Etapas 5 a 8 - Los Dolomitas, el sureste de Austria y un pellizco de Eslovenia
Los Dolomitas
Toca hacer un parón. Pero no porque estemos cansados, sino porque hemos llegado a los montes
Dolomitas y eso son palabras mayores.
En el viaje hemos ido siguiendo el arco alpino hacia el este, de destino en destino, para llegar a una zona que, si no es el paraíso motero, no le anda lejos, y que merece algo más que pasar por ella.
Antes de entrar con la ruta, unos apuntes sobre los
Dolomiti, como se denomina a la zona en italiano.
Según la Wikipedia, “es una cadena montañosa de Italia que se extiende a las provincias de Belluno (en la cual queda buena parte), Bolzano, Trento, Udine y Pordenone. El nombre proviene de Deodat de Dolomieu, geólogo francés que descubrió la composición de la roca en 1791.
Los Dolomitas son muy diferentes del resto de los Alpes; su aspecto está caracterizado por amplísimos valles cubiertos de bosques y prados desde los que se alzan, recortándose verticalmente por centenares de metros, los numerosos y aislados macizos montañosos”.
Pero lo que no dice es que, en un rectángulo de apenas 200 km de base y 100 km de altura se encuentra la
mayor concentración de carreteras de montaña que he conocido nunca, con
decenas de puertos que, por si fuera poco, suelen estar bien asfaltados.
Como no hay mejor manera de explicarlo que viéndolo, son todos estos. Se me habrá escapado alguno, pero no será importante. Y he pintado de naranja los más altos o interesantes, que superan, en general, los 1800 metros. Para jartarse.
En la ruta propuesta nos quedaremos al menos un día recorriéndolos, para lo que os he preparado una selección de lo mejor de la zona central, la que se ubica entre
Canazei y
Cortina d’Ampezzo.
Pero, como podéis imaginar, las combinaciones son múltiples y mareantes, por lo que sólo esta zona podría dar para quedarse una semana recorriéndola. En mi primer viaje a la zona alquilé una moto en Milan y me quedé 4 noches, con sus 3 días completos recorriéndola. Y me quedaron puertos que subir.
De todas formas, pasaremos algunos puertos más de la zona norte al salir hacia Austria y alguno más de la zona sur cuando volvamos.
Y algunos apuntes más sobre la zona, que es fronteriza con Suiza, Austria y Eslovenia.
Alrededor de
Bolzano se encuentra la provincia autónoma del
Alto Adige, también conocida como SudTyrol, o
Tirol del Sur. Una zona muy peculiar, que fue parte de Austria hasta la finalización de la primera guerra mundial, en la que pasó a manos italianas.
Por lo tanto, su población en más germánica que italiana, el alemán es cooficial (y diría que mayoritario en el habla común) y su cultura y costumbres están más relacionadas con sus primos del Tirol austríaco que con el resto de Italia.
Eso hace que muchas de las denominaciones de poblaciones y puertos de montaña estén en los 2 idiomas.
Y, para acabar de liar la manta, la zona que rodea el macizo del Sella, especialmente por el norte, que antiguamente quedaba totalmente aislada del mundo durante el invierno, conserva una población que maneja un tercer idioma, exclusivo de la ona, el ladino. Recuerda, en cierta forma, a lo que ocurre en el Valle de Aran.
En cuanto a dónde alojarse, hay mucho, aunque no barato.
Bolzano es una de las puertas a la región dolomítica, pero toda ella es muy turística, por lo que no faltan los alojamientos que, en general, son pequeños hotelitos familiares. Muchos de ellos biker friendly, porque saben que somos buena clientela. Es fácil que te ofrezcan un garaje para guardar la moto, aunque sea particular.
En invierno toda esta zona se convierte en una enorme estación de esquí y, en verano, en lugar de concentración de montañeros. Muchos de los teleféricos y cabinas que utilizan los esquiadores permanecen abiertos en verano, dando acceso a montañeros y paseantes a las montañas.
Esto ocasiona uno de los mayores problemas de la zona, porque suele estar petada, al menos en agosto, que es cuando la he podido visitar. Con el consiguiente jaleo de tráfico, coches y autocaravanas subiendo por los principales puertos a paso de tortuga, etc.
Además, a diferencia de lo que ocurre en Suiza, por ejemplo, en que el verano no es la temporada alta, aquí sí lo es, y se nota en los precios de los alojamientos, que apenas bajan. Y, por ejemplo, es una zona en la que es casi imposible reservar teniendo la opción de cancelar con cierta antelación.
La zona más interesante, el corazón de los Dolomitas, con los mejores accesos a los puertos y montañas, se encuentra alrededor del
macizo del Sella, entre las poblaciones de Canazei, Arabba, Val Gardena y Corvara, así como en la exclusiva estación de esquí de Cortina d’Ampezzo.
Pero también es la zona más cara para alojarse.
Con todos estos ingredientes en la cazuela, vamos a empezar la ruta, que cada uno decida dónde alojarse pero que, por lo que más quiera, no se salte esta jornada.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
05 – Ronda Dolomiti (Bolzano > Bolzano, 340 km y 7h 15m)
Salimos de
Bolzano tempranito (aquí el horario es centroeuropeo, no es extraño que el desayuno de los hoteles empiece a las 7 en los hoteles y, en los alejados de la zona montañosa, incluso a las 6:30) y nos dirigimos hacia
Ponte Nova.
Enseguida se produce el cambio de paisaje, de la llanura de Bolzano a adentrarnos en el bosque y comenzar a subir hacia el corazón de los Dolomitas.
Empezamos la subida al primero de los puertos del día, el
Passo Costalunga / Carezza / Karerpass (1752 m). Recordad que nos adentramos en la zona de los 3 idiomas.
Un puerto rápido, divertido y bien asfaltado, metido en el bosque, desde cuya cima bajaremos hacia
Vigo di Fassa.
Me alojé un año aquí. No es muy grande pero tiene una curiosa costumbre. Hacia las 7 de la tarde cierran los comercios y desaparece todo el mundo. Como suelo llegar tarde a los hoteles, cuando me acerqué al centro me encontré con que estaba desierto y no me quedó otra que irme a cenar, aunque fuera muy temprano para mí.
Para mi sorpresa, al acabar de cenar, hacia las 9, me encontré con que todo el mundo había vuelto a salir a la calle, se tomaba un helado, paseaba, incluso había alguna actuación musical (ojo, era agosto) y, lo que más me sorprendió, los comercios habían vuelto a abrir y así estaban hasta las 10:30, más o menos.
Seguimos hacia
Canazei. Ojo, radares en cada pequeño pueblo que pasamos. Algo habitual en toda Italia, que está plagada de ellos en las travesías de las poblaciones. Son bajos, de color naranja y, aparentemente, tiene cámaras hacia ambos lados de la carretera.
Y también me he encontrado, cada vez que he pasado, mucho tráfico, incluso algún atasco, ya que es cuando todo el mundo se acerca a las montañas. Y si creéis que lo arregláis madrugando, para nada, aquí madrugan más que cualquiera de nosotros.
Desde Canazei se aborda la zona más famosa de los Dolomitas, la que rodea al macizo del Sella. Y a la que, desgraciadamente, la mayoría de no moteros también se acercan. En invierno se puede hacer esquiando, y se le conoce como la
Sella Ronda. En verano, se recorre por carretera.
Hay 4 poblaciones en los vértices de un teórico rectángulo,
Canazei, Arabba, Corvara y Selva di Val Gardena, y cuatro puertos que conectan cada una de ellas, el mítico
Passo Pordoi (2239 m), con su monumento a Coppi en la cima (para los de la LOGSE, uno de los mitos del ciclismo de los años 40-50), el
Passo Sella / Sellajoch / Jeuf de Sela (2224 m), el
Passo Gardena / Grödnerjoch / Ju de Frara (2121 m) y el
Passo Campolongo / Ju de Ćiaulunch (1875 m).
Tras esta ensalada de nombre se esconden cuatro puertos encadenados, acabas uno y ya estás empezando el siguiente. La ronda, en nuestra ruta, comienza y termina a las afueras de Canazei y, por supuesto, se puede hacer en cualquier sentido.
No sabría elegir cuál es el mejor, por lo que recomiendo los 2, jeje.
Tornante tras tornante, paisajes espectaculares, refugyos en las cimas de cada puertos y, como únicas pegas, el tráfico, ya mencionado, y la tendencia de las nubes a agarrarse en las cumbres del macizo del Sella, por lo que las tormentas son muy habituales en la zona y llegan sin avisar, aunque el día sea magnífico.
Terminada la ronda, seguimos desde Canazei hacia otro de los mitos, el
Passo Fedaia (2054 m), también conocido como
La Marmolada, por el otro gran macizo de la zona que tiene encima.
Quizás uno de los lugares más hermosos de los Dolomitas, con las vistas al desde el lago Fedaia, que recorre su cima. Imprescindible también.
Desde el Passo Fedaia bajaremos hacia el este, hasta llegar a
Roca Pietore y comenzar una de las varias subidas posible al
Passo Falzarego (2015 m).
En su cima hay un teleférico que sube hasta el Rifugio Lagazuoi, a 2752 m. SI alguien ha esquiado en la zona, desde ahí sale una de las más hermosas pistas de los Dolomitas.
Desde la cima del passo se puede seguir hacia el noroeste, subiendo aún un poco más, y cruzar el
Passo di Valparola (2192 m), que nos devolvería hacia la zona de Corvara in Badia, pero lo dejamos para otro día y continuamos la ruta bajando el Falzarego por su vertiente este, dirigiéndonos hacia
Cortina d’Ampezzo.
Si alguien quiere alargar la jornada, podríamos cruzar Cortina, una de las estaciones de esquí más exclusivas de los Alpes, y seguir hacia el este, donde encontraríamos 2 lugares muy interesantes. Por ejemplo, tomaríamos la carretera que, desde Cortina, sube hacia el norte, para girar al este, cruzar el
Passo Cimabanche (1525 m) y volver hacia el sur, hasta el
Lago Misurina, uno de los lugares a visitar que mencionaba.
Poco antes de llegar al lago, hay un desvío hacia otro de los mitos dolomíticos, la carretera de subida y bajada que lleva hasta el
Rifugio Auronzo (2350 m), a la sombre de las
Tre Cime di Lavaredo. El refugio es un auténtico santuario del ciclismo y las vistas de las 3 cimas que dan nombre al macizo a no perderse.
En verano, al menos en agosto, la subida es de pago (creo recordar que cerca de 10 euros) pero es realmente espectacular. Además, hay un aparcamiento especialmente reservado para motos junto al refugio.
Y, desde Misurina, se puede volver a Cortina por el
Passo Tre Croci (1809 m).
Lo dicho, el que se anime a alargar la ruta, no se arrepentirá.
En cualquier caso, algo antes (o después, si se ha alargado la ruta) de Cortina, cerca de
Pocol, giraremos hacia el sur y nos enfrentaremos a un nuevo coloso, otro de los imprescindible, el
Passo Giau / Jof de Giau (2236 m).
Las vistas de la cadena montañosa desde su cima son de lo mejor. Y la bajada hacia Santa Lucía / Selva di Cadore, con sus 29 tornanti numeradas, también.
Aviso a navegantes. La primera vez que pasé por ahí, subiendo por la vertiente sur, el navegador me avisó de la presencia de un radar fijo cerca de la cima. Pensé que era un error, pero no, hay ni más ni menos que 2 radares fijos en una carretera de montaña ¡a más de 2000 metros de altura!
Finalizada la bajada, seguimos rumbo sur, para cruzar el
Passo Staulanza (1773 m) y el
Passo Duran (1605 m) que, aunque no a tanta altura como los que llevamos en la mochila, son igualmente divertidos.
Llegaremos a
Agordo, desde donde tomaremos rumbo noroeste, cruzaremos Cencenhige y giraremos hacia el oeste, para cruzar el
Passo Valles (2032 m), el último de los grandes del día, que ya vamos servidos.
Pasamos el
Lago Paneveggio,
Predazzo, y llegamos a
Molina, desde donde giraremos hacia el norte, para volver a Bolzano vía el
Passo Lugano (1097 m) y
Montaña.
Mencionar que, al sur de Molina, queda otro de los imprescindibles de los Dolomitas, el Passo Manghen, pero hablaremos de él en otro momento, porque Molina podría ser el destino de una de nuestras rutas posteriores, cuando volvamos de nuestra excursión por Austria.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
06 – Bolzano > Villach (480 km y 7h 44m)
Más Dolomitas, el Grossglockner, el Millstattersee y la Carintia Austríaca
Si no habéis decidido quedaros otra noche más, para seguir perdidos por las carreteras dolomíticas, que tampoco me extrañaría, seguiremos la ruta, camino de Austria.
Salimos de
Bolzano hacia el noreste y, poco después de
Chiusa, giraremos hacia el este para cruzar dos puertos dolomíticos más, el
Koflejoch / Passo di Eores (1880 m) y el
Würzjoch / Passo delle Erbe (1987 m), bastante cercanos uno a otro. No pongo los nombre en ladino porque sería un trabalenguas.
Son unas carreteras en las que los términos "remoto" y "bucólico" toman pleno significado. Las poblaciones empiezan a ser cada vez más pequeñas, apenas 4 casas, la circulación, que habrá sido muy fuerte hasta Chiusa, desaparece. Y vamos a perdernos durante un buen rato, en una de las zonas más recónditas de los Dolomitas.
Aunque, en sus cimas, veremos que hay más excursionistas que también han querido perderse por esta zona.
Llegaremos hasta
San Martino in Badia, un pequeño pueblo en cuesta, con uno o dos restaurantes, y seguiremos hacia el este, para abordar el tercero de los puertos del día, el
Furkelpass / Passo Furcia (1798 m). Se los juro que se escribe así. No confundir con el famoso Furkapass suizo.
Y, siempre hacia el este, pasaremos
Dobiacco, cruzaremos a Austria por el paso de
Ambach, seguiremos por
Mittewald y subiremos el primero de nuestros puertos austriacos, el
Iselbergpass (1209 m), donde la carretera toma rumbo norte y nos acerca al plato fuerte del día, la carretera de peaje del
Grossglockner.
Estas carreteras de peaje son algo habitual en Austria. Consorcios privados se encargan de la construcción y mantenimiento de las carreteras, que suelen atravesar parajes naturales, normalmente subiendo a montañas o glaciares. Las hay que tiene 2 vertientes, como ésta, y otras de subida y bajada, de las que iré mencionando algunas.
Pero, a cambio del peaje, proporcionan asfalto en buenas condiciones, servicios, algunos de ellos pensados en moteros, como taquillas donde dejar cascos o chaquetas, si se quieren dar paseos, lavabos, etc…
La cabina de peaje, en su vertiente sur, está pasado
Heiligenblut, donde he colocado el waypoint. Y no es barato, precisamente. Unos 35 euros.
Pero, al menos una vez en la vida, hay que recorrerla.
El tramo de peaje tiene unos 33 kilómetros, y termina en
Ferleitern, con su punto más alto situado en el
Hochtor Pass (2506 m) y dos puntos más a no perderse.
En la subida desde Heiligenblut encontraréis una pequeña rotonda en la que, girando hacia el norte, subiréis hasta el parking desde el que se puede admirar el
Glaciar del Kaiser Franz-Josefs (O sea, Paco Pepe). Podéis encontraros cientos de motos ahí (y no exagero), al menos en agosto.
Volvemos por nuestros pasos y seguimos subiendo, hasta el
Hochtor Pass y su pequeño túnel, que cruza al otro lado del macizo. Poco después, se abre a la derecha la corta y empedrada subida a
Edelweissspitze (2571 m), el punto más alto de la zona.
Por todas partes, aunque no sea en los puntos más altos, las vistas son de quitar el hipo, hay miradores y áreas de descanso, restaurantes, bares y bastante ajetreo.
Por cierto, la carretera tiene horario de apertura y cierre, diurno, aunque no recuerdo las horas. Esto, pillarlo en un día sin mucha gente, tiene que ser de escándalo. Aunque no creo que sea posible en verano, y menos si es fin de semana.
Por supuesto, se puede ir y venir entre las dos estaciones de peaje cuantas veces apetezca, y no es raro hacerlo, porque un único recorrido sabe a poco.
Pasado Ferleitern (no veáis cómo me cuesta escribir los nombres austríacos) seguimos hacia el norte, por
Zell am See y su lago, giramos hacia el este en
Saalfelden y subimos dos pequeños puertos,
Filzen Sattel (1291 m) y
Dieten Sattel (1342 m).
En Austria utilizan la terminación Pass para referirse a los puertos de montaña. Pero también encontraréis las terminaciones Joch y Sattel, esta última, normalmente, para pasos menos elevados.
Seguimos hacia el este, pasamos por
Sankt Johan im Pongau y, en los alrededores de Reitdorf, propongo tomar la
autopista A10, que gira hacia el sur, en dirección a la Carintia (o Kartern).
Al igual que en Suiza y en Eslovenia, en Austria hay una
tarifa plana para las autopistas, mediante la adquisición de la correspondiente
vignette. Pero, a diferencia de Suiza, aquí se puede adquirir una con duración limitada. Por ejemplo, por unos 10 euros, si no recuerdo mal, pude utilizar las autopistas durante los días que anduve por Austria, por lo que merece la pena.
Haremos unos 45 km para salir a la altura de
Sankt Michael im Lungau, subir el
Katschberg Sattel (1641 m) y seguir ya por carretera hacia el sur, pasando
Kremsbrúcke y
Lieserbrücke (sigue siendo imposible escribir estos nombres).
En el último tramo recomiendo recorrer la orilla norte de
Millstattersee (see = lago), pasando por
Seeboden, para acabar la jornada en
Villach.
Si queréis evitar la autopista, podéis seguir al este en Sankt Johan im Pongau y, en Radstadt, tomar la B99, que baja hacia el sur y por la que subiremos mañana, y retomar la ruta en Sankt Michael im Lungau.
Al igual que en Bolzano, he puesto Villach como punto de destino, como ciudad en cuyos alrededores se pueden encontrar alojamientos, aunque no he llñegado a entrar en la ciudad.
Cuando estuve en la zona me alojé en
Seeboden, a la orilla de lago Millstatt. Encontré un pequeño hotel familiar, la
Gastëhaus Bärwald cuyo dueño soñaba con recorrer los alpes en moto cuando el negocio estuviera encauzado y que, aunque no era barato (pero el alojamiento en Austria no lo es) estaba ubicado casi a la orilla del lago, se cenaba muy bien e incluía, en el precio, la entrada a las “playas privadas” del lago, que son zonas de pago preparadas para poder bañarte, con servicios, vestuarios, bar, etc…
Y, en contra de lo que se pueda pensar, el agua del lago estaba muy agradable en agosto. Soy de los que, para cuidar la espalda, que ya está fuera de garantía y protesta después de largas jornadas, busca sitios con piscina, sea en el hotel o municipal, o lago, como es el caso de esta zona, para nadar algo y relajar los músculos.
Hay más alojamientos tanto en Seeboden como en las poblaciones a lo largo del
Millstattersee y del que queda más al este de Villach, el
Ossiachersee. Si, como os propongo, os vais a quedar más de una noche para poder abordar el este de Austria al día siguiente, buscad un alojamiento con calma en la zona.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
07 - Ronda Austria (Villach > Villach, 492 km y 7h 50m)
El sur de Austria (Carintia, Salzburgo y Estiria) y un primer bocado a Eslovenia
Austria es la zona de los Alpes que, por su lejanía, menos conozco, más allá de la zona del Grossglockner, que he recorrido varias veces, porque está a tiro de ruta circular, saliendo y llegando al mismo punto de Dolomitas.
Esta ruta circular la he hecho en 2 ocasiones, da para una jornada de unas 8 horas y podría comenzar de forma similar a la ruta del día 6, recorriendo el Kofeljoch, Wurzjoch y Furkelpass, para seguir por la SP44, que cruza a Austria por el Stallersattel / Passo Stalle (2052 m), girar al norte en Hubben, atravesar el Hohe Tauern National Park por la B108, que cruza el macizo por el Felbertauern Tunel (también de peaje), volver hacia el sur por la carretera del Grossglockner, en sentido contrario al de la ruta del día 6, y regresar al punto de partida pasando el Iselbergpass, Ambach, Dobiacco y, por ejemplo, la zona de Cortina d’Ampezzo.
Si alguna vez os animáis a hacer una circular como ésta, tened en cuenta que el
Staller Sattel, en el tramo entre su cima, que es la frontera entre Austria e Italia, y el Lago di Anteselva, en el lado italiano, es de circulación regulada, debido a lo estrecho de la carretera, abriéndose, para cada sentido, solamente 15 minutos de cada hora.
En concreto, sólo se puede entrar en el tramo que va desde Italia hacia Austria entre las X:30 y las X:45, siendo X cada hora. Y únicamente se puede entrar en el tramo de bajada desde la cima del paso hacia Italia entre las X:00 y las X:15. Tenedlo en cuenta porque os podéis comer iuna espera de hasta 45 minutos si os perdéis la ventana horaria por poco. Pero, calculando bien, no se espera mucho y es un sitio curioso de atravesar.
Es una alternativa si os quedáis una noche más en los Dolomitas.
Para paliar la falta de conocimiento que tenía de Austria, el año pasado decidí aumentar mi radio de acción y dedicar más tiempo a Austria.
Ataqué la zona oeste, entre el principado de Liechtenstein e Insbruck, llegando a visitar el
Neuschwanstein Castle, el castillo de cuento de hadas del rey Ludwig II el Loco, situado cerca de Fussen, en el sur de la Baviera alemana.
Y, cuando llegué a Carintia, me quedé a dormir 2 noches en
Seeboden, como ya he comentado, para poder recorrer el sureste de Austria así como entrar, aunque fuera por pocos kilómetros, en Eslovenia.
Esta última es la ruta que os propongo hoy, con salida y llegada en el mismo punto de Carintia.
Saldríamos de
Villach, o de donde nos hayamos alojado finalmente, en dirección norte, buscando el
Afritzer See y
Radenthein, para girar al noreste, en dirección a
Turrach.
Pero, poco después de
Reichenau, nos desviaremos para recorrer otra de las carreteras de peaje austríacas, la
Nockalm Panoramastrasse.
Si habéis madrugado y tenéis la suerte, como la tuve yo, de pasar a primeras horas de la mañana, cuando los turistas apenas han asomado, vais a disfrutar, y mucho.
Sin llegar a la grandiosidad de los paisajes del Grossglockner, porque no es una zona rodeada de cimas tan altas, los bosques del
Parque Nacional Nockberge que atraviesa esta carretera son para quedarse, una vez más, embobados. Y porque llegas a un punto muy elevado que, sin grandes montañas, salvo en el horizonte, te permiten ver toda la zona boscosa que te rodea.
El peaje, en la vertiente sur, se sitúa en
Unterwinkl, en mitad de la nada, y la carretera va subiendo hacia el punto más alto del recorrido, el
Eisentalhohe (2049 m), con algún paso intermedio sin nombre, para terminar bajando por la vertiente norte hasta
Innerkrems, donde se sitúa el otro peaje.
A lo largo de la ruta, de unos 30 kilómetros, hay unos pocos edificios de madera, miradores y puntos de interpretación de la naturaleza donde, en correcto alemán e inglés (todo un detalle) explican aspectos de la flora y fauna de este parque nacional. Y un pequeño refugio, que vende artesanía local y algunos productos típicos en la cima del Eisentalhohe.
Se nota que me gustó mucho. A diferencia de otra carretera de peaje, como la Gerlos Alpine Road, que recorrí en la primera parte de mi viaje y que no me pareció que mereciera la pena.
O puede que fuera la concatenación de ser temprano y tener toda la carretera para mí. Quién sabe. Pero la recomiendo sin dudar
Terminada la Nockalmstrasse, seguiremos rumbo norte, casi en paralelo a la ruta que hicimos el día anterior, al llegar a Carintia, e iremos subiendo por el sur de la región de
Salzburgo, pasando por
Sankt Margarethen y subiendo el
Radstadter Tauern (1738 m), que no parece un puerto de montaña en sí, sino el punto más alto de esta carretera que llega a la población de
Obertauern, supongo que estación de esquí en invierno, porque está en medio de la nada, ahí arriba, con bastantes hoteles a la vista, pero medio desierta en verano.
Finalizaremos el camino al norte en
Radstadt, donde giraremos al este para atravesar el
Mandlingpass, una pequeña tachuela en el camino, y continuar por
Shladming hasta
Stein and der Enns (no podría llamarse Stein a secas, por Dios).
Si quisiéramos alargar la jornada, o tuviéramos ganas de visitar un pueblo con encanto, hay un rodeo de unos 100 km que nos lleva más al norte para visitar
Hallstat, uno de los pueblos declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con su icónica estampa al borde del lago del mismo nombre.
Pero ojo, no está permitida la circulación por su centro histórico durante el día, ni siquiera aunque te alojes en él, por lo que hay que dejar los vehículos en los parkings de las afueras y patear o utilizar las lanzaderas.
Es posible que la mejor vista, no obstante, se tenga desde el otro lado del lago, al que aparentemente se puede acceder desde Obertraun, pero no lo he hecho, por lo que no pongo la mano en el fuego.
El rodeo nos llevaría a seguir hacia el norte, después del Filzen Sattel, para llegar a Niderfritz y Lindenthal, girar al este, atravesar el Pass Gschutt (975 m), Gosau y llegar hasta la orilla del lago. Luego podríamos continuar por Unterkainisch, pasando el Koppen Pass (690 m), bajar hacia el sur hasta Traufentels y retomar la ruta original en Stein.
En
Stein giraremos al sureste, rumbo que mantendremos por mucho tiempo, tanto que llegaremos a cruzar toda Austria y alcanzar Eslovenia.
Esta parte de Austria es bastante diferente a la de los glaciares alpinos como el Grossglockner y las zonas altas de Italia y Suiza de las que venimos.
Son valles amplios, perfectamente cuidados (parecen que acaben de pasar la segadora) y las cadenas de montañas que los rodean no alcanzan tanta altura como más al sur. Pero están alejados de grandes ciudades, que quedan más al norte, y no son tan turísticos, por lo que, especialmente en fines de semana, dan para recorrer la zona con calma y apenas tráfico, disfrutando de unos Alpes diferentes.
Sólo hay dos carreteras por donde atravesar el macizo montañoso de la zona. La que hemos recorrido rumbo noroeste, pasando por Obertauern, y la que seguiremos rumbo sureste, desde Stein, atravesando el puerto más elevado de la zona, el
Solk Pass (1788 m).
Tengo un recuerdo inmejorable de esta carretera perdida, a la que pertenece esta foto que publiqué en su día, y que refleja perféctamente el paisaje de la zona.
Tras el Solk Pass llegaremos a
Murau y segiremos, siempre hacia sur, pasando tres puertos suaves,
Grattinger Sattel (1170 m),
Prekova Sattel (1200 m) y
Gunzenberg Sattel (1021 m), bordearemos
Sankt Veikt an der Glan y llegaremos a
Volkermart, que va a ser el punto situado más al este de nuestro viaje.
A partir de aquí todo el viaje va a ser, como dice la ranchera, "Y volver, volver, volver..."
Comenzamos acercándonos a la frontera con Eslovenia, que cruzaremos en la cima del
Seeberg Sattel (1215 m). Subida corta y muy revirada, en su parte final. Justo antes de ella, sale otra carretera hacia el este, que cruza a Eslovenia pro el
Paulitschsattel / Pavlicpass (1338 m), pero nos desviaría muy hacia el este.
En la cima hay una especie de supermercado, alejado de cualquier sitio habitado, por lo que supongo que es el típico puesto fronterizo (como Behobia en el Pais Vasco) al que se acercan, en este caso los austriacos, a comprar tabaco, bebidas y otros vicios que supongo tienen menos impuestos en Eslovenia.
Tras culminar el Seeber Sattel, comenzamos la bajada pasando por
Jezersko,
Kokra y
Kokrika, por carreteras bastante solitarias, desde donde buscaremos de nuevo el norte, para volver a Austria por el
Ljubelj Tunel.
Unas pinceladas sobre
Eslovenia, porque poco más puedo contar cuando únicamente he recorrido unos pocos kilómetros por ella.
Tened cuidado en la zona sur de esta ruta. Yo me despisté en algún cruce y el navegador (yo no quería, su señoría, fue el quien me obligó) me metió por la autopista A2 al recalcular. Como aquí tampoco hay cabinas de peaje, para cuando me di cuenta ya estaba dentro y, aunque sólo hice unos pocos kilómetros, hasta salir con rumbo norte, iba algo acongojado.
Porque también Eslovenia tiene peajes de tarifa plana, con la vignette de rigor, que no pensaba comprar ya que no tenía previsto utilizarla autopistas en ninguno de los 2 días que iba a rondar por el país.
Y tengo constancia de que, en cualquier área de descanso o gasolineras de la autopista, suele haber policía apostada para cazar a los guiris que no la llevan. A un asturiano que iba enlatado con su familia y con el que coincidí en Suiza le habían crujido con 200 euros por hacer un tramo parecido, ya que cometió el error de parar a repostar y se le acercaron directamente. Por lo tanto, si os equivocáis o no os queda más remedio que coger la autopista, evitad cualquier parada para que el riesgo de crujío de cartera sea menor.
Yo, por suerte, salí de la autopista indemne.
Por otra parte, las carreteras están bastante peor mantenidas que en Austria, pero sin que haya que echarse las manos a la cabeza, salvo tramos concretos. Pero, si recorréis comarcales españolas, tampoco os vais a asustar.
Y los locales conducen “de aquella manera”. Encontrarte a uno adelantando en curva acaba siendo “normal”. O eso, o yo tuve muy mala suerte, porque me llevé dos buenos sustos.a la salida de curvas.
Otra especie animal que pulula por esas carreteras y que hay que vigilar son los holandeses. No os he hablado de ellos todavía, ¿no?
Son esa gente de los países bajitos que, en cuanto llega el verano, se montan en sus coches o autocaravanas e invaden todo aquello que esté a más de 1000 metros sobre el nivel del mar. Será para que la subida de los mares por el cambio climático les pille a resguardo.
No sólo aquí, en cualquier sitio de los Alpes, cuanto más alejado de su país más se ven. Es sorprendente la cantidad de matrículas holandesas que me he cruzado en estos viajes.
Se les distingue fácil porque la matrícula tiene fondo amarillo, en vez de blanco, cosa que sólo comparten con los británicos, pero estos salen poco de la isla en coche, y menos después del Brexit. No circulan a mucha velocidad pero, a diferencia de otra fauna que he conocido (franceses, sobre todo, pero también italianos del norte, suizos y austriacos), no parecen verte llegar ni hacen nada por ayudarte a pasar.
En Eslovenia veía casi tantos holandeses como locales, y muchos más que austriacos o alemanes, que viven al lado. Pero algo parecido pasaba en Dolomitas o en la carretera más escondida de Suiza.
Si lo llega a saber Trillo, en vez de a Perejil manda a los cuatro soldados y al cabo primero a reconquistar los Países Bajos, en agosto,
Retomando la ruta, una vez que hemos vuelto a
Austria, nos dirigimos a nuestro destino bordeando varios de los lagos que hay en el sur de Carintia y, para aligerar la vuelta, recomiendo entrar en la autopista cerca de Sankt Jacok im Rosental, que la zona empieza a estar congestionada de gente y su consiguiente tráfico.
Para terminar, en los alrededores de Villach hay varias de las carreteras alpinas de las de pago, en este caso de subida y bajada.
Por ejemplo, la
Villacher Alpine Road, que comienza en el propio Villach y termina en
Rosstratte, a 1732 metros de altura. A partir de ahí hay un camino, cerrado a la circulación, que bordea toda la cresta.
O la
Goldeck Panoramastrasse, que sale de Rudersdorf, cerca de la parte baja del Millstattersee, y sube hasta un parking situado a 1895 metros, desde donde se puede continuar a pie hasta la cima del Goldeck.
Por si os ha sobrado tiempo. Y pasta para los peajes.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
08 – Villach > Molina (450 km y 9 h)
...
Los Alpes Julianos, Vršič Pass, el Monte Zoncolan y el Passo Manghen.
La etapa ha quedado larga, casi al límite de lo posible, aunque creo que BaseCamp exagera, como es habitual, y se podrá hacer en menos tiempo. Pero entenderéis al final el porqué de su longitud.
Saldremos de
Villach, con rumbo sur, para darle otro pequeño mordisco a
Eslovenia. Pero qué mordisco, por Dios.
Nada más salir comenzamos a ver los carteles que señalan a Eslovenia, en la que entraremos por el
Wurzenpass (1073 m), un pequeño puerto muy tendido, para bajar hacia
Podkoren, girar hacia
Kranjska Gora y encontrarnos con las primeras estribaciones de los
Alpes Julianos, bautizados así honor a Julio Cesar, y que abarcan el noroeste de Eslovenia y algo del noreste de Italia, una vez que acaban los Dolomitas.
A estas alturas de mis viajes por los Alpes, tras recorrer muchos parajes de Francia, Italia, Suiza y Austria, creía que lo había visto todo y que nada me sorprendería. Pero, como alguien apuntó en este hilo, los Alpes nunca dejan de hacerlo.
Cuando llegué a
Kransjka Gora y me encontré con las agujas de piedra que se elevan a las alturas y que forman la cadena montañosa que se extiende hacia el sur, por la que la carretera se adentra en el
Triglav National Park, me quedé noqueado.
Era temprano, el día estaba soleado pero con brumas bajas, que dejaban ver y escondían, a la vez. No sé si la sorpresa la acrecentó el que no tenía ninguna expectativa especial, a diferencia de lo que me ocurrió al llegar por primera vez a lugares míticos, como el Stelvio, el Grossglockner o el Galibier, que no es que defrauden, pero sobre los que te has creado muchas (a veces demasiadas) expectativas.
En cualquier caso, la vista es de las de quitar el aliento. Pocas veces me ha ocurrido que, ante un paisaje, no tengo ni ganas de sacar una foto porque sé que no voy a ser capaz de captar lo que veo. Esta es una de ellas. Mejor volver y recrearlo.
Una vez atravesada Kranjska Gora comienza la carretera que serpentea hasta la cima del
Vršič Pass (1611 m). Un puerto muy peculiar, y no sólo porque me declaro incompetente para pronunciar su nombre, con 50 “tornanti”, numeradas consecutivamente, 24 en la subida desde el norte y 26 más en la bajada hacia el sur.
Con la particularidad de que, en la vertiente norte, los tramos que conectan las curvas están asfaltados pero las curvas de herradura están adoquinadas.
Y no adoquines como los de la Via Tremola del San Gotardo, que están bien encajados y pulidos, sino de los que, cuando los atraviesas en moto, por muy soft que hayas puesto la suspensión, te bailan los empastes y te masajean la espina dorsal, al mismo tiempo.
Y la subida se complicaba porque estaba en obras y, en bastantes tramos, simplemente habían arrancado el asfalto, dejado a la vista el manto de tierra y piedras, con hermosos surcos y socavones.
Menos mal que no estaba mojado, porque la subida hubiera sido épica. Recuerdo que no disfruté mucho, porque, entre los tramos de tierra surcada y el paso a adoquines, y vuelta a empezar, creo que fui tan agarrotado que tuve que parar varias veces porque se me dormían las manos.
En cualquier caso, acabé llegando a la cima, desde la que se abre la vista al corazón del
Triglav National Park, que rodea al monte del mismo nombre, el más alto de la cadena de los Alpes Julianos, y por cuyos bosques recorreremos los siguientes kilómetros hasta volver a Austria.
Me encontré la cima lleva de gente vestida de rollito Decathlon, autobuses enteros que llegaban, descargaban y se iban. Más tarde he leído que desde la cima del Vršič Pass comienzan algunas de las sendas de montaña más famosas de Eslovenia, asequibles a todo tipo de edades.
Seguimos la ruta bajando por las 26 tornanti que nos llevan hacia
Trenta, donde finaliza el puerto como tal y la carretera comienza a recorrer el valle, y se hace raro ver cómo va incrementándose el número que identifica a la cuva, hasta llegar a la 50.
Los paisajes siguen siendo magníficos, estrechos valles rodeados de paredes llenas de vegetación, en una zona en la que apenas se ven rastros de civilización, quitando el asfalto de la carretera (que no está mal, por cierto).
De cuando en cuando aparecen zonas al lado de un río donde refrescarse (hace mucho calor, he pillado una ola sahariana en gran parte del viaje) o hacer picnic.
Desde Trenta la carretera se va deslizando hacia el suroeste para, cerca de
Bovec, volver hacia el norte y cruzar, en este caso a Italia, por el
Passo di Predil (1156 m).
Una bajada corta hasta el lago del mismo nombre y nos dirigimos a buen ritmo hacia
Sella Nevea (1187) una pequeña estación de esquí, desde donde seguimos camino hasta
Chiusaforte, donde nos encontramos con la autopista que viene desde Villach y acaba en el mar Adriático.
Seguiremos hacia el oeste, en paralelo a la autopista, hasta llegar a
Tolmezzo.
Aquí podríamos seguir ruta, pero he preparado un pequeño desvío que nos lleva hacia el norte, hasta
Priola, donde comienza la subida a uno de los monumentos italianos al ciclismo, la pared del
Monte Zoncolan (1750 m), que conecta Priola, en el este, con Ovaro, en el oeste.
Aunque nosotros la vamos a hacer en sentido de bajada, la subida desde
Ovaro, por su dureza, suele ser comparada con el Angliru. En cada curva del trayecto está la foto de alguno de los ganadores en la cima. Y, si sois aficionados al ciclismo, no echaréis en falta a nadir, creedme.
Desde Ovaro bajaremos hasta
Enemonzo, para retomar el rumbo oeste y, poco después de
Ampezzo, dejar la SS52 para tomar la estrecha y muy interesante Strada del Monte Pura, que sube hasta el
Passo Pura (1428 m), en la que creeremos que nos hemos perdido del mundo civilizado.
Le sigue una bajadita hasta el
Lago di Sauris para comenzar una lenta ascensión, pasando por
Sauris di Soto (o sea, de abajo) y
Sauris di Sopra (o sea, de arriba) y terminar culminando en la
Sella di Razzo (1760 m), desde donde se desciende hasta
Lozzo di Cadore.
Toda la zona de Sauris es magnífica en cuanto a paisajes y naturaleza, además de ser famosa por su artesanía.
La siguiente parte de la ruta va a ser un placentero descenso hacia el suroeste, unos 150 kilómetros en los que encadenaremos 5 de los puertos dolomíticos del sur.
Empezando por la
Forcella Cibiana (1530 m), que nos lleva hasta
Forno di Zoldo, y siguiendo por el
Passo Duran (1605 m), que ya pasamos en la primera ruta dolomítica y conecta con
Agordo, La
Forcella Aurine (1299 m) y el
Passo Cereda (1361 m), que nos llevan a
Fiera di Primero, y el
Passo Brocon (1616 m), que termina en
Castelnuovo.
La ruta podría haberse acortado no bajando tanto hacia el sur, pero en Castelnouvo comienza una de los mejores puertos de los Dolomitas, y que yo me atrevería a incluir entre los 10 que más me han gustado en los Alpes, el
Passo Manghen (2042 m), que nos llevará hasta
Molina, nuestro destino.
A pesar de haber estado previamente en los Dolomitas, no lo incluí en mis primeras visitas, al estar situado tan al sur, hasta que lo descubrí en la crónica de otro viajero, que hablaba maravillas de él.
No sé si es por la carretera estrecha y solitaria y las tornanti de su vertiente sur, por el bosque sombrío que atraviesa su vertiente norte, la ausencia de tráfico, al estar lejos de las rutas turísticas, el refugio escondido poco antes de la cima, según se sube desde el norte, …
Sea por lo que sea, este puerto tiene algo especial para subirlo en moto.
Aunque esta no sea la única forma de abordarlo. También es posible hacerlo en una ruta circular con base en los Dolomitas (si, otra más, pero ya os advertí que esta zona da para quedarse toda la vida).
Esa ruta podría incluir otro de los puntos de la zona, el
Monte Grappa (1775 m), con su eterna subida de más de 30 kilómetros, pero que queda mucho más al sur, a la altura de
Bassano del Grapa, asi como recorrer el
Altopiano de Asiago, una curiosa meseta en las alturas, al noroeste de Bassano, y los puertos del suroeste, como el
Passo Coe, el
Passo Somo o el
Passo Vezzena, camino del
Lago di Caldonazzo, incluyendo la mítica carretera militar del
Monte Rovere (o Kaiserjagerstrasse). Pero eso os lo contaré otro día.
Sea como sea, no dejéis de subir el Passo Manghen.