Montar en moto es de las pocas cosas, actividades, que nunca me cansa, desde que tengo 14 años prácticamente ningún día he dejado de montar en moto con la misma ilusión, incluso ahora no tengo coche y sigo yendo en moto a todas partes.
En 2008 me regale uno de esos viajes que todos soñamos, Marruecos, lo hice con la gente de Gstrail y todo salió estupendamente, incluso conservo alguna de las amistades que allí hice y este años quería volver a regalarme un viaje especial.
Este año quería regalarme otro de los viajes de los que todo el mundo habla, Los Alpes, pero además quería Alpes con bastantes pistas. Revolviendo un poco me apunte al viaje que organiza 30mpsexpeditions , capitaneada por Miguel Checa, y ha sido un verdadero éxito, por lo que aprovecho desde aquí para darle las gracias. Además uno de los integrantes del equipo organizador es Isaac Feliu (echar un vistazo a lo que hace en sus videos con la Gs y veréis que sin ninguna duda es un aliciente más) completando el equipo Valentín Figueras, persona con al que ya había coincidido en MotoMadness pero que he tenido la suerte de conocer un poco más en este viaje, esto hizo que todo saliera estupendamente, gracias a todos.
A mí a pesar de haber ido muchas veces de viaje me sigue acompañando cierto nerviosismo durante la organización; que si llevo maletas, que si llevo bolsa, que si le pongo ruedas de tacos, que si le pongo unas de carretera, que si llevo mucho abrigo, que si llevo poco. Me considero un motorista de nivel alto, vamos que mi Gs1200 Adventurizada de casi ocho años y yo de casi cincuenta nos defendemos bastante bien. Bueno pues aun así me acompañan todas esas inseguridades. Además de por descontado la habitual una vez que sales de ir pensando “que me habré dejado”. Encima en hago este viaje después de haber tenido una rotura en el cardan, mi moto que JAMAS se había estropeado nada el otro día se le rompió el cardan. Esto me había dejado tal desconfianza que he estado a punto de cambiarla, cosa que al final no he hecho, porque mi moto me encanta y porque además tampoco tengo tan claro que la nueva vaya a hacer otros 120.000 kilómetros sin ninguna avería.
Por temas familiares el viaje lo empecé yendo a Asturias desde Madrid, donde vivo. Estuve la noche del viernes, el sábado y el domingo se puede decir que empezó mi viaje a los Alpes. Salí el domingo temprano con la idea de ir a dormir a Figueras, donde la organización había fijado la salida. Mi idea era hacer el viaje de tirón, 1.000 kilómetros, más menos 50, haciendo Asturias, Santander, Bilbao, Pamplona, Jaca y luego cogiendo la 260 que es una especie de Transpiranáica de carretera, o dicho de otro modo es una carretera que va paralela al eje de los Pirineos y llega hasta la misma Figueras.
Solo tenía prevista una parada, San Juan de la Peña. A mí en general me gusta la arquitectura pero si hay algunos estilos que me llaman especialmente la atención cómo puede ser el Románico, si además está en un enclave cómo el de San Juan de la Peña más todavía. Creo que para cualquier persona que admire la belleza, nuestra historia y nuestra cultura es parada obligada, vamos que merece la pena. Estuve casi tres horas visitando los monasterios y luego me puse nuevamente en camino.
Llegue sobre las nueve de la noche al hotel de Figueras donde habíamos quedado. Buena impresión de los organizadores, muy pendientes, y buena impresión de mis futuros compañeros de viaje, lo que siempre es una incógnita.
Salimos temprano en la mañana en lo que sería una jornada de enlace, a pesar de que al final ya empezamos a tocar algunos puertos de los Alpes, 650 kilómetros de asfalto que al menos para mí normalmente no son entretenidos, pura carretera alterando autopista y autovía, así llegamos a Parpaillon. Al día siguiente ya se prometía una buena jornada, jornada que además de unos puertos espectaculares incluía 50 kilómetros de pistas. Por carretera pasamos por el puerto de La Bonette, en que llama la atención el paisaje, a mí me recordaba al paisaje lunar o de marte que vemos en algunas películas.
Después subimos al puerto de Turini, famoso por la Rallyes. Tuve la suerte de subir pegado a la rueda de Isaac Feliu, es increíble lo rápido que se puede ir cuando una persona que de verdad controla te marca el camino. Bueno, también he de decir que pegado, pegado tampoco iba, vamos que no le iba metiendo rueda J.
Dormimos en uno de los hoteles que hay en la cima.
Empezamos el tercer día, para mi uno de los más entretenidos. Por un lado porque hicimos casi 150 kilómetros de pistas por otro porque empezamos a ver algunas fortificaciones militares de la Segunda Guerra Mundial. Fue algo que me emocionó, supongo que a muchos os parecerá una tontería pero a mi que me encanta la historia y que nunca había visto algo así me impresionó. Lo que había visto en tantas películas y leído en tantos libros estaba en parte frente a mí. Uno, al menos yo, empieza a pensar cómo sería hoy Europa si hubieran ganado los alemanes, a pensar cuantas vivencias habrían tenido los ocupantes de esas fortificaciones, cuantos miedos, cuantas angustias, cuantos actos de valentía y cuantos no tan valientes, vamos que me pareció muy emotivo.
El premio a un día tan intenso fue un hotel con verdadero encanto, Arrucador. No solo por el sitio y lo bonito del hotel, hotel muy pequeñito, sino especialmente por el calor que le ponían los dueños para que estuviéramos bien. Creo que ninguna cadena de hoteles del mundo puede competir con un negocio familiar en el que los dueños ponen todo el cariño del mundo para que sus huéspedes se sientan bien, bravo por Valter y su mujer (que me disculpe no me acuerdo de su nombre), muchas gracias.
Al día siguiente volvimos a alternar carretera con pistas, un día sobre todo asfaltico en el que las curvas de 180º, los tornati, se sucedían uno detrás de otro. A mi esa conducción en asfalto me gusta mucho, yo siempre digo que las Gs en curvas cerradas y puertos de montaña son infalibles. Me imagino que también influirá que se me dan muy bien y sin embargo las curvas rápidas, 130 – 140 me dan más bien miedo L .
El premio de ese día fue el hotel. Un bosque en el que está permitido no solo dormir en tú tienda de campaña al lado de un río, sino también hacer fuego. Una estupenda hoguera se encargó de poner a punto la estupenda barbacoa que hicimos para cenar; chuletas, pinchos morunos, pollo, butifarra, bufffff, que rico todo, no sigo que se me hace la boca agua. Me sentía cómo en uno de esos vídeos de aventuras en moto que me gusta tanto ver, una noche muy especial, allí estábamos un grupo de traileros contándonos nuestras aventuras alrededor de una hoguera.
A pesar de que la noche fue francamente fría, por la mañana sobre las nueve estábamos a cuatro grados, dormí cómo un bendito. Por cierto, si me permitís extenderme aún más, estrené un nuevo saco King Size, en el que hasta podía mover los brazos, buffff que gusto después de dormir antes en un micro saco cómo si fuera una larva.
El quinto día sin ninguna duda fue la guinda del viaje, dos cosas hicieron especial ese día la bajada de Jafferau y la subida a Sommelier. Ese día, último del viaje organizado, hicimos algo más de 200 kilómetros, pero además de esos 200 más de 150 fueron de pistas, y casi de campo algunosJ. Visitamos Argentiera, Assieta, Finestre y subimos al fuerte Jafferau, la subida fue entretenida por pistas más o menos rápidas pero la bajada fue espectacular. Había dos posibilidades para bajar, la pista por donde habíamos subido, fácil pero bastante más larga y otra bajar por una pista de Sky mucho más corta, pero que mucho más, y desde luego mucho menos fácil…………..A pesar de ser yo un tío muy “chulito” no tenía yo tan claro que debía de bajar por la pista de Sky pero el empujón que me dio Isaac catedrático en esto de las motos y los ánimos de Valentín , y el bajar acompañado por Angel (estupendo compañero de grupo) me animó a hacerlo. Muy muy bonita la bajada, curvas de 180 grados, piedras cómo balones y un estupendo ejercicio de antebrazos permitieron una bajada con éxito, tengo que decir que incluso se me caló la moto y no tuve problema en arrancar la moto sobre la marcha, vamos que bajé haciendo un cero cómo dirían en trial, muy muy bonita bajada, muy técnica y de mucho mérito para un futuro cincuentón con una moto de 275 kilos………….Perdón por hablar tan bien de mí pero esto de la moto es mi debilidad.
No satisfechos con este periplo nos dirigimos al Sommelier, más conocido por ser el sitio que acoge la organización de la Estella Alpina, pero no solamente llegamos hasta ahí, llegamos hasta arriba. Una pista no muy difícil pero muy dura por su firme para la moto, piedras y más piedras, vueltas y más vueltas ponían a prueba mi Gs, es increíble lo que aguantan estas motos sin que se les mueva un solo tornillo, increíble. Sin embargo tantos kilómetros de duras pistas tenían un premio asegurado, la cima de Sommelier, no creo que nunca haya llegado tan alto con mi moto, 3.000 metros de altura.
Es curioso cuando uno está contento lo poco que se cansa, curioso lo que la ilusión puede hacer en la resistencia de las personas, vamos que yo estaba encantado con el plan y cansancio cero.
Dormimos esa noche en hotel agradable donde al día siguiente nos despedimos todos, y cada uno se fue por su lado, en el mejor de los sentidos. Yo todavía rodé algunos kilómetros hasta el valle de Susa. Allí dude entre ir hasta Estelvio, que pensé en dejar para otra ocasión en la que tuviera más tiempo o irme para casa del tirón, 1.450 kilómetros. Es una tontería pero a mi esos desafíos, pruebas o cómo las querráis llamar me divierten. Total que ni corto ni perezoso me fui del tirón a casa, en tramos de más o menos 500 kilómetros para repostar y tomar un café. Para que luego digan que los depósitos grandes son una tontería, llenas en depósito y con dos paradas más estas a 1.500 kilómetros, muy, muy bien. Llegué algo pasadas las seis de la mañana pero con una cara de satisfacción cómo la que veis.
No quiero terminar sin dar las gracias nuevamente al equipo de “30mps”, Miguel Checa, Isaac Feliu y Valentín Figueras por la estupenda organización y todas sus atenciones durante el viaje y a los estupendos compañeros de viajes que tuve, Angel, Iván, y Pablo, imposible sacarle mayor provecho a mi semana de vacaciones. Sin ninguna duda, cómo a mi me gusta decir, una semana ganada a la vida.
Buen momento también para dar las gracias al foro por darnos la posibilidad de compartir nuestras experiencias y en alguna manera vivir las de otros.
Un abrazo
Carlos, carmago en los foros.
En 2008 me regale uno de esos viajes que todos soñamos, Marruecos, lo hice con la gente de Gstrail y todo salió estupendamente, incluso conservo alguna de las amistades que allí hice y este años quería volver a regalarme un viaje especial.
Este año quería regalarme otro de los viajes de los que todo el mundo habla, Los Alpes, pero además quería Alpes con bastantes pistas. Revolviendo un poco me apunte al viaje que organiza 30mpsexpeditions , capitaneada por Miguel Checa, y ha sido un verdadero éxito, por lo que aprovecho desde aquí para darle las gracias. Además uno de los integrantes del equipo organizador es Isaac Feliu (echar un vistazo a lo que hace en sus videos con la Gs y veréis que sin ninguna duda es un aliciente más) completando el equipo Valentín Figueras, persona con al que ya había coincidido en MotoMadness pero que he tenido la suerte de conocer un poco más en este viaje, esto hizo que todo saliera estupendamente, gracias a todos.
A mí a pesar de haber ido muchas veces de viaje me sigue acompañando cierto nerviosismo durante la organización; que si llevo maletas, que si llevo bolsa, que si le pongo ruedas de tacos, que si le pongo unas de carretera, que si llevo mucho abrigo, que si llevo poco. Me considero un motorista de nivel alto, vamos que mi Gs1200 Adventurizada de casi ocho años y yo de casi cincuenta nos defendemos bastante bien. Bueno pues aun así me acompañan todas esas inseguridades. Además de por descontado la habitual una vez que sales de ir pensando “que me habré dejado”. Encima en hago este viaje después de haber tenido una rotura en el cardan, mi moto que JAMAS se había estropeado nada el otro día se le rompió el cardan. Esto me había dejado tal desconfianza que he estado a punto de cambiarla, cosa que al final no he hecho, porque mi moto me encanta y porque además tampoco tengo tan claro que la nueva vaya a hacer otros 120.000 kilómetros sin ninguna avería.
Por temas familiares el viaje lo empecé yendo a Asturias desde Madrid, donde vivo. Estuve la noche del viernes, el sábado y el domingo se puede decir que empezó mi viaje a los Alpes. Salí el domingo temprano con la idea de ir a dormir a Figueras, donde la organización había fijado la salida. Mi idea era hacer el viaje de tirón, 1.000 kilómetros, más menos 50, haciendo Asturias, Santander, Bilbao, Pamplona, Jaca y luego cogiendo la 260 que es una especie de Transpiranáica de carretera, o dicho de otro modo es una carretera que va paralela al eje de los Pirineos y llega hasta la misma Figueras.
Solo tenía prevista una parada, San Juan de la Peña. A mí en general me gusta la arquitectura pero si hay algunos estilos que me llaman especialmente la atención cómo puede ser el Románico, si además está en un enclave cómo el de San Juan de la Peña más todavía. Creo que para cualquier persona que admire la belleza, nuestra historia y nuestra cultura es parada obligada, vamos que merece la pena. Estuve casi tres horas visitando los monasterios y luego me puse nuevamente en camino.
Llegue sobre las nueve de la noche al hotel de Figueras donde habíamos quedado. Buena impresión de los organizadores, muy pendientes, y buena impresión de mis futuros compañeros de viaje, lo que siempre es una incógnita.
Salimos temprano en la mañana en lo que sería una jornada de enlace, a pesar de que al final ya empezamos a tocar algunos puertos de los Alpes, 650 kilómetros de asfalto que al menos para mí normalmente no son entretenidos, pura carretera alterando autopista y autovía, así llegamos a Parpaillon. Al día siguiente ya se prometía una buena jornada, jornada que además de unos puertos espectaculares incluía 50 kilómetros de pistas. Por carretera pasamos por el puerto de La Bonette, en que llama la atención el paisaje, a mí me recordaba al paisaje lunar o de marte que vemos en algunas películas.
Después subimos al puerto de Turini, famoso por la Rallyes. Tuve la suerte de subir pegado a la rueda de Isaac Feliu, es increíble lo rápido que se puede ir cuando una persona que de verdad controla te marca el camino. Bueno, también he de decir que pegado, pegado tampoco iba, vamos que no le iba metiendo rueda J.
Dormimos en uno de los hoteles que hay en la cima.
Empezamos el tercer día, para mi uno de los más entretenidos. Por un lado porque hicimos casi 150 kilómetros de pistas por otro porque empezamos a ver algunas fortificaciones militares de la Segunda Guerra Mundial. Fue algo que me emocionó, supongo que a muchos os parecerá una tontería pero a mi que me encanta la historia y que nunca había visto algo así me impresionó. Lo que había visto en tantas películas y leído en tantos libros estaba en parte frente a mí. Uno, al menos yo, empieza a pensar cómo sería hoy Europa si hubieran ganado los alemanes, a pensar cuantas vivencias habrían tenido los ocupantes de esas fortificaciones, cuantos miedos, cuantas angustias, cuantos actos de valentía y cuantos no tan valientes, vamos que me pareció muy emotivo.
El premio a un día tan intenso fue un hotel con verdadero encanto, Arrucador. No solo por el sitio y lo bonito del hotel, hotel muy pequeñito, sino especialmente por el calor que le ponían los dueños para que estuviéramos bien. Creo que ninguna cadena de hoteles del mundo puede competir con un negocio familiar en el que los dueños ponen todo el cariño del mundo para que sus huéspedes se sientan bien, bravo por Valter y su mujer (que me disculpe no me acuerdo de su nombre), muchas gracias.
Al día siguiente volvimos a alternar carretera con pistas, un día sobre todo asfaltico en el que las curvas de 180º, los tornati, se sucedían uno detrás de otro. A mi esa conducción en asfalto me gusta mucho, yo siempre digo que las Gs en curvas cerradas y puertos de montaña son infalibles. Me imagino que también influirá que se me dan muy bien y sin embargo las curvas rápidas, 130 – 140 me dan más bien miedo L .
El premio de ese día fue el hotel. Un bosque en el que está permitido no solo dormir en tú tienda de campaña al lado de un río, sino también hacer fuego. Una estupenda hoguera se encargó de poner a punto la estupenda barbacoa que hicimos para cenar; chuletas, pinchos morunos, pollo, butifarra, bufffff, que rico todo, no sigo que se me hace la boca agua. Me sentía cómo en uno de esos vídeos de aventuras en moto que me gusta tanto ver, una noche muy especial, allí estábamos un grupo de traileros contándonos nuestras aventuras alrededor de una hoguera.
A pesar de que la noche fue francamente fría, por la mañana sobre las nueve estábamos a cuatro grados, dormí cómo un bendito. Por cierto, si me permitís extenderme aún más, estrené un nuevo saco King Size, en el que hasta podía mover los brazos, buffff que gusto después de dormir antes en un micro saco cómo si fuera una larva.
El quinto día sin ninguna duda fue la guinda del viaje, dos cosas hicieron especial ese día la bajada de Jafferau y la subida a Sommelier. Ese día, último del viaje organizado, hicimos algo más de 200 kilómetros, pero además de esos 200 más de 150 fueron de pistas, y casi de campo algunosJ. Visitamos Argentiera, Assieta, Finestre y subimos al fuerte Jafferau, la subida fue entretenida por pistas más o menos rápidas pero la bajada fue espectacular. Había dos posibilidades para bajar, la pista por donde habíamos subido, fácil pero bastante más larga y otra bajar por una pista de Sky mucho más corta, pero que mucho más, y desde luego mucho menos fácil…………..A pesar de ser yo un tío muy “chulito” no tenía yo tan claro que debía de bajar por la pista de Sky pero el empujón que me dio Isaac catedrático en esto de las motos y los ánimos de Valentín , y el bajar acompañado por Angel (estupendo compañero de grupo) me animó a hacerlo. Muy muy bonita la bajada, curvas de 180 grados, piedras cómo balones y un estupendo ejercicio de antebrazos permitieron una bajada con éxito, tengo que decir que incluso se me caló la moto y no tuve problema en arrancar la moto sobre la marcha, vamos que bajé haciendo un cero cómo dirían en trial, muy muy bonita bajada, muy técnica y de mucho mérito para un futuro cincuentón con una moto de 275 kilos………….Perdón por hablar tan bien de mí pero esto de la moto es mi debilidad.
No satisfechos con este periplo nos dirigimos al Sommelier, más conocido por ser el sitio que acoge la organización de la Estella Alpina, pero no solamente llegamos hasta ahí, llegamos hasta arriba. Una pista no muy difícil pero muy dura por su firme para la moto, piedras y más piedras, vueltas y más vueltas ponían a prueba mi Gs, es increíble lo que aguantan estas motos sin que se les mueva un solo tornillo, increíble. Sin embargo tantos kilómetros de duras pistas tenían un premio asegurado, la cima de Sommelier, no creo que nunca haya llegado tan alto con mi moto, 3.000 metros de altura.
Es curioso cuando uno está contento lo poco que se cansa, curioso lo que la ilusión puede hacer en la resistencia de las personas, vamos que yo estaba encantado con el plan y cansancio cero.
Dormimos esa noche en hotel agradable donde al día siguiente nos despedimos todos, y cada uno se fue por su lado, en el mejor de los sentidos. Yo todavía rodé algunos kilómetros hasta el valle de Susa. Allí dude entre ir hasta Estelvio, que pensé en dejar para otra ocasión en la que tuviera más tiempo o irme para casa del tirón, 1.450 kilómetros. Es una tontería pero a mi esos desafíos, pruebas o cómo las querráis llamar me divierten. Total que ni corto ni perezoso me fui del tirón a casa, en tramos de más o menos 500 kilómetros para repostar y tomar un café. Para que luego digan que los depósitos grandes son una tontería, llenas en depósito y con dos paradas más estas a 1.500 kilómetros, muy, muy bien. Llegué algo pasadas las seis de la mañana pero con una cara de satisfacción cómo la que veis.
No quiero terminar sin dar las gracias nuevamente al equipo de “30mps”, Miguel Checa, Isaac Feliu y Valentín Figueras por la estupenda organización y todas sus atenciones durante el viaje y a los estupendos compañeros de viajes que tuve, Angel, Iván, y Pablo, imposible sacarle mayor provecho a mi semana de vacaciones. Sin ninguna duda, cómo a mi me gusta decir, una semana ganada a la vida.
Buen momento también para dar las gracias al foro por darnos la posibilidad de compartir nuestras experiencias y en alguna manera vivir las de otros.
Un abrazo
Carlos, carmago en los foros.
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