Acabo de ver el post (soy un recién llegado al foro), y es c.....do. Claro, no por lo que sufren Diayu y demás, sino por el interés que os tomais todos por ellos.
He leido con atención lo que habeis escrito, sobre todo lo que comentais los que teneis experiencias previas personales y profesionales, y voy a intentar aportar un granito de arena.
Yo soy médico, y con bastante experiencia en Urgencias, dónde me he tragado un montón de cuadros como los vuestros. Y como os aconsejan, la química no es la solución. Puede ser un parche, como en un pinchazo, pero hay que cambiar la rueda más pronto que tarde.
Todos, por acostumbrados que estemos a los cambíos, nos sentimos intimidados por ellos. Eso produce una situación de estrés psiquico y físico. Los cambios los interpretamos como un problema a resolver, y desde el planteamiento hasta que encontramos la ecuación para resolverlo y obtenemos el resultado final, vivimos la angustia de saber si lo hemos hecho de forma correcta. Hasta ahí todo normal, y forma parte de la vida, es como cuando el hombre de Neandertal tenía hambre y salía a cazar: o comía o no comía...
Lo mismo nos ocurre al salir de viaje. Sabemos anticipadamente que se nos van a plantear situaciones nuevas (problemas) que nos exigirán planteamientos nuevos y respuestas que pueden ser más o menos acertadas. Ante esto, oponemos nuestra confianza en nuestra propia capacidad para enfrentarnos a ellas, así que:
Primera respuesta: si hasta hoy hemos resuelto la mayor parte de las situaciones que nos ha planteado la vida, ¿por que no vamos a poder con otra?. Y si, como es lo normal, hay algunas que no hemos resuelto, y las hemos aceptado como un condicionante, un déficit, o como queráis llamarlo.. ¿que os hace suponer que nuestra capacidad para asumir problemas irresolubles está agotada?
Segunda respuesta: el aprendizaje genera estrés. Los que os dedicais a la enseñanza lo sabeis mejor que nadie. Pero no se renuncia a él. Es más, lo exigimos como parte consustancial de la vida, llamándole experiencia, madurez, etc..., y lo integramos en nuestra personalidad. Todos hemos leido el manual del Dr Inferno, pero cuando haces el primer contramanillar o cambias la curva a la inglesa por la primera tumbada estamos hablando de eso, con o sin caidas. Son situaciones nuevas, que nos plantean exigencias nuevas y requieren respuestas nuevas por nuestra parte. A veces serán correctas, a veces no, pero estar vivo es tener la capacidad de responder.
Por otra parte, estas situaciones pueden ser atenuadas, no desde la química, sino desde el conocimiento. Y no hablo del autoconocimiento y la introspección. Si conducimos mejor por una carretera conocida que por una nueva, ¿por qué no vivir con el mismo estilo?. Si te agobian los viajes (nos pasa a todos, a mí también), protegete con el conocimiento. Estudia los sitios a los que vas a ir, la ruta, el idioma si es preciso. El conocimiento te aliviará, reducirá tu ansiedad, te preparará mejor para enfrentarte a lo que ya no será tan desconocido y disminuirá tu nivel de ansiedad. Y cuando llegues, la confirmación del conocimiento previo con la realidad tangible, terminará de calmarte y te permitirá disfrutar de la experiencias nuevas como adquisiciones propias y triunfos personales, que poco a poco te harán un adicto de los viajes, ya que los verás como triunfos y éxitos (y eso nos gusta a todos).
Sin engañarte, a veces las cosas no salen como las planeamos. Y entonces te puedes sentir como el alumno que suspende. Pero recuerda: nunca se suspende por el profesor o por la asignatura. Suspende el alumno que no se ha preparado debidamente. Y la solución, la sabes bien, es prepararse mejor y,...repetir hasta conseguirlo.
Seguro que lograrás una matricula de honor.
Saludos