shrek
Curveando
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- 20 Ene 2003
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Buenos días,
Como algunos sabéis, me he ido a vivir a Francia. Tengo una R100RS cojonuda, pero para usarla en aquí en Francia siendo residente, a los 3 meses necesitaría matricularla aquí, y he decidido no hacerlo (por varias razones). Así que le daré la moto a un buen amigo, que es el que me ayudó a restaurarla y se lo merece por esto y por muchas cosas más.
En definitiva, me vi en Francia y sin moto, y me puse a buscar algo económico pero bueno que me permitiera seguir ensuciándome un poco y paseando de vez en cuando.
Las BMW 2V se escapan claramente de mi presupuesto, en París y provicina hay que estar dispuesto a gastarse 3000 euros para empezar a encontrar una buena unidad. Las K no me seducen demasiado, aunque son muy buenas motos, y aunque las hay baratas todas anuncian grandes gastos a medio plazo (es una moto muy fiable, pero como falle prepárate, especialmente si no tienes garaje para desmontarla). Miré alguna, pero no me acabó de seducir.
Miré motos desnudas de gran cilindrada, pero todos los modelos daban sus "problemas": XJR1300 (demasiado caras), Zephyr 1100 (demasiado pocas en venta), Honda CB1000 (demasiada agua alrededor del motor). Busqué también las típicas GT medias, como las Diversion 900 y las Deauville (demasiado sosas), pero no encontré ninguna al precio que buscaba y en buen estado. Incluso miré algunas clásicas japonesas, pero también se me escapaban de presupuesto o de mantenimiento.
Al final, vi una CB750 Seven Fifty de 1994, y me la quedé. Bien mantenida, motor que sonaba muy bien y muy fino, bonita, sin desperfectos y barata. Venga, me la llevo.
Después de casi 6 años con la RS, tenía también la ilusión de llevar una moto más fina, más moderna, que arrancara siempre con facilidad, que no me dara pena dejar en la calle y con un mentenimiento más espaciado. No hay mal que por bien no venga, me dije.
¡LOS COJONES!
La moto va muy bien. No parece una moto de 20 años, salvo por el cambio de marchas, que es un poco duro y hace ruido (¿os suena? ja, ja, ja): fina, arranque a la primera, ralentí clavado a 500 vueltas en frío, sube de vueltas como si nada, corre, frena, se tiene, es ágil en ciudad y en carretera, no se calienta, mandos suaves... hasta tiene un semicarenado sorprendentemente eficaz. Objetivamente es una moto de primera.
Pues bien, no es lo mismo. A cada kilómetro echo de menos los defectos de mi R100. No solo las virtudes, no. ¡Echo de menos sus defectos! El arranque meticuloso, las recargas de la batería, la sensibilidad a la temperatura, lo cabezona que era en algunas curvas, el cambio de marchas duro y con malicia...
Porque si hablara de virtudes de la RS (carácter y respuesta del moto, estética, accesibilidad mecánica, recuperaciones po-po-po, agrado de conducción en largas distancias, olorcillo a gasolina y aceite al llegar al garaje, meneo al acelerar en vacío...) le metería fuego a la Honda.
Así que viviré unos cuantos años con la japonesa, que va muy bien, casi demasiado, pero desde el primer día extraño mi cafetera.
Disfrutad de vuestras cafeteras, no hay otra cosa igual.
Como algunos sabéis, me he ido a vivir a Francia. Tengo una R100RS cojonuda, pero para usarla en aquí en Francia siendo residente, a los 3 meses necesitaría matricularla aquí, y he decidido no hacerlo (por varias razones). Así que le daré la moto a un buen amigo, que es el que me ayudó a restaurarla y se lo merece por esto y por muchas cosas más.
En definitiva, me vi en Francia y sin moto, y me puse a buscar algo económico pero bueno que me permitiera seguir ensuciándome un poco y paseando de vez en cuando.
Las BMW 2V se escapan claramente de mi presupuesto, en París y provicina hay que estar dispuesto a gastarse 3000 euros para empezar a encontrar una buena unidad. Las K no me seducen demasiado, aunque son muy buenas motos, y aunque las hay baratas todas anuncian grandes gastos a medio plazo (es una moto muy fiable, pero como falle prepárate, especialmente si no tienes garaje para desmontarla). Miré alguna, pero no me acabó de seducir.
Miré motos desnudas de gran cilindrada, pero todos los modelos daban sus "problemas": XJR1300 (demasiado caras), Zephyr 1100 (demasiado pocas en venta), Honda CB1000 (demasiada agua alrededor del motor). Busqué también las típicas GT medias, como las Diversion 900 y las Deauville (demasiado sosas), pero no encontré ninguna al precio que buscaba y en buen estado. Incluso miré algunas clásicas japonesas, pero también se me escapaban de presupuesto o de mantenimiento.
Al final, vi una CB750 Seven Fifty de 1994, y me la quedé. Bien mantenida, motor que sonaba muy bien y muy fino, bonita, sin desperfectos y barata. Venga, me la llevo.
Después de casi 6 años con la RS, tenía también la ilusión de llevar una moto más fina, más moderna, que arrancara siempre con facilidad, que no me dara pena dejar en la calle y con un mentenimiento más espaciado. No hay mal que por bien no venga, me dije.
¡LOS COJONES!
La moto va muy bien. No parece una moto de 20 años, salvo por el cambio de marchas, que es un poco duro y hace ruido (¿os suena? ja, ja, ja): fina, arranque a la primera, ralentí clavado a 500 vueltas en frío, sube de vueltas como si nada, corre, frena, se tiene, es ágil en ciudad y en carretera, no se calienta, mandos suaves... hasta tiene un semicarenado sorprendentemente eficaz. Objetivamente es una moto de primera.
Pues bien, no es lo mismo. A cada kilómetro echo de menos los defectos de mi R100. No solo las virtudes, no. ¡Echo de menos sus defectos! El arranque meticuloso, las recargas de la batería, la sensibilidad a la temperatura, lo cabezona que era en algunas curvas, el cambio de marchas duro y con malicia...
Porque si hablara de virtudes de la RS (carácter y respuesta del moto, estética, accesibilidad mecánica, recuperaciones po-po-po, agrado de conducción en largas distancias, olorcillo a gasolina y aceite al llegar al garaje, meneo al acelerar en vacío...) le metería fuego a la Honda.
Así que viviré unos cuantos años con la japonesa, que va muy bien, casi demasiado, pero desde el primer día extraño mi cafetera.
Disfrutad de vuestras cafeteras, no hay otra cosa igual.
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