MrRookieBiker
En rodaje
Antes de nada quiero pedir disculpas por los post que voy a reservar, serán 6; uno por cada día del viaje. Si hay algún día que me queda corto unificaré varios post en uno y elimino los reservados. Hago esto porqué solo del primer día me han salido 6 páginas en Word, sin contar con las fotografías.
Aquí viene el tocho:
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De Madrid a Cáceres
- ¡Venga mamá!, ¿nos vamos?
- Sí, tira.
Es sábado 9 de abril de 2022, mi primer día libre de una semana en la que mi idea inicial para aprovechar la Semana Santa es viajar por el Alentejo (Portugal) y Extremadura (España, por si esto lo lee alguien de fuera; mis ganas). Me incorporo a la circunvalación M40 de Madrid y le pregunto a mi madre si va bien. Me dice que sí. Me santiguo, toco mis amuletos de las vírgenes que llevo colgando en mi retrovisor derecho y guiño un ojo al cielo, dirigido a mi padre.
Unos días antes había tomado la decisión de realizar mi primer viaje con Sabrina (la tengo desde el 29 de enero de 2022). Desde que la traje a Madrid desde Barcelona sólo he ido a Alicante con ella (y volver). Todo ello por carreteras cómodas y sin exigirle nada a la moto. Después, algún viaje por la Alcarria para pasar un sábado o domingo de este soleado invierno que hemos tenido.
He recorrido con ella 2.500 kilómetros y sólo he hecho que estrenarla. Así que toca disfrutarla viajando, que para eso la tengo.
La idea era disfrutar en moto en estos días de casi total normalidad después de estos 2 años de mierda que llevamos. Ya disfruté mi viaje en moto por los Balcanes en septiembre y octubre, pero de eso aún no he publicado nada ya que quiero editar antes los vídeos. Eso sí, la narrativa la fui escribiendo sobre la marcha, todas y cada una de las noches de mi último gran viaje. Ahora el destino es mucho más cercano, el país vecino.
Tres días antes de salir de viaje llamé a mi madre para decirle que no me esperara esta Semana Santa; que me iba a de viaje.
- Ah, vale. ¿dónde vas?, ¿con la moto?
- Sí, me voy son la moto a recorrer el Alentejo, una zona de Portugal pegada a la frontera. Ver castillos, embalses, pueblecitos y a la vuelta pasar por Mérida, que la he visitado, pero no la conozco y la quiero conocer.
- Muy bien, ten cuidado.
- … - me quedé un momento callado, había silencio en la conversación, parecía una eternidad, pero no debió ser nada. - ¿Te quieres venir?
- ¿En moto?, ahhhh, pues sí. Venga. Bueno, espera. Tengo que hablar con tu hermano a ver si va a venir estos días.
- ¡Anda, no me jodas!, ¿Ahora va a decidir un capricho de mi hermano lo que vas hacer? Si quiere ir por allí que vaya, ¿no tiene llaves o qué? Bueno, tú verás. Eso sí, dímelo mañana que hoy es miércoles y me quiero ir el sábado.
- Vale, mañana te digo.
Al día siguiente me dice mi madre que ya tiene un BlaBlaCar y que el viernes por la tarde llega a Madrid.
La recojo a última hora de la tarde del viernes y nos dirigimos a casa.
- ¿Dónde vas con ese maletón? Que en las maletas de la moto hay que meter mis cosas y las tuyas.
- Sí, bueno, luego me quedaré aquí unos días.
- Anda…, bueno vale. Quédate en Madrid el tiempo que quieras.
Si hubiera viajado sólo creo que lo habría hecho del mismo modo. Cuando en mi viaje pretendo visitar ciudades lo hago más seguro si viajo con las maletas de aluminio. Si no es así y mis visitas son en pueblos tranquilos puedo ir con una bolsa impermeable sobre el asiento del pasajero. Tengo una de 60 litros que es una inmensidad de grande. Para la ocasión me compré una de 40L que se ha quedado en un armario sin estrenar.
En la maleta de 45Litros metimos toda la muda mía y la de mi madre, el neceser y una caja donde llevo mis dispositivos de grabación y sus cables. Me podía haber ahorrado esa caja ya que según me subí a la moto decidí que no iba a grabar el viaje. Tenía 2 razones:
1. Cuando grabo me pongo a soltar unas chapas por el micro que, si la gente en Youtube no lo aguanta, imagina a una madre tener que estar escuchando todo el rato. Es cierto que el canal lo hice para que ella viera los viajes, pero en este ella venía conmigo, así que decidí que no iba a ser necesario.
2. Grabar requiere mucho más esfuerzo. Para, saca el teléfono, coloca esta cámara aquí, (ahora tengo 2) el cable del micro que se ha salido, etc… Aunque yo disfruto con mis tonterías y chorradas no estoy seguro de que ella lo hiciera.
En la maleta del lado del escape, de 41L llevaba el calzado de civil (un par de cada uno), chanclas de baño (también un par de cada uno), chubasqueros y prismáticos. Luego iría metiendo en esa bolsa la bolsa de ropa sucia según avanzamos en el viaje.
En el top case llevaría una pequeña mochila de viaje (donde llevar algunas cosillas útiles durante las visitas). Durante los trayectos iría prácticamente vacío y lo llenaríamos con los cacos o las chaquetas según sea de larga la parada a realizar. Si la parada es larga dejamos ahí las chaquetas de moto y los cascos van atados con un candado en las agarraderas del asiento del acompañante.
Para ese viaje usaría los pantalones vaqueros con aramida, unas botas de moto de media caña muy cómodas para pasear, y la chaqueta de cordura. Mi madre igual, pero sus botas son unas botas de piel de calle. No tiene calzado de moto y con la premisa de no tener ningún accidente no habría problema alguno. Los puristas os podéis ahorrar el reproche.
Nos ponemos en marcha pasadas las 10:00 a.m. del sábado. Sin prisas. En la previsión del tiempo de anoche vimos que hoy sábado vamos a tener sol y nubes en nuestro trayecto. Eso sí, el lunes y martes Santo pintan bastos.
Mi idea es llegar a Cáceres después de recorrer la Sierra de Gredos, la Vera (haciendo una parada para comer en Cuacos de Yuste frente al Monasterio, que ya conozco pero no mi madre), parar a dar una paseo en Monfragüe, con su Salto de Gitano y el Castillo y llegar triunfantes a Cáceres donde darnos una ducha, pasear disfrutando del casco histórico de noche y cenar.
La primera en la frente, voy mirando el GPS y me paso la salida de la M40 de la carretera de los pantanos. Venga, como vamos bien de tiempo, un poco más. Las grandes ciudades es lo que tiene, te saltas una salida y ahora tienes que hacer una cantidad de kilómetros indecentes para volver al punto correcto.
Una vez bien situados, le vuelvo a preguntar a mi madre si va bien. Su respuesta es afirmativa. Así que ya no hay marcha atrás. Tiramos por la M-501 un sábado de mañana (además, previo a la Semana Santa), ¿Qué podría pasar? Pues sí, retenciones en Navas del Rey. Nada nuevo. Avanzamos lentamente los siguientes kilómetros y resulta que la retención era por lo de casi siempre; el efecto mirón. Dos enlatados estaban parador a la derecha, supongo que se darían algún toque y ahí estaban con el trámite de los seguros. Estaban parados casi en el desvío de la M-512, justo al pasar esa curva el tráfico fluye con normalidad. Eso sí… el cielo se está cerrando y esto de la previsión de sol y nubes me da a mí que se va a ir al garete, como la mayoría de las previsiones meteorológicas en este país.
Una vez pasamos Pelayos de la Presa y San Martín de Valdeiglesias tenemos la TRANQUILIDAD ante nosotros. Parece una piscina de Teruel.
Comienza a chispear levemente y justo llegamos a la primera parada, estamos en el parking de los Toros de Guisando. En este viaje tengo unos lugares que quiero visitar por su importancia en la historia. Este es uno de ellos. Los dos lugares tienen que ver con la misma reina, LA REINA en mayúsculas. Seguramente la mujer más importante de nuestra historia. Eso sí, no le han puesto el nombre a ninguna estación de Renfe en Madrid en esta ola de feminizar, qué cosas tú; algo me he perdido de Almudena Grandes para que le dieran el nombre a la estación más importante del país, Atocha.
Me empapo de la historia de los toros; pongo a mi madre en contexto con el lugar en el que estamos y después de más de media hora y tras escuchar la audioguía (2€ entrada más 1€ audioguía) nos volvemos a montar sobre Sabrina.
El tiempo (clima) continúa en que quiere llover, pero no se decide. Seguimos la marcha por la M-501 después de este pequeño desvío que nos hicieron coger los toros y que nos adentraron en la provincia de Ávila durante unos centenares de metros.
A los 2 minutos, se puso a llover. Una lluvia poco intensa, pero que con el paso de los minutos termina empapando, así que nos paramos a la entrada de Santa María del Tiétar, ya en la comunidad de Castilla y León, para ponernos el chubasquero. El mío es un dos-piezas completo, mi madre sólo tiene la parte de arriba. Esperemos que no se moje y se me ponga enferma en las primeras de cambio. Continuamos circulando por la misma carretera, ahora nombrada como CL-501, poco originales con el nombre (no sé quién, la verdad).
Avanzamos, más lentos de lo previsible por la lluvia. Soy muy prudente sobre las 2 ruedas, pero ahora quizá más llevando a mi madre conmigo.
La altura de La Adrada dejamos la CL-501 para tomar la AV-930 que se transforma en la CM-5053 al pasar la frontera de la provincia de Toledo. Es una carretera secundaria mucho más tranquila, sólo serán unos kilómetros hasta que volvamos a empalmar con la CL-501 (pasando previamente por la CM-5006) para así pasar por el Puente Viejo. Un puente que conocí una la 3º Ruta de Lectores de Miquel Silvestre y que casi pilla de paso. Sólo es un pequeño rodeo y si lo haces me agradecerás la foto.
La lluvia no para. No llueve fuerte, pero llevamos un rato de lluvia. No comenzamos bien el viaje. A mí me da igual, es por mi madre.
Continuamos con los kilómetros, tranquilamente para no llevarnos ningún susto con el asfalto mojado. Nos adentramos en La Vera, ya en Cáceres, a carretera vuelve a cambiar de nombre, ahora es la EX-203. Vemos un merendero y decidimos parar a hacer uso de las viandas que llevamos, dar un trago, estirar las piernas y vaciar la vejiga. Aquí con los árboles parece que la lluvia es menos incesante, no deja de llover, pero nos permite “desconectar” unos minutos de la lluvia.
Después de una media hora, continuamos la marcha. La sinuosa carretera se va complicando por momentos a causa de la lluvia, está apretando. Mi madre sigue respondiendo lo mismo a la pregunta de si va bien en la moto. Después de pasar por un número incontable de pueblos con el mismo apellido “de la Vera” y al llegar a Jarandilla de la Vera decido hacer un cambio de planes.
No estoy disfrutando sobre la moto con la lluvia y el estado de la carretera. He viajado en muuuuuuucho peores condiciones, pero ahora llevo a mi madre conmigo y no me apetece que lo esté pasando mal nada más comenzar el viaje. Así que veo un cartel que indica la dirección a tomar para llegar a Navalmoral de la mata por la EX-119 y tomo esa dirección. Sí, estamos muy cerca de Cuacos de Yuste, pero otra vez será. Creo que tomé una muy buena decisión. Nada más salir de Jarandilla de la Vera el cielo se abre, ya no llueve, la carretera casi no está mojada y circulamos a buena velocidad para así cumplir los objetivos.
Al llegar a Navalmoral veo una Repsol y con esto de usar Waylet y tener un ahorro de 30 céntimos por litro de combustible decido parar y echarle de comer (o beber, no sé muy bien) a la moto. Con su depósito de 30 litros me permite hacer tiradas de 500 kilómetros sin repostar, lo lleno, me asusto al ver el importe y entro a pagar.
Comienza el lío. La señora que atiende la caja le cobra a un señor con un coche mi importe. Pensaba que esa cantidad de litros sería del coche (y la del coche serían los míos). Entonces colapsa. No sabe qué hacer.
- Señora, devuélvame el importe pagado y le pago lo mío. – Le dice el hombre del coche.
- No puedo, con esto de los descuentos y el Waylet no se puede.
- ¿Cómo que no se puede? – Le digo.
- No, no sé… - Y se pone a echar cuentas en un papel.
La aritmética no es complicada, pero la señora está sobrepasada por la situación. No sé cómo se sentirá el día que tenga un problema importante delante de ella.
Después de unos largos 5 minutos, y tras darle nosotros la solución de los cálculos, nos cobra a cada uno lo suyo.
Al salir veo que el cielo sigue completamente despejado, todas las nubes las veo a lo lejos por la sierra por la que veníamos, así se lo explico a mi madre indicándole con el dedo índice de mi brazo derecho. Así que nada, se terminó el chubasquero por hoy. Ya que llevamos un ratito parados, me lo quito. Mi madre está bien, su chubasquero hizo su función y presume de que sus vaqueros con Kevlar se han secado antes que unos vaqueros normales. Vamos, que no está empapada y menos mal, porqué ese era mi miedo.
Continuamos unos pocos kilómetros por la N-V hasta que empalmamos por la autovía EX-A1 en dirección a Plasencia. Aunque parezca mentira, agradezco esos minutos por la autovía; vacía, como casi todo por esta zona de la península. El sol nos ha calentado el cuerpo y pongo el control de velocidad de crucero. Esto es algo que no me llamaba la atención, pero ya sabéis como son los paquetes de BMW, si quieres algo tienes que tragarte otras cosas, aunque no te gusten y hacer el gasto.
Tomamos la salida 29 y tras unos metros de empalme por la EX-108 continuamos circulando por la EX-389 una carretera local que abandonamos a los pocos minutos al ver el desvío dirección Parque Nacional de Monfragüe. La carretera que lo recorre es la EX-208.
Nos topamos con el Tajo y sus múltiples miradores, la carretera está catalogada como paisajística, hace mérito a esa categoría. Paramos en varios de ellos y dimos algún paseo en el que casi llegamos a tocar el agua del río (embalsado). Luego el Salto del Gitano, la maravilla de los Buitres y demás fauna. Las cigüeñas, todo nos hace disfrutar con la boca abierta y mirando al cielo. Aquí hacemos usos de los prismáticos, sólo por este momento me los traje. Además, siempre que he ido coincido con algún grupo de gente que entiende y sabe dónde hay que mirar y qué ver en cada momento. Así que la jugada sale redonda. Cuando nos cansamos, llevamos a Sabrina a los pies del castillo y seguimos caminando por la zona y algunas sendas. En definitiva, pasamos unas horas muy buena en Monfragüe, nunca defrauda. Me alegra ver a mi madre cómo posa como una jabata en las fotos y cómo me dice que le ha gustado mucho ver los buitres.
Llega el momento en que le digo que ya va siendo hora de ir saliendo. Llegar a las 20:00 a Cáceres sería buena hora. Además tenemos mesa reservada a las 22:00 en un buen restaurante de la ciudad. Aproveché y avisé a mi amiga Ana y a mi amigo Juanjo, que además son amigos entre ellos, así que chupi-cena de amiguis en Cáceres.
Iba a pagar yo cuando Juanjo me quitó la cuenta de la mano.
- Aquí invito yo. – Dijo Juanjo.
- Mucha gracias tío.
- Gracias a ti, que hace dos semanas me quedé en tu casa.
- Hombre, una cosa no tiene que ver con la otra.
Ya sabéis, hoy por ti, mañana por mí.
Esta es la ruta que había previsto para el primer día, pero como habéis leído, hicimos una pequeña variante para no mojarnos más y viajar más seguros:
https://es.wikiloc.com/rutas-motociclismo/alentejo-y-extremadura-en-moto-1-madrid-caceres-101016029.
El día no termina en Cáceres, ya que nos quedamos a dormir en casa de Ana, en un pueblo cercano. Es lo bueno de tener amigos repartidos por muchos lugares, siempre puedes quedar para mínimo una cerveza si no es que te ofrecen fonda.
Aquí el enlace al artículo
https://mrrookiebiker.com/index.html?id=mI39
Aquí viene el tocho:
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De Madrid a Cáceres
9 de abril de 2022
- ¡Venga mamá!, ¿nos vamos?
- Sí, tira.
Es sábado 9 de abril de 2022, mi primer día libre de una semana en la que mi idea inicial para aprovechar la Semana Santa es viajar por el Alentejo (Portugal) y Extremadura (España, por si esto lo lee alguien de fuera; mis ganas). Me incorporo a la circunvalación M40 de Madrid y le pregunto a mi madre si va bien. Me dice que sí. Me santiguo, toco mis amuletos de las vírgenes que llevo colgando en mi retrovisor derecho y guiño un ojo al cielo, dirigido a mi padre.
Unos días antes había tomado la decisión de realizar mi primer viaje con Sabrina (la tengo desde el 29 de enero de 2022). Desde que la traje a Madrid desde Barcelona sólo he ido a Alicante con ella (y volver). Todo ello por carreteras cómodas y sin exigirle nada a la moto. Después, algún viaje por la Alcarria para pasar un sábado o domingo de este soleado invierno que hemos tenido.
He recorrido con ella 2.500 kilómetros y sólo he hecho que estrenarla. Así que toca disfrutarla viajando, que para eso la tengo.
La idea era disfrutar en moto en estos días de casi total normalidad después de estos 2 años de mierda que llevamos. Ya disfruté mi viaje en moto por los Balcanes en septiembre y octubre, pero de eso aún no he publicado nada ya que quiero editar antes los vídeos. Eso sí, la narrativa la fui escribiendo sobre la marcha, todas y cada una de las noches de mi último gran viaje. Ahora el destino es mucho más cercano, el país vecino.
Tres días antes de salir de viaje llamé a mi madre para decirle que no me esperara esta Semana Santa; que me iba a de viaje.
- Ah, vale. ¿dónde vas?, ¿con la moto?
- Sí, me voy son la moto a recorrer el Alentejo, una zona de Portugal pegada a la frontera. Ver castillos, embalses, pueblecitos y a la vuelta pasar por Mérida, que la he visitado, pero no la conozco y la quiero conocer.
- Muy bien, ten cuidado.
- … - me quedé un momento callado, había silencio en la conversación, parecía una eternidad, pero no debió ser nada. - ¿Te quieres venir?
- ¿En moto?, ahhhh, pues sí. Venga. Bueno, espera. Tengo que hablar con tu hermano a ver si va a venir estos días.
- ¡Anda, no me jodas!, ¿Ahora va a decidir un capricho de mi hermano lo que vas hacer? Si quiere ir por allí que vaya, ¿no tiene llaves o qué? Bueno, tú verás. Eso sí, dímelo mañana que hoy es miércoles y me quiero ir el sábado.
- Vale, mañana te digo.
Al día siguiente me dice mi madre que ya tiene un BlaBlaCar y que el viernes por la tarde llega a Madrid.
La recojo a última hora de la tarde del viernes y nos dirigimos a casa.
- ¿Dónde vas con ese maletón? Que en las maletas de la moto hay que meter mis cosas y las tuyas.
- Sí, bueno, luego me quedaré aquí unos días.
- Anda…, bueno vale. Quédate en Madrid el tiempo que quieras.
Si hubiera viajado sólo creo que lo habría hecho del mismo modo. Cuando en mi viaje pretendo visitar ciudades lo hago más seguro si viajo con las maletas de aluminio. Si no es así y mis visitas son en pueblos tranquilos puedo ir con una bolsa impermeable sobre el asiento del pasajero. Tengo una de 60 litros que es una inmensidad de grande. Para la ocasión me compré una de 40L que se ha quedado en un armario sin estrenar.
En la maleta de 45Litros metimos toda la muda mía y la de mi madre, el neceser y una caja donde llevo mis dispositivos de grabación y sus cables. Me podía haber ahorrado esa caja ya que según me subí a la moto decidí que no iba a grabar el viaje. Tenía 2 razones:
1. Cuando grabo me pongo a soltar unas chapas por el micro que, si la gente en Youtube no lo aguanta, imagina a una madre tener que estar escuchando todo el rato. Es cierto que el canal lo hice para que ella viera los viajes, pero en este ella venía conmigo, así que decidí que no iba a ser necesario.
2. Grabar requiere mucho más esfuerzo. Para, saca el teléfono, coloca esta cámara aquí, (ahora tengo 2) el cable del micro que se ha salido, etc… Aunque yo disfruto con mis tonterías y chorradas no estoy seguro de que ella lo hiciera.
En la maleta del lado del escape, de 41L llevaba el calzado de civil (un par de cada uno), chanclas de baño (también un par de cada uno), chubasqueros y prismáticos. Luego iría metiendo en esa bolsa la bolsa de ropa sucia según avanzamos en el viaje.
En el top case llevaría una pequeña mochila de viaje (donde llevar algunas cosillas útiles durante las visitas). Durante los trayectos iría prácticamente vacío y lo llenaríamos con los cacos o las chaquetas según sea de larga la parada a realizar. Si la parada es larga dejamos ahí las chaquetas de moto y los cascos van atados con un candado en las agarraderas del asiento del acompañante.
Para ese viaje usaría los pantalones vaqueros con aramida, unas botas de moto de media caña muy cómodas para pasear, y la chaqueta de cordura. Mi madre igual, pero sus botas son unas botas de piel de calle. No tiene calzado de moto y con la premisa de no tener ningún accidente no habría problema alguno. Los puristas os podéis ahorrar el reproche.
Nos ponemos en marcha pasadas las 10:00 a.m. del sábado. Sin prisas. En la previsión del tiempo de anoche vimos que hoy sábado vamos a tener sol y nubes en nuestro trayecto. Eso sí, el lunes y martes Santo pintan bastos.
Mi idea es llegar a Cáceres después de recorrer la Sierra de Gredos, la Vera (haciendo una parada para comer en Cuacos de Yuste frente al Monasterio, que ya conozco pero no mi madre), parar a dar una paseo en Monfragüe, con su Salto de Gitano y el Castillo y llegar triunfantes a Cáceres donde darnos una ducha, pasear disfrutando del casco histórico de noche y cenar.
La primera en la frente, voy mirando el GPS y me paso la salida de la M40 de la carretera de los pantanos. Venga, como vamos bien de tiempo, un poco más. Las grandes ciudades es lo que tiene, te saltas una salida y ahora tienes que hacer una cantidad de kilómetros indecentes para volver al punto correcto.
Una vez bien situados, le vuelvo a preguntar a mi madre si va bien. Su respuesta es afirmativa. Así que ya no hay marcha atrás. Tiramos por la M-501 un sábado de mañana (además, previo a la Semana Santa), ¿Qué podría pasar? Pues sí, retenciones en Navas del Rey. Nada nuevo. Avanzamos lentamente los siguientes kilómetros y resulta que la retención era por lo de casi siempre; el efecto mirón. Dos enlatados estaban parador a la derecha, supongo que se darían algún toque y ahí estaban con el trámite de los seguros. Estaban parados casi en el desvío de la M-512, justo al pasar esa curva el tráfico fluye con normalidad. Eso sí… el cielo se está cerrando y esto de la previsión de sol y nubes me da a mí que se va a ir al garete, como la mayoría de las previsiones meteorológicas en este país.
Una vez pasamos Pelayos de la Presa y San Martín de Valdeiglesias tenemos la TRANQUILIDAD ante nosotros. Parece una piscina de Teruel.
Comienza a chispear levemente y justo llegamos a la primera parada, estamos en el parking de los Toros de Guisando. En este viaje tengo unos lugares que quiero visitar por su importancia en la historia. Este es uno de ellos. Los dos lugares tienen que ver con la misma reina, LA REINA en mayúsculas. Seguramente la mujer más importante de nuestra historia. Eso sí, no le han puesto el nombre a ninguna estación de Renfe en Madrid en esta ola de feminizar, qué cosas tú; algo me he perdido de Almudena Grandes para que le dieran el nombre a la estación más importante del país, Atocha.
Me empapo de la historia de los toros; pongo a mi madre en contexto con el lugar en el que estamos y después de más de media hora y tras escuchar la audioguía (2€ entrada más 1€ audioguía) nos volvemos a montar sobre Sabrina.
El tiempo (clima) continúa en que quiere llover, pero no se decide. Seguimos la marcha por la M-501 después de este pequeño desvío que nos hicieron coger los toros y que nos adentraron en la provincia de Ávila durante unos centenares de metros.
A los 2 minutos, se puso a llover. Una lluvia poco intensa, pero que con el paso de los minutos termina empapando, así que nos paramos a la entrada de Santa María del Tiétar, ya en la comunidad de Castilla y León, para ponernos el chubasquero. El mío es un dos-piezas completo, mi madre sólo tiene la parte de arriba. Esperemos que no se moje y se me ponga enferma en las primeras de cambio. Continuamos circulando por la misma carretera, ahora nombrada como CL-501, poco originales con el nombre (no sé quién, la verdad).
Avanzamos, más lentos de lo previsible por la lluvia. Soy muy prudente sobre las 2 ruedas, pero ahora quizá más llevando a mi madre conmigo.
La altura de La Adrada dejamos la CL-501 para tomar la AV-930 que se transforma en la CM-5053 al pasar la frontera de la provincia de Toledo. Es una carretera secundaria mucho más tranquila, sólo serán unos kilómetros hasta que volvamos a empalmar con la CL-501 (pasando previamente por la CM-5006) para así pasar por el Puente Viejo. Un puente que conocí una la 3º Ruta de Lectores de Miquel Silvestre y que casi pilla de paso. Sólo es un pequeño rodeo y si lo haces me agradecerás la foto.
La lluvia no para. No llueve fuerte, pero llevamos un rato de lluvia. No comenzamos bien el viaje. A mí me da igual, es por mi madre.
Continuamos con los kilómetros, tranquilamente para no llevarnos ningún susto con el asfalto mojado. Nos adentramos en La Vera, ya en Cáceres, a carretera vuelve a cambiar de nombre, ahora es la EX-203. Vemos un merendero y decidimos parar a hacer uso de las viandas que llevamos, dar un trago, estirar las piernas y vaciar la vejiga. Aquí con los árboles parece que la lluvia es menos incesante, no deja de llover, pero nos permite “desconectar” unos minutos de la lluvia.
Después de una media hora, continuamos la marcha. La sinuosa carretera se va complicando por momentos a causa de la lluvia, está apretando. Mi madre sigue respondiendo lo mismo a la pregunta de si va bien en la moto. Después de pasar por un número incontable de pueblos con el mismo apellido “de la Vera” y al llegar a Jarandilla de la Vera decido hacer un cambio de planes.
No estoy disfrutando sobre la moto con la lluvia y el estado de la carretera. He viajado en muuuuuuucho peores condiciones, pero ahora llevo a mi madre conmigo y no me apetece que lo esté pasando mal nada más comenzar el viaje. Así que veo un cartel que indica la dirección a tomar para llegar a Navalmoral de la mata por la EX-119 y tomo esa dirección. Sí, estamos muy cerca de Cuacos de Yuste, pero otra vez será. Creo que tomé una muy buena decisión. Nada más salir de Jarandilla de la Vera el cielo se abre, ya no llueve, la carretera casi no está mojada y circulamos a buena velocidad para así cumplir los objetivos.
Al llegar a Navalmoral veo una Repsol y con esto de usar Waylet y tener un ahorro de 30 céntimos por litro de combustible decido parar y echarle de comer (o beber, no sé muy bien) a la moto. Con su depósito de 30 litros me permite hacer tiradas de 500 kilómetros sin repostar, lo lleno, me asusto al ver el importe y entro a pagar.
Comienza el lío. La señora que atiende la caja le cobra a un señor con un coche mi importe. Pensaba que esa cantidad de litros sería del coche (y la del coche serían los míos). Entonces colapsa. No sabe qué hacer.
- Señora, devuélvame el importe pagado y le pago lo mío. – Le dice el hombre del coche.
- No puedo, con esto de los descuentos y el Waylet no se puede.
- ¿Cómo que no se puede? – Le digo.
- No, no sé… - Y se pone a echar cuentas en un papel.
La aritmética no es complicada, pero la señora está sobrepasada por la situación. No sé cómo se sentirá el día que tenga un problema importante delante de ella.
Después de unos largos 5 minutos, y tras darle nosotros la solución de los cálculos, nos cobra a cada uno lo suyo.
Al salir veo que el cielo sigue completamente despejado, todas las nubes las veo a lo lejos por la sierra por la que veníamos, así se lo explico a mi madre indicándole con el dedo índice de mi brazo derecho. Así que nada, se terminó el chubasquero por hoy. Ya que llevamos un ratito parados, me lo quito. Mi madre está bien, su chubasquero hizo su función y presume de que sus vaqueros con Kevlar se han secado antes que unos vaqueros normales. Vamos, que no está empapada y menos mal, porqué ese era mi miedo.
Continuamos unos pocos kilómetros por la N-V hasta que empalmamos por la autovía EX-A1 en dirección a Plasencia. Aunque parezca mentira, agradezco esos minutos por la autovía; vacía, como casi todo por esta zona de la península. El sol nos ha calentado el cuerpo y pongo el control de velocidad de crucero. Esto es algo que no me llamaba la atención, pero ya sabéis como son los paquetes de BMW, si quieres algo tienes que tragarte otras cosas, aunque no te gusten y hacer el gasto.
Tomamos la salida 29 y tras unos metros de empalme por la EX-108 continuamos circulando por la EX-389 una carretera local que abandonamos a los pocos minutos al ver el desvío dirección Parque Nacional de Monfragüe. La carretera que lo recorre es la EX-208.
Nos topamos con el Tajo y sus múltiples miradores, la carretera está catalogada como paisajística, hace mérito a esa categoría. Paramos en varios de ellos y dimos algún paseo en el que casi llegamos a tocar el agua del río (embalsado). Luego el Salto del Gitano, la maravilla de los Buitres y demás fauna. Las cigüeñas, todo nos hace disfrutar con la boca abierta y mirando al cielo. Aquí hacemos usos de los prismáticos, sólo por este momento me los traje. Además, siempre que he ido coincido con algún grupo de gente que entiende y sabe dónde hay que mirar y qué ver en cada momento. Así que la jugada sale redonda. Cuando nos cansamos, llevamos a Sabrina a los pies del castillo y seguimos caminando por la zona y algunas sendas. En definitiva, pasamos unas horas muy buena en Monfragüe, nunca defrauda. Me alegra ver a mi madre cómo posa como una jabata en las fotos y cómo me dice que le ha gustado mucho ver los buitres.
Llega el momento en que le digo que ya va siendo hora de ir saliendo. Llegar a las 20:00 a Cáceres sería buena hora. Además tenemos mesa reservada a las 22:00 en un buen restaurante de la ciudad. Aproveché y avisé a mi amiga Ana y a mi amigo Juanjo, que además son amigos entre ellos, así que chupi-cena de amiguis en Cáceres.
Iba a pagar yo cuando Juanjo me quitó la cuenta de la mano.
- Aquí invito yo. – Dijo Juanjo.
- Mucha gracias tío.
- Gracias a ti, que hace dos semanas me quedé en tu casa.
- Hombre, una cosa no tiene que ver con la otra.
Ya sabéis, hoy por ti, mañana por mí.
Esta es la ruta que había previsto para el primer día, pero como habéis leído, hicimos una pequeña variante para no mojarnos más y viajar más seguros:
https://es.wikiloc.com/rutas-motociclismo/alentejo-y-extremadura-en-moto-1-madrid-caceres-101016029.
El día no termina en Cáceres, ya que nos quedamos a dormir en casa de Ana, en un pueblo cercano. Es lo bueno de tener amigos repartidos por muchos lugares, siempre puedes quedar para mínimo una cerveza si no es que te ofrecen fonda.
Aquí el enlace al artículo
https://mrrookiebiker.com/index.html?id=mI39