Pues vale Panchi, quieres un relato, pues ahí va.
No que lo mío sea escribir, que nunca lo ha sido, pero he de admitir que todo lo que yo he sentido en este viaje tengo que contarlo. Y tengo que hacerlo porque me quema dentro.
Mi FuerteAventura empezó cuando terminé de ver el video de Rumbo a Tartaria, y me planteé por qué yo no podía hacer un viaje así. Y más, cuando cuento con gente en el grupo que sé, que estarían dispuestos y serían buenos compañeros de ruta.
Es ahí cuando planteo la posibilidad de ir a África, y disfrutar de un viaje de ensueño. Quien sabe si un tour por Marruecos o hacía el sur hasta donde de tiempo o una vuelta a nuestro mar, el mediterráneo. En fin, una aventura en toda regla. Y la verdad, es que ni estoy capacitado, ni preparado para un reto así.
¿Y por qué no empezar por Fuerteventura? Gran idea la de JMA. Después de una vacaciones en familia y todoterreno, con la inspección de las rutas hechas, las posibilidades que ofrece la isla para la práctica del off-road, decide junto con el ChamoGS lanzar un post invitando a todo aquel que quiera, a una aventura de preparación para aprender y coger confianza para futuros retos más exigentes.
Nace FuerteAventura 2007. Moto, tierra, acampada y todo lo necesario para sobrevivir, comida, agua, y material necesario para solucionar cualquier problema con la moto. Fechas: la primera semana de diciembre, aprovechando el puente de la constitución. Nivel de los aventureros en tierra. Baja, muy baja.
¿Quién se apunta? Ya somos tres. JMA, Chamo y yo. Ya habíamos rodado juntos en muchas ocasiones y por lo menos en otra, habíamos compartido unos días, coincidiendo con la VII (en mi caso la primera) concentración canaria de bmwmotos.com. A parte de buen rollo entre nosotros, nos une nuestro gusto por la naturaleza, la acampada, la aventura. ¿Qué nos separa? Que en mi caso acabo de llegar al mundo de la moto después de viejo, y que no tengo moto para tal evento…En cualquier caso, cosas superables.
La forma de plantear este viaje, ya de por sí, hace que haya una selección natural de los participantes. Me explico. ¿Una semana? No todo el mundo puede faltar tanto tiempo al trabajo o a estas alturas del año no quedan días de vacaciones. ¿Y la familia? Ese si que es un tema difícil de solventar. ¿Acampada, tienda, saco, cuarto de baño? Demasiado señorito a estas alturas de la vida. ¿Moto para la ocasión?
En mi caso tengo todavía dos días de libre disposición. Me falta uno. ¿De dónde lo saco? Por suerte, este año, la empresa nos da el puente. Uff, al palo. Bueno, un primer obstáculo superado. Ya tengo el permiso de la empresa. Material, me falta de todo. Ya lo compraré. No recuerdo cuando fue la última vez que fui de acampada o que dormí en un saco. Mi mujer, que ya me conoce, me dice que una vez más, como siempre, acabaré haciendo lo que me de la gana…”tú sabrás” lo que se traduce al lenguaje masculino como: “preparate”. Voy a recibir, antes, durante y después. Hasta en el carnét de identidad. Debo ser algo masoca. Ya me doy yo el permiso familiar. Si espero, no me lo dan ni de coña…¿La moto? Ay la moto. Tengo un maxiscooter y una cruiser. Oño, ninguna me vale…
Y empieza a apuntarse la gente. Que bueno. No recuerdo el orden exacto, pero fuimos unos cuantos los que nos apuntamos casi desde el principio (y perdón si me equivoco).
Suar, Jabeque, LuisR100, Kavza. Empiezan las reuniones preparatorias. En casa de Jabeque, en Las Cancelas. Aún recuerdo lo mal que me sentí y la envidia que tuve cuando J, Chamo, Jabeque y Suar se fueron a practicar por tierra, y LuisR100 y yo, no pudimos acompañarlos. En su caso por tener que atender otros menesteres. En el mío, porqué aún no tenía moto…Me hubiera gustado poder ver mi cara en ese momento. También se apunta El Canario, y parece que PedroTaxi nos quiere acompañar.
Empiezan las colaboraciones desinteresadas de miembros del foro. Pocos, pero que nos ayudan un montón. Gracias Panchi, y Gracias Armando GS. Su conocimiento de Fuerteventura y el haber rodado “algo” por tierra, nos soluciona dudas en cuanto al material y el equipo que debemos llevar. Es en uno de esos posts de Armando, que nos comenta que ha realizado una salida con Vemotor, y a la pregunta mía de que si son caras esas salidas, nos da una doble alegría. La primera que son gratuitas y la segunda que Koke, el monitor, se adapta a nuestro viaje para organizarnos una. No sólo para enseñarnos la isla, sino además, para instuirnos.
Pasa el verano y sigo sin moto. No me ha tocado la primitiva. Llega el momento de hacer números. Opciones, comprar otra moto o cambiar alguna. ¿Qué compro? Una BMW. ¿F650 o R1200GS? ¿Nueva o de segunda mano? Al final, burro grande, ande o no ande. La decisión está tomada. R1200GS es la solución. Ya veremos si acierto, si será muy grande para mí, si seré capaz de manejarme con ella sin experiencia previa. Tremenda inversión en manos de un novato, y en tierra. Están locos estos romanos. Llego justo a la VIII concentración canaria, con la revisión de los 1000, encantado con la máquina y con la ilusión de que ya puedo empezar a rodar por tierra. Fuera de lo negro.
A la ya sentida baja de LuisR100, se une la más que posible baja del único canarión que se había apuntado, Kavza. Espero que esto no sea como lo de los 10 negritos de Agatha Christie. Otra reunión durante la VIII concentración Canaria, de poco valor, ya que nos interrumpe el sorteo de los colaboradores y las más que bellas, encantadoras azafatas. Casi en ese momento se cierra el grupo. Ya estamos todos.
Elena, Suar, R1200GS
Daniel, Jabeque R1200GS
José, ChamoGS R1200GS
Jorge, El Canario R1150GS
Juan, JMA R1150GS Adventure, mejorada (o como dicen los Pokemon, evolucionada) a una Revamp.
Fran, Otter R1200GS.
Ya llegó el momento de comprar el equipo. Unos pocos nos agenciamos un peto integral, que nos hacían el doble de grandes y seguros. Pérdida de comodidad, aumento de protección. Buen negocio, sin duda. Camiseta chunga tipo enduro/pijama. Risas varias con Mentolín, Fresolín y Cebralín. Botas para la ocasión. La verdad es que fue un acierto el equiparnos adecuadamente. El único percance que sufrimos, se podía haber solucionado si lo hubiera llevado puesto.
Primer contacto con lo marrón.
Y ahí que vamos al Porís de Abona a rular un rato. Regulación de suspensiones, palanca de cambios, presión de los neumáticos y alza de manillar. Y todo esto sin tener ni idea provoca que casi todo esté mal ajustado. Mucha presión, mal los amortiguadores…y a rodar JMA, JesúsGS y yo. Algún que otro susto en forma de zanja solventado por Jesús fácilmente gracias a su altura y a los buenos reflejos que demostró. Primeros kilómetros por lo marrón sin grandes subidas ni bajadas. Todas las sensaciones buenas. La moto da la talla, el piloto se anima, y se deja llevar por la falsa sensación de seguridad que da la inconciencia. Sin duda, esa inconciencia ayuda más de lo que perjudica. Si no fuera por ella, no me embarcaría en esto. Treinta y siete años, baja forma física, ninguna experiencia en tierra. En fin.
Es en realidad a partir de las salidas con Jabeque, que empiezo a sentir el off-road. Aún recuerdo lo que me dijo al final de un duro día. “Ya verás como después de esto, Fuerteventura es pan comido”. Mi madre por dónde me metió. Y por dónde le seguí. Puro camino de piedra que para empezar, me resulto de lo más incomodo e inseguro. Imagino que también influyo el caerme siete veces ese día. Al final, más que caerme, se me caía la moto en parado, ya que las fuerzas y el largo de pierna no me daban ni para mantenerme quieto. Ahora me río cuando me acuerdo, pero la segunda salida que realicé con él, me plantee si una vez volviera de Fuerteventura, seguiría rodando por tierra. Ahora no tengo dudas, claro. “Tenías razón, pan comido” recuerdo que le comenté una vez allí en Fuerteventura.
Más reuniones, en este caso, en casa del canario. Gracias por la buena atención que nos dio Maca. Hasta las tantas, y eso que me corté y regrese pronto a casa. Otra vez a escuchar a mi señora. Decidimos que rodaríamos por las mañanas y que por la tarde playita y baño. La fecha de inicio está clara, tanto el Tenerife Gran Canaria, como el Gran Canaria Fuerteventura. Aún hay duda de cuándo regresamos, y cómo. A través de Eva, en viajes Àliga, me voy enterando de las decisiones y cambios que realizan los indecisos.
Última salida por tierra antes del viaje. ChamoGS, JMA y yo. Motos cargadas con todo lo que llevaríamos al viaje. Ellos ya tenían montadas las cubiertas de tacos. Toma de contacto con dunas o tierra suelta para ver comportamiento de la moto. Mucho peso para la arena. No nos queda nada en Fuerteventura. Subida por el Contador hasta Izaña. Bonito paisaje. Nunca había estado por esta zona. Al llegar a lo alto de la isla. Frío. Mucho frío. Llegó a marcar dos grados el termómetro, con neblina y agua. Agradecía no tener en ese momento las cubiertas de tacos. Los compañeros estaban contentos con las sensaciones que les transmitían los tacos.
El último obstáculo que tuvimos que solventar Jabeque y yo fue el calzado de las niñas. Sin duda un acierto poner cubiertas de tacos. Pero nos llegaron por los pelos. Tanto es así, que las montamos tres días antes de embarcar para Gran Canaria. Sólo me dió tiempo para rodar por tierra lo justo para ensuciarlas. Que sea lo que dios quiera, pensé. No sabes lo que me alegré de hacerte caso, Dani. Menudas cubiertas.
Sensación agridulce la que tuve al pensar que aunque partíamos todos juntos, el grupo se dividía en dos para el regreso. Saltaríamos a Lanzarote J, Chamo y yo, mientras Suar, El Canario y Dani, volverían antes a Tenerife perdiéndose, y nunca mejor dicho, el segundo fin de semana en Gran Canarias. Daba cierta tranquilidad saber que íbamos juntos pero no revueltos, teniendo la libertad en todo momento de poder abandonar si resultaba muy complicado el reto o si el cansancio podía con nosotros.
Salimos el viernes 30 de noviembre del 2007
Ya está todo colocado en la moto. Al final, la idea de mi madre de usar velcro para sujetar planchas protectoras de maletas laterales funciona. Me despido de mis hijas, de Cris ya lo había hecho esa misma mañana. Termino de ponerme el traje de barbie motorista, como dice Suar, y acudo al muelle. Son las siete de la tarde. Soy el primero. Me puede la ansiedad. “Por lo menos, espero aquí”, me justifico. Llega el Chamo, acompañado de Iban con B. Lleva más trastos por fuera de la moto que yo. Le sigue Suar, me sorprende que poco lleva, y El Canario, que no lleva nada de nada. Sorpresa la mía cuando recuerdo que no le faltó de nada. Incluido el arroz tres delicias y la linea para tender. Aparece JMA, su moto al igual que la del Chamo y la mía, cargada hasta los topes. Se nota que estaremos unos días más. ¿Quién falta? ¿Quién llega tarde? ¿Quién va a ser? En este momento no nos damos cuenta, pero será la tónica del viaje. Siempre hay que esperar por Jabeque. Menudo ingenio el del colega. Aparece con dos maletas laterales sansonite. Sopote incluido. Espacio de sobra para todo lo necesario y barato. En caso de rotura por caída, no importa…
Me sorprende que acudan a despedirnos. Me alegra. Ya estoy viendo las fotos, y los comentarios, en el foro. El Fara siempre al tanto de todo lo que acontece en el foro y sus componentes. LuisR100. En este momento su aventura comienza a ir en paralelo a la nuestra, que al fin y al cabo es la misma. La sabiduría primó sobre la inconciencia. Nada como conocer tus límites. Chapó. Ramis, que se aseguró de que todos pudieran estar al tanto de nuestros movimientos a través del localizador y el seguimiento que nos hicieron tanto JorGeTac como Samurai. Cuándo se entere mi mujer de cómo funciona Locatel, me pone uno al cuello. Seguro…
Ya en el barco aseguramos las motos con las trinchas propias y no con los cabos que proporciona la naviera que nos lleva. Que vergüenza. No somos los únicos moteros. También están los de las cruces. Son más que nosotros.
Estamos apunto de rodear la isleta y me tengo que tomar la segunda biodramina con cafeína. Escapo por los pelos sin vomitar. Ahora toca conducir hasta el camping de Temisas. Menos mal que el Chamo tiene GPS. Por desgracia va despacio. Muy despacio. Lógico ya que el firme está mojado y vamos con tacos. No me ayuda mucho. Me duermo. Jodida biodramina. Espero que lleguemos pronto. O que pase rápido sin dormirme. Nos espera Carmen. Nos lleva hasta la casita rural que nos había alquilado. Genial. Tres habitaciones con dos camas individuales cada una. Se empiezan a perfilar las parejas. ¿Selección natural? El dúo sacapuntas por un lado, por otro, se suben al palomar, Suar y El Canario. La altura del techo no les permite estar de pié. A mi me toca con Jabeque. Menuda noche. Hacía frío. Las mantas de Ca´Carmen son de esas que parecen que tienen pulgas, liendres y garrapatas, pero abrigan que da gusto. No me importa. Duerma yo caliente, que lo bichos se alimenten. Ya en la segunda noche, Suar me reafirma en mis pensamientos. Jabeque tiene razón. No ronca. Es sólo una respiración profunda. De eso me doy cuenta cuándo duermo con el ChamoGs más adelante.
Sábado 1 de diciembre del 2007
Madrugamos para acudir a nuestra cita con Vemotor y Koke. La verdad es que lo del madrugón lo hicimos todos los días. No nos levantamos después de las ocho ni un solo día. Menudas vacaciones. ¿Descanso? ¿Qué es eso?
Como era de esperar, nos perdimos. Bueno, solo un poquito. En seguida encontramos el concesionario BMW. Primer susto del viaje. Pintura resbaladiza en paso de peatones, mojado y cubiertas de tacos. ¿Igual a? Gracias a dios, perdida de tracción de la rueda trasera. Y doy gracias porque si llega a ser la delantera me hubiera ido al suelo seguro. Sólo susto y anécdota para comentar con el Canario que iba de escoba y lo vio todo desde la primera fila.
Se nos unieron Paco, Héctor y a mediodía ArmandoGS. Koke nos tenía preparada una pequeña clase teórica y una pista en el sur facilita para empezar. La teórica bien, aunque donde esté la práctica…Autopista al sur, y paradita para desayunar bocadillo de pata y queso. Si tienen la oportunidad no se lo pierdan cuando vayan a la isla redonda. La primera media hora dedicada a realizar giros de pie y a poca velocidad, seguido de un pequeño slalom para practicar lo aprendido. Parecía fácil, pero a más de uno les costó lo suyo cogerle el tranquillo. Incluso aparecieron las primeras caídas.
Paseito por un precioso paraje protegido, según tuvimos la suerte de saber gracias a la información proporcionada por un número de la Guardia Civil (nunca había visto los huevos tan altos en una moto). “Esto no es un circuito” repetía una y otra vez, mientras todos nos íbamos preparando para la receta. Parece que todo fue debido a un exceso de retención, y no precisamente de orina. Pa´ mi que se levantó con la pierna cambiada, el buen hombre. Llegó, soltó su bufido en plan tío duro, y nos dejó ir. Y alegres que nos fuimos.
Después de un rato se nos planteó nuestro primer reto. Una buena cuesta con cierta dificultad acabada con un escalón, no muy grande, pero suficiente según Koke como para poder dañar seriamente la moto si no se atacaba con decisión. ¿Alguien lo intenta? Nos faltó tiempo. Para ser sinceros, hasta que no vi a los primeros haciéndolo no le eché huevos. Más adelante, recordaría Koke, que le sorprendió que nos decidieramos a enfrentarnos a la pendiente. Aún le escucho diciendome que echara el cuerpo para detrás en plena subida, ya que empezaba a perder tracción. Según lo hice, empezó a empujar la moto y me subió arriba del todo sin esfuerzo alguno. Qué moto tengo Pepito. Lo mismo pasó con la prueba de frenar afondo para experimentar el ABS. Se lanza el Chamo, Jabeque y me puede la ansiedad. Vamos, al ataque. Primera, segunda, tercera. Clavo frenos. Y nada. Nada. Simplemente la moto se para. Todos me dicen que muy bien. Vale, algo noté. Alguna vibración. Pero poca cosa. ¿Ya está? Pues sí. Imagino que a la velocidad que iba, con toda esa gravilla en la pista y frenando a fondo como lo hice, si no me salta el ABS, seguro que doy con mis huesos en el suelo. Desde fuera, si se notaba como iba la moto haciendo tac, tac tac. Aún no me explico como hay gente que no le gusta el ABS. Seguramente será mi falta de conocimiento.
A todas estas, ver a Koke, realizando el ejercicio de frenada, con y sin ABS, sentado y de pies, en la Adventure a la velocidad que iba el colega, IMPRESIONA. Y lo de tomar la curva a esa ritmo, y encima acelerar para que veas que si te derrapa, al tener el cuerpo bien colocado, no pasa nada…IMPRESIONA. También te da confianza para atreverte a ir más rápido y más cómodo encima de la moto.
Lo aprendido, sin duda fue poco, pero muy útil. No se pueden imaginar, o quizás sí, lo mucho que nos facilitó el viaje esas tres nociones básicas que aprendimos esa mañana. A partir de este momento, ya sólo nos quedaba practicar, practicar y practicar. Y corregir a los amigos para que no se olvidaran de hacer lo aprendido. Gracias por el curso Koke.
Otro acierto y fortuna de salir con los compañeros del foro de Gran Canaria fue el dejarnos llevar por unos preciosos parajes (Cada vez me gusta más la isla). Lugares indescriptibles con precipicios interminables y con algún que otro charco a lo largo del camino. Para mi fueron muchos, pero me consta que para otros, fueron muy pocos. Para el Chamo, Jabeque y JMA, el barro es como las cáscaras para los cochinos. Mi madre. No había uno sólo en el que no se metieran hasta el cuello. Y yo mientras, pasando por un ladito. Evitando ensuciarme o manchar la moto. Tenían que haberlos visto. Cortando los charcos y salpicando unos cuantos metros a cada lado de la moto. Embarrados hasta las orejas. Me quedé con las ganas de filmarlos.
Comida agradable en un pueblito con unas vistas fantásticas, donde aprovechamos para conocer un poco mejor a nuestros anfitriones. Buenas gente, buenas risas. Y a rodar. A rodar otra vez. Que bien. Que gusto da eso. El saber que no tienes que volver a casa. Que no hay hora limite para que la moto se te convierta en una calabaza. Que no tienes a la inquisición, la jefa de estudios, esperándote para crucificarte. Maravilloso. Más moto. Y todavía quedan todos los días por delante, porque hoy aún no se ha acabado. ¿Se imaginan mi sonrisa?? Eso es, de oreja a oreja.
Después de unos kms rodando por asfalto, fuimos a las cuevas de no sé quien por otra pistita que estuvo muy divertida. Bastante mojada y algo de barro. Si no me equivoco fue aquí que a Paco el barro le jugó una mala pasada y al suelo. Y dónde el Chamo, empezó a demostrar que eso de las piernas largas podría ser un extra que poner a la moto. Iba y venía de lado a lado de la estrecha pista. Cuando llegaba al lado derecho, y parecía que se caía por el precipicio, zas, bandazo y directo contra el muro. Ya se estampa, y zas, otra vez para el otro lado. Luego nos reconoció, que era un ejemplo práctico de cómo reaccionar y dominar la moto en circunstancias adversas.
Llegamos a la Cruz de Tejeda, o eso creo, para realizar el último slalom. La última bajadita, donde siempre espera D-57. Las condiciones meteorológicas eran bastante malas. Mucho frío, siete grados, creo recordar, niebla intensa y agua. Carretera mojada y con tacos. Despacito, despacito. Ahí nos dejó Paco, que ya había tenido suficiente. Salen primero los que no llevan tacos. Bastante barro y tramo divertido. La ilusión disimula el cansancio. Ya son por lo menos las siete. Se acaba el día. Para el camping.
La ducha después de un duro día, se agradece y mucho. Me parece recordar que debido a la copiosa comida, no todos cenamos. José se acostó pronto y los demás nos quedamos de cháchara. Contando anécdotas de la mili. Casualidades de la vida, que demuestran que vivimos en un pañuelo, fue enterarme de que Jorge había sido el cartero que sacaba a pasear la Kawa de mi viejo. Otro sufridor al que se mujer no le permitía la moto. En verdad que la vida es cíclica. Menudas risas nos echamos Juan, Jorge y yo. Me lo estaba pasando tan bien, que la novelería no me dejaba irme a la cama. Cuándo Juan se acostó aún se reía de las boberías que contamos.
A la mañana siguiente, sin prisas pero sin pausas, volvimos a empaquetar todo en la moto y nos dirigimos hacia el muelle de La Luz. Salíamos para Fuerteventura a las 14 h. Tiempo de sobra. Nos cruzamos con Koke que ya tenía en CD preparado para nosotros lo que había grabado y las fotos que había hecho con su cámara el día anterior.
Ya en casa por el foro me enteré de que algunos foreros habían acudido al muelle a despedirnos, pero cierta confusión con el horario, nos privó de su visita y de los churros. Aún así, Gracias por el detalle Jota Efe (ex platanito).
Segundo travesía en barco. Ya íbamos a nuestro destino final. Empezaba lo serio. Había que coger fuerzas. JMA había comido en el puerto, yo en una gasolinera durante el trayecto. Jorge, José y Elena, a por el menú de abordo. Jabeque se lió con los bocadillos. Incluso se tuvo que rebajar al hurto, que no robo, ya que no hubo violencia. No le bastó con el bocata de sardinas, y se agenció una lata del Canario para hacerse el segundo bocata. Prometido que me acorde de Carpanta.
Ya llegabamos, salida a cubierta para foto de rigor y soltar un poco de adrenalina o nervios que se acumulaban. Se me hacía la boca agua por las vistas desde Morrojable al faro de Jandía sólo se veían pistas. Venga, vamos….
La primera parada nada más bajarnos fue al supermercado. Hacía falta una botella de ron y hielo para que el Canario pudiera preparar sus famosos cubiletes. La pasta común la llevaba Dani, y bien gasta ese hombre, pero faltar, faltar, nunca nos faltó de nada. Aún me sorprende que hasta la mantequilla aguantara sin derretirse.
Ya estamos rodando hacía Jandía. Vamos lentos. Yo quiero más. Empiezo a adelantar al grupo. Acelero y me distancio. Tengo la excusa perfecta. Me paro y los espero para sacar fotos y videos. Repito otra vez la misma operación. Sólo me sigue Jabeque. También le va la marcha. Alguna curva que se cierra demasiado me sorprende, al igual que los coches y la velocidad que llevan. La moto y las cubiertas se comportan bien al frenar. Exagero movimientos y evito invadir el carril contrario.
Se nos echa la noche encima, y empezamos a buscar algún sitio dónde pernoctar. Después de revisar unas cuantas calas, al final optamos por la primera que habíamos visto. Un poco complicado al final para acceder con las motos, pero empieza el compañerismo o espíritu GS, como lo he visto descrito en otro foro. La colaboración entre todo el grupo fue constante. En esta ocasión, algunos prefirieron que fuera otro el que acercara su moto lo más posible a la zona de acampada.
La primera noche de acampada empieza con la instalación de la tienda. A parte de la dificultad para clavar las piquetas, todo se hizo con facilidad y rapidez, aunque no tuvimos tiempo para bañarnos en la playa. Después de la cena, cayeron los primeros rones by Jorge, que como él mismo había descrito, eran suaves y agradables. Entraban solos. Algunas risas y momentos divertidos cuando J sacó la cámara de video y empezó a entrevistarnos.
Yo pasé frío. No recordaba lo que era dormir en una tienda, la incomodidad del terreno inclinado y que el saco se te resbale por la noche, la dureza del suelo, el ruido de las olas que parecía que romperían contra nuestro refugio en cualquier momento.
A la mañana siguiente, después de dos horas entre desayuno y recoger todo el equipo, nos dirigimos hacía el faro de Jandía. Qué bonito es todo aquello. Poder disfrutar de la moto, en tierra y en Fuerteventura por fin se hacía realidad. Tras la primera toma de contacto el día anterior, ya empezabamos a rodar con cierta alegría, y más cuando la pista esa te lo permite. Fotito de rigor y paseito en plan niños, aprovechando cada subidita y bajada, cada zanja y badén, para jugar con las motos.
Ya a la vuelta, camino del Cofete, rodamos por la pista a lo que podíamos. A mi se me había olvidado desconectar el control de tracción, y cuando empecé a acelerar en primera, segunda y tercera, me saltaba cortándome la aceleración hasta que la rueda volvía a coger tracción. Sé que alguno durante el viaje rodó en algún momento a 13.0 por tierra, pero en mi caso no llegué a los 12.0.
La subida a Cofete presagiaba lo que nos esperaba, pero no fue hasta que llegamos arriba del todo, al mirador, hasta que disfrutamos con la boca abierta de aquel paisaje. Flipo al pensar que todo aquello era de una familia, aún está allí la casa familiar, y que incluso tenían su propio aeródromo. Nos acercamos a la casa, que seguro conoció momentos mejores, y a la playa, donde pasamos por encima de verdaderas dunas. Como siempre los más lanzados, José y Dani, fueron los primeros y en esta ocasión los únicos. Bien les costó los primeros cien metros de ida, con caída tonta incluida al dar la vuelta, y los cien de regreso. Los demás nos dedicamos a filmar y a pasar por un poco de arena que había allí. Con caída tonta de J, Elena y mía. El Canario lo realizó sin problema. Controla el colega.
Paradita para coger fuerzas con un poquito de queso blanco y chorizo, junto con cervecita con y sin y algún refresco. Eran las doce del medio día. Luego sabríamos la suerte que tuvimos de hacer ese picoteo. La vuelta la realizamos sin más historia que disfrutar de la moto, el paisaje y la conducción en grupo.
Nos dirigimos hacía el lado oeste de la isla, sin tener muy claras las ideas de por donde rodar a continuación. Una de las pistas por las que circulamos, acabó con un cartel que prohibía la entrada. Era el acceso a una zona militar. Tras preguntar a una pareja local, nos adentramos por la pista, ya que no estaba vallada. Empezamos con el susto en el cuerpo, pero la verdad es que la pista era de lo más divertida al principio. Subidas inacabables, zonas de arena, bajadas divertidas, algo bacheado, en fin, muy divertido. Pero empezaban a ser muchas horas en la moto, para como se estaba poniendo la pista. Empezaron a faltar las fuerzas y comenzaron las caídas tontas. A todas estás, el paso del primer barranco serio, creo recordar, era una pronunciada bajada llena de baches, los últimos muy grandes que daban paso a unos cincuenta metros por dentro de éste con arena y gravilla suelta, lo que hacía que la moto fuera dando bandazos. Para rematarlo, una buena pendiente para salir, y acabar con la primera parte, ya que una ves realizada, te daba un respiro en forma de llano para afrontar otro repecho considerable seguido ya de una ascensión larga pero relativamente fácil, dónde la única pega era la grava suelta.
Costó bastante e implicó una vez más el espirituGS. Ya se olian los nervios. Se veía a la gente tensa. Todavía nos quedaba más subida. Fue en una de estas subidas, y en una curva a derechas, que la rueda delantera me pasa por encima de una piedra y voy y acelero, se levanta de delante y al suelo. La moto acaba tumbada de manera que yo sólo, no puedo levantarla. Empiezo a tocar la pita para alertar a mis compañeros de que necesito ayuda. Insisto, no vaya a ser que no me oigan y me quede allí tirado un rato. Los veo llegar corriendo. Preocupados por si había pasado algo. Levantamos la moto entre todos y hacemos la primera parada para calmar los nervios tras el susto. Ya son las tres de la tarde. No tenemos hambre, sólo nos tomamos una chocolatina. Quince minutos de descanso o así antes de comenzar el camino otra vez. Me doy cuenta, que lo primero tras el parón es otro buen repecho. Cuando me fijo en él parece que se ríe de nosotros. Lo salvamos todos sin ningún problema. Ya estamos en lo más alto de la ruta. Lo peor estaba aún por llegar. La bajada para mi fue de lo peor del dia. Casi dos horas bajando con algún repechito en medio, por laderas muy empinadas para mi gusto, bacheadas y con mucha piedra suelta, como si fuera por la acción del agua. Intentaba echar el cuerpo para detrás como había aprendido, pero el equipo encima de la moto no me permitía florituras. En cada curva veía la próxima caída, veía que no llegaba a tomar la curva correctamente y que me iba por el barranco, que si frenaba en exceso, se me iría de delante…Nada de esto pasó, pero si que hizo difícil el resto de la excursión. Cuando por fin termina esta tortura, llegamos a un cruce y no teníamos claro a que lado debíamos tomar. Ya llevábamos bastantes kilómetros con el testigo de reserva encendido, pero no podía quedarnos mucho. Fuímos hacía la derecha, hacía el interior de la isla y cuando al fin vimos la carreta asfaltada, sobre las cinco de la tarde, empecé a tocar la pita de alegría. Fue como en las películas. Canté victoria antes de tiempo. Para evitar que la gente entrara por nuestra pista, la habían cortado. Con una pala mecánica habían hecho una zanja de tres a cuatro metros de largo por el ancho de la pista, y lo que les había sobrado, lo habían colocado delante del agujero. Es decir, una S tumbada. Primero una peta de metro y medio y a continuación el agujero de un par de metros de profundidad. A un lado la pared de la ladera, a otro el vacío de esta. Después de deliberar y de preparar el terreno, ganó el Sí pasaremos, y la opción del no, volvemos por donde vinimos así nos quedemos sin gasolina, perdió.
EspirituGS para quitar toda la carga de las motos y para pasar las motos entre todos, fue el éxito de la operación. Cuando me tocó pasar la mía, los nervios me impidieron subir a la primera el pequeño montículo de grava. En dos intentos lo conseguí. Allí arriban ya estaban esperando los otros. Ahora tocaba lo peor, bajar por una veredita de un metro de ancha y de tres cuatro metros de largo con una pendiente bastante inclinada. Para empeorarlo, a cada lado de esta vereda sólo había vacío. Ahí es dónde entraba el equipo. Tenía los pies colgando y la sensación de que se me caía la moto para un lado. Entonces vi a Jabeque que me decía, “que no te caes, que tenemos la moto sujeta nosotros” Tenía razón. Cuando me tocó sujetar a mi, entre todos teníamos la moto en su sitio. Sin riesgo alguno. Encima de la moto, las sensaciones son distintas. Sólo quedaba una pequeña subidita por un lateral de la pista un poco inclinada, pero ya estaba resuelto.
Eran las seis cuando llegamos al pueblo más cercano y nos surtimos de todo lo necesario para cenar. Entiendase vino, chorizo de Teror, Queso de la tierra, mantequilla, pan y alguna que otra cosa más. A las siete oscurecía, así que no teníamos tiempo para repostar y llegar de día al lugar de acampada. Una vez nos indicaron en donde podíamos pasar la noche hacía allí que nos fuimos. Yo me adelanté un poco para encontrar el camino a la playa, y regresé para buscar a los demás. José ya estaba abajo del todo y los dos esperamos juntos por J y Suar. Jorge y Dani habían ido a buscar agua para ducharse, se perdieron y al final dieron con nosotros cuando ya casi nos disponíamos a cenar. Una vez montado el campamento y ya duchaditos, dimos buena cuenta del papeo y del vino. Nos lo merecíamos.
El agotamiento empezaba a hacer mella. Esa noche dormí de miedo. El mar se oía lejos, pero lo justo para ayudarte a dormir.
El martes por la mañana nos levantamos y nos dimos un salto a ver los restos del barco American Star que había encallado durante una tormenta. Había visto las fotos que colgó en su momento Panchi y menuda decepción cuando vi lo que quedaba. Solo los restos. Bajamos José y yo a una de las playas para verlo más de cerca, para ver nada, y al intentar salir, me quedé enterrado en la arena. Mientras unos ayudaban, demostrando compañerismo, otros estaban con la cámara al pie de la noticia, para informar a todos y de paso echarse unas risas.