Buenas chavales. Para que veáis que no ha hecho tanto frío este fin de semana por la meseta (cero grados, ni frío ni calor) os pongo la crónica del enduro de Hontomín, un pueblo que está en el páramo de Masa a unos 30 kms al norte de Burgos. Se celebró el domingo por la mañana.
El camino hasta Hontomín ya prometía diversión...
Con el frío que hacía, la nieve caída durante el viernes no se había derretido.
Al llegar a lo alto del páramo la niebla nos mostraba un paisaje siberiano. Además la carretera no estaba limpia y había que ir con mucho ojo.
A medida que se bajaba de altura en el páramo, se empezaba a ver el paisaje invernal.
Bueno, una vez llegado a Hontomín, pude disfrutar del valor de 38 valientes luchando contra el barro y la nieve. Dos horas de carrera y a ninguno se le veía pasar frío.
Las caídas eran continuas. Hay que quitarse el casco ante esta gente.
El "traje local" era para todos del mismo color ;D
Incluso pudimos disfrutar de algún pique wapo.
Las roderas llegaban por encima del eje.
Y como no se podían tener las manos fuera de los bolsos, no hice más fotillos.
Tuve la suerte de que al ser fiestas, me invitaron unos conocidos a comer y así me quedó tiempo pa dar un paseillo por la tarde, y esto es lo que ví.
Vuelta pa casa, una duchita y a guardar la niña, que para variar, se portó de maravilla.
Con domingos así, quién se acuerda del lunes? Pues nada gente, está claro que ni las olas de frío siberiano pueden con el espíritu aventurero que caracteriza a los que nos dejamos caer por aquí. Saludos.
El camino hasta Hontomín ya prometía diversión...
Con el frío que hacía, la nieve caída durante el viernes no se había derretido.
Al llegar a lo alto del páramo la niebla nos mostraba un paisaje siberiano. Además la carretera no estaba limpia y había que ir con mucho ojo.
A medida que se bajaba de altura en el páramo, se empezaba a ver el paisaje invernal.
Bueno, una vez llegado a Hontomín, pude disfrutar del valor de 38 valientes luchando contra el barro y la nieve. Dos horas de carrera y a ninguno se le veía pasar frío.
Las caídas eran continuas. Hay que quitarse el casco ante esta gente.
El "traje local" era para todos del mismo color ;D
Incluso pudimos disfrutar de algún pique wapo.
Las roderas llegaban por encima del eje.
Y como no se podían tener las manos fuera de los bolsos, no hice más fotillos.
Tuve la suerte de que al ser fiestas, me invitaron unos conocidos a comer y así me quedó tiempo pa dar un paseillo por la tarde, y esto es lo que ví.
Vuelta pa casa, una duchita y a guardar la niña, que para variar, se portó de maravilla.
Con domingos así, quién se acuerda del lunes? Pues nada gente, está claro que ni las olas de frío siberiano pueden con el espíritu aventurero que caracteriza a los que nos dejamos caer por aquí. Saludos.