Esta es una crónica con un poco de retraso, pero como estamos en plena primavera y ya estamos todos planificando, acaso a alguien os sirva.
Esto es la crónica de un viaje que se preparó por sorpresa, a inicios de agosto 2.018. No había vacaciones de verano...y de pronto si que las hubo. ¿Y ahora dónde vamos? No nos gustan los lugares saturados, y en pleno agosto es una locura.
Alguien me había hablado de Albania, y había leído algo en este mismo foro. Así que fue ponerse a ello, investigar todo lo que pillé en Internet, y más que suficiente hay en páginas francesas (idioma que me es accesible), así que en una semana el programa estaba preparado: salir rumbo Barcelona, barco a Civittavechia, cruzar el ancho de Italia a Bari, nuevo barco, y Albania por delante para los siguientes 15 días. Conclusión, una pasada.
Uno lee por ahí cosas que después de visitar el país, te das cuenta que solo son viejas leyendas negras, eso que ahora se llaman"fake news". Albania hace ya muchos años que dejó un triste pais comunista gobernado y aislado por una pareja de zumbados; también muchos desde que caído el comunismo fue una especie de cloaca manejada por traficantes, mafias, trileros y no se que más desgracias. Hoy, si se quiere añadir otra Fake News, podría decirse que les va a pesar demasiado seguramente la pasta gansa que está financiando la transformación del país, procedente y como no, de Alemania principalmente.
Y aunque ves aún pobreza, sobre todo en extraradios urbanos, también ves que el centro de las ciudades está renovado, y que hasta en los pueblos más perdidos las casas son nuevas o están arregladas, y que prácticamente no queda ni una tartana "made in soviets" por las carreteras. ¿Quien vende más coches? Mercedes en proporción de 7 u 8 por cada 10. ¿Y motos grandes? Pocas, o perdón, bastantes y sobre todo Multiestradas de moteros italianos. Son tu mayor precaución en ruta...
Vamos allá. Primera parte de la crónica: Albania Parte I
El barco desde Bari (Italia) llega a Durrës (Durazzo en italiano) al atardecer y habíamos reservado un hotel como a una hora del puerto, ello significa que era de noche cuando aparcamos delante. Hotel casi a estrenar, 4*,diseño moderno y cama super cómoda: 32€ con desayuno incluido para 2 personas. Por la hora, ni buscamos donde cenar, allí mismo y con un buen vino local al que incluso nos invitó el propietario. Mejor llegada imposible.
Por la mañana, descansados y optimistas, carretera y manta rumbo Norte, por dónde pretendíamos comenzar el viaje. Al principio autovía bien asfaltada que duró poco, primer pueblo y tráfico colapsado, seguramente para ir haciéndonos a la idea de lo que es el país, al menos en las zonas más urbanas. Eso sí, donde fueres haz lo que vieres, y en este caso el ejemplo a seguir son los italianos con sus Multiestrada: ponerte a su rebufo y dejarte llevar, y ni mirar lo que vas haciendo, si ellos caben tú también.
Shkodër
Ciudad de origen illirio cerca del mar y bañada por el lago del mismo nombre, es la frontera natural del país con su vecino del norte Montenegro (y siguiente Croacia). Su historia se vincula con todo lo que ha ocurrido en el Mediterráneo desde griegos y romanos hasta la actualidad, y de todo ese pasado siguen quedando huellas en la ciudad. Vale la pena dedicar al menos unas horas a pasear por sus calles y plazas, siempre viendo de fondo y en lo alto de una colina la muralla imponente del castillo de Rozafa, que a su vez ofrece vistas espectaculares desde arriba.
La parte nueva está bastante bien cuidada, mientras que en la parte antigua resulta muy interesante y didáctico el Museo Histórico, para entender lo que fue y es Albania; este Museo se encuentre entre callejuelas cercanas al campo de fútbol, y un paseo por los alrededores permite ver el mercado al aire libre, y tomarse una cerveza en las terrazas emparradas junto a la Plaza de la Democracia, o por los alrededores de la Mezquita, o un poco más dirección sur, por el Ayuntamiento (Bashkia).
Finalmente, abandonando la ciudad hacia el norte, a buscar la ruta SH1, atravesarás extraradios de la época comunista, que aún hoy día solo pueden calificarse de vergonzosas chabolas verticales, bloques de ladrillo visto tanto más sorprendentes cuanto cada familia ha ido adaptando su propiedad con formas y materiales sorprendentes. Algo que se repite en situaciones parecidas por las principales ciudades del país. Como el tráfico urbano que parece en permanente colapso.
Valle del Theth.
Desde Shkodër, rumbo norte por la SH1, se hace corto llegar a la altura de Koplik, donde al paisaje ya va cambiando y giras a la derecha por la SH21 para enfilar directamente hacia las potentes montañas que ves perfectamente al fondo.
La carretera va perdiendo anchura, los pueblos cada vez más pequeños y las montañas crecen desafiantes.
En campo deshabitado una cárcel se ve muy nueva a la derecha, la carretera empeora a partir de ese punto y apenas si tiene ancho suficiente para un camión mediano: comienzas a subir suave saboreando el paisaje verde, vacas, caballos y patos en los arroyos.
Llegados a Bogë mejora de nuevo el asfalto, y el paisaje es de alta montaña. Impresionan las cortadas y pronto comienzan las curvas cada vez más reviradas y los picachos de roca desnuda.
Arriba, pasas un cementerio perdido, y llegas a una explanada de aparcamiento donde acaba el asfalto, en el monumento a un biólogo húngaro que tiene razón de ser: él puso en el mapa
lo que tienes de frente, el circo de picos graníticos y abajo el Valle del Theth. Todo en una escala visual que te lleva a Suiza o Austria. Lo mejor que se puede hacer es parar, darse un paseo y quedarse extasiado ante lo que tienes delante, sobre todo si el día acompaña como nos tocó: sol, cielo azul y contrastes en verde.
Simplemente, allí descubrimos de verdad de que va Albania, sus paisajes potentes, agrestes y perdidos, y no solo en el norte, si no por todo el país.
Allí se entiende de un vistazo por qué su historia ha sido difícil, y socialmente complicada para formarse como país. Aún en los tiempos que vivimos, moverse es complicado, y cuando la nieve cubre valles y montañas, el aislamiento está garantizado. Y entender eso viniendo de dónde venimos, no nos resulta tan extraño…
Hay un bar un poco más adelante, en una especie de terraza elevada a la izquierda de la carretera con alquiler de cabañas, a donde llegas por pista en buen estado, pero por donde ya notas que la 1600 va diciendo que ese no es su medio natural, menos aún con pasajera y maletas cargadas. Así que la decisión sensata fue dejar la aventura exploratoria para la mañana siguiente con la moto descargada, y volvimos hacia Bogë donde habíamos reservado habitación en el Boga Alpine Resort, un hotel que había elegido por algunos comentarios y su situación estratégica para adentrase al día siguiente en el Valle. El hotel tiene una imagen alpina, y unas vistas preciosas, con alojamiento limitado en el edificio principal y cabañas sugerentes de madera rodeadas de prado verde. Bonito, dudoso en cuanto a confort o poder ducharte a gusto, wifi lamentable y servicio de restaurante perfectamente prescindible. Eso sí, barato, unos cuantos moteros como clientes, fuego nocturno a la luz de la luna y cerveza a discreción en el bar.
Cuentan, y debe ser así, que la historia habitada del valle comenzó con 6 hermanos que se refugiaron allí hace 400 años huyendo de la invasión otomana. Fueron llegando algunas personas más, suficientes para establecer una mínima población aislada que ha llegado hasta este siglo: no llegaban a 20 familias las residentes en todo el valle a finales del s.XX. Y el número de turistas en cambio, se aproximan ya los 10.000 por temporada, con hoteles en aumento por la zona central del valle, y con precios que aquí si que no son demasiado baratos, aunque también alquilan habitaciones en casas locales.
A pesar de esa invasión en aumento, los accesos al valle siguen siendo peor que precarios (y acaso mejor sigan así). Lo que al principio es una pista decente, según vamos bajando se transforma en un camino solo apto para trialeras y 4x4. Mi experiencia de la mañana temprana, fue salir en solitario hasta dónde ya me pareció una exageración para la 1600, y eso que me sorprendieron muy bien los neumáticos Scorpion, pero ya pareció un riesgo tonto intentar avanzar cuando aparecieron las piedras planas y los surcos entre ellas, con agua y barro. La solución práctica fue nuevamente retornar al hotel y utilizar el servicio de 4x4 que ofrecen para llegar al valle. Con el Land Cruiser estábamos de vuelta al valle sobre las 11h, y disfrutamos de un día con muy poca gente, soleado, y de protagonista el cielo azul y el único sonido de las corrientes de agua y pequeñas cascadas. Dos parejas en el vehículo con chofer para todo el día, por 80€.
Cuanto añoré a la GS800 que se quedó en casa esta vez. Será para otra vez. La comida en el valle fue lugareña, a base de un embutido local, ensalada y cabrito asado abierto girando sobre el fuego con un motorcito acoplado, ingenioso y efectivo por el resultado. La tarde aún nos dío para subir entre pinares hasta el primer collado dirección hacia el sector Sur de estos valles; como 8 a 10 horas puede llevar caminando hasta Valbone. Para gente atrevida, que no fue nuestro caso.
Lo que hicimos al día siguiente fue dar la vuelta y en otra preciosa excursión de moto y barco llegar a ese pueblo.
Valbone.
La noche previa fue un poco desastre. A poco de llegar al comenzó a llover suave, que al rato se convirtió en fuerte tormenta que dejó al hotel sin electricidad toda la noche. La GoPro no se pudo cargar, y para colmo al día siguiente no sé que carajo hice pero me cargué prácticamente todas las fotos que había hecho de la ruta a Valbone. Así que puedo contarlo con el respaldo de alguna foto suelta.
Desde el Theth, por carretera, has de volver hasta Shkodër para tomar la SH5, y la SH 25 hasta Fierzë. Una ruta lenta y que puede ser divertida por revirada, pero elegimos una alternativa más llamativa. A poco de tomar la SH5, te desvías a la izquierda por una carreterita estrecha y sin duda más apropiada para una GS o similar, por ser un asfalto muy estropeado o desaparecido a tramos, pero donde se portó estupendamente la 1600 con su calzado “mixto”. Después de estar en Theth no es que te diga demasiado ese recorrido, hasta llegar a Koman, donde tomas el barco. Madrugando, puedes llegar justo para embarcar a las 9:00h moto incluida (o coche), siendo recomendable comprar antes los pasajes, por cierto baratos (30€ /recorrido, para 2 personas+moto) https://komanilakeferry.com/en/
La experiencia del barco es muy recomendable, con duración de unas 3h dependiendo de paradas intermedias, y seguir por carretera hasta Valbone donde pasar la noche para retornar al día siguiente a las 13h en el barco, que es lo que hicimos. En Valbone se alquilan habitaciones y la experiencia es incluso más pintoresca y singular que en el lado norte del Theth, y llegas al pueblo con asfalto. A partir de él se puede seguir un tramo de pista…o tienes caminos y senderos para perderte horas caminando entre paisajes alpinos.
La travesía del barco, por si no ha quedado claro, va de Koman a Fierzë,y al revés la vuelta. También hay carretera, larga y muy revirada, que no lo hicimos pero tengo entendido que en nada buen estado, al menos a tramos.
Por último, y aparte de lo que vereis en el video, paisajes impresionantes, para información más amplia os remito a mi blog: https://javiermunozblog.wordpress.com/2019/02/04/albania-un-pais-por-descubrir-en-moto/
Este es el montaje de video que hicimos, con inicio en el barco de llegada a Albania.
Esto es la crónica de un viaje que se preparó por sorpresa, a inicios de agosto 2.018. No había vacaciones de verano...y de pronto si que las hubo. ¿Y ahora dónde vamos? No nos gustan los lugares saturados, y en pleno agosto es una locura.
Alguien me había hablado de Albania, y había leído algo en este mismo foro. Así que fue ponerse a ello, investigar todo lo que pillé en Internet, y más que suficiente hay en páginas francesas (idioma que me es accesible), así que en una semana el programa estaba preparado: salir rumbo Barcelona, barco a Civittavechia, cruzar el ancho de Italia a Bari, nuevo barco, y Albania por delante para los siguientes 15 días. Conclusión, una pasada.
Uno lee por ahí cosas que después de visitar el país, te das cuenta que solo son viejas leyendas negras, eso que ahora se llaman"fake news". Albania hace ya muchos años que dejó un triste pais comunista gobernado y aislado por una pareja de zumbados; también muchos desde que caído el comunismo fue una especie de cloaca manejada por traficantes, mafias, trileros y no se que más desgracias. Hoy, si se quiere añadir otra Fake News, podría decirse que les va a pesar demasiado seguramente la pasta gansa que está financiando la transformación del país, procedente y como no, de Alemania principalmente.
Y aunque ves aún pobreza, sobre todo en extraradios urbanos, también ves que el centro de las ciudades está renovado, y que hasta en los pueblos más perdidos las casas son nuevas o están arregladas, y que prácticamente no queda ni una tartana "made in soviets" por las carreteras. ¿Quien vende más coches? Mercedes en proporción de 7 u 8 por cada 10. ¿Y motos grandes? Pocas, o perdón, bastantes y sobre todo Multiestradas de moteros italianos. Son tu mayor precaución en ruta...
Vamos allá. Primera parte de la crónica: Albania Parte I
El barco desde Bari (Italia) llega a Durrës (Durazzo en italiano) al atardecer y habíamos reservado un hotel como a una hora del puerto, ello significa que era de noche cuando aparcamos delante. Hotel casi a estrenar, 4*,diseño moderno y cama super cómoda: 32€ con desayuno incluido para 2 personas. Por la hora, ni buscamos donde cenar, allí mismo y con un buen vino local al que incluso nos invitó el propietario. Mejor llegada imposible.
Por la mañana, descansados y optimistas, carretera y manta rumbo Norte, por dónde pretendíamos comenzar el viaje. Al principio autovía bien asfaltada que duró poco, primer pueblo y tráfico colapsado, seguramente para ir haciéndonos a la idea de lo que es el país, al menos en las zonas más urbanas. Eso sí, donde fueres haz lo que vieres, y en este caso el ejemplo a seguir son los italianos con sus Multiestrada: ponerte a su rebufo y dejarte llevar, y ni mirar lo que vas haciendo, si ellos caben tú también.
Shkodër
Ciudad de origen illirio cerca del mar y bañada por el lago del mismo nombre, es la frontera natural del país con su vecino del norte Montenegro (y siguiente Croacia). Su historia se vincula con todo lo que ha ocurrido en el Mediterráneo desde griegos y romanos hasta la actualidad, y de todo ese pasado siguen quedando huellas en la ciudad. Vale la pena dedicar al menos unas horas a pasear por sus calles y plazas, siempre viendo de fondo y en lo alto de una colina la muralla imponente del castillo de Rozafa, que a su vez ofrece vistas espectaculares desde arriba.
La parte nueva está bastante bien cuidada, mientras que en la parte antigua resulta muy interesante y didáctico el Museo Histórico, para entender lo que fue y es Albania; este Museo se encuentre entre callejuelas cercanas al campo de fútbol, y un paseo por los alrededores permite ver el mercado al aire libre, y tomarse una cerveza en las terrazas emparradas junto a la Plaza de la Democracia, o por los alrededores de la Mezquita, o un poco más dirección sur, por el Ayuntamiento (Bashkia).
Finalmente, abandonando la ciudad hacia el norte, a buscar la ruta SH1, atravesarás extraradios de la época comunista, que aún hoy día solo pueden calificarse de vergonzosas chabolas verticales, bloques de ladrillo visto tanto más sorprendentes cuanto cada familia ha ido adaptando su propiedad con formas y materiales sorprendentes. Algo que se repite en situaciones parecidas por las principales ciudades del país. Como el tráfico urbano que parece en permanente colapso.
Valle del Theth.
Desde Shkodër, rumbo norte por la SH1, se hace corto llegar a la altura de Koplik, donde al paisaje ya va cambiando y giras a la derecha por la SH21 para enfilar directamente hacia las potentes montañas que ves perfectamente al fondo.
La carretera va perdiendo anchura, los pueblos cada vez más pequeños y las montañas crecen desafiantes.
En campo deshabitado una cárcel se ve muy nueva a la derecha, la carretera empeora a partir de ese punto y apenas si tiene ancho suficiente para un camión mediano: comienzas a subir suave saboreando el paisaje verde, vacas, caballos y patos en los arroyos.
Llegados a Bogë mejora de nuevo el asfalto, y el paisaje es de alta montaña. Impresionan las cortadas y pronto comienzan las curvas cada vez más reviradas y los picachos de roca desnuda.
Arriba, pasas un cementerio perdido, y llegas a una explanada de aparcamiento donde acaba el asfalto, en el monumento a un biólogo húngaro que tiene razón de ser: él puso en el mapa
lo que tienes de frente, el circo de picos graníticos y abajo el Valle del Theth. Todo en una escala visual que te lleva a Suiza o Austria. Lo mejor que se puede hacer es parar, darse un paseo y quedarse extasiado ante lo que tienes delante, sobre todo si el día acompaña como nos tocó: sol, cielo azul y contrastes en verde.
Simplemente, allí descubrimos de verdad de que va Albania, sus paisajes potentes, agrestes y perdidos, y no solo en el norte, si no por todo el país.
Allí se entiende de un vistazo por qué su historia ha sido difícil, y socialmente complicada para formarse como país. Aún en los tiempos que vivimos, moverse es complicado, y cuando la nieve cubre valles y montañas, el aislamiento está garantizado. Y entender eso viniendo de dónde venimos, no nos resulta tan extraño…
Hay un bar un poco más adelante, en una especie de terraza elevada a la izquierda de la carretera con alquiler de cabañas, a donde llegas por pista en buen estado, pero por donde ya notas que la 1600 va diciendo que ese no es su medio natural, menos aún con pasajera y maletas cargadas. Así que la decisión sensata fue dejar la aventura exploratoria para la mañana siguiente con la moto descargada, y volvimos hacia Bogë donde habíamos reservado habitación en el Boga Alpine Resort, un hotel que había elegido por algunos comentarios y su situación estratégica para adentrase al día siguiente en el Valle. El hotel tiene una imagen alpina, y unas vistas preciosas, con alojamiento limitado en el edificio principal y cabañas sugerentes de madera rodeadas de prado verde. Bonito, dudoso en cuanto a confort o poder ducharte a gusto, wifi lamentable y servicio de restaurante perfectamente prescindible. Eso sí, barato, unos cuantos moteros como clientes, fuego nocturno a la luz de la luna y cerveza a discreción en el bar.
Cuentan, y debe ser así, que la historia habitada del valle comenzó con 6 hermanos que se refugiaron allí hace 400 años huyendo de la invasión otomana. Fueron llegando algunas personas más, suficientes para establecer una mínima población aislada que ha llegado hasta este siglo: no llegaban a 20 familias las residentes en todo el valle a finales del s.XX. Y el número de turistas en cambio, se aproximan ya los 10.000 por temporada, con hoteles en aumento por la zona central del valle, y con precios que aquí si que no son demasiado baratos, aunque también alquilan habitaciones en casas locales.
A pesar de esa invasión en aumento, los accesos al valle siguen siendo peor que precarios (y acaso mejor sigan así). Lo que al principio es una pista decente, según vamos bajando se transforma en un camino solo apto para trialeras y 4x4. Mi experiencia de la mañana temprana, fue salir en solitario hasta dónde ya me pareció una exageración para la 1600, y eso que me sorprendieron muy bien los neumáticos Scorpion, pero ya pareció un riesgo tonto intentar avanzar cuando aparecieron las piedras planas y los surcos entre ellas, con agua y barro. La solución práctica fue nuevamente retornar al hotel y utilizar el servicio de 4x4 que ofrecen para llegar al valle. Con el Land Cruiser estábamos de vuelta al valle sobre las 11h, y disfrutamos de un día con muy poca gente, soleado, y de protagonista el cielo azul y el único sonido de las corrientes de agua y pequeñas cascadas. Dos parejas en el vehículo con chofer para todo el día, por 80€.
Cuanto añoré a la GS800 que se quedó en casa esta vez. Será para otra vez. La comida en el valle fue lugareña, a base de un embutido local, ensalada y cabrito asado abierto girando sobre el fuego con un motorcito acoplado, ingenioso y efectivo por el resultado. La tarde aún nos dío para subir entre pinares hasta el primer collado dirección hacia el sector Sur de estos valles; como 8 a 10 horas puede llevar caminando hasta Valbone. Para gente atrevida, que no fue nuestro caso.
Lo que hicimos al día siguiente fue dar la vuelta y en otra preciosa excursión de moto y barco llegar a ese pueblo.
Valbone.
La noche previa fue un poco desastre. A poco de llegar al comenzó a llover suave, que al rato se convirtió en fuerte tormenta que dejó al hotel sin electricidad toda la noche. La GoPro no se pudo cargar, y para colmo al día siguiente no sé que carajo hice pero me cargué prácticamente todas las fotos que había hecho de la ruta a Valbone. Así que puedo contarlo con el respaldo de alguna foto suelta.
Desde el Theth, por carretera, has de volver hasta Shkodër para tomar la SH5, y la SH 25 hasta Fierzë. Una ruta lenta y que puede ser divertida por revirada, pero elegimos una alternativa más llamativa. A poco de tomar la SH5, te desvías a la izquierda por una carreterita estrecha y sin duda más apropiada para una GS o similar, por ser un asfalto muy estropeado o desaparecido a tramos, pero donde se portó estupendamente la 1600 con su calzado “mixto”. Después de estar en Theth no es que te diga demasiado ese recorrido, hasta llegar a Koman, donde tomas el barco. Madrugando, puedes llegar justo para embarcar a las 9:00h moto incluida (o coche), siendo recomendable comprar antes los pasajes, por cierto baratos (30€ /recorrido, para 2 personas+moto) https://komanilakeferry.com/en/
La experiencia del barco es muy recomendable, con duración de unas 3h dependiendo de paradas intermedias, y seguir por carretera hasta Valbone donde pasar la noche para retornar al día siguiente a las 13h en el barco, que es lo que hicimos. En Valbone se alquilan habitaciones y la experiencia es incluso más pintoresca y singular que en el lado norte del Theth, y llegas al pueblo con asfalto. A partir de él se puede seguir un tramo de pista…o tienes caminos y senderos para perderte horas caminando entre paisajes alpinos.
La travesía del barco, por si no ha quedado claro, va de Koman a Fierzë,y al revés la vuelta. También hay carretera, larga y muy revirada, que no lo hicimos pero tengo entendido que en nada buen estado, al menos a tramos.
Por último, y aparte de lo que vereis en el video, paisajes impresionantes, para información más amplia os remito a mi blog: https://javiermunozblog.wordpress.com/2019/02/04/albania-un-pais-por-descubrir-en-moto/
Este es el montaje de video que hicimos, con inicio en el barco de llegada a Albania.
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