Loormelotte
Curveando
Ya ha pasado casi un mes...un mes de vida en esta hermosa ciudad. Anclada en la encrucijada de tres tierras, un enclave con historias y leyendas que se remontan mucho más allá de la época del imperio romano. Hace un mes salí de Valencia con mi fiel Edelweiss cargando lo poco que me quedaba en España, por delante 2.000 Km, tres días cruzando parte de Europa hasta llegar aquí. Con frío, viento y mucha agua el 19 de Noviembre llegaba al que sería mi nuevo hogar en los próximos años.
Aachen (Aquisgrán en español), en su origen asentamiento celta formó parte del basto imperio romano. Lugar en donde se recuperaban los legionarios gracias a sus aguas termales. Fueron estos y no otros los que dieron el actual nombre de la ciudad en ofrenda al dios "Granum", al que se le atribuían cualidades curativas. Fue la ciudad en donde Carlomagno instaló la corona de su reino, aquí murió convirtiéndola así en el centro cultural cristiano más importante de la época, lo que se conoce como "renacimiento de la Edad Media". Entre los años 813 y 1531, 32 emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico fueron coronados en Aquisgrán. Tomada por el ejército francés de la revolución en el el S. XVIII, pasó poco más tarde al dominio de Prusia en 1815.
Aquí es donde gira ahora mi universo, entre calles adoquinadas cargadas de historia y carreteras que transcurren entre pequeños pueblos de ensueño que conforman el territorio de Mergelland. Entre fuentes que narran la vida, la esencia del ser humano, la historia y cultura de este singular lugar.
La fuente del dinero; en donde se aprecia como el agua gira en espiral a la vez que se ve la representación de varias personas desarrollando diversas actividades con, y por el sucio y cochino.
O la que a mi más me gusta debido a su originalidad y que permite interactuar con ella moviendo las diferentes esculturas que la conforman. La Puppenbrunnen, donde cada una de sus figuras representa algo íntimamente ligado a la ciudad.
El cabello y el jinete; las competiciones de equitación.
La mujer del mercado; el comercio tan característico siempre de ciudades fronterizas.
El prelado; con la iglesia
Las muñecas; y su industria textil.
El profesor y el arlequín; enseñanza y la cultura.
Las máscaras; el carnaval.
Die Drei Länndern (Las tres tierras), el punto exacto en donde confluyen las fronteras de Alemania, Holanda y Bélgica. El punto exacto en el que tres pueblos coexisten.
En este mes apenas he podido disfrutar de dos días buenos que me permitiesen salir a pasear con Edelweiss. Se que está triste, se siente abandonada, mal querida. Por las mañanas me acerco a la plaza en donde descansa, acaricio su costado y le digo que espere...miro al cielo y le susurro que la lluvia, el frío y el viento nos darán una breve tregua en la que recorreremos ansiosos verdes prados, bosques frondosos, sendas ocultas, castillos de ensueño, horizontes de colinas suaves...me cree, sabe que nunca le he mentido y nunca lo haré.
Uno de estos días buenos fue hace dos semanas, una mañana en la que a pesar de que el cielo plomizo seguía inquebrantable pese al vano esfuerzo del sol, decidimos de mutuo acuerdo intentar recorrer algunos quilómetros. Así fue como conocimos el parque natural de Eifel.
Una pequeña perla verde apenas a unos minutos de casa.
El segundo día fue ayer. Hace poco que conocimos a Carsten y Kirsten, dos enamorados de las motos como nosotros pero mucho más locos. El sábado fuimos a desayunar a su casa, estuvimos hablando de viajes, trazamos líneas en los mapas que tienen en las paredes, vimos fotos...compartimos sueños e ilusiones. Cuando nos fuimos, Carsten nos acompañó en nuestro trayecto hasta casa mostrándonos un trozo de la región de Mergelland, un precioso paraje de ensueño que transcurre entre la frontera de Alemania, Bélgica y Holanda.
El domingo me desperté inquieto, Carsten me había dado a probar sutilmente lo que había por descubrir. Despidiéndome con un -tequieronosvemosluegonomesperesacomer- salí.
Allí estaba mi querida Edelweiss, paciente. Con rabia le arrebaté esa funda mortecina que la cubre noche y día, esa que la protege de la lluvia, la nieve y el viento pero que oculta su hermosa figura. Tras unos segundos de forcejeo al fin...desnuda...hermosa...impactante. Acaricio sus maletas, cada bandera me recuerda los quilómetros que hemos recorrido juntos, los lugares donde me ha llevado...gracias a ella cada noche recuerdo y me acuesto con sueños.
El motor suena con brío, me ajusto el casco meto primera y rio...rio como un niño el día de navidad...para mi cada día es Navidad gracias a ti.
Descubrimos el centro de Vaals, el castillo de Gemmenich, Teuven y sus vacas, Voeren, Valkenburg...descubrimos un pedazo de Mergelland; perdiéndonos por sendas estrechas, pistas boscosas y carreteras solitarias flanqueadas por prados.
Un breve paseo de 70Km por Mergelland que bien podría ocuparnos todo un día, mil rincones en los que perderse...y es que es así, perdiéndonos de vez en cuando como descubrimos algo nuevo dentro de nosotros.
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