Al igual que a los que viven en zonas montañosas posiblemente ya no les llama la atención ver montañas, a los que vivimos en zonas de dehesas tal vez tampoco nos atraigan las encinas y su entorno... hasta que nos paramos a mirarlas detenidadamente. Ese ha sido el objeto de esta ruta: ver, al menos, uno de los treinta millones de encinas que tenemos en Extremadura.