Salimos de Alcaudete, en Jaén, el día 11 de julio a las 8:15, con algo de acojone por el tremendo viaje en moto que nos íbamos a meter Rosa y yo pero con gran decisión. Había seguido todos vuestros consejos y recomendaciones para seleccionar el equipaje -eché mucho de menos los prismáticos, que se me olvidaron, y mi sombrero de fotógrafo- y colocarlo correctamente en la moto: en una maleta la ropa, en la otra los útiles de aseo, calzado y portátil y en el baúl la ropa de agua, muda de guantes y algo de comida. También llevaba la pequeña bolsa sobredepósito para meter las gafas, cartera, móvil, pañuelos, etc. Le apreté tres puntos la precarga atrás y la moto iba estupenda, no parecía que fuera tan cargada.
Como cruzar la península por autovía después de tantas veces no tiene interés turístico ninguno para nosotros, y menos a casi 40º, nos dedicamos a hacer kilómetros con decisión: 1.5 horas de ruta, parada para repostar, estirar las piernas, ir al baño y picar algo. Cuando nos dimos cuenta estábamos ya a las puertas de la AP7, donde paramos a almorzar en un Auto-Grill. Habíamos decidido subir a La Jonquera por la A4-A3-AP7. Nos decidimos por el peaje para quitarnos tráfico y creo que fue buena decisión a pesar de que nos costó 50 eur a la ida y otros 50 a la vuelta.
Después de comer volvimos a subirnos a la moto y a seguir con la rutina de ruta-parada-ruta-parada ... pero esta vez con mejor paisaje puesto que teníamos al mediterráneo a nuestra derecha y, de vez en cuando, la vista valía la pena. Además hace algo más de fresco. Los kilómetros pasan con rapidez a una media de 130 y no notamos cansancio. Apenas vemos moteros y es normal, circular por la autovía es un rollo (Blush).
Poco antes de llegar a Lleida tenemos el primer "incidente": se apaga el GPS (maldecir) Paro en la siguiente gasolinera a ver qué puede pasar y trasteo los conectores. El GPS se vuelve a encender y reemprendemos la marcha pensando que ha sido cualquier movimiento del conector. Para nuestro disgusto, a los pocos kilómetros se vuelve a apagar y ya no se encenderá más, además, empieza a caer una fina lluvia que no parece ser suficiente como para cambiarme de guantes y ponerme el forro impermeable.
Como era de esperar, sin el GPS me paso la salida del hotel y me meto en Francia (silbar), tengo que hacer al menos 15 kms en territorio gabacho antes de poder dar la vuelta y tomar la salida del hotel (risa) Al final llegamos a las 9:30, después de 1050 kms.
El hotel que hemos cogido para hacer noche es el AS Porta Catalana, uno similar a los Ibis que por unos 40 eur tienes una habitación doble, con aire acondicionado y wifi, bastante decente. Es algo antiguo pero para pasar la noche está bien. Además, aunque el hotel tenía parking privado, como no sabía si iba a llover pillé una cochera por 9 eur más donde dejar la moto a resguardo.
¿Qué hacer ahora sin navegador? Llevo los mapas de europa en papel que hemos utilizado en los viajes con el coche así que mi duda es: ¿Le echo webos y tiro de mapa o paro en Perpignan y compro un GPS nuevo?
Me pongo a trastear el navegador y veo que lo que falla es el conector USB, que no hace contacto con el cable de la moto. Decido probar por la mañana a forzarlo con un trocito de papel y, si no funciona el invento, comprar otro en el primer centro comercial que encuente (nose)
El día 12 salimos un poco más tarde, a las 9:30. La primera faena con la que nos encontramos es que, al habernos pasado la salida y haber entrado en Francia, estamos ahora otra vez en el peaje pero con sentido a Barcelona (Blush). Esto nos obliga a bajar hacia Figueres 15 kms para salir de la autopista y tomar otra vez dirección norte. Empezamos bien el día (risa)
Afortunadamente, el apaño que he hecho al GPS parece funcionar y aguantará todo el viaje sin problemas. A la vuelta ya me ocuparé de soldar los conectores que están flojos.
Atravesamos Francia también por el peaje y aunque seguimos con la rutina devorakilómetros sin hacer apenas fotos, el paisaje verde y la menor temperatura se agradece:
Los kilómetros cunden aún más que en España. El tiempo es fantástico y la calidad de la autovía y la velocidad autorizada de 130 nos permiten mantener unos cruceros muy decentes sin problemas.
Aquí es donde más agradezco el haber puesto los espejos asféricos, hay mucho tráfico y con los pequeños espejos controlas los 4 o 5 carriles sin problemas con sólo mirar de reojo. Los franceses cambian de carril muy bruscamente y viene muy bien saber lo que hay detrás. Han sido 2 euros muy bien invertidos (animo)
En la siguiente imagen podéis ver el espejito en cuestión y uno de los muchos moteros que nos cruzamos:
Por cierto, en Francia las motos pagan la mitad que los coches, cosa muy lógica. Nos costó unos 30 eur subir y otros tantos bajar.
La ruta que seguimos fue la natural hasta la frontera suiza: Montpellier, Montelimar, Valence, Grenoble, Chambery y llegamos a la frontera Suiza en Genève sobre las cinco y media. Allí pagamos la correspondiente viñeta -unos 40 eur- para circular por las autovías sin preocupación. Creo que ha sido la primera vez que cruzamos Francia sin que nos caiga un soberano chaparrón (risa)
Me estuve fijando en las demás motos y, aparte de no ver ninguna española en los días que estuvimos allí (nose), muy pocas tenían la viñeta.
Después de descansar un rato en la frontera nos fuimos directos a Leukerbad, donde habíamos alquilado el apartamento para las seis noches que íbamos a pasar en Suiza donde llegamos sobre las ocho y media bastante descansados gracias al ritmo tranquilo que habíamos traido.
La subida a Leukerbad resultó ser una carretera estupenda, con buen asfalto y dos carriles, y unas curvas entre abetos y precipicios que quitaba el hipo (baba). No me cansé de subir y bajar por ella todas las veces que fue necesario (animo)
El apartamento resultó ser magnífico. Era de 5*, con calefación, wifi, garaje privado, cocina completa incluso con lavavajillas, con descuentos en las termas y telecabinas de la estación y por un precio de unos 75 eur por día (570 chf en total).
Una vez nos instalamos nos fuimos a explorar la estación a la búsqueda de un cajero donde pillar francos suizos (chf), el supermercado y dónde vendieran tarjetas de móvil prepago de la compañía Yallo, para llamar a casa sin preocuparnos del roaming.
Saqué 500 chf, que fueron unos 415 eur, con los que tuve suficiente para los seis días puesto que la tarjeta no la quisieron en ningún sitio. A casa volvimos con algunas monedas para que las guardaran los niños como recuerdo.
El día 13 amaneció espléndido, con un cielo azul limpísimo, y poco después de las ocho íbamos en dirección al supermercado para mercarnos el desayuno. Estas eran las vistas que teníamos desde el apartamento:
Leukerbad tiene muchas termas y es curioso el hecho de que las fuentes manan agua caliente, de 28º a 50º:
También es chocante ver que, en una moderna estación de esquí, coexistan aún antiguos oreos entre los bloques de apartamentos donde guardan en verano la hierba que alimentará al ganado en invierno:
Estos oreos son diferentes a los que se pueden ver por el norte de España. En especial por la piedra plana que ponen en la base y que sirve, una vez retirada la escalera, para que los roedores no puedan acceder a la hierba.
Una vez colocamos la compra y desayunamos nos fuimos a hacer la primera ruta de puertos. Había previsto hacer los puertos de Grimselpass y Sustenpass, con la vuelta por el Furkapass. Nuestra base distaba de Ulrichen, el pueblo de donde parten las carreteras de los puertos de la zona, unos 80 kms pero que daba gusto hacerlos: carretera revirada por un valle, al lado del río, con unas vistas y unos picachos espléndidos.
Se ven muchos moteros en dirección a los puertos y es que el día se presenta muy bueno, con previsión de visibilidad completa arriba y nada de agua. También se nota el que sea zona motera por el montón de concesionarios de motos que hay por el camino: honda, suzuki, segunda mano y varios de HD, que se ve que aquí son muy apreciadas porque las hay por cientos:
Es todo tan bonito que no sabes para dónde mirar: cascadas por todos lados, prados, bosques sin fin, picos nevados ... puedes hacer la foto al tuntún que sadrá algo magnífico. Al final decidimos usar un código para marcarnos los sitios interesantes por el intercomunicador "cascada a las 2" (risa)
De repente, giramos una de las infinitas curvas y aparece al fondo la subida al Grimselpass, para mi gusto el puerto más bonito, sobre todo la subida por la cara contraria:
La carretera de subida tiene muy buen asfalto, con sus dos carriles, y es un placer ir trazando esas curvas cerradas y disfrutando del paisaje desde arriba en las cortas rectas. Hay mucho tráfico pero es fluido, se nota que el que viene aquí sabe manejarse con su vehículo (moto)
Nos hacemos la foto de rigor junto a la pareja motera y el cartel del puerto:
Aunque lo impresionante estaba poco más allá en forma de un lago helado impresionante y cientos de motos (baba)
La bajada hacia Innertkirchen para tomar la carretera del Sustenpass es aún más impresionante que la subida. El paisaje es fabuloso, con unos muros interminables de piedra viva, unos embalses de agua de un extraño color verde y cascadas y cascadas y cascadas, y abetos y ...
Paramos a tomar un café en el único sitio donde nos costó trabajo hacernos entender. Rosa habla francés perfectamente y fue la que se encargó de las relaciones públicas (Comillas), cuando fallaba el francés ahí estaba yo para pedir lo que fuera en mi inglés con acento jaenero pero en este caso había una italiana que sólo hablaba italiano (nose), y con un par de "due capuchino" a 9 chf salimos por pies en dirección al Sustenpass.
La carretera de subida al Sustenpass desde Inner... transcurre por un bosque cerrado con unos olores evocadores que, de vez en cuando, deja entrever los picos nevados a los que vamos a subir y los glaciares que podremos admirar. El asfalto como siempre muy bueno aunque en la subida nos encontramos con mucha RR que iba a hacer tiempos y que adelantaba en sitios poco recomendables:
No pueden faltar las innumerables cascadas y motos, muchas motos:
Arriba del puerto, que resultó algo más soso que el Grimselpass, pero con un paisaje también espectacular, con panorámica a glaciar incluída, foto de rigor y para abajo, que hace fresco (risa) Aunque llevaba los forros interiores de la cordura en ningún momento tuvimos que ponérnoslos.
Arriba había una concentración de vehículos clásicos de unos italianos y es que aquí sube de todo: vespas, motos antiguas, muchos trikes, motos, utilitarios, deportivos, caravanas ... y, sobre todo, cientos de harleys. Lamentablemente no vimos un español al que poder decirle "jo, macho, esto es una pasada" (risa)
La bajada hacia la Furkastrasse es ... bueno, no sé ya que adjetivos utilizar para describir estos paisajes y esta carretera. Fue el segundo tramo que más me gustó después del Grimsel:
Aunque llevamos el GPS, está todo muy bien indicado por lo que no hay ni que mirarlo para orientarse.
Nos disponemos a subir al Furkapass. Esta carretera será la que esté peor: con unos kilómetros rebotones y de un sólo carril, aunque las vistas siguen compensando cualquier cosa:
Aunque del Furkapass es del que había leído que era el más gustado por todos a mi me pareció el más soso, dentro del grado de sosería de los puertos alpinos (risa)
Así que foto de rigor y para abajo, que hay baile:
Con este puerto dimos por finalizada la ruta y tomamos otra vez los 80 kms hasta el apartamento. Al final una ruta de 280 kms que nos tomó desde las 11 de la mañana hasta las 7 de la tarde.