Gattaca1150
Curveando
Bueno, como todos los cuentos, éste surgió un día que no recuerdo de Noviembre o Diciembre del 2006 estando hablando de motos con un nuevo amigo, Dani el Largo (es jugador de baloncesto), a quien conocí en un “campo de concentración” que hay cerca de Sevilla donde pasamos 9 interminables meses de nuestra vida…
Tras tantos días compartiendo aula, pabellón (éramos vecinos de habitación), comedor, y salidas moteras entre clase y clase, un día nos dio por ir a Elefantes, así que compramos un mapa de Europa, lo tiramos en el suelo de su casa, y con ayuda de un bote de garbanzos, empezamos a hacer una ruta de garbancitos…ingenuos nosotros.
Al principio, la idea era ir solo allí, pero como teníamos 15 días de vacaciones, decidimos emplearlos todos ellos quemando gasofa…Así que al final la ruta que empezaba en Despeñaperros, pasaría por Paris y Ámsterdam, terminando en Passau.
Este es el relato de esta locura…
DIA 1: 18-ENERO_MALAGA-BARCELONA
Dado que Dani vivía en Sevilla y yo en Málaga, la idea fue encontrarnos en Despeñaperros y partir desde allí juntos hacia Barcelona.
La cosa no habría empezado peor, porque al llegar a Despeñaperros, observé que la moto había consumido mucha gasolina (cosa rarísima en tan pocos kms...260 desde Málaga), con lo que me puse a mirar y me encontré que el macarrón de suministro estaba flojo y me había tirado por el camino casi medio tanque…, pues tuve que repostar en Bailen.
Además, Dani apareció al rato con mala cara, diciéndome que se iba de varilla por la cenorra que se había metido la noche antes….Vaya tela, empezábamos bien el viaje.
Así que yo me puse a arreglar la moto y Dani a hacerse una sopita caliente apara templar el cuerpo (vaya, para no cagarse vivo encima la moto)…
La noche nos pilló, y con el retraso acumulado, tuvimos que cenar bajo la uralita de una gasolinera. Barcelona estaba aun lejos y los problemas aun no habían sino empezado.
A unos 180 kms de nuestro destino, el indicador de batería de mi moto se encendió como loco que lleva al diablo, además de saltarme la alarma en el pequeño pero completo ordenador que le había instalado a la moto: decía que no había suministro del alternador….
¿Queeeé? Pero si la acababa de sacar del taller de la revisión de los 70.000????? Pues acojonado por no saber qué le pasaba, le dije a Dani que me alumbrara él delante, pues tenía que ahorrar toda la energía de la batería para que las bujías siguieran chispeando. Conseguimos llegar a Barcelona, Dani delante y yo detrás en la más completa oscuridad. Llegados al domicilio de sus amigos que nos esperaban, en cuanto paré la moto, ya no hacia ni un mú al girar la llave. Suerte que el conocido de Dani tenia un cargador Ferve y pusimos la moto en carga toda la noche para llevarla por la mañana al conce mas cercano (y barato) de Barcelona.
DIA 2: 19-ENERO_BARCELONA-PERPIGNAN
Arreglado el percance en Muntaná, además de salirme bien de precio la broma, me dijeron que se había partido la correa V, que estaba totalmente cuarteada y que me la debieron de haber cambiado en la revisión de los 70.000 kms…..¡Ole por los mecánicos de pacotilla del conce al que la llevé! (dejemos los nombres a un lado, que ya lo dije en su momento).
Nos despedimos de los amigos de Dani y cogemos la carretera rumbo a Perpignan tras el almuerzo. Dadas las horas de salida, no nos quisimos detener a echar fotos pues la luz del día ya se iba desvaneciendo.
Llegados a Perpignan de noche, nos dirigimos al primer Formule1 de los muchos que en este viaje llegamos a reservar. La verdad es que me gustó tanto que ya no dejamos esta cadena de hoteles en todo el viaje por Europa.
DIA 3: 20-ENERO_PERPIGNAN-PARIS
Sorprendidos por el clima tan excelente que teníamos esa mañana (a pesar de la alarma de tormenta que vaticinaban todas las cadenas de televisión), tras un buen desayuno en el hotel, emprendimos la marcha hacia Perpignan a fin de dar una vuelta por tan bella ciudad con todos los bártulos en las motos.
La ciudad resultó ser una preciosidad, llena de gente y de monumentos bellísimos, aunque yo creo que para dos pueblerinos como nosotros de vacaciones, todo nos parecía precioso.
Tras dar una vuelta por la ciudad y echar unas bellas fotos en un parque majestuoso de la ciudad, emprendimos rumbo a Paris con una ansiedad indescriptible: sabíamos que en breve veríamos esa gran y bella torre, la Torre Eiffel, destellando sobre el inmenso cielo de Paris. Además, el tiempo estaba respetando de maravilla, aunque se podía ver en los noticiarios que la gran tormenta de nieve seguía a nuestras espaldas, siguiendo nuestros pasos, por lo que cada vez que nos deteníamos a contemplar y admirar cualquier paisaje, significaba que nos exponíamos mas y mas al peligro de quedar bloqueados por la nieve que traía a su paso.
Ya metidos en carretera, todo iba bien hasta que empecé a cabrearme sin razón. Bueno, si tenía razón para ello, pues veía que la carretera no se correspondía con una carretera que supuestamente iba hacia la capital de Francia. La veíamos rara y con poco transito, de dimensiones normales, más bien como una simple nacional…
Y llegados un punto en que aquello empezó a hacerse más estrecho y con más curvas de lo esperado, decidimos parar y revisar la ruta. Pero no sabíamos bien dónde estábamos, hasta que el GPS nos dio la posición exacta: la made que lo parió. Estábamos en medio de un macizo montañoso, sin posibilidad de dar media vuelta pues el camino a desandar era aun mayor que el que nos quedaba por hacer. Y toda la culpa la tenia yo por hacer caso ciego al dichoso GPS. Resultó que, de camino hacia Barcelona, le había prohibido las autopistas para ahorrarnos unas pesetas, pero al entrar en Francia no se lo desactivé. Así que nos metió por una carretera de mala muerte…Jodioparato.
Pero ya no podíamos hacer nada, salvo seguir la marcha y rezar porque la noche no cayera muy rápidamente.
La ruta era de ensueño, todo curvas rodeados de paisajes bucólicos, poblados minúsculos y bellas casas sacadas de otra época (serian de otra época, porque eran de viejas las jodias……), restos de castillos medio derruidos, etc.
Llegados a la presa de Villefort, decidimos parar a estirar las piernas y echar unas fotos. La oscuridad de la noche ya casi nos envolvía por completo, pero había que dejar constancia de tan bello escenario. Ya nos habiamos resignado a llegar tarde a Paris, pero así es como habíamos empezado el viaje desde el primer día y ya nos estábamos acostumbrando.
Además, acordamos hacer el máximo camino posible cada día, pero no ponernos un tope de kilómetros diario porque se nos cruzaban muchas cosas dignas de parar y disfrutar.
Retomada la carretera y tras otro buen trecho, llegamos a las cercanías de otra villa, en la cual se podía divisar una iglesia preciosa con una iluminación majestuosa. Decididos a verla, pusimos rumbo a ella, descubriendo que era Puy.
Subidos hasta la misma Catedral de Nuestra Sra de Puy, dejamos enfriar un poco las motos y hacer otras cuantas instantáneas de dicho monumento. Tanto la Catedral como las calles adyacentes eran una maravilla, perfectamente conservadas al estilo original, con su empedrado y todo.
Y ya bien entrada la noche, de nuevo al hotel más cercano, pues aun quedaba mucho camino hasta Paris….
DIA 4: 21-ENERO_LLEGADA A PARIS
Levantados esta vez muuuuy temprano dada la experiencia que estábamos teniendo (nos perdíamos cada dos por tres aun llevando GPS y perdíamos mucho tiempo recreándonos con cualquier cosa del camino), ni siquiera desayunamos en el hotel cuando ya estábamos quemando gasolina hacia Paris; queríamos llegar pronto para contemplar la ciudad, aparte que ya llevábamos dos días de retraso respecto la ruta inicial.
Parados a repostar, el cuerpo también pedía algo que quemar, así que compramos varias porquerías en la misma gasolinera e improvisamos un desayuno allí mismo, a pie de la autopista…eso si, con otro día radiante de sol: que suerte la nuestra con el tiempo!!! Dado que habia que calentar el desayuno, nada mejor como el grill de las motos ;D
Apenas tuvimos que parar otra vez para rellenar los tanques cuando tanto Dani como yo nos pusimos bastante nerviosos y empezaos a hacer el gilipollas en las motos. Pero no podía ser menos: ya entrada la noche acabábamos de divisar a lo lejos esa gran torre con su faro en todo lo alto, haciendo un barrido de luz impresionante que se divisaba aun cuando no se podía apenas ver la misma Torre Eiffel…
¡¡¡¡Ya estábamos en Paris!!!!
Ahora tocaba encontrar el Formule1 que teníamos en mente, cosa bastante fácil con tan solo introducir la calle en el GPS: dicho y hecho, a menos de 10 minutos de donde estábamos y en pleno centro de Paris. El edificio era enorme, en comparación con los anteriores. Tenia cerca de 6 u 8 plantas, no recuerdo bien.
Además, la entrada la tenía en una calle peatonal sin salida, con lo que dejamos las motos aparcadas en la mismita puerta, delante de una cristalera en recepción a través del cual estarían vigiladas toda la noche.
El espectáculo de nuestra llegada fue pequeño: entre lo aparatoso de nuestra vestimenta y lo exageradamente cargadas que iban las motos, todo el mundo se paraba a mirar, intrigados por saber si éramos humanos o de otra galaxia… Incluso los recepcionistas nos ofrecieron un carro para poder trasladar las maletas a las habitaciones, pues eran unos cinco o seis viajes por persona para poder llevar todo el equipaje a las habitaciones.
Ese día cogimos la camita con unas ganas enormes, aunque ansiosos por despertar a la mañana siguiente para pasar el día de turismo por Paris.
DIA 5: 22-ENERO_PARIS
Y que os voy a decir de este día: todo el día de un lado a otro, como dos tontos sin saber a donde ir, porque todo lo que veíamos era precioso.
La primera sorpresa fue tan pronto levantamos las persianas: la madre que los parió. Con razón el recepcionista nos dijo que nos había dado el ala del hotel mas tranquila… Joder macho, si daba justo a unos de los cementerios de Paris. Pero visto por el lado práctico, era cierto, ¿o no?
Ya duchados y bien desayunados, nos pusimos ropa cómoda y preguntamos en recepción por un par de mapas turísticos, así como que nos aconsejaran alguna peculiaridad de la ciudad. Pero Paris esta llena de peculiaridades, así que al final decidimos ponernos manos a la obra y no perder más tiempo hablando.
Habían muchas cosas que no nos podíamos perder: la visita a la Torre Eiffel, los Campos Elíseos, el Moulin Rouge, los cruceros por el rió Sea, etc, etc.
Llegados a laTorre Eiffel, el miedo era que hubiera tanta gente que perdiéramos medio día en la visita. Pero la verdad es que estaba aquello muy fluido y enseguida sacamos los tickets para subir….hasta arriba. Ya puestos, pues vayamos a lo mas alto.
Tras cambiar de elevador en las plantas inferiores, aquello ya empezó a coger color. Dani no hacia más que grabar todo lo que veía, pues yo no llevaba videocámara. Por mi parte, le sacaba fotos a todo, incluidas las francesitas, como no….que guapas….
Y llegados a la cima, las vistas de la ciudad eran espectaculares. Se perdía la vista y aun se divisaba la ciudad. Incluso podíamos ver las motos aparcadas varias manzanas de la Torre, las dos allí solas…
Echadas mil y una fotos y todos los videos que aguantó la batería de la videocámara, nos volvimos a subir en nuestras monturas y seguimos nuestra visita sobre dos ruedas. La temperatura era la idónea para ir en moto, pero en seguida nos dimos cuenta que esta ciudad tiene un nivel de vida muy rápido, y, consecuencia de ello, es también el rápido trafico que no hacia sino darnos susto tras susto. Conducen de manera bestial, adelantando como locos y a una velocidad abismal. Además, las preferencias no son las mismas que en España, así que, tras varios sustos, decidimos mirar más a los coches y menos a las casas y avenidas.
Aparcados en Los Campos Eliseos, decidimos pasear un poco por sus tiendas y parar a comer algo en un restaurante de lujo…McDonald´s de nuevo ;D
Echadas mil y una fotos y todos los videos que aguantó la batería de la videocámara, nos volvimos a subir en nuestras monturas y seguimos nuestra visita sobre dos ruedas. La temperatura era la idónea para ir en moto, pero en seguida nos dimos cuenta que esta ciudad tiene un nivel de vida muy rápido, y, consecuencia de ello, es también el rápido trafico que no hacia sino darnos susto tras susto. Conducen de manera bestial, adelantando como locos y a una velocidad abismal. Además, las preferencias no son las mismas que en España, así que, tras varios sustos, decidimos mirar más a los coches y menos a las casas y avenidas.
Aparcados en Los Campos Eliseos, decidimos pasear un poco por sus tiendas y parar a comer algo en un restaurante de lujo…je,je.
Tras hacer las fotos de protocolo a la Torre chispeando, nos pusimos camino del Louvre. Llegados a su entrada, y dado que el transito rodado esta prohibido, aparcamos las motos en las inmediaciones, yendo hasta el museo a pie. La plaza donde esta ubicado es una preciosidad; sin palabras.
Allí, sin querer entrar por falta de tiempo, conocimos a dos policías que patrullaban con patines en línea. Nos llamó la atención que hay Unidades de Policía a bici, a patines, a caballo, en moto. Es una pasada.
Tras un buen rato de charla y de cambiar emails, decidimos hacer la última visita de la noche al Moulin Rouge y enfilar hacia el hotel para cenar y descansar. Aun quedaba mucho por ver el día siguiente.
DIA 6: 23-ENERO_PARIS
Levantados y bien desayunados como el día anterior, otra vez arrancamos nuestras bellezas para seguir con la visita turística. El tiempo seguía siendo bueno, soleado, pero la temperatura era propia del mes: 2’8ºC….vaya tela, leñe!!!
Nuestro primer objetivo era el Arco del Triunfo. Así que, metidos en faena, allí que fuimos a echar unas fotos. Llegados al lugar, el problema es que está totalmente prohibido parar en las inmediaciones para evitar accidentes de trafico. Es una de las rotondas chungas de los Campos Eliseos, por lo que está muy vigilada.
Pero teníamos que intentar echarnos la foto con las motos, así que paramos para echárnoslas recíprocamente sin bajarnos de las motos. Y no sabemos de dónde, pero allí se presentó la policía. Vaya tela, y nosotros sin excusa alguna y con unas pintas de turistas perdidos… Al final tuvimos que tirar del “compañerismo” y todo quedó en una amonestación verbal.
Empezamos a hablar de la ciudad, del trafico, de la labor que ellos hacían controlando dicho trafico tan alocado y, como no, de las flamantes BMWs que montan. A ellos les interesó eso que viniéramos desde tan lejos en moto y, además, que tuviésemos la intención de ir a Elefantes (no sabían lo que era). Así que al final, pues casi nos hacemos amigos. Nos invitaron a enseñarnos las instalaciones de la Unidad Motorizada de Paris, a lo que no nos podíamos negar.
Los garajes de esta gente eran bestiales: varias plantas llenas de BMWs y de FJRs todas ellas flamantes, limpitas, y totalmente alineadas. Era como un sueño. Todos estaban intrigados por saber quienes éramos y qué era eso de los Elefantes. Algunos sí acertaban a saberlo, pero los demás se sorprendían de que quisiéramos ir a dicho lugar con el tiempo que hacia en enero.
Y, terminada nuestra visita a los garajes de la Policía, nos invitaron a escoltarnos hasta la catedral de Notre Damme. Pero vaya un desatino: daba miedo la velocidad a la que iban…y, claro, teníamos que seguirles…Iban abriendo camino a base de claxon y de advertencias a los conductores de los coches. Os digo que incluso me daba un poco de vergüenza, porque los sacaban prácticamente del carril para darnos paso. Pareciamos famosos…. Ya llegados a la catedral, nos despedimos y deseamos suerte en nuestras empresas.
Visitada Notre Damme y algunos otros monumentos, ya iba acabándose el día y decidimos, dadas las temperaturas, enfilar hacia el hotel para descansar algo mas que el día anterior, pues a la mañana siguiente tendríamos que cargar las motos y proseguir nuestro camino hacia Ámsterdam.
DIA 7: 24-ENERO_ PARIS-BRUJAS-AMSTERDAN
De nuevo en la carretera, llegamos a Brujas bastante temprano, más o menos. La ciudad nos la había recomendado todo el mundo, y la verdad es que, tan solo con llegar a sus murallas exteriores, estaban en lo cierto.
Apenas íbamos en segunda marcha todo el rato, porque las vistas eran dignas de admirar lo más lentamente posible. No hacíamos más que parar y echar fotos a unas cosas y a otras, sin poder parar. Parecíamos ludópatas apretando los botones de una tragaperras, casi sin dejar tiempo a las baterías a recuperarse entre foto y foto.
Nos encontramos con que en la plaza central habían montado el mercadillo, así que aprovechamos para dar una vuelta y ver los puestos. Como no, llegó la policía para que aparcáramos en condiciones: estos españoles……
Los canales son preciosos, todos de postal, con sus casas a ras de agua, toda ella mansa y surcada por cisnes blancos que rompen el espejo que forma el agua. Te entran ganas de quedarte a vivir allí, con sus casas de siglos atrás, sus tiendas con sus escaparates tan bien cuidados, las calles limpias, apenas circulación rodada y las gentes tan amables y comedidas…
Todo era muy bonito, hasta que nos montamos de nuevo en las monturas para continuar y la Tiger de Dani decía que nanai de la china: estaba seca de batería. ¿Por qué? ¿Si había ido todo el camino bien, sin dar una pega? Los puños térmicos, Dani, hay que apagarlos…. Madre mía, otra vez tirados y sin cables para baterías. Así que, después de patear un poco buscando un taller o alguien que tuviera cables (nadie), paramos a un chaval y nos dijo que en el casco antiguo de Brujas (donde estábamos) no había ni un comercio que vendiera recambios de coches o motos, que todo eran tiendas para turistas, pero nada mas.
Así que la única opción era que yo me fuese solo a buscar unas pinzas de batería y Dani se quedara vigilando su moto. Así lo hicimos, ayudados por el chaval, que me llevó hasta un supermercado estilo Lidl donde compré unas pinzas. El problema era regresar a donde estaba Dani, porque el supermercado estaba a unos 8 kms del centro, a las afueras de la ciudad, y no sabia el camino de regreso. Me acordé que le había echado una foto al canal que pasaba por esa calle, así que ampliando con la cámara dicha foto, puede leer el nombre de la calle; lo metí en el GPS y….¡OLE! Ay mi bonito GPS, si no es por él, me dan las uvas buscando a Dani…
Arrancada la moto, seguimos la marcha hacia Ámsterdam, no parando la moto mucho para que recuperase toda la carga la batería.
Llegados Ámsterdam, esa noche si que hicimos kms extras hacia delante y hacia detrás buscando un Formule1 libre. Al final encontramos uno a las afueras, muy afueras, de Ámsterdam.
Cambiados de ropa, decidimos coger e ir a la ciudad, pues el Barrio Rojo hay que verlo de noche (ya sabéis, las chicas trabajan allí por las noches en las cabinas)… Tras andar por las calles del barrio y ver las famosas cabinas desde fuera (era tentador verlas desde dentro, pero, a pesar de lo impresionantes que estaban algunas de las chicas, no se te iba de la cabeza los problemas y enfermedades que ese tipo de relación podía acarrearte).
Así que, tras verlo casi todo, y llevarte algún que otro calentón…de ese tipo, ya sabéis, nos regresamos al hotel. También te quitaba las ganas de acomodarte en un bar el hecho de que el hotel estaba lejos de la ciudad y hacia una rasca que te cagabas en los pantalones…¡¡¡¡¡Y las chicas con tan poquita ropa en las cabinas!!!!!
DIA 8: 25-ENERO_ AMSTERDAN-FRANKFURT
Levantados sin prisas esa mañana, habíamos decidido pasar allí el día y descansar del ajetreo de los días anteriores.
Pero había algo que me rondaba la cabeza sin parar, un sentimiento de agobio, de decirme a mi mismo que algo no iba bien. Y fue cuando le eché un vistazo al reloj para hacer cálculos del tiempo a gastar en la ciudad, cuando me percaté de algo que no podía ser cierto; tras revisarlo y volver a hacer cuentas de memoria, no me podía creer lo que estaba pasando: estábamos a 25 de enero, en lo mas alto del Benelux…y al día siguiente empezaba Elefantes. No nos lo podíamos creer, pero habíamos pedido tantos días en el camino que ahora nos tocaba cruzar toda Alemania para llegar a Elefantes a tiempo¡¡¡en un solo día!!!...Madre de Dios, que burrada.
Así que, con nuestro pesar, y con algún comentario un tanto frío el uno hacia el otro echándonos en cara retrasos y problemas, decidimos no ir a Elefantes, pues no nos daba tiempo: había que cruzar toda Alemania en un día y, contemplando el mapa y con la cabeza bien fría, era toda una bestialidad la pechá de carretera.
Llegados a este punto, y tomada la decisión en la habitación del hotel, mientras Dani terminaba de ducharse y de vestirse, bajé al may del hotel para esperarlo allí y preguntar a alguien por los lugares que merecían ser vistos. Yo me quedé en el hall, mientras que Dani se iba a desayunar.
Con el mapa encima de la mesa y el GPS en la otra, me puse a calcular distancias y tiempos, y una sonrisa me apareció en la cara cuando, tras comprobar los datos en el GPS, vi que si podíamos cruzar toda Alemania y encontrarnos con nuestros amigos de Barcelona en el hotel de Nassau, aunque tendríamos que apretar el ritmo y dejar las fotos para otro momento. El objetivo de este viaje era Elefantes; no ir ahora, sería un fracaso, a pesar de lo mucho que habíamos disfrutado esos días de camino.
Con lo que, tan pronto regresó Dani de desayunar, le dije: tira a la habitación a por los chismes, que hoy dormimos en Nassau con Andrés, Fermín y Esteban. Me responde: ¿qué, que al final vamos? Joder tío, no te aclaras, eh. Venga Dani, le digo, yo empiezo a empaquetar la moto, y me da la típica expresión española cuando te meten prisas: - ¡¡¡¡Serás cabron...!!!!
Arrancadas las motos y cargadas de nuevo hasta las trancas, hicimos una rápida visita por todas las calles de Ámsterdam sin bajarnos de las motos, casi sin apagar motores, viendo sus canales, sus calles comerciales, su gente de aquí para allá, etc.
El Barrio Rojo parecía ser otro, apenas con gente, todas las cabinas con las cortinas, rojas como no, echadas, indicio de que ya no había más fiesta por el momento hasta la siguiente noche.
El ambiente que se respiraba era diferente al de Paris y las demás ciudades en las que habíamos estado. La gente era mas reservada, de diferentes estilos, más fría podríamos decir. Personalmente no me gustó la ciudad ni el ambiente, ni de día ni de noche, aunque creo que hay que vivirlo para poder opinar con más profundidad. No obstante, es la opinión de mucha gente que ha estado en dicha ciudad.
Ya metidos en carretera, ésta se hacia eterna, elevando el ritmo de viaje y apenas parando incluso ni para evacuar líquidos (mear, en plata). Teníamos que hacer noche en Frankfurt, fuese como fuese, porque si no, no llegábamos a Passau de ninguna manera.
La suerte nos vino de cara y a eso de las 9’30 de la noche llegamos a Frankfurt: que bien, podríamos acostarnos pronto y madrugar para llegar a Passau con tiempo de sobra.
Pero este seria el peor día de todo el viaje.
......CONTINUA, POR FALTA DE ESPACIO, EN "CRONICA DEL VIAJE A ELEFANTES ENERO 2007 PARTE 2"
Rfgsssssssss
Tras tantos días compartiendo aula, pabellón (éramos vecinos de habitación), comedor, y salidas moteras entre clase y clase, un día nos dio por ir a Elefantes, así que compramos un mapa de Europa, lo tiramos en el suelo de su casa, y con ayuda de un bote de garbanzos, empezamos a hacer una ruta de garbancitos…ingenuos nosotros.
Al principio, la idea era ir solo allí, pero como teníamos 15 días de vacaciones, decidimos emplearlos todos ellos quemando gasofa…Así que al final la ruta que empezaba en Despeñaperros, pasaría por Paris y Ámsterdam, terminando en Passau.
Este es el relato de esta locura…
DIA 1: 18-ENERO_MALAGA-BARCELONA
Dado que Dani vivía en Sevilla y yo en Málaga, la idea fue encontrarnos en Despeñaperros y partir desde allí juntos hacia Barcelona.
La cosa no habría empezado peor, porque al llegar a Despeñaperros, observé que la moto había consumido mucha gasolina (cosa rarísima en tan pocos kms...260 desde Málaga), con lo que me puse a mirar y me encontré que el macarrón de suministro estaba flojo y me había tirado por el camino casi medio tanque…, pues tuve que repostar en Bailen.
Además, Dani apareció al rato con mala cara, diciéndome que se iba de varilla por la cenorra que se había metido la noche antes….Vaya tela, empezábamos bien el viaje.
Así que yo me puse a arreglar la moto y Dani a hacerse una sopita caliente apara templar el cuerpo (vaya, para no cagarse vivo encima la moto)…
La noche nos pilló, y con el retraso acumulado, tuvimos que cenar bajo la uralita de una gasolinera. Barcelona estaba aun lejos y los problemas aun no habían sino empezado.
A unos 180 kms de nuestro destino, el indicador de batería de mi moto se encendió como loco que lleva al diablo, además de saltarme la alarma en el pequeño pero completo ordenador que le había instalado a la moto: decía que no había suministro del alternador….
¿Queeeé? Pero si la acababa de sacar del taller de la revisión de los 70.000????? Pues acojonado por no saber qué le pasaba, le dije a Dani que me alumbrara él delante, pues tenía que ahorrar toda la energía de la batería para que las bujías siguieran chispeando. Conseguimos llegar a Barcelona, Dani delante y yo detrás en la más completa oscuridad. Llegados al domicilio de sus amigos que nos esperaban, en cuanto paré la moto, ya no hacia ni un mú al girar la llave. Suerte que el conocido de Dani tenia un cargador Ferve y pusimos la moto en carga toda la noche para llevarla por la mañana al conce mas cercano (y barato) de Barcelona.
DIA 2: 19-ENERO_BARCELONA-PERPIGNAN
Arreglado el percance en Muntaná, además de salirme bien de precio la broma, me dijeron que se había partido la correa V, que estaba totalmente cuarteada y que me la debieron de haber cambiado en la revisión de los 70.000 kms…..¡Ole por los mecánicos de pacotilla del conce al que la llevé! (dejemos los nombres a un lado, que ya lo dije en su momento).
Nos despedimos de los amigos de Dani y cogemos la carretera rumbo a Perpignan tras el almuerzo. Dadas las horas de salida, no nos quisimos detener a echar fotos pues la luz del día ya se iba desvaneciendo.
Llegados a Perpignan de noche, nos dirigimos al primer Formule1 de los muchos que en este viaje llegamos a reservar. La verdad es que me gustó tanto que ya no dejamos esta cadena de hoteles en todo el viaje por Europa.
DIA 3: 20-ENERO_PERPIGNAN-PARIS
Sorprendidos por el clima tan excelente que teníamos esa mañana (a pesar de la alarma de tormenta que vaticinaban todas las cadenas de televisión), tras un buen desayuno en el hotel, emprendimos la marcha hacia Perpignan a fin de dar una vuelta por tan bella ciudad con todos los bártulos en las motos.
La ciudad resultó ser una preciosidad, llena de gente y de monumentos bellísimos, aunque yo creo que para dos pueblerinos como nosotros de vacaciones, todo nos parecía precioso.
Tras dar una vuelta por la ciudad y echar unas bellas fotos en un parque majestuoso de la ciudad, emprendimos rumbo a Paris con una ansiedad indescriptible: sabíamos que en breve veríamos esa gran y bella torre, la Torre Eiffel, destellando sobre el inmenso cielo de Paris. Además, el tiempo estaba respetando de maravilla, aunque se podía ver en los noticiarios que la gran tormenta de nieve seguía a nuestras espaldas, siguiendo nuestros pasos, por lo que cada vez que nos deteníamos a contemplar y admirar cualquier paisaje, significaba que nos exponíamos mas y mas al peligro de quedar bloqueados por la nieve que traía a su paso.
Ya metidos en carretera, todo iba bien hasta que empecé a cabrearme sin razón. Bueno, si tenía razón para ello, pues veía que la carretera no se correspondía con una carretera que supuestamente iba hacia la capital de Francia. La veíamos rara y con poco transito, de dimensiones normales, más bien como una simple nacional…
Y llegados un punto en que aquello empezó a hacerse más estrecho y con más curvas de lo esperado, decidimos parar y revisar la ruta. Pero no sabíamos bien dónde estábamos, hasta que el GPS nos dio la posición exacta: la made que lo parió. Estábamos en medio de un macizo montañoso, sin posibilidad de dar media vuelta pues el camino a desandar era aun mayor que el que nos quedaba por hacer. Y toda la culpa la tenia yo por hacer caso ciego al dichoso GPS. Resultó que, de camino hacia Barcelona, le había prohibido las autopistas para ahorrarnos unas pesetas, pero al entrar en Francia no se lo desactivé. Así que nos metió por una carretera de mala muerte…Jodioparato.
Pero ya no podíamos hacer nada, salvo seguir la marcha y rezar porque la noche no cayera muy rápidamente.
La ruta era de ensueño, todo curvas rodeados de paisajes bucólicos, poblados minúsculos y bellas casas sacadas de otra época (serian de otra época, porque eran de viejas las jodias……), restos de castillos medio derruidos, etc.
Llegados a la presa de Villefort, decidimos parar a estirar las piernas y echar unas fotos. La oscuridad de la noche ya casi nos envolvía por completo, pero había que dejar constancia de tan bello escenario. Ya nos habiamos resignado a llegar tarde a Paris, pero así es como habíamos empezado el viaje desde el primer día y ya nos estábamos acostumbrando.
Además, acordamos hacer el máximo camino posible cada día, pero no ponernos un tope de kilómetros diario porque se nos cruzaban muchas cosas dignas de parar y disfrutar.
Retomada la carretera y tras otro buen trecho, llegamos a las cercanías de otra villa, en la cual se podía divisar una iglesia preciosa con una iluminación majestuosa. Decididos a verla, pusimos rumbo a ella, descubriendo que era Puy.
Subidos hasta la misma Catedral de Nuestra Sra de Puy, dejamos enfriar un poco las motos y hacer otras cuantas instantáneas de dicho monumento. Tanto la Catedral como las calles adyacentes eran una maravilla, perfectamente conservadas al estilo original, con su empedrado y todo.
Y ya bien entrada la noche, de nuevo al hotel más cercano, pues aun quedaba mucho camino hasta Paris….
DIA 4: 21-ENERO_LLEGADA A PARIS
Levantados esta vez muuuuy temprano dada la experiencia que estábamos teniendo (nos perdíamos cada dos por tres aun llevando GPS y perdíamos mucho tiempo recreándonos con cualquier cosa del camino), ni siquiera desayunamos en el hotel cuando ya estábamos quemando gasolina hacia Paris; queríamos llegar pronto para contemplar la ciudad, aparte que ya llevábamos dos días de retraso respecto la ruta inicial.
Parados a repostar, el cuerpo también pedía algo que quemar, así que compramos varias porquerías en la misma gasolinera e improvisamos un desayuno allí mismo, a pie de la autopista…eso si, con otro día radiante de sol: que suerte la nuestra con el tiempo!!! Dado que habia que calentar el desayuno, nada mejor como el grill de las motos ;D
Apenas tuvimos que parar otra vez para rellenar los tanques cuando tanto Dani como yo nos pusimos bastante nerviosos y empezaos a hacer el gilipollas en las motos. Pero no podía ser menos: ya entrada la noche acabábamos de divisar a lo lejos esa gran torre con su faro en todo lo alto, haciendo un barrido de luz impresionante que se divisaba aun cuando no se podía apenas ver la misma Torre Eiffel…
¡¡¡¡Ya estábamos en Paris!!!!
Ahora tocaba encontrar el Formule1 que teníamos en mente, cosa bastante fácil con tan solo introducir la calle en el GPS: dicho y hecho, a menos de 10 minutos de donde estábamos y en pleno centro de Paris. El edificio era enorme, en comparación con los anteriores. Tenia cerca de 6 u 8 plantas, no recuerdo bien.
Además, la entrada la tenía en una calle peatonal sin salida, con lo que dejamos las motos aparcadas en la mismita puerta, delante de una cristalera en recepción a través del cual estarían vigiladas toda la noche.
El espectáculo de nuestra llegada fue pequeño: entre lo aparatoso de nuestra vestimenta y lo exageradamente cargadas que iban las motos, todo el mundo se paraba a mirar, intrigados por saber si éramos humanos o de otra galaxia… Incluso los recepcionistas nos ofrecieron un carro para poder trasladar las maletas a las habitaciones, pues eran unos cinco o seis viajes por persona para poder llevar todo el equipaje a las habitaciones.
Ese día cogimos la camita con unas ganas enormes, aunque ansiosos por despertar a la mañana siguiente para pasar el día de turismo por Paris.
DIA 5: 22-ENERO_PARIS
Y que os voy a decir de este día: todo el día de un lado a otro, como dos tontos sin saber a donde ir, porque todo lo que veíamos era precioso.
La primera sorpresa fue tan pronto levantamos las persianas: la madre que los parió. Con razón el recepcionista nos dijo que nos había dado el ala del hotel mas tranquila… Joder macho, si daba justo a unos de los cementerios de Paris. Pero visto por el lado práctico, era cierto, ¿o no?
Ya duchados y bien desayunados, nos pusimos ropa cómoda y preguntamos en recepción por un par de mapas turísticos, así como que nos aconsejaran alguna peculiaridad de la ciudad. Pero Paris esta llena de peculiaridades, así que al final decidimos ponernos manos a la obra y no perder más tiempo hablando.
Habían muchas cosas que no nos podíamos perder: la visita a la Torre Eiffel, los Campos Elíseos, el Moulin Rouge, los cruceros por el rió Sea, etc, etc.
Llegados a laTorre Eiffel, el miedo era que hubiera tanta gente que perdiéramos medio día en la visita. Pero la verdad es que estaba aquello muy fluido y enseguida sacamos los tickets para subir….hasta arriba. Ya puestos, pues vayamos a lo mas alto.
Tras cambiar de elevador en las plantas inferiores, aquello ya empezó a coger color. Dani no hacia más que grabar todo lo que veía, pues yo no llevaba videocámara. Por mi parte, le sacaba fotos a todo, incluidas las francesitas, como no….que guapas….
Y llegados a la cima, las vistas de la ciudad eran espectaculares. Se perdía la vista y aun se divisaba la ciudad. Incluso podíamos ver las motos aparcadas varias manzanas de la Torre, las dos allí solas…
Echadas mil y una fotos y todos los videos que aguantó la batería de la videocámara, nos volvimos a subir en nuestras monturas y seguimos nuestra visita sobre dos ruedas. La temperatura era la idónea para ir en moto, pero en seguida nos dimos cuenta que esta ciudad tiene un nivel de vida muy rápido, y, consecuencia de ello, es también el rápido trafico que no hacia sino darnos susto tras susto. Conducen de manera bestial, adelantando como locos y a una velocidad abismal. Además, las preferencias no son las mismas que en España, así que, tras varios sustos, decidimos mirar más a los coches y menos a las casas y avenidas.
Aparcados en Los Campos Eliseos, decidimos pasear un poco por sus tiendas y parar a comer algo en un restaurante de lujo…McDonald´s de nuevo ;D
Echadas mil y una fotos y todos los videos que aguantó la batería de la videocámara, nos volvimos a subir en nuestras monturas y seguimos nuestra visita sobre dos ruedas. La temperatura era la idónea para ir en moto, pero en seguida nos dimos cuenta que esta ciudad tiene un nivel de vida muy rápido, y, consecuencia de ello, es también el rápido trafico que no hacia sino darnos susto tras susto. Conducen de manera bestial, adelantando como locos y a una velocidad abismal. Además, las preferencias no son las mismas que en España, así que, tras varios sustos, decidimos mirar más a los coches y menos a las casas y avenidas.
Aparcados en Los Campos Eliseos, decidimos pasear un poco por sus tiendas y parar a comer algo en un restaurante de lujo…je,je.
Tras hacer las fotos de protocolo a la Torre chispeando, nos pusimos camino del Louvre. Llegados a su entrada, y dado que el transito rodado esta prohibido, aparcamos las motos en las inmediaciones, yendo hasta el museo a pie. La plaza donde esta ubicado es una preciosidad; sin palabras.
Allí, sin querer entrar por falta de tiempo, conocimos a dos policías que patrullaban con patines en línea. Nos llamó la atención que hay Unidades de Policía a bici, a patines, a caballo, en moto. Es una pasada.
Tras un buen rato de charla y de cambiar emails, decidimos hacer la última visita de la noche al Moulin Rouge y enfilar hacia el hotel para cenar y descansar. Aun quedaba mucho por ver el día siguiente.
DIA 6: 23-ENERO_PARIS
Levantados y bien desayunados como el día anterior, otra vez arrancamos nuestras bellezas para seguir con la visita turística. El tiempo seguía siendo bueno, soleado, pero la temperatura era propia del mes: 2’8ºC….vaya tela, leñe!!!
Nuestro primer objetivo era el Arco del Triunfo. Así que, metidos en faena, allí que fuimos a echar unas fotos. Llegados al lugar, el problema es que está totalmente prohibido parar en las inmediaciones para evitar accidentes de trafico. Es una de las rotondas chungas de los Campos Eliseos, por lo que está muy vigilada.
Pero teníamos que intentar echarnos la foto con las motos, así que paramos para echárnoslas recíprocamente sin bajarnos de las motos. Y no sabemos de dónde, pero allí se presentó la policía. Vaya tela, y nosotros sin excusa alguna y con unas pintas de turistas perdidos… Al final tuvimos que tirar del “compañerismo” y todo quedó en una amonestación verbal.
Empezamos a hablar de la ciudad, del trafico, de la labor que ellos hacían controlando dicho trafico tan alocado y, como no, de las flamantes BMWs que montan. A ellos les interesó eso que viniéramos desde tan lejos en moto y, además, que tuviésemos la intención de ir a Elefantes (no sabían lo que era). Así que al final, pues casi nos hacemos amigos. Nos invitaron a enseñarnos las instalaciones de la Unidad Motorizada de Paris, a lo que no nos podíamos negar.
Los garajes de esta gente eran bestiales: varias plantas llenas de BMWs y de FJRs todas ellas flamantes, limpitas, y totalmente alineadas. Era como un sueño. Todos estaban intrigados por saber quienes éramos y qué era eso de los Elefantes. Algunos sí acertaban a saberlo, pero los demás se sorprendían de que quisiéramos ir a dicho lugar con el tiempo que hacia en enero.
Y, terminada nuestra visita a los garajes de la Policía, nos invitaron a escoltarnos hasta la catedral de Notre Damme. Pero vaya un desatino: daba miedo la velocidad a la que iban…y, claro, teníamos que seguirles…Iban abriendo camino a base de claxon y de advertencias a los conductores de los coches. Os digo que incluso me daba un poco de vergüenza, porque los sacaban prácticamente del carril para darnos paso. Pareciamos famosos…. Ya llegados a la catedral, nos despedimos y deseamos suerte en nuestras empresas.
Visitada Notre Damme y algunos otros monumentos, ya iba acabándose el día y decidimos, dadas las temperaturas, enfilar hacia el hotel para descansar algo mas que el día anterior, pues a la mañana siguiente tendríamos que cargar las motos y proseguir nuestro camino hacia Ámsterdam.
DIA 7: 24-ENERO_ PARIS-BRUJAS-AMSTERDAN
De nuevo en la carretera, llegamos a Brujas bastante temprano, más o menos. La ciudad nos la había recomendado todo el mundo, y la verdad es que, tan solo con llegar a sus murallas exteriores, estaban en lo cierto.
Apenas íbamos en segunda marcha todo el rato, porque las vistas eran dignas de admirar lo más lentamente posible. No hacíamos más que parar y echar fotos a unas cosas y a otras, sin poder parar. Parecíamos ludópatas apretando los botones de una tragaperras, casi sin dejar tiempo a las baterías a recuperarse entre foto y foto.
Nos encontramos con que en la plaza central habían montado el mercadillo, así que aprovechamos para dar una vuelta y ver los puestos. Como no, llegó la policía para que aparcáramos en condiciones: estos españoles……
Los canales son preciosos, todos de postal, con sus casas a ras de agua, toda ella mansa y surcada por cisnes blancos que rompen el espejo que forma el agua. Te entran ganas de quedarte a vivir allí, con sus casas de siglos atrás, sus tiendas con sus escaparates tan bien cuidados, las calles limpias, apenas circulación rodada y las gentes tan amables y comedidas…
Todo era muy bonito, hasta que nos montamos de nuevo en las monturas para continuar y la Tiger de Dani decía que nanai de la china: estaba seca de batería. ¿Por qué? ¿Si había ido todo el camino bien, sin dar una pega? Los puños térmicos, Dani, hay que apagarlos…. Madre mía, otra vez tirados y sin cables para baterías. Así que, después de patear un poco buscando un taller o alguien que tuviera cables (nadie), paramos a un chaval y nos dijo que en el casco antiguo de Brujas (donde estábamos) no había ni un comercio que vendiera recambios de coches o motos, que todo eran tiendas para turistas, pero nada mas.
Así que la única opción era que yo me fuese solo a buscar unas pinzas de batería y Dani se quedara vigilando su moto. Así lo hicimos, ayudados por el chaval, que me llevó hasta un supermercado estilo Lidl donde compré unas pinzas. El problema era regresar a donde estaba Dani, porque el supermercado estaba a unos 8 kms del centro, a las afueras de la ciudad, y no sabia el camino de regreso. Me acordé que le había echado una foto al canal que pasaba por esa calle, así que ampliando con la cámara dicha foto, puede leer el nombre de la calle; lo metí en el GPS y….¡OLE! Ay mi bonito GPS, si no es por él, me dan las uvas buscando a Dani…
Arrancada la moto, seguimos la marcha hacia Ámsterdam, no parando la moto mucho para que recuperase toda la carga la batería.
Llegados Ámsterdam, esa noche si que hicimos kms extras hacia delante y hacia detrás buscando un Formule1 libre. Al final encontramos uno a las afueras, muy afueras, de Ámsterdam.
Cambiados de ropa, decidimos coger e ir a la ciudad, pues el Barrio Rojo hay que verlo de noche (ya sabéis, las chicas trabajan allí por las noches en las cabinas)… Tras andar por las calles del barrio y ver las famosas cabinas desde fuera (era tentador verlas desde dentro, pero, a pesar de lo impresionantes que estaban algunas de las chicas, no se te iba de la cabeza los problemas y enfermedades que ese tipo de relación podía acarrearte).
Así que, tras verlo casi todo, y llevarte algún que otro calentón…de ese tipo, ya sabéis, nos regresamos al hotel. También te quitaba las ganas de acomodarte en un bar el hecho de que el hotel estaba lejos de la ciudad y hacia una rasca que te cagabas en los pantalones…¡¡¡¡¡Y las chicas con tan poquita ropa en las cabinas!!!!!
DIA 8: 25-ENERO_ AMSTERDAN-FRANKFURT
Levantados sin prisas esa mañana, habíamos decidido pasar allí el día y descansar del ajetreo de los días anteriores.
Pero había algo que me rondaba la cabeza sin parar, un sentimiento de agobio, de decirme a mi mismo que algo no iba bien. Y fue cuando le eché un vistazo al reloj para hacer cálculos del tiempo a gastar en la ciudad, cuando me percaté de algo que no podía ser cierto; tras revisarlo y volver a hacer cuentas de memoria, no me podía creer lo que estaba pasando: estábamos a 25 de enero, en lo mas alto del Benelux…y al día siguiente empezaba Elefantes. No nos lo podíamos creer, pero habíamos pedido tantos días en el camino que ahora nos tocaba cruzar toda Alemania para llegar a Elefantes a tiempo¡¡¡en un solo día!!!...Madre de Dios, que burrada.
Así que, con nuestro pesar, y con algún comentario un tanto frío el uno hacia el otro echándonos en cara retrasos y problemas, decidimos no ir a Elefantes, pues no nos daba tiempo: había que cruzar toda Alemania en un día y, contemplando el mapa y con la cabeza bien fría, era toda una bestialidad la pechá de carretera.
Llegados a este punto, y tomada la decisión en la habitación del hotel, mientras Dani terminaba de ducharse y de vestirse, bajé al may del hotel para esperarlo allí y preguntar a alguien por los lugares que merecían ser vistos. Yo me quedé en el hall, mientras que Dani se iba a desayunar.
Con el mapa encima de la mesa y el GPS en la otra, me puse a calcular distancias y tiempos, y una sonrisa me apareció en la cara cuando, tras comprobar los datos en el GPS, vi que si podíamos cruzar toda Alemania y encontrarnos con nuestros amigos de Barcelona en el hotel de Nassau, aunque tendríamos que apretar el ritmo y dejar las fotos para otro momento. El objetivo de este viaje era Elefantes; no ir ahora, sería un fracaso, a pesar de lo mucho que habíamos disfrutado esos días de camino.
Con lo que, tan pronto regresó Dani de desayunar, le dije: tira a la habitación a por los chismes, que hoy dormimos en Nassau con Andrés, Fermín y Esteban. Me responde: ¿qué, que al final vamos? Joder tío, no te aclaras, eh. Venga Dani, le digo, yo empiezo a empaquetar la moto, y me da la típica expresión española cuando te meten prisas: - ¡¡¡¡Serás cabron...!!!!
Arrancadas las motos y cargadas de nuevo hasta las trancas, hicimos una rápida visita por todas las calles de Ámsterdam sin bajarnos de las motos, casi sin apagar motores, viendo sus canales, sus calles comerciales, su gente de aquí para allá, etc.
El Barrio Rojo parecía ser otro, apenas con gente, todas las cabinas con las cortinas, rojas como no, echadas, indicio de que ya no había más fiesta por el momento hasta la siguiente noche.
El ambiente que se respiraba era diferente al de Paris y las demás ciudades en las que habíamos estado. La gente era mas reservada, de diferentes estilos, más fría podríamos decir. Personalmente no me gustó la ciudad ni el ambiente, ni de día ni de noche, aunque creo que hay que vivirlo para poder opinar con más profundidad. No obstante, es la opinión de mucha gente que ha estado en dicha ciudad.
Ya metidos en carretera, ésta se hacia eterna, elevando el ritmo de viaje y apenas parando incluso ni para evacuar líquidos (mear, en plata). Teníamos que hacer noche en Frankfurt, fuese como fuese, porque si no, no llegábamos a Passau de ninguna manera.
La suerte nos vino de cara y a eso de las 9’30 de la noche llegamos a Frankfurt: que bien, podríamos acostarnos pronto y madrugar para llegar a Passau con tiempo de sobra.
Pero este seria el peor día de todo el viaje.
......CONTINUA, POR FALTA DE ESPACIO, EN "CRONICA DEL VIAJE A ELEFANTES ENERO 2007 PARTE 2"
Rfgsssssssss