Erase una vez en los Alpes

despista2

Curveando
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La Gipuzkoa profunda
Allá por 2013 me dio la ventolera y me puse a recopilar las ubicaciones de todos los puertos de montaña de los alpes que fuí capaz de encontrar. Eso ya me hizo soñar con poder recorrerlos un día y, en Junio de 2014, me lancé a mi primer gran viaje en solitario. Tenía 7 días por delante y los Alpes Franceses como destino.

Que gran error. Una vez que te pica el mosquito alpino, estas condenado de por vida. No hay antídoto conocido. Desde entonces, he estado escapándome, tanto en Junio como en Agosto, descubriendo nuevos sitios, repitiendo otros, llegando cada vez más lejos.

Y, a pesar de todo, me quedan carreteras y lugares que descubrir. Afortunadamente.

Hace unos días alguien me pidió algunas de las rutas que tenía. Después de tantas escapadas tengo decenas de ellas y pasárselas todas podía liarle más que ayudarle.

Por eso he hecho esta recopilación de lo que más me ha gustado, que voy a compartir aquí, con mapas, ficheros GPX y los recuerdos / recomendaciones que conservo en la memoria.

No está todo, por supuesto, no es ningún viaje que haya hecho como tal, aunque haya pasado por casi todos los sitios. Es un"Top 100" de lo que a mí más me ha gustado.

Tampoco se trata de hacerlas como están descritas, ya que las he alargado más de lo recomendable, en algún caso, para incluir puntos de interés relevantes. Aunque bastantes de ellas se podrían hacer tal cual están.

Que cada uno se quede con lo que le convenga y lo adapte a su gusto.

Lo he dividido en 4 partes, cada una en un post, y organizado en 14 jornadas, estableciendo un teórico (que en más de un caso ha sido real) punto de inicio y final del viaje en Millau, la ciudad bajo el famoso viaducto.

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Esta es mi propuesta.
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Son "mis" Alpes, los que he conocido. Hay muchos más. Pero espero que ésto sirva, tanto de inspiración como de empujoncito para quien esté dudando.

Nada de lo que os cuente se acerca, ni por asomo, a lo que os encontraréis allí.
 
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Aquí está la base de datos, en la que encontraréis:
  • Las 14 rutas descritas en este relato
  • Todos los waypoints que tengo de los Alpes (puertos de montaña, gargantas, carreteras de peaje, etc.), aunque no hayan sido incluidos en las rutas.
Es un único fichero, está alojado en Dropbox y "pesa" 11 mb.

Lo único que tenéis que hacer es bajar el fichero; crear una Lista en BaseCamp y seleccionarla; en el menú, ir a Archivo > Importar a [lista seleccionada]; y buscar el fichero GPX que os hayáis descargado.

Y, por arte de magia, todo aparecerá en la lista.

Como sé de alguno que todavía no ha dado el salto a BaseCamp y utiliza MapSource, aquí podéis descargaros la misma base de datos en formato GDB,
 
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Etapas 1 a 4 - Cruzando Francia y Suiza, camino a los Dolomitas

01 – Millau > Castellane (497 km y 8h 25m)

Las Gorges de la Jonte, el Parc National des Cevennes, el Mont Ventoux y las Gorges du Verdon.


Ir a los Alpes tiene un problema, por lo menos si se sale desde el País Vasco. Que empiezan muy lejos de donde vivo y hay que cruzarse media Francia para ir y volver.

Podríamos tirar de autopista, pegarnos una pechada de 10 u 11 horas y plantarnos en la zona de Grenoble, Embrun o Castellane, para citar 3 posibles puntos de ataque. Lo he hecho algunas veces, sobre todo a la vuelta de los viajes.

Pero también podemos llegar con más calma y recorrer algunos rincones de Francia que, aunque no sean estrictamente alpinos, merecen la pena, por tratarse de las Gorges (gargantas o desfiladeros) que varios ríos han ido tallando en el tiempo, así como otras carreteras secundarias interesantes.

Aúnan paisajes, montañas, miradores, ríos serpenteantes y curvas, muchas curvas. Y nos van preparando para lo que viene.

Sea desde donde sea que hayamos salido, pongamos que hemos llegado hasta Millau, una pequeña ciudad a la que ha dado fama el megaviaducto que se ha construido en sus afueras, y que tiene algo de vidilla (ojo, esto es Francia, a las 11 todo fermé), alojamientos a precios razonables y está situada a las puertas de las Gorges du Tarn y del Parc National des Cevennes, un laberinto de carreteras reviradas que suben y bajan por las colinas del parque.

Salimos de Millau y nos dirigimos Le Rozier, donde nos desviamos para recorrer las Gorges de la Jonte. Si, en vez de desviarnos, siguiéramos la carretera, recorreríamos otra garganta, las Gorges du Tarn, que hemos dejado para alegrar la última etapa del viaje, cuando vengamos e vuelta.

Pero, si solamente vais a pasar una vez por esta zona, elegid las Gorges du Tarn, sin dudar.

A unos kilómetros de Le Rozier nos encontraremos el Belvedere (mirador) des Vautours y seguiremos el río hasta Meyrueis, desde donde empezaremos a subir por la D996 hasta el Col de Perjuret, lugar en el que giraremos a la derecha para tomar la D18 que nos va a llevar hasta el observatorio del Mont Aigoual (1567 m), el punto más elevado del parque al que se puede acceder por carretera.

Seguiremos hacia el sur, pasando el Col de la Serreyrede (1229 m) y el Col de la Broue (1102 m), para ir bajando hasta Ganges.

Una precisión. En Francia, un Col no es siempre el punto más alto de una carretera, ya que puede estar situado en un cruce entre varias carreteras, en el que alguna de ellas comienza a bajar mientras que otra puede seguir subiendo. Algo así pasa en el Col de la Serreyrede, si se accede desde el Mont Aigoual, al que se llega “bajando”.

De Ganges seguiremos por Quisac hacia Nimes, donde tomaremos un tramo de la autopista A9 en dirección a Orange, pasa salir en dirección a Avignon, Carpentras y llegar a Malaucene, inicio de la subida al Gigante de la Provenza, como es conocido el Mont Ventoux (1912 m), que emerge en medio de una llanura.

Ojo con la autopista A9. Aunque no es el caso de esta ruta, es un aviso para cualquiera que piense recorrerla.

El tramo entre Nimes y Narbona, pasando por Montpellier suele tener unos atascos monumentales, especialmente si es fin de semana, festivo u operación salida/retorno, sobre todo en dirección sur.

He llegado a hacer 100 km pasando entre coches parados, por el carril “del medio”, con los warnings. Son sorprendentemente educados y se apartan para dejarte pasar, pero no deja de ser estresante. Y la calor aprieta mucho por esas carreteras desde junio hasta agosto.

Volviendo a la ruta, una vez llegamos a Malaucene retomamos la diversión. La ascensión al Mont Ventoux se hace por una carretera ancha, bien asfaltada y, cuidando el tráfico de coches y ciclistas, perfecta para “ir ligero”.

Veréis una línea blanca en el lado derecho de la calzada, en los tramos en los que la anchura de la carretera lo permite. Es el espacio reservado para los muchos ciclistas que os encontraréis subiendo (aunque sea un día de labor de junio). Y ojo también con los ciclistas que bajan, que van lanzados, a veces se salen un poco de la trazada y te los puedes encontrar de frente.

Arriba, lo normal es que haga honor a su nombre y te encuentres un viento hipohuracanado, ciclistas jubilosos por haber hecho cumbre y colas si quieres la foto de rigor junto al cartel del puerto. Esto último se repetirá en cualquiera de los puertos míticos de los alpes.

En temporada es fácil encontrarse fotógrafos profesionales de los que luego cuelgan tu foto en internet por si la quieres comprar. Lo advierto para que vayáis afeitados, maquillados y con el uniforme en estado de revista.

La bajada la haremos por la vertiente este, la que se ha hecho famosa por su paisaje lunar y por las ascensiones del Tour, allí donde murió el ciclista inglés Simpson, fulminado por un cóctel de anfetaminas, calor y esfuerzo. Tiene algo de lunar esa ladera pelada con rocas sueltas.

La bajada termina en Sault, un buen sitio para comer algo, antes de seguir ruta.

Si el tiempo no acompaña (lluvia, niebla o un viento realmente peligroso en la cumbre) hay una alternativa al Ventoux . Consiste en seguir hacia Villes-sur-Auzon, después de Carpentras. Allí podemos tomar D942, que recorre las Gorges de la Nesque, hasta retomar la ruta en Sault. Carretera solitaria, que va subiendo por la garganta, con muy buenas vistas. He colocado el waypoint en elpunto más alto de la garganta.

El siguiente tramo irá cruzando hacia el sureste, por carreteras secundarias, pasando por Manosque y Valensole, hasta llegar a Moustiers-Saint-Marie, puerta de entrada a las Gorges du Verdon, sin duda las más espectaculares que he conocido.

He elegido la ruta que recorre la garganta por el sur, recorriendo la D71, pasando por el Col de Baumale y por Trigance. En el recorrido hay varios lugares donde pararse y quedarse embobado viendo el rio centenares de metros por debajo de donde transcurre la carretera.

Hay otra posibilidad, que es recorrer el lado norte. Para ello, a la salida de Moustiers, hay que tomar la D952 y, poco después de La Palud sur Verdon, desviarse por la denominada como Route des Cretes, la D23, que realiza casi un círculo para volver a La Palud, desde donde se puede seguir hacia Castellane.

También ofrece múltiples miradores sobre la garganta (Belvederes, en el argot).

Ojo, el círculo sólo se puede completar en ese sentido, ya que, aunque la carretera es de doble sentido en el inicio de ambos lados del círculo, hay un tramo de sentido único este a oeste.

Por la calidad de las vistas sobre la garganta, quizás sea mejor esta ruta. Pero es mucho más turística y suele tener más tráfico que el lado sur, que es mejor como carretera con curvas.

Lo dejo a vuestra elección y ya sabéis, en caso de duda … las 2.

La etapa podría terminar en Castellane, otro pequeño pueblo que puede ser un buen destino para pasar la noche. Ambiente motero (la última vez había más de 20 motos, entre alemanes e ingleses, en mi hotel) y unos cuantos restaurantes para reponer fuerzas.


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02 – Castellane > Bourg-Saint-Maurice (471 km y 8h 06m)

Rumbo norte: el Mercantour, el Lac de Serre Ponçon, el Izoard y el Iseran.


Empieza el espectáculo. Esto son los Alpes y vamos a enfrentarnos a una etapa de las de recordar, saltando de parque nacional a parque nacional, pasando por algunos de los Cols más conocidos y dejando de lado otros … a los que volveremos más adelante.

Salimos de Castellane y ponemos rumbo norte, que no abandonaremos en todo el día. El primer tramo bordea el Lac de Castillon, hasta Saint-Julien-du-Verdon, donde comienza la ascensión al Col de Toutes Aures (1120 m). Nada del otro mundo pero vamos calentando gomas.

Seguimos por una carretera rápida y, normalmente, desierta. Ojo a los radares, porque uno se puede venir arriba fácilmente.

Llegaremos a Pont de Geydan, donde nos desviaremos a la izquierda para comenzar a subir por la ladera de las Gorges de Daluis, adentrándonos en el primero de los parques nacionales, el del Mercantour.

La carretera va subiendo por las laderas talladas por el río y el terreno cambia de color, hacia tonos ocres y rojizos, creando un paisaje muy peculiar, mientras atravesamos pequeños túneles. Un sitio de otro mundo, muy recomendable. El waypoint lo he situado en la parte más alta de la garganta, cientos de metros por encima del río.

Después de las Gorges de Daluis llegaremos a Guillaumes, para encontrarnos con la D28, que viene del este.

Hoy no toca, pero para otra vez. Esa carretera se dirige hacia el sureste, acercándonos hacia la Costa Azul y Niza.

En el camino nos encontraremos con el Col de la Couillole, el Col de Saint-Martin / La Colmiane y, finalmente, el mítico Col de Turini (1607 m), famoso por sus tramos nocturnos del Rally de Montecarlo.

Aunque no es muy alto, hay que tener en cuenta que el Col de Turini está muy cerca del mar, por lo que el desnivel que salva es equiparable a cualquiera de los gigantes de los Alpes. La subida desde Niza, en concreto, es espectacular y una de las que hay que hacer alguna vez en la vida.

De hecho, toda la zona sur del Mercantour, que forma parte de los Alpes Marítimos, está llena de carreteras endiabladas, que darían para todo un día. En la base de datos hay decenas de pequeños Cols en la zona (y más que me habré dejado).

Y tampoco toca hoy la zona este del Mercantour, donde está una de los mejores puertos de los Alpes, el Col de la Bonette (2715 m). Pero tranquilos, dedicaremos todo un día a esta zona, más adelante, combinándola con un poco del noroeste italiano.

Volvemos a la ruta y, una vez que llegamos a Saint-Martin d’Entraunes, podríamos seguir por la D2202, que nos llevaría hasta Barcelonette pasando el Col de la Cayolle (2326 m), pero vamos a complicarlo un poco más.

Nos desviamos por la D78 hacia el Col des Champs (2087 m), nuestro primer puerto que supera los 2000 metros, por los pelos, bajamos hasta Colmars, seguimos hasta Allos y, casi sin descanso, comenzamos la subida del segundo gran puerto del día, el Col d’Allos (2250 m).

Un aviso para esta zona. Algunos Cols, por ejemplo el de Allos, suelen estar reservados a ciclistas determinados días y horas. En algunos casos es por la celebración de pruebas pero en otros, simplemente para los aficionados.

Por ejemplo, en los últimos años, el Col d’Allos estaba reservado todos los viernes, de 8 a 11. En esta página hay información sobre otros cierres.

http://www.hautes-alpes.net/fr/tourisme/experiences/pleine-nature/velo/cols-reserves-2017.html

La bajada hacia Barcelonette es estrecha y retorcida. Suele estar muy poco transitada pero, en algunos casos, conviene tocar la bocina para advertir a posibles coches que suban.

Desde Barcelonette podríamos seguir hacia Jausiers, para subir el Col de Vars (2109 m), pero lo he dejado para otra ruta posterior.

Lo que os propongo es acercarnos al Lac de Serre-Ponçon, un embalse, de hecho, pero de dimensiones espectaculares, que ha creado uno de los lagos artificiales más grandes de Francia

Hay varias formas de rodearlo pero la mejor, en mi opinión, es por su lado oeste. Cuando lleguemos a Le Lauzet-Ubaye nos desviaremos a la izquierda, tomando la D900. Y, al llegar a Epinasses, giraremos a la derecha, para subir el Col Lebraut (1110 m), que ofrece unas vistas espectaculares sobre el lago.

Bajamos hacia Chorges y volvemos hacia el este, para cruzar el puente sobre el lago que lleva a Savines-le-Lac, y retomamos el rumbo norte, siguiendo hasta Embrun.

Por cierto, esta zona es un buen campamento base alternativo. Permite atacar el Mercantour, hacia el sur, y el Parc des Ecrins, donde se encuentran algunos de los mejores puertos de las Alpes Franceses, y que recorreremos más adelante. Puede ser Savines-le-lac, Embrun o, un poco más adelante, Gillestre, donde hay un hotel BBB (Le Catinat Fleuri) que he utilizado más de una vez.

Vale, después de este paseo por la orilla del lago, ahora empieza lo mejor.

Seguimos a N94 (ojo, hay unos cuantos radares en la zona, varios de ellos en la circunvalación de Embrun) hasta el desvío hacia Gillestre, para atacar uno de los Top 10 de los puertos franceses, el Col d’Izoard (2361 m). Los hay más altos, los hay más complicados, pero pocos tienen la leyenda del Izoard, sobre todo si os gusta el ciclismo.

Se cuentan historias de los tiempos de Coppi y Bartali y se dice que quien corona el Izoard de amarillo gana el Tour.

Y todo ello se condensa en un puerto a no perderse, con especial atención a lo que se siente cuando, subiendo desde Gillestre, se llega a la zona conocida como la Casse Deserte, un tramo en el que desaparece toda la vegetación, poco antes de la cumbre.

Después de coronarlo, bajamos hacia Briançon, otro buen lugar para establecer el campamento motero, y vamos a dirigirnos hacia la localidad italiana de Susa.

Hay 2 formas de hacerlo. La primera, hacia el este, pasando por el Col de Montgenevre (1860 m). Es la más corta pero la de mayor tráfico. La que sugiero cruza pasando el Col de l’Echelle (1762 m), una carretera mucho menos transitada y que, en su vertiente italiana, es muy divertida.

Ojo con los macro-socavones que cruzan la carretera perpendicularmente cada cierta distancia. Supongo que son para encauzar las aguas en caso de tormenta pero, si se toman a mucha velocidad, te pueden dar un susto.

Finalizado el puerto, en Bardonecchia, hay dos opciones para llegar a Susa. Por un lado la carretera, muy bien asfaltada, pero que va cruzando bastantes pueblos, que en Italia acostumbran a ser largos, con su limitación a 50 (que casi nadie respeta). La otra es la autopista, pero, aparte de pagar por ella, va casi todo el rato por túneles, algunos de ellos limitados a 80. Difícil elección que dejo a cada uno.

Una vez lleguemos a Susa volveremos a tomar rumbo norte, para volver a Francia por el Col de Mont-Cenis / Colle Moncenisio (2083 m).

Este Col tiene algo especial para mí. Una vez que se alcanzan los 2000 metros, tras una subida divertida y el cruce de la frontera, se llega al Lac du Mont-Cenis, otro de los muchos embalses construidos en las alturas alpinas.

La primera vez que lo vi me quedé embobado por el paisaje. Hay unos cuantos bares con terraza a lo largo del lago. Un buen sitio para parar, tomarse un cortado (o un café noisette según los locales, pronúnciese “en café nuasét”).

La bajada del Col nos lleva a Lanslevillard desde donde seguimos hacia Bonneval-sur-Arc, donde comienza la subida del último puerto del día, nada más y nada menos que el Col de l’Iseran que, con sus 2770 metros, es, teóricamente, el paso asfaltado más alto de los Alpes, por delante del Stelvio, del Agnel y de la Bonette (ojo, hay carreteras que suben más alto, hablaremos de alguna de ellas en posteriores etapas, pero son de ida y vuelta, no tienen 2 vertientes).

En cuanto a cuál es el más alto, hay una curiosa historia sobre la Bonette, que contaremos cuando toque.

La carretera está algo rota (para los que tengáis suspensiones regulables, momento de pasarse al soft) y, en su cima, no es difícil ver a gente esquiando a lo lejos, por lo menos en junio, ya que hasta ahí llega uno de los glaciares del dominio esquiable de Tignes-Val d’Isere.

Las mejores vistas se encuentran en la bajada hacia Val d’Isere, estación de esquí muy frecuentada en invierno, pero casi fantasma en verano, desde donde continuaremos la ruta bajando por el valle hasta el Bourg-Saint-Maurice, donde podemos buscar alguno de sus hoteles para pasar la noche e irnos a cenar a cualquiera de las terracitas de la plaza Marcel Gaimard, por ejemplo, Le Bistrot Alpin.

Que nos lo habremos ganado.


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03 – Bourg-Saint-Maurice > Locarno (371 km y 7h)

La leyenda de San Bernardo, La Vanoise, Zermatt, el Simplon y el Lago Maggiore.

Este día hay que desayunar bien ya que, nada más salir del Bourg-Saint-Maurice, nos enfrentamos con el pequeño de la saga de los Bernardo, el Col du Petit-Saint-Bernard / Colle del Piccolo Bernardo (2188 m), en cuya cima está la frontera con Italia.

Es una subida rápida y bien asfaltada, en su primera mitad, y algo más rota en su tramo superior, una vez pasada La Rosiere.

En la bajada por la vertiente italiana llegamos a La Thuile (ojo, la víspera habremos pasado por un pueblo con el mismo, poco antes de llegar al destino). Desde La Thuile la carretera del col sigue hacia Pre-Saint-Didier y Courmayeur, donde está la entrada sur del famoso Tunel del Mont Blanc que, con sus 12 kilómetros, es de los más largos de la zona.

Aprovecho para comentar algo. La temperatura en el interior de los túneles suizos, a diferencia de lo que solemos encontrarnos en túneles del pirineo, por comparar, es muy elevada. Tenedlo en cuenta si vais a cruzar este túnel o el del Frejus (que, por cierto, ambos son de peaje, y no baratos, precisamente).

Yo piqué la primera vez y me abrigué a tope antes de entrar, pensando de haría mucho frío en el interior (por la experiencia de túneles como el de Vielha o Bielsa). Resultó que la temperatura alcanzaba los 30 grados y que no está permitido detenerse, ni siquiera un momento, por lo que salí 12 kilómetros después sudando como un pollo. Avisados estáis.

Retomamos la ruta en La Thuile pero no vamos a seguir la carretera principal, sino que nos vamos a desviar hacia el Colle di San Carlo (1971 m).

Es una de esas carreteras perdidas, estrechas y reviradas, que descubrí leyendo el relato de otro motero, y que siempre incorporo al menú de la zona. La parte final de la bajada, llegando a Morgex, es una locura de tornanti (como llaman los locales a las paellas o curvas de herradura) separadas por apenas 50 metros una de otra.

Viene muy bien para practicar el giro corto y cerrado de los cientos de tornanti que, especialmente en los puertos italianos, nos encontraremos en los días siguientes.

Desde Morgex vamos a seguir hacia el este, por el Valle de Aosta, hasta la ciudad del mismo nombre. Volvemos a tener 2 opciones, carretera y autopista que va paralela a la misma. Y surge la misma duda que en el tramo hacia Susa. O pueblos a 50 o pagar por ir más rápido.

Lo que yo recomendaría, en este caso, es seguir por la carretera pero evitar cruzar Aosta, por los atascos que se montan, entrando en la A5 poco antes de la ciudad, para salir a la altura del aeropuerto, tomar la SS27 y comenzar la subida al hermano mayor de los Bernardo, el Col du Grand-Saint-Bernard / Colle del Gran Bernardo (2467 m).

El inicio de la subida sorprende por ser una carretera muy ancha, con curvas de amplio radio, pero es que estamos en el único paso entre el Valle de Aosta y la zona suiza de Martigny, por donde transitan bastantes camiones.

Pero que no cunda el desaliento, pasado Etroubles llegamos al punto en el que nos desviaremos de la carretera principal, que va encajonada en la montaña y acaba atravesando el Grand Saint Bernard por túnel, para tomar la SS27 y subir por el antiguo puerto.

Aquí cambia la carretera, desaparece el tráfico y empieza la diversión. En la cumbre nos encontraremos con algunos restaurantes, el famoso hospicio y un pequeño lago.

Y ya hemos entrado en Suiza, el tercer país de nuestra ruta.

Bajamos el Gran Bernardo, pasando por el Bourg-Saint-Pierre y seguimos hasta Orsieres.

De aquí podríamos seguir hasta Martigny pero, si vamos con tiempo, recomiendo desviarnos para subir a Champex. Es un pequeño Col que sube a una planicie situada a 1498 metros, en la que veremos los primeros paisajes de la Suiza bucólica. Un pequeño lago, la hierba como recién cortada, casitas de madera, …

Todo ello a un coste desorbitado, por supuesto. Intentaré no ser pesado en adelante, pero, si Francia resulta algo cara, lo de Suiza no tiene nombre. Lo notaréis en cuanto compréis algo.

Por cierto, estamos en la Suiza de habla francesa, en el cantón de La Vanoise, por lo que lo el café noisette sigue funcionando. Ahora bien, si lo que queréis es un café solo, basta con pedir un cafe noir (pronúnciese "en café nuag", pero sin poner mucha cara de asco). Cuando pasemos a la zona alemana las cosas serán algo más complicadas.

Aprovecho para hacer un kitkat y hablar del precio de la gasolina, que hasta ahora no la habíamos mencionado.

La gasolina en Francia es más cara que por aquí. Como 30 o 40 céntimos más el litro. Y, a diferencia de aquí, que hay un monopolio de facto en cuanto a precios, varía mucho el precio entre unos sitios y otros. Normalmente la encontraras más barata en las gasolineras de los centros comerciales (los Carrefour de turno, etc.) y mucho más cara en gasolineras de lugares remotos. La diferencia entre unas y otras puede ser de hasta 20 céntimos.

Pues si en Francia en cara, lo de Italia clama al cielo, porque le pegan otro viaje hermoso a los precios. Supongo que un tema de impuestos, que de algún sitio tendrán que recaudar.

Curiosamente, en Suiza vuelve, más o menos, a los precios de Francia. Y en Austria se encuentra la más barata, a precios similares a los de aquí, a pesar de ser, probablemente, el país con el mayor nivel de vida de todos. Cosas de los impuestos..

Otra cosa que hay que tener en cuenta es que cada vez hay más gasolineras de autoservicio, en las que necesitas una tarjeta o pagar en billetes, y menos de las que tienen caja. En algunas zonas, sobre todo en festivos, solamente encontrarás de las automáticas.

La tarjeta de crédito funciona siempre. La de débito no siempre. Y, por supuesto, te inmovilizan entre 100 y 120 euros, aunque sólo eches 20, y tardan unos días en liberar el saldo, lo que puede llevar a sustos en el límite de la tarjeta. Para un coche no es gran problema, pero para nosotros, que podemos repostar hasta 3 veces en un día, puede suponer que, en varios días, nos inmovilicen hasta 800 euros. Tenedlo en cuenta.

Volvemos a la ruta, bajando de Champex a Martigny, y aquí llega una de las decisiones más transcendentales en los viajes transalpinos, que ha sido objeto de innumerables hilos en los foros viajeros.

¿Compro o no compro la Vignette?

Me explico. Entre Martigny y Sierre hay unos 45 kilómetros que, por carretera, pueden ser muy pesados, ya que la zona que se atraviesa, especialmente los alrededores de Sion, está muy poblada y soporta mucho tráfico, atascos incluidos (si, en el corazón de la bucólica Suiza también pasan estas cosas).

En paralelo a la carretera va la autopista, pero las autopistas suizas tienen un peculiar sistema de peaje, de tarifa plana. Cualquier vehículo que quiera utilizar una autopista suiza, aunque sea para hacer 1 kilómetro, tiene que adquirir la vignette que demuestra que has pagado dicha tarifa.

La vignette (o viñeta, entre nosotros) se adquiere en muchos puntos, por ejemplo gasolineras, cuesta unos 35 euros y permite usar ilimitadamente las autopistas durante un año natural. ¿Que la compras en Junio? Pues hasta diciembre. ¿En agosto? También hasta diciembre. Bueno, creo que te dan un mes más de vidilla. Pero a ver quién es el guapo que circula en enero por las autopistas suizas en moto.

Hay que pegarla en un lugar fijo del vehículo, por ejemplo, en una moto, tendría que ser en el carenado, o en la pantalla, no valdría en las maletas o el baúl. Y hay que tener cuidado al pegarla, porque está hecha de trocitos circulares, de forma que sea casi imposible despegarla sin destrozarla.

SI la vais a comprar vestidos de romano no hará falta decir nada, pero si vais de paisano hay que avisar que es para una moto, porque tiene que llevar la parte adhesiva por detrás (las de coche se pegan en el cristal, por dentro, por lo que llevan el adhesivo por delante).

No hay excepciones para extranjeros, ni viñetas temporales. Para los suizos es un chollo, 35 euros por el uso ilimitado de las autopistas. Para un extranjero de paso, ya no tanto. Eso sí, si te pilla la Polizei sin ella, las multas son ejemplarizantes.

Después de este (largo) paréntesis, seguimos. He diseñado la ruta siguiendo la autopista en este tramo, pero que cada uno elija.

La autopista termina en Sierre, a pesar de que, en el City Navigator, parezca que sigue hasta Visp. Está proyectada, alguna obra se ve, pero se debieron quedar sin pasta cuando pillaron la de Barcenas, y no está construida, de momento, por lo que volveremos a una carretera normal con un carril en cada sentido.

Poco después de Visp llegaremos a Brigg, desde donde se accede al cantón de Uri, donde está Andermatt y los puertos del famoso “9”, pero ya llegaremos ahí más adelante. Hoy, poco antes de entrar en Brigg nos desviaremos hacia el sur para volver a Italia por el Simplonpass / Passo Sempione (2005 m), otro de los típicos pasos suizos.

Algo de información para los que recorran el valle entre Martigny y Brigg, si van con tiempo.

A lo largo del valle hay carreteras que suben a varios embalses, todos ellos construidos por encima de los 2000 metros, y que se pueden ver en el mapa. No las he recorrido, pero seguro que son interesantes. Algún día espero hacerlo …

El otro punto de interés en la zona es Zermatt, la población suiza a la sombra del monte Cervino / Matterhorn. Un sitio peculiar, al que no se puede acceder con vehículos a motor, solamente vehículos eléctricos o por tren (el Matterhorn Gothard Bahn), desde Visp. Desde Zermatt se puede tomar un teleférico que sube al Klein Matterhorn (el “hermano pequeño”), a 3883 metros de altura.

No lo he subido, por lo que hablo de oídas, pero los que lo han visitado hablan maravillas del lugar, especialmente de la subida al Matterhorn.

Retomamos la ruta en la cumbre del Simplon y comenzamos la bajada hacia el sureste, cruzando nuevamente a Italia. Llegamos a Domodossola y seguimos hasta Santa Maria Maggiore, por una buena carretera que permite mantener un ritmo elevado. Esta zona es bastante turística, aunque el tráfico no es agobiante.

A partir de Santa Maria Maggiore abordaremos el último tramo del día, que nos llevará hasta Locarno después de volver a entrar en Suiza en Ponte Ribelasca.

Es un tramo tremendamente divertido, sobre todo en la parte suiza. Carretera estrecha, decentemente asfaltada, y con curvas cerradas cada muy pocos metros, que va bajando en sentido Locarno. Exigente si se quiere mantener ritmo pero un digno final para la jornada.

He puesto Locarno como final de la ruta, conocido por su festival de cine internacional, porque es bastante grande y tiene muchos hoteles, pero cualquiera de los pueblos de norte del Lago Maggiore puede valer para pasar una buena tarde / noche.

Además, si no os habéis distraído durante el camino, la ruta del día puede haber quedado un poco light. No pasa nada, se puede alargar recorriendo algún tramo de la carretera que rodea el lago, por ejemplo ir hasta Canobbio y volver.

Otra opción sería, en vez de seguir hacia Ponte Ribellasca, tomar la SP75 (SP significa Strada Provinciale, también encontraremos carreteras con la denominación SS, que significa Strada Statale) poco después de Santa Maria Maggiore, que baja hasta Canobbio, para subir por la ribera del Lago Maggiore hasta Locarno.

O subir al Alpe di Neggia (1395 m), también señalado en el mapa, en el lado sur del lago, entre Fosano e Indemini. Una carretera endiablada que sube a la estación de esquí del mismo nombre, para bajar hasta Mascagno y volver a Locarno por la ribera del lago.

Y a descansar, que mañana nos vamos a meter una pechada de puertos suizos, camino de las Dolomitas.


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04 Locarno > Bolzano (464 km y 8h)

Recorriendo el sureste de Suiza, rumbo a las puertas de los Dolomitas.


En la cuarta etapa vamos a recorrer las carreteras del cantón suizo de habla italiana del Ticino, que tiene su capital en Bellinzona, así como el de habla germánica de Graubunden, cuya capital es Chur (o Cuera).

Salimos de Locarno y nos dirigimos hacia el este, aunque, como podéis ver en el mapa, la ruta no vaya en línea recta, precisamente.

Esta zona de Suiza, junto a la que rodea a Andermatt, es de lo mejor a la hora de rodar. Pasaremos, así como quien no quiere la cosa, 9 puertos, 5 de ellos superando los 2000 metros.

Para empezar, tenemos que rodear Bellinzona. Es una zona con bastante movimiento y, cada vez que la he atravesado, la circulación era muy intensa, por lo que recomiendo tomar la autopista (si habéis decidido comprar la vignette) para salir poco después de Bellinzona, a la altura de Roveredo, donde ya se empieza a despejar la cosa.

A partir de ahí comienza la larga subida al primero de los colosos del día, el Passo di San Bernardino (2065 m).

Veréis que, en la subida, la carretera número 13 (símbolo con fondo azul) va en paralelo con la teórica autopista que lleva el mismo número (símbolo con fonde rojo). Y digo teórica autopista porque, si bien en sus primeros kilómetros tiene 2 carriles por sentido y mediana, hay un momento en que se convierte en una carretera de un carril en cada sentido. Eso sí, el carril es mucho más ancho de lo normal, y va subiendo vertiginosamente, con potentes curvones.

La carretera, por su parte, es más estrecha, está bastante bien asfaltada y tiene, sobre todo en su parte alta, muchas curvas de radio corto

Tanto la carretera como la autopista convergen en un área de descanso, a la altura del pueblo de San Bernardino, desde donde la carretera sigue serpenteando hacia la cima del puerto de montaña, mientras la autopista atraviesa el macizo por un túnel.

Tenedlo en cuenta como alternativa, por si os toca un día con muy mal tiempo, porque no hay otra forma de salir de la zona con rumbo norte.

Y lo del mal tiempo no lo digo por decir. Según mi observatorio meteorológico personal, la probabilidad de que te caiga una tormenta en la zona entre Biasca, Bellinzona y el San Bernardino, en Agosto, es del 100%. Verificado con 3 observaciones de campo. Es decir, que he pasado 3 veces por ahí, en 3 años diferentes, y en los 3 me cayó una tormenta, por ejemplo la “ciclogénesis explosiva style” del primer año, en el que se me empañaron hasta las gafas y, a pesar de ser las 12 del mediodía, apenas se veía algo.

Hasta tengo ubicado un puente sobre la autopista, entre Bellinzona y Biasca, en el que me he tenido que parar a ponerme el traje de agua 2 años consecutivos.

Por lo tanto, si el tiempo acompaña, recomiendo la carretera, si la cosa se complica, siempre queda la alternativa del túnel para cruzar la parte alta.

Como BaseCamp se empeña en meterme por la autopista (no lo puedo asegurar, pero juraría que el tramo que sube al San Bernardino está libre de vignette, por lo que no la considera “de peaje”), he tenido que meter 2 puntos de trazado para forzarle a que la ruta la haga por la carretera, en el tramo de subida.

Antes de seguir, unos apuntes sobre la circulación en Suiza.

Como ya hemos visto, las carreteras se identifican únicamente por el número, y no es raro que autopista y carretera compartan el mismo número. Por lo que es fácil liarse y meterse en la autopista cuando no se quiere, o viceversa. Hay que estar atento a los colores de los símbolos.

Por otra parte, la velocidad máxima en autopista es de 130 km/h. Los suizos (y se te acaba pegando) suelen conducir a, exactamente, 130 km/h. Ni uno más ni uno menos. Por un lado, son suizos, gente de orden, que cumple las reglas. Por otro, está la Polizei, que es como las meigas. Nadie los ve pero haberlos haylos. Y, si te pillan, la multa es de las de recordar y con pronto pago. O sea, o apoquinas o te inmovilizan el vehículo. De hecho, las multas a los locales dependen de sus ingresos, y pueden llegar a ser legendarias.

Vale, que me enrollo. Retomamos la ruta bajando el San Bernardino hacia Hinterhein, que acaba con una seguidilla de tornanti espectacular, y seguimos hacia Spluga.

Ojo también en este último tramo, sigue siendo de mucho tráfico, sobre todo en fines de semana, y te puedes encontrar la autopista totalmente atascada mientras tú vas sólo por la carretera que va paralela. Una sensación curiosa y gratificante.

En Spluga giramos hacia el sur y nos enfrentamos al segundo de los gigantes del día, el Splugenpass / Passo della Spluga (2115 m), en cuya cima cruzaremos a Italia.

La subida desde el lado suizo tiene un arranque potente, una zona intermedia más recta y una zona final de postal. 10 tornanti perfectamente alineadas, en una pradera verde, curva contracurva. Parecen de un videojuego.

La bajada del lado italiana es eterna. Después de bordear el Lago de Montespluga tendremos más de 30 km de bajada hasta Chiavenna, en los que nos encontraremos tornantis para aburrir.

En Chiavenna giramos hacia el este y volvemos a Suiza, tras la rápida incursión que hemos hecho en Italia, cruzando por Castasegna, y nos acercamos a la subida al Malojapass (1815 m). Un puerto corto pero divertido, que sólo tiene pendiente por este lado.

Al otro lado del puerto se abre una llanura de altura, en la que iremos bordeando varios lagos hasta llegar a Silvaplana.

Si necesitáramos acortar la ruta podríamos seguir recto, pero nos perderíamos dos de los mejores puertos de la zona. Eso sí, pasaríamos por uno de los lugares más selectos de Suiza, la exclusiva estación de esquí de Sankt Moritz. Algo nos iremos oliendo si nos fijamos en los superdeportivos que se empiezan a ver circulando por la zona.

Pero como vamos a setas, no a rolex, en Silvaplana giraremos hacia el norte para subir el Julierpass (2284 m). Subida corta, por este lado, porque ya partimos de altura, y bajada muy larga hacia Tiefencastel.

En la cima del puerto, además de un pequeño bar, apenas unas casetas, hay un pequeño lago que supongo tiene bastante profundidad, porque me he llegado a encontrar a buceadores con bombonas y todo el equipo … a mas de 2000 metros de altura.

Las montañas, en esta parte de Suiza, son algo diferente. Hay poca vegetación y los paisajes son algo desolados. Además, por buen día que haga, a esas alturas suele sacudir el viento y las temperaturas caen muy rápido.

Pero esa desolación, que suele ir unida a muy escaso tráfico, no le resta belleza a la zona. Simplemente es diferente.

Desde Tiefencastel, giro al este, camino de Davos, por una carretera ancha y bien asfaltada, que recorre en valle, y en la que iremos con los dientes apretados y mil ojos, ya que da para alcanzar velocidades absurdas, mientras los colales siguen conduciendo a 80, lo que no deja de mosquear. En el camino nos dejaremos el cruce con la carretera que lleva, hacia el sur, a otro de los colosos de la zona, el Albulapass (2322 m), que vamos a perdonar por esta vez, porque ya lo tacharemos a la vuelta.

Davos es otra de las exclusivas estaciones de esquí suizas y donde, todos los inviernos, los mandamases del mundo se reúnen para conspirar y apoderarse del planeta Por suerte, en verano, no corremos el peligro de encontrarnos a ninguno de ellos, ni a sus gorilas.

Desde Davos nos dirigiremos hacia el sureste, cruzando el Fluelapass (2382 m), un puerto rápido, bien asfaltado y treméndamente divertido, en el que se pueden poner a prueba las cualidades dinámicas de la moto. Y hasta ahí puedo leer..

La bajada nos lleva hasta Zernez, donde seguiremos rumbo sureste y atravesaremos una zona boscosa con muy buena carretera y dos puertos de menor entidad, Ova Spin (1889 m) y, poco después, Ofenpass (2151 m). Aunque sube a altura, la carretera es tendida y apenas hay curvas complicadas. Puede ser un buen momento para relajarnos algo de todas las curvas que llevamos encima. O seguir probando las cualidades dinámicas de la moto.

Llegaremos a Santa Maria Val Mustair y giraremos hacia el noreste, camino de la frontera italiana, por última vez en la jornada.

Estamos en una zona caliente, porque si, en vez de seguir, giráramos al sur, nos enfrentaríamos a la subida del Umbrailpass o Giogo di Santa Maria, cuya cima, situada a 2503 m, está a unos pocos kilómetros del Stelvio. De hecho, es su vertiente norte, una de las 3 posibles subidas al mismo. Hoy no toca, pero no dejéis de probarla cuando podáis.

Cruzamos, por lo tanto, a Italia, y pasamos cerca de Prato allo Stelvio, el inicio de la vertiente este del Stelvio, la más conocida, con sus 48 tornanti numeradas, donde volveremos en unos días.

Hoy seguimos hacia el este, para llegar hasta Merano. Cuando he pasado por esta carretera, normalmente me he encontrado bastante tráfico, incluso atascos, y he tenido que ir adelantando “alegremente” (léase en cualquier sitio y con cualquier tipo de raya), siguiendo los usos y costumbres de los moteros locales. En general, los coches que venían de frente se apartaban para facilitar el adelantamiento. Pero siempre te queda la duda. Con cuidado.

Desde Merano nos queda el último estirón hasta Bolzano, meta de la jornada.

Se puede bajar por la SS38, que va directa. Pero, si vais con tiempo y ganas, os recomiendo un pequeño desvío para probar dos puertos que, aunque no sean estrictamente dolomíticos, sirven para abrir boca.

Son el Passo Palade (o Gampenhoch, que aquí todo está en italiano y alemán), con sus 1518m, y el Passo Mendola o Mendelpass (1363 m). Retorcidos, bien asfaltados y divertidos. La bajada desde el Mendelpass hacia la llanura de Bolzano tiene unas vista espectaculares.

He puesto Bolzano como lugar de llegada porque es una de las puestas de entrada a la zona de las Dolomitas, además de ser una ciudad con una zona antigua interesante, siempre que llegues antes de cerrar. Porque a las 7 está todo muerto.

Pero de las montañas Dolomitas, y de posibles alojamientos, hablaremos a fondo en la siguiente jornada.

Por hoy, una buena cerveza y a dormir, que aquí madrugan mucho.
 
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Etapas 5 a 8 - Los Dolomitas, el sureste de Austria y un pellizco de Eslovenia

Los Dolomitas

Toca hacer un parón. Pero no porque estemos cansados, sino porque hemos llegado a los montes Dolomitas y eso son palabras mayores.

En el viaje hemos ido siguiendo el arco alpino hacia el este, de destino en destino, para llegar a una zona que, si no es el paraíso motero, no le anda lejos, y que merece algo más que pasar por ella.

Antes de entrar con la ruta, unos apuntes sobre los Dolomiti, como se denomina a la zona en italiano.

Según la Wikipedia, “es una cadena montañosa de Italia que se extiende a las provincias de Belluno (en la cual queda buena parte), Bolzano, Trento, Udine y Pordenone. El nombre proviene de Deodat de Dolomieu, geólogo francés que descubrió la composición de la roca en 1791.

Los Dolomitas son muy diferentes del resto de los Alpes; su aspecto está caracterizado por amplísimos valles cubiertos de bosques y prados desde los que se alzan, recortándose verticalmente por centenares de metros, los numerosos y aislados macizos montañosos”.

Pero lo que no dice es que, en un rectángulo de apenas 200 km de base y 100 km de altura se encuentra la mayor concentración de carreteras de montaña que he conocido nunca, con decenas de puertos que, por si fuera poco, suelen estar bien asfaltados.

Como no hay mejor manera de explicarlo que viéndolo, son todos estos. Se me habrá escapado alguno, pero no será importante. Y he pintado de naranja los más altos o interesantes, que superan, en general, los 1800 metros. Para jartarse.

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En la ruta propuesta nos quedaremos al menos un día recorriéndolos, para lo que os he preparado una selección de lo mejor de la zona central, la que se ubica entre Canazei y Cortina d’Ampezzo.

Pero, como podéis imaginar, las combinaciones son múltiples y mareantes, por lo que sólo esta zona podría dar para quedarse una semana recorriéndola. En mi primer viaje a la zona alquilé una moto en Milan y me quedé 4 noches, con sus 3 días completos recorriéndola. Y me quedaron puertos que subir.

De todas formas, pasaremos algunos puertos más de la zona norte al salir hacia Austria y alguno más de la zona sur cuando volvamos.

Y algunos apuntes más sobre la zona, que es fronteriza con Suiza, Austria y Eslovenia.

Alrededor de Bolzano se encuentra la provincia autónoma del Alto Adige, también conocida como SudTyrol, o Tirol del Sur. Una zona muy peculiar, que fue parte de Austria hasta la finalización de la primera guerra mundial, en la que pasó a manos italianas.

Por lo tanto, su población en más germánica que italiana, el alemán es cooficial (y diría que mayoritario en el habla común) y su cultura y costumbres están más relacionadas con sus primos del Tirol austríaco que con el resto de Italia.

Eso hace que muchas de las denominaciones de poblaciones y puertos de montaña estén en los 2 idiomas.

Y, para acabar de liar la manta, la zona que rodea el macizo del Sella, especialmente por el norte, que antiguamente quedaba totalmente aislada del mundo durante el invierno, conserva una población que maneja un tercer idioma, exclusivo de la ona, el ladino. Recuerda, en cierta forma, a lo que ocurre en el Valle de Aran.

En cuanto a dónde alojarse, hay mucho, aunque no barato.

Bolzano es una de las puertas a la región dolomítica, pero toda ella es muy turística, por lo que no faltan los alojamientos que, en general, son pequeños hotelitos familiares. Muchos de ellos biker friendly, porque saben que somos buena clientela. Es fácil que te ofrezcan un garaje para guardar la moto, aunque sea particular.

En invierno toda esta zona se convierte en una enorme estación de esquí y, en verano, en lugar de concentración de montañeros. Muchos de los teleféricos y cabinas que utilizan los esquiadores permanecen abiertos en verano, dando acceso a montañeros y paseantes a las montañas.

Esto ocasiona uno de los mayores problemas de la zona, porque suele estar petada, al menos en agosto, que es cuando la he podido visitar. Con el consiguiente jaleo de tráfico, coches y autocaravanas subiendo por los principales puertos a paso de tortuga, etc.

Además, a diferencia de lo que ocurre en Suiza, por ejemplo, en que el verano no es la temporada alta, aquí sí lo es, y se nota en los precios de los alojamientos, que apenas bajan. Y, por ejemplo, es una zona en la que es casi imposible reservar teniendo la opción de cancelar con cierta antelación.

La zona más interesante, el corazón de los Dolomitas, con los mejores accesos a los puertos y montañas, se encuentra alrededor del macizo del Sella, entre las poblaciones de Canazei, Arabba, Val Gardena y Corvara, así como en la exclusiva estación de esquí de Cortina d’Ampezzo.

Pero también es la zona más cara para alojarse.

Con todos estos ingredientes en la cazuela, vamos a empezar la ruta, que cada uno decida dónde alojarse pero que, por lo que más quiera, no se salte esta jornada.


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05 – Ronda Dolomiti (Bolzano > Bolzano, 340 km y 7h 15m)


Salimos de Bolzano tempranito (aquí el horario es centroeuropeo, no es extraño que el desayuno de los hoteles empiece a las 7 en los hoteles y, en los alejados de la zona montañosa, incluso a las 6:30) y nos dirigimos hacia Ponte Nova.

Enseguida se produce el cambio de paisaje, de la llanura de Bolzano a adentrarnos en el bosque y comenzar a subir hacia el corazón de los Dolomitas.

Empezamos la subida al primero de los puertos del día, el Passo Costalunga / Carezza / Karerpass (1752 m). Recordad que nos adentramos en la zona de los 3 idiomas.

Un puerto rápido, divertido y bien asfaltado, metido en el bosque, desde cuya cima bajaremos hacia Vigo di Fassa.

Me alojé un año aquí. No es muy grande pero tiene una curiosa costumbre. Hacia las 7 de la tarde cierran los comercios y desaparece todo el mundo. Como suelo llegar tarde a los hoteles, cuando me acerqué al centro me encontré con que estaba desierto y no me quedó otra que irme a cenar, aunque fuera muy temprano para mí.

Para mi sorpresa, al acabar de cenar, hacia las 9, me encontré con que todo el mundo había vuelto a salir a la calle, se tomaba un helado, paseaba, incluso había alguna actuación musical (ojo, era agosto) y, lo que más me sorprendió, los comercios habían vuelto a abrir y así estaban hasta las 10:30, más o menos.

Seguimos hacia Canazei. Ojo, radares en cada pequeño pueblo que pasamos. Algo habitual en toda Italia, que está plagada de ellos en las travesías de las poblaciones. Son bajos, de color naranja y, aparentemente, tiene cámaras hacia ambos lados de la carretera.

Y también me he encontrado, cada vez que he pasado, mucho tráfico, incluso algún atasco, ya que es cuando todo el mundo se acerca a las montañas. Y si creéis que lo arregláis madrugando, para nada, aquí madrugan más que cualquiera de nosotros.

Desde Canazei se aborda la zona más famosa de los Dolomitas, la que rodea al macizo del Sella. Y a la que, desgraciadamente, la mayoría de no moteros también se acercan. En invierno se puede hacer esquiando, y se le conoce como la Sella Ronda. En verano, se recorre por carretera.

Hay 4 poblaciones en los vértices de un teórico rectángulo, Canazei, Arabba, Corvara y Selva di Val Gardena, y cuatro puertos que conectan cada una de ellas, el mítico Passo Pordoi (2239 m), con su monumento a Coppi en la cima (para los de la LOGSE, uno de los mitos del ciclismo de los años 40-50), el Passo Sella / Sellajoch / Jeuf de Sela (2224 m), el Passo Gardena / Grödnerjoch / Ju de Frara (2121 m) y el Passo Campolongo / Ju de Ćiaulunch (1875 m).

Tras esta ensalada de nombre se esconden cuatro puertos encadenados, acabas uno y ya estás empezando el siguiente. La ronda, en nuestra ruta, comienza y termina a las afueras de Canazei y, por supuesto, se puede hacer en cualquier sentido.

No sabría elegir cuál es el mejor, por lo que recomiendo los 2, jeje.

Tornante tras tornante, paisajes espectaculares, refugyos en las cimas de cada puertos y, como únicas pegas, el tráfico, ya mencionado, y la tendencia de las nubes a agarrarse en las cumbres del macizo del Sella, por lo que las tormentas son muy habituales en la zona y llegan sin avisar, aunque el día sea magnífico.

Terminada la ronda, seguimos desde Canazei hacia otro de los mitos, el Passo Fedaia (2054 m), también conocido como La Marmolada, por el otro gran macizo de la zona que tiene encima.

Quizás uno de los lugares más hermosos de los Dolomitas, con las vistas al desde el lago Fedaia, que recorre su cima. Imprescindible también.

Desde el Passo Fedaia bajaremos hacia el este, hasta llegar a Roca Pietore y comenzar una de las varias subidas posible al Passo Falzarego (2015 m).

En su cima hay un teleférico que sube hasta el Rifugio Lagazuoi, a 2752 m. SI alguien ha esquiado en la zona, desde ahí sale una de las más hermosas pistas de los Dolomitas.

Desde la cima del passo se puede seguir hacia el noroeste, subiendo aún un poco más, y cruzar el Passo di Valparola (2192 m), que nos devolvería hacia la zona de Corvara in Badia, pero lo dejamos para otro día y continuamos la ruta bajando el Falzarego por su vertiente este, dirigiéndonos hacia Cortina d’Ampezzo.

Si alguien quiere alargar la jornada, podríamos cruzar Cortina, una de las estaciones de esquí más exclusivas de los Alpes, y seguir hacia el este, donde encontraríamos 2 lugares muy interesantes. Por ejemplo, tomaríamos la carretera que, desde Cortina, sube hacia el norte, para girar al este, cruzar el Passo Cimabanche (1525 m) y volver hacia el sur, hasta el Lago Misurina, uno de los lugares a visitar que mencionaba.

Poco antes de llegar al lago, hay un desvío hacia otro de los mitos dolomíticos, la carretera de subida y bajada que lleva hasta el Rifugio Auronzo (2350 m), a la sombre de las Tre Cime di Lavaredo. El refugio es un auténtico santuario del ciclismo y las vistas de las 3 cimas que dan nombre al macizo a no perderse.

En verano, al menos en agosto, la subida es de pago (creo recordar que cerca de 10 euros) pero es realmente espectacular. Además, hay un aparcamiento especialmente reservado para motos junto al refugio.

Y, desde Misurina, se puede volver a Cortina por el Passo Tre Croci (1809 m).

Lo dicho, el que se anime a alargar la ruta, no se arrepentirá.

En cualquier caso, algo antes (o después, si se ha alargado la ruta) de Cortina, cerca de Pocol, giraremos hacia el sur y nos enfrentaremos a un nuevo coloso, otro de los imprescindible, el Passo Giau / Jof de Giau (2236 m).

Las vistas de la cadena montañosa desde su cima son de lo mejor. Y la bajada hacia Santa Lucía / Selva di Cadore, con sus 29 tornanti numeradas, también.

Aviso a navegantes. La primera vez que pasé por ahí, subiendo por la vertiente sur, el navegador me avisó de la presencia de un radar fijo cerca de la cima. Pensé que era un error, pero no, hay ni más ni menos que 2 radares fijos en una carretera de montaña ¡a más de 2000 metros de altura!

Finalizada la bajada, seguimos rumbo sur, para cruzar el Passo Staulanza (1773 m) y el Passo Duran (1605 m) que, aunque no a tanta altura como los que llevamos en la mochila, son igualmente divertidos.

Llegaremos a Agordo, desde donde tomaremos rumbo noroeste, cruzaremos Cencenhige y giraremos hacia el oeste, para cruzar el Passo Valles (2032 m), el último de los grandes del día, que ya vamos servidos.

Pasamos el Lago Paneveggio, Predazzo, y llegamos a Molina, desde donde giraremos hacia el norte, para volver a Bolzano vía el Passo Lugano (1097 m) y Montaña.

Mencionar que, al sur de Molina, queda otro de los imprescindibles de los Dolomitas, el Passo Manghen, pero hablaremos de él en otro momento, porque Molina podría ser el destino de una de nuestras rutas posteriores, cuando volvamos de nuestra excursión por Austria.


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06 – Bolzano > Villach (480 km y 7h 44m)

Más Dolomitas, el Grossglockner, el Millstattersee y la Carintia Austríaca


Si no habéis decidido quedaros otra noche más, para seguir perdidos por las carreteras dolomíticas, que tampoco me extrañaría, seguiremos la ruta, camino de Austria.

Salimos de Bolzano hacia el noreste y, poco después de Chiusa, giraremos hacia el este para cruzar dos puertos dolomíticos más, el Koflejoch / Passo di Eores (1880 m) y el Würzjoch / Passo delle Erbe (1987 m), bastante cercanos uno a otro. No pongo los nombre en ladino porque sería un trabalenguas.

Son unas carreteras en las que los términos "remoto" y "bucólico" toman pleno significado. Las poblaciones empiezan a ser cada vez más pequeñas, apenas 4 casas, la circulación, que habrá sido muy fuerte hasta Chiusa, desaparece. Y vamos a perdernos durante un buen rato, en una de las zonas más recónditas de los Dolomitas.

Aunque, en sus cimas, veremos que hay más excursionistas que también han querido perderse por esta zona.

Llegaremos hasta San Martino in Badia, un pequeño pueblo en cuesta, con uno o dos restaurantes, y seguiremos hacia el este, para abordar el tercero de los puertos del día, el Furkelpass / Passo Furcia (1798 m). Se los juro que se escribe así. No confundir con el famoso Furkapass suizo.

Y, siempre hacia el este, pasaremos Dobiacco, cruzaremos a Austria por el paso de Ambach, seguiremos por Mittewald y subiremos el primero de nuestros puertos austriacos, el Iselbergpass (1209 m), donde la carretera toma rumbo norte y nos acerca al plato fuerte del día, la carretera de peaje del Grossglockner.

Estas carreteras de peaje son algo habitual en Austria. Consorcios privados se encargan de la construcción y mantenimiento de las carreteras, que suelen atravesar parajes naturales, normalmente subiendo a montañas o glaciares. Las hay que tiene 2 vertientes, como ésta, y otras de subida y bajada, de las que iré mencionando algunas.

Pero, a cambio del peaje, proporcionan asfalto en buenas condiciones, servicios, algunos de ellos pensados en moteros, como taquillas donde dejar cascos o chaquetas, si se quieren dar paseos, lavabos, etc…

La cabina de peaje, en su vertiente sur, está pasado Heiligenblut, donde he colocado el waypoint. Y no es barato, precisamente. Unos 35 euros.

Pero, al menos una vez en la vida, hay que recorrerla.

El tramo de peaje tiene unos 33 kilómetros, y termina en Ferleitern, con su punto más alto situado en el Hochtor Pass (2506 m) y dos puntos más a no perderse.

En la subida desde Heiligenblut encontraréis una pequeña rotonda en la que, girando hacia el norte, subiréis hasta el parking desde el que se puede admirar el Glaciar del Kaiser Franz-Josefs (O sea, Paco Pepe). Podéis encontraros cientos de motos ahí (y no exagero), al menos en agosto.

Volvemos por nuestros pasos y seguimos subiendo, hasta el Hochtor Pass y su pequeño túnel, que cruza al otro lado del macizo. Poco después, se abre a la derecha la corta y empedrada subida a Edelweissspitze (2571 m), el punto más alto de la zona.

Por todas partes, aunque no sea en los puntos más altos, las vistas son de quitar el hipo, hay miradores y áreas de descanso, restaurantes, bares y bastante ajetreo.

Por cierto, la carretera tiene horario de apertura y cierre, diurno, aunque no recuerdo las horas. Esto, pillarlo en un día sin mucha gente, tiene que ser de escándalo. Aunque no creo que sea posible en verano, y menos si es fin de semana.

Por supuesto, se puede ir y venir entre las dos estaciones de peaje cuantas veces apetezca, y no es raro hacerlo, porque un único recorrido sabe a poco.

Pasado Ferleitern (no veáis cómo me cuesta escribir los nombres austríacos) seguimos hacia el norte, por Zell am See y su lago, giramos hacia el este en Saalfelden y subimos dos pequeños puertos, Filzen Sattel (1291 m) y Dieten Sattel (1342 m).

En Austria utilizan la terminación Pass para referirse a los puertos de montaña. Pero también encontraréis las terminaciones Joch y Sattel, esta última, normalmente, para pasos menos elevados.

Seguimos hacia el este, pasamos por Sankt Johan im Pongau y, en los alrededores de Reitdorf, propongo tomar la autopista A10, que gira hacia el sur, en dirección a la Carintia (o Kartern).

Al igual que en Suiza y en Eslovenia, en Austria hay una tarifa plana para las autopistas, mediante la adquisición de la correspondiente vignette. Pero, a diferencia de Suiza, aquí se puede adquirir una con duración limitada. Por ejemplo, por unos 10 euros, si no recuerdo mal, pude utilizar las autopistas durante los días que anduve por Austria, por lo que merece la pena.

Haremos unos 45 km para salir a la altura de Sankt Michael im Lungau, subir el Katschberg Sattel (1641 m) y seguir ya por carretera hacia el sur, pasando Kremsbrúcke y Lieserbrücke (sigue siendo imposible escribir estos nombres).

En el último tramo recomiendo recorrer la orilla norte de Millstattersee (see = lago), pasando por Seeboden, para acabar la jornada en Villach.

Si queréis evitar la autopista, podéis seguir al este en Sankt Johan im Pongau y, en Radstadt, tomar la B99, que baja hacia el sur y por la que subiremos mañana, y retomar la ruta en Sankt Michael im Lungau.

Al igual que en Bolzano, he puesto Villach como punto de destino, como ciudad en cuyos alrededores se pueden encontrar alojamientos, aunque no he llñegado a entrar en la ciudad.

Cuando estuve en la zona me alojé en Seeboden, a la orilla de lago Millstatt. Encontré un pequeño hotel familiar, la Gastëhaus Bärwald cuyo dueño soñaba con recorrer los alpes en moto cuando el negocio estuviera encauzado y que, aunque no era barato (pero el alojamiento en Austria no lo es) estaba ubicado casi a la orilla del lago, se cenaba muy bien e incluía, en el precio, la entrada a las “playas privadas” del lago, que son zonas de pago preparadas para poder bañarte, con servicios, vestuarios, bar, etc…

Y, en contra de lo que se pueda pensar, el agua del lago estaba muy agradable en agosto. Soy de los que, para cuidar la espalda, que ya está fuera de garantía y protesta después de largas jornadas, busca sitios con piscina, sea en el hotel o municipal, o lago, como es el caso de esta zona, para nadar algo y relajar los músculos.

Hay más alojamientos tanto en Seeboden como en las poblaciones a lo largo del Millstattersee y del que queda más al este de Villach, el Ossiachersee. Si, como os propongo, os vais a quedar más de una noche para poder abordar el este de Austria al día siguiente, buscad un alojamiento con calma en la zona.


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07 - Ronda Austria (Villach > Villach, 492 km y 7h 50m)

El sur de Austria (Carintia, Salzburgo y Estiria) y un primer bocado a Eslovenia


Austria es la zona de los Alpes que, por su lejanía, menos conozco, más allá de la zona del Grossglockner, que he recorrido varias veces, porque está a tiro de ruta circular, saliendo y llegando al mismo punto de Dolomitas.

Esta ruta circular la he hecho en 2 ocasiones, da para una jornada de unas 8 horas y podría comenzar de forma similar a la ruta del día 6, recorriendo el Kofeljoch, Wurzjoch y Furkelpass, para seguir por la SP44, que cruza a Austria por el Stallersattel / Passo Stalle (2052 m), girar al norte en Hubben, atravesar el Hohe Tauern National Park por la B108, que cruza el macizo por el Felbertauern Tunel (también de peaje), volver hacia el sur por la carretera del Grossglockner, en sentido contrario al de la ruta del día 6, y regresar al punto de partida pasando el Iselbergpass, Ambach, Dobiacco y, por ejemplo, la zona de Cortina d’Ampezzo.

Si alguna vez os animáis a hacer una circular como ésta, tened en cuenta que el Staller Sattel, en el tramo entre su cima, que es la frontera entre Austria e Italia, y el Lago di Anteselva, en el lado italiano, es de circulación regulada, debido a lo estrecho de la carretera, abriéndose, para cada sentido, solamente 15 minutos de cada hora.

En concreto, sólo se puede entrar en el tramo que va desde Italia hacia Austria entre las X:30 y las X:45, siendo X cada hora. Y únicamente se puede entrar en el tramo de bajada desde la cima del paso hacia Italia entre las X:00 y las X:15. Tenedlo en cuenta porque os podéis comer iuna espera de hasta 45 minutos si os perdéis la ventana horaria por poco. Pero, calculando bien, no se espera mucho y es un sitio curioso de atravesar.

Es una alternativa si os quedáis una noche más en los Dolomitas.

Para paliar la falta de conocimiento que tenía de Austria, el año pasado decidí aumentar mi radio de acción y dedicar más tiempo a Austria.

Ataqué la zona oeste, entre el principado de Liechtenstein e Insbruck, llegando a visitar el Neuschwanstein Castle, el castillo de cuento de hadas del rey Ludwig II el Loco, situado cerca de Fussen, en el sur de la Baviera alemana.

Y, cuando llegué a Carintia, me quedé a dormir 2 noches en Seeboden, como ya he comentado, para poder recorrer el sureste de Austria así como entrar, aunque fuera por pocos kilómetros, en Eslovenia.

Esta última es la ruta que os propongo hoy, con salida y llegada en el mismo punto de Carintia.

Saldríamos de Villach, o de donde nos hayamos alojado finalmente, en dirección norte, buscando el Afritzer See y Radenthein, para girar al noreste, en dirección a Turrach.

Pero, poco después de Reichenau, nos desviaremos para recorrer otra de las carreteras de peaje austríacas, la Nockalm Panoramastrasse.

Si habéis madrugado y tenéis la suerte, como la tuve yo, de pasar a primeras horas de la mañana, cuando los turistas apenas han asomado, vais a disfrutar, y mucho.

Sin llegar a la grandiosidad de los paisajes del Grossglockner, porque no es una zona rodeada de cimas tan altas, los bosques del Parque Nacional Nockberge que atraviesa esta carretera son para quedarse, una vez más, embobados. Y porque llegas a un punto muy elevado que, sin grandes montañas, salvo en el horizonte, te permiten ver toda la zona boscosa que te rodea.

El peaje, en la vertiente sur, se sitúa en Unterwinkl, en mitad de la nada, y la carretera va subiendo hacia el punto más alto del recorrido, el Eisentalhohe (2049 m), con algún paso intermedio sin nombre, para terminar bajando por la vertiente norte hasta Innerkrems, donde se sitúa el otro peaje.

A lo largo de la ruta, de unos 30 kilómetros, hay unos pocos edificios de madera, miradores y puntos de interpretación de la naturaleza donde, en correcto alemán e inglés (todo un detalle) explican aspectos de la flora y fauna de este parque nacional. Y un pequeño refugio, que vende artesanía local y algunos productos típicos en la cima del Eisentalhohe.

Se nota que me gustó mucho. A diferencia de otra carretera de peaje, como la Gerlos Alpine Road, que recorrí en la primera parte de mi viaje y que no me pareció que mereciera la pena.

O puede que fuera la concatenación de ser temprano y tener toda la carretera para mí. Quién sabe. Pero la recomiendo sin dudar

Terminada la Nockalmstrasse, seguiremos rumbo norte, casi en paralelo a la ruta que hicimos el día anterior, al llegar a Carintia, e iremos subiendo por el sur de la región de Salzburgo, pasando por Sankt Margarethen y subiendo el Radstadter Tauern (1738 m), que no parece un puerto de montaña en sí, sino el punto más alto de esta carretera que llega a la población de Obertauern, supongo que estación de esquí en invierno, porque está en medio de la nada, ahí arriba, con bastantes hoteles a la vista, pero medio desierta en verano.

Finalizaremos el camino al norte en Radstadt, donde giraremos al este para atravesar el Mandlingpass, una pequeña tachuela en el camino, y continuar por Shladming hasta Stein and der Enns (no podría llamarse Stein a secas, por Dios).

Si quisiéramos alargar la jornada, o tuviéramos ganas de visitar un pueblo con encanto, hay un rodeo de unos 100 km que nos lleva más al norte para visitar Hallstat, uno de los pueblos declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con su icónica estampa al borde del lago del mismo nombre.

Pero ojo, no está permitida la circulación por su centro histórico durante el día, ni siquiera aunque te alojes en él, por lo que hay que dejar los vehículos en los parkings de las afueras y patear o utilizar las lanzaderas.

Es posible que la mejor vista, no obstante, se tenga desde el otro lado del lago, al que aparentemente se puede acceder desde Obertraun, pero no lo he hecho, por lo que no pongo la mano en el fuego.

El rodeo nos llevaría a seguir hacia el norte, después del Filzen Sattel, para llegar a Niderfritz y Lindenthal, girar al este, atravesar el Pass Gschutt (975 m), Gosau y llegar hasta la orilla del lago. Luego podríamos continuar por Unterkainisch, pasando el Koppen Pass (690 m), bajar hacia el sur hasta Traufentels y retomar la ruta original en Stein.

En Stein giraremos al sureste, rumbo que mantendremos por mucho tiempo, tanto que llegaremos a cruzar toda Austria y alcanzar Eslovenia.

Esta parte de Austria es bastante diferente a la de los glaciares alpinos como el Grossglockner y las zonas altas de Italia y Suiza de las que venimos.

Son valles amplios, perfectamente cuidados (parecen que acaben de pasar la segadora) y las cadenas de montañas que los rodean no alcanzan tanta altura como más al sur. Pero están alejados de grandes ciudades, que quedan más al norte, y no son tan turísticos, por lo que, especialmente en fines de semana, dan para recorrer la zona con calma y apenas tráfico, disfrutando de unos Alpes diferentes.

Sólo hay dos carreteras por donde atravesar el macizo montañoso de la zona. La que hemos recorrido rumbo noroeste, pasando por Obertauern, y la que seguiremos rumbo sureste, desde Stein, atravesando el puerto más elevado de la zona, el Solk Pass (1788 m).

Tengo un recuerdo inmejorable de esta carretera perdida, a la que pertenece esta foto que publiqué en su día, y que refleja perféctamente el paisaje de la zona.

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Tras el Solk Pass llegaremos a Murau y segiremos, siempre hacia sur, pasando tres puertos suaves, Grattinger Sattel (1170 m), Prekova Sattel (1200 m) y Gunzenberg Sattel (1021 m), bordearemos Sankt Veikt an der Glan y llegaremos a Volkermart, que va a ser el punto situado más al este de nuestro viaje.

A partir de aquí todo el viaje va a ser, como dice la ranchera, "Y volver, volver, volver..."

Comenzamos acercándonos a la frontera con Eslovenia, que cruzaremos en la cima del Seeberg Sattel (1215 m). Subida corta y muy revirada, en su parte final. Justo antes de ella, sale otra carretera hacia el este, que cruza a Eslovenia pro el Paulitschsattel / Pavlicpass (1338 m), pero nos desviaría muy hacia el este.

En la cima hay una especie de supermercado, alejado de cualquier sitio habitado, por lo que supongo que es el típico puesto fronterizo (como Behobia en el Pais Vasco) al que se acercan, en este caso los austriacos, a comprar tabaco, bebidas y otros vicios que supongo tienen menos impuestos en Eslovenia.

Tras culminar el Seeber Sattel, comenzamos la bajada pasando por Jezersko, Kokra y Kokrika, por carreteras bastante solitarias, desde donde buscaremos de nuevo el norte, para volver a Austria por el Ljubelj Tunel.

Unas pinceladas sobre Eslovenia, porque poco más puedo contar cuando únicamente he recorrido unos pocos kilómetros por ella.

Tened cuidado en la zona sur de esta ruta. Yo me despisté en algún cruce y el navegador (yo no quería, su señoría, fue el quien me obligó) me metió por la autopista A2 al recalcular. Como aquí tampoco hay cabinas de peaje, para cuando me di cuenta ya estaba dentro y, aunque sólo hice unos pocos kilómetros, hasta salir con rumbo norte, iba algo acongojado.

Porque también Eslovenia tiene peajes de tarifa plana, con la vignette de rigor, que no pensaba comprar ya que no tenía previsto utilizarla autopistas en ninguno de los 2 días que iba a rondar por el país.

Y tengo constancia de que, en cualquier área de descanso o gasolineras de la autopista, suele haber policía apostada para cazar a los guiris que no la llevan. A un asturiano que iba enlatado con su familia y con el que coincidí en Suiza le habían crujido con 200 euros por hacer un tramo parecido, ya que cometió el error de parar a repostar y se le acercaron directamente. Por lo tanto, si os equivocáis o no os queda más remedio que coger la autopista, evitad cualquier parada para que el riesgo de crujío de cartera sea menor.

Yo, por suerte, salí de la autopista indemne.

Por otra parte, las carreteras están bastante peor mantenidas que en Austria, pero sin que haya que echarse las manos a la cabeza, salvo tramos concretos. Pero, si recorréis comarcales españolas, tampoco os vais a asustar.

Y los locales conducen “de aquella manera”. Encontrarte a uno adelantando en curva acaba siendo “normal”. O eso, o yo tuve muy mala suerte, porque me llevé dos buenos sustos.a la salida de curvas.

Otra especie animal que pulula por esas carreteras y que hay que vigilar son los holandeses. No os he hablado de ellos todavía, ¿no?

Son esa gente de los países bajitos que, en cuanto llega el verano, se montan en sus coches o autocaravanas e invaden todo aquello que esté a más de 1000 metros sobre el nivel del mar. Será para que la subida de los mares por el cambio climático les pille a resguardo.

No sólo aquí, en cualquier sitio de los Alpes, cuanto más alejado de su país más se ven. Es sorprendente la cantidad de matrículas holandesas que me he cruzado en estos viajes.

Se les distingue fácil porque la matrícula tiene fondo amarillo, en vez de blanco, cosa que sólo comparten con los británicos, pero estos salen poco de la isla en coche, y menos después del Brexit. No circulan a mucha velocidad pero, a diferencia de otra fauna que he conocido (franceses, sobre todo, pero también italianos del norte, suizos y austriacos), no parecen verte llegar ni hacen nada por ayudarte a pasar.

En Eslovenia veía casi tantos holandeses como locales, y muchos más que austriacos o alemanes, que viven al lado. Pero algo parecido pasaba en Dolomitas o en la carretera más escondida de Suiza.

Si lo llega a saber Trillo, en vez de a Perejil manda a los cuatro soldados y al cabo primero a reconquistar los Países Bajos, en agosto,

Retomando la ruta, una vez que hemos vuelto a Austria, nos dirigimos a nuestro destino bordeando varios de los lagos que hay en el sur de Carintia y, para aligerar la vuelta, recomiendo entrar en la autopista cerca de Sankt Jacok im Rosental, que la zona empieza a estar congestionada de gente y su consiguiente tráfico.

Para terminar, en los alrededores de Villach hay varias de las carreteras alpinas de las de pago, en este caso de subida y bajada.

Por ejemplo, la Villacher Alpine Road, que comienza en el propio Villach y termina en Rosstratte, a 1732 metros de altura. A partir de ahí hay un camino, cerrado a la circulación, que bordea toda la cresta.

O la Goldeck Panoramastrasse, que sale de Rudersdorf, cerca de la parte baja del Millstattersee, y sube hasta un parking situado a 1895 metros, desde donde se puede continuar a pie hasta la cima del Goldeck.

Por si os ha sobrado tiempo. Y pasta para los peajes.


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08 – Villach > Molina (450 km y 9 h)


...
Los Alpes Julianos, Vršič Pass, el Monte Zoncolan y el Passo Manghen.

La etapa ha quedado larga, casi al límite de lo posible, aunque creo que BaseCamp exagera, como es habitual, y se podrá hacer en menos tiempo. Pero entenderéis al final el porqué de su longitud.

Saldremos de Villach, con rumbo sur, para darle otro pequeño mordisco a Eslovenia. Pero qué mordisco, por Dios.

Nada más salir comenzamos a ver los carteles que señalan a Eslovenia, en la que entraremos por el Wurzenpass (1073 m), un pequeño puerto muy tendido, para bajar hacia Podkoren, girar hacia Kranjska Gora y encontrarnos con las primeras estribaciones de los Alpes Julianos, bautizados así honor a Julio Cesar, y que abarcan el noroeste de Eslovenia y algo del noreste de Italia, una vez que acaban los Dolomitas.

A estas alturas de mis viajes por los Alpes, tras recorrer muchos parajes de Francia, Italia, Suiza y Austria, creía que lo había visto todo y que nada me sorprendería. Pero, como alguien apuntó en este hilo, los Alpes nunca dejan de hacerlo.

Cuando llegué a Kransjka Gora y me encontré con las agujas de piedra que se elevan a las alturas y que forman la cadena montañosa que se extiende hacia el sur, por la que la carretera se adentra en el Triglav National Park, me quedé noqueado.

Era temprano, el día estaba soleado pero con brumas bajas, que dejaban ver y escondían, a la vez. No sé si la sorpresa la acrecentó el que no tenía ninguna expectativa especial, a diferencia de lo que me ocurrió al llegar por primera vez a lugares míticos, como el Stelvio, el Grossglockner o el Galibier, que no es que defrauden, pero sobre los que te has creado muchas (a veces demasiadas) expectativas.

En cualquier caso, la vista es de las de quitar el aliento. Pocas veces me ha ocurrido que, ante un paisaje, no tengo ni ganas de sacar una foto porque sé que no voy a ser capaz de captar lo que veo. Esta es una de ellas. Mejor volver y recrearlo.

Una vez atravesada Kranjska Gora comienza la carretera que serpentea hasta la cima del Vršič Pass (1611 m). Un puerto muy peculiar, y no sólo porque me declaro incompetente para pronunciar su nombre, con 50 “tornanti”, numeradas consecutivamente, 24 en la subida desde el norte y 26 más en la bajada hacia el sur.

Con la particularidad de que, en la vertiente norte, los tramos que conectan las curvas están asfaltados pero las curvas de herradura están adoquinadas.

Y no adoquines como los de la Via Tremola del San Gotardo, que están bien encajados y pulidos, sino de los que, cuando los atraviesas en moto, por muy soft que hayas puesto la suspensión, te bailan los empastes y te masajean la espina dorsal, al mismo tiempo.

Y la subida se complicaba porque estaba en obras y, en bastantes tramos, simplemente habían arrancado el asfalto, dejado a la vista el manto de tierra y piedras, con hermosos surcos y socavones.

Menos mal que no estaba mojado, porque la subida hubiera sido épica. Recuerdo que no disfruté mucho, porque, entre los tramos de tierra surcada y el paso a adoquines, y vuelta a empezar, creo que fui tan agarrotado que tuve que parar varias veces porque se me dormían las manos.

En cualquier caso, acabé llegando a la cima, desde la que se abre la vista al corazón del Triglav National Park, que rodea al monte del mismo nombre, el más alto de la cadena de los Alpes Julianos, y por cuyos bosques recorreremos los siguientes kilómetros hasta volver a Austria.

Me encontré la cima lleva de gente vestida de rollito Decathlon, autobuses enteros que llegaban, descargaban y se iban. Más tarde he leído que desde la cima del Vršič Pass comienzan algunas de las sendas de montaña más famosas de Eslovenia, asequibles a todo tipo de edades.

Seguimos la ruta bajando por las 26 tornanti que nos llevan hacia Trenta, donde finaliza el puerto como tal y la carretera comienza a recorrer el valle, y se hace raro ver cómo va incrementándose el número que identifica a la cuva, hasta llegar a la 50.

Los paisajes siguen siendo magníficos, estrechos valles rodeados de paredes llenas de vegetación, en una zona en la que apenas se ven rastros de civilización, quitando el asfalto de la carretera (que no está mal, por cierto).

De cuando en cuando aparecen zonas al lado de un río donde refrescarse (hace mucho calor, he pillado una ola sahariana en gran parte del viaje) o hacer picnic.

Desde Trenta la carretera se va deslizando hacia el suroeste para, cerca de Bovec, volver hacia el norte y cruzar, en este caso a Italia, por el Passo di Predil (1156 m).

Una bajada corta hasta el lago del mismo nombre y nos dirigimos a buen ritmo hacia Sella Nevea (1187) una pequeña estación de esquí, desde donde seguimos camino hasta Chiusaforte, donde nos encontramos con la autopista que viene desde Villach y acaba en el mar Adriático.

Seguiremos hacia el oeste, en paralelo a la autopista, hasta llegar a Tolmezzo.

Aquí podríamos seguir ruta, pero he preparado un pequeño desvío que nos lleva hacia el norte, hasta Priola, donde comienza la subida a uno de los monumentos italianos al ciclismo, la pared del Monte Zoncolan (1750 m), que conecta Priola, en el este, con Ovaro, en el oeste.

Aunque nosotros la vamos a hacer en sentido de bajada, la subida desde Ovaro, por su dureza, suele ser comparada con el Angliru. En cada curva del trayecto está la foto de alguno de los ganadores en la cima. Y, si sois aficionados al ciclismo, no echaréis en falta a nadir, creedme.

Desde Ovaro bajaremos hasta Enemonzo, para retomar el rumbo oeste y, poco después de Ampezzo, dejar la SS52 para tomar la estrecha y muy interesante Strada del Monte Pura, que sube hasta el Passo Pura (1428 m), en la que creeremos que nos hemos perdido del mundo civilizado.

Le sigue una bajadita hasta el Lago di Sauris para comenzar una lenta ascensión, pasando por Sauris di Soto (o sea, de abajo) y Sauris di Sopra (o sea, de arriba) y terminar culminando en la Sella di Razzo (1760 m), desde donde se desciende hasta Lozzo di Cadore.

Toda la zona de Sauris es magnífica en cuanto a paisajes y naturaleza, además de ser famosa por su artesanía.

La siguiente parte de la ruta va a ser un placentero descenso hacia el suroeste, unos 150 kilómetros en los que encadenaremos 5 de los puertos dolomíticos del sur.

Empezando por la Forcella Cibiana (1530 m), que nos lleva hasta Forno di Zoldo, y siguiendo por el Passo Duran (1605 m), que ya pasamos en la primera ruta dolomítica y conecta con Agordo, La Forcella Aurine (1299 m) y el Passo Cereda (1361 m), que nos llevan a Fiera di Primero, y el Passo Brocon (1616 m), que termina en Castelnuovo.

La ruta podría haberse acortado no bajando tanto hacia el sur, pero en Castelnouvo comienza una de los mejores puertos de los Dolomitas, y que yo me atrevería a incluir entre los 10 que más me han gustado en los Alpes, el Passo Manghen (2042 m), que nos llevará hasta Molina, nuestro destino.

A pesar de haber estado previamente en los Dolomitas, no lo incluí en mis primeras visitas, al estar situado tan al sur, hasta que lo descubrí en la crónica de otro viajero, que hablaba maravillas de él.

No sé si es por la carretera estrecha y solitaria y las tornanti de su vertiente sur, por el bosque sombrío que atraviesa su vertiente norte, la ausencia de tráfico, al estar lejos de las rutas turísticas, el refugio escondido poco antes de la cima, según se sube desde el norte, …

Sea por lo que sea, este puerto tiene algo especial para subirlo en moto.

Aunque esta no sea la única forma de abordarlo. También es posible hacerlo en una ruta circular con base en los Dolomitas (si, otra más, pero ya os advertí que esta zona da para quedarse toda la vida).

Esa ruta podría incluir otro de los puntos de la zona, el Monte Grappa (1775 m), con su eterna subida de más de 30 kilómetros, pero que queda mucho más al sur, a la altura de Bassano del Grapa, asi como recorrer el Altopiano de Asiago, una curiosa meseta en las alturas, al noroeste de Bassano, y los puertos del suroeste, como el Passo Coe, el Passo Somo o el Passo Vezzena, camino del Lago di Caldonazzo, incluyendo la mítica carretera militar del Monte Rovere (o Kaiserjagerstrasse). Pero eso os lo contaré otro día.

Sea como sea, no dejéis de subir el Passo Manghen.
 
Última edición:
Etapas 9 a 11 - El Tyrol, los colosos del Giro, el "9" de Andermatt y la Haute Savoie

09 - Molina > Bolzano (496 km y 8h 53m)

Dolomitas del norte, el Passo Rombo, los glaciares Otztal y Kaunerthal y el Passo Stelvio
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La etapa de hoy también parece estar al límite de lo factible, por su duración. Pero tiene truco, ya que he incluido 2 carreteras panorámicas en Austria, que suben a sendos glaciares (de pago, por supuesto) y que son optativas.

Salimos de Molina y vamos a despedirnos de los Dolomitas, pero por la puerta grande.

Nada más salir, comenzamos la subida del Passo di Lavazé (1808 m). Aunque no es de los más altos, es rápido, bien asfaltado e interesante. Gran parte de la carretera transcurre en el interior de un bosque y hay momentos en los que los árboles crean una cúpula que mantiene el frescor en el día más cálido.

Tras la cima, comienza la bajada hacia Ponte Nova, por donde entramos hace días en el parque de atracciones motero de los Dolomitas, desde donde nos acercaremos a Bolzano.

Apenas entramos en Bolzano, giramos hacia el norte, para tomar una carretera secundaria, la SP35, que evita el núcleo urbano y sube hasta la población de Auna di Sopra, para bajar al encuentro de la SS508 que sube hacia Sarentino y Riobianco, donde comienza la subida a uno de los 2 grandes puertos de la zona norte, el Penserjoch / Passo Pennes (2211 m). Ojo, se escribe con dos enes.

La subida es bastante rápida, con buenas vistas en el descansillo de su cima, muy ventosa, normalmente, y la bajada nos lleva hasta Vipiteno, donde cambiamos de rumbo hacia el suroeste y comenzamos a subir el Jaunfenpass / Passo Giovo (2094 m), el último de los puertos dolomíticos del viaje.

Sigue habiendo buena carretera, algunas tornanti pero, en general, también es un puerto rápido. Y no suele haber mucho tráfico, ya estamos lejos de los Dolomitas turísticos.

Una sonrisa, sin echar la vista atrás, y nos despedimos de la zona.

Sin tiempo para pensar mucho, porque la bajada nos lleva hasta San Leonardo in Pasiria, desde donde nos enfrentamos a otro coloso, el Passo del Rombo / Timmelsjoch (2509 m), palabras mayores.

Es una carretera de montaña que conecta con la estación de Solden, en el valle austríaco de Otztal. Y no es la forma habitual para cruzar a Austria, ya que hay dos pasos, el Passo Resia, al oeste y el Passo Brennero, al este, por los que transcurre la mayoría de la circulación, por lo que esta carretera queda para uso turístico y, especialmente, motero. De hecho, está prohibido para camiones y trailers.

Son cerca de 30 kilómetros de subida, con algunas tornanti cerca del final, y una auténtica gozada. La única pega, que es de peaje, en el lado austríaco.

Se puede subir por el lado italiano hasta su cima, a la que se accede poco después de pasar un túnel pero, al bajar hacia Solden, no hay más remedio que pasar por la cabina de peaje, cuya situación está señalada en la ruta con un waypoint.

Poco antes de llegar a Solden nos encontramos con el acceso a la primera de las carreteras panorámicas, la Otztal Panoramastrasse, que sube hasta los glaciares Rettenbach y Tiefenbachferner, que forman parte del dominio esquiable de Solden.

Como toda carretera panorámica que se precie en austria, es de pago (la cabina está señalada como waypoint) y tiene unos 12 kilómetros de longitud, en los que sube hasta 2830 m.

Esto supone, según la Wikipedia, que sea el segundo punto más alto de Europa al que se puede ascender por carretera asfaltada, después de la zona del Pico Veleta en Granada, y por encima de la Cime de la Bonette, que llega a 2802 m.

Sólo la conozco por la televisión, porque, casualmente, estuve viendo la etapa de la Vuelta a Suiza de este año que finalizó en lo alto de esta carretera. Tenía buena pinta y la tengo marcada para el futuro.

Una vez pasado Solden, que tiene buena fama como destino para esquiadores, seguiremos con rumbo norte, bajando por el valle hasta Langenfeld y Roppen, desde donde nos dirigiremos hacia el suroeste, subiendo al Piller Hohe (1560 m), por una carretera estrecha, sobre todo en su parte final, para bajar por la L17 hacia Prutz.

Según bajamos por la L17 giraremos hacia el sureste por la L63 y llegaremos al cruce con la L18. Desde este punto parte el acceso a la segunda de las carreteras panorámicas del día, la Kaunerthal Glacier Road.

También de peaje, pero bastante más larga, unos 25 kilómetros desde la cabina de peaje y cerca de 30 desde este cruce, subiendo hasta la base del glaciar de dicho nombre, a 2750 m, donde hay un restaurante y alguna tienda.

Esta sí que la he hecho, y la recomiendo totalmente. A media subida nos encontraremos con un embalse, el Gepatsch Stausee. He incluido un waypoint para para recorrerlo por una de las orillas y volver por la otra, antes de enfrentarnos con las tornanti del final de la subida.

Volvemos hasta Prutz y retomamos la ruta en dirección sureste, pasando por Tossens, el Finstermuntz Pass (1252 m) y llegando al Reschenpass / Passo Resia (1455 m), en el que abandonaremos Austria definitivamente para entrar en Italia.

Comienza la bajada bordeando el Lago di Resia, pasando por Malles Venosta y acercándonos a Prato allo Stelvio, cuyo nombre ya nos empieza a decir algo y hace que la sangre empiece a bullir en las venas.

En Prato allo Stelvio giraremos hacia el suroeste, para acercarnos hasta Trafoi, donde comienza la vertiente más conocida de uno de los puertos alpinos más míticos, si no el que más, tanto para ciclistas como para moteros.

Ni más ni menos que el Passo dello Stelvio o Stilfserjoch, con sus 2757 metros de altura, que lo convierten en el segundo paso de montaña asfaltado de Europa (ya llegaremos a la Bonette y discutiremos sobre alturas) y sus 48 tornanti numeradas ascendentemente.

De hecho, se puede subir al Stelvio de 3 formas. La primera, desde Trafoi, la más conocida, que es la de las 48 tornanti y las miles de fotos que pululan por Internet. Pero también está la vertiente sur, que sube desde Bormio, y la vertiente norte, que sube desde Santa Maria Val Mustair, en Suiza, y que atraviesa el Umbrailpass / Giogo di Santa Maria apenas 3 kilómetos antes de coronar el Stelvio.

Se ha escrito mucho sobre este puerto y hay muchas opiniones sobre él. Yo os cuento mi experiencia.

Lo he subido 4 veces, 3 de ellas desde Trafoi y 1 desde Santa Maria Val Mustair. Y lo he bajado siempre hacia Bormio.

La primera de las subidas, desde Trafoi, no lo pasé muy bien. Todavía no tenía la experiencia que tengo, iba con una GS alquilada, a la que me estaba haciendo, con maletas, que nunca había utilizado, el suelo estaba mojado, incluso lloviznaba, y era fin de semana, no recuerdo si sábado o domingo, pero había mucha circulación, tanto subiendo como de frente. Vamos, un carro de excusas para no quedar fatal.

Fue algo agobiante, ya que me tuve que parar más de una vez en medio de una de las tornanti, porque había algún coche atravesado, o porque claculaba mal la maniobra y era yo el que se colaba en el otro carril, en las curvas a derecha. Llegué arriba, pero sudando y no totalmente satisfecho. Lo bueno de este tipo de puertos es que llega un momento en que es peor darse la vuelta y bajar que acabar de subir.

Puede que fueran todas las circunstancias anteriores o que, simplemente, no tuve el día.

La segunda vez subí desde Santa María Val Mustair. Una carretera igual de revirada y complicada, con tornanti tan cerradas como las de la subida desde Trafoi. Pero con muchos kilómetros (salgo a 35.000 por año) y muchas curvas más en el zurrón, además de que apenas había tráfico. Y ya disfruté.

Para la tercera subida, nuevamente desde Trafoi, planifiqué para que no cayera en fin de semana y tuve suerte con el tiempo, porque estaba seco y soleado. Además, me encontré, casi en el inicio, con 2 moteros locales que parecían saber lo que hacían, llevaban un buen ritmo y hacían adelantamientos rápidos pero no suicidas. Fui de su mano hasta la cima, donde nos saludamos con cortesía. Esta vez sí que disfruté, y mucho.

Conclusión: como todo en la vida, depende de muchas circunstancias, entre ellas cómo tengas el día.

Recomendaría, eso sí, no subir en fin de semana, porque la diferencia de gente en la cumbre es enorme, de casi no poder dejar la moto a estar en familia, en fechas parecidas de agosto. El resto de circunstancias (climatología, estado de ánimo, etc.) son más difíciles de planificar.

Ahora bien, quitando la carga del mito, la subida desde Trafoi es algo monótona. Llegar a la curva en tercera, meter segunda, primera, giro, salida acelerando, meter segunda, tercera, llegar a la siguiente curva y repetimos. Así 48 veces. Por eso creo que la cuarta subida la recuerdo como un poco rutinaria, sin la excitación, para bien o para mal, de las anteriores.

Aunque suene a herejía, yo diría que es más divertida la subida desde Bormio (aunque solo haya bajado por ahí) y la del Umbrailpass. O la del otro coloso de la zona, Gavia, que hemos dejado para mañana.

Pero es algo que hay que hacer al menos una vez en la vida, y que cada uno saque sus conclusiones.

Y, tras la reglamentaria Bratwurst mit Sauerkraut (o salchicha con chucrut) de cualquiera de los “auténticos” tenderetes de la cima, y la foto junto al cartel de Cima Coppi, ya sólo nos queda la bajada hasta Bormio, la pequeña ciudad que vive a la sombra del Parque Nacional del Stelvio y de las actividades que en él se pueden desarrollar, tanto en invierno como en verano, y donde descansaremos de tantas emociones.


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10 - Bormio > Andermatt (468 km y 8h 33m)

El Passo Gavia, Berninapass, Albulapass y el “9” de Andermatt

Espero que hayamos dormido bien, porque hoy también hay faena.

Saldremos de Bormio, en dirección sur, hasta Santa Caterina Valfurva, donde comienza la ascensión a otro coloso de la leyenda alpina, el Passo Gavia (2652 m).

En el mundo ciclista esa leyenda es, en buena parte, negra, ya que algunas de las etapas del Giro de mediados del siglo pasado lo atravesaron entre tormentas de nieve que dejaban ateridos a los valientes que lo intentaron.

Y, para algunos moteros que conozco, el puerto del que mejor recuerdo conservan. No sé si es para tanto, pero es realmente espectacular.

Tened en cuenta que, si lo abordáis nada más salir de Bormio, será bastante temprano. Y, a casi 2700 metros, hará frío, por bueno que esté el día. Salid bien abrigados.

La carretera que sube por la vertiente norte está (o lo estaba hace 2 años) muy bacheada, más cuanto a mayor altura subimos. Y sube de forma rectilínea pro la ladera, tras pasar el pack inicial de tornanti.

A diferencia de la vertiente sur, en la que el asfalto es mejor pero la carretera mucho más estrecha. Hasta el punto de que hay tramos en los que difícilmente pasan 2 coches de frente sin que uno de ellos se pare o se eche a la orilla.

También tiene su pack de tornanti, muy técnicas debido a la estrechez. Pero eso es parte del encanto.

Como a media bajada, antes de llegar a Pezzo, se encuentra el Ristoro Pietra Rossa, un pequeño restaurante familiar con mucho éxito entre moteros, en el que se degusta una fantástica pasta por un módico precio. Y es de esos sitios en los que, antes de pedir el café, la que parece la dueña del lugar, ya entrada en años, se acerca a comprobar que has terminado todo el plato y, si lo has hecho, te felicita. Ahhh, la mamma.

Nos va pillar demasiado temprano para pararnos a comer, pero cuando he atacado el Gavia desde más lejos, siempre me he parado ahí. Volveré.

Terminaremos la bajada en Ponte di Legno, desde donde giraremos en dirección oeste, para seguir hasta Edolo, pasar el Passo dell’Aprica (1176 m) y volver a girar al norte, en dirección Austria.

El que vaya con ganas de cazar mitos tiene uno a tiro. Antes de llegar a Edolo, un poco después de Includine, hay un desvío para tomar la SP81, que lleva hasta Monno, donde empieza la vertiente este del Passo di Foppa (1852 m).

Que dicho así igual os deja fríos. Otra cosa es si menciono el otro nombre por el que es conocido, el Passo di Mortirolo. Ahora sí, ¿verdad? Una de las paredes más terroríficas para los ciclistas, y que continúa hacia el oeste para bajar hasta Mazzo di Valtellina.

De hecho, la subida oficial del Giro, en los últimos años, ha sido en sentido contrario, de Mazzo di Valtellina a Monno, porque es en esa vertiente donde están las rampas con mayor pendiente y porque la bajada hacia Mazzo resultaba demasiado peligrosa.

Todavía no lo he pasado, por lo que no puedo opinar. Pero ahí está.

Retomamos nuestra ruta, seguimos hacia el norte, entramos en Suiza por la frontera de Campocologno, despidiéndonos de Italia para el resto del viaje, que nos ha dado muchas alegrías, y comenzamos la subida hacia el Berninapass (2330 m), subiendo por el valle que bordea el Lago di Poschiavo.

Poco antes de llegar la cima del paso hay un cruce a la derecha, cuya carretera nos llevaría, de seguirla, a un sitio peculiar.

Se trata de Livigno, un enclave rodeado de montañas, al que solo se podía acceder en el pasado atravesando dos puertos de montaña, la Fórcola di Livigno (2315 m), al que se accede desde la carretera por la que venimos, o el Passo Foscagno (2291 m), al que se llega directamente desde Bormio.

Lo curioso es que, siendo Italia, es una zona libre de impuestos (desde finales del siglo XIX, por lo que he leído) al menos en lo que respecta al IVA.

Aunque fue una zona muy pobre, ahora ha progresado mucho, existe un acceso mediante túnel (de peaje) desde Suiza y vive muy bien del turismo, tanto por la estación de esquí, en invierno, como por las hordas de italianos y suizos que lo asaltan para sus compras dutyfree.

Algo parecido a Andorra, aunque sin su estatus político independiente.

Pero, aunque sea Italia, hay que pasar una aduana al salir, sea a Italia o a Suiza. Si cruzáis por ahí, que no os extrañe si os preguntan sobre cuánto tabaco y alcohol lleváis o si os registran las maletas.

Puede servir como variante para llegar a Bormio, desde la zona de Davos / Zernez, sin cruzar el Stelvio. O para salir de Bormio, en dirección al Berninapass, sin pasar el Gavia.

Desde la cima del Berninapass comenzaremos la bajada hacia el valle, llegando a un punto muy cercano a Sankt Moritz, aunque, al igual que la vez anterior, lo volveremos a evitar, ya que giraremos hacia el norte en dirección a un pueblo con un nombre bastante extraño, La Punt-Chamues-ch. Parece que nos quieren recordar que estamos en la Confederación Helvética.

Hablando de Suiza, y ya que vamos a pasar 2 días recorriéndola, algunos apuntes que no he comentado anteriormente.

Suiza es el único país que atravesaremos en el que el euro no es la moneda oficial, sino que tienen su propia moneda, el Franco Suizo (CHF).

No es imprescindible tenerlos, ya que en cualquier lugar nos van a aceptar euros. Pero, si pagamos en efectivo, nos van a aplicar un cambio a la par (1 CHF por 1 EUR), cuando el cambio, tomando el de hoy como ejemplo, es de 1,18 CHF por 1 EUR.

Si Suiza ya es cara de por sí, un sobrecoste del 18% la hace prohibitiva. Solución: pagar todo lo posible con tarjeta y conseguir unos pocos francos suizos, para ir pagando las pequeñas compras.

Otro tema a tener en cuenta, el roaming. Según el operador que tengamos, Suiza puede ser el único país del viaje en el que el roaming sin sobrecoste que disfrutamos desde mediados de año no se aplique.

Por ejemplo, Movistar no incluye a Suiza, y aplica recargos, mientras que Vodafone la incluye como al resto de países de la UE. Como esto depende de los acuerdos de cada operador, comprobadlo con el vuestro antes de salir.

Y como Suiza (y Andorra, para los despistados) se considera “resto del mundo”, los cargos por uso de datos son salvajes, como si te hubieras ido a Birmania a tirar de datos.

Soluciones: las mismas que había que aplicar antes de que el roaming fuera gratuito en la UE.

Apagar los datos móviles y usar solamente Wifis; comprar un bono al operador (pero Movistar pide la friolera de 1 euro por mega, o sea, 50 por un bono de 500 Mb y 100 por uno de 1 Gb, lo que me parece un escándalo); o contratar algo temporal en Suiza (una tarjeta de prepago o un hotspot wifi).

Volvamos a la ruta, que me enciendo.

Desde La Punt-Chamues-ch vamos a abordar la subida de único puerto que dejamos vivo cuando pasamos por esta zona, pero que ahora no nos lo podemos perder, el Albulapass (2322 m), otro espectáculo tanto en subida como en bajada.

Al igual que su gemelo del oeste, el Julierpass, la subida por la vertiente sur es corta, porque partimos de altura, y la bajada por la vertiente norte mucho más larga.

Llegaremos hasta Tiefencastel y seguiremos, con rumbo norte, hacia Thusis y Reichenau.

Pero, poco antes de llegar a Reichenau, a la altura de Bonaduz, giraremos al oeste para tomar la Versamerstrasse, una estrecha y revirada carretera que recorre un pequeño cañón, atravesando varios cortos túneles, y acaba desembocando en la carretera 19, que seguiremos, siempre hacia el oeste, hasta Disentis-Muster.

Ya estamos cerca de Andermatt, de donde sólo nos separa el Oberalpass, uno de los 6 puertos que forman parte de su famoso “9”.

Lo del “9” viene de la forma que toma la ruta, si se encadenan todos los puertos que hay alrededor de Andermatt en una determinada secuencia. Para completarlo como marca la cátedra, habría que comenzar desde el oeste, en concreto desde Ulrichen.

Esta sería la figura del famoso “9” (Ulrichen > Nufenenpass > Airolo > St. Gotthardpass > Andermatt > Wassen > Sustenpass > Innertkirchen > Grimselpass > Gletsch > Furkapass > Andermatt > Oberalpass > Disentis-Munster)

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Como nosotros llegamos por el este, pasaremos por todos los puertos, pero en otro orden. Aunque dejaremos uno de ellos para el día siguiente, cuando salgamos de Andermatt rumbo a Francia.

Abróchense los cinturones, despegamos.

El Oberalpass (2044 m) en un puerto muy bien asfaltado, que sube de forma suave hasta Sedrun, donde comienza la verdadera subida, para llegar a la cima después de una serie de tornanti enlazadas.

En la cumbre nos sorprenderá encontrarnos una especie de faro y, dependiendo de la hora a la que lleguemos, asistir a la llegada del tren. Si, el tren. Porque hay un tren de montaña que conecta ambos lados, incluso en invierno, con parada en la cima.

La bajada hasta Andermatt es bastante rápida y, al llegar a la rotonda de entrada, giraremos hacia el norte, para seguir descendiendo hacia Wassen.

Es un tramo bastante revirado, que transcurre protegido por galerías semi-cubiertas, pero que está en obras desde que lo conocí, y así lo dejé el verano pasado, con la circulación alterna regulada por semáforos.

Al ser una zona de bastante tráfico, ya que da acceso a la Autopista A2 que, desde el sur de Italia, atraviesa el túnel del San Gotardo y sube hacia el corazón de Suiza, os podéis encontrar pequeñas retenciones. Pero nada del otro mundo. Las obras y pequeños cortes en los puertos alpinos son bastante habituales, ya que solamente las pueden abordar entre Junio y Octubre. Paciencia y a disfrutar del paisaje.

O, antes de bajar, detenerse en Teufelsbrücke (el Puente del Diablo), para admirar las vistas sobre el desfiladero (más información aquí, gracias a la aportación de Gontzo)

Desde Wassen giraremos al oeste, para atacar el segundo de los puertos del “9”, el Sustenpass (2224 m). En mi opinión, el más divertido de todos ellos, con una larga bajada que nos lleva hasta Innerkirtchen, donde volvemos a cambiar de rumbo y nos dirigimos al Grimselpass (2165 m), el tercero de los puertos, desde donde se baja a Gletsch.

Desde Gletsch podríamos volver a Andermat, cerrando el círculo (más bien cuadrado), por el Furkapass (2431 m), pero lo vamos a dejar para mañana

Hoy, giraremos hacia el suroeste, camino de Ulrichen, donde volveremos a cambiar de rumbo y nos dirigiremos hacia el sureste, para afrontar la subida del Nufenepass (2478 m), el cuarto de los puertos, desde el que bajaremos a Airolo.

En Airolo volveremos a girar al norte y afrontaremos la última, y quizás más famosa, de las subidas del día, que nos llevará de vuelta, ahora sí, a Andematt.

Se trata del St. Gothardpass / Passo di San Gotardo (2091 m), al que accederemos por la conocida como Via Temola, el tramo de unos 5 kilómetros totalmente adoquinado y con innumerables tornanti. Hay que estar atentos a los waypoints para no perdérnoslo.

Si la cosa se pusiera muy complicada, (con agua o hielo los adoquines son vuelve “divertidos”) siempre podremos subir por la carretera 2, que está más resguardada.

En la cima del puerto es de obligado cumplimiento el tomarse un perrito caliente en el puesto de un catalán, al lado del museo, que se perdió por ahí hace un tiempo y que todavía no se ha encontrado.

Y, para finalizar la jornada, ya sólo nos queda la bajada hasta Andermatt, donde hay unos cuantos hoteles donde alojarse y descansar, que nos hemos dado una señora paliza.


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11 - Andermatt > Bourg-Saint-Maurice (463 km y 8h 40m)

Furkapass, Interlaken y el Bernese Oberland, Vaud y la Haute Savoie


En la etapa de hoy saldremos del cantón de Uri y cruzaremos Suiza hacia el oeste, en su primera parte, pasando por el cantón de habla germana del Bernese Oberland y el francófono de Vaud, para, en la segunda parte, entrar en Francia e ir bajando hacia el sur por los mejores puertos de las Haute Savoie.

SI os ponéis a contarlos, veréis que nos vamos a meter un buen chute de puertos, ni más ni menos que 14. Pero que no cunda el pánico, son más cortos y suaves que los monstruos que hemos ido recorriendo en Suiza y los Dolomitas.

Antes de salir, unos apuntes sobre el alojamiento en la zona de Andermatt.

Cuando he viajado por la zona, empecé alojándome aquí, donde encontré unos cuantos pequeños hoteles, aunque nada baratos, en general. No deja de ser un pueblo pequeño, en el que hay que cenar temprano. Los locales se ponen a cenar a las 6, los guiris lo estiramos todo lo que podemos, pero buscar sitio más tarde de las 8 es suicida.

Además, no había forma de encontrar una piscina, que ya he comentado que es importante para mí y para mi espalda, por lo que empecé a buscar alternativas y me encontré con Sedrun, justo al otro lado del Oberalpass.

Es todavía más pequeño y muy diseminado, pero se puede encontrar alojamiento más económico y, lo que es más importante para mí, tiene una magnífica piscina cubierta, no sé si municipal o privada, pero a la que se puede acceder pagando entrada, con suficiente longitud para nadar y, además, diferentes chorros de masaje. Una gozada.

También tiene una zona exterior con solárium, que no alcanzo a imaginar para qué puede servir, porque no recuerdo haber visto el sol ninguna de las muchas veces que he pasado. Tened en cuenta que está a 1405 metros sobre el nivel del mar, la altura de un puerto de media montaña de los Alpes.

A pesar de ello, desde entonces mi base en la zona es Sedrun. En concreto el Hotel Soliva, en el que, además, se come muy bien (aunque no barato).

Hecho el inciso, vamos a comenzar la ruta planificada saliendo de Andermatt en dirección oeste y nos enfrentaremos, de buena mañana, con el único puerto que no cruzamos ayer, el Furkapass (2431 m), otro de los legendarios de la zona.

Aquí podemos tener un problema. Si nos fijamos en el mapa veremos que Andermatt puede convertirse en una trampa si la meteorología se pone difícil, ya que, salvo la salida hacia el norte que baja hacia Wassen, está rodeado de puertos de más de 2000 metros Furkapass, Oberalpass y Gotthadpass). Y, desde Wassen, el camino al oeste también pasa por otro puerto por encima de los 2000, el Sustenpass.

Si necesitáramos salir hacia Brigg y Martigny, como me ocurrió el verano pasado, y esos puertos estuvieran cerrados, habría que dar un rodeo épico. Y lo de que los puertos estén cerrados, aunque sea agosto, no lo digo en broma.

A mediados de este mes de agosto había pasado noche en Sedrun y tenía que volver hacia Francia por la ruta más corta posible, cruzando el Furkapass.

Salí temprano, atravesé el Oberalpass en medio de la niebla y la lluvia, a unos 2 grados en la cumbre y con algo de nieve en los laterales de la carretera, pero pude pasarlo.

Pero en la subida al Furkapass, cuando estaba a unos cinco kilómetros de la cima, a 2000 metros de altura y con la temperatura rondando los cero grados, me pararon para advertirme que no podía pasar, ya que la carretera estaba cerrada, salvo para vehículos con cadenas, hasta que pasaran los quitanieves, por lo que me tuve que dar media vuelta.

Y esto no es tan excepcional, llevo 2 años consecutivos viendo nevar en la zona, aunque sólo este año me encontré un puerto cerrado. Eso en agosto. Imaginad a finales de junio o de septiembre.

Afortunadamente recordé haber leído sobre un tren que atravesaba por debajo del Furkapass, para que la zona no se quedara aislada en invierno. Y, efectivamente, cada media hora salía un tren desde Realp, preparado para transportar vehículos, que me dejó sano y salvo en Oberwald, al otro lado del paso.

Como curiosidad, los coches iban en plataformas abiertas, pero me dijeron que metiera la moto dentro de un vagón vacío, donde fuimos los dos como reyes.

Pero vamos a ser optimistas y a pensar que el día va a ser magnífico, por lo que cruzaremos el Furkapass, camino de Gletsch.

Poco después de comenzar la bajada nos encontraremos, en una de las curvas cerradas, un aparcamiento.

Aparte de las vistas que tiene sobre el valle, desde donde se puede ver la retorcida carretera que sube al Grimselpass, a la derecha, e intuir el glaciar donde nace el río Ródano, hay una atracción turística, la Rhone Glacier Eissgrotte, una gruta de unos 100 metros de longitud, cavada n el hielo bajo el glaciar. Previo pago de unos 7 CHF, por supuesto.

Finalizada la bajada en Gletsch, giramos al norte para comenzar, inmediatamente, la subida al Grimselpass (2165 m), que ya cruzamos ayer en dirección contraria.

Bajamos hacia Innertkirchen y continuamos hacia el noroeste, en dirección a Interlaken que, como su nombre indica, se encuentra enclavada entre dos lagos, Brienzersee, al este, y Thunersee, al oeste.

Podemos evitar cruzarla, siguiendo por la autopista A8, o entrar al centro a echar un vistazo.

Es una zona muy turística, llena de turistas orientales y árabes. Tiene pinta de cara, aunque no he llegado a comprobarlo.

Otra opción es recorrer la orilla norte de alguno de los lagos, en cuyo caso recomiendo hacerlo por el primero que nos encontramos, el Breinzersee, continuando por la carretera 11 hasta Interlaken, desde donde las vistas del lago con las cadenas montañosas del sur son muy buenas. La orilla norte del otro lago tiene mucho tráfico, al atravesar una zona más poblada.

Desde Interlaken seguimos, en dirección oeste, hacia Darstetten y, poco después de Boltigen, nos desviamos de la carretera 11 para subir al Jaunpass / Col de Bellegarde (1511 M), subida rápida y por una ladera despejada, por este lado, y que baja por una zona más boscosa por el otro.

Atentos en la bajada al giro hacia la izquierda, en el que tomaremos una estrecha y escondida carretera sin nombre, que nos llevará hasta Saanen, pasando el Mittelbergpass (1633 m).

Otra opción, más rápida, es seguir siempre por la carretera 11, llegando a Saanen por el Saanenmoserpass (1279 m), apenas una tachuela en el camino.

Desde Saanen nos vamos a dirigir hacia Ollon, ya cerca de la frontera francesa, para lo que tenemos 2 opciones.

Seguir hacia el sur, atravesando Gstad (conocido como refugio de famosos), el Col du Pillon (1546 m), donde dejamos el cantón de Berna y entramos en el de Vaud, en la zona francófona suiza, y que da acceso a la estación de esquí de Les Diablerets, y el Col de la Croix (1778 m).

La otra opción transcurre más al norte y es más rápida, atravesando el Col des Mosses (1445 m).

Desde Ollon seguiremos a Monthey y comenzaremos la subida al Pas de Morgins (1382 m), donde nos despediremos definitivamente de Suiza, conectaremos los datos, por fin, y entraremos en Francia.

La bajada del Pas de Mongins nos lleva a Boneval, desde donde comenzamos a subir al Col du Corbier (1230 m) para bajar rumbo sur hasta Morzine, otro enclave turístico y estación de esquí de lujo (Morzine-Avoriaz).

Hay una alternativa que puede ser interesante, acercándonos a recorrer la orilla sur del Lago Leman, o Lago de Ginebra, como también es conocido.

Desde Ollon tomaríamos rumbo norte y cruzaríamos a Francia en Saint-Gingolph, seguiríamos hasta Evian-les-Bains (la del agua de Evian) y Thonon-le-Bains, ciudades balneario ambas, admirando el tamaño del Lago Leman, uno de los mayores de Europa Occidental.

Desde Thonon podríamos tomar la D902, que nos llevaría a Morzine, retomando nuestra ruta, tras pasar por el paraje conocido como las Gorges du Pont du Diable.

Morzine es un pueblo que merece la pena atravesar, con sus casas de madera de estilo alpino perfectamente cuidadas. Tanto que parece un escenario de postal, a veces. En verano se ve a mucha peña con bicis de montaña, con las que suben a los remontes de la estación de Avoriaz y se lanzan por descensos suicidas.

Si vais con tiempo, se puede hacer un pequeño rodeo, tomando la D228 poco antes de entrar en el pueblo, que sube hacia la estación de esquí, para bajar por la D338, atravesando el Col de la Joux-Verte (1760 m).

El siguiente tramo, entre Morzine y Flumet, nos va a llevar por 3 puertos habituales en las etapas alpinas del Tour de Francia, que suelen enlazarse seguidos.

Ojo en junio, porque puede haber alguno cerrado por que lo estén asfaltando, signo de que el Tour va a pasar en julio por él. O por obras generales, muy habituales en ésta época.

Y esto es válido para todos los puertos de los Alpes, no sólo franceses.

Consultad el estado de los puertos (http://www.sport-passion.fr/parcours/etat-cols-alpes.php) y las páginas de tráfico de los departamentos 73-Savoie (http://www.savoie-route.fr/) y 74-Haute Savoie (http://www.inforoute74.fr/), con información muy precisa y en tiempo real.

Y, si vais a recorrer Francia a mediados de julio, la página del Tour, para ver si coincidís en alguna etapa, porque los puertos se cierran, a veces, desde la víspera de que pase la etapa. Tened en cuenta que las 3 semanas del Tour siempre son alrededor del 14 de julio, la fiesta nacional francesa.

Seguimos y después de Morzine vamos a subir el Col de la Joux-Plane (1700 m), cuya bajada termina en Samoens, llaneamos hasta Cluses y comenzamos a subir el Col de la Colombière (1618 m), bajamos hasta Le Grand Bornand y comenzamos la subida al Col des Aravis (1487 m), desde donde bajaremos a Flumet.

Los 3 son cols de media montaña, bien asfaltados, con zonas de curvas cerradas y otras menos sinuosas, llenos de ciclistas en verano y con un bar / refugio en su cima.

Ya sólo nos queda el último tramo, desde Flumet hasta el Bourg-Saint-Maurice, nuevamente fin de la etapa. Y también otros 3 cols, aunque realmente son 2.

Primero, el Col des Saisies (1650 m), que sube por la carretera que da acceso a la estación de esquí de dicho nombre, ancha y bien asfaltada.

Tras la bajada hasta Beaufort, comienza la subida al Col de Meraillet (1605 m), casi toda ella por un bosque bastante sombrío, hasta llegar a su cima, que se asoma al Lac de Roselend, otro de los muchos embalses alpinos.

Justo al lado de la cima hay un restaurante, el Chalet de Roselend, con una terraza con hermosas vistas al lago y las montañas que lo rodean. Y otro más abajo, también a la orilla del lago. Cualquiera de ellos perfecto para darse un respiro, que ya queda poco,

Un pequeña bajada, rodeando el lago, y comienza la corta subida, apenas 5 kilómetros, hasta la cima del Cormet de Roselend (1968 m), el más elevado de toda la Haute Savoie.

Hay una alternativa a la subida al Col de Meraillet. Poco después de Beaufort podemos girar al sur, tomando la D128, una cerretera muy estrecha que nos llevará hasta Arêches y a la subida al Col du Pré (1703 m), desde donde seguiremos hacia el Col de Meraillet cruzando la escollera del embalse.

Y, desde el Cormet de Roselend, la bajada final, con un primer tramo bastante directo y una parte final con 10 “tornanti” enlazadas, que nos llevará al Bourg-Saint-Maurice, donde podremos descansar. En paz.
 
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  1. Etapas 12 a 14 - La Vanoise, les Ecrins, el Mercantour, el Piemonte y las Gorges du Tarn

12 - Bourg-Saint-Maurice > Briançon (434 km y 7h50m)

La Madeleine, el Glandon, la Croix-de-Fer, el Telegraphe, el Galibier, Alpe d’Huez …



La lista de puertos lo dice todo. No hay más preguntas, su señoría. Lo más selecto de los Parques Naturales de la Vanoise y les Ecrins, el auténtico corazón de los Alpes Franceses, donde se han forjado grandes leyendas del Tour de France.

Se suele decir que, para los vascos, el ciclismo no es un deporte, sino una religión. Mi padre es uno de ellos, y me inculcó toda la mística que rodeaba a las pruebas ciclistas, especialmente al Tour de Francia.

Durante años he ido conociendo estos puertos en las retransmisiónes televisivas, pero no pensé que algún día los subiría sobre dos ruedas, y menos (ya he comentado en algún lado que mi locura motera es reciente) que fuera motorizado.

Por eso, la primera vez que “me tiré” a los Alpes, vine a esta zona como se va a peregrinar a Lourdes. O a la Meca.

Lo que vi y sentí lo he condensado en esta etapa. Espero que os guste.

Salimos del Bourg-Saint-Maurice hacia el suroeste, por una carretera que va descendiendo entre montañas. Poco después de Aime-la-Plagne la carretera se convierte en autovía, con 2 carriles por sentido, y así transcurre hasta Moutiers, donde giraremos hacia el noroeste, en dirección Albertville, sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1992 (tiempos aquellos de los juegos de verano en Barcelona, la expo de Sevilla, …)

Poco después de Moutiers tomaremos la salida 37 de la autovía, que nos llevará a La Léchère, donde comienza la subida al primero de los grandes puertos del día, el Col de la Madeleine (2000 m).

Una subida muy larga, de más de 25 kilómetros, que lo convierte en uno de los cols más duros para los ciclistas, de los que veremos muchos durante el trayecto.

Desde la cima vienen otros casi 20 kilómetros de bajada hasta La Chambre, donde, casi inmediatamente, comienza la subida combinada a los 2 siguientes gigantes del día, el Col du Glandon (1924 m) y el Col de la Croix-de-Fer (2067 m), que casi son el mismo puerto.

Las cimas de ambos están separadas por apenas 3 kilómetros. Subiendo subiendo desde Moutiers, el Glandon es una especie de cima intermedia ya que, una vez alcanzada la misma, hay un descenso de unos pocos metros hasta llegar a la carretera que recorre los últimos kilómetros hasta la Croix-de-Fer, que es el verdadero puerto.

Y la Croix-de-Fer forma parte, junto a la Madeleine y el Galibier, de la gran trilogía de los puertos de la zona, siendo posible encadenarlos todos en una de las etapas más duras que os podáis imaginar.

Hay 3 subidas posibles a la Croix-de-Fer, la que hemos incluido, previo paso del Glandon, la que sube desde Le Rivier-d’Allemond, en el suroeste, y la que sube desde Saint-Jean-d’Arves, en el sureste, y por la que bajaremos en la ruta.

Cualquiera de las 3 merece la pena, no sabría con cual quedarme.

Bajamos, por lo tanto, hacia Saint-Jean-d’Arves, seguimos hacia el oeste y, unos kilómetros después, nos desviamos hacia Montrond, para subir el Col du Mollard (1638 m) y bajar hacia Saint-Jean-de-Mauriene, desde donde nos dirigiremos por el valle de la Mauriene hacia Saint-Michel-de-Mauriene.

Aquí giraremos al sur, para abandonar el Parc National de la Vanoise y dirigirnos al Parc National des Ecrins, salvando la cadena montañosa que los separa y cruzando el más icónico de los cols alpinos franceses, el Col du Galibier (2645 m), el sexto paso de montaña asfaltado más alto de Europa.

Pero la subida viene precedida por otro puerto, el Col du Telegraphe (1566 m), corto pero de buenas rampas, muy rápido y cuya carretera suele estar muy bien asfaltada. Y que está indisolublemente unido ial Galibier en la leyenda ciclista.

Desde su cima hay una suave bajada hasta Valloire, donde comienza la subida propiamente dicha al Col du Galibier.

El puerto hace honor a su fama, también para motos. Largo, con zonas rápidas y otras más técnicas. Paisajes algo desolados, pero con la grandeza de las montañas. Uno de los imprescindibles..

Cuando falta apenas un kilómetro para la cima hay un pequeño túnel, que cruza al otro lado del valle, en los casos en los que la cima del col está cerrada.

Puede ser por alguna avalancha de nieve, como me ocurrió el pasado junio, o por fuertes vientos. Es un paso que queda algo aislado del resto y muy expuesto, y donde las diferencias de temperatura suelen ser potentes.

El pasado agosto comencé la subida del Telegraphe con cerca de 20 grados y, al llegar a la cima del Galibier, había una fuerte ventisca, de las que casi no te deja estar quieto, y la temperatura había bajado a 1 grado. Os podéis imaginar la sensación térmica.

La bajada del Galibier hacia el sur es corta, y termina en un falso col, el Col du Lautaret (2058 m) que, pese a su altura, está situado en una planicie.

Aquí podría acabar la ruta ya que, desde el Col de Lautaret, apenas no separan 28 kilómetros de suave bajada hasta Briançon, nuestro destino de hoy.

Pero vamos a hacer que sean muchos más. Giraremos hacia el oeste y nos dirigiremos hacia el Bourg-d’Oisans.

A la altura del Lac du Chambon nos vamos a encontrar un túnel recién construido, que todavía no he tenido la oportunidad de conocer.

Hará unos 2 años un corrimiento de tierras hundió e hizo impracticable el viejo túnel, que era la clave de la única conexión posible entre la zona de Briançon y la de Bourg-d’Osians.

Si lo veis en el mapa, la avería fue de las gordas, porque no había forma de atravesar el Pac des Ecrins salvo bajando hasta el Lac de Serre-Ponçon y, por el norte, o se cruzaba el Galibier (cerrado en invierno) o había que cruzar por el túnel del Frejús para poder retomar la dirección oeste.

Han necesitado 2 años para construir el nuevo Túnel du Chambon, que ya aparece en los mapas de Garmin y se acaba de abrir, definitivamente, a mediados de diciembre.

Nada más cruzarlo nos desviaremos hacia el norte, para subir un puerto curioso y perdido, el Col de Sarenne (1999 m). Otro de los que descubrí viendo una etapa del Tour en la tele.

Se suele pensar que el Alpe d’Huez es una subida sin continuación, que necesariamente hay que bajar por el mismo sitio. Así lo pensaba yo hasta que vi esa etapa, en la que subían hasta el Alpe y, ante mi sorpresa, continuaban hacia el este para bajar por una carretera que no sabía ni que existía.

No sé si la abrieron precisamente para el Tour (no sería la primera vez que ocurre), o si ya existía previamente. Pero me gustó lo que vi y lo incluí en el siguiente recorrido.

La carretera por la que vamos a subir estaba, hace 3 años, bastante rota. No sé si la habrán reparado desde entonces., porque no he podido recorrerla debido al cierre del túnel.

Una vez alcanzada la cima iremos bajando suavemente hacia la estación de esquí del Alpe d’Huez (1815 metros), por una senda asfaltada que era (y creo que sigue siendo) camino de pastores.

El Alpe d’Huez es otro de los mitos del ciclismo, con sus 21 curvas en la subida desde el Bourg-d’Osians, cada una mostrando el nombre de un ciclista ganador en la cima. Y es conocido como la montaña de los holandeses, por la cantidad de aficionadas orange que se acercan a animar la subida. Tanto que tienen una curva dedicada, la 7, la única que ha cambiado de nombre y que ahora es conocida como la “curva de los holandeses”.

Como subida motera quizás no es tan interesante. La carretera es ancha, muy bien asfaltada, y los curvones de radio amplio. “Demasiado” rápida, por un lado, y siempre llena de ciclistas, por otro.

Desde el Alpe d’Huez bajaremos hacia el Bourg d’Osians, terminando con los grandes puertos del día, aunque todavía nos quedan kilómetros de diversión, y rodearemos el Parc des Ecrins por el sur para llegar al destino.

Hay dos posibilidades.

La primera baja por la D526, una carretera buena aunque algo transitada, cruzando el Col d’Ornon (1371 m) hasta llegar a Entraigues, desde donde seguiremos hacia el sur por la D212, una carretera secundaria que cruza el Col de Parquetout (1382 m) y el Col de l’Holme (1207 m) hasta enlazar con la N85 cerca del Lac de Sautel.

La segunda nos llevaría algo más hacia el oeste por la D1091, hasta Sechilienne, para tomar la D114, una carretera secundaria que cruza el Col de la Morte (1368 m), un nombre irresistible, y que nos llevará hasta la N85, desde donde nos dirigiremos al Lac de Sautel.

El último tramo de la etapa sigue por la N85 rumbo sur, llegando hasta Gap, tras pasar el Col Bayard (1246 m).

Al tratase de una carretera nacional, está muy bien asfaltada y es rápida, pero nos encontraremos más circulación. Se pueden buscar carreteras secundarias para evitarla, pero nos retrasarían mucho.

Desde Gap nos dirigiremos hacia el Lac de Serre-Poncon, una zona que ya conocemos, para volver hacia el norte por Embrun y la N94.

He colocado un waypoint cerca del cruce de la N94 hacia Gillestre. Si alguien llega con ganas de más, puede desviarse para llegar a Briançon por el Col d’Izoard (2361 m), que ya recorrimos en una de las primeras etapas.

Si ya lleva suficiente tralla, puede seguir por la N94 hasta destino.

Y mañana, más. Aunque, como dice el Wyoming, no mejor, porque es imposible … ¿O no?.


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13 - Briançon > Briançon (358 km y 7h 10m)

El Izoard, el Colle dell Agnello, la Bonette, el Colle Pantani y un bocado al Piemonte.


La etapa 13 será la penúltima del relato / viaje. Y la última con grandes puertos alpinos.

Pero he dejado algunos verdaderamente especiales para hoy.

Decía en la anterior etapa que “mejorar era imposible. ¿O no?”

Igual se me va la pinza pero, si tuviera que elegir una sola etapa de todas, podría ser ésta. Tiene 9 puertos en el menú, aunque realmente son 8, ya que dos de ellos forman una especie de doble cima. Pero todos ellos tienen algo en común, superan los 2000 metros de altura, lo que ya nos dice algo de por dónde nos vamos a mover.

Pero, antes de entrar a describir la etapa, algunas matizaciones para que quien me lea entienda qué quieren decir mis “imprescindibles”, “no os lo perdáis”, o porqué podría ser ésta la etapa que eligiera.

En este relato he procurado dar mucha información, pero también hay muchas opiniones. Obviamente subjetivas, que para eso son mías.

A estas alturas tendréis claro que me apasionan los puertos de montaña, de todo tipo y condición. Por encima de otras carreteras que pueden ser tanto o más divertidas para otro tipo de motero.

Vengo de una trail ligera, una Tiger 800, en la que comencé mi aprendizaje, y desde la que salté a mi GS actual, no sin antes haberla exprimido a conciencia. Sin embargo, no salgo de lo negro, salvo despiste mayúsculo.

Pero me dejo los ojos buscando en los mapas carreteras perdidas, mejor si son estrechas. Aunque estén algo rotas y bacheadas. Y, si suben a las alturas y me dan la sensación de haberme escapado del mundo conocido, mejor.

¿A qué viene todo esto?

Hay muchas grandes carreteras por las que he pasado y que no he descrito en mi guía, porque no han dejado un recuerdo especial en mí. Han sido “tramos de enlace” entre puertos. Pero seguro que hubieran enloquecido a otro tipo de motero,

Y hay otras que apenas se pueden calificar de carreteras, más bien pistas asfaltadas, que sí que han dejado ese recuerdo imborrable. Por ejemplo el tramo que transcurre por el Piemonte italiano. Un tramo especialmente recomendado para motos tipo trail, incluso touring, que puedan regular sus suspensiones, porque está bastante bacheada en algunas zonas.

Y que, por ejemplo, nunca recomendaría a motos deportivas. Con eso no quiero decir que no se pueda hacer e, incluso, disfrutar, si el indio sabe lo que hace y así lo quiere.

Pero echadle un vistazo al terreno en Google Maps, por ejemplo, para ver si realmente os apetece un tipo de carretera como esa.

Vamos a la faena.

Esta es otra de esas rutas circulares que te permiten llevarte lo necesario y no tener que cargar con todo el equipo, y saber que te estará esperando a la vuelta en el hotel. Son 354 kilómetros pero se necesitan casi 8 horas, porque la velocidad media del tramo del Piemonte va a ser muy baja. Hice una ruta casi idéntica en verano del 2016, y la relaté en otro hilo (Crónicas Alpinas 2016), por lo que aprovecharé bastante de él.

Saldríamos de Briançon, que, entre otros datos curiosos, es la población de Francia situada a mayor altura, 1326 m (contando núcleos de más de 2.000 habitantes).

Si hemos salido a cenar la noche anterior ya habremos comprobado que, aunque haga calor durante el día, y lo hace en verano, refresca por la noche.

Es un pueblo que va ascendiendo por una colina, con una fortaleza amurallada en su parte superior, que merece una visita.

Desde Briancón nos dirigiremos hacia el sureste, hacia Cervières, donde, de buena mañana, comienza la ascensión de nuestro viejo conocido, el Col d’Izoard (2361 m), aunque será la primera vez que subamos por esta vertiente.

Puede ser un pequeño premio ser de los primeros en aparecer en su cima, temprano y con el sol bajo.

Bajamos el Izoard hasta encontrarnos con la D947, donde giramos hacia el noreste, para cruzar Chateau-Ville-Vielle y, a la altura de Vielle-Vielle, tomar la D5 en dirección sureste.

Aquí he colocado el waypoint de una gasolinera, ya que poco después entraremos en Italia, donde la gasolina es bastante más cara.

En Ville-Vielle comienza la suave ascensión hacia el Col de l’Agnel / Colle dell’Agnello (2744 m), el cuarto en la colección de los puertos de montaña más altos de Europa (ya hemos pasado el Stelvio y el Iseran y más adelante completaremos la serie con la Bonette).

Conecta una zona no muy poblada de Francia con otra similar en el Piemonte italiano, por lo que no es de esperar mucha circulación, si acaso turistas o montañeros.

Si alguno ha visto mi canal en youtube, el del curso de BaseCamp, la foto de la carretera nevada está tomada en su cima (era finales de junio).
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La bajada hacia la vertiente italiana, la que se ve en la foto, es bastante larga, unos 15 km hasta pasar el Lago di Castello y otros tantos hasta llegar a Sampeyre, desde donde comenzaremos uno de los tramos que más me han impresionado.

Aquí comienza el tramo que he comentado anteriormente y que, hasta que volvamos a Francia, nos llevará por carreteras secundarias, estrechas, muy reviradas, escondidas en el bosque en muchos de sus tramos.

Justo en el medio de Sampyere nos desviaremos hacia el sur, por la carretera que no tiene ni nombre, por la que ascenderemos al Col de Sampeyre (2284 m).

Cuando lo conocí, tras los primeros metros, pensé que me había equivocado y que estaba subiendo a uno de los caseríos de la zona, de lo estrecha que era. Y hay que ir con mil ojos (y oídos) porque, de cuando en cuando, se cruza un paisano en su 4x4 que no espera encontrarse a un despistao de frente.

La bajada no es mejor que la subida, la misma carretera estrecha y rota hasta llegar a Stroppo. Pero sarna con gusto no pica.

Poco después de Stroppo tomaremos la SP422 hacia el oeste, para girar hacia el sur por la SP 113 que nos llevará hasta Marmora, desde donde comienza la subida a los dos siguientes cols del día.

Primero, el Colle Esischie (2366 m). La primera vez que pasé por aquí, bajando del Colle hacia Marmora, me encontré con una carretera destrozada. Faltaban trozos de carretera, había agujeros hechos por torrentes. En fin, que me las vi y me las deseé.

Pero el año pasado la habían arreglado algo. Aunque supongo que es una zona proclive a desprendimientos, por lo que puede volver a complicarse en cualquier momento.

Basta con ver el cartel de la cima, en la que hay que pararse un rato para asimilar lo que dicen todas las señales.

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El Colle Esischie es una cima intermedia, desde la que se puede bajar hacia el este, descendiendo suavemente por el valle hasta Caraglio.

Pero, apenas a kilómetro y medio, está el Colle de los muchos nombres, al que nos vamos a dirigir.

Originalmente era el Colle Fauniera o Colle Dei Morti (2481 m). Creo que fue ese segundo nombre el que llamo mi atención y decidí incluirlo en la ruta la primera vez.

Pero, desde hace unos años, le han cambiado el nombre oficialmente y es el primer puerto de montaña dedicado a una persona, el Colle Pantani, estatua incluida. Pantani era de Cuneo y dicen que aquí era donde entrenaba.

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Pero todavía queda faena. Una bajada hasta Demonte similar a la subida, con las mismas sensaciones.

En Demonte giramos al oeste y poco después de Vinadio, nuevamente hacia el sur, para subir el Col de la Lombarde (2350 m), donde diremos adiós al Piemonte y volveremos a Francia.

Puerto corto pero muy divertido, muy bien asfaltado, rápido y con muchas tornati enlazadas.

A poco de comenzar a bajar llegaremos a la estación de esquí de Isola 2000, desolada en verano, y seguiremos bajando hasta Isola, donde he colocado otro waypoint de gasolinera, por si necesitamos repostar.

Desde Isola hay un tramo de carretera muy rápido, que conecta con Saint-Étiene-de-Tinée, lugar adecuado para darse un respiro y comer algo, por ejemplo en Le Chalet, un pequeño restaurante con una amplia y frondosa terraza, donde su lasagna no os defraudará.

Y, después de reponer fuerzas, vamos a enfrentarnos a la subida del coloso del Mercantour, del que ya venimos hablando durante este viaje, el Col de la Bonette (2715 m)

Una subida a no perderse bajo ningún concepto, sea desde esta vertiente o desde la otra, y a la altura de otros grandes como el Galibier, Izoard o Iseran.

Y, como lo prometido es deuda, es hora de desvelar el misterio de la altura de este Col.

La cima de la carretera, entendida como el punto más alto a partir del cual se puede comenzar la bajada hacia la otra vertiente, está a 2715 metros, lo que le convertiría en el tercer puerto asfaltado más alto, tras el Iseran y el Stelvio.

Pero los de la zona debieron decidir que querían tenerla más grande (o más alta, en este caso) porque, desde esta cima, construyeron una carretera en bucle, de un solo sentido, en teoría, que sube hasta la denominada Cime de la Bonette, a 2802 m, donde hay un monolito que lo atestigua, para bajar por el otro lado de la montaña al mismo punto.

En cualquier caso, con doble cima o sin ella, uno de los mejores puertos para disfrutar.

Continuaremos la bajada por la otra vertiente, hasta Jausiers, y abordaremos el último de los puertos del día, el Col de Vars (2109 m). Al haber una estación de esquí por medio, la carretera es ancha y bien cuidada. Y rapidísima.

Desde Vars bajaremos hasta Gillestre, lugar que ya conocemos, y desde donde tenemos 2 opciones para volver a Briançon. Seguir la N94, que recorre el valle o, si todavía nos quedan ganas, darle un repasito al Col d’Izoard, por el que hemos salido a la mañana.

Aunque también lo podemos dejar para el día siguiente. Es lo bueno del Izoard, que siempre está ahí, a tiro de piedra, para lo que haga falta.


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14 - Briançon > Millau (480 km y 8h 20m)



Dicen que las despedidas son tristes. Y los finales de un viaje suelen mezclar sensaciones agridulces, recordando lo disfrutado pero sintiendo que tardaremos en volver a hacerlo. Y aquí estamos, al final de este viaje figurado, pero que podría ser real.

Como en el inicio, está la posibilidad de tirar de autopista, meterse una kilometrada y volver del tirón.

Pero, aunque nos vamos a alejar de los grandes puertos, sigue habiendo magníficas carreteras secundarias que recorrer, para irnos despidiendo poco a poco.

Saldríamos de Briançon, en dirección a Embrun y el Lac de Serre-Ponçon, por donde ya nos hemos movido anteriormente.

Y podríamos hacerlo directamente, bajando por la N94, o despedirnos de los grandes puertos cruzando el Izoard, que ahí sigue, siempre tentador.

En cualquier caso, cruzaremos el puente sobre el Lac de Serre-Ponçon y seguiremos hacia Gap, para continuar por la D944, una carretera que, especialmente en el tramo que vas desde Serres hasta Nyons, pasando por Rosans, tiene cierta fama entre los moteros franceses por su perfecto asfaltado y sus curvas suaves y rápidas. Recomendable en festivo, con poca circulación, para rodar rápido.

Desde Nyons seguiremos hasta Bollène, donde cruzaremos el Ródano, y seguiremos hacia el oeste, pasando por Bagnols-sur-Cèze, Vallerarques y circunvalando Alès (en Francia las carreteras que circunvalan ciudades se suelen llamar Rocades) hasta llegar a Anduze, una de las puertas de entrada al Parque Natural des Cevennes, que atravesamos en la primera etapa de este viaje.

En esta ocasión vamos a subir hacia el noroeste por la D907 / D9, una buena carretera que, tras cruzar el Col de l’Exil (704 m) y el Col des Faises (1206 m) nos llevará hasta Florac.

Pero podríamos haber llegado a Florac desde Alès, por la N106, que va más al norte, o por cualquier combinación del enjambre de carreteras secundarias, retorcidas e interesantes, que hay entre ambas opciones.

Florac es la puerta de entrada en las Gorges du Tarn desde el este, desde donde las recorreremos pasando por Ispagnac, Sainte Enimie, La Malene y Les Vignes, pequeños pueblos muy bien conservados y que, en los meses veraniegos, bullen de actividad en torno a las actividades acuáticas (rafting, canoa, …) que se realizan en el río.

En Les Vignes podemos desviarnos para subir hasta el mirador sobre la garganta que los franceses, desde la humildad que les caracteriza, han bautizado como Le Point Sublime.

Volvemos a Sainte Enimie y seguimos hasta Le Rozier, donde el primer día nos desviamos para recorrer las Gorges de la Jonte, para finalizar nuestra etapa en Millau.

Pero recordemos que siempre habrá más opciones en esta zona. Como ya comenté el primer día, el Parc des Cevennes está plagado de carreteras reviradas por las que perderse durante días. Merece la pena una visita con tiempo.

Hay más cosas para contar sobre los Alpes, por supuesto. Pero será otro día.

Por hoy, aquí termina nuestro viaje.
 
Última edición:
Gracias es poco. Tengo pensado ir este verano y esto es como un regalo de reyes por adelantado!!!
 
He sido el beneficiario de varias de las rutas de Despista2 en los Alpes y puedo decir que gracias a ellas conocí rutas magníficas aparte de los grandes puertos.

Mi agradecimiento de nuevo al compañero por su generosidad en compartirlas y mi recomendación al resto de de foreros.
 
Gracias despista2, precisamente la primera ruta de Verdon me viene al pelo, pues este verano quiero hacerla pero de vuelta a casa, viniendo de "la route des grandes Alpes "franceses y la ruta del vino Alsaciana.
Estaré atento a próximas entregas.;)
 
Ahora si que ya no quedan excusas par aplazar visitar los alpes!

Como te lo curras @despita2 !!
 
Yo fui uno de esos que te han pedido rutas y no cabe duda que no defraudas nunca¡¡¡ Haces un trabajo increíble y lo que mas hay que agradecer es que compartas todo ese trabajo y tu experiencia. Soy novato y espero irme a los Alpes en Junio. Tu ayuda es increíble. Si bajas a Madrid, tienes ronda de cañas y tapeo por el centro garantizada¡¡¡

Quedo impaciente a la siguiente entrega¡¡¡ :):)

Muchas gracias y saludos
 
Por cierto, he visto que tus etapas son normalmente sobre los 500km. Eso por carretera de montaña no se hace cansado? debes de ser una maquina¡¡
je je
 
Por cierto, he visto que tus etapas son normalmente sobre los 500km. Eso por carretera de montaña no se hace cansado? debes de ser una maquina¡¡
je je
Suelo hacer rutas de entre 7 y 9 horas. Soy de madrugar y de parar poco y suelo ir solo. Me gusta más rodar que "ver piedras" por lo que hablaré poco de monumentos o ciudades.

Lo bueno de estas rutas es que están enlazadas por lo que se pueden acortar, haciendo más etapas. O saltarse bucles para ir más rápido al destino.

Antes de saltar a Alpes había probado la distancia en Pirineos. Pero si es importante que cada uno conozca su autonomía porque llenar depósitos es fácil pero tampoco se trata de llegar reventado.
 
La ruta total que has pasado es super interesante y efectivamente hay puntos de retorno para acortar. Ya me la estoy montando desde Madrid, je je

Salu2
 
Muy buen material que habrá que poner en la lista de Crónicas para que quede al alcance de los interesados...
 
gracias por compartir la informacion. tengo pensado visitar los alpes en julio y de paso visitar a los de la estella alpina. te cogere un trozo del viaje seguro. porque me planteo hacer unos 7.000km desde casa (castellon). gracias de nuevo.

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Gracias por tu generosidad

Motero con retraso que no retrasado
 
Menudo regalazo de Reyes que nos acaban de dar por adelantado. Quisiera este verano darme mi primera vuelta por los Alpescem intentar recorrerlos de la mejor manera posible y siempre dentro de los días disponibles. Muchas gracias Despistado, primero por tus cursos con el base Camp, que si no es por ti podría haber tirado la toalla ya que puede llegar a ser insufrible poder entenderlo y manejarlo. Y ahora viene la segunda parte compartiendo con los demás un trabajazo de años y viajes.
Muchas gracias por tu generosidad. Y te pediré algunas rutas......

Enviado desde mi SM-G935F mediante Tapatalk
 
aqcpgt.jpg Respeto, Señor Despista, respeto: me sorprende su conocimiento geográfico de esta parte de Francia en la que vivo y su talento para traducirla y compartirla.
Como dicen en francés:"Chapeau bas Monsieur".
Un abrazo. Marc.
 
Muy buena también esta segunda entrega en la que ya se va entrando en materia alpina. Con tu permiso me gustaría añadir una curiosidad y es que la cifra que pone en la cima del Iseran muestra una altitud de 2770 msnm pero es errónea ya que su altitud oficial es de 2764 m si bien y a pesar de esa merma seguiría estando por delante del Stelvio (2757 m) en cuanto a altitud se refiere (si mis datos son correctos).

Por lo demás muy entretenido también...

.
 
También el caso de la Bonette merece algún comentario que dejamos para más adelante tal y como pones en tu exposición... ;)
 
Ver el archivo adjunto 90081 Respeto, Señor Despista, respeto: me sorprende su conocimiento geográfico de esta parte de Francia en la que vivo y su talento para traducirla y compartirla.
Como dicen en francés:"Chapeau bas Monsieur".
Un abrazo. Marc.
Merci bien Marc. El conocímiento lo he conseguido por el científico método de recorrer una y otra vez esas carreteras que he aprendido a amar

En cualquier caso, si detectas cualquier error o "despiste" mío no dudes en comentarlo.

Esto pretende ser una guía lo mas precisa posble para animar a otros a vivir la experiencia.

Un abrazo
 
También el caso de la Bonette merece algún comentario que dejamos para más adelante tal y como pones en tu exposición... ;)
Me da que con las alturas de los carteles hay algo de sacar pecho y tenerla más grande que el vecino. Me recuerda a aquella película titulada "el inglés que subió una colina y bajó una montaña"

Sobre todo el caso de la Bonette jaja.

Pero dejaremos la intriga para más adelante ...
 
¿Imagino que el no pasar por Col du Parpaillon es porque es pista?
 
Si. Empecé tarde en el mundo de la moto y me da muchísimo respeto salir del asfalto por lo que todo lo que contaré recorre carreteras asfaltadas, que es lo que domino.

Pues para haber empezado tarde... el día que te metas en lo marrón acabas en Dakar.
Y lo digo desde el conocimiento de causa. Al menos las rutas que conocí yo (Entrada Crónicas Alpinas) eran de larga duración, exigentes física y psicológicamente.

Yo también he empezado tarde y seguro que no llego a tu nivel ni de lejos: algún día acabé hecho trizas!
 
Magnifica y útil información que nos estas aportando despista2.
Una duda te va a dejar google maps crear las rutas por los puertos alpinos que en esta época del año están cerrados? yo alguna vez lo he intentado y me crea rutas alternativas.
Un abrazo y muchas gracias por este curre que te estas pegando para disfrute nuestro.
 
Magnifica y útil información que nos estas aportando despista2.
Una duda te va a dejar google maps crear las rutas por los puertos alpinos que en esta época del año están cerrados? yo alguna vez lo he intentado y me crea rutas alternativas.
Un abrazo y muchas gracias por este curre que te estas pegando para disfrute nuestro.
Realmente no uso Google Maps como tal para visualizar las rutas sino la versión My Maps que permite crear mapas personalizados.

Las rutas las creo en BasrCamp y las exporto como ficheros KML. Luego en My Maps importo el fichero KML y edito los waypoints con iconos mas representativos.

Eso es lo que finalmente se visualiza.

Es.cierto que Google Maps no permitiría pintar esas rutas en estas fechas porque entiende que los puertos están cerrados.
 
Realmente no uso Google Maps como tal para visualizar las rutas sino la versión My Maps que permite crear mapas personalizados.

Las rutas las creo en BasrCamp y las exporto como ficheros KML. Luego en My Maps importo el fichero KML y edito los waypoints con iconos mas representativos.

Eso es lo que finalmente se visualiza.

Es.cierto que Google Maps no permitiría pintar esas rutas en estas fechas porque entiende que los puertos están cerrados.
Vale, vale no sabia que en My Maps te deja planear las rutas indistintamente del estado de la carretera.
Gracias por la aclaracion
 
Que grande...muchas gracias por compartirlo, a muchos nos será de gran utilidad
 
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