Ayer pinché volviendo de Ronda con la R65, y eso que llevaba goma nueva (puesta el dia anterior). Para más incordio, el spray reparapinchazos no funcionaba. Estaba lleno, lo moví bien, pero no conseguía que saliera el líquido. Total, que tuve que llamar a la grua. Me recogieron y en un rato estaba en casa. Esta mañana he llevado la moto a un taller que está cerca de mi casa a que me arreglasen el pinchazo. Llego y me sale el dueño.
- Buenos dias. A ver si me pudieran reparar el pinchazo de esa moto que está ahí fuera.
El dueño sale conmigo a la calle refunfuñando
- ¿motos? ¡Uf, motos!...
En cuanto la ve se echa las manos a la cabeza
- ...y ademas de esas. Nosotros no trabajamos eso. Todavia si fiera un scooter...
Viéndome más perdido que el barco del arroz y teniendo que llevar la moto al quinto pino a mano izquierda y con la llanta arrastrando, se me ocurre hacerle una propuesta:
- ¿Y si le desmonto yo la rueda?
- hombre, siendo así..., dijo no muy convencido.
Dicho y hecho.
- ¿Me puede prestar una llave 22 y una 13?
EL tio, con su cara de profesional me busca las llaves en un amasijo de herramientas que dicen poco de lo conveniente que es ser ordenado en un taller, me las entrega y se marcha a enredar con las ruedas de un coche.
En menos de tres minutos de reloj vuelvo dentro con las herramientas en una mano y la rueda en la otra y desafiándolo con la mirada como diciéndole ¿ves, mamarracho, la poquísima dificultad que tiene esto?
El profesioná, llamémosle así, tarda mas de un cuarto de hora en ponerse con mi rueda. Desmonta la cubierta, saca la cámara y se pone a recauchutarla o como quiera que se llame eso que es lo mismo que ponerle un parche pero en calentito. La deja dentro de la plancha aquella como otros quince minutos. Cuando por fín la saca, le digo que haga el favor de no hincharme mucho la rueda, ya que si no es difícil pasarla entre el basculante y la zapata de freno, que ya la monto y entonces la hinchamos. Monta otra vez la cubierta y me entrega la rueda. En otros tres minutos de reloj está puesta. Empujo la moto hasta la cercanía de la manguera del aire para facilitarle, aun más, el trabajo, y no la cojo porque no es mia y soy educado, que si no... ¡maldita la hora en que no lo hice! Dejo al profesioná que infle la rueda y va el tio y mete la válvula dentro de la llanta... como que no le había puesto la tuerca. Intenta sacarla y no hay forma. Otra vez a desmontar la rueda, desmontar la cubierta y sacar la válvula por el agujerito. Se disculpa diciendo que había puesto una tuerca mas grande y que no habia salido por el agujero. ¡Tiene cohone...! Habia puesto la tuerca por dentro de la llanta. Total que vuelvo a montar la rueda y le digo que a ver cómo la talona ahora, porque solo le ha puesto jabon en un lado. Efectivamente, la infla a 4 atmosferas y me dice que eso no talona.
- Pues claro. Normalmente a mi me talona a las 6 atmosferas.
- eso es mucha presión, y con el obús puesto...
- Si, le vaya a reventar... Ande, dejelo y ya la talonaré yo por mi cuenta. ¿Que le debo?
- ocho euros, dice sin que se le caiga la cara de vergüenza. Le pago con un billete de 20 euros, se mete en la oficina y vuelve con dos euros de vuelta. Supongo que como me ha visto cara de tonto, a ver si cuela y se cepilla diez euros por la cara.
Bueno, el citado taller de neumaticos, prodigio de profesionalidad, está al final de la calle Virgen de Lujan, para que sirva de publicidad a los sevillanos.
Al final, lo que no se haga uno...
- Buenos dias. A ver si me pudieran reparar el pinchazo de esa moto que está ahí fuera.
El dueño sale conmigo a la calle refunfuñando
- ¿motos? ¡Uf, motos!...
En cuanto la ve se echa las manos a la cabeza
- ...y ademas de esas. Nosotros no trabajamos eso. Todavia si fiera un scooter...
Viéndome más perdido que el barco del arroz y teniendo que llevar la moto al quinto pino a mano izquierda y con la llanta arrastrando, se me ocurre hacerle una propuesta:
- ¿Y si le desmonto yo la rueda?
- hombre, siendo así..., dijo no muy convencido.
Dicho y hecho.
- ¿Me puede prestar una llave 22 y una 13?
EL tio, con su cara de profesional me busca las llaves en un amasijo de herramientas que dicen poco de lo conveniente que es ser ordenado en un taller, me las entrega y se marcha a enredar con las ruedas de un coche.
En menos de tres minutos de reloj vuelvo dentro con las herramientas en una mano y la rueda en la otra y desafiándolo con la mirada como diciéndole ¿ves, mamarracho, la poquísima dificultad que tiene esto?
El profesioná, llamémosle así, tarda mas de un cuarto de hora en ponerse con mi rueda. Desmonta la cubierta, saca la cámara y se pone a recauchutarla o como quiera que se llame eso que es lo mismo que ponerle un parche pero en calentito. La deja dentro de la plancha aquella como otros quince minutos. Cuando por fín la saca, le digo que haga el favor de no hincharme mucho la rueda, ya que si no es difícil pasarla entre el basculante y la zapata de freno, que ya la monto y entonces la hinchamos. Monta otra vez la cubierta y me entrega la rueda. En otros tres minutos de reloj está puesta. Empujo la moto hasta la cercanía de la manguera del aire para facilitarle, aun más, el trabajo, y no la cojo porque no es mia y soy educado, que si no... ¡maldita la hora en que no lo hice! Dejo al profesioná que infle la rueda y va el tio y mete la válvula dentro de la llanta... como que no le había puesto la tuerca. Intenta sacarla y no hay forma. Otra vez a desmontar la rueda, desmontar la cubierta y sacar la válvula por el agujerito. Se disculpa diciendo que había puesto una tuerca mas grande y que no habia salido por el agujero. ¡Tiene cohone...! Habia puesto la tuerca por dentro de la llanta. Total que vuelvo a montar la rueda y le digo que a ver cómo la talona ahora, porque solo le ha puesto jabon en un lado. Efectivamente, la infla a 4 atmosferas y me dice que eso no talona.
- Pues claro. Normalmente a mi me talona a las 6 atmosferas.
- eso es mucha presión, y con el obús puesto...
- Si, le vaya a reventar... Ande, dejelo y ya la talonaré yo por mi cuenta. ¿Que le debo?
- ocho euros, dice sin que se le caiga la cara de vergüenza. Le pago con un billete de 20 euros, se mete en la oficina y vuelve con dos euros de vuelta. Supongo que como me ha visto cara de tonto, a ver si cuela y se cepilla diez euros por la cara.
Bueno, el citado taller de neumaticos, prodigio de profesionalidad, está al final de la calle Virgen de Lujan, para que sirva de publicidad a los sevillanos.
Al final, lo que no se haga uno...