Tienes la prerrogativa que a veces otorga la desgracia, para poder elegir lo que deseas en cada momento a causa de una mala experiencia, es un tipo de complicidad agri-dulce para la cual todos nos reservamos en el momento de las fases duras que nos depara la vida. Yo soy de los que piensa que lo peor y lo mejor está por venir y que el ser humano nunca toca fondo ni en lo bueno ni en lo malo, aunque asimilemos como negativo que la culminación de tocar fondo de la forma más pecaminosa es la muerte ya que carece de toda solución y muchas veces sobreviene sin apenas respetar nuestra dignidad humana. Piensa en lo bueno que te deparará la vida, no en lo malo, no vendas tu moto, si en realidad no te apetece montar en ella siempre la vas a tener, puede que verla parada en el garage te reporte más satisfacción que una buena tumbada en los Pirineos y quizá tal satisfacción te lleve algún día a montarla olvidando tu situación. No obstante, cuidado, que no te vuelva a pasar lo anterior. A veces nos gusta disfrutar al límite pero cuando la edad o la mala suerte nos impide y tenemos que bajar a cotas impensables piensas que se disfruta lo mismo tumbando a 100 que ha 200, o bebiendo 2 whiskys con Coca Cola antes que 20.
No obstante, 10 operaciones son muchas. Ánimo, lo superarás, y... a seguir con ilusión en todas facetas de la vida. Al fin y al cabo tu gusto por las motos siempre será una mínima parte de lo que eres.
Un saludo.
Luis.