Hace años estuve ayudando a Adena a informar de caminos abandonados que dificultaban el acceso a montes para acceder a ellos en caso de incendio. Lo hacía en moto y encontré unos cuantos que se habían abandonado porque unían pueblos que ahora se unían por carreteras de nueva contrucción. Algunas tenían árboles en medio del camino con troncos más gordos que un brazo. A lo que voy es que todos los caminos rurales deberían ser mantenidos para su uso con vehículos a motor para su mantenimiento y conservación o poco a poco acabarán desapareciendo. No hay tanto desgaste en estas vías con el paso de bicicletas y caminantes y en los meses de frío ni te cuento, que no va nadie. Entre éso, que cada vez hay menos pastores y que el monte bajo crece libremente, no me extraña la cantidad de incendios que tenemos cada año. Antes los montes los limpiaba el ganado y ahora lo rentable es alimentarlos con piensos.
Un logro más de los ecologistas -que sí se unen- frente a los que usamos la moto de campo -que vamos por libre-. Yo me considero ecologista, pero no un talibán del ecologismo. A mí no me verás salirme del camino, ni hacer un fuego donde no debo, ni dejar una fuente hecha un basurero. Lo que debían haber prohibido era a los domingueros por guarros. En cambio la gota que colmó el vaso para prohibir en todos lados la moto de campo la pusieron los putos quads. Y digo putos habiendo tenido un trike cuando todavía se podía ir. En mi grupo todos respetamos la propiedad privada, el monte en general y a la gente que disfrutaba del monte, cada uno a su modo: unos a pie, otros a caballo, otros en bici, incluso gente con 4x4. Nunca tuvimos problemas -excepto con cazadores, que les estresábamos a las piezas. Manda huevos que era mejor matarlas que estresarlas. Cuando vinieron los primeros quads se vió un cambio de actitud en la gente hacia los motoristas de nuestra zona y semejante gamberrismo derivó en una prohibición paulatina de paso hasta hacerse casi imposible salir una mañana sin encontrarte controles.