Todo el mundo va apurado de tiempo y es difícil pretender que alguien se tome la molestia de parar a dar datos o a recogerlos o a dejar una tarjeta de visita diciendo que lo han visto todo. Menudo coñazo ir a juicio por uno que ni conoces... Hasta ahí, lo entiendo. No me gusta, pero me aguanto. Lo malo es cuando tú eres el damnificado (o un pariente/amigo/vecino...) y entonces sí quieres que todos se tomen esas molestias por tí y piensas que los que se van sin decir nada -que alguno lo habrá visto- son unos incívicos. Pues a lo mejor todos deberíamos actuar por el prójimo de la misma forma que nos gustaría que actuaran por nosotros. Es así de fácil. Es decir en positivo lo de "no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran": trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti. Y quien dice dar datos, dice parar a ayudar en un accidente, avisar a la mamá del carrito que su hijo ha perdido un calcetín o decirle a la señora del metro que le asoma la enagua por debajo de la falda. No cuesta tanto hacer algunas cosas. Si hay testigos, -y yo he dejado mis datos en unas cuantas ocasiones-, es fácil que no haya ni juicio. La parte contraria llega a un acuerdo con tal de evitar cargos por costas ante un caso perdido a todas luces. Normalmente no te van a llamar, pero consigues que el que no tiene culpa evite que le toque arreglarse su vehículo y curar sus heridas con un cabreo considerable. Hoy por ti y mañana por mí.