INTRODUCCIÓN
Cabo Norte es un promontorio en una isla costera de la Laponia noruega frente a la unión de los Océanos Atlántico y Glacial Ártico, si bien su relevancia aumenta de forma considerable una vez alcanzado este punto, pues bordeando el litoral a partir de él en el sentido contrario a las agujas del reloj será el inicio de un recorrido espectacular bajando por la sinuosa y recortada costa salvando fiordos y otros accidentes geográficos en un entorno natural con paisajes de una belleza inigualable.
Viajar a Cabo Norte además es hacerlo a un lugar remoto ya que es el punto más septentrional al que se puede llegar por carretera sin salir de Europa (lo que exige planificación y cálculos por posible servicio de mantenimiento y/o cambio de ruedas in itinere), comporta dureza (por las posibles condiciones meteorológicas adversas de viento, lluvia o frío) y también es un viaje caro (por el alto nivel de vida en Escandinavia, singularmente en Noruega), pero desde luego es un viaje que tira con fuerza al viajero, sobre todo por los ya comentados escenarios naturales a los que hay que añadir las serpenteantes carreteras con poco tráfico y buen asfalto así como prudencia y cordialidad por parte del resto de conductores.
Ruta: en un viaje que hice hace ya años visité Copenhague y el sur de la Península Escandinava -fundamentalmente Oslo y Estocolmo- así como Helsinki y las Repúblicas Bálticas en otro, por lo que el fin de éste se centra en el norte y oeste de Noruega, aprovechando como siempre para visitar de camino alguna localidad interesante que se haya quedado en el tintero en anteriores periplos. El itinerario previsto (de unos 11.000 km) es el que sigue de manera aproximada:
Ruta de ida:
Ruta de vuelta:
Documentación: a todos los países implicados se puede ir con el DNI, pero en la situación pandémica que padecemos en 2021 por coronavirus a escala global sólo se puede viajar por turismo bajo ciertas condiciones, siendo la más importante y definitiva haber sido vacunado (con la pauta completa) y poder acreditarlo mediante documento oficial homologado que naturalmente llevo conmigo.
Época: aunque junio puede ser algo más fresco que julio o agosto es en teoría un mes más seco y soleado con días también más largos que incluyen las llamadas noches blancas en el sur y el sol de medianoche en el norte. Opto sin embargo por julio ya que prefiero algo menos de frío a costa de una mayor humedad, todo ello en el plano puramente teórico.
El viaje se inició en 2020 pero se vio truncado a los pocos días -por motivos que se explicarán- y reanudado un año después. Como quiera que la intención en la segunda ocasión era la de proseguir el viaje donde terminó el año anterior, esta crónica tomará lo vivido en ambas como si de un único viaje se tratara, es decir: contándolo de manera continuada y complementaria con las aclaraciones oportunas.
Moto: Honda Goldwing 1800 con 67.100 km y unos 20.000 en las ruedas ya que yo le he hecho 15.000 a los que habría que sumar otros 5000 más o menos (el anterior dueño no lo supo precisar). Debido a comentarios del primer ministro francés Jean Castex sobre un eventual cierre de frontera con España y que me ha fallado el instalador por causa familiar, decido salir con las ruedas tal cual y ya se verá por el camino.
Alojamiento: las posibilidades para pasar la noche en Noruega van desde los hoteles y moteles de diferentes categorías hasta las conocidas hytter (singular hytte): cabañas de madera en los campings. Dado que el número de turistas no es muy alto, la posibilidad de ir sin alojamiento reservado cobra fuerza en las ocasiones en que, por dificultad para calcular el tiempo en carretera, visitas o travesías en ferry, no se tiene una precisión alta sobre dónde acabará la jornada. En previsión de que termine algún día en una hytte he incluido un saco sábana al equipaje habitual, pues las hytter más sencillas no suelen disponer de entrada de ropa de cama.
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