Mucho había leído y escuchado sobre el tema de los seguros de las motocicletas, por no hablar de los ciclomotores, pero no es hasta que uno lo vive en primera persona cuando entiende verdaderamente el escarnio y daño fatal que están produciendo.
No encuentro otro calificativo que describa mi actual estado de animo con referencia al tema de las aseguradoras que no sea el de INDIGNADO, no hay derecho a sufrir la vejación a la que nos obligan a padecer.
Cierto es que su negocio no trata de ser más que eso, un negocio, pero más cierto aún debe ser el que al ser un requisito obligatorio, se deben salvaguardar unos mínimos derechos que eviten el atropello salvaje al que nos vemos sometidos por ley. Con esto quiero decir que toda empresa es libre de pedir por su producto la cantidad que estime oportuna, pero también es cierto que en un estado de derecho como en el que vivimos, se debería de vigilar más de cerca estas tarifas presuntamente dignas de ser llamadas impuesto revolucionario.
Como muestra un botón, el mío: Comenzaré con mi perfil: 38 años y con carnet A desde hace otros 20, casado y con tres hijos, garaje en casa y en trabajo, con moto desde hace 30, con un único siniestro en el año 1984, con un uso particular esporádico y escaso, precisamente por mi edad, estado civil y descendencia. Francamente, creo no ser un peligro público ni nada que se le parezca.
Continuaré con mis vehículos: Tengo coche, un familiar TDI de 130cv, para que quepamos todos con todas nuestras cosas, tiene algo menos de 2 años, igual que la póliza y declaré todos los extras (xenón, CD, 3 cinturones, 3 apoyacabezas...) está asegurado a todo riesgo con una franquicia de 40.000 pelas de las de antes y pago menos de 600€ anuales.
Desde el pasado viernes 21 de febrero, vuelvo a tener moto tras casi un año de sequía motera, vendí una BMW R GS y me compré una Yamaha Fazer 600 nueva. Si con la BMW las tarifas eran más que exageradas, creía yo, pues pagaba casi 450€, en esta nueva es para echarse a llorar, en primer lugar uno se pone a buscar mejores precios que en la compañía en donde tenía asegurada la moto anterior y cuya póliza estaba “congelada” encontrándose toda clase de pegas tales como, que no aseguramos motos por la política de la compañía, esa moto no está dentro de nuestro catálogo, con su perfil no entra dentro de lo establecido en nuestros criterios, necesitaría asegurar su coche aquí para poder... y sandeces como estas una tras otra.
La majadería mayor de todas ha sido la última, la de mi ex-compañía, en donde tenía asegurada mi moto desde principios del 98 tras ser trasladado allí tras quebrar la compañía donde la tenía asegurada desde 1991, y a la que llegué tras recibir en 1991 una carta de la aseguradora en donde también tenía por entonces el coche, invitándome a abandonarles por no ser un sector en donde fijaban sus intereses y en donde estaba asegurado desde 1983.
Y cuento todo este rollo porque si bien en estos cambios me reconocían las bonificaciones de la póliza precedente, no pasa lo mismo con la antigüedad de la misma, ¡ojo al dato!.
No encuentro otro calificativo que describa mi actual estado de animo con referencia al tema de las aseguradoras que no sea el de INDIGNADO, no hay derecho a sufrir la vejación a la que nos obligan a padecer.
Cierto es que su negocio no trata de ser más que eso, un negocio, pero más cierto aún debe ser el que al ser un requisito obligatorio, se deben salvaguardar unos mínimos derechos que eviten el atropello salvaje al que nos vemos sometidos por ley. Con esto quiero decir que toda empresa es libre de pedir por su producto la cantidad que estime oportuna, pero también es cierto que en un estado de derecho como en el que vivimos, se debería de vigilar más de cerca estas tarifas presuntamente dignas de ser llamadas impuesto revolucionario.
Como muestra un botón, el mío: Comenzaré con mi perfil: 38 años y con carnet A desde hace otros 20, casado y con tres hijos, garaje en casa y en trabajo, con moto desde hace 30, con un único siniestro en el año 1984, con un uso particular esporádico y escaso, precisamente por mi edad, estado civil y descendencia. Francamente, creo no ser un peligro público ni nada que se le parezca.
Continuaré con mis vehículos: Tengo coche, un familiar TDI de 130cv, para que quepamos todos con todas nuestras cosas, tiene algo menos de 2 años, igual que la póliza y declaré todos los extras (xenón, CD, 3 cinturones, 3 apoyacabezas...) está asegurado a todo riesgo con una franquicia de 40.000 pelas de las de antes y pago menos de 600€ anuales.
Desde el pasado viernes 21 de febrero, vuelvo a tener moto tras casi un año de sequía motera, vendí una BMW R GS y me compré una Yamaha Fazer 600 nueva. Si con la BMW las tarifas eran más que exageradas, creía yo, pues pagaba casi 450€, en esta nueva es para echarse a llorar, en primer lugar uno se pone a buscar mejores precios que en la compañía en donde tenía asegurada la moto anterior y cuya póliza estaba “congelada” encontrándose toda clase de pegas tales como, que no aseguramos motos por la política de la compañía, esa moto no está dentro de nuestro catálogo, con su perfil no entra dentro de lo establecido en nuestros criterios, necesitaría asegurar su coche aquí para poder... y sandeces como estas una tras otra.
La majadería mayor de todas ha sido la última, la de mi ex-compañía, en donde tenía asegurada mi moto desde principios del 98 tras ser trasladado allí tras quebrar la compañía donde la tenía asegurada desde 1991, y a la que llegué tras recibir en 1991 una carta de la aseguradora en donde también tenía por entonces el coche, invitándome a abandonarles por no ser un sector en donde fijaban sus intereses y en donde estaba asegurado desde 1983.
Y cuento todo este rollo porque si bien en estos cambios me reconocían las bonificaciones de la póliza precedente, no pasa lo mismo con la antigüedad de la misma, ¡ojo al dato!.