Martes 23 de Octubre
4am. El dia empieza pronto. Algo de desayuno y a por una ducha rápida. Por delante tengo 1163 kms de autopista. Uno de los grandes viajeros de este país dice que lo peor de ir hasta Alpes, es, sin duda, atravesar Francia. Y cuanta razón tiene.
Tras poner todo en la moto, salgo por la puerta del garaje. Antes de salir a la autopista, tengo que pasarme por el cajero para retirar algo en efectivo. Y como Murphy no quiere perderse la fiesta, hace acto de presencia. Cajero cerrado. Voy a otro y amablemente, me pide 25€ de comisión por sacar el dinero. Más amablemente, le mando a tomar por el culo, y enfilo hacia el centro de Bilbao, donde encuentro uno de mi banco. Todo listo, a por la A8.
Noche cerrada todavía, con abundantes bancos de niebla. Voy haciendo kms y decido parar a poner caldo en la última gasolinera antes de entrar en terreno galo. Café, y pista. Tras pagar los innumerables peajes que hay, por fin enfilo hacia Toulouse, donde me recibe una hermosa caravana a la salida de su peaje. Son las 10am.
Poco o nada destacable hasta aquÌ. Si acaso algún chaparron sin importancia.
Carcassone, Narbonne, Montpelier, Nimes...dios, puto coñazo. Por si fuera poco el día despeja completamente y empiezo a tener calor.
Toca hacer un ultimo esfuerzo. No queda ya mucho. Valence, Grenoble, Annecy...y el paisaje empieza a cambiar. Se empiezan a ver montañas. Esas que he venido a buscar.
Ultimo giro por la A40 y enfilo a Chamonix. El mont Blanc me da la bienvenida. Majestuoso.
Y casi sin darme cuenta, el GPS me manda salirme de la vía, porque he llegado al pueblo donde tengo que hacer noche; Les Houches.
Check-in rápido y a la habitación. Me he ganado una ducha. Enciendo el portátil y me conecto para ver que todo esté en orden. Mañana será otro dÌa. Y va siendo hora de empezar a disfrutar, no?
Miercoles 24 de Octubre
Llevo desde las 7am dando vueltas en la cama. No aguanto más y me levanto a las 8 a desayunar. Repongo fuerzas, me pego una ducha rápida y para la moto.
Hace fresco, pero se avecina un buen dÌa.
El plan para hoy es sencillo. Cruzar a Suiza, subir el Nufenenpass (o Passo della Novenna, en Italiano), bajar a Airolo, subir el San Gottardo, y llegar a Wassen, donde haré noche hoy.
Llego sin problemas a la frontera, una vez pasado Chamonix. El amable agente de aduanas me pregunta que a donde voy. ¡Pues a donde cojones voy a ir, amigo! Voy a visitar los puertos tan famosos que hay en tu país, si no de qué voy a venir hasta aquí con la moto! Pero no me entiende ni pa-pa, así que me da paso y salgo escopetado. Veo un telesky de la Poya.
Enfilo el primero de los puertos, La Forclaz. Buen asfalto y buenas vistas, pero se me antoja un pelín corto.
Al bajarlo, llego de pleno a la rotonda de Martigny, donde si giro a la izquierda me adhiero a mi plan inicial, que es cruzar todo el valle de Sion, o si giro a la derecha, subo el Gran San Bernardo. Paro. Veo el mapa. Pienso, y decido. Subo el San Bernardo. La razón es simple. Este es uno de los últimos puertos que voy a hacer en la vuelta hacia casa. Pero algo me dice que voy a acortar el viaje y me lo voy a perder. Así que meto primera y arreando.
Empieza la subida al valle, y al ir pasando por los pueblos veo un cartel que me mosquea. La 'Col', es decir, el puerto en sí, está cerrado, no obstante el paso a través del túnel para llegar a Italia está abierto. Que raro, con el día que hace.
No le doy más importancia, hasta que llego arriba. Una valla impide el acceso. Bien. Como no deben de frecuentar mucho por esta zona los españoles, sólo cubren un carril, así que imaginad que hice. Efectívamente, primera y pa'rriba. Y como las cosas se ponen por algo, casi arriba del todo me encuentro otra, esta vez más seria. Da la casualidad que había un chabal ahí arriba, y le pregunto por el motivo de que esté cerrado el puerto. Y me dice que es porque ha habido un desprendimiento de piedras y está cortada la carretera. De puta madre.
Así que bajo de vuelta al Tunel, para al menos intentar pasar la frontera, y como veo unas casetas con vallas que amenazan el pagar un peaje, me fumo un purito, me subo al bordillito y cambio de carril. Ahí os quedáis.
Al rato de estar bajando, pasa que casi me mato. Bueno, para ser más exactos, casi me matan.
Un grandísimo hijo de puta, conduciendo una puta furgoneta, que a su vez estaba adelantando a un trailer, casi me lleva por delante. Sólo Dios sabe porqué ha decido darme un huequito entre la puta furgoneta y la parte derecha de mi carril. La maleta izquierda casi roza la furgoneta, y la derecha, la pared de roca que había.
Llego pálido hasta la rotonda de Martigny, donde había llegado un rato antes.
Cruzo todo el valle de Sion, paro a jalar al lado de Ulrichen, y de ahí, enfilo al Nufenenpass. Se me acoplan un par de Tmax al rebufo, pero empiezo a enlazar las primeras paellas, y se quedan detrás. Foto de rigor arriba y para abajo, hacia Airolo.
En Airolo la gente se hace la picha un lío, puesto que es el comiendo de la subida del mítito San Gottardo. Y claro, lo suyo es subirlo por la vía Tremola, la adoquinada.
Pero cuando llevo más de la mitad subido, otra puta barrera que impide el paso. Me cago en el inventor de esas barreras y bajo de nuevo, para subir por la via nueva, que no es tan glamurosa, pero al menos te permite llegar arriba.
Ambientazo y vistas cojonudas. Foto junto al cartel y a comprar la pegatinita típica. Ya la tengo. Uno de los gordos, hecho. Me fumo un cigarrito y bajo a Andermatt. Decido parar a repostar y me encuentro con mi primer repostaje en Suiza con las máquinas de auto-servicio. Estaba un poco acojonado, pero el menú de la máquina estaba en inglés, y además, llevo Francos Suizos, así que es pan comido. Eso sí, la moto se asusta un poco con los precios de la gasolina y se mea encima.
Salgo de Andermatt y llego a Wassen, donde hoy hago noche. Como es bastante pronto, paso del hotel y me subo a hacer el Sustenpass, que será el primero de mañana, así hago un warm-up.
Puerto largo, con buen asfalto, y cuando dejo las nubes debajo, es cuando empiezo a disfrutar. Le doy cerita a la gorda y me planto arriba en poco tiempo. Poca moto y casi ningún coche. Se nota que no tiene tanta aceptación como el Gottardo, pero como puerto está bien. Hago un par de fotos, y me bajo a Wassen, donde encuentro el hotel sin problemas. Además, me dejan meter la moto en el garaje.
Cojonudo.
Jueves 25 de Octubre
Hoy ha sido 'el día'. En resumidas cuentas, me hago la prueba del 9, y me subo al Stelvio por las 48. Como me sabe a 'poco', acabo en Niza.
Empiezo pronto de nuevo. A las 7.30am estoy desayunando en el hotel. Termino rápido y me preparo. Monto todo en el garaje y pista. Toca subir el primero, el Sustenpass, que ya lo hice ayer. Dia despejadísimo. Aunque la primera parte del puerto tiene el firme húmedo, ya que todavía no le ha pegado el sol.
Hago cima, y me pongo a bajarlo por la otra vertiente, que por cierto, nos regala unas vistas al glaciar espectaculares.
Voy pasando por los pueblos hasta llegar a Innertkirchen, donde giro a la izquierda para llegar al Grimselpass. No tardas más que 20 minutos en llegar a la subida en del Grimsel, con paradita para foto incluida.
Ya en la cima, busco como un loco la típica foto que todo el mundo hace en las crónicas de el motero de metal que está en el parking, pero maldita mi suerte, que hoy no lo han puesto, ya que reconozco el sitio donde lo ponen, y no está.
Voy a la tienda de souvenirs. No hay ni Cristo. Le pego un grito a una paisana que estaba en el bar de en frente y ésta, llama a la vendedora, que estaba dentro tomándose un café. La vendedora no es otra que una señora de cerca de 90 años, que me recuerda a la abuelita que sale en la película de Titanic. De hecho, me pide que la ayude a abrir la puerta de la tienda porque ella no puede...
Y macho, que quieres que te diga, pero la mujer se ha puesto a hablarme en un inglés más que aceptable, y encima, me ha regalado una pegatina. Olé sus huevos.
Me despido de ella y para abajo. La moto me marca 2ºC, y si no es por ella, ni me entero.
Momentazo del día. Desde la cima del Grimsel, ves donde acaba, y en ese punto, empieza la subida al Furkapass.
Buffff que me caliento. Gas y mangao para abajo. Y para arriba sin perder ni una décima por paella.
Corono el Furka y enfilo hacia Andermatt, por donde pasé ayer. Subo sin problemas por el Oberalppass y continuo por el valle hasta llegar casi a Chur, donde pillo la pista unos kms. Valle tremendo, por cierto.
En un área de descanso paro para el amaiketako.
Evalúo la situación, y empiezo a pensar que ir hasta el Stelvio es posible. Es bastante pronto todavía y no tengo muchos kms por delante. Además, no tengo hotel reservado en ningún sitio, así que como 'sobre la marcha'.
Un poco más arriba de Chur, dejo la autopista para coger la nacional 28. Y vaya momentazo. Carretera super rápida, hasta llegar a Davos, un pueblo con unas pintas estupendas. Que pena que sea tan pronto, que si no, hacia noche en él.
Y desde Davos, otro de los momentazos del día.
Imaginad : ni una puta nube en el cielo, temperatura de unos 15 grados, sin apenas tráfico, y por delante de ti, Fluelapass, el pueblo de Zernez, y luego, el Ofenpass.
Orgasmo. Gas. Tramo rapidísimo. En el Fluela, le digo a una rumana que me haga la foto.
Bajo el Ofenpass y llego a Santa Maria val Mustair, donde me pierdo por primera vez en todo el viaje. El motivo es sencillo. Te encuentras de frente con un cartelón que te pone Stelvio, así que tiras para allí. Pero lo que no te dice, es que subes primero al Umbrail, para dar justo en la subida al Stelvio desde Bormio, casi arriba, además. Y perdiéndote las míticas 48 tornanttis. Así que a media subida, me percato de mi error, y doy la vuelta.
Llego donde estaba antes, y le pongo al GPS que me lleve a Pratto dello Stelvio, y luego a Trafoi, que esa SI que es la subida buena, la de las 48.
Y por fín, llego a la subida. Y vaya subida, señores!! Las putas tornanttis se las traen. Peraltadas, casi sin espacio, y en la parte final de la subida, el asfalto está hecho una mierda. Eso y por no comentar lo laaaaaaaaarga que se hace.
Hasta que coronas. Llegas al cielo. Esa imagen que tantas y tantas veces has visto. Esas tiendas. Ese cartel. Esos puestos de perritos calientes. No me lo creo. He llegado! Como es tradición, aparco la moto al lado del cartel para las fotos de rigor.
Pongo la foto del grupo motero de mi zona.
Hago las compras que tocan, planto las pegatinas en las maletas, me como un perrito caliente y me tomo un cafecito. Joder, estaba en la gloria.
Mientras disfruto de ese momentazo, mi cabeza empieza a pensar en como ir volviendo para casa.
Bueno, tengo claro que los Alpes Franceses (I'seran y Galibier) los dejaré para más adelante. Pero es que bajando a Bormio, a tiro de piedra, tengo el Gavia, puerto mitiquísimo del Giro d'Italia. Para allá que vamos.
Empiezo la bajada del Stelvio por el otro lado, el de Bormio.
Y sin más, llego a Bormio. Pero la mala suerte toca a mi puerta, en forma de un enorme panel que me dice que el Gavia está cerrado. Maldigo mi suerte y me detengo dos minutos para pensar.
-A ver, Alvarito. Y hemos hecho lo que hemos venido a hacer. No tiene mucho sentido alargar el viaje, así que ¿por qué no ponemos rumbo a casa?
-Déjame ver. GPS. Bormio-Bilbao. 1500kms. Llegada 7am (eran las 15.40)
Mucha historia, aunque me dan ganas de intentarlo. Aunque se me están olvidando los más de 390kms que llevo ya, y la prueba del 9 junto con la subida al Stelvio.
Decido que tiro, y hasta donde llegue, llegué.
Amigos, consejo que espero guardéis en vuestas memorias. La SS38 desde Bormio hasta Milán, olvidadla. Borradla de vuestros planes. Ni se os ocurra meteros en ella.
Larguísima. Concurridísima. Y encima, casi sin sitios en los que adelantar. Y para colmo, paisanos pisahuevos tocándome los cojones circulando a 40. Que os den. Adelanto como me sale de los cojones y carril.
Llego a Milán. Paro a repostar y hablo con la dirección.
Todo bien, y hasta donde llegue. Hablo con un amigo y me recomienda que no se me vaya la perola, y pare a sobar, por ejemplo, en Niza. Me da una dirección de hotel y la pongo en el GPS.
Tengo por delante dos horas y pico. Podría ser la opción. Vamos a ello.
Milán y su puto tráfico, que horror. Lo cruzo por una de las radiales y enfilo la auto-strada.
¿Cuál es el límite de velocidad en Italia? NPI. Todo dios va mangado. Y el GPS me dice que la máxima son 130km/h, así que para no cantearme mucho, voy a lo que dice y a correr.
Van pasando los kms. Voghera-Savona-Albenga-San Remo...y Niza. El GPS me lleva a la puerta del hotel. Mal asunto. Hay putas cerca. Y no por las mujeres en sí, que además están de buen ver, sino por que no me inspira confianza dejar la moto en la calle. Según entro en el hotel, le digo al recepcionista que donde coño puedo dejar la moto. Me dice que hay un huequito al lado de la puerta, donde está la suya (es motero), pero está todo ocupado y no queda más sitio. Me dice sin tapujos que ni se me ocurra dejarla tal cual en la calle, que tardan nada y menos en meterla en una furgoneta y adiós muy buenas. Así que decido fiarme de su palabra. Solidadirad motera, colega. Me conecto al WIFI del hotel y busco otro, con parking privado. Dirección al GPS y me pierdo. Pero de la que intento encontrarme, me doy de bruces con un hotelito, en medio de la nada. Paro en la puerta. Entro en recepción. Chica jovencita de buen ver. Bien, esto va bien. Le digo que me importa poco la calidad del hotel y el precio que pudiese tener la habitación. ¿Tienes parking privado? ¿Si? Cojonudo. Te la meto (la moto al garaje, malpensados) y subo. Dejo la moto en una de las plazas del parking del hotel, y hago el papeleo. Me conecto para dar señales de vida y a la cama. Palizón de dÌa. ZZZZZZZZZZZ
Viernes 26 de Octubre
Me despierto a las 8am con unos soniditos en la persiana de mi ventana. Eso no puede ser bueno. Subo la persiana y abro la ventana. Está cayendo la de Dios. Bien. Pensemos. Me enciendo un cigarrito mientras me apoyo para ver mejor lo que está pasando. 3 gotas me lo apagan. Cojonudo.
Preparo rápido los bártulos y bajo al garaje. La moto sigue donde la deje anoche. Se abre la puerta del garaje y mis peores augurios hacen acto de presencia. Salida de Niza lloviendo sin parar.
Salgo sin problemas a la autopista y empiezo a rodar los primeros kilómetros de los casi 1000 que me esperan por delante. No tardo mucho en parar porque me he olvidado de ponerme la braga del cuello y se está colando el agua por donde no debe. Veo un Paul en un área de servicio y voy enfilado. Desayuno y hablo con Piraña.
Peaje tras peaje, voy siguiendo con buen ritmo hasta que llego a Montpellier. Lo que ha pasado aquí no lo he visto en mi vida motera en mi vida. Esta cayendo la mundial. La autopista totalmente anegada. Caen gotas del tamañoo de garbanzos. Tanto, que las noto (vaya si las noto!) en el cuerpo. Es tétrica la imagen. Los coches parados en el arcén. Todo cristo con los warning puestos. Pienso para mis adentros ¡Alvarito, donde cojones estás metido!. Estoy tan, pero tan acojonado, que pongo los warning yo también y me situo detrás de un camión y reduzco la velocidad a unos prudentes 60km/h. Como creo que la situación no va a durar mucho, sigo con mucho cuidado. Y en efecto, al cabo de unos 20 minutos todo vuelve a la normalidad. Deja de llover tan copiosamente hasta que deja de hacerlo. Y la pista se seca. Y por si fuera poco, el sol empieza a asomarse tímidamente en el cielo. Cerca de Narbonne decido hacer una para repostar, y de paso, aviso al personal de que estoy de camino. 44 eurazos de gasofa, y eso que todavía me quedaban para unos 100kms...
Tras esta parada, salgo enchufado hasta donde vuelva a poder parar. La pista está casi seca. Le enrosco al mango, a unos cómodos 150-160 km/h, no vaya a ser que se ponga a jarrear y la jodamos de nuevo. Voy tán cómodo y a gusto que me calzo casi 300kms sin parar. Entre Toulouse y Tarbes hago la última parada, aviso a un torpedo de que llegaré sobre las 18.30, y reposto.
Vuelvo a salir dándole al mango y enfilo la ultima parte del viaje de vuelta. Estoy tan cachondo por llegar a casa que me permito el lujo de sonreir a la cámara cuando me pega algún flashazo. Espero salir guapete. Y por si un casual algún gendarme tiene el buen gusto de que le firme algo, le enrosco todavía más. No te jode. Si quieren que se lo curren un poco para alcanzarme. Y por fín, llego a la frontera. Pago los 2 o 3 peajes que me dan el alto, y enfilo hasta Bilbo. Paro por última vez en el peaje de Durango.
Y como soy un hombre de costumbres, en vez de ir a casa, paro a saludar a dos amigos en el Kantoi.
Conclusiones finales
No se ni por donde empezar, y eso, que se trata del final.
Han sido 3417 kms de placer. Llevaba la idea de visitar los Alpes mucho tiempo en mi cabeza. El destino ha querido que se juntasen, por un lado, un buen puñado de días, y por otro, una ventana de buen tiempo. Suerte. Mucha suerte he tenido de plantarme a finales de Octubre en los Alpes y que ni un solo día la meteorología me ha impedido disfrutarlos. Me podía haber encontrado los puertos cerrados por nieve, o incluso, con lluvias que hubiesen afeado los mismos. Nada. Sólo he tenido problemas en el Gran San Bernardo, y como dije arriba, fue por un desprendimiento de rocas. Y el Gavia, que vete tú a saber porque estaba cerrado.
Como digo, he disfrutado a pesar del palizón de kilómetros. ¿Volveré? Pues es evidente que sí. Pero lo haré de una manera diametralmente opuesta a lo que ha sido esta vez. Para empezar, por el empacho de kms. Aunque llevo una moto propia para hacerlos, es demasiado. Y por otro lado, la compañía. Estoy totalmente seguro, de que si hubiese hecho el viaje junto con 2-3 o 4 amigos, la película hubiese sido distinta. Tanto, que hubise disfrutado mucho más de los puertos.
Ahora en casa me pongo a buscar entre mis recuerdos, y en todos, me acordaba de la gente que no ha podido acompañarme. Señal inequívoca de que tengo que volver, con ellos. Esas vistas desde el Grimsel, esas tornantis del Stelvio, las tienditas de arriba, y mil lugares más, hubiesen tenido otro sabor con su compañía.
Vsss
4am. El dia empieza pronto. Algo de desayuno y a por una ducha rápida. Por delante tengo 1163 kms de autopista. Uno de los grandes viajeros de este país dice que lo peor de ir hasta Alpes, es, sin duda, atravesar Francia. Y cuanta razón tiene.
Tras poner todo en la moto, salgo por la puerta del garaje. Antes de salir a la autopista, tengo que pasarme por el cajero para retirar algo en efectivo. Y como Murphy no quiere perderse la fiesta, hace acto de presencia. Cajero cerrado. Voy a otro y amablemente, me pide 25€ de comisión por sacar el dinero. Más amablemente, le mando a tomar por el culo, y enfilo hacia el centro de Bilbao, donde encuentro uno de mi banco. Todo listo, a por la A8.
Noche cerrada todavía, con abundantes bancos de niebla. Voy haciendo kms y decido parar a poner caldo en la última gasolinera antes de entrar en terreno galo. Café, y pista. Tras pagar los innumerables peajes que hay, por fin enfilo hacia Toulouse, donde me recibe una hermosa caravana a la salida de su peaje. Son las 10am.
Poco o nada destacable hasta aquÌ. Si acaso algún chaparron sin importancia.
Carcassone, Narbonne, Montpelier, Nimes...dios, puto coñazo. Por si fuera poco el día despeja completamente y empiezo a tener calor.
Toca hacer un ultimo esfuerzo. No queda ya mucho. Valence, Grenoble, Annecy...y el paisaje empieza a cambiar. Se empiezan a ver montañas. Esas que he venido a buscar.
Ultimo giro por la A40 y enfilo a Chamonix. El mont Blanc me da la bienvenida. Majestuoso.
Y casi sin darme cuenta, el GPS me manda salirme de la vía, porque he llegado al pueblo donde tengo que hacer noche; Les Houches.
Check-in rápido y a la habitación. Me he ganado una ducha. Enciendo el portátil y me conecto para ver que todo esté en orden. Mañana será otro dÌa. Y va siendo hora de empezar a disfrutar, no?
Miercoles 24 de Octubre
Llevo desde las 7am dando vueltas en la cama. No aguanto más y me levanto a las 8 a desayunar. Repongo fuerzas, me pego una ducha rápida y para la moto.
Hace fresco, pero se avecina un buen dÌa.
El plan para hoy es sencillo. Cruzar a Suiza, subir el Nufenenpass (o Passo della Novenna, en Italiano), bajar a Airolo, subir el San Gottardo, y llegar a Wassen, donde haré noche hoy.
Llego sin problemas a la frontera, una vez pasado Chamonix. El amable agente de aduanas me pregunta que a donde voy. ¡Pues a donde cojones voy a ir, amigo! Voy a visitar los puertos tan famosos que hay en tu país, si no de qué voy a venir hasta aquí con la moto! Pero no me entiende ni pa-pa, así que me da paso y salgo escopetado. Veo un telesky de la Poya.
Enfilo el primero de los puertos, La Forclaz. Buen asfalto y buenas vistas, pero se me antoja un pelín corto.
Al bajarlo, llego de pleno a la rotonda de Martigny, donde si giro a la izquierda me adhiero a mi plan inicial, que es cruzar todo el valle de Sion, o si giro a la derecha, subo el Gran San Bernardo. Paro. Veo el mapa. Pienso, y decido. Subo el San Bernardo. La razón es simple. Este es uno de los últimos puertos que voy a hacer en la vuelta hacia casa. Pero algo me dice que voy a acortar el viaje y me lo voy a perder. Así que meto primera y arreando.
Empieza la subida al valle, y al ir pasando por los pueblos veo un cartel que me mosquea. La 'Col', es decir, el puerto en sí, está cerrado, no obstante el paso a través del túnel para llegar a Italia está abierto. Que raro, con el día que hace.
No le doy más importancia, hasta que llego arriba. Una valla impide el acceso. Bien. Como no deben de frecuentar mucho por esta zona los españoles, sólo cubren un carril, así que imaginad que hice. Efectívamente, primera y pa'rriba. Y como las cosas se ponen por algo, casi arriba del todo me encuentro otra, esta vez más seria. Da la casualidad que había un chabal ahí arriba, y le pregunto por el motivo de que esté cerrado el puerto. Y me dice que es porque ha habido un desprendimiento de piedras y está cortada la carretera. De puta madre.
Así que bajo de vuelta al Tunel, para al menos intentar pasar la frontera, y como veo unas casetas con vallas que amenazan el pagar un peaje, me fumo un purito, me subo al bordillito y cambio de carril. Ahí os quedáis.
Al rato de estar bajando, pasa que casi me mato. Bueno, para ser más exactos, casi me matan.
Un grandísimo hijo de puta, conduciendo una puta furgoneta, que a su vez estaba adelantando a un trailer, casi me lleva por delante. Sólo Dios sabe porqué ha decido darme un huequito entre la puta furgoneta y la parte derecha de mi carril. La maleta izquierda casi roza la furgoneta, y la derecha, la pared de roca que había.
Llego pálido hasta la rotonda de Martigny, donde había llegado un rato antes.
Cruzo todo el valle de Sion, paro a jalar al lado de Ulrichen, y de ahí, enfilo al Nufenenpass. Se me acoplan un par de Tmax al rebufo, pero empiezo a enlazar las primeras paellas, y se quedan detrás. Foto de rigor arriba y para abajo, hacia Airolo.
En Airolo la gente se hace la picha un lío, puesto que es el comiendo de la subida del mítito San Gottardo. Y claro, lo suyo es subirlo por la vía Tremola, la adoquinada.
Pero cuando llevo más de la mitad subido, otra puta barrera que impide el paso. Me cago en el inventor de esas barreras y bajo de nuevo, para subir por la via nueva, que no es tan glamurosa, pero al menos te permite llegar arriba.
Ambientazo y vistas cojonudas. Foto junto al cartel y a comprar la pegatinita típica. Ya la tengo. Uno de los gordos, hecho. Me fumo un cigarrito y bajo a Andermatt. Decido parar a repostar y me encuentro con mi primer repostaje en Suiza con las máquinas de auto-servicio. Estaba un poco acojonado, pero el menú de la máquina estaba en inglés, y además, llevo Francos Suizos, así que es pan comido. Eso sí, la moto se asusta un poco con los precios de la gasolina y se mea encima.
Salgo de Andermatt y llego a Wassen, donde hoy hago noche. Como es bastante pronto, paso del hotel y me subo a hacer el Sustenpass, que será el primero de mañana, así hago un warm-up.
Puerto largo, con buen asfalto, y cuando dejo las nubes debajo, es cuando empiezo a disfrutar. Le doy cerita a la gorda y me planto arriba en poco tiempo. Poca moto y casi ningún coche. Se nota que no tiene tanta aceptación como el Gottardo, pero como puerto está bien. Hago un par de fotos, y me bajo a Wassen, donde encuentro el hotel sin problemas. Además, me dejan meter la moto en el garaje.
Cojonudo.
Jueves 25 de Octubre
Hoy ha sido 'el día'. En resumidas cuentas, me hago la prueba del 9, y me subo al Stelvio por las 48. Como me sabe a 'poco', acabo en Niza.
Empiezo pronto de nuevo. A las 7.30am estoy desayunando en el hotel. Termino rápido y me preparo. Monto todo en el garaje y pista. Toca subir el primero, el Sustenpass, que ya lo hice ayer. Dia despejadísimo. Aunque la primera parte del puerto tiene el firme húmedo, ya que todavía no le ha pegado el sol.
Hago cima, y me pongo a bajarlo por la otra vertiente, que por cierto, nos regala unas vistas al glaciar espectaculares.
Voy pasando por los pueblos hasta llegar a Innertkirchen, donde giro a la izquierda para llegar al Grimselpass. No tardas más que 20 minutos en llegar a la subida en del Grimsel, con paradita para foto incluida.
Ya en la cima, busco como un loco la típica foto que todo el mundo hace en las crónicas de el motero de metal que está en el parking, pero maldita mi suerte, que hoy no lo han puesto, ya que reconozco el sitio donde lo ponen, y no está.
Voy a la tienda de souvenirs. No hay ni Cristo. Le pego un grito a una paisana que estaba en el bar de en frente y ésta, llama a la vendedora, que estaba dentro tomándose un café. La vendedora no es otra que una señora de cerca de 90 años, que me recuerda a la abuelita que sale en la película de Titanic. De hecho, me pide que la ayude a abrir la puerta de la tienda porque ella no puede...
Y macho, que quieres que te diga, pero la mujer se ha puesto a hablarme en un inglés más que aceptable, y encima, me ha regalado una pegatina. Olé sus huevos.
Me despido de ella y para abajo. La moto me marca 2ºC, y si no es por ella, ni me entero.
Momentazo del día. Desde la cima del Grimsel, ves donde acaba, y en ese punto, empieza la subida al Furkapass.
Buffff que me caliento. Gas y mangao para abajo. Y para arriba sin perder ni una décima por paella.
Corono el Furka y enfilo hacia Andermatt, por donde pasé ayer. Subo sin problemas por el Oberalppass y continuo por el valle hasta llegar casi a Chur, donde pillo la pista unos kms. Valle tremendo, por cierto.
En un área de descanso paro para el amaiketako.
Evalúo la situación, y empiezo a pensar que ir hasta el Stelvio es posible. Es bastante pronto todavía y no tengo muchos kms por delante. Además, no tengo hotel reservado en ningún sitio, así que como 'sobre la marcha'.
Un poco más arriba de Chur, dejo la autopista para coger la nacional 28. Y vaya momentazo. Carretera super rápida, hasta llegar a Davos, un pueblo con unas pintas estupendas. Que pena que sea tan pronto, que si no, hacia noche en él.
Y desde Davos, otro de los momentazos del día.
Imaginad : ni una puta nube en el cielo, temperatura de unos 15 grados, sin apenas tráfico, y por delante de ti, Fluelapass, el pueblo de Zernez, y luego, el Ofenpass.
Orgasmo. Gas. Tramo rapidísimo. En el Fluela, le digo a una rumana que me haga la foto.
Bajo el Ofenpass y llego a Santa Maria val Mustair, donde me pierdo por primera vez en todo el viaje. El motivo es sencillo. Te encuentras de frente con un cartelón que te pone Stelvio, así que tiras para allí. Pero lo que no te dice, es que subes primero al Umbrail, para dar justo en la subida al Stelvio desde Bormio, casi arriba, además. Y perdiéndote las míticas 48 tornanttis. Así que a media subida, me percato de mi error, y doy la vuelta.
Llego donde estaba antes, y le pongo al GPS que me lleve a Pratto dello Stelvio, y luego a Trafoi, que esa SI que es la subida buena, la de las 48.
Y por fín, llego a la subida. Y vaya subida, señores!! Las putas tornanttis se las traen. Peraltadas, casi sin espacio, y en la parte final de la subida, el asfalto está hecho una mierda. Eso y por no comentar lo laaaaaaaaarga que se hace.
Hasta que coronas. Llegas al cielo. Esa imagen que tantas y tantas veces has visto. Esas tiendas. Ese cartel. Esos puestos de perritos calientes. No me lo creo. He llegado! Como es tradición, aparco la moto al lado del cartel para las fotos de rigor.
Pongo la foto del grupo motero de mi zona.
Hago las compras que tocan, planto las pegatinas en las maletas, me como un perrito caliente y me tomo un cafecito. Joder, estaba en la gloria.
Mientras disfruto de ese momentazo, mi cabeza empieza a pensar en como ir volviendo para casa.
Bueno, tengo claro que los Alpes Franceses (I'seran y Galibier) los dejaré para más adelante. Pero es que bajando a Bormio, a tiro de piedra, tengo el Gavia, puerto mitiquísimo del Giro d'Italia. Para allá que vamos.
Empiezo la bajada del Stelvio por el otro lado, el de Bormio.
Y sin más, llego a Bormio. Pero la mala suerte toca a mi puerta, en forma de un enorme panel que me dice que el Gavia está cerrado. Maldigo mi suerte y me detengo dos minutos para pensar.
-A ver, Alvarito. Y hemos hecho lo que hemos venido a hacer. No tiene mucho sentido alargar el viaje, así que ¿por qué no ponemos rumbo a casa?
-Déjame ver. GPS. Bormio-Bilbao. 1500kms. Llegada 7am (eran las 15.40)
Mucha historia, aunque me dan ganas de intentarlo. Aunque se me están olvidando los más de 390kms que llevo ya, y la prueba del 9 junto con la subida al Stelvio.
Decido que tiro, y hasta donde llegue, llegué.
Amigos, consejo que espero guardéis en vuestas memorias. La SS38 desde Bormio hasta Milán, olvidadla. Borradla de vuestros planes. Ni se os ocurra meteros en ella.
Larguísima. Concurridísima. Y encima, casi sin sitios en los que adelantar. Y para colmo, paisanos pisahuevos tocándome los cojones circulando a 40. Que os den. Adelanto como me sale de los cojones y carril.
Llego a Milán. Paro a repostar y hablo con la dirección.
Todo bien, y hasta donde llegue. Hablo con un amigo y me recomienda que no se me vaya la perola, y pare a sobar, por ejemplo, en Niza. Me da una dirección de hotel y la pongo en el GPS.
Tengo por delante dos horas y pico. Podría ser la opción. Vamos a ello.
Milán y su puto tráfico, que horror. Lo cruzo por una de las radiales y enfilo la auto-strada.
¿Cuál es el límite de velocidad en Italia? NPI. Todo dios va mangado. Y el GPS me dice que la máxima son 130km/h, así que para no cantearme mucho, voy a lo que dice y a correr.
Van pasando los kms. Voghera-Savona-Albenga-San Remo...y Niza. El GPS me lleva a la puerta del hotel. Mal asunto. Hay putas cerca. Y no por las mujeres en sí, que además están de buen ver, sino por que no me inspira confianza dejar la moto en la calle. Según entro en el hotel, le digo al recepcionista que donde coño puedo dejar la moto. Me dice que hay un huequito al lado de la puerta, donde está la suya (es motero), pero está todo ocupado y no queda más sitio. Me dice sin tapujos que ni se me ocurra dejarla tal cual en la calle, que tardan nada y menos en meterla en una furgoneta y adiós muy buenas. Así que decido fiarme de su palabra. Solidadirad motera, colega. Me conecto al WIFI del hotel y busco otro, con parking privado. Dirección al GPS y me pierdo. Pero de la que intento encontrarme, me doy de bruces con un hotelito, en medio de la nada. Paro en la puerta. Entro en recepción. Chica jovencita de buen ver. Bien, esto va bien. Le digo que me importa poco la calidad del hotel y el precio que pudiese tener la habitación. ¿Tienes parking privado? ¿Si? Cojonudo. Te la meto (la moto al garaje, malpensados) y subo. Dejo la moto en una de las plazas del parking del hotel, y hago el papeleo. Me conecto para dar señales de vida y a la cama. Palizón de dÌa. ZZZZZZZZZZZ
Viernes 26 de Octubre
Me despierto a las 8am con unos soniditos en la persiana de mi ventana. Eso no puede ser bueno. Subo la persiana y abro la ventana. Está cayendo la de Dios. Bien. Pensemos. Me enciendo un cigarrito mientras me apoyo para ver mejor lo que está pasando. 3 gotas me lo apagan. Cojonudo.
Preparo rápido los bártulos y bajo al garaje. La moto sigue donde la deje anoche. Se abre la puerta del garaje y mis peores augurios hacen acto de presencia. Salida de Niza lloviendo sin parar.
Salgo sin problemas a la autopista y empiezo a rodar los primeros kilómetros de los casi 1000 que me esperan por delante. No tardo mucho en parar porque me he olvidado de ponerme la braga del cuello y se está colando el agua por donde no debe. Veo un Paul en un área de servicio y voy enfilado. Desayuno y hablo con Piraña.
Peaje tras peaje, voy siguiendo con buen ritmo hasta que llego a Montpellier. Lo que ha pasado aquí no lo he visto en mi vida motera en mi vida. Esta cayendo la mundial. La autopista totalmente anegada. Caen gotas del tamañoo de garbanzos. Tanto, que las noto (vaya si las noto!) en el cuerpo. Es tétrica la imagen. Los coches parados en el arcén. Todo cristo con los warning puestos. Pienso para mis adentros ¡Alvarito, donde cojones estás metido!. Estoy tan, pero tan acojonado, que pongo los warning yo también y me situo detrás de un camión y reduzco la velocidad a unos prudentes 60km/h. Como creo que la situación no va a durar mucho, sigo con mucho cuidado. Y en efecto, al cabo de unos 20 minutos todo vuelve a la normalidad. Deja de llover tan copiosamente hasta que deja de hacerlo. Y la pista se seca. Y por si fuera poco, el sol empieza a asomarse tímidamente en el cielo. Cerca de Narbonne decido hacer una para repostar, y de paso, aviso al personal de que estoy de camino. 44 eurazos de gasofa, y eso que todavía me quedaban para unos 100kms...
Tras esta parada, salgo enchufado hasta donde vuelva a poder parar. La pista está casi seca. Le enrosco al mango, a unos cómodos 150-160 km/h, no vaya a ser que se ponga a jarrear y la jodamos de nuevo. Voy tán cómodo y a gusto que me calzo casi 300kms sin parar. Entre Toulouse y Tarbes hago la última parada, aviso a un torpedo de que llegaré sobre las 18.30, y reposto.
Vuelvo a salir dándole al mango y enfilo la ultima parte del viaje de vuelta. Estoy tan cachondo por llegar a casa que me permito el lujo de sonreir a la cámara cuando me pega algún flashazo. Espero salir guapete. Y por si un casual algún gendarme tiene el buen gusto de que le firme algo, le enrosco todavía más. No te jode. Si quieren que se lo curren un poco para alcanzarme. Y por fín, llego a la frontera. Pago los 2 o 3 peajes que me dan el alto, y enfilo hasta Bilbo. Paro por última vez en el peaje de Durango.
Y como soy un hombre de costumbres, en vez de ir a casa, paro a saludar a dos amigos en el Kantoi.
Conclusiones finales
No se ni por donde empezar, y eso, que se trata del final.
Han sido 3417 kms de placer. Llevaba la idea de visitar los Alpes mucho tiempo en mi cabeza. El destino ha querido que se juntasen, por un lado, un buen puñado de días, y por otro, una ventana de buen tiempo. Suerte. Mucha suerte he tenido de plantarme a finales de Octubre en los Alpes y que ni un solo día la meteorología me ha impedido disfrutarlos. Me podía haber encontrado los puertos cerrados por nieve, o incluso, con lluvias que hubiesen afeado los mismos. Nada. Sólo he tenido problemas en el Gran San Bernardo, y como dije arriba, fue por un desprendimiento de rocas. Y el Gavia, que vete tú a saber porque estaba cerrado.
Como digo, he disfrutado a pesar del palizón de kilómetros. ¿Volveré? Pues es evidente que sí. Pero lo haré de una manera diametralmente opuesta a lo que ha sido esta vez. Para empezar, por el empacho de kms. Aunque llevo una moto propia para hacerlos, es demasiado. Y por otro lado, la compañía. Estoy totalmente seguro, de que si hubiese hecho el viaje junto con 2-3 o 4 amigos, la película hubiese sido distinta. Tanto, que hubise disfrutado mucho más de los puertos.
Ahora en casa me pongo a buscar entre mis recuerdos, y en todos, me acordaba de la gente que no ha podido acompañarme. Señal inequívoca de que tengo que volver, con ellos. Esas vistas desde el Grimsel, esas tornantis del Stelvio, las tienditas de arriba, y mil lugares más, hubiesen tenido otro sabor con su compañía.
Vsss