Esta es la crónica resumida del viaje que realizamos entre el 29 de Junio y el 3 de Julio de este año, con la excusa de visitar los BMW Motorrad Days en Garmisch :cool2:.
Las cuatro de la mañana. Hace rato que estoy con un ojo abierto vigilando el despertador para que no suene y despierte a estas horas tan intempestivas al resto de la casa. Aseo, traje, mochila sobredepósito, todo preparado (revisión, neumáticos, viñetas de Suiza y Austria, tarjeta sanitaria europea, carta verde …) en los días/meses precedentes (los mejores en cualquier viaje que se precie …) y, en ayunas, al garaje a encontrarme con mi leal K1200GT. 70.000 km nos unen ya para siempre, puesto que he decidido que esta sea mi última máquina de la saga, que comenzó, en el apartado mototurismo, en el año 85 con una R90S Daytona, a la que siguieron una R850R, una R1150RT y una R1200RT.
Enciendo la luz del garaje y empieza de verdad el viaje. Como bien filosofan los que llevan en esto mucho tiempo y acumulan toneladas de experiencia, lo bonito, el disfrute, está en el viaje, no tanto en el destino, por deseado y espectacular que sea, como en nuestro caso, que, con la excusa de la celebración de los BMW Motorrad Days 2016 en Garmisch, daremos un paseo por el arco alpino italiano y suizo.
Coloco las bolsas dentro de las maletas, ajusto la bolsa sobredepósito, pongo el navegador, donde previamente he grabado todos los puntos que pensamos visitar, y hago la foto de rigor al cuadro para dejar constancia gráfica de los km. de inicio. Casco, guantes … en marcha !
Un pequeño trayecto hasta el punto de salida con mis compañeros de viaje. En esta ocasión somos cuatro, repartiendo veteranía y juventud motera. Germán (MAN), con su flamante R1200RT LC “de agua”, Ernesto (ernstojor), con su preciosa R850R, Carlos (Delapeich) con su potente K1200R verde y el que suscribe, Félix (Omeya), todos pertenecientes a la Hermandad del Motero Penitente, club de motos BMW de Castellón. Para Ernesto y Carlos es su “viaje iniciático”, pues, aunque ya acreditan otros viajes y bastantes km a sus espaldas, este es el primero en el que se van a enfrentar al desafío, entre otros, de hacer el primer día el tramo “de enlace” de Castellón a Lecco (Italia) de unos nada despreciables 1.312 km. Germán y el que suscribe, algo curtidos ya en batallas viajeras, velaremos por que todo se desarrolle razonablemente.
Día 1, 04:50 am. Con caras somnolientas y la adrenalina a flor de piel, nos saludamos y nos deseamos suerte y ánimo para la primera jornada. Habíamos sopesado la posibilidad de embarcar en Barcelona hasta Livorno, para quitarnos de en medio 1.000 km de autopista, pero finalmente optamos por hacerlo rodando. Todo sea dicho, este viaje no habría sido lo mismo sin la faja y el … ibuprofeno !
Encendemos navegadores, sincronizamos intercomunicadores, activamos bluetooth de móviles ... efectivamente esto no es ya la aventura de hace años, donde con unos cuantos mapas y mucha imaginación se adentraba uno en lo desconocido. Ahora, es más normal (y en cierto modo un tanto desmotivador) haber visto la mayor parte de los secretos de la ruta en el street view. Son los tiempos que corren y hay que aprovechar las ventajas de la tecnología, pero qué duda cabe que, por ejemplo, ir comunicados entre todos en marcha aporta un plus de seguridad, tranquilidad y diversión. No hace tanto, para hacerse entender, no había más remedio que realizar un esperpéntico lenguaje de signos, no siempre entendible…
Por cierto, la sesión previa de sincronización de los cuatro intercomunicadores en un concurrido bar con los cascos puestos, queda para el recuerdo, aunque esa es otra historia…
Viendo las autonomías de los depósitos, programamos intervalos de 200 – 230 km de ruta y parada para repostaje (cada dos, café y/o bocata, para lo que el amigo MAN se encargó de proveer una buena cantidad de jamón y lomo en blisters al vacío …). Vemos amanecer pasado el Delta del Ebro y, tras arrasar media población mundial de mosquitos verdes, paramos a repostar y a limpiar las pantallas y los cascos de suciedad.
Un alto de nuevo en La Jonquera y enseguida nos despedimos de la AP7 y de nuestra piel de toro hasta dentro de unos días. Vamos así quemando repostajes por la A9 y la A8 francesas, haciendo una parada “técnica” en el área de Beausoleil sobre Montecarlo, para goce y disfrute de los novatos.
Nos adentramos en la parte italiana del recorrido que se compone de una sucesión interminable de viaductos y túneles, y muchos, muchísimos Fiat 500 conducidos como si fueran F1 … hasta Génova, donde abandonamos la A10 y cambiamos de dirección hacia Milán por la A26/A7. De momento nos respeta el tiempo y las nieblas típicas de la zona no se dejan ver. Mejor. En alguna ocasión anterior he recorrido a ciegas este trayecto a 30 km/h detrás de las luces de un camión …
Pasamos sin más la “tangenziale” de Milán y en poco nos presentamos por la SS36 en Lecco, localidad turística en la orilla del grandioso Lago di Como. Ducha reparadora y a por la cena de pasta italiana, que nos lo teníamos merecido. Los “neófitos” se sorprenden de haber aguantado la paliza de km. sin (excesivos) daños biológicos.
Día 2, 07:30 am. Desayuno y a la moto de nuevo. Nos esperan 430 km y el majestuoso Stelvio. El Rey. Los hay más altos y más guapos, pero el Passo Stelvio para mí es inigualable. Compra de parches y pegatinas, fotos y bocata de salchicha en el carromato más famoso de este producto que pueda existir, con vistas a la espectacular bajada plagada de tornantis (numerados …). Nos viene a recibir una incipiente lluvia, que, en poco, se transforma en ligeros copos de nieve, por lo que nos ponemos raudamente el traje de agua e iniciamos la bajada, donde arrecia la tormenta y nos hace tomar precauciones extremas.
Teníamos como objetivo llegar a Munich a una hora que nos permitiera visitar el museo de BMW, sacrificando incluso el paso por el Mortirolo y el Gavia programados en principio, pero ni aun así finalmente fue posible la visita, a pesar de que “disfrutamos” de lo lindo en el tramo de velocidad libre de la autovía 95 entre Garmisch y Munich …, porque el museo lo cierran a las 18 h., y no admiten entradas después de las 17:30 h. (que en España, posiblemente, es cuando abriría …). No hay mal que por bien no venga, y pudimos ir tranquilamente a darnos el obligado homenaje a base de codillo y cerveza en el Hofbrähaus (objetivo principal de alguno de los componentes de la expedición …).
Día 3. 07:30 am. Una vez recuperadas las fuerzas que gastamos ayer en la cena con un frugal desayuno … reprogramamos el día y, en vez de bajar a Garmisch directamente, vamos a efectuar una rápida visita al BMW Welt, que, aunque no sea tan espectacular como el museo, abre a las 9, y podemos visitarlo y hacer unas compras en su magnífica tienda. El museo, que abre a las 10 h. (¿?), lo dejamos para otra ocasión.
De nuevo hacia Garmish a velocidades no por legales confesables (en España), y visita a los BMW Motorrad Days, que es como lo nuestro de Formigal, pero superlativo … Buena organización y mucha gente ya a primera hora, a pesar de acabar de abrir.
Visita obligada a la carpa de venta de prendas conmemorativas (allí no hay inscripción, ni por tanto welcome pack ni nada que se le parezca, bonitos son los alemanes para regalar nada …) y tras comprar gorra y camiseta y algún recuerdo más, vuelta de rigor por el recinto, y en vista de que con el calor que hacía podíamos caer en la deshidratación, nos tomamos una cerveza y disfrutamos un poco (poco …) del ambiente. Nos esperan por delante más de 400 km. y 4 puertos … que eran en principio 5, ya que el Silvretta también estaba previsto, pero debido a las apreturas de tiempo lo dejamos para la próxima.
Nos dirigimos a través de Liechtenstein hacia Chur (Cuera) y de allí por la carretera 19 hacia Andermatt, para realizar el famoso “9” alpino en tierras suizas. Nos recibe en primer lugar el Oberalpass con mucha nieve todavía, y, tras las compras de rigor, comenzamos la impresionante bajada hacia Andermatt, la cual dejamos de lado para subir por la carrera 2 hasta Wassen, donde giramos a la izquierda para encarar sucesivamente el Sustenpass, el Grimselpass y su motero metálico, y el Furkapass, para retornar de nuevo a Andermatt, donde llegaremos con los últimos rayos de luz del día para pernoctar y reponer fuerzas.
Bastante frío debido a la altura y la nieve, todavía abundante, que se soporta por las impresionantes e inolvidables vistas de glaciares y lagos helados que circunvalamos. Un placer para la vista y el espíritu. En mi opinión, cualquier motero que tenga una mínima inquietud, debe rodar por estas latitudes al menos una vez en su vida.
De nuevo la disponibilidad de tiempo (no queríamos bajar el Furka sin luz, ya que no dispone prácticamente de defensas bajando y es bastante peligroso hacerlo sin buena visibilidad) nos hace parar solo a hacer las fotos de recuerdo y adquirir la consabida pegatina, sin tiempo material para hacernos ni un reparador cafelito caliente. (lo siento ernstojor …). Total 540 km …
Día 4. 07:00 am. De nuevo el ritual del desayuno, las maletas y a la moto. Repostamos antes de salir en una especie de mini-gasolinera que hay en el interior del pueblo, (des) atendida por un señor mayor que nos increpa en suizo no supimos por qué …
Atacamos el San Gotardo, donde tuvimos que hacer una pequeña espera a que abrieran la tienda para la pegatina, y atravesando Airolo nos enfrentamos al Nuefenenpass o Paso della Novena, donde la persistente niebla no nos permite disfrutar de su esplendor en toda su amplitud. Retomamos la carretera 19 y la autopista 9 hacia Martigny para coger la salida de la carretera 21 hacia el Gran San Bernardo.
Tras una bonita ascensión, bajada hacia Aosta y por la A5 enfilamos hacia el Pequeño San Bernardo, donde nos espera la lluvia en la cima para darnos la bienvenida. Aquí el road líder se pasa de largo la salida de la SS26 hacia Morgex, y nos plantamos a la entrada del túnel del Mont Blanc (¡!). Vuelta a Courmayer y retomamos la ascensión por la SS26.
Mucho tráfico y muchos tornanti en la ascensión. No sabíamos que La Thuile fuera una zona tan turística. Bajada interminable hasta Bourg-Saint Maurice y ya ponemos rumbo a nuestro destino: Orange, pasando por Albertville y Grenoble, ciudad que circunvalamos sin problema, a pesar de que por experiencias anteriores había temor a perdernos en el entramado viario y de señalización que hay que superar.
Por fin, llegada a Orange sobre las 20 h. “reventaos”. Nada que no pudiera arreglarse con una buena ducha y unas cervezas en vena y una buena cena buffet . Un “lo que allí llaman gin-tonic” puso broche final a una jornada intensa de 680 km.
Día 5. 08:00 am. Desayuno a tope, carretera y manta, para estar en Castellón sobre las 17h.. Nada reseñable en este trayecto de 700 km enlace, todo por autopista.
Ya en la ciudad, nos relajamos/despedimos con unos gin-tonics de los de verdad, felicitándonos por el viaje y la ausencia de incidentes y conjurándonos para un nuevo desafío para los ya no tan novatos. Elefantes 2017 ?
Las cuatro de la mañana. Hace rato que estoy con un ojo abierto vigilando el despertador para que no suene y despierte a estas horas tan intempestivas al resto de la casa. Aseo, traje, mochila sobredepósito, todo preparado (revisión, neumáticos, viñetas de Suiza y Austria, tarjeta sanitaria europea, carta verde …) en los días/meses precedentes (los mejores en cualquier viaje que se precie …) y, en ayunas, al garaje a encontrarme con mi leal K1200GT. 70.000 km nos unen ya para siempre, puesto que he decidido que esta sea mi última máquina de la saga, que comenzó, en el apartado mototurismo, en el año 85 con una R90S Daytona, a la que siguieron una R850R, una R1150RT y una R1200RT.
Enciendo la luz del garaje y empieza de verdad el viaje. Como bien filosofan los que llevan en esto mucho tiempo y acumulan toneladas de experiencia, lo bonito, el disfrute, está en el viaje, no tanto en el destino, por deseado y espectacular que sea, como en nuestro caso, que, con la excusa de la celebración de los BMW Motorrad Days 2016 en Garmisch, daremos un paseo por el arco alpino italiano y suizo.
Coloco las bolsas dentro de las maletas, ajusto la bolsa sobredepósito, pongo el navegador, donde previamente he grabado todos los puntos que pensamos visitar, y hago la foto de rigor al cuadro para dejar constancia gráfica de los km. de inicio. Casco, guantes … en marcha !
Un pequeño trayecto hasta el punto de salida con mis compañeros de viaje. En esta ocasión somos cuatro, repartiendo veteranía y juventud motera. Germán (MAN), con su flamante R1200RT LC “de agua”, Ernesto (ernstojor), con su preciosa R850R, Carlos (Delapeich) con su potente K1200R verde y el que suscribe, Félix (Omeya), todos pertenecientes a la Hermandad del Motero Penitente, club de motos BMW de Castellón. Para Ernesto y Carlos es su “viaje iniciático”, pues, aunque ya acreditan otros viajes y bastantes km a sus espaldas, este es el primero en el que se van a enfrentar al desafío, entre otros, de hacer el primer día el tramo “de enlace” de Castellón a Lecco (Italia) de unos nada despreciables 1.312 km. Germán y el que suscribe, algo curtidos ya en batallas viajeras, velaremos por que todo se desarrolle razonablemente.
Día 1, 04:50 am. Con caras somnolientas y la adrenalina a flor de piel, nos saludamos y nos deseamos suerte y ánimo para la primera jornada. Habíamos sopesado la posibilidad de embarcar en Barcelona hasta Livorno, para quitarnos de en medio 1.000 km de autopista, pero finalmente optamos por hacerlo rodando. Todo sea dicho, este viaje no habría sido lo mismo sin la faja y el … ibuprofeno !
Encendemos navegadores, sincronizamos intercomunicadores, activamos bluetooth de móviles ... efectivamente esto no es ya la aventura de hace años, donde con unos cuantos mapas y mucha imaginación se adentraba uno en lo desconocido. Ahora, es más normal (y en cierto modo un tanto desmotivador) haber visto la mayor parte de los secretos de la ruta en el street view. Son los tiempos que corren y hay que aprovechar las ventajas de la tecnología, pero qué duda cabe que, por ejemplo, ir comunicados entre todos en marcha aporta un plus de seguridad, tranquilidad y diversión. No hace tanto, para hacerse entender, no había más remedio que realizar un esperpéntico lenguaje de signos, no siempre entendible…
Por cierto, la sesión previa de sincronización de los cuatro intercomunicadores en un concurrido bar con los cascos puestos, queda para el recuerdo, aunque esa es otra historia…
Viendo las autonomías de los depósitos, programamos intervalos de 200 – 230 km de ruta y parada para repostaje (cada dos, café y/o bocata, para lo que el amigo MAN se encargó de proveer una buena cantidad de jamón y lomo en blisters al vacío …). Vemos amanecer pasado el Delta del Ebro y, tras arrasar media población mundial de mosquitos verdes, paramos a repostar y a limpiar las pantallas y los cascos de suciedad.
Un alto de nuevo en La Jonquera y enseguida nos despedimos de la AP7 y de nuestra piel de toro hasta dentro de unos días. Vamos así quemando repostajes por la A9 y la A8 francesas, haciendo una parada “técnica” en el área de Beausoleil sobre Montecarlo, para goce y disfrute de los novatos.
Nos adentramos en la parte italiana del recorrido que se compone de una sucesión interminable de viaductos y túneles, y muchos, muchísimos Fiat 500 conducidos como si fueran F1 … hasta Génova, donde abandonamos la A10 y cambiamos de dirección hacia Milán por la A26/A7. De momento nos respeta el tiempo y las nieblas típicas de la zona no se dejan ver. Mejor. En alguna ocasión anterior he recorrido a ciegas este trayecto a 30 km/h detrás de las luces de un camión …
Pasamos sin más la “tangenziale” de Milán y en poco nos presentamos por la SS36 en Lecco, localidad turística en la orilla del grandioso Lago di Como. Ducha reparadora y a por la cena de pasta italiana, que nos lo teníamos merecido. Los “neófitos” se sorprenden de haber aguantado la paliza de km. sin (excesivos) daños biológicos.
Día 2, 07:30 am. Desayuno y a la moto de nuevo. Nos esperan 430 km y el majestuoso Stelvio. El Rey. Los hay más altos y más guapos, pero el Passo Stelvio para mí es inigualable. Compra de parches y pegatinas, fotos y bocata de salchicha en el carromato más famoso de este producto que pueda existir, con vistas a la espectacular bajada plagada de tornantis (numerados …). Nos viene a recibir una incipiente lluvia, que, en poco, se transforma en ligeros copos de nieve, por lo que nos ponemos raudamente el traje de agua e iniciamos la bajada, donde arrecia la tormenta y nos hace tomar precauciones extremas.
Teníamos como objetivo llegar a Munich a una hora que nos permitiera visitar el museo de BMW, sacrificando incluso el paso por el Mortirolo y el Gavia programados en principio, pero ni aun así finalmente fue posible la visita, a pesar de que “disfrutamos” de lo lindo en el tramo de velocidad libre de la autovía 95 entre Garmisch y Munich …, porque el museo lo cierran a las 18 h., y no admiten entradas después de las 17:30 h. (que en España, posiblemente, es cuando abriría …). No hay mal que por bien no venga, y pudimos ir tranquilamente a darnos el obligado homenaje a base de codillo y cerveza en el Hofbrähaus (objetivo principal de alguno de los componentes de la expedición …).
Día 3. 07:30 am. Una vez recuperadas las fuerzas que gastamos ayer en la cena con un frugal desayuno … reprogramamos el día y, en vez de bajar a Garmisch directamente, vamos a efectuar una rápida visita al BMW Welt, que, aunque no sea tan espectacular como el museo, abre a las 9, y podemos visitarlo y hacer unas compras en su magnífica tienda. El museo, que abre a las 10 h. (¿?), lo dejamos para otra ocasión.
De nuevo hacia Garmish a velocidades no por legales confesables (en España), y visita a los BMW Motorrad Days, que es como lo nuestro de Formigal, pero superlativo … Buena organización y mucha gente ya a primera hora, a pesar de acabar de abrir.
Visita obligada a la carpa de venta de prendas conmemorativas (allí no hay inscripción, ni por tanto welcome pack ni nada que se le parezca, bonitos son los alemanes para regalar nada …) y tras comprar gorra y camiseta y algún recuerdo más, vuelta de rigor por el recinto, y en vista de que con el calor que hacía podíamos caer en la deshidratación, nos tomamos una cerveza y disfrutamos un poco (poco …) del ambiente. Nos esperan por delante más de 400 km. y 4 puertos … que eran en principio 5, ya que el Silvretta también estaba previsto, pero debido a las apreturas de tiempo lo dejamos para la próxima.
Nos dirigimos a través de Liechtenstein hacia Chur (Cuera) y de allí por la carretera 19 hacia Andermatt, para realizar el famoso “9” alpino en tierras suizas. Nos recibe en primer lugar el Oberalpass con mucha nieve todavía, y, tras las compras de rigor, comenzamos la impresionante bajada hacia Andermatt, la cual dejamos de lado para subir por la carrera 2 hasta Wassen, donde giramos a la izquierda para encarar sucesivamente el Sustenpass, el Grimselpass y su motero metálico, y el Furkapass, para retornar de nuevo a Andermatt, donde llegaremos con los últimos rayos de luz del día para pernoctar y reponer fuerzas.
Bastante frío debido a la altura y la nieve, todavía abundante, que se soporta por las impresionantes e inolvidables vistas de glaciares y lagos helados que circunvalamos. Un placer para la vista y el espíritu. En mi opinión, cualquier motero que tenga una mínima inquietud, debe rodar por estas latitudes al menos una vez en su vida.
De nuevo la disponibilidad de tiempo (no queríamos bajar el Furka sin luz, ya que no dispone prácticamente de defensas bajando y es bastante peligroso hacerlo sin buena visibilidad) nos hace parar solo a hacer las fotos de recuerdo y adquirir la consabida pegatina, sin tiempo material para hacernos ni un reparador cafelito caliente. (lo siento ernstojor …). Total 540 km …
Día 4. 07:00 am. De nuevo el ritual del desayuno, las maletas y a la moto. Repostamos antes de salir en una especie de mini-gasolinera que hay en el interior del pueblo, (des) atendida por un señor mayor que nos increpa en suizo no supimos por qué …
Atacamos el San Gotardo, donde tuvimos que hacer una pequeña espera a que abrieran la tienda para la pegatina, y atravesando Airolo nos enfrentamos al Nuefenenpass o Paso della Novena, donde la persistente niebla no nos permite disfrutar de su esplendor en toda su amplitud. Retomamos la carretera 19 y la autopista 9 hacia Martigny para coger la salida de la carretera 21 hacia el Gran San Bernardo.
Tras una bonita ascensión, bajada hacia Aosta y por la A5 enfilamos hacia el Pequeño San Bernardo, donde nos espera la lluvia en la cima para darnos la bienvenida. Aquí el road líder se pasa de largo la salida de la SS26 hacia Morgex, y nos plantamos a la entrada del túnel del Mont Blanc (¡!). Vuelta a Courmayer y retomamos la ascensión por la SS26.
Mucho tráfico y muchos tornanti en la ascensión. No sabíamos que La Thuile fuera una zona tan turística. Bajada interminable hasta Bourg-Saint Maurice y ya ponemos rumbo a nuestro destino: Orange, pasando por Albertville y Grenoble, ciudad que circunvalamos sin problema, a pesar de que por experiencias anteriores había temor a perdernos en el entramado viario y de señalización que hay que superar.
Por fin, llegada a Orange sobre las 20 h. “reventaos”. Nada que no pudiera arreglarse con una buena ducha y unas cervezas en vena y una buena cena buffet . Un “lo que allí llaman gin-tonic” puso broche final a una jornada intensa de 680 km.
Día 5. 08:00 am. Desayuno a tope, carretera y manta, para estar en Castellón sobre las 17h.. Nada reseñable en este trayecto de 700 km enlace, todo por autopista.
Ya en la ciudad, nos relajamos/despedimos con unos gin-tonics de los de verdad, felicitándonos por el viaje y la ausencia de incidentes y conjurándonos para un nuevo desafío para los ya no tan novatos. Elefantes 2017 ?
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3.950 km de nada :shocked:
