Trabajo con jóvenes, llevo más de veinte años con ellos. Es decir; los primeros chicos con los que trabajé ya están cerca de los 40 (eso da una idea de lo mayor que me estoy haciendo).
Como me gustan mucho las motos, me he fijado mucho en cómo evolucionaba el gusto por las motos en estos años por parte de la gente que he visto llegar al campus. De los cientos, incluso miles de personas que he visto pasar, solo diez o doce tenían moto y gusto por usarla. De ellos, que haya cuajado cierta continuidad "legítima" (es decir, no vinculada a la movilidad urbana, sino verdadero gusto por las motos), solo uno, que hoy es un querido amigo y compañero.
No hay relevo. No lo hay, al menos en la franja de universitarios jóvenes de cierto nivel adquisitivo.
Sin embargo, lo que fuera del campus, en la carretera, redes sociales, eventos, etc, incluso en mi vida personal sí observo, es que el aporte de clientes de motos de cilindrada, orientadas al ocio, aventura, etc. Son las mujeres.
Si después de décadas apenas conozco a dos o tres motociclistas varones jóvenes, he coincidido con un montón de mujeres, jóvenes y maduras, que han decidido sacarse el carnet y comprarse motos de buenas prestaciones. Por ejemplo: mi pareja. Siempre quiso tener moto, se sacó el carnet a los 40 y se compró una Triumph Bonneville. Hemos hecho de todo juntos con las motos, y por el camino hemos coincidido con un montón de mujeres con ánimo, decisión, economía y habilidades para comprarse y disfrutar motos de gran cilindrada.
Puede que estemos con la vista puesta en los jóvenes y se nos escapan nuestras compañeras.