Tenia previsto escribir esta crónica hace muchos meses; de hecho pretendia que ayudara a los que este año ibáis a desvirgaros de los Alpes. Llego justo pero creo que todavía estoy a tiempo. Si a alguien le puede servir alguna parte de este relato, me daré por más que satisfecho.
La previa:
A medida que he ido viajando en moto le he ido cogiendo el gusto a eso de coger las bolsas, meter cuatro cosas en las maletas y salir ya sea por un fin de semana largo o por unos días más. Desde la primera 125 había querido hacer unos Alpes pero siempre pensé que era un sueño lejano. Cabo Norte como que no me atrae… hasta que leí algunas crónicas por aquí, inmediatamente al ver que el veneno estaba entrando, dejé de leer crónicas de Cabo Norte porque las tres semanas, me parecen inviables. Así que “engañé” al colega con el que viajamos una vez al año y le dije que esta vez nos íbamos a hacer unos Alpes.
Nuestras rutas hasta el momento se habían concentrado todas en España (Pueblos Negros de Guadalajara, Transpirenaica, Sierras de Alcañiz, Cuenca, …) con lo que habían sido siempre destinos “sencillos”. Esta vez, afrontábamos un mito y queríamos aprovecharlo.
La planificación fue larga y la disfruté muchísimo; fue la primera parte del viaje. Gracias a hilos como el de @despista2, preparé una ruta de 7 días, en los que íbamos a conocer por primera vez, y en moto, los Alpes. Las fechas debían ser para junio que es cuando ambos podemos cuadrar agendas del trabajo, y tomarnos esos días libres.
Decidimos llevarnos viandas para las comidas y cenar en hotel o restaurante una vez llegáramos a las ubicaciones. También decidimos reservar las tres primeras noches, puesto que una de las condiciones era dormir en el Stelvio. Para no quemar tanta carretera, reservamos el ferri de Barcelona a Génova, la noche de Génova, la de Dolomitas y la del Stelvio. A partir de ahí, buscaríamos hotel la noche antes o el mismo día.
Así pues, compramos viandas, preparamos maletas y añadimos nuestro Escocés para el ritual nocturno que nos protegerá cada noche durante las siguientes 24 horas.
Cambié ruedas puesto que quizás me habrían aguantado, pero al haber pasado ya mal alguna vez a mitad/final de viaje por unas gomas que caen repentinamente, monté unas TKC70 y así evitar incertidumbres.
La previa:
A medida que he ido viajando en moto le he ido cogiendo el gusto a eso de coger las bolsas, meter cuatro cosas en las maletas y salir ya sea por un fin de semana largo o por unos días más. Desde la primera 125 había querido hacer unos Alpes pero siempre pensé que era un sueño lejano. Cabo Norte como que no me atrae… hasta que leí algunas crónicas por aquí, inmediatamente al ver que el veneno estaba entrando, dejé de leer crónicas de Cabo Norte porque las tres semanas, me parecen inviables. Así que “engañé” al colega con el que viajamos una vez al año y le dije que esta vez nos íbamos a hacer unos Alpes.
Nuestras rutas hasta el momento se habían concentrado todas en España (Pueblos Negros de Guadalajara, Transpirenaica, Sierras de Alcañiz, Cuenca, …) con lo que habían sido siempre destinos “sencillos”. Esta vez, afrontábamos un mito y queríamos aprovecharlo.
La planificación fue larga y la disfruté muchísimo; fue la primera parte del viaje. Gracias a hilos como el de @despista2, preparé una ruta de 7 días, en los que íbamos a conocer por primera vez, y en moto, los Alpes. Las fechas debían ser para junio que es cuando ambos podemos cuadrar agendas del trabajo, y tomarnos esos días libres.
Decidimos llevarnos viandas para las comidas y cenar en hotel o restaurante una vez llegáramos a las ubicaciones. También decidimos reservar las tres primeras noches, puesto que una de las condiciones era dormir en el Stelvio. Para no quemar tanta carretera, reservamos el ferri de Barcelona a Génova, la noche de Génova, la de Dolomitas y la del Stelvio. A partir de ahí, buscaríamos hotel la noche antes o el mismo día.
Así pues, compramos viandas, preparamos maletas y añadimos nuestro Escocés para el ritual nocturno que nos protegerá cada noche durante las siguientes 24 horas.
Cambié ruedas puesto que quizás me habrían aguantado, pero al haber pasado ya mal alguna vez a mitad/final de viaje por unas gomas que caen repentinamente, monté unas TKC70 y así evitar incertidumbres.