y lagos, máxime si vienes del secarral en que se está convirtiendo Murcia, con el paso de los Kms. terminas cansándote y en mi modesta opinión el paisaje se convierte en monótono y aburrido. De gran ayuda nos resultaron los intercomunicadores Midlan, comprados en la tienda de este nuestro gran foro, que sirvieron para matar el aburrimiento mediante animadas conversaciones con mi sufridora en estas tediosas y largas etapas.
Finalmente llegamos a Skelleftea, pequeña ciudad minera de unos 35.000 habitantes, sobre las 5 PM y nada más entrar resolvimos nuestra principal preocupación de ahí en adelante, que no era otra que los hoteles, ya que hasta Estocolmo fuimos con los hoteles previamente reservados, todos de la cadena Accor (Etap, Ibis, etc.) que te permiten la anulación hasta las 6 PM del mismo día, pero en adelante iríamos reservando sobre la marcha ya que a partir de entonces las etapas planificadas lo eran a título orientativo, y el hecho de reservar previamente podría condicionarnos en el sentido de obligarnos a quedarnos en lugares de los que no tenía demasiadas referencias, coartando en cierto modo nuestra libertad. Vimos el hotel Aurum (850 SEK=89,45 €, con desayuno), de la cadena Rica, muy extendida por todos los países escandinavos, que nos pareció de lo más correcto, y en él descansamos ese día.
Día 7: jueves 21 de junio. Skelleftea-Inari (694 Km.)
De nuevo madrugón y empiezo a ir cogiéndole el gustillo al desayuno escandinavo, consistente en un variado buffet, especialmente al sild fisk, arenque marinado del que existen multitud de variedades, a cual más rica, del que ya me había avisado el amigo Harry que no me fuera sin probarlo. Te “pones las botas” desayunando y en cierto modo, amortizas el hotel.
A estas alturas 700 Km. ya no te impresionan, además de la motivación que sientes cuando estas ya tan –relativamente- cerca de tu ansiado destino. En unas tres horas cruzamos hacia Finlandia y nos dirigimos hacia Rovaniemi. A partir de aquí, lo que aún se podía llamar autopista, con largos tramos de un solo carril rodeados de los temibles y anteriormente citados “quitamiedos” suecos, alternados con tramos de dos carriles, se convirtió en una carretera de doble sentido (E-75) que constantemente atravesaba pequeños pueblos, ralentizando notoriamente nuestra hasta entonces relajada pero alegre marcha. Pronto llamó mi atención una señal vertical cuadrada, con fondo azul y orla blanca con una cámara fotográfica en su interior, que no indicaba precisamente paisajes pintorescos, y que junto a la famosa peligro: renos, se convirtió en habitual. En principio aminoras la marcha ya que, en efecto, avisan de radares plantados a gogó, pero poco a poco fui relajando la guardia hasta que a un par de Kms. a la salida de un pueblo ya cercano a Rovaniemi me sale un policía de la nada, me tira el alto y me digo: ¡la cagaste!... el educado policía finlandés me explica en ingles y con la ayuda de un block de notas, que donde debía ir a 80, el guiri español circulaba a 107... trago saliva y preparo la vaselina para lo que se avecina... le entrego la documentación, empieza a rellenar el boletín y en mi ingles de indios le pregunto resignado: How much?... y este alegremente me entrega el boletín y me dice que nothing... insisto, incrédulo de mí y él que nothing… se va tranquilamente, no sin antes desearme felices vacaciones y a mí se me queda una cara de tonto, que no se me quitó hasta que me olvidé del incidente... quiero suponer que se trataba de una especie de aviso o apercibimiento, para en caso de reincidencia…. no obstante, por si alguien sabe finlandés, aquí pongo la copia del papelito :-/…
Aún con el susto en el cuerpo paramos en el tinglado que hay montado en Rovaniemi en torno a la imaginaria línea donde comienza el círculo polar ártico y en donde también se encuentra la casa de Papá Noel, para disfrute de los más peques y no tan peques. Fotos de rigor, compra de recuerdos en las innumerables tiendas de souvenir y aprovechamos para comer y que se nos pase el susto anterior.
... ¡que zuzztoo!
Ya repuestos continuamos camino hacia Inari, al que llegamos a media tarde. Aquí nada más llegar vimos un hotel de carretera (Hotel Inari. 95 €) que en principio no nos inspiró mucha confianza, pero tras la inspección previa a la habitación nos la quedamos sin dudarlo: parecía a estrenar, limpia, amplia, incluyendo cocina y… ¡sorpresa!… una genuina sauna finlandesa… por supuesto que la probamos [smiley=happy.gif], quedando relajados y listos para el día siguiente…
Paseito por el lago Inarí… muy bonito para verlo en fotos pero pronto comprobamos la voracidad de los temibles mosquitos finlandeses y tuvimos que salir de allí a escape o nos comían. Nos acercamos a una gran tienda de souvenir que se encontraba junto al Hotel y mientras curioseábamos escuchamos una conversación en español… eran los españoles que saludé llegando a Estocolmo que viajaban en autocaravana, dos parejas de barceloneses que prácticamente seguían el mismo itinerario que nosotros, y que volveríamos a encontrarnos más adelante. Tras una agradable charla nos despedimos de ellos y nos marchamos al hotel.
Cenamos y a la cama. Aquí el sol ya no se pone y encima a esta gente parece que les gusta disfrutar del sol de medianoche y en todos los hoteles tienen unas cortinas que dejan pasar mucha luz dificultando el sueño, aunque finalmente el cansancio acumulado te vence y descansas.
Parada de taxis del lago Inari
Día 8: viernes 22 de junio. Inari-Nordkapp (355 Km.)
Ese día nos levantamos más animados sabiendo que nuestro destino estaba cerca. Salimos de Inari y a pocos Km. dejamos la E-75, girando a la izquierda hacia la 92. A partir de aquí comenzamos a ver renos, pasando de la sorpresa inicial al mosqueo, pues cuando menos lo esperas te los encuentras en medio de la carretera, obligándote a frenar, marchándose tranquilamente una vez que comprueban que te has parado.
Simpáticos animalitos.
Cruzamos la frontera, entrando en Noruega y pronto llegamos a Karasjok, una pequeña ciudad donde observamos una notable presencia de la comunidad Sami (antiguos lapones). Aquí se encuentran el Parlamento Sami así como un museo al aire libre sobre su cultura que decidimos pasar de largo pues las ganas de llegar a Nordkapp superaban nuestro interés por la cultura Sami. Enlazamos con la E-6 y rápidamente llegamos a Porsangen, donde nos desviamos hacia la izquierda dirigiéndonos hacia el fiordo del mismo nombre siguiendo por la E-6 que bordea dicho fiordo por la izquierda con unos paisajes alucinantes.
A la altura de Olderjford dejamos la E-6, que continua hasta Alta, y seguimos siempre hacia el norte por la E-69 parando constantemente para hacer fotos ya que el paisaje no deja de sorprendernos. Se puede apreciar como el paisaje va cambiando de bosques de árboles medianos a pequeños árboles y por último la tundra. A pocos Kms. primer susto con los dichosos túneles noruegos: iluminación pésima, filtraciones de agua por todas partes y un frío que pela, en mi opinión indignos para un país tan desarrollado en otros aspectos, y que sirvió de entrenamiento para los que nos esperaban en los días que estuvimos en Noruega.
Pasamos Kafjord y entramos en el túnel bajo el mar que lleva a la isla de Mageroya (igual de cutre que el anterior), unos cuantos Kms. bajando y otros tantos subiendo y a la salida a pasar por taquilla: 390 NOK = 49,6 € (cobran por tipo de vehiculo + nº de ocupantes).
A continuación recorrimos media isla buscando hotel sin éxito, ya que por esas fechas estaba todo a reventar de turistas, incluso lo intentamos con las cabañas en varios camping e ídem de lo mismo, finalmente dimos con uno que tenía cabañas libres y tras echarle un vistazo a una y ver la cara que puso mi mujer decidí que en este viaje no dormiríamos en cabañas. La razón: pues aunque yo he realizado varios viajes en bicicleta con alforjas y no tengo problemas para dormir en el suelo si es necesario, mi señora dice que si viaja no es para pasar calamidades... y como resulta que quiero seguir viajando muchos años con ella, pues eso...
Cuando ya empezamos a preocuparnos encontramos en Honningsvåg un hotel de aspecto cutre pero tras ver la habitación y comprobar que todo estaba correcto nos quedamos (Hotel View. 900 NOK= 113,2 € con desayuno). Después de comer nos echamos una siestecita y a eso de las 8 PM nos dirigimos hacia Nordkapp dispuestos a disfrutar del sol de medianoche.
Durante el camino recordé lo que antes de partir me comento Harry (que estuvo hace unos años) respecto a las sensaciones que te asaltan en esos últimos 30 Kms… algo que resulta difícil de explicar, pero que nadie al que le guste viajar en moto debería perderse… en fin, el caso es que disfruté como un enano… mientras recorres la sinuosa carretera con unos paisajes que quitan el sentío recuerdas los largos meses de preparación… las kilometradas que te has pegado para llegar hasta allí… en definitiva, todos los obstáculos que has tenido que sortear para alcanzar tan lejana meta… así debe sentirse un ciclista de fondo en carretera cuando después de una maratoniana etapa consigue llegar a la meta en solitario…
Llegamos al recinto de Cabo Norte y tras pasar por taquilla (390 NOK= 49.06 €) dejamos la moto en el enorme aparcamiento repleto de autocaravanas, unas pocas motos y unos cuantos autobuses que nos avisaron de lo se nos avecinaba. Nos fuimos derechitos hacia la famosa bola del mundo y aprovechamos que aún había poca gente para hacernos las primeras fotos, y marcharnos rápidamente –hacía un frío bestial- al monstruoso complejo turístico que se han montado allí para desangrar a todo el que se acerque.
Compramos unos cuantos regalos y recuerdos en la única tienda de Noruega que vende toda la parafernalia relacionada con Nordkapp y nos cogimos sitio en primera fila en el hall panorámico donde nos comimos nuestros bocadillos, mandamos algunas postales a familiares y amigos, que tardaron más de un mes en llegar a sus destinos, y disfrutamos del maravilloso espectáculo del sol de medianoche ... ¡ah!... y volvimos a ver a nuestros amigos catalanes...
A eso de las 2 de la madrugada, cuando más agustito estábamos ya que las hordas de turistas se habían marchado hacía ya rato, decidimos irnos al hotel con la extraña sensación que te produce conducir por ese paisaje alucinante de tundra a las 2 de la madrugada y con un sol del carallo.
¡guaaauu!...
La prueba de que estuvimos allí (eran las 21:00 PM)
... a las 00:50 AM
... a las 01:08 AM
... a la misma hora que la anterior, pero sin contraluz.
Día 9: sábado 23 de junio. Nordkapp-Tromsø (610 Km.)
Cumplido el objetivo de llegar a Nordkapp, nos levantamos ese día un poco más tarde de lo normal y mientras nos preparábamos en el parking del hotel para salir conocimos a un motero portugués que viajaba en solitario en una HONDA CBR 1100 XX, Marco, que hablaba un perfecto castellano, y que seguía una ruta muy parecida a la nuestra. Nos recordó muchísimo a nuestro querido compañero de salidas, Sito (alias el mochuelo) por su gran parecido tanto en lo físico como por su simpatía, y nos despedimos de él, aunque pronto volveríamos a vernos.
Nos pusimos en marcha y tras pasar nuevamente por caja en el túnel de Nordkapp (esta vez fueron 117 NOK = 14,83 €) nos dirigimos hacia Alta por la E-6, que en principio era nuestro destino final del día, para visitar el Alta Museum (2 personas 160 NOK = 20,26 €), declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que consta de dos partes: una al aire libre y otra cubierta. La primera es la más interesante y se trata de una red de caminos con multitud de pinturas rupestres (las más importantes del norte de Europa) con una antigüedad de entre 6500 y 2500 años. La segunda muestra exposiciones sobre la historia local y otros temas.
Tras finalizar la visita aprovechamos para comer y en vista de que la ciudad tenía poco más que ofrecernos, decidimos continuar hacia Tromsø, nuestro siguiente destino, no sin antes volvernos a encontrar con Marco, que inmortalizó el momento y nos pasó la dirección de su blog: http://moyalmas.blogspot.com/search?q= en el que narra su aventura y al que aprovecho para enviar un fuerte abrazo.
Las improvisaciones a veces no son buenas, y en ese momento no reparé en un par de cuestiones a tener en cuenta:
En primer lugar no recordé la divertida anécdota (aunque en ese momento no creo que se rieran mucho) que Loic nos contó respecto a los horarios de los ferrys y el mal trago que pasaron al quedarse tirados toda una noche esperando el primer ferry del día siguiente… pues eso, que a nosotros casi nos pasa lo mismo: puse la dirección en el navegador sin reparar en los dos transbordadores que tendría que coger para llegar a Tromsø y cuando llegamos al lugar donde se cogía el primero, nos llamó la atención el que no hubiera nadie en el lugar… en efecto, el último ferry había salido hacía ya rato y no nos quedó otro remedio que dar un “pequeño rodeo” de casi doscientos Kms., que en Noruega son muuuchos Kms ya que no cunden como aquí… moraleja: revisar minuciosamente la ruta y comprobar los horarios de los transbordadores.
En segundo lugar el hecho de que en mis planes iniciales tenía pensado llegar pronto a Tromsø después de hacer noche en Alta y aprovechar el resto del día para visitar la ciudad, de la que había leído cosas interesantes, pero no lo suficientes como para “perder” dos noches de hotel… para más INRI llegamos a eso de las 12 PM y la impresión que nos causó a esa hora la ciudad, con un sol que parecía que fuesen las siete de la tarde y las calles desiertas con algún borracho que otro incordiándonos cada vez que parábamos, no fue muy alentadora, por lo que nos limitamos a quedarnos en el primer hotel que vimos (Quality Hotel Saga 1095 NOK = 138,79 €) para descansar y preparar el día siguiente.
Nos quedó el consuelo de haber disfrutado durante toda la ruta del día de unos paisajes fantásticos y la pena de no poder visitar la ciudad con más calma, pero no pudo ser… y quién sabe… quizá sea otro año.
Camino hacia Tromsø.
Día 10: domingo 24 de junio. Tromsø-Henningsvaer (478 Kms.)
Otro día marcado con una “x” en mi rutómetro pues nuestro destino no era otro que las míticas Lofoten, consideradas por la revista National Geographic como el segundo archipiélago más bello del mundo.
Personalmente –aunque puedo entender las razones: tiempo disponible, presupuesto, etc.- me sorprende la cantidad de gente que se pega el palizón para llegar a Cabo Norte pasando de largo este incomparable lugar. Nosotros, por supuesto que no estábamos dispuestos a perdérnoslo y hacia allí nos dirigimos por la E-8, desviándonos hacia la E-6 a la altura de Nordkjosbotn dirección sur-oeste, desviándonos nuevamente hacia Gratangen por la 825, que nos llevaría hacia la E-10, futura ruta turística nacional ...y que ya no abandonaríamos hasta pasar las Lofoten. A partir de aquí se suceden los puentes y túneles, pasando de una isla a otra casi sin darte cuenta.
En principio no notamos diferencia en cuanto al paisaje hasta nuestro paso por la isla Langøya –que en realidad pertenece al archipiélago de las Vesteralen- en el tramo que va desde Sortland hasta Melbu… las vistas de las islas situadas a la izquierda, con sus característicos perfiles abruptos y recortados quitan el hipo.
En Melbu cogimos otro ferry que nos llevó hasta Fiskebøl, ya en la isla Austvagoy, sumergiéndonos de lleno en unos paisajes de ensueño.
Esperando el ferry
Subiendo al ferry Melbu-Fiskebøl
Llegando a Fiskebøl
De camino a Svolvær
Nos dirigimos tranquilamente hacia Svolvær, la ciudad más importante del archipiélago con la intención de hacer noche allí. Nada más llegar fuimos al primer hotel al que me mandó el navegador, y al ver un montón de autobuses en la puerta –nos recordó nuestra odisea en Nordkapp- comprendimos que no nos resultaría fácil… Como era de esperar estaba completo… uno tras otro miramos todos los hoteles con idéntico resultado hasta que no nos quedó otro remedio que continuar ruta… una pena por que la ciudad nos gustó mucho... pero, como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga…
Enfilamos hacia Henningsvær, un precioso pueblo pesquero conocido como la Venecia noruega –nada que ver con Svolvær, mucho más turística- que nos cautivó, con sus casas de madera de colores sustentadas sobre el mar y su puerto, con un ambiente entre bohemio y vacacional y un hotel de madera encantador (Henningsvær Bryggehotell) al que entramos a matar… Pelín caro el hotelito (1400 NOK = 177,42 € con desayuno) pero tenía habitaciones libres y nos gustó tanto que nos quedamos… como diría nuestro amigo Paracabip: será por perras…;D
Nos duchamos, cenamos y dimos un paseo por sus calles junto al mar, disfrutando de su animación y de su maravillosa luz –a las fotos os remito- … volvimos al hotel y el sol de medianoche nos volvió a jugar una mala pasada… cuando nos vinimos a dar cuenta eran las tantas y nos acostamos… cansados pero muy satisfechos.
LLegando a Henningsvær
A la entrada del pueblo
Henningsvær
... desde el hotel
... a las 23:58 PM
... a las 00:03 AM
Día 11: lunes 25 de junio. Henningsvær- Bodø (118 Kms.)
Nos marchamos del hotel, no sin antes pegarme mi ya habitual festín a sild-fisk en el desayuno –cómo lo echo de menos- dispuestos a seguir disfrutando de la ruta.
Volvimos a enfilar la E-10, cruzando el puente que nos condujo a la isla Vestvågøy, donde visitamos el Museo Vikingo (2 personas 200 NOK = 25,32 €), una enorme casa alargada de 83 m. de longitud que es la réplica del más grande edificio vikingo descubierto en Escandinavia, y que fue residencia de un gran jefe vikingo.
A nosotros nos gustó mucho ya que en su interior recrea muy fielmente la atmósfera de la época, con su salón de banquetes, talleres de oficios y una exposición donde se muestran diversos objetos hallados.
Continuamos nuestra ruta por la E-10, dirigiéndonos hacia la siguiente isla: Flakstadoya, que sigue en la línea de las anteriores en cuanto a la espectacularidad de sus paisajes. Por último la isla de Moskenesoy, una de las más bellas con pueblecitos pesqueros como Hamnøy y Reine en los que te detienes y sólo escuchas el graznido de las gaviotas, amplificado por los imponentes picos de afiladas puntas que los rodean, invadiéndote una paz interior imposible de describir.
Hamnøy
Hamnøy
Reine
Reine
Extasiados de tanta belleza nos dirigimos hacia Moskenes, donde cogeríamos el ferry que nos llevaría a Bodø (390 NOK = 49,41 €), dejando en el tintero el último pueblo de la isla: Å, del que también había leído maravillas… habrá que volver.
Una vez en el ferry, es obligado irse a la cubierta de popa y disfrutar de la vista que ofrecen las islas a medida que te vas alejando: un gran muro de piedra dentada que en realidad no es una sola pared sino las cuatro islas principales.
Tras una travesía de aproximadamente dos horas, llegamos a Bodø y nada más bajar del barco, ya a media tarde, nos sorprendió una fina pero persistente lluvia que unida a la tristeza que nos produjo abandonar las Lofoten nos decidió a buscar hotel y descansar por ese día, alojándonos finalmente en el Clarion Collection Hotel (1010 NOK = 127,92 con desayuno).
Una vez instalados intentamos visitar el Norsk Luftfartsmuseum (Museo Noruego de la Aviación), que posee una gran colección de aviones, desde los más antiguos hasta los más actuales, pero lamentablemente cerraba a las 6 PM y no pudo ser.