Mandalorian
Acelerando
"Créanse mis historias, porque me las he inventado."
Ana María Matute.
Nadie sabe como se llama en realidad. Unos dicen que Víctor, otros que Valerio, y hay quien jura que su nombre es Walabonso y precisamente por eso se hace llamar de otro modo. En cuanto al origen de su apodo, tampoco está claro. Prevalece, claro, la explicación de que es la primera letra de su nombre, pero hay quien defiende que viene del saludo motero por excelencia.
Uve salió el domingo, como tantas veces, a dar una vuelta en moto. Nada como un buen paseo a lomos de su BMW R1250RT para cambiar su hastío de la vida diaria por un poco de adrenalina y llegar a casa como nuevo. Eran más de las diez, entre pitos y flautas se le había echado el tiempo encima. Que si vístete de romano, que si echa gasolina, que si repasa las presiones de las ruedas, el caso es que pocas veces conseguía salir antes. Hoy tocaba la N-630 desde Sevilla, una carretera relativamente tranquila desde Santiponce hacia el norte, habitada por ciclistas y moteros casi en exclusiva desde que hace años se abriera la A-66.
Entre Santiponce y Las Pajanosas había una curva rápida a la izquierda con el peralte invertido y un escalón longitudinal en el centro mismo del carril derecho que helaba la sangre, pero hace ya meses que al menos reasfaltaron y ya no está el escalón, más de una vez había jurado en hebreo al pasar por allí. A partir de Las Pajanosas es cuando el terreno se ondula y empieza la diversión, curvitas de 4ª, 5ª y 6ª, algunas de ellas de tumbar y abrir gas con absoluta confianza. Un verdadero placer. Tan alegre iba el ritmo aquella mañana que a poco que Uve quiso darse cuenta dio alcance a un numeroso grupo de moteros, diría que entre 15 y 20 unidades. Uve no acostumbraba a rodar en grupo, le tenía mucho respeto a eso de ir metido entre motos que hacen trazadas diferentes, a velocidades diferentes y con reacciones diferentes. Uve era un "Lone Rider" por excelencia.
—Si vas en un grupo —argumentaba siempre— no vas a tu ritmo, vas más rápido o más lento de lo que te gustaría, porque es imposible que todo el grupo coincida con tu forma de rodar. Imposible.
El caso es que, no gustándole lo de rodar en enjambre, fue adelantando a algunas unidades sin mayor problema, pues el ritmo de aquel grupo era, como digo, algo más lento que el que él llevaba esa mañana. No obstante, tuvo que resignarse a rodar un buen trecho dentro de aquel heterogéneo pelotón formado por motos de diversa condición, aunque predominaban las "R" y las naked sobre otras tribus. A uno de ellos no debió hacerle gracia que Uve lo pasara en plena curva (¿Dónde vas tú con esa moto de viejo...?) pareció pensar el de la Suzuki, y herido en su orgullo, al tomar un tramo ascendente con doble carril se metió por el lado derecho para cerrarse a la izquierda en la curva, delante mismo de Uve, que tuvo que tirar de la maneta derecha para no llevárselo puesto. Vale, entendido, pero la madre que te parió. Al llegar al Ronquillo aprovechó para dar cuenta de cinco o seis de un golpe, al pasar una rotonda todos se habían reagrupado para dar tiempo a los rezagados a contactar. La travesía le permitió, igualmente, ir dejando atrás a casi todos los demás miembros, saludando de cuando en cuando a los que adelantaba. A la salida, y con el único afán de salir de aquel nido de avispas, puso el modo "Dynamic" y retorció el puño, dejando atrás a los cabecillas. Pero ay, el líder de la manada no iba a vender su honra tan fácilmente. Una Honda CBR 1000 no se deja humillar por una RT así como así. Por mi slick de 190mm que no, pareció haber dicho. Uve siguió a lo suyo y un par de kilómetros después en su retrovisor no aparecían más que dos o tres unidades que tumbaban en cada curva como si de ello dependiera su vida, pero el líder le seguía de cerca. Este tío no se entera, lo único que quiero es ir solo, no rodar con alguien pegado a mi matrícula. ¿No pueden seguir al ritmo que llevaban? Tres, cuatro curvas más, y el amigo hacía la goma. Ahora se me va, más adelante me pego... pero no, una RT no me va a dejar atrás.
Al final, viendo que el amigo iba a hacer una tontería, Uve decidió poner el intermitente derecho, dejarlos pasar a todos y parar en un área de descanso a oír a los pajaritos y también, por qué no, a algún tetracilíndrico lejano sonar con su Akra. Y es que hay veces que no vale la pena discutir.
Ana María Matute.
Nadie sabe como se llama en realidad. Unos dicen que Víctor, otros que Valerio, y hay quien jura que su nombre es Walabonso y precisamente por eso se hace llamar de otro modo. En cuanto al origen de su apodo, tampoco está claro. Prevalece, claro, la explicación de que es la primera letra de su nombre, pero hay quien defiende que viene del saludo motero por excelencia.
Uve salió el domingo, como tantas veces, a dar una vuelta en moto. Nada como un buen paseo a lomos de su BMW R1250RT para cambiar su hastío de la vida diaria por un poco de adrenalina y llegar a casa como nuevo. Eran más de las diez, entre pitos y flautas se le había echado el tiempo encima. Que si vístete de romano, que si echa gasolina, que si repasa las presiones de las ruedas, el caso es que pocas veces conseguía salir antes. Hoy tocaba la N-630 desde Sevilla, una carretera relativamente tranquila desde Santiponce hacia el norte, habitada por ciclistas y moteros casi en exclusiva desde que hace años se abriera la A-66.
Entre Santiponce y Las Pajanosas había una curva rápida a la izquierda con el peralte invertido y un escalón longitudinal en el centro mismo del carril derecho que helaba la sangre, pero hace ya meses que al menos reasfaltaron y ya no está el escalón, más de una vez había jurado en hebreo al pasar por allí. A partir de Las Pajanosas es cuando el terreno se ondula y empieza la diversión, curvitas de 4ª, 5ª y 6ª, algunas de ellas de tumbar y abrir gas con absoluta confianza. Un verdadero placer. Tan alegre iba el ritmo aquella mañana que a poco que Uve quiso darse cuenta dio alcance a un numeroso grupo de moteros, diría que entre 15 y 20 unidades. Uve no acostumbraba a rodar en grupo, le tenía mucho respeto a eso de ir metido entre motos que hacen trazadas diferentes, a velocidades diferentes y con reacciones diferentes. Uve era un "Lone Rider" por excelencia.
—Si vas en un grupo —argumentaba siempre— no vas a tu ritmo, vas más rápido o más lento de lo que te gustaría, porque es imposible que todo el grupo coincida con tu forma de rodar. Imposible.
El caso es que, no gustándole lo de rodar en enjambre, fue adelantando a algunas unidades sin mayor problema, pues el ritmo de aquel grupo era, como digo, algo más lento que el que él llevaba esa mañana. No obstante, tuvo que resignarse a rodar un buen trecho dentro de aquel heterogéneo pelotón formado por motos de diversa condición, aunque predominaban las "R" y las naked sobre otras tribus. A uno de ellos no debió hacerle gracia que Uve lo pasara en plena curva (¿Dónde vas tú con esa moto de viejo...?) pareció pensar el de la Suzuki, y herido en su orgullo, al tomar un tramo ascendente con doble carril se metió por el lado derecho para cerrarse a la izquierda en la curva, delante mismo de Uve, que tuvo que tirar de la maneta derecha para no llevárselo puesto. Vale, entendido, pero la madre que te parió. Al llegar al Ronquillo aprovechó para dar cuenta de cinco o seis de un golpe, al pasar una rotonda todos se habían reagrupado para dar tiempo a los rezagados a contactar. La travesía le permitió, igualmente, ir dejando atrás a casi todos los demás miembros, saludando de cuando en cuando a los que adelantaba. A la salida, y con el único afán de salir de aquel nido de avispas, puso el modo "Dynamic" y retorció el puño, dejando atrás a los cabecillas. Pero ay, el líder de la manada no iba a vender su honra tan fácilmente. Una Honda CBR 1000 no se deja humillar por una RT así como así. Por mi slick de 190mm que no, pareció haber dicho. Uve siguió a lo suyo y un par de kilómetros después en su retrovisor no aparecían más que dos o tres unidades que tumbaban en cada curva como si de ello dependiera su vida, pero el líder le seguía de cerca. Este tío no se entera, lo único que quiero es ir solo, no rodar con alguien pegado a mi matrícula. ¿No pueden seguir al ritmo que llevaban? Tres, cuatro curvas más, y el amigo hacía la goma. Ahora se me va, más adelante me pego... pero no, una RT no me va a dejar atrás.
Al final, viendo que el amigo iba a hacer una tontería, Uve decidió poner el intermitente derecho, dejarlos pasar a todos y parar en un área de descanso a oír a los pajaritos y también, por qué no, a algún tetracilíndrico lejano sonar con su Akra. Y es que hay veces que no vale la pena discutir.
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