18-11-2022, Viernes, Sidi ifni- El Marsa (El Aaiún)
Hoy, por fin, tenemos nuestro primer encuentro en la tercera fase con el primero de una larga serie de impresionantes desayunos marroquíes que van a jalonar el resto del camino convirtiéndose en referencia del viaje. No ha sido casualidad, ya que con pocas variaciones se va a repetir todos los días sucesivos, como una especie de dejavú gastronómico o día de la marmota.
Impresionante el cuidado y la presentación con que son servidos...y la abundancia...que permite prolongar lo que haga falta la hora de la comida...
Una delicia que engancha y que hoy por hoy hecho en falta...y es que las madalenas y el pan "tostao" están bien...pero... no es lo mismo.
Esas puestas de sol en el desierto....¡¡¡y esos desayunos de parte mañana!!!
Pero hay que volver a las motos, que a eso hemos venido.
La salida hacia el sur implica nuevamente recorrer carreteras de montañas y pequeñas aldeas ya que Sidi Ifni esta rodeado por ellas, pertenecientes a la cordillera del Antiatlas. En ellas se estableció precisamente la defensa perimetral de la ciudad materializada en una linea de trincheras cuando ante el hostigamiento de las bandas armadas la guarnición se vio obligado a reducir la defensa al estricto perímetro de la ciudad. son una serie continuada de redondeadas lomas y vaguadas cubiertas de monte bajo. terreno propicio para emboscadas y golpes de mano. Tuvo que ser duro.
Salida a Guelmin, donde nos incorporamos a la N-1, y ¡sorpresa!, la que creíamos nacional está en camino de convertirse en autovía. Esto implica que cada pocos kilómetros hay cambios de carril por obras, de nacional vieja, a monocarril de autovía en construcción e incluso a tramos de autovía terminada. La ausencia de tráfico y lo espaciado de los tramos no suponen retraso para la marcha, y la velocidad media apenas se resiente. los que bajéis el año que viene probablemente podréis hacer el viaje por autovía del tirón hasta Dakhla.
Los tramos de autopista son muy característicos y peculiares. es como un pista de escalextric. todo plano.
Está construida por cuatro carriles y una mediana de tierra a ras con ellos y a su vez todo rasante con los arcenes. no se contemplan los cambios de sentido, si uno quiere acceder a una gasolinera que esté en sentido contrario, símplemente cruza la mediana por el centro e invierte el sentido de la marcha.
simple y sencillo...claro que estamos hablando del desierto y el tráfico es casi nulo.
El por qué todo el conjunto sea totalmente plano vamos a tener ocasión de descubrirlo durante todos los kilómetros que nos resten hasta fin de destino.
La carretera va sensiblemente paralela a la linea de costa, ésta es abrupta y forma un interminable acantilado en el que en muy raras ocasines se nos alegra la vista con un pequeño retazo de playas que siempre quedan ocultas. El paisaje es como un mesa de billar colocado a la orilla del Oceano, y el viento...el viento campa a sus anchas y es el dueño y señor del lugar.
y la arena...¡La arena!
La arena corre impulsada por el viento a lo largo y ancho de toda la carretera formando sinuosas e hipnópticas serpientes que parecen cobrar vida sobre el asfalto.
Vamos a toda leche y es un espectáculo ver a la moto en cabeza surcando ese mar en movimiento.
Pero cuidado, que estamos hablando de serpientes...
Voy en cabeza y a buena marcha cortando las caprichosas figuras en movimiento cuando de repente descubro con alarma que camuflada entre sus hermas en movimiento una boa constrictor hace la digestión atravesando los carriles. Es tarde para pensar en frenar, y menos con mis moto, y seguramente también sea un acierto siquiera intentarlo sobre toda esa arena.
Me pongo duro, es decir, aprieto las piernas y tenso los brazos como si fuese una figura de bronce soldada a la moto, la enderezo todo lo que puedo y me dirijo con decisión y seguridad a cortar la duna que interrumpe la carretera. Soy como el barco de pescanova que se dirige a toda máquina dispuesto a cortar la ola y no estoy dispuesto a que la dirección ceda ni un milimetro. El plan funciona, corto la duna en dos a la par que siento el golpe en la suspensión.
La cosa ha salido bién, pero mi hermano desde atrás, por su expresión posterior creo que me ha visto en globo.
Cuidado con las serpientes, hay que ir mas atento.
pasamos por Tan Tan, lo que quiere decir que estamos a punto de internarnos en los territorios de lo que fuese el antiguo Protectorado Sur.
Posteriormente la carretera por fín nos conduce al oceano en El Ouatia
No se cuando ha empezado todo esto pero el caso es que voy rezando dentro del casco cada dos por tres, Padre nuestro...Dios te salve María...miro al desierto y rezo, miro al cielo y rezo, miro al mar y rezo, miro a mi hermano y rezo, veo un poblado de adobe y rezo...santificado sea tu nombre...
Rezo por estar vivo, rezo por estar aquí, rezo por que siento que de alguna manera tengo que expresar mi gratitud a alguien por todo lo que estoy contemplando. No rezo ni al Dios de los moros ni al de los cristianos que como me explicó con gestos un anónimo gasolinero en alguno de los múltiples repostajes es el mismo en todas partes para todos.
La cuestión es que rezo y me siento a gusto con el universo, recemos pues.
Y tampoco siento pudor ni vergüenza por referirlo ahora. Tampoco el menor interés en pretender catequizar a nadie, simplemente sucedió así.
Juan atisba los primeros camellos del viaje en la lejanía, yo no, ¡que rabia!, estaría distraído consultando el rutómetro.
El caso es que los camélidos se estaban haciendo de rogar y tras tantos kilómetro de desierto ya pensaba uno que eran una leyenda urbana. Bueno, urbes, por aquí cada vez menos, por eso en el siguiente repostaje en Tarfaya decidimos repostar las petacas de combustible por si las flies (moscas).
Tarfaya, la antaño Villa Bens, o Cabo Juby, desde donde partiera aquella marcha Verde...
Y Tah, donde comenzaba el Sahara Español y el teritorio de Saguía el Hamra, y desde donde se replegaron las tropas españolas para dar paso a la marabunta, como también fue conocida esa peculiar invasión.
Referencias cargadas de historia de las que todavía hoy se sienten las consecuencias.
Controles de carretera cada vez mas frecuentes en los que hay que parar si o sí y queda reflejado al milímetro nuestro paso sobre el territorio. Policía extremadamente amable.
llegamos así a El Aaiún, o Laayoune en la terminología francófona imperante. Hito importante en la ruta al ser la capital del territorio, pero que vamos a atravesar todo lo rápido que podamos a pesar de vernos atrapados en medio de una manifestación de mujeres vociferantes con sus coloridas vestimentas, ya que nuestro final de etapa esta un poquito mas adelante, en la costa, en la localidad de el Marsa que es el puerto comercial de la capital.
Grandes dunas a la salida del Aaiún.
El motivo es estratégico. El Marsa es una localidad mucho mas despejada que la capital, y tenemos localizado un magnífico hotel en la casilla de salida para la ruta del día siguiente.
Todo un acierto, hotel en la calle principal. Como todas las calles principales de Marruecos están perfectamente engalanadas con multitud de banderas rojas, las avenidas son amplias y de aspecto residencial, luego los barrios por detras...pues ya no son tan bonitos...
Es el escaparate, luego está la trastienda.
El caso es que el hotel está fenomenal y el personal es amble y simpático. Hotel Beauport. motos en la puerta pero la seguridad que se palpa es total, la parte mas pesada de la impedimenta se va a quedar custodiada en la recepción. Ya vamos aprendiendo...
Paseo al atardecer para estirar las piernas y los cuerpos y descubrimos una pequeña iglesia católica construida en un antiguo barracón de uralita junto a las instalaciones militares que indefectiblemente encontramos en todas las ciudades y de las que seguramente formaba parte en el pasado. Un vistazo a la playa junto a la que se ubica la mezquita y a la que acuden en este momento los fieles y nos retiramos a cumplimentar las rutinas necesarias para la próxima jornada.
(continuará)
Saludos
Andrés