velezdando
Curveando
Hola a tod@s!
El fin de semana pasado tuve la oportunidad de darme un homenaje en solitario por los Alpes. Aunque no se trata de un viaje en sí sino de una escapada rápida, me he animado a hacer una pequeña crónica en la que trataré de contar mi experiencia atravesando fronteras en el contexto en el que nos encontramos actualmente. Si puede servir de ayuda a los que estén planificando sus vacaciones de verano por la zona bienvenido sea.
Jueves 17 de Junio:
Justo antes de dormir, una amiga le propone a la artillera pasar el fin de semana en el lago Maggiore.
Me empieza a rondar la idea de pegarme una buena escapada en solitario con mi HP. Me cuesta dormir, son bastantes cosas las que habría que preparar: ruta, material de camping, maletas, documentos Covid, etc.
Viernes 18 de Junio:
Me levanto ilusionado con la idea. Lo primero que hago es encender el PC del trabajo y mirar Outlook. Desgraciadamente tengo 3 reuniones importantes de las que no me puedo deshacer. Mínimo hasta las 15h00 no hay salida.
Entre reunión y reunión miro Basecamp. Me apetece mucho un poquito de Italia. Stelvio, Gavia, pizza y pasta suenan muy bien.
Trazo la ruta por allí y ya que estamos cerca de Austria me gustaría entrar por Resia y vuelta por Martina (Suiza). Una vez en Suiza hacer algunos pasos de montaña que nunca he hecho.
Miro el estado de los puertos de montaña. Es Junio y hasta finales de mes no suelen estar todos abiertos. Por suerte sólo hay 3 cerrados: Susten, Lukmanier y Furka. Susten y Furka cerrados al mismo tiempo es un problema para volver al Valais, la única posibilidad sería subir la moto a un tren. Pero se alinean los astros: el Furka abre a las 11h00 ese mismo 18 de Junio. Increíble.
Ahora toca mirar el tiempo. Anuncian tormenta los 3 días, pero curiosamente sin lluvia. Eso se traduce en un calor húmedo bastante insoportable.
Y por último las restricciones de cada país por la Covid19. Por suerte estoy vacunado con ambas dosis por lo que me aceptan en todos menos en uno: Italia. Los italianinis siguen pidiendo antígenos o PCR, independientemente de la vacuna. No hay problema, me dirijo a una farmacia y me hago el test rápido. En 15 minutos tengo el resultado y un documento que lo acredita. 30 CHF tienen la culpa.
Parece estar todo en orden y por tanto toca desempolvar el equipo de Camping y pasar la ruta al Navigator. La del primer día queda así:


Entre reunión y reunión hago la maleta como puedo, en ocasiones con el teléfono pegado a la oreja. Quiero salir cuanto antes, es viernes con carta blanca para motear y el cuerpo lo sabe.
A las 15h00 apago el PC y -como dice mi pareja- me visto de torero. A las 15h30 ya tengo la moto cargada y salgo dirección Valais (Wallis en suizo alemán).
Este primer tramo es interminable. Lo he hecho miles de veces y cada cual peor. La autopista es lenta, con mucho tráfico y en verano con muchas obras con su correspondiente límite de velocidad a 80 km/h e incluso 60 km/h. Menos mal que las vistas al lago Léman son indescriptibles.
Además hace muchísimo calor. Me encuentro cruzando Sierre con 36ºC en el TFT. Y 36ºC con tormenta en Suiza son peores que los 45ºC de mi Córdoba natal, os lo puedo asegurar. Os admiro a los españoles del levante que tenéis que lidiar con esas humedades de locura en verano.
En Sierre me despido de la lengua de Molière y también de la autopista. Habrá otros tramos sueltos más adelante pero para los años que lleva en construcción ya podían haberla acabado. Curioso que aparezca en el Garmin como construída y que intente meterte por ella.
Llego a Brig por fin, aquí ya se empieza a respirar a Alpes puros y duros. Ya sólo queda un tramo de nacional para enganchar con uno de mis puertos favoritos: el Nufenen Pass, que separa los cantones del Valais y del Ticino.
Empiezo a serpentear la maravillosa carretera del Nufenen Pass, para mi sorpresa hay poquísimo tráfico y la disfruto como un niño. Cerca de la cima aparecen unas nubes. Hay un estupendo glaciar pero es raro poder verlo siempre por culpa de las nubes que se concentra en este puerto.
Me paro a admirar el paisaje y a estirar las piernas, han sido 200 km gran parte por autopista y se nota en las posaderas.



El paisaje es precioso y dan ganas de echar mil y una fotos, pero ¡hay que seguir!
Toca cambiar el chip de nuevo: paso del suizo alemán al italiano. Suiza no deja de sorprenderme, 3 idiomas en 100 km escasos.
Llego a Airolo donde engancho con la autopista que me llevará al San Bernardino, puerto que hice en una ocasión con una tormenta de esas que asustan bastante (por decirlo finalmente). Seguimos en Suiza pero se nota la influencia italiana: la gente habla más alto, los coches no están tan impolutos, los excesos de velocidad son más evidentes,... ME ENCANTA.
Justo antes de comenzar la subida me salta la reserva. Por suerte hay una gasolinera estratégicamente situada. Llevo 330 km y aún queda un buen tirón.

Es bastante de noche, o lo parece por culpa de las nubes. Pena no haber podido salir antes.
Empiezo a subir el San Bernardino. Qué subida, simplemente espectacular, además no me cruzo con un alma. Veo varias Volkswagen California instalándose para pasar la noche, tiene que ser un gustazo en semejante lugar.
Llego a la cima. Las imágenes hablan por sí solas. Si me dicen que estoy en Noruega me lo creo:

Y ya puestos una foto con el cartelito:

Bajo por la vertiente norte. Una pareja alemana joven me da un buen susto al invadir mi carril con su flamante Audi S5 cabrio. Supongo que se pensarían que la carretera es suya.
Sigo bajando y me relajo del susto trazando las curvas tranquilamente. El túnel que evita el puerto de montaña aparece constantemente en el GPS. Pobres insensatos cruzando bajo tierra en línea recta cuando hay una maravilla de carretera justo unos metros por encima -pienso-.
Por fin viene el desvío hacia el Spluga. Ya intenté cruzar una vez a Italia por este puerto sin éxito, por culpa del deslizamiento de un talud. Parece que en esta ocasión sí que podré.
Subo tranquilamente mientras me quito de en medio algunos coches italianos que vuelven a casa. La carretera es espectacular, con unas paellas en la parte alta que me hacen incluso meter 1ª marcha en alguna ocasión.
El GPS me indica 1 km para llegar a Italia. Me voy preparando para enseñar mi test rápido y el DNI. Sin embargo cuando llego arriba, NADIE. Los amigos Carabinieri ya están cenando. De momento entrar a Italia no supone ningún problema.


Me dispongo a bajar por la vertiente sur ya en territorio italiano. El paisaje, una vez más, de película. El azul de las aguas del lago di Montespluga me dejan atónito.
Ya cerca del lago di Isola empiezo a ver carterles de "carretera cortada". Me mosquea un poco porque quiero entrar de nuevo en Suiza por Castasegna para dormir cerca del Maloja Pass.
Efectivamente la SP1 cerca de Pianazzo está cortada por obras. Me paro a ver si puedo mantener la ruta circular que tenía prevista. No hay problema. Continúo por la SS36 en lugar de la SP1 que me proponía BaseCamp, tampoco tenía otra opción. Por una vez me alegro de las obras porque el tramo de la SS36 entre Pianazzo y Corti es IMPRESIONANTE. Una obra de ingeniería con todas las letras. La gente vuelve a casa por lo que suben muchos coches y apenas hay espacio para coche y moto. Además voy por el lado de la ladera por lo que el miedo se apodera de mí en alguna ocasión. La carretera es sin duda vertiginosa.
Llego a Chiavenna bastante de noche. Hay mucho ambiente en la ciudad. La gente joven ha invadido las calles y las terrazas están a reventar celebrando la llegada del fin de semana.
Me desvío hacia Suiza y entro de nuevo en el país helvético por la aduana de Castasegna. Hay 2 gendarmes controlando el Mini Cooper S de una chica italiana que tiene cara de pocos amigos. A mí ni me miran, entro sin el mayor problema.
Es muy de noche, quería llegar hasta Maloja pero no va a ser posible. Busco camping y encuentro uno que tiene muy buenas reseñas: el Mulina Vicosoprano. Lo añado a la ruta activa en el Navigator y allí que vamos.
Llego sobre las 22h00 por lo que no hay nadie en la recepción. Una mujer italiana me hace gestos para que entre y me da a entender que "ya pagarás mañana".
La gente me mira raro, vaya horas de llegar para tener que montar la tienda y todo el "tinglao". Menos mal que un buen amigo me ha regalado una luz del Decathlon que funciona a las mil maravillas.
Entre el madrugón para trabajar, el calor del Valais y el haber conducido de noche un rato me noto bastante cansado. Me pego una ducha, ceno un poco salchichón del Valle de los Pedroches que tenía por casa y me dispongo a dormir.
Hace calor, unos 23ºC con humedad, por lo que abro por completo el saco y me lo echo por encima como si de una sábana se tratase.
No se oye un alma, vaya gustazo. Buenas noches.
Continuará...
El fin de semana pasado tuve la oportunidad de darme un homenaje en solitario por los Alpes. Aunque no se trata de un viaje en sí sino de una escapada rápida, me he animado a hacer una pequeña crónica en la que trataré de contar mi experiencia atravesando fronteras en el contexto en el que nos encontramos actualmente. Si puede servir de ayuda a los que estén planificando sus vacaciones de verano por la zona bienvenido sea.
Jueves 17 de Junio:
Justo antes de dormir, una amiga le propone a la artillera pasar el fin de semana en el lago Maggiore.
Me empieza a rondar la idea de pegarme una buena escapada en solitario con mi HP. Me cuesta dormir, son bastantes cosas las que habría que preparar: ruta, material de camping, maletas, documentos Covid, etc.
Viernes 18 de Junio:
Me levanto ilusionado con la idea. Lo primero que hago es encender el PC del trabajo y mirar Outlook. Desgraciadamente tengo 3 reuniones importantes de las que no me puedo deshacer. Mínimo hasta las 15h00 no hay salida.
Entre reunión y reunión miro Basecamp. Me apetece mucho un poquito de Italia. Stelvio, Gavia, pizza y pasta suenan muy bien.
Trazo la ruta por allí y ya que estamos cerca de Austria me gustaría entrar por Resia y vuelta por Martina (Suiza). Una vez en Suiza hacer algunos pasos de montaña que nunca he hecho.
Miro el estado de los puertos de montaña. Es Junio y hasta finales de mes no suelen estar todos abiertos. Por suerte sólo hay 3 cerrados: Susten, Lukmanier y Furka. Susten y Furka cerrados al mismo tiempo es un problema para volver al Valais, la única posibilidad sería subir la moto a un tren. Pero se alinean los astros: el Furka abre a las 11h00 ese mismo 18 de Junio. Increíble.
Ahora toca mirar el tiempo. Anuncian tormenta los 3 días, pero curiosamente sin lluvia. Eso se traduce en un calor húmedo bastante insoportable.
Y por último las restricciones de cada país por la Covid19. Por suerte estoy vacunado con ambas dosis por lo que me aceptan en todos menos en uno: Italia. Los italianinis siguen pidiendo antígenos o PCR, independientemente de la vacuna. No hay problema, me dirijo a una farmacia y me hago el test rápido. En 15 minutos tengo el resultado y un documento que lo acredita. 30 CHF tienen la culpa.
Parece estar todo en orden y por tanto toca desempolvar el equipo de Camping y pasar la ruta al Navigator. La del primer día queda así:


Entre reunión y reunión hago la maleta como puedo, en ocasiones con el teléfono pegado a la oreja. Quiero salir cuanto antes, es viernes con carta blanca para motear y el cuerpo lo sabe.
A las 15h00 apago el PC y -como dice mi pareja- me visto de torero. A las 15h30 ya tengo la moto cargada y salgo dirección Valais (Wallis en suizo alemán).
Este primer tramo es interminable. Lo he hecho miles de veces y cada cual peor. La autopista es lenta, con mucho tráfico y en verano con muchas obras con su correspondiente límite de velocidad a 80 km/h e incluso 60 km/h. Menos mal que las vistas al lago Léman son indescriptibles.
Además hace muchísimo calor. Me encuentro cruzando Sierre con 36ºC en el TFT. Y 36ºC con tormenta en Suiza son peores que los 45ºC de mi Córdoba natal, os lo puedo asegurar. Os admiro a los españoles del levante que tenéis que lidiar con esas humedades de locura en verano.
En Sierre me despido de la lengua de Molière y también de la autopista. Habrá otros tramos sueltos más adelante pero para los años que lleva en construcción ya podían haberla acabado. Curioso que aparezca en el Garmin como construída y que intente meterte por ella.
Llego a Brig por fin, aquí ya se empieza a respirar a Alpes puros y duros. Ya sólo queda un tramo de nacional para enganchar con uno de mis puertos favoritos: el Nufenen Pass, que separa los cantones del Valais y del Ticino.
Empiezo a serpentear la maravillosa carretera del Nufenen Pass, para mi sorpresa hay poquísimo tráfico y la disfruto como un niño. Cerca de la cima aparecen unas nubes. Hay un estupendo glaciar pero es raro poder verlo siempre por culpa de las nubes que se concentra en este puerto.
Me paro a admirar el paisaje y a estirar las piernas, han sido 200 km gran parte por autopista y se nota en las posaderas.



El paisaje es precioso y dan ganas de echar mil y una fotos, pero ¡hay que seguir!
Toca cambiar el chip de nuevo: paso del suizo alemán al italiano. Suiza no deja de sorprenderme, 3 idiomas en 100 km escasos.
Llego a Airolo donde engancho con la autopista que me llevará al San Bernardino, puerto que hice en una ocasión con una tormenta de esas que asustan bastante (por decirlo finalmente). Seguimos en Suiza pero se nota la influencia italiana: la gente habla más alto, los coches no están tan impolutos, los excesos de velocidad son más evidentes,... ME ENCANTA.
Justo antes de comenzar la subida me salta la reserva. Por suerte hay una gasolinera estratégicamente situada. Llevo 330 km y aún queda un buen tirón.

Es bastante de noche, o lo parece por culpa de las nubes. Pena no haber podido salir antes.
Empiezo a subir el San Bernardino. Qué subida, simplemente espectacular, además no me cruzo con un alma. Veo varias Volkswagen California instalándose para pasar la noche, tiene que ser un gustazo en semejante lugar.
Llego a la cima. Las imágenes hablan por sí solas. Si me dicen que estoy en Noruega me lo creo:

Y ya puestos una foto con el cartelito:

Bajo por la vertiente norte. Una pareja alemana joven me da un buen susto al invadir mi carril con su flamante Audi S5 cabrio. Supongo que se pensarían que la carretera es suya.
Sigo bajando y me relajo del susto trazando las curvas tranquilamente. El túnel que evita el puerto de montaña aparece constantemente en el GPS. Pobres insensatos cruzando bajo tierra en línea recta cuando hay una maravilla de carretera justo unos metros por encima -pienso-.
Por fin viene el desvío hacia el Spluga. Ya intenté cruzar una vez a Italia por este puerto sin éxito, por culpa del deslizamiento de un talud. Parece que en esta ocasión sí que podré.
Subo tranquilamente mientras me quito de en medio algunos coches italianos que vuelven a casa. La carretera es espectacular, con unas paellas en la parte alta que me hacen incluso meter 1ª marcha en alguna ocasión.
El GPS me indica 1 km para llegar a Italia. Me voy preparando para enseñar mi test rápido y el DNI. Sin embargo cuando llego arriba, NADIE. Los amigos Carabinieri ya están cenando. De momento entrar a Italia no supone ningún problema.


Me dispongo a bajar por la vertiente sur ya en territorio italiano. El paisaje, una vez más, de película. El azul de las aguas del lago di Montespluga me dejan atónito.
Ya cerca del lago di Isola empiezo a ver carterles de "carretera cortada". Me mosquea un poco porque quiero entrar de nuevo en Suiza por Castasegna para dormir cerca del Maloja Pass.
Efectivamente la SP1 cerca de Pianazzo está cortada por obras. Me paro a ver si puedo mantener la ruta circular que tenía prevista. No hay problema. Continúo por la SS36 en lugar de la SP1 que me proponía BaseCamp, tampoco tenía otra opción. Por una vez me alegro de las obras porque el tramo de la SS36 entre Pianazzo y Corti es IMPRESIONANTE. Una obra de ingeniería con todas las letras. La gente vuelve a casa por lo que suben muchos coches y apenas hay espacio para coche y moto. Además voy por el lado de la ladera por lo que el miedo se apodera de mí en alguna ocasión. La carretera es sin duda vertiginosa.
Llego a Chiavenna bastante de noche. Hay mucho ambiente en la ciudad. La gente joven ha invadido las calles y las terrazas están a reventar celebrando la llegada del fin de semana.
Me desvío hacia Suiza y entro de nuevo en el país helvético por la aduana de Castasegna. Hay 2 gendarmes controlando el Mini Cooper S de una chica italiana que tiene cara de pocos amigos. A mí ni me miran, entro sin el mayor problema.
Es muy de noche, quería llegar hasta Maloja pero no va a ser posible. Busco camping y encuentro uno que tiene muy buenas reseñas: el Mulina Vicosoprano. Lo añado a la ruta activa en el Navigator y allí que vamos.
Llego sobre las 22h00 por lo que no hay nadie en la recepción. Una mujer italiana me hace gestos para que entre y me da a entender que "ya pagarás mañana".
La gente me mira raro, vaya horas de llegar para tener que montar la tienda y todo el "tinglao". Menos mal que un buen amigo me ha regalado una luz del Decathlon que funciona a las mil maravillas.


Entre el madrugón para trabajar, el calor del Valais y el haber conducido de noche un rato me noto bastante cansado. Me pego una ducha, ceno un poco salchichón del Valle de los Pedroches que tenía por casa y me dispongo a dormir.
Hace calor, unos 23ºC con humedad, por lo que abro por completo el saco y me lo echo por encima como si de una sábana se tratase.
No se oye un alma, vaya gustazo. Buenas noches.
Continuará...
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