jaimeleonu
Curveando
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Hola
A causa del Encuentro Grandes Viajeros que también hacemos en Perú, como cada año en octubre hice un viaje por aquel país. Y como en el foro ya están todos publicados, esta vez intentaré ser más breve y evitaré repetir datos acerca de lo qué supone viajar por allá, ya que lo he comentado ampliamente en otra crónicas.
Como cada año, el primer fin de semana lo dediqué al tema del E.G.V. Allí también dejé cerrado que a mi regreso del viaje, daría otro audiovisual para los miembros del BMW Motorrad Club Lima, y luego ya me dediqué a viajar. Cada vez me va siendo más difícil no repetir rutas por el Perú, por eso este año partí de Lima hacia el sur por la Panamericana hasta Cañete, allí dejé la costa y puse rumbo al interior para conocer Huancaya. ¿El motivo? visitar las cascadas que el río Cañete forma a su paso por este pueblo, y de paso también para conocer el parque Yauyos-Cochas que me habían recomendado. El camino era todo asfalto, excepto los últimos 25 km que eran trocha, aunque de la normal. Además tuve la suerte que en Huancaya celebraban una fiesta popular y por la noche todo el pueblo estaba en la plaza bailando, conversando, riendo....Vamos, las cosas normales en fiestas.
Mi suguiente destino era una ciudad con nombre similar, Huancayo. Desandé la trocha del día anterior y volví a la carretera principal. Por el camino sabía que encontraría uno de esos lugares espectaculares que esconden muchas rutas en el Perú, el cañón de Uchco o como es conocido popularmente "La Garganta del Diablo". Es un paso muy corto, pero realmente llamativo y con una entrada hasta un tanto lúgubre, no me imagino por aquí de noche...
Mi sorpresa fue que unos cuantos kilómetros más adelante tuve que parar ante una barrera, terminaba el asfalto y volvía la trocha, pero lo que me llamó la atención fue que por primera vez tuve que pagar peaje. Viajando en moto por Perú jamás me había pasado algo parecido, así que después de soltar unos pocos soles (no recuerdo exactamente, pero sería el equivalente a 50 céntimos de euro o así), levantaron la barrera y me metí a recorrer durante un par de horas la trocha. Estaba en muy buen estado y con grandes rectas, aunque por la trocha siempre manejo tranquilo, de repente me vi viajando casi más rápido que por asfalto. Lo más resaltable fue el paso de Chaucha, en el que se asciende hasta los 4700 m de altura. Luego de una larga bajada, terminó la trocha y volvio el asfalto.
Una parada para almorzar una trucha cocinada de manera muy sabrosa, y a media tarde alcancé Huancayo. Busqué un buen hotel con cochera y resturante y encontré el Hotel Unu, que era justo lo que necesitaba. Pregunté en recepción qué podía ver en lo que quedaba de tarde. No hay mucho que ver allá, solamente el Parque de las Identidades, con un estilo que recordaba, salvando las diferencias, en cierto modo al parque Güell de Barcelona. La visita fue rápida porque se puso a llover como lo hace por aquí, de una manera que parece se caerá el cielo. Busqué un taxi, tomando las precauciones oprtunas en este país, regresé al hotel, cena y un pisco sour para terminar el día.
Me esperaba Ayacucho, y temía que iba a ser el día más complicado, porque sabía me esperaba una trocha no tan sencilla como la de días atrás, y tampoco había conseguido que alguien me diera información certera acerca de su estado y del tiempo necesario para recorrerla. Unos me dijeron que solamente eran 2 horas de trocha, otros 4...Unos que estaba en muy buen estado, otros que estaba destrozada....
A causa del Encuentro Grandes Viajeros que también hacemos en Perú, como cada año en octubre hice un viaje por aquel país. Y como en el foro ya están todos publicados, esta vez intentaré ser más breve y evitaré repetir datos acerca de lo qué supone viajar por allá, ya que lo he comentado ampliamente en otra crónicas.
Como cada año, el primer fin de semana lo dediqué al tema del E.G.V. Allí también dejé cerrado que a mi regreso del viaje, daría otro audiovisual para los miembros del BMW Motorrad Club Lima, y luego ya me dediqué a viajar. Cada vez me va siendo más difícil no repetir rutas por el Perú, por eso este año partí de Lima hacia el sur por la Panamericana hasta Cañete, allí dejé la costa y puse rumbo al interior para conocer Huancaya. ¿El motivo? visitar las cascadas que el río Cañete forma a su paso por este pueblo, y de paso también para conocer el parque Yauyos-Cochas que me habían recomendado. El camino era todo asfalto, excepto los últimos 25 km que eran trocha, aunque de la normal. Además tuve la suerte que en Huancaya celebraban una fiesta popular y por la noche todo el pueblo estaba en la plaza bailando, conversando, riendo....Vamos, las cosas normales en fiestas.
Mi suguiente destino era una ciudad con nombre similar, Huancayo. Desandé la trocha del día anterior y volví a la carretera principal. Por el camino sabía que encontraría uno de esos lugares espectaculares que esconden muchas rutas en el Perú, el cañón de Uchco o como es conocido popularmente "La Garganta del Diablo". Es un paso muy corto, pero realmente llamativo y con una entrada hasta un tanto lúgubre, no me imagino por aquí de noche...
Mi sorpresa fue que unos cuantos kilómetros más adelante tuve que parar ante una barrera, terminaba el asfalto y volvía la trocha, pero lo que me llamó la atención fue que por primera vez tuve que pagar peaje. Viajando en moto por Perú jamás me había pasado algo parecido, así que después de soltar unos pocos soles (no recuerdo exactamente, pero sería el equivalente a 50 céntimos de euro o así), levantaron la barrera y me metí a recorrer durante un par de horas la trocha. Estaba en muy buen estado y con grandes rectas, aunque por la trocha siempre manejo tranquilo, de repente me vi viajando casi más rápido que por asfalto. Lo más resaltable fue el paso de Chaucha, en el que se asciende hasta los 4700 m de altura. Luego de una larga bajada, terminó la trocha y volvio el asfalto.
Una parada para almorzar una trucha cocinada de manera muy sabrosa, y a media tarde alcancé Huancayo. Busqué un buen hotel con cochera y resturante y encontré el Hotel Unu, que era justo lo que necesitaba. Pregunté en recepción qué podía ver en lo que quedaba de tarde. No hay mucho que ver allá, solamente el Parque de las Identidades, con un estilo que recordaba, salvando las diferencias, en cierto modo al parque Güell de Barcelona. La visita fue rápida porque se puso a llover como lo hace por aquí, de una manera que parece se caerá el cielo. Busqué un taxi, tomando las precauciones oprtunas en este país, regresé al hotel, cena y un pisco sour para terminar el día.
Me esperaba Ayacucho, y temía que iba a ser el día más complicado, porque sabía me esperaba una trocha no tan sencilla como la de días atrás, y tampoco había conseguido que alguien me diera información certera acerca de su estado y del tiempo necesario para recorrerla. Unos me dijeron que solamente eran 2 horas de trocha, otros 4...Unos que estaba en muy buen estado, otros que estaba destrozada....
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