Los cascos sí que caducan. Caducan cuando se caen al suelo. Si alguna vez habéis abierto un coco, sabréis que el primer golpe de martillo no los abre, pero el segundo o tercero ya abre una grieta. Si con un martillo hacemos un golpe pequeño, con un golpe desde digamos 1 metro al suelo, es más que probable que esa microrotura ya esté presente sin que la veamos.
Si tenemos cuidado en que nuestros cascos no caigan al suelo, y mucho menos con nuestra cabeza dentro, el siguiente punto de seguridad es la de absorción de impactos, como bien habéis dicho arriba, de porexpan, poliespán o como queráis llamarlo. Un material que no es otra cosa que plástico hinflado de aire. Los plásticos se degradan con el tiempo y si bien no perderían todas sus propiedades en un periodo corto de tiempo, pasados los años sí notan fatiga.
Los propios acolchados también sufren y todos hemos notado que el casco nos deja de apretar como el primer día a medida que lo usamos. Esa holgura resta eficacia a nuestra seguridad, a nuestro casco, pudiendo hacer que nos gire la cabeza dentro del casco, que se nos salga de la cabeza o que nos baile el cráneo restando amortiguación de los materiales dedicados a ellos por no estar la cabeza completamente sujeta.
En un casco que se use a diario antes te dará asquito meter la cabeza dentro que se te caducarán los elementos importantes. El buen uso, limpieza y cuidado del caso harán que ese asquito no llegue a serlo y antes se te estropearán las correas y mecanismos de visera que el propio casco. Aún así 5 años es una buena fecha para cambiar de casco, aunque sólo sea por higiene y por estar tranquilos.
Ah, y un casco que no se usa se degrada a gran velocidad, especialmente los acolchados que hacen como "migas".