Juan Xixon
Arrancando
Entra un señor en un bar. El camarero educadamente le pregunta:
- ¿Qué desea?
A lo que el señor le contesta:
- Quiero... 3 cafés.
- ¿3 cafés? - Le pregunta el camarero, sorprendido.
- Si, uno para mí, otro para tí, y otro para tu puta madre.- Le contesta
el
señor.
El camarero, jodido y mosqueado, se aguanta las ganas de darle un
puñetazo
con temor a que le despidan y, total, piensa: "quizás sea la última vez
que
venga por aquí, y no merece la pena".
Al día siguiente el camarero acaba de abrir el bar, cuando de nuevo,
atónito, ve como el mismo señor del día anterior entra en el bar. El señor
se
acerca hasta él y le dice:
- Quiero que me ponga 3 cafés.
El camarero, ya mosqueado por el día anterior, le
vuelve a preguntar:
- ¿3 cafés? a ver, ¿para quién?
El señor le contesta:
- Uno para mí, otro para ti, y otro para tu puta madre.
El camarero ya no se aguanta las ganas, sale de la barra y le da una
paliza
enorme. Al final el señor se va casi sin poder caminar, y el dueño del bar
no despide al camarero puesto que ve que el
comportamiento del camarero ha sido justificable.
Al día siguiente el camero colocaba las tazas de café cuando, todo
incrédulo, ve aparecer al señor por la puerta con un ojo morado, la pierna
vendada, el brazo en cabestrillo. El señor se acerca a él y le dice:
- Quiero 2 cafés.
El camarero, mosqueado, le pregunta:
- Dos cafés, ¿para quién?
- Uno para mí y otro para tu puta madre. Para ti no, que te pones muy
nervioso...
- ¿Qué desea?
A lo que el señor le contesta:
- Quiero... 3 cafés.
- ¿3 cafés? - Le pregunta el camarero, sorprendido.
- Si, uno para mí, otro para tí, y otro para tu puta madre.- Le contesta
el
señor.
El camarero, jodido y mosqueado, se aguanta las ganas de darle un
puñetazo
con temor a que le despidan y, total, piensa: "quizás sea la última vez
que
venga por aquí, y no merece la pena".
Al día siguiente el camarero acaba de abrir el bar, cuando de nuevo,
atónito, ve como el mismo señor del día anterior entra en el bar. El señor
se
acerca hasta él y le dice:
- Quiero que me ponga 3 cafés.
El camarero, ya mosqueado por el día anterior, le
vuelve a preguntar:
- ¿3 cafés? a ver, ¿para quién?
El señor le contesta:
- Uno para mí, otro para ti, y otro para tu puta madre.
El camarero ya no se aguanta las ganas, sale de la barra y le da una
paliza
enorme. Al final el señor se va casi sin poder caminar, y el dueño del bar
no despide al camarero puesto que ve que el
comportamiento del camarero ha sido justificable.
Al día siguiente el camero colocaba las tazas de café cuando, todo
incrédulo, ve aparecer al señor por la puerta con un ojo morado, la pierna
vendada, el brazo en cabestrillo. El señor se acerca a él y le dice:
- Quiero 2 cafés.
El camarero, mosqueado, le pregunta:
- Dos cafés, ¿para quién?
- Uno para mí y otro para tu puta madre. Para ti no, que te pones muy
nervioso...