goma741
En rodaje
Esto sucedió en Charlotte, Carolina del Norte, EE.UU...
Un abogado compró una caja de 24 puros, muy raros y costosos. De inmediato procedió a cubrirlos con un seguro contra, además de otras cosas, el fuego.
En el lapso de un mes, habiéndose fumado la caja completa
de esos maravillosos cigarros, el abogado reclamó el seguro contra fuego a la compañía de seguros.
En su reclamación, éste declaró que los puros se perdieron a causa de una serie de pequeños fuegos.
La compañía de seguros se rehusó a pagar, argumentando la razón obvia:
¡Que él había consumido los puros fumándolos, de acuerdo al uso tradicional!
Sin embargo, el abogado demandó y... ¡GANÓ!
De acuerdo con las normas, el juez estuvo de acuerdo con
la compañía de seguros que la reclamación era frívola, sin embargo declaró que en cualquier caso, el abogado había contratado una póliza con la compañía, en la cual se garantizaba que los puros eran asegurables y también se garantizaba que quedaban asegurados contra el fuego, sin definir expresamente las exclusiones de "algunos fuegos”
y por lo tanto, era sujeta a la obligación del pago reclamado.
Lejos de querer sostener un lento y oneroso proceso de apelación, la compañía de seguros aceptó las reglas y pagó
U$ 15.000 al abogado por la pérdida de sus cigarros a causa
del fuego.
Una vez que el abogado hubo cambiado el cheque, la compañía de seguros promovió su arresto por 24 cargos de incendios intencionales, utilizando en su contra su propio testimonio en lo declarado por él en la reclamación del pago a la compañía de seguros .
El abogado resultó culpable por el delito de incendio intencional en contra de su propiedad asegurada, y fue sentenciado a 24 meses de detención carcelaria y al pago
de una multa de U$ 24.000
Este caso obtuvo el primer lugar en el concurso de abogados penalistas el año pasado.
Moraleja:
"A los abogados no les ganas, pero a las compañías de seguros, menos."
Un abogado compró una caja de 24 puros, muy raros y costosos. De inmediato procedió a cubrirlos con un seguro contra, además de otras cosas, el fuego.
En el lapso de un mes, habiéndose fumado la caja completa
de esos maravillosos cigarros, el abogado reclamó el seguro contra fuego a la compañía de seguros.
En su reclamación, éste declaró que los puros se perdieron a causa de una serie de pequeños fuegos.
La compañía de seguros se rehusó a pagar, argumentando la razón obvia:
¡Que él había consumido los puros fumándolos, de acuerdo al uso tradicional!
Sin embargo, el abogado demandó y... ¡GANÓ!
De acuerdo con las normas, el juez estuvo de acuerdo con
la compañía de seguros que la reclamación era frívola, sin embargo declaró que en cualquier caso, el abogado había contratado una póliza con la compañía, en la cual se garantizaba que los puros eran asegurables y también se garantizaba que quedaban asegurados contra el fuego, sin definir expresamente las exclusiones de "algunos fuegos”
y por lo tanto, era sujeta a la obligación del pago reclamado.
Lejos de querer sostener un lento y oneroso proceso de apelación, la compañía de seguros aceptó las reglas y pagó
U$ 15.000 al abogado por la pérdida de sus cigarros a causa
del fuego.
Una vez que el abogado hubo cambiado el cheque, la compañía de seguros promovió su arresto por 24 cargos de incendios intencionales, utilizando en su contra su propio testimonio en lo declarado por él en la reclamación del pago a la compañía de seguros .
El abogado resultó culpable por el delito de incendio intencional en contra de su propiedad asegurada, y fue sentenciado a 24 meses de detención carcelaria y al pago
de una multa de U$ 24.000
Este caso obtuvo el primer lugar en el concurso de abogados penalistas el año pasado.
Moraleja:
"A los abogados no les ganas, pero a las compañías de seguros, menos."