Montañas Simen, Etiopía.
Caminando por el bosque para llegar al acantilado más alto de las montañas Simen fui recompensado con la visión de este valle virgen en el que múltiples cascadas se deslizaban por un precipicio de 600 metros. Allí, entre las nubes que envuelven a las montañas y los campos verde brillante en los que destacan flores amarillas, observé a una colonia de geladas, que siendo el único de los primates que pastan, compiten con el ganado por las praderas.
Foto: Riccardo Marchegiani.
Caminando por el bosque para llegar al acantilado más alto de las montañas Simen fui recompensado con la visión de este valle virgen en el que múltiples cascadas se deslizaban por un precipicio de 600 metros. Allí, entre las nubes que envuelven a las montañas y los campos verde brillante en los que destacan flores amarillas, observé a una colonia de geladas, que siendo el único de los primates que pastan, compiten con el ganado por las praderas.
Foto: Riccardo Marchegiani.