No tengo palabras ni puedo imaginarme por lo que pasaste.
Lo importante es que estás bien y la moto hay están tus viajes.
Lo del ánimo ahora llega un poco tarde, pero te deseo lo mejor en la vida.
Un fuerte abrazo jefe.
Es algo que nunca me ha afectado porque siempre tuve claro que no fue culpa mía y que no puedes controlar lo que hagan los demás.
No me afectó a la hora de llevar ni coche ni moto.
Eso sí, sólo el que ha pasado un calvario de estos sabe lo que es. Es mucho dolor, mucha sedación, los huesos duelen que ni os cuento… si hay algún médico por el hilo os lo podrá explicar mejor.
En la cara tuve lo que los médicos llaman un Lefort (creo que II si no recuerdo mal) fractura en forma de pirámide que afecta al maxilar, la nariz, pómulos, qué se yo… un puzzle de huesos.
La suerte que tuve fue que no me hice ningún corte en la cara y en esa época ya se operaba desde dentro de la boca. Es decir, te cortan la parte superior del labio por dentro y desde ahí te operan los huesos, te ponen las placas, etc.
Por ello me quedó la cara igual que antes del accidente, por suerte. Me operaron tantas veces que me hice amigo del cirujano, que no era mucho mayor que yo, incluso iba a su casa entre operación y operación (yo vivo en Menorca y me operaron en Palma).
Lo que recuerdo del accidente fueron una luces y después despertar en el hospital con un dolor terrible, tenia la cara tan hinchada y destrozada que no veía nada y lo primero que pensé, curiosamente muy tranquilo, fue “he tenido un accidente y debe haber sido muy grande”.
Como pude, pregunté qué pasaba (recordad que todo estaba roto en la cara así que imaginad). Tenía un dolor horroroso en la espalda, curiosamente no notaba daño en ningún sitio más.
No sé si era una doctora o una enfermera que me cogió la mano y me dijo (lo recuerdo vagamente) “has tenido un accidente y tienes muchas cosas rotas, no te preocupes que no hay ningún órgano afectado. Tienes un corte muy grande y muy profundo en la espalda y no te podemos poner anestesia”. Y lo siguiente fue desmayarme del daño de los puntos de la espalda.
Recobré el conicimiento en la avioneta médica que me llevaba a Palma porque estaba de espaldas en una camilla de esas de guillotina, que te quedan las dos barras paralelas en la espalda, y cada vez que la avioneta daba un bote por la turbulencia se me clavaban y entre el corte, las costillas rotas y todo lo demás fue un suplicio.
Cuando días después mi madre me trajo un espejo (nadie quería traerme uno) lo que vi es inenarrable. Como os he dicho la nariz era una Z completa, tal cual, no un poco doblada sino que se había desplazado completamente. Los pómulos estaban hinchadísimos y colgaban porque el hueso estaba hecho añicos, era como un bulldog. Los ojos negros e hinchadísimos. Y además paladar, mandíbula…: recuerdo que pensé “esto no tiene solución”..
Por suerte, los maxilofaciales con el Dr. Jorge Caubet a la cabeza hicieron un trabajo EXCEPCIONAL y no se notó nada estéticamente. Vamos, que estaba igual que antes. Pero fueron muchos años y mucho sufrimiento.
Este es Jorge (el maxilofacial) hoy en día. No tengo palabras para agradecerle su profesionalidad y posterior amistad.
Pues todo eso lo hicieron “dos cervecitas”…..
Repito que deseo que NUNCA os pase algo así a vosotros o a algún familiar porque alguien se haya tomado “dos cervecitas”.