Como vemos, no es aconsejable cambiar neumáticos por el camino salvo imponderables. Contaré una anécdota: en junio de 2004 estuvimos de viaje por la Selva Negra y Norte de Suiza. Como el tiempo no acompañó nos bajamos a Italia: zona de Como y Milán, con lo que aumentó algo el kilometraje previsto y las ruedas empezaron a mostrar que estaban al final de su vida útil. A la vuelta, cada vez iba más despacio y cada vez hacía más paradas para revisar las ruedas (sobre todo la trasera). Al final paré en Béziers (algo más de 600 km de casa) con la intención de cambiar las gomas. Primero: me costó encontrar un sitio donde tuvieran las que quería; y segundo: me ponían la delantera a la mañana y la trasera a las 16:00. Saqué la moto a eso de las 17:00 y sólo hicimos unos km hasta Narbona para eliminar la parafina, donde nos quedamos a dormir. A la mañana siguiente nos volvimos a casa, donde llegamos después de comer. En la práctica estuvimos 1 día entero en Béziers y tuvimos suerte porque estábamos en el centro de la cuidad, pero añadimos 1 día de viaje sólo por los neumáticos (que compensamos con 1 día menos por la Selva Negra por el mal tiempo) y, además, aunque el precio no fue desorbitado (358 €) sí fue el juego más caro hasta la fecha, y han pasado 10 años.
Conclusión: no compensa en ningún caso...