Antonio_RT
Acelerando
VIAJE A LOS DOLOMITAS Y LOS ALPES AGOSTO 2016.
Este verano tocaban vacaciones en moto y como no dispusimos de mucho tiempo para preparar el viaje decidimos ir de nuevo a Los Dolomitas y regresar atravesando Suiza y Francia.
Nuestros amigos Alberto y Toñi no conocían la zona, así que para nosotros fue un regreso y para ellos un descubrimiento.
1º Día 11 de agosto de 2016. Madrid – Barcelona.

A las 5:30 sonó el despertador. ¡Por fin había llegado el momento de iniciar nuestras vacaciones!
Cargamos todo el equipaje en la moto y salimos al encuentro de nuestros amigos en el punto acordado.


Con la emoción de iniciar un nuevo viaje juntos emprendimos la marcha. La temperatura ambiente era más bien fresquita y cuando paramos a desayunar habíamos pasado bastante frío.
Como no teníamos ninguna prisa hicimos tiempo hasta que el sol calentara un poco más.
Para evitar al máximo el aburrimiento de las autopistas, nos desviamos en Alcolea del Pinar para ir hasta Fraga por carreteras convencionales y disfrutar un buen rato de curvas.
En Fraga tomamos la A-2 y a la hora de la comida paramos en La Panadella, para comer en el restaurante Bayona. La comida estuvo bien y a buen precio, y nosotros con las pilas cargadas para llegar a Barcelona.
Del frío de la mañana habíamos pasado al sofocante calor de la sobremesa, tocaba acometer el último tramo del día.
El ultimo tramo había bastante tráfico, pero nada en comparación del que encontramos las calles de Barcelona. Agobiados y sudorosos llegamos al nuestro hotel en la Av del Paralelo a las 18:00 horas.
Una vez instalados y con las motos en el garaje salimos a dar un paseo por la Ciudad Condal, visitamos el puerto y los alrededores.





Finalmente acabamos cenado en el restaurante Puda Can Manel.
Con el hambre saciada y un par de botellas de vino blanco el regreso al hotel fue más ameno y divertido.

2º Día 12 de agosto de 2016. Barcelona – Ferry Genova.
Hoy tocaba poca moto, poco más de 10 minutos que había de nuestro hotel al puerto de embarque.
Desayunamos tranquilamente y sobre las 11:00 nos fuimos a la terminal del ferry para embarcar.
Cuando llegamos ya había bastante movimiento, aparcamos las motos y recogimos las tarjetas de embarque en la terminal, eso fue rápido, entrar en el recinto para dejar las motos ya fue más lento y con el sol apretando de lo lindo.


Finalmente ya estábamos en la fila junto con el resto de las motos esperando embarcar, aunque aun nos quedaba un buen rato ya que el ferry tenía prevista la salida a las 13:00 horas.



Sobre las 12:30 llego el momento de embarcar, por más que ya lo he hecho en varias ocasiones siempre me da bastante inquietud el acceder a la bodega del ferry.
Entramos casi de los últimos y en la rampa metálica se formo un poco de atasco, por suerte lo vi desde la entrada y espere a que la rampa quedara sin motos, mas de uno dejo una buena parte del embrague intentando terminar de subir la rampa.
Aparcamos las motos, apoyadas en la pata de cabra, recogimos el equipaje y nos fuimos a buscar la llave de nuestros camarotes.
Comprobamos que tanto las instalaciones del barco, como el personal, no tenían nada que ver con el viaje que hicimos en el 2013. Por fortuna han solucionado casi todas las deficiencias y la relación entre el pasaje de Tánger y el de Barcelona era mayor para los europeos.
A la hora prevista iniciamos la travesía, teníamos por llenar muchas horas hasta la llegada a Genova el día siguiente a las 10:00 horas.


Cuando dejamos a tras el puerto nos familiarizamos con el buque recorriéndolo de proa a popa para aprendernos los sitios estratégicos, bares y restaurantes.
Para comer los subimos al la cafetería y tómanos unas pizzas, un poco cutre pero lo único que había abierto a la hora que fuimos.
En el barco hay poco que hacer y las horas pasan lentamente, por suerte el mar estaba en calma y hacia un día estupendo.



Para la cena habíamos reservado en el restaurante, y cenamos muy bien, un poco pronto para nuestros horarios, pero tocaba irse acostumbrando.
Nos fuimos pronto a dormir ya que mañana tocaba madrugar y nos esperaban unos cuantos kilómetros.
3º Día 13 de agosto de 2016. Genova – Arabba.

Nos despertamos con ganas, a las 07:00 ya estábamos tomando un café y con todo preparado para abandonar el camarote antes de desembarcar.
Cuando dieron el aviso fuimos a la popa hasta que el barco atracara. Llegamos a Genova con algo de adelanto, lo que no evito la impaciente espera hasta que autorizaron bajar a las bodegas.

El desembarco siempre es un poco caótico, pero salimos del barco sin incidentes y preparados para ponernos en ruta.
Antes de abandonar el puerto pasmos un control de la policía italiana, nos hicieron para y abrir el topcase y la bolsa para mirar en su interior.
Salimos del puesto y nos incorporamos al caótico tráfico de Genova, por fortuna nosotros tomamos la A7 que estaba cerca y no padecimos más que un poco el atasco de la ciudad.
Cuando llegamos a Busalla dejamos la autopista y tomamos la SP226 que discurre junto al río Scrivia por un bonito valle. Disfrutando del paisaje y del precioso día los kilómetros iban cayendo. Al llegar a Lacio tomamos la SS45 que discurre por un valle aun más bonito y lleno de curvas. Antes de salir de la región de Liguria paramos en Gorreto. Hicimos un segundo desayuno un pequeño bar con una agradable terraza donde tomamos un café y unos dulces caseros deliciosos.
Nos costo salir de allí, se estaba deliciosamente bien.


Seguimos disfrutando de la carretera hasta las cercanías de Piacenza, donde tomamos la autopista a Brescia. Según nos acercábamos el tráfico aumentaba en intensidad y las señales de las autopistas indicaban fuertes retenciones en pocos kilómetros.
Nos desviamos por la A22 y nos metimos de lleno en un monumental atasco, todo parado, las áreas de servicio colapsadas con coches hasta los carriles de incorporación, verdaderas trampas sin salida.
Con la moto no llegamos a detenernos pero el ritmo fue muy lento y cansado. Cuando llegamos a Trento nos desviamos y dejamos atrás el atasco que continuaba. Sin demasiados problemas tomamos la SS216, no habíamos comido aun pero por la hora que era no encontramos nada abierto, tocaba ayunar.
Por suerte el paisaje y las curvas nos tenían tan entretenidos que no nos acordábamos de la comida.
En Cavalese nos desviamos por la SS620 y poco después paramos en un bonito restaurante de montaña, el restaurante la Baita, ahí finalmente pudimos hacer una comida – merienda que nos supo a gloria, nos prepararon un plato con los embutidos y quesos locales que estaban realmente buenos.

Más frescos y saciados acometimos el último tramo del día. Poco después cruzamos el Passo de Lavazé, empezamos a tomar contacto con lo que nos esperaba. En Bozen tomamos la SS241, más y más curvar rodeados de altos abetos, el pequeño Lago de Carezza, con sus aguas color turquesa rodeado de montañas.
Iniciamos el descenso al valle al que entramos por Vigo di Fassa y la SS48. La carretera estaba totalmente atascada y llegar hasta Canazei fue muy pesado con todo repleto de coches en ambos sentidos.
Finalmente empezamos a subir el Passo Pordoi y sus tornantis, para nosotros fue como volver a ver a un viejo amigo, pero para nuestros amigos fue toda una experiencia.
Coronamos sin problemas e iniciamos la bajada, ya que eran más de las 18:00 horas. Curva a curva nos acercamos a nuestro destino en Arabba y finalmente paramos las motos en el hotel Garni Marilena, donde nos esperaba Manuel, el propietario, para darnos nuestras habitaciones.

Aparcamos las motos en el garaje y nos instalamos, teníamos tres días por delante para recorrer la zona.
Tras las cervezas de rigor nos fuimos a cenar y tomarnos una copa para celebrar que habíamos llegado.





Mañana nos espera un buen día de moto.
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