Hola a tod@s! Como estos días en el curre ando un poco relajado voy a tratar de amenizaros la velada con una crónica del viaje que realicé este verano con mi Yamaha WR250R por la Ruta de la Plata y los montes del Bierzo.
Recorrer con mi Yamaha, casi recién estrenada, la Ruta de la Plata que discurre desde Sevilla hasta Santiago de Compostela, fue una de las actividades que tenía reservada para este verano. Dado que para esta diversión tenía previsto tan solo seis días, ajusté la aventura saliendo desde Cáceres, ya que muy cerca tengo una casa donde habita mi cabalgadura campestre, y desde allí recorrer la Ruta hasta León, donde tenía la invitación de mi colega Antonio para visitar el Bierzo y recorrer las montañas de su pueblo.
Como dijo aquel: “Rey de todo, maestro de nada”, pues yo tengo una campeona para cada cometido. Así la “mansa” Vespa la monto por la urbe madrileña para ir al currele diario. La “poderosa” GS1200 para las salidas domingueras y las “megaaventuras“ veraniegas, entre las que se haya el mítico Cabo Norte. Y con mi “trepamontes” WR250R surco los caminos y montes de mi pueblo y alrededores. La Ruta de la Plata y el Camino de Santiago ya los tengo entre mis palmarés por haberlos hechos por caminos con mi anterior Honda XR125L, y fue tanto el gozo que me produjo que decidí repetir la diversión esta vez con su hermana mayor: la Yamaha WR250R.
DIA1: CÁCERES – SALAMANCA : 265 km
Así que tras llegar el lunes de otra aventura por los Alpes, (y que si logro acabar ésta satisfecho, pues me pondré también a elaborar su crónica) quité la bolsa de viaje de la GS1200 y me puse a renovar la ropa sucia para al día siguiente cargarla en la Yamaha que acaba de completar el rodaje de sus primeros mil km.
En la charca Lugar, de Malpartida de Cáceres, hago la primera foto a mi montura, pues nos aguardan días de júbilo y quiero que ella también lo sienta:
Tengo que ir hasta el Casar de Cáceres ya que por allí discurre la Ruta de la Plata, y desde donde tengo previsto ir hoy hasta Salamanca. El primer obstáculo es un arroyo que a pesar de ser época estival sin embargo va cargadito de agua:
El resultado es que termino con los pies mojados, pero como es verano seguro que hasta me vendrá bien tenerlos un poco fresquitos.
En el Casar enlazo con la Ruta, que transcurre por un camino vecinal en inmejorable estado, y con rectas que hacen que espolee con ganas a mi corcel, y aprovecho también para inmortalizarnos ayudados por algunos peregrinos que van haciendo el Camino, a pie unos, y en bicicleta otros.
Tras pasar el pantano del Tajo por la carretera, retomo nuevamente el camino para llegar hasta Cañaveral, donde aprovecho para tomar un refrigerio:
Poco después el camino se empina, y recuerdo este tramo porque con mi Honda no fui capaz de subirlo ya que sus once caballos no lograron reunir la fuerza suficiente, mientras que con los treinta y cuatro de la Yamaha la subo sin problemas:
Después me adentro por una dehesa cuyo camino poco a poco se va convirtiendo en un sendero, y que me hacen pensar que como me falle la mecánica el rescate en aquel laberinto por una grúa va a ser imposible, a si que a prestar mucha atención a la conducción y prudencia que es la madre de la ciencia:
Y así logro sortear los obstáculos y regresar de nuevo al camino vecinal, aunque el sol ya bastante alto me sacude sin piedad, por lo que tengo que remojarme la garganta nuevamente en la localidad de Galisteo, y en la plaza encuentro un bar fresquito que con cada caña me pone una tapa que casi con cuatro de ellas como, jeje
Vuelvo a galopar y me adentro de nuevo por un estrecho sendero en el que la maleza alta oculta un arbolito que impacta contra mi rodilla, y que de no haber sido porque llevaba mis rodilleras seguro que tendría que lamentar otros males mayores:
Logro de nuevo salir indemne y me topo con los restos de la antigua ciudad romana de Caparra, que aprovecho para inmortalizar mi corcel bajo el arco de triunfo:
Mi siguiente destino es la localidad de Baños de Montemayor, donde recuerdo que cuando fui con mi Honda, al llegar a dicha localidad el motor estaba tan caliente, pues no contaba con refrigeración líquida, que tuve que ponerme junto a una fuente para remojar el motor y bajarle la fiebre. Trato de localizarla y me hago otra foto junto a ella pero esta vez con mi nueva adquisición:
Tras rebajar yo mi temperatura con un helado, subo por la calzada romana que presenta unos pequeños escalones, pero que son pan comido para mi corcel:
Aprovecho también para hacerme otra foto junto a una fuente, y cuando paro la moto veo como el anticongelante empieza a salir por debajo de la moto, ya que el de la botella está hirviendo. ¡Será posible que de nuevo tengo problemas con mi montura a causa de la temperatura y en la misma localidad! No me queda más remedio que rellenar la botella con agua de la fuente, pero me siento intranquilo porque creo que se debe a que el electroventilador no salta. No obstante continuo subiendo la calzada porque quiero llegar hasta el puente que pasa sobre el río de aguas trasparentes Cuerpo de Hombre:
Allí me encuentro con un peregrino, que primero se sorprende por la forma tan peculiar que tengo de hacer el Camino, aunque después le comento que yo también he realizado el Camino de Santiago a pié y que este año he vuelto a comenzar a pié otro tramo, sólo que por la vertiente Atlántica. Por ese motivo le comento que con mi moto trato de ser lo más respetuoso posible con el caminante, y en cuanto veo a uno aminoro la marcha para no molestarle ni con el ruido ni con el polvo, además de aprovechar para entablar conversación y ofrecerle un poco de agua.
Son ya las seis de la tarde, y el Camino discurre prácticamente por carretera secundaria, así que me dirijo sin más a Salamanca, donde tengo previsto alojarme. Además quiero llegar pronto porque lo que si noto es que el asiento de la moto es durísimo y me tiene el trasero con un dolor insoportable, y quiero comprarme un culote de ciclista para ver si así logro reparar en cierta medida este problema físico.
Algunas imágenes más que me deja este día de aventura:
DIA2: SALAMANCA - LEÓN: 296 km
Con la fresca y con el culote de estreno me encamino a por este nuevo día de aventura trail. El comienzo lo hago por unos caminos vecinales de largas rectas en las que galopo a todo gas, jeje:
Hasta que el camino parece terminar sin salida, y que finalmente descubro que se reconvierte en un estrecho sendero:
Como digo los caminos hoy son vecinales y por ellos se circula muy cómodo, y la flecha amarilla sigo viéndola por doquier, con lo cual es fácil seguir la Ruta, aunque hay que salvar algún que otro charquito:
Después llegan los viñedos y las vías de tren abandonadas (no hizo falta circular sobre ellas, aunque en la foto lo parezca, jeje):
Después hay tramos que el camino discurre paralelo a la carretera o por la misma carretera. También aprovecho para hacer fotos en los pueblos y reponer fuerzas:
Los típicos paisajes de tierras de cereales se repiten una y otra vez:
Hasta que aparece de nuevo la carretera y por suerte también el camino:
En Granja de Moreruela aprovecho para visitar los restos del Monasterio cisterciense, el cual también visité la vez anterior con mi Honda, y me apetece hacerme una nueva foto junto a mi nueva compañera de fatigas:
Después llega el cruce para ir a Astorga u Orense, decidiéndome por ir a Astorga y desde allí a León:
El camino discurre paralelo a la carretera, y como mi trasero lejos de mejorar tiende a empeorar, pues el sillín es durísimo y el culote no logra solventar el que empieza a ser un grave inconveniente, decido ir a León directamente con las paraditas de rigor para estirar las piernas y relajar los gluteos, jeje. Por cierto la moto no ha vuelto a dar señales de calentamiento, pero es que al ser caminos vecinales las velocidades han sido más altas y el circuito de refrigeración ha funcionado sin necesidad de que saltara el electroventilador.
DIA 3: LEÓN - FABERO: 125 km
El trasero lo tengo destrozado con el puñetero asiento, y no logro permanecer más de media hora sentado, además al ir por carretera no puedo ir de pié. Ciertamente no disfruto de la moto, y solo estoy pendiente de buscar una sombra para parar porque ya no es molestia lo que tengo, sino auténtico dolor. Al final logro llegar a casa de mi colega Antonio, donde le comento que no quiero tocar la moto hasta el domingo que nos marchemos, a ver si así se recupera mi trasero. Así que nos dedicamos a recorrer el pueblo, tratando de visitar unas antiguas minas que los mineros jubilados han convertido en parte de museo, pero están cerradas.
DIA 4: FABERO en quad.
El día de hoy lo vamos a dedicar a recorrer las montañas del Bierzo, para lo cual Antonio me deja su ATV y el coge el de su hermano. Me explica el funcionamiento y vamos directos a la gasolinera a rellenar depósitos. A continuación salimos del pueblo y la carretera que va hacia las montañas poco a poco empieza a convertirse en camino, de forma que cuando voy disfrutando del paisaje que empieza a acontecer, entro en unas rodadas inclinándose el ATV hacia la derecha, y yo que todavía no tenía desconectado el chic de la moto, pues debió de parecerme que la moto se iba al suelo, así que debí de tratar de levantarla, sin pensar que realmente se trataba de un trasto de quinientos kilos, y el resultado fue que sin saber como acabé estrellándome contra un muro, volcando de lado el vehículo y yo saliendo despedido y dando con mis huesos contra el suelo, y menos mal que llevaba el casco porque mi cabeza impacto de lleno sobre la tierra dejando una huella sobre la parte trasera del casco. ¡Qué leñazo, Dios! Tras levantarme y ver el ATV de mi colega volcado no sabía donde meterme, ¿Qué le digo de este desastre? Antonio al ver que yo no bajaba, dio la vuelta y vio por si mismo el desastre. Bueno por lo menos yo estaba intacto, aunque con el susto todavía en el cuerpo. Entre los dos le dimos la vuelta y parecía que también él seguía listo para continuar. No obstante yo le dije Antonio que lo llevara al taller y que me pasara la factura, faltaría más. ¿Pero si ibas a 10 km/h cómo has podido volcarlo? Pues menos mal que giré hacia la derecha y me estampé contra el muro, porque si llega a ser al lado contrario con un precipicio de lo menos cincuenta metros y al fondo el río, yo creo que me quedo sin escapatoria, sino la espicho del golpe la palmo ahogado bajo las aguas. “No si a mi tu me dabas lo mismo, lo malo era mi ATV”, jaja. Bueno, al menos todo quedó en un susto, y hasta la fecha parece que mi colega no me ha pasado factura por daños de su ATV, jeje.
Al final sigo adelante con el ATV tratando de tranquilizarme, pero al momento tengo que atravesar un puente sobre un río que no tiene barandillas a los lados, ¡Dios ahora si que me la doy! Y mi colega Antonio pensaba “Este se acojona y me tira el ATV al río, ya verás”, jeje. Al final nos reímos un rato y nos hicimos algunas fotos:
De todos modos la verdad es que yo no me veía suelto con el ATV, y cuando estábamos en las alturas y veía el precipicio a los lados me entraba un cague que pensaba que en cualquier momento llegaría la “leche” definitiva, jeje:
Eso si, cuando culminábamos los ascensos las vistas eran maravillosas:
Lo que también me encantaba es que por todos los caminos podíamos circular sin problemas, lo que no sucede por mi pueblo, ya que no está permitida la circulación por cañadas y vías pecuarias, y también están los que no dejan pasar por sus fincas porque dicen que el camino es suyo, aún siendo vecinal. Total que al final apenas quedan caminos por los que perderse. Todo lo contrario de lo que sucedía en estas montañas del Bierzo. Los ríos también se veían cristalinos ideal para la fauna truchera:
Mi colega Antonio me mostró el lugar sobre el lugar que volcó su ATV, y fue por hacer el cafre con él, ya que trataba de subir una roca mojada y la rueda trasera se metió en un agujero teniendo que saltar porque el trasto se daba la vuelta:
“Pero lo tuyo es inexplicable ¡A 10 km/h volcar el ATV!”, jeje
También me enseña construcciones típicas del pasado y los nuevos refugios donde se aprovecha para hacer parrilladas sobre todo en invierno, cuando fuera esta todo nevado y dentro se está tan calentito:
Al final con mi velocidad de tortuga se nos ha echado la mañana encima y no nos da tiempo a regresar a casa para comer, por lo que Antonio asciende a buscar cobertura para decirle a su encantadora mamá que no nos espere, que comeremos por el camino:
En Candín el bar Luciano que encontramos fue maravilloso, degustamos una comida casera que nos sentó fenomenal, incluido café de puchero y aguardiente casero. Y después a seguir la ruta a ver si conseguía disfrutar un poco más con el ATV:
DIA 5: FABERO en moto.
Al siguiente día le digo a Antonio que tengo un dolor de cuello tremendo, y que debe ser de la tensión acumulada del día anterior, ya que aunque al final me solté un poco más con el quad, por la mañana lo pasé fatal porque me veía volando desde los precipicios de las montañas, jeje. Así que hoy prefiero llevar mi corcel:
Y ciertamente disfruto mucho más, me veo más cómodo en el ambiente espoleando mi WR:
Hoy si que llevamos prebendas para prepararnos un merendola como premio a tanto disfrute campestre:
Desde luego que ha sido un gran día, hemos disfrutado del campo estupendamente incluyendo una gratificante siesta, jeje
La pega que tuve fue que volvió a reaparecer el problema de la pérdida de anticongelante en mi WR, así cuando ascendía a cimas el electro no saltaba y hervía el líquido que tiraba arrojándolo por el aliviadero. Menos mal que agua no nos faltaba por doquier y volvía a rellenar el depósito.
El regreso lo hice al día siguiente, recorriendo 525 km en un solo día. Eso si, tuve que comprar un cojín hinchable y ponerlo en el asiento, aunque a la mitad de recorrido mis ochenta y pico kilos terminó por reventar las costuras y tenía que volver a hincharlo cada media hora. Además para llegar a Cáceres cogí la nueva autovía de la Plata A66, pero que no tiene ni una sola gasolinera junto a ella, por lo cual cuando tenía que salir a repostar o descansar, como hubiera semáforos el líquido refrigerante volvía a salirse. Finalmente logré llegar aunque con las posaderas tocadas.
Como estaba en garantía la llevé al taller donde la diagnosticaron que se había ido el termostato, y donde lo sustituyeron. En cuanto al asiento estoy por cambiarle la esponja a ver si logro hacerlo más cómodo.
Desde aquí un abrazo para mi colega Antonio y a su encantadora madre Josefa que tan bien se portó haciendo que me sintiera como en mi casa.
A raíz de esta aventura se me ha metido en la cabeza realizar otras como bajar a Marruecos a hacer pistas o rutear por los Monegros, entre otras. Espero seguir contándoos el desarrollo de ellas.
Saludos y ráfagas….!!!
Recorrer con mi Yamaha, casi recién estrenada, la Ruta de la Plata que discurre desde Sevilla hasta Santiago de Compostela, fue una de las actividades que tenía reservada para este verano. Dado que para esta diversión tenía previsto tan solo seis días, ajusté la aventura saliendo desde Cáceres, ya que muy cerca tengo una casa donde habita mi cabalgadura campestre, y desde allí recorrer la Ruta hasta León, donde tenía la invitación de mi colega Antonio para visitar el Bierzo y recorrer las montañas de su pueblo.
Como dijo aquel: “Rey de todo, maestro de nada”, pues yo tengo una campeona para cada cometido. Así la “mansa” Vespa la monto por la urbe madrileña para ir al currele diario. La “poderosa” GS1200 para las salidas domingueras y las “megaaventuras“ veraniegas, entre las que se haya el mítico Cabo Norte. Y con mi “trepamontes” WR250R surco los caminos y montes de mi pueblo y alrededores. La Ruta de la Plata y el Camino de Santiago ya los tengo entre mis palmarés por haberlos hechos por caminos con mi anterior Honda XR125L, y fue tanto el gozo que me produjo que decidí repetir la diversión esta vez con su hermana mayor: la Yamaha WR250R.
DIA1: CÁCERES – SALAMANCA : 265 km
Así que tras llegar el lunes de otra aventura por los Alpes, (y que si logro acabar ésta satisfecho, pues me pondré también a elaborar su crónica) quité la bolsa de viaje de la GS1200 y me puse a renovar la ropa sucia para al día siguiente cargarla en la Yamaha que acaba de completar el rodaje de sus primeros mil km.
En la charca Lugar, de Malpartida de Cáceres, hago la primera foto a mi montura, pues nos aguardan días de júbilo y quiero que ella también lo sienta:
Tengo que ir hasta el Casar de Cáceres ya que por allí discurre la Ruta de la Plata, y desde donde tengo previsto ir hoy hasta Salamanca. El primer obstáculo es un arroyo que a pesar de ser época estival sin embargo va cargadito de agua:
El resultado es que termino con los pies mojados, pero como es verano seguro que hasta me vendrá bien tenerlos un poco fresquitos.
En el Casar enlazo con la Ruta, que transcurre por un camino vecinal en inmejorable estado, y con rectas que hacen que espolee con ganas a mi corcel, y aprovecho también para inmortalizarnos ayudados por algunos peregrinos que van haciendo el Camino, a pie unos, y en bicicleta otros.
Tras pasar el pantano del Tajo por la carretera, retomo nuevamente el camino para llegar hasta Cañaveral, donde aprovecho para tomar un refrigerio:
Poco después el camino se empina, y recuerdo este tramo porque con mi Honda no fui capaz de subirlo ya que sus once caballos no lograron reunir la fuerza suficiente, mientras que con los treinta y cuatro de la Yamaha la subo sin problemas:
Después me adentro por una dehesa cuyo camino poco a poco se va convirtiendo en un sendero, y que me hacen pensar que como me falle la mecánica el rescate en aquel laberinto por una grúa va a ser imposible, a si que a prestar mucha atención a la conducción y prudencia que es la madre de la ciencia:
Y así logro sortear los obstáculos y regresar de nuevo al camino vecinal, aunque el sol ya bastante alto me sacude sin piedad, por lo que tengo que remojarme la garganta nuevamente en la localidad de Galisteo, y en la plaza encuentro un bar fresquito que con cada caña me pone una tapa que casi con cuatro de ellas como, jeje
Vuelvo a galopar y me adentro de nuevo por un estrecho sendero en el que la maleza alta oculta un arbolito que impacta contra mi rodilla, y que de no haber sido porque llevaba mis rodilleras seguro que tendría que lamentar otros males mayores:
Logro de nuevo salir indemne y me topo con los restos de la antigua ciudad romana de Caparra, que aprovecho para inmortalizar mi corcel bajo el arco de triunfo:
Mi siguiente destino es la localidad de Baños de Montemayor, donde recuerdo que cuando fui con mi Honda, al llegar a dicha localidad el motor estaba tan caliente, pues no contaba con refrigeración líquida, que tuve que ponerme junto a una fuente para remojar el motor y bajarle la fiebre. Trato de localizarla y me hago otra foto junto a ella pero esta vez con mi nueva adquisición:
Tras rebajar yo mi temperatura con un helado, subo por la calzada romana que presenta unos pequeños escalones, pero que son pan comido para mi corcel:
Aprovecho también para hacerme otra foto junto a una fuente, y cuando paro la moto veo como el anticongelante empieza a salir por debajo de la moto, ya que el de la botella está hirviendo. ¡Será posible que de nuevo tengo problemas con mi montura a causa de la temperatura y en la misma localidad! No me queda más remedio que rellenar la botella con agua de la fuente, pero me siento intranquilo porque creo que se debe a que el electroventilador no salta. No obstante continuo subiendo la calzada porque quiero llegar hasta el puente que pasa sobre el río de aguas trasparentes Cuerpo de Hombre:
Allí me encuentro con un peregrino, que primero se sorprende por la forma tan peculiar que tengo de hacer el Camino, aunque después le comento que yo también he realizado el Camino de Santiago a pié y que este año he vuelto a comenzar a pié otro tramo, sólo que por la vertiente Atlántica. Por ese motivo le comento que con mi moto trato de ser lo más respetuoso posible con el caminante, y en cuanto veo a uno aminoro la marcha para no molestarle ni con el ruido ni con el polvo, además de aprovechar para entablar conversación y ofrecerle un poco de agua.
Son ya las seis de la tarde, y el Camino discurre prácticamente por carretera secundaria, así que me dirijo sin más a Salamanca, donde tengo previsto alojarme. Además quiero llegar pronto porque lo que si noto es que el asiento de la moto es durísimo y me tiene el trasero con un dolor insoportable, y quiero comprarme un culote de ciclista para ver si así logro reparar en cierta medida este problema físico.
Algunas imágenes más que me deja este día de aventura:
DIA2: SALAMANCA - LEÓN: 296 km
Con la fresca y con el culote de estreno me encamino a por este nuevo día de aventura trail. El comienzo lo hago por unos caminos vecinales de largas rectas en las que galopo a todo gas, jeje:
Hasta que el camino parece terminar sin salida, y que finalmente descubro que se reconvierte en un estrecho sendero:
Como digo los caminos hoy son vecinales y por ellos se circula muy cómodo, y la flecha amarilla sigo viéndola por doquier, con lo cual es fácil seguir la Ruta, aunque hay que salvar algún que otro charquito:
Después llegan los viñedos y las vías de tren abandonadas (no hizo falta circular sobre ellas, aunque en la foto lo parezca, jeje):
Después hay tramos que el camino discurre paralelo a la carretera o por la misma carretera. También aprovecho para hacer fotos en los pueblos y reponer fuerzas:
Los típicos paisajes de tierras de cereales se repiten una y otra vez:
Hasta que aparece de nuevo la carretera y por suerte también el camino:
En Granja de Moreruela aprovecho para visitar los restos del Monasterio cisterciense, el cual también visité la vez anterior con mi Honda, y me apetece hacerme una nueva foto junto a mi nueva compañera de fatigas:
Después llega el cruce para ir a Astorga u Orense, decidiéndome por ir a Astorga y desde allí a León:
El camino discurre paralelo a la carretera, y como mi trasero lejos de mejorar tiende a empeorar, pues el sillín es durísimo y el culote no logra solventar el que empieza a ser un grave inconveniente, decido ir a León directamente con las paraditas de rigor para estirar las piernas y relajar los gluteos, jeje. Por cierto la moto no ha vuelto a dar señales de calentamiento, pero es que al ser caminos vecinales las velocidades han sido más altas y el circuito de refrigeración ha funcionado sin necesidad de que saltara el electroventilador.
DIA 3: LEÓN - FABERO: 125 km
El trasero lo tengo destrozado con el puñetero asiento, y no logro permanecer más de media hora sentado, además al ir por carretera no puedo ir de pié. Ciertamente no disfruto de la moto, y solo estoy pendiente de buscar una sombra para parar porque ya no es molestia lo que tengo, sino auténtico dolor. Al final logro llegar a casa de mi colega Antonio, donde le comento que no quiero tocar la moto hasta el domingo que nos marchemos, a ver si así se recupera mi trasero. Así que nos dedicamos a recorrer el pueblo, tratando de visitar unas antiguas minas que los mineros jubilados han convertido en parte de museo, pero están cerradas.
DIA 4: FABERO en quad.
El día de hoy lo vamos a dedicar a recorrer las montañas del Bierzo, para lo cual Antonio me deja su ATV y el coge el de su hermano. Me explica el funcionamiento y vamos directos a la gasolinera a rellenar depósitos. A continuación salimos del pueblo y la carretera que va hacia las montañas poco a poco empieza a convertirse en camino, de forma que cuando voy disfrutando del paisaje que empieza a acontecer, entro en unas rodadas inclinándose el ATV hacia la derecha, y yo que todavía no tenía desconectado el chic de la moto, pues debió de parecerme que la moto se iba al suelo, así que debí de tratar de levantarla, sin pensar que realmente se trataba de un trasto de quinientos kilos, y el resultado fue que sin saber como acabé estrellándome contra un muro, volcando de lado el vehículo y yo saliendo despedido y dando con mis huesos contra el suelo, y menos mal que llevaba el casco porque mi cabeza impacto de lleno sobre la tierra dejando una huella sobre la parte trasera del casco. ¡Qué leñazo, Dios! Tras levantarme y ver el ATV de mi colega volcado no sabía donde meterme, ¿Qué le digo de este desastre? Antonio al ver que yo no bajaba, dio la vuelta y vio por si mismo el desastre. Bueno por lo menos yo estaba intacto, aunque con el susto todavía en el cuerpo. Entre los dos le dimos la vuelta y parecía que también él seguía listo para continuar. No obstante yo le dije Antonio que lo llevara al taller y que me pasara la factura, faltaría más. ¿Pero si ibas a 10 km/h cómo has podido volcarlo? Pues menos mal que giré hacia la derecha y me estampé contra el muro, porque si llega a ser al lado contrario con un precipicio de lo menos cincuenta metros y al fondo el río, yo creo que me quedo sin escapatoria, sino la espicho del golpe la palmo ahogado bajo las aguas. “No si a mi tu me dabas lo mismo, lo malo era mi ATV”, jaja. Bueno, al menos todo quedó en un susto, y hasta la fecha parece que mi colega no me ha pasado factura por daños de su ATV, jeje.
Al final sigo adelante con el ATV tratando de tranquilizarme, pero al momento tengo que atravesar un puente sobre un río que no tiene barandillas a los lados, ¡Dios ahora si que me la doy! Y mi colega Antonio pensaba “Este se acojona y me tira el ATV al río, ya verás”, jeje. Al final nos reímos un rato y nos hicimos algunas fotos:
De todos modos la verdad es que yo no me veía suelto con el ATV, y cuando estábamos en las alturas y veía el precipicio a los lados me entraba un cague que pensaba que en cualquier momento llegaría la “leche” definitiva, jeje:
Eso si, cuando culminábamos los ascensos las vistas eran maravillosas:
Lo que también me encantaba es que por todos los caminos podíamos circular sin problemas, lo que no sucede por mi pueblo, ya que no está permitida la circulación por cañadas y vías pecuarias, y también están los que no dejan pasar por sus fincas porque dicen que el camino es suyo, aún siendo vecinal. Total que al final apenas quedan caminos por los que perderse. Todo lo contrario de lo que sucedía en estas montañas del Bierzo. Los ríos también se veían cristalinos ideal para la fauna truchera:
Mi colega Antonio me mostró el lugar sobre el lugar que volcó su ATV, y fue por hacer el cafre con él, ya que trataba de subir una roca mojada y la rueda trasera se metió en un agujero teniendo que saltar porque el trasto se daba la vuelta:
“Pero lo tuyo es inexplicable ¡A 10 km/h volcar el ATV!”, jeje
También me enseña construcciones típicas del pasado y los nuevos refugios donde se aprovecha para hacer parrilladas sobre todo en invierno, cuando fuera esta todo nevado y dentro se está tan calentito:
Al final con mi velocidad de tortuga se nos ha echado la mañana encima y no nos da tiempo a regresar a casa para comer, por lo que Antonio asciende a buscar cobertura para decirle a su encantadora mamá que no nos espere, que comeremos por el camino:
En Candín el bar Luciano que encontramos fue maravilloso, degustamos una comida casera que nos sentó fenomenal, incluido café de puchero y aguardiente casero. Y después a seguir la ruta a ver si conseguía disfrutar un poco más con el ATV:
DIA 5: FABERO en moto.
Al siguiente día le digo a Antonio que tengo un dolor de cuello tremendo, y que debe ser de la tensión acumulada del día anterior, ya que aunque al final me solté un poco más con el quad, por la mañana lo pasé fatal porque me veía volando desde los precipicios de las montañas, jeje. Así que hoy prefiero llevar mi corcel:
Y ciertamente disfruto mucho más, me veo más cómodo en el ambiente espoleando mi WR:
Hoy si que llevamos prebendas para prepararnos un merendola como premio a tanto disfrute campestre:
Desde luego que ha sido un gran día, hemos disfrutado del campo estupendamente incluyendo una gratificante siesta, jeje
La pega que tuve fue que volvió a reaparecer el problema de la pérdida de anticongelante en mi WR, así cuando ascendía a cimas el electro no saltaba y hervía el líquido que tiraba arrojándolo por el aliviadero. Menos mal que agua no nos faltaba por doquier y volvía a rellenar el depósito.
El regreso lo hice al día siguiente, recorriendo 525 km en un solo día. Eso si, tuve que comprar un cojín hinchable y ponerlo en el asiento, aunque a la mitad de recorrido mis ochenta y pico kilos terminó por reventar las costuras y tenía que volver a hincharlo cada media hora. Además para llegar a Cáceres cogí la nueva autovía de la Plata A66, pero que no tiene ni una sola gasolinera junto a ella, por lo cual cuando tenía que salir a repostar o descansar, como hubiera semáforos el líquido refrigerante volvía a salirse. Finalmente logré llegar aunque con las posaderas tocadas.
Como estaba en garantía la llevé al taller donde la diagnosticaron que se había ido el termostato, y donde lo sustituyeron. En cuanto al asiento estoy por cambiarle la esponja a ver si logro hacerlo más cómodo.
Desde aquí un abrazo para mi colega Antonio y a su encantadora madre Josefa que tan bien se portó haciendo que me sintiera como en mi casa.
A raíz de esta aventura se me ha metido en la cabeza realizar otras como bajar a Marruecos a hacer pistas o rutear por los Monegros, entre otras. Espero seguir contándoos el desarrollo de ellas.
Saludos y ráfagas….!!!