NK DIA1
Vamos a ver, se trata de un viaje al norte, por lo tanto, ¿cuál sería la dirección a tomar?
Está claro, hacia el este. Lo cierto es que podría haber enfilado hacia arriba, pero necesitaba un empujón. La última semana antes de salir ha sido muy dura en lo personal, así que cuando los amigos del R4T tenían preparada una de las suyas, no lo pensé mucho. Menudo favor me hicieron, y creo que todavía no lo saben.
Así que salimos hacia Perpignan, dando un rodeo, claro. Rodeo porque a estos, menos las líneas rectas, de todo. En el monumento a Fabio Casartelli, a los pies del Aspet, casi pillo. Ojo en la explanada que hay, porque tiene gravilla para exportar. Uno que yo me sé, se descojonaba. Cabrón. En Aix-les-Thermes nos tuvimos que dar la vuelta, porque el puerto por donde íbamos a haber pasado, estaba cerrado todavía. Tocó subir por Puymorens, que te digo, suputamadre que frío. Cuando llegamos a Puigcerdá, entramos de nuevo en tierras galas por la N116. Hazme caso, apúntatela.
Y ya en Perpignan, tocó cenar en un italiano. Te lo digo, acabar la jornada a base de carcajadas, mola. CaféOlé, siusplau.
NK DIA2
Y si el día de ayer acabó con carcajadas, con ellas empieza este. Nos vamos a desayunar antes de partir. Checkout del hotel, y besos y abrazos. El R4T y Gonzalo enfilan hacia España, para hacerse la N260 de mar a mar. Por mi parte, comienza el viaje en solitario. Por delante tengo 1100 soporíferos Kms hasta llegar a Nurburg, donde pernotaré.
Nada destacable. Bueno, casi, porque metido en comarcales entro en Luxemburgo para hacer la gracia con la foto a la frontera, y la gracia me la hicieron a mí, ya que no ví nada. De lo malo, pude repostar a precios asequibles. Así que llené el tanque, y ya sí, último empujón para llegar a mi destino.
A unos 50 Kms de llegar, me salgo de la rápida y me pierdo por las secundarías, que en esta zona, molan que te cagas. Hago un par de fotos al sarao que tienen montado en Nurburgring, y enfilo al hotel.
NK DIA3
Abro el ojo sorprendido por la que está cayendo. Y la gorda fuera, jo jo jo.
Me termino de preparar y salgo enfilado al recinto del circuito para comprar algunas cosas. Luego, pongo rumbo a Berlín. Cuando el asunto se pasa de feo a muy chungo (por la tormenta), entro en la Autobahn. Y de muy chungo pasa a chunguísimo. Alucino en colores con el personal. Con la que está cayendo, la peña va muy enfilada. Me han pasado un Clase E y al de diez segundos más tarde, otro A8, que muy sobradamente superaban los 200 Kms/h, así a ojo. Se me ponen de corbata y reduzco más mi velocidad, claro.
Aún con todo, me sorprende la educación vial que tienen nuestros vecinos los alemanes. Todo dios por el carril derecho, y cuando hay un límite de velocidad, lo respetan sin dilaciones. Así da gusto.
Dejada la tormenta detrás, ya no volvería a hacer acto de presencia. Paro a comer, y luego encaro el último tramo hasta Berlín.
Antes de dirigirme al hotel, recorro las calles para hacer un par de fotos de sitios que me apetecía volver a ver. Y digo esto, porque ya conocía la ciudad. Tuve que vivir aquí durante casi dos meses. Cosas de trabajo.
NK DIA4
El día vuelve a amanecer amenazante. Esas nubes no molan un pelo, te lo digo. Sin errar enfilo hacia las afueras de Berlín y me despido de ella viendo el aeropuerto de Schonefeld (al igual que lo hice varios años atrás, pero esta vez, de otro modo).
El GPS me lleva por la Autobahn, aunque llegando a la frontera, me desvío y voy por la vieja. Cruzo el último pueblo, un último puente, y ya estoy en Polonia. Hago la foto de rigor y paro a tomarme un café.
De paso, compro tabaco que está baratísimo. Cuando doy cuenta de todo, vuelvo a los mandos de la gorda y prosigo mi camino. Primero paro en Poznan, puesto que también me tocó trabajar por aquí algún tiempo. Y me volví a ir con la misma sensación que aquella; me lo podía haber ahorrado. Por cierto, la chaparrada que me cae no ayuda en que me vaya con buen sabor de boca.
Siguiente parada, Varsovia. Ahora sí. Esto sí. Ciudad digna de ver. ¿Has visto esa rubia? ¿Y aquella otra? Madre mía que espectáculo; entre los 24 graditos, cielos ya por fín despejados, y aquellas vistas, bien merececía una visita más profunda. Visito tres o cuatro sitios estratégicos, y enfilo hacia mi destino final de hoy : Augustow.
Nota mental : desde Varsovia hacía Lituania no hay más autopistas; todo generales.
Vaya acierto. Busco un hostal baratísimo en la marina y allí que voy. Por cierto, de momento, el mejor sitio hasta la fecha. No por el lugar, que también, sino por la camarera que me atiende, me da las llaves de mi cuarto, me sirve una ensalada, y, si hubiese andado más vivo, me da hasta su corazón. Vaya hermosura! Caigo redondo en la cama nada más cenar...
NK DIA5
Ostias. ¿Y las cortinas? Son las 5.30am y tengo el solazo justo pegándome en la cara. Claro, así no hay quien duerma. Así que levanto el campamento (jeje, lo pillas?), y me subo a la gorda.
Vuelvo a la carretera y al de pocos kilómetros, me encuentro la frontera. Lituania.
Foto de rigor y arreando. Me cruzo el país por secundarias disfrutando del paisaje, del día, de las mozas, y de todo. Que puta maravilla. Paro a tomarme un café donde Cristo perdió la chancleta. No caí en ese momento, pero que gustazo volver a poder pagar en Euros. Y entre pitos y flautas, llego a la colina de las cruces. ¿No la conoces? Mira las fotos. Y te digo, acojona. Si pasas por aquí, para.
Continúo mi camino y al de no mucho tardar, siguiente frontera, Letonia.
Mismo paisaje, mismas carreteras, misma moneda, y hasta mismo cielo y mismo sol. Maravilloso. Llego a Riga y me detengo a comer. El GPS me la lía y me mete de lleno en el casco antíguo, donde un par de policías muy amablemente, me invitan a salir con indicaciones precisas.
Después de comer enfilo hacia el norte. Todo el rato paralelo al mar por la E67, vía de sólo un carril para cada sentido. Que por cierto, me parece muy curioso que todo Dios va por el arcén para facilitar el adelantamiento. Llega un momento en el que circular a 90kms/h se hace un pelín pesado. Me pongo la música y sigo haciendo kms. Me vuelvo a plantar en la última frontera de hoy, Estonia.
Mismo de todo. Igual. El calor empieza a ponerme un poco de mala uva. Pero yo sigo con lo mío y me planto en Tallín.
Como es buena hora, voy en busca de la placa en recuerdo a Joey Dunlop, heroe del TT de la Isla de Mann. Falleció aquí en una road race el 2 de Julio del 2000.
Luego, me dirijo a la terminal D del puerto para reservar el ferry de mañana por la mañana. Sale a las 7.30am, así que tocará madrugar...
NK DIA6
Madrugo. ¿He dicho madrugo? Caray, que pronto es. Tanto, que cruzo Tallín por derecho con todos los semáforos abiertos, y me planto en un periquete en la terminal de ferrys.
Debo de tener cara de tonto. O de chungo. O las dos, pero soy al único al que le piden la documentación los policías de fronteras. ¿Y adivinas donde la tenía guardada, no? Exacto, en el fondo del petate. Petate que me ha tocado soltar, abrir y bucear en él. Cuando terminan de mirar mi documentación, me la devuelven y me desean buen viaje. Buen viaje te daba yo, colega. Me toca volver a montar todo el circo, y de la mala uva, me cargo una de las cinchas con las que sujeto el petate. Jeje, empezamos bien la mañana. Enfilo a la popa del ferry y hago la pole. Cuando el operario del buque nos da luz verde, enfilo el primero y coloco la moto donde me dicen. Subo a la gorda al caballete y otro compañero del anterior fija la moto con una cincha bien hermosa. Ante el miedo de que marque el asiento con ella, saco el trapo y lo coloco de tal forma que evita cualquier contacto directo con la roja.
Vuelvo a ver rubias. No las de beber, sino las otras. Consigo las mejores vistas de la travesía.
Desembarco en Helsinki. Salgo de la ciudad sin problemas, y me planto en la nacional que sube hacia el norte viendo pinos y lagos. Pinos y lagos. Más pinos, y más lagos.
¿He dicho pinos y lagos? Pues eso. Para exportar.
Aún así, se hace pesada la subida. Si ayer me encontré con la colina de las cruces, hoy me encuentro con el cruce de las campanas. Y vaya campanas! Con el campanon incluido.
Y me cruzo con las primeras señales de peligro con los renos. Pero de ellos, ni rastro.
Como el día se empieza a hacer muy pesado, paro en Haukipuda para pernoctar. Un Best Western sin mucho salero, pero donde el wifi va como un tiro. Pero no más rápido que mi sueño, que me gana por goleada...
NK DIA7
Día mágico y sin esperarlo.
Amanezco con mucho frio; no habrían más de 4 ó 5 grados cuando me subo a la gorda.
Vuelvo a poner rumbo hacia el norte. Primera parada, Rovaniemi, que me queda a unos 200kms, que los hago sin pestañear.
Menudo sarao tienen montado con el cuento de Papa Noel. Para verlo, pero yo soy del carbonero con mala uva. Así que compro algunas cosas en la tienda de souvenirs, me hago la foto con la línea del circulo polar artico, y sigo mi camino.
Ya había leído que a partir de Rovaniemi hay que extremar la precaución con los renos. Y en efecto, me encuentro con los primeros. Y la primera impresión que me da es que son más pequeños -bastante más- de lo que me imaginaba. La putada viene porque al haber campos nevados, es jodido reconocerlos con antelación hasta que los tienes encima. Así que ten cuidado con ellos, ¿vale?.
En Ivalo paro para unas viandas y sin perder mucho tiempo, continuo mi camino. Cruzo Inari casi sin darme cuenta, y un poco más allá, encuentro el desvío a la carretera 92. En el cruce, la primera sorpresa, está el primer cartel de Nordkapp!
343kms.
Los primeros, desde ese punto hasta la frontera con Noruega. Y te digo, no hay absolutamente nada más que tú, tu gorda, y la carretera por la que vas. Inhóspito de cojones. Como se te joda la júnta de la trócola aquí, jeje, a ver como le explicas al que te tenga que venir a buscar donde andas.
Llego a la frontera y la cruzo como si la puerta de mi casa se tratase; no hay ni Dios.
Estoy ya en la E6.
Hasta Lakselv, bien. Entre Lakselv y Russenes, mucho mejor. Por cierto, y gracias a la recomendación de otros foreros en sus crónicas, me detengo en la tienda del camping para comprar unas cuantas cosas.
Y pasa lo que tiene que pasar, que pillo a la dependienta en bragas.
Resulta que estaba colocando unas bragas con el dibujo de Nordkapp en las estanterías. No sé que habrás pensado.
Me comenta que todavía estamos en temporada baja y justo acababan de recibir todo el material para la época de verano. Ya decía yo, que un recibimiento en ropa interior son palabras mayores.
Salgo y enfilo por la increíble E69 que nos lleva a Honningsvag. Curvas y más curvas (cuidado con los renos!!) hasta que nos topamos con el primer túnel. Son casi 7kms. Hace tiempo era de pago, pero el gobierno Noruego, una vez la infraestructura se amortizó, quitó el peaje. Cojonudo. Cojonudo por lo largo e interminable que se hace. Y frio. Hace un frio que se las jode. Y por si te ha sabido a poco, luego hay otro, eso sí, más corto. Y entras en la isla de Mageroya. Luego, te plantas en Honningvag. Pero no me detengo, enfilo hasta el Nordkapp Camping para ir reservando sitio y me encuentro con un post-it en la puerta que anuncian que volverán en un par de horas, así que sin pensármelo, enfilo los últimos kms que me quedan para llegar al compejo de Nordkapp.
Sonaba 'You could be mine' de Guns N' Roses por los altavoces. Y de pronto, apareció.
Detuve la gorda y me bajé. Quise saborear ese momento. Un momento dulce y triste a la vez.
Tantas y tantas veces había soñado con llegar hasta aquí. Mil y una crónicas que no paraba de devorar con los ojos. Y todo, delante de mis ojos. Estoy sólo. No hay nadie.
Si ya a la propia magia que tiene este lugar, le sumas la indescriptible soledad, el efecto es apasionante. Así que ni corto ni perezoso meto la moto hasta el fondo.
Hago mil fotos y coloco la gorda en tantas posiciones como quiero. Y de repente, me quedo sin batería en el móvil. Si es que... La cargo con el mechero de la moto mientras me fumo algún cigarro. Y de repente, aparece una pareja con un perro.
-.Hola! me dicen.
Resulta que les he adelantado subiendo, y se han fijado en mi matrícula. Les ayudo a hacerse las fotos de rigor y muy amablemente, me invitan a un café en su furgoneta.
Esta es la magia de viajar. Tres personas (y un perro), que no nos conocemos de nada, compartiendo un momento mágico. Nos contamos nuestros viajes y los planes para los días venideros. Seguro que coincidimos en algún punto.
Después de uno de los mejores café que he tomado en mucho tiempo, me despido de ellos y bajo al camping, a ver si ya han vuelto los dueños, para poder alojarme.
Como no han vuelto todavía, y van para tres horas lo que están ausentes, vuelvo a bajar a Honningsvag para comprar algo de cenar y desayunar en el Rema1000 que hay a la entrada, que por cierto, cierra a las 23h. Termino y vuelvo a subir al camping. Y me lo vuelvo a encontrar cerrado. Ya de mala ostia, pero riéndome, saco el movil y me pongo a buscar alojamiento. Y justo cuando iba a reservar en otro lado, aparecen, me piden disculpas, y cerramos el trato. Me pego una ducha, ceno algo, y me acuesto con una sensación de bienestar total...
NK DIA8
El día amanece, si se puede llamar amanecer, como lo dejé ayer, soleado y algo frío, pero un día fantástico a todas luces.
Me preparo y recojo todas mis cosas sin demora. Decido bajar al pueblo a desayunar algo caliente, y aprovechando que tengo que ponerle caldo a la gorda, paro en la Shell que hay en la entrada, al lado del Rema1000. Me tomo un café y Charlotte, la amable (y bella!) empleada, me sirve el mejor cruasán con chocolate de mi vida. Vaya sonrisa! (La de Charlotte, no la del cruasán). Mientras saboreo el café, me doy un paseo por la tienda de la gasolinera y alucino. Por si a alguien le viene bien saberlo, está bien surtida. Cinchas, kits repara pinchazos completos, bombonas sueltas, herramientas, bridas, y un largo etcétera. Que quede escrito por si le sirve a alguien. Se acercan las 11 de la mañana y enfilo al complejo de Nordkapp de nuevo. Mientras afronto la subida (cuidado con los renos!!!) adelanto a alguna furgoneta de AVIS con el portón trasero abierto, mientras un equipo de grabación hace lo propio. Saludo. Espero salir guapo. Vuelvo a llegar a las dos casetas que hay antes de entrar, y alucinando, sigo sin ver a nadie, así que entro como lo haría cualquiera en su casa.
Primero, la tienda de souvenirs. Bien surtida, por cierto. Luego, la cueva de las luces (en el piso inferior). Y para acabar, me chupo la película de 15´que justo proyectan en el cine cuando salía de la cueva. Cojonudo.
Vuelvo arriba y la que hay montada es de escándalo. Todo un equipo de grabación, que supongo, no es por mi visita (creo). Aún así, le tiro la caña a la primera rubia que veo. Y tras su apesumbrada negación, me comenta que están grabando un reality noruego en el cual, los participantes, acaban en Nordkapp. Se llama 71º N. Tendré que buscarlo por si me dá por pedirles derechos de imagen.
Y me subo a la gorda. Miro atrás por última vez y me despido, con la certeza de que volveré. No se cuando, no se como, pero lo haré.
Paro en Honningsvag una vez más.
Tenía pendiente una visita al Artico Ice bar que tanta fama tiene. Semanas antes estuve hablando por facebook con Gloria y Jose, sus dueños, sobre el estado de las carreteras en la zona, así que les tengo que dar las gracias en persona.
Y me encuentro a la pareja de ayer. Y veo a Lonchitas, un "pequeño" Alaskan Malamute, que es el rey del Artico.
Y como no, veo a Jose. Le doy las gracias por la ayuda semanas antes y hago un par de compras. Antes de entrar al bar en sí, Jose nos recomienda que veamos el vídeo de 4´de duración de como año tras año preparan el bar para la temporada de verano. Y claro, los allí presentes flipamos en colores. Resulta que trae a un equipo finlandés para, al loro, cortar de un glaciar que hay al lado de Nordkapp los famosos bloques de hielo. Que te digo, pesa cada boque 800 kgs, como para llevarlos a mano.
Y después del video, pasamos dentro. Primero, las dos chicas (españolas, por cierto) que tiene Jose ayudándole en verano, nos ayudan a ponernos los ponchos para el frio. Y a pesar de que llevo el Rukka con todos los forros, sigo su consejo. Y es que dentro, hay -5ºC. Lógico, hay que mantener el hielo a raya. Para verlo, te lo digo.
Si vienes por aquí, ni se te ocurra irte sin pasarte por aquí. Para acabar, salimos fuera, y lanzamos al mar el vaso de hielo con el que hemos consumido la bebida, pidiendo un deseo, que es tradición de la casa. Y si se cumple, hay que mandarles a Gloria y Jose una postal de nuestra ciudad comentándoselo.
Con mucha, pero que mucha pena, me despido de todo el mundo. Mi viaje continúa...
Veo que el cielo se encapota. Hace frio. Empieza a llover. Mi ánimo hace aguas y cae en picado. Tengo delante la fantástica E6 y no la saboreo. No. No me da la gana.
Con las últimas 24h tan cojonudas que he tenido y que me esté pasando esto. No es justo. Paro donde puedo a comer algo a ver si arreglo el bajón anímico que me está pegando. Nada. No consigo darle la vuelta a mi mente. Así que cuando no puedo más, encuentro en Bardufoss y su hotel mi oasis particular. Pregunto si tienen sitio para un motero helado, triste, y con los ánimos por los suelos, y la amable recepcionista tiene a bien apiadarse de mí. Me da las llaves de mi habitación y subo. Me pego una ducha ardiendo, que te lo digo, la saboreo que te cagas, y me meto en la cama. Mañana será otro día...
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