felix_quero
Allá vamos
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CONDUCIR UNA MOTO PRODUCE UNA AGRADABLE SENSACIÓN DE LIBERTAD ......
Así empezaba el manual de usuario de mi añorada XT 600.
Fue mi primera moto de verdad. La compré a los 24 años, una vez que terminé la carrera de Ing. Tco. Industrial especialidad mecánica, construcción de máquinas - la cabra siempre tira al monte-, con Sobresaliente en el reverso del título, hice la mili en Ceuta, en el 2º Tercio Duque de Alba de la Legión, empecé a trabajar en una multinacional aceitera, y tuve dinero para comprarla después de pagar mi primer coche.
En esos momentos no se me ponía nada por delante, todo me sonreía y mis esfuerzos se veían recompensados.
Por aquel entonces, mi amigo del alma, compañero de estudios y de fatigas, y auténtico alter ego, se compró una KTM 600 LC4 de segunda mano que estaba cojonuda.... Y AQUÍ VIENE LO DEL RITMO II.
Hacíamos una pareja perfecta con las motos. Después de muchas horas por pistas, caminos de tierra y mares de olivos, los principios fundamentales de EL RITMO, los extrapolábamos de manera instintiva en el campo.
En caminos de tierra y zahorra compactada, muy habituales por la campiña de Jaén, pilotábamos en paralelo en zonas con visibilidad y buen piso, y de forma instintiva, ante una curva sin visibilidad o zona de roderas o paqueños saltos, se adelantaba uno de los dos, alternativamente, pegándose a la deracha, y el otro se metía detrás a cierta distancia, que permitía frenar con holgura. La comunicación era con una mirada o un simple gesto. Cuando venía un vehículo, o zona complicada, el de delante levantaba la mano o hacía un gesto con el pie.
Había una querencia, un conocimiento mutuo, de nuestras posibilidades, de nuestras motos, y de nuestro nivel de asunción de riesgo enorme. EL RITMO era tranquilo, relajado, pero asombrosamente, la velocidad de paso por zonas, y el territorio recorrido en cada salida era grande.
Estuvimos así tres o cuatro años. Muchas veces se unían otras personas, pero con ellos no funcionaba al 100%. No es que fuésemos excluyentes, sino que no se adaptaban. Unos se ponían y nos ponían en peligro, otros no respetaban los cultivos, ....
Al cabo de este tiempo, mi compañero tuvo una caida fuerte. Iba sólo. Atravesando de lado una rodera, levantó la rueda delantera, para pasarla con la trasera, ësta se enganchó en una piedra, y lo lanzó al suelo.... debajo de la moto. Se hizo polvo el tobillo, suerte que llevaba el móvil, que tenía cobertura, que la zona era conocida para nosotros, y que yo estaba localizado y pude ir rápidamente por él.
Mi amigo no ha podido desde entonces conducir motos de campo. La carretera le da miedo. Desde aquel momento, no he encontrado a nadie con quien me sintiera a gusto en las salidas.
Mucho tiempo ha pasado desde entonces. Grandes decepciones en el trabajo. Después de darlo todo, de conseguir logros muy importantes para la empresa, harto de la palmadita en la espalda y la medalla para el superior, sufro un gran revés. La persona que había sido mi mentor, para el que me había reventado trabajando y cumpliendo objetivos, pasa a verme como un peligro, o qué se yo, y todo se vuelve del revés. Intento cambiar de empresa, a otra multinacional del sector lácteo, pero algún mamón de m... se entera y lo pone en conocimiento del director, mi superior inmediato y ahora contrario. Me estropean lo que hubiera sido una muy buena salida.
Esto para mí, que miro de frente, y no entiendo de estas cosas, me produce un efecto que nunca me lo hubiera esperado. En esos momentos, paso a odiar este mundo de la empresa que os he contado. Por todos los lados que miro veo trepas, mediocres escondepapeles, chupaculos de m.., y buenas personas pocas, pero puteadas a tope. Los que antes me producían admiración, por su desempeño y buen hacer, ahora los veo como chupap... con bata blanca, corbata y maletín.
A punto de casarme con la que hoy es mi mujer, me voy de la empresa sin nada, a mi casa, sin desempleo puesto que me marcho por mi pie. Una decisión que nadie entiende en mi entorno. Con unos 29 años, y después de haber llegado en cinco años al segundo nivel de dirección en la división industrial.
Era tal mi cabreo que en tres meses estudiando como un poseso, apruebo las oposiciones de secundaria y me paso a la enseñanza. Me caso y unos cuantos años dando vueltas, no me llena el trabajo. Problemas para tener hijos, muchas analíticas, planchazos monumentales, cinco fecundaciones in vitro sin resultado y con bastante riesgo para mi mujer, calentamientos de cabeza, trámites de adopción, entrevistas con psicólogos,....
Años grises, en blanco y negro. Para borrarlos de la cabeza.
.
.
.
Hoy me he levantado temprano para terminar un proyecto. Mi mujer se ha ido a jaén a comprar ropa para lo que viene en camino. Me meto en el foro y leo el post de EL RITMO. No se lo que me ha pasado, ni cual es el motivo, pero me ha pegado un subidón impresionante.
Hoy, con 37 tacos, destino definitivo en el instituto de mi pueblo, razonablemente satisfecho con mi papel de enseñante, con un estudio de ingeniería abierto y trabajos, para reventar. Mi mujer, preñada hasta las cejas, de ocho meses, y completamente feliz. En el garaje, una 850 R con seis meses y una KLX 650 con la rueda trasera recién puesta.
Al leer el post de EL RITMO, me ha entrado un escalofrío por todo el cuerpo. Me ha hecho recordar y me he quedado unos minutos inmovil. Me he acordado de las salidas con mi amigo Jose, de la inefable XT, y de todo lo que me ha pasado hasta ahora.
En otoño, después de las primeras lluvias, la campiña se pone de maravilla. La tierra se asienta y se pone suave, Los terrones se desmoronan con la rueda delantera, y al toque del gas, la rueda trasera agarra y se levanta de alante. Hoy el sol brilla y el aire es fresco y transparente. Recuerdo que desde los vértices geodésicos de mi pueblo se ve el cerro de la Virgen de la Cabeza. Sólo sucede en esta época.
....¡¡¡¡¡¡ Que le den porculo al proyecto!!!!!!
El corazón se me sale del cuerpo... No encuentro el casco. Ya recuerdo, está al lado de las botas. Salgo corriendo para el garaje y arranco la KLX.... Música celestial con el escape Leo Vinci.
....
He hecho 65 kilómetros sin pisar el asfalto. Vengo completamente aplacado, pero inmensamente feliz.
Y mañana.... a quemar gasolina con la 850 (¡y el proyecto sin terminar!) con un buen grupo de amigos, que milagrosamente,
¡ CIRCULAMOS APLICANDO EL RITMO!
P.D. Muchas gracias por el artículo. Me ha levantado la moral y me ha puesto un nudo en la garganta.
Perdonad por el ladrillo, pero es que hoy siento UNA AGRADABLE SENSACION DE LIBERTAD.
Lástima de mi amigo Jose, que no se decide a pasarse al asfalto, a convertirse en un "desertor del arao", como me llama cariñosamente cuando me ve em mi flamante BMW.
Saludos y abrazos desde JAEN.
Así empezaba el manual de usuario de mi añorada XT 600.
Fue mi primera moto de verdad. La compré a los 24 años, una vez que terminé la carrera de Ing. Tco. Industrial especialidad mecánica, construcción de máquinas - la cabra siempre tira al monte-, con Sobresaliente en el reverso del título, hice la mili en Ceuta, en el 2º Tercio Duque de Alba de la Legión, empecé a trabajar en una multinacional aceitera, y tuve dinero para comprarla después de pagar mi primer coche.
En esos momentos no se me ponía nada por delante, todo me sonreía y mis esfuerzos se veían recompensados.
Por aquel entonces, mi amigo del alma, compañero de estudios y de fatigas, y auténtico alter ego, se compró una KTM 600 LC4 de segunda mano que estaba cojonuda.... Y AQUÍ VIENE LO DEL RITMO II.
Hacíamos una pareja perfecta con las motos. Después de muchas horas por pistas, caminos de tierra y mares de olivos, los principios fundamentales de EL RITMO, los extrapolábamos de manera instintiva en el campo.
En caminos de tierra y zahorra compactada, muy habituales por la campiña de Jaén, pilotábamos en paralelo en zonas con visibilidad y buen piso, y de forma instintiva, ante una curva sin visibilidad o zona de roderas o paqueños saltos, se adelantaba uno de los dos, alternativamente, pegándose a la deracha, y el otro se metía detrás a cierta distancia, que permitía frenar con holgura. La comunicación era con una mirada o un simple gesto. Cuando venía un vehículo, o zona complicada, el de delante levantaba la mano o hacía un gesto con el pie.
Había una querencia, un conocimiento mutuo, de nuestras posibilidades, de nuestras motos, y de nuestro nivel de asunción de riesgo enorme. EL RITMO era tranquilo, relajado, pero asombrosamente, la velocidad de paso por zonas, y el territorio recorrido en cada salida era grande.
Estuvimos así tres o cuatro años. Muchas veces se unían otras personas, pero con ellos no funcionaba al 100%. No es que fuésemos excluyentes, sino que no se adaptaban. Unos se ponían y nos ponían en peligro, otros no respetaban los cultivos, ....
Al cabo de este tiempo, mi compañero tuvo una caida fuerte. Iba sólo. Atravesando de lado una rodera, levantó la rueda delantera, para pasarla con la trasera, ësta se enganchó en una piedra, y lo lanzó al suelo.... debajo de la moto. Se hizo polvo el tobillo, suerte que llevaba el móvil, que tenía cobertura, que la zona era conocida para nosotros, y que yo estaba localizado y pude ir rápidamente por él.
Mi amigo no ha podido desde entonces conducir motos de campo. La carretera le da miedo. Desde aquel momento, no he encontrado a nadie con quien me sintiera a gusto en las salidas.
Mucho tiempo ha pasado desde entonces. Grandes decepciones en el trabajo. Después de darlo todo, de conseguir logros muy importantes para la empresa, harto de la palmadita en la espalda y la medalla para el superior, sufro un gran revés. La persona que había sido mi mentor, para el que me había reventado trabajando y cumpliendo objetivos, pasa a verme como un peligro, o qué se yo, y todo se vuelve del revés. Intento cambiar de empresa, a otra multinacional del sector lácteo, pero algún mamón de m... se entera y lo pone en conocimiento del director, mi superior inmediato y ahora contrario. Me estropean lo que hubiera sido una muy buena salida.
Esto para mí, que miro de frente, y no entiendo de estas cosas, me produce un efecto que nunca me lo hubiera esperado. En esos momentos, paso a odiar este mundo de la empresa que os he contado. Por todos los lados que miro veo trepas, mediocres escondepapeles, chupaculos de m.., y buenas personas pocas, pero puteadas a tope. Los que antes me producían admiración, por su desempeño y buen hacer, ahora los veo como chupap... con bata blanca, corbata y maletín.
A punto de casarme con la que hoy es mi mujer, me voy de la empresa sin nada, a mi casa, sin desempleo puesto que me marcho por mi pie. Una decisión que nadie entiende en mi entorno. Con unos 29 años, y después de haber llegado en cinco años al segundo nivel de dirección en la división industrial.
Era tal mi cabreo que en tres meses estudiando como un poseso, apruebo las oposiciones de secundaria y me paso a la enseñanza. Me caso y unos cuantos años dando vueltas, no me llena el trabajo. Problemas para tener hijos, muchas analíticas, planchazos monumentales, cinco fecundaciones in vitro sin resultado y con bastante riesgo para mi mujer, calentamientos de cabeza, trámites de adopción, entrevistas con psicólogos,....
Años grises, en blanco y negro. Para borrarlos de la cabeza.
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Hoy me he levantado temprano para terminar un proyecto. Mi mujer se ha ido a jaén a comprar ropa para lo que viene en camino. Me meto en el foro y leo el post de EL RITMO. No se lo que me ha pasado, ni cual es el motivo, pero me ha pegado un subidón impresionante.
Hoy, con 37 tacos, destino definitivo en el instituto de mi pueblo, razonablemente satisfecho con mi papel de enseñante, con un estudio de ingeniería abierto y trabajos, para reventar. Mi mujer, preñada hasta las cejas, de ocho meses, y completamente feliz. En el garaje, una 850 R con seis meses y una KLX 650 con la rueda trasera recién puesta.
Al leer el post de EL RITMO, me ha entrado un escalofrío por todo el cuerpo. Me ha hecho recordar y me he quedado unos minutos inmovil. Me he acordado de las salidas con mi amigo Jose, de la inefable XT, y de todo lo que me ha pasado hasta ahora.
En otoño, después de las primeras lluvias, la campiña se pone de maravilla. La tierra se asienta y se pone suave, Los terrones se desmoronan con la rueda delantera, y al toque del gas, la rueda trasera agarra y se levanta de alante. Hoy el sol brilla y el aire es fresco y transparente. Recuerdo que desde los vértices geodésicos de mi pueblo se ve el cerro de la Virgen de la Cabeza. Sólo sucede en esta época.
....¡¡¡¡¡¡ Que le den porculo al proyecto!!!!!!
El corazón se me sale del cuerpo... No encuentro el casco. Ya recuerdo, está al lado de las botas. Salgo corriendo para el garaje y arranco la KLX.... Música celestial con el escape Leo Vinci.
....
He hecho 65 kilómetros sin pisar el asfalto. Vengo completamente aplacado, pero inmensamente feliz.
Y mañana.... a quemar gasolina con la 850 (¡y el proyecto sin terminar!) con un buen grupo de amigos, que milagrosamente,
¡ CIRCULAMOS APLICANDO EL RITMO!
P.D. Muchas gracias por el artículo. Me ha levantado la moral y me ha puesto un nudo en la garganta.
Perdonad por el ladrillo, pero es que hoy siento UNA AGRADABLE SENSACION DE LIBERTAD.
Lástima de mi amigo Jose, que no se decide a pasarse al asfalto, a convertirse en un "desertor del arao", como me llama cariñosamente cuando me ve em mi flamante BMW.
Saludos y abrazos desde JAEN.