En el Confesionario

abuelete_II

Curveando
Registrado
14 Dic 2008
Mensajes
15.066
Puntos
113
- Padre, perdóneme porque he pecado.
- Dime, hija, ¿cuáles son tus pecados?

- Padre, el demonio de la tentación se apoderó de mí, pobre pecadora.

- ¿Cómo es éso, hija?

- Es que cuando hablo con un hombre tengo sensaciones en el cuerpo que no sé como describirlas…

- Hija, por favor, que también soy un hombre…
- Sí, padre, por eso vine a confesarme con usted.
- Bueno hija, ¿y cómo son esas sensaciones?

- No sé cómo explicarlas, por ejemplo, ahora mi cuerpo se rebela a estar de rodillas y necesito ponerme más cómoda.

- ¿En serio?
- Sí, quiero relajarme y quedarme tendida…
- Hija, ¿tendida cómo?
- De espaldas al piso, hasta que se me pase la tensión…
- Y qué más?
- Es como que tengo un sufrimiento que no le encuentro acomodo.
- ¿Y qué más?
- Como que espero un poco de calor que me alivie…
- ¿Calor?
- Calor, padre, calor humano, que lleve alivio a mi padecer…
- ¿Y qué tan frecuente es esa tentación?

- Permanente, padre, por ejemplo, ahora me imagino que sus manos sobre mi piel me darían mucho alivio…

- ¡Hija!

- Sí, padre, perdóneme, pero me urge que alguien fuerte me estruje entre sus brazos y me dé el alivio que necesito…

- ¿Por ejemplo yo?
- Por ejemplo, usted es la clase de hombre que imagino me puede aliviar.
- Perdóname, hija mía, pero necesito saber tu edad…
- Setenta y cuatro padre.

- Hija, vete en paz, que lo tuyo es reumatismo.


Ahora entiendo el porque van solo viejecitas a la iglesia...:shocked::rolleyes2:;)
 
Atrás
Arriba