Antes de empezar la Segunda Guerra Mundial, Hitler encargó al ingeniero Ferdinand Porsche el diseño de un coche “popular” capaz de alcanzar los 100 km/h y mantener esa velocidad sin que la mecánica se resintiera. Porsche proyectó y fabricó el modelo 113 que más adelante se conocería con el popular nombre de “Escarabajo”.
¿Por qué os cuento esta historia que nada tiene que ver con BMW y menos con las motos? Pues porque la planta motriz de este vehículo era nada más y nada menos que un motor bóxer refrigerado por aire como el de nuestras BMW. Bueno, exactamente igual no. La refrigeración era por aire forzado y tenía 4 cilindros en lugar de dos pero la cilindrada sí era casi la misma.
Después de la guerra el éxito del popular coche fue total y debido a su sencillez de construcción, su precio y su fiabilidad a prueba de bombas cada año se batían records de ventas.
No obstante, las normas anticontaminación fueron cada vez más restrictivas, sobre todo en los EEUU, y el motor no sólo era contaminante, además no podría competir con los más modernos motores de cuatro cilindros ya refrigerados por agua ni en consumo ni en prestaciones.
Eso hizo que, con el tiempo, fuera sustituido por el modelo GOLF. No obstante, Ferdinand Porsche había creado su propia marca después de la Segunda Guerra Mundial y, tomando como base un motor de Escarabajo, desarrolló su primer coche: El porsche 356, antecesor del famoso 911.
En cambio, Porsche sí que siguió montando en sus 911 el motor bóxer refrigerado por aire hasta principios de la década de los 90. A partir de entonces también pasó a ser refrigerado por agua.
Todo este rollo histórico es debido a una charla que tuve el otro día con un buen amigo mío. Él decía que los bóxer BMW están obsoletos y yo le decía que no, que con la última generación estaban rediseñados desde cero con la tecnología más actual.
Él me contestó que de acuerdo con eso pero que hubiera sido mejor el aprovechar ese rediseño para fabricarlos ya con refrigeración líquida. La verdad es que su observación me hizo pensar. Hoy en día los motores de nuestras BMW llevan tanta electrónica que no es cierto que sean fáciles de reparar. Bueno, fáciles puede que sí pero si no tienes las aparatos electrónicos apropiados no importa la dificultad de la reparación. Sencillamente no puedes repararlas.
Con la refrigeración por agua el motor podría ganar en potencia y suavidad ya que al existir menos dilataciones, las cuales están producidas por el calor, todo podría estar “más afinado”. Incluso se reduciría el efecto de lapeado, que hace que un motor refrigerado por aire consuma más aceite debido, de nuevo, a las dilataciones.
¿Veremos en los próximos años un bóxer por agua? Puede que sí. El tiempo lo dirá.
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