Yo eso no lo quiero en una bici, imagínate en una moto. Falla la pila, falla la señal, se moja no sé qué componente porque llueve (o has lavado la moto), o se vuelve loco porque se vincula con el bluetooth de no se quién que pasa por ahí, y al día siguiente a soltarle una morterada al protésico dental. Gracias, pero paso.
Estamos llegando a niveles absurdos de aplicar tecnologías complejas, caras y de potencial gravedad en caso de falta de fiabilidad, para resolver funciones para las que bastan sistemas físcos sencillos, baratos y más que probados.
Como sigamos en esta senda, acabarán poniendo hasta un servomotor que levante la chapita del depósito de la gasolina que da acceso al bombín, no sea que se nos parta el dedo con el que lo hacemos actualmente, por tan tremendo esfuerzo. "La salud es lo primero: ¿vas a arriesgarte a perder el dedo ante semejante maniobra próxima al suicidio, cuando puedes hacerlo desde una APP del móvil?". Eso sí: el día que ese servo falle, tapón bloqueado, tú tirado a 450 km de casa por no poder repostar, y en el conce preparando un presupuesto de 950 € + IVA para la reparación (por ser tú y haber pasado con ellos todas las revisiones; si no, 1.400 + IVA).