Quikegeo
Allá vamos
- Registrado
- 23 Ago 2010
- Mensajes
- 666
- Puntos
- 43
Mendoza y Santiago, el final de este viaje.
Al día siguiente, salimos tranquilos hacia Mendoza. No teníamos mucha prisa, pero tampoco queríamos salir tarde.
Por alguna extraña razón, aunque íbamos a desayunar en Valle Fértil, salimos del pueblo y cuando nos dimos cuenta estábamos en medio de la nada otra vez, sin haber comido nada. Buscamos y buscamos y no encontramos un lugar donde comer. Además, empezó el calor, el verdadero calor.
Un poco desesperados vimos el letrero de un pueblo llamado San Expedito y decidimos tomar la entrada e ir al pueblo a unos 2km de la carretera.
Era un lugar bastante feito y sin ninguna señal de vida. Todo parecía abandonado, construido en medio de la nada, en una planicie llena de polvo. Buscamos un quiosco donde comprar algo de tomar y donde encontrar sombra, además Carlos necesitaba quitarse las primeras capas con las que había salido de Valle Fértil y lo estaban matando de calor!
Encontramos este quiosco abierto, aunque no tenía nada “salado” y como no queríamos más galletas, Carlos caminó unos 50m más para buscar algo salado que comer.

Esperamos un rato tratando de refrescarnos y descansar un poco.
Una pequeña vista del lugar.


Vimos niños en moto, de unos 10 años máximo recorriendo el lugar con total naturalidad, mientras nosotros moríamos del calor


Salimos de ahí luego de ver una callecita donde vendían recuerdos del pueblo, algo bastante extraño porque nosotros sólo queríamos salir de ahí.
Seguimos hasta un pueblito cerca de San Juan, donde conocimos dos moteros argentinos, que viajaban en dos scooters 150cc. Hablamos un rato y nos contaron un poco su viaje, de unos 1500km por el norte Argentino. Buena actitud.
El resto del viaje, estuvo bien, hasta que de repente… de nuevo, sin gasolina. La moto no me avisó nada, simplemente se paró. Le pusimos la gasolina que traíamos en la garrafa y logramos llegar hasta la siguiente gasolinera. Llenamos y conocimos a Oli, un motero escocés viajando por Sudamérica con su esposa en una 1200GS. Nosotros seguimos nuesto camino y 15km antes de llegar a Mendoza, la moto se volvió a parar.
Intentamos seguir un poco más, pero se apagaba de nuevo… y así y así durante unos 5 km más. Preguntamos donde podríamos cargar la batería (asumiendo que ese era el problema) y nos mandaron por un camino de tierra, muuuy extraño hasta que encontramos el lugar.
Esperamos por el encargado alrededor de 30minutos y cuando llegó pusimos a cargar la batería aunque no sabíamos si estaba realmente descargada porque el cargador del llantero tenía el lector malo.
Estuvimos ahí más de 1hora, conversando con el dueño, platicando de futbol, Maradona, boxeo, política, seguridad, de todo un poco.
Aunque en ese momento yo estaba de muy mal humor porque ya el tema de la gasolina y la batería me tenía muy cansado, debo reconocer que pasé un buen rato hablando con estas personas que si no fuera por estas circunstancias, nunca nos habríamos conocido. Pura vida.
Seguimos hacia Mendoza y empezamos a buscar un lugar donde comprar la batería correcta de 14A para la moto. Buscamos y nos mandaban de un lugar a otro, cuando de repente… otra vez, la moto se apaga. La encendía, muy revolucionada andábamos 300m y lo mismo, se apagaba.
Así estuvimos por mucho rato hasta que logramos dar con el lugar indicado y luego de esperar por 2horas, nos consiguieron la batería indicada por el módico precio de USD50 aproximadamente. Luego de que nos dijeran unas 4 personas que esa zona era muy peligrosa, salimos de ahí con rumbo a la zona más segura a buscar un hotel. Por cosas de la vida, encontramos el hotel donde yo había estado hace un año y nos quedamos ahí.

Salimos a buscar donde dejar la moto porque no había parqueo en el hostal y nos mandaban de un lugar a otro porque en algunos lugares “no guardamos motos”. Una estupidez que nunca voy a entender y que al parecer se da en todas partes por que no es la primera vez que me sucede. Incluso, si uno ofrece a pagar como un automóvil, la respuesta es NO.
Cenamos algo, una vuelta por el parque y a dormir.
En cierta forma, ya teníamos muchas ganas de llegar a Santiago. Aunque el viaje había sido muy bonito y habíamos conocido mil gente y todo lo demás, la verdad es que estábamos cansado de lidiar y preocuparnos por la moto. Ahora, con la batería correcta y nueva, no íbamos a tener problemas, o al menos eso creíamos.
El mapa del día 7 (Mendoza-Santiago:366km)

Hacia la frontera, pasamos por Potrerillos, un lago con muy buena vista y paramos a hacer unas fotos.




En Uspallata, luego de buscar donde poner gasolina porque en una de las gasolineras ya no quedaba, nos encontramos con Oli que iba rumbo a Santiago. Así que decidimos seguir juntos.
El camino por aquí es muy bueno, vistas geniales y poco tránsito. Paramos en el mirador donde puedes ver el Aconcagua para hacer unas fotos y de repente se cerca un señor para decirme (en no sé qué idioma) que le gustaba mi moto y me hacía señas para indicarme que él tenía una pero con motor bóxer y fue cuando le dije, -“como esa?” señalando la moto de Oli, e hizo cara de sorpresa y salió corriendo hacia él para poder ver la moto jaja.
Este es el personaje

Y algunas fotos del lugar


El personaje hablando con Oli

Esa calcomanía de Oli me gustó mucho! Costa Rica Pura vida!

Oli y su esposa


Continuamos hacia la frontera, hicimos el papeleo, nada complicado excepto el momento en el que explicábamos que eramos un Español, un tico y la moto era chilena.
Luego de los papeles, una foto grupal. Ya estábamos en Chile!

Esta foto me la tomó Carlos por que yo decía que me iba a comer esta galleta costarricense (yipi) a más de 4mil metros de altura, pero por los problemas con la moto en el Paso San Francisco no había podido. Así que aquí está, una Yipi en medio de la cordillera de los Andes

Bajamos hasta Santiago sin novedades. Saliendo de la frontera había reparaciones en la carretera por lo que pensábamos que tendríamos que esperar, pero en cuanto llegamos a la fila, abrieron el camino y salimos de primero con prácticamente toda la carretera para nosotros.
Todo genial entrando a Santiago, muy contentos cuando a unos 2km de mi casa… se apaga la moto!!!!
Encendió sin problemas y pensé, bueno, seguro fui yo!
Nos tomamos esta foto al llegar, cansados pero luego de haber resuelto de una u otra forma los problemas que se presentaron en carretera, en medio de la nada y en otro país. Un triunfo después de todo, 3035 kilómetros sumados en la espalda que nadie nos podrá quitar.

Al día siguiente, salimos tranquilos hacia Mendoza. No teníamos mucha prisa, pero tampoco queríamos salir tarde.
Por alguna extraña razón, aunque íbamos a desayunar en Valle Fértil, salimos del pueblo y cuando nos dimos cuenta estábamos en medio de la nada otra vez, sin haber comido nada. Buscamos y buscamos y no encontramos un lugar donde comer. Además, empezó el calor, el verdadero calor.
Un poco desesperados vimos el letrero de un pueblo llamado San Expedito y decidimos tomar la entrada e ir al pueblo a unos 2km de la carretera.
Era un lugar bastante feito y sin ninguna señal de vida. Todo parecía abandonado, construido en medio de la nada, en una planicie llena de polvo. Buscamos un quiosco donde comprar algo de tomar y donde encontrar sombra, además Carlos necesitaba quitarse las primeras capas con las que había salido de Valle Fértil y lo estaban matando de calor!
Encontramos este quiosco abierto, aunque no tenía nada “salado” y como no queríamos más galletas, Carlos caminó unos 50m más para buscar algo salado que comer.

Esperamos un rato tratando de refrescarnos y descansar un poco.
Una pequeña vista del lugar.


Vimos niños en moto, de unos 10 años máximo recorriendo el lugar con total naturalidad, mientras nosotros moríamos del calor


Salimos de ahí luego de ver una callecita donde vendían recuerdos del pueblo, algo bastante extraño porque nosotros sólo queríamos salir de ahí.
Seguimos hasta un pueblito cerca de San Juan, donde conocimos dos moteros argentinos, que viajaban en dos scooters 150cc. Hablamos un rato y nos contaron un poco su viaje, de unos 1500km por el norte Argentino. Buena actitud.
El resto del viaje, estuvo bien, hasta que de repente… de nuevo, sin gasolina. La moto no me avisó nada, simplemente se paró. Le pusimos la gasolina que traíamos en la garrafa y logramos llegar hasta la siguiente gasolinera. Llenamos y conocimos a Oli, un motero escocés viajando por Sudamérica con su esposa en una 1200GS. Nosotros seguimos nuesto camino y 15km antes de llegar a Mendoza, la moto se volvió a parar.
Intentamos seguir un poco más, pero se apagaba de nuevo… y así y así durante unos 5 km más. Preguntamos donde podríamos cargar la batería (asumiendo que ese era el problema) y nos mandaron por un camino de tierra, muuuy extraño hasta que encontramos el lugar.
Esperamos por el encargado alrededor de 30minutos y cuando llegó pusimos a cargar la batería aunque no sabíamos si estaba realmente descargada porque el cargador del llantero tenía el lector malo.
Estuvimos ahí más de 1hora, conversando con el dueño, platicando de futbol, Maradona, boxeo, política, seguridad, de todo un poco.
Aunque en ese momento yo estaba de muy mal humor porque ya el tema de la gasolina y la batería me tenía muy cansado, debo reconocer que pasé un buen rato hablando con estas personas que si no fuera por estas circunstancias, nunca nos habríamos conocido. Pura vida.
Seguimos hacia Mendoza y empezamos a buscar un lugar donde comprar la batería correcta de 14A para la moto. Buscamos y nos mandaban de un lugar a otro, cuando de repente… otra vez, la moto se apaga. La encendía, muy revolucionada andábamos 300m y lo mismo, se apagaba.
Así estuvimos por mucho rato hasta que logramos dar con el lugar indicado y luego de esperar por 2horas, nos consiguieron la batería indicada por el módico precio de USD50 aproximadamente. Luego de que nos dijeran unas 4 personas que esa zona era muy peligrosa, salimos de ahí con rumbo a la zona más segura a buscar un hotel. Por cosas de la vida, encontramos el hotel donde yo había estado hace un año y nos quedamos ahí.

Salimos a buscar donde dejar la moto porque no había parqueo en el hostal y nos mandaban de un lugar a otro porque en algunos lugares “no guardamos motos”. Una estupidez que nunca voy a entender y que al parecer se da en todas partes por que no es la primera vez que me sucede. Incluso, si uno ofrece a pagar como un automóvil, la respuesta es NO.
Cenamos algo, una vuelta por el parque y a dormir.
En cierta forma, ya teníamos muchas ganas de llegar a Santiago. Aunque el viaje había sido muy bonito y habíamos conocido mil gente y todo lo demás, la verdad es que estábamos cansado de lidiar y preocuparnos por la moto. Ahora, con la batería correcta y nueva, no íbamos a tener problemas, o al menos eso creíamos.
El mapa del día 7 (Mendoza-Santiago:366km)

Hacia la frontera, pasamos por Potrerillos, un lago con muy buena vista y paramos a hacer unas fotos.




En Uspallata, luego de buscar donde poner gasolina porque en una de las gasolineras ya no quedaba, nos encontramos con Oli que iba rumbo a Santiago. Así que decidimos seguir juntos.
El camino por aquí es muy bueno, vistas geniales y poco tránsito. Paramos en el mirador donde puedes ver el Aconcagua para hacer unas fotos y de repente se cerca un señor para decirme (en no sé qué idioma) que le gustaba mi moto y me hacía señas para indicarme que él tenía una pero con motor bóxer y fue cuando le dije, -“como esa?” señalando la moto de Oli, e hizo cara de sorpresa y salió corriendo hacia él para poder ver la moto jaja.
Este es el personaje

Y algunas fotos del lugar


El personaje hablando con Oli

Esa calcomanía de Oli me gustó mucho! Costa Rica Pura vida!

Oli y su esposa


Continuamos hacia la frontera, hicimos el papeleo, nada complicado excepto el momento en el que explicábamos que eramos un Español, un tico y la moto era chilena.

Luego de los papeles, una foto grupal. Ya estábamos en Chile!

Esta foto me la tomó Carlos por que yo decía que me iba a comer esta galleta costarricense (yipi) a más de 4mil metros de altura, pero por los problemas con la moto en el Paso San Francisco no había podido. Así que aquí está, una Yipi en medio de la cordillera de los Andes


Bajamos hasta Santiago sin novedades. Saliendo de la frontera había reparaciones en la carretera por lo que pensábamos que tendríamos que esperar, pero en cuanto llegamos a la fila, abrieron el camino y salimos de primero con prácticamente toda la carretera para nosotros.
Todo genial entrando a Santiago, muy contentos cuando a unos 2km de mi casa… se apaga la moto!!!!
Encendió sin problemas y pensé, bueno, seguro fui yo!
Nos tomamos esta foto al llegar, cansados pero luego de haber resuelto de una u otra forma los problemas que se presentaron en carretera, en medio de la nada y en otro país. Un triunfo después de todo, 3035 kilómetros sumados en la espalda que nadie nos podrá quitar.

Última edición: