Sudamérica se está mostrando como un continente duro. Maravillosamente duro y que constantemente te hace pagar por disfrutar de todo lo que ofrece.
El viento, el ripio y las largas distancias son cosas a las que un blando europeo no está acostumbrado y todo eso te hace valorar aun mas cada regalo a la vista que te encuentras.
Por otro lado me llegan vuestros comentarios que me dan mucha energía para seguir adelante en los momentos mas duros. Me comentan que ha salido publicada una nota en la revista Motor Cantabria y el otro día me llegó el Newsletter de KTM donde presentan mi viaje. ¡Mola
Eso recompensa el esfuerzo que estoy haciendo por escribir estas crónicas y editar los vídeos. Algunos amigos me dicen que me dedique a disfrutar y descansar y ya lo escribiré a mi vuelta. No es una opción para mi. Siempre he tenido claro que mi viaje sería así porque es la forma de no perder nada en el olvido y la forma de que sea entretenido para los que disfrutáis leyéndome. Me da igual si sois muchos o pocos porque yo no pienso dedicarme a esto como otros viajeros pero os aseguro que cada uno de vuestros comentarios me anima y me alegra. Yo he estado muchas veces al otro lado y he disfrutado de crónicas maravillosas y tengo claro que ni soy el mejor fotógrafo, ni el que mejores vídeos hace, ni el que mejor escribe pero mi valor añadido tiene que venir precisamente por el esfuerzo de hacer esto casi en tiempo real, cuando la conexión lo permite. Pasar algo de sueño no es un precio demasiado alto, de momento, para hacéroslo llegar.
Salí de Natales pronto y con buen tiempo. Me habían dicho la noche anterior que para llegar a Torres del Paine sería todo ripio pero en realidad fue prácticamente todo carretera.
Esto es una constante en el viaje. Te dan información contradictoria por todos lados pero siguiendo el consejo de mi amigo Juan Nicolau lo que hago es preguntar las cosas importantes a varias personas. La información sobre el tipo de camino en realidad no es importante porque tengo que pasar de todas formas así que me da lo mismo.
Al llegar a la zona se fue levantando algo de viento pero era aun soportable. Decidí meterme por una pista que había visto en Google Earth (cosas mías) y la verdad es que disfruté como un enano porque el ripio cunado es bueno y sinuoso se disfruta un montón y sobre todo si es con esos paisajes de fondo.
Hice como 80km. por esa pista pero fue un error porque al final estaba cortada y me tocó dar la vuelta. En fin, hay que contarlo todo, los aciertos y las liadas estilo McMartín que las hay y muchas.
Seguí otra pista para llegar al mirador de Torres del Paine y el viento ya se desbocó por completo. Según la chica del centro de visitantes era de 80km/h y eso para ir sin asfalto firme es una auténtica barbaridad.
El viento te intenta sacar de la pista en todo momento y como ya os conté el otro día, te hace derrapar lateralmente en dirección a la cuneta. En dos ocasiones pensé que me despeñaba y como podéis imaginar ese tramo no lo disfruté nada. Al final del camino estaba el mirador pero por las nubes tampoco es que saliera una foto muy espectacular.
Me volví a Cerro el Castillo que es como el punto de entrada al parque y a su vez la frontera con Argentina por donde debía seguir mi camino. Allí me encontré dos motos. Una Suzuki V-Strom con matrícula brasileña y una BMW 800 GS argentina pero sin rueda trasera.
Entré en el bar para ver si podía ayudar a sus propietarios pero allí no había nadie. Al rato llegaron en un coche junto con la rueda y un mecánico.
Montaron la rueda, nos presentamos y como teníamos el mismo plan decidimos seguir juntos.
Cuando vamos a salir veo que la rueda está otra vez baja. ¡No puede ser! Saco mi bomba de aire de 4€ del Decathlon y me pongo a hinchar ante la mirada atónita de Theo pensando en que con esa mierda de bomba no podríamos hacer mucho. Funcionó.
Recorremos así los 12 km. que nos separan de la entrada en Argentina por una pista de ripio. Al llegar comprobamos que no ha perdido aire así que decidimos seguir en dirección El Calafate.
A mitad de camino tenemos que parar a repostar y justo entrando en la gasolinera le vuelve a fallar la rueda así que nos vamos a la gomería del pueblo.
Esto es una cosa que no olvidaremos porque al llegar, Ramón “el gomero” parece que se acaba de despertar de una siesta profunda después de bajarse un brick de vino malo para comer. Nos dice que repara la rueda si somos nosotros los que la desmontamos así que se lo ponemos fácil.
La gomería no era otra cosa que un cuartucho con una bañera llena de agua mugrienta al fondo para ver por dónde se escapaba el aire, un compresor en la entrada con un par de ruedas de camión por ahí tiradas.
Ramón se pone a intentar destalonar la rueda al estilo patagónico. A martillazo puro y duro. Le cuesta un rato sacar la rueda y el problema parece que está en que le mecánico de Natales no tenía cámaras de la medida de la moto y en lugar de eso decidió alegremente hacer la rueda tubeless (sin cámara) simplemente poniendo una válvula en la llanta.
Intenta infructuosamente reparar la válvula y al final accede a mi ofrecimiento, de una hora antes, de instalar mi cámara de repuesto que aunque es de una medida algo superior, nos vale para salir del paso.
Al final nos tocó trabajar bastante porque Ramón era mas bien paradete y poco fiable. Lo mejor viene cuando Theo le pregunta por un sitio para lavarnos las manos y nos señala la bañera mugrienta. ¡Con dos cojones Ramón!
Llegamos a El Calafate ya oscureciendo y vamos directos a un hostel que me habían recomendado días antes. Habitación triple para ahorrar un poco entre todos. Ducha rápida y nos vamos al centro andando para homenajearnos con una suculenta parrillada de carne para tres que todos habíamos visto siempre en las cartas de los restaurantes pero que al viajar solos no nos podíamos permitir y regadas con dos botellas de vino que Theo había prometido si finalmente llegábamos a nuestro destino superando todas las dificultades del día.
Os he hablado de mis nuevos compañeros de viaje pero no os los he presentado.
Luiz Paulo es ingeniero técnico brasileño. Tiene mi edad y este es otro de sus viajes moteros por el continente. Es un hombre bueno en toda su expresión y siempre risueño. Habla un español mas que correcto y nos cuenta sus anécdotas aunque sean de caídas o problemas con la moto riéndose. Ese mismo día el viento le ha tirado de la moto y luego le ha llevado el casco unos 300m. rodando mientras corría a alcanzarlo.
Es enormemente meticuloso y le gusta programar todo. Tiene una lista de 200 cosas que hacer en esta vida y son tan variadas como estos viajes, tener un hijo o aprender a nadar.
Me sorprende que le guste tanto hacer estos viajes porque esto es territorio puro y duro de improvisación y porque además tiene un montón de pequeños miedos que le atormentan como el estado del ripio o del viento. Aun así, asustadillo todo el día pero en 3 años ha hecho 70.000km por el continente. ¡Ahí es nada Luz Paulo!
Va cargado como un camión y en cada pequeña parada aunque sea de reagrupamiento en mitad de la nada es capaz de hacer 10 fotos. Por la noche nos cuenta que está algo sentimental porque lleva poco tiempo con su novia y la echa de menos. ¡Es un buenazo!
El otro compañero casual es Theo, un abogado griego que trabaja para una multinacional en Suiza y que ha viajado mucho. Su moto es alquilada aquí y entre sus planes a medio plazo está dar una vuelta a África con su novia.
Habla perfectamente español porque ha vivido 10 años entre Madrid, Barcelona y Alicante pero cuando le vi leer y le pregunté por el idioma de lectura me dijo tan tranquilo “Normalmente en inglés o en griego pero si no en francés, italiano o español. ¡¡¡toma!!!!
Como toda persona tan viajada es alguien de quien aprender mucho y yo tomo mis buenas notas. Entre otras cosas de fotografía porque es muy bueno y le llegaron a publicar en La Vanguardia unas fotos de la Libia sublevada en plena caída de Gadafi.
Es un portento en las relaciones sociales y va abriendo puertas y tendiendo lazos por donde pasa.
Esa noche, después de la cena con su abundante vino nos fuimos a un bar de madera en una primera planta. Nada mas entrar la camarera nos pregunta que dónde queremos sentarnos y Theo toma el mando y dice que de sentarnos nada. Enseguida noto que tiene pensado liarla. Pedimos unos rones y una cerveza para Luiz Paulo y empieza el espectáculo.
Theo socializa por un flanco y como veo sus maneras hago lo propio por el otro mientras Luiz Paulo se queda en medio diciendo “motoqueros locos”
En un momento tenemos revolucionado a todo el bar y concentrada la actividad en un balconcillo exterior. Está claro que casi todo el mérito es de Theo pero tampoco lo hacemos mal como equipo. Luiz Paulo empieza a flipar cuando ve que no va a ser solo una copa y eso rompe sus esquemas de levantarse a las 6:30 de la mañana.
Hablamos con todos y cada uno de los clientes del bar, no solo mujeres. Conocemos al DJ de la discoteca del pueblo, a un cocinero, un arquitecto local, una alemana viajera, una chilena despistada y así a todos los que se van sumando a “nuestra terraza”.
Nos despedimos de todos ya con una borrachera curiosa y con el deseo de todos de volver a vernos al día siguiente.
El resacón mañanero era de escala intercontinental y comprobamos que Luiz Paulo había cumplido su promesa de madrugar y seguir camino porque ya conocía el Perito Moreno y tenía otros planes.
Theo y yo nos dedicamos a buscar algunas cosas por el pueblo. Así dimos con el taller de Lili, una chica de unos 25 años que tenía su propio taller y competía en motocros. No tenía la cámara de la medida que necesitábamos pero aun así le tensó la cadena a Theo y se la engrasó sin querer cobrarle nada.
Después fuimos al otro taller de motos y nos regalaron una cámara usada y llena de parches que podía valernos. En Argentina hay cosas difíciles de conseguir.
Tomamos rumbo al Glaciar que está a 70km de distancia y por el camino una vez mas nos tocó sufrir el viento lateral.
Pasamos por caja al entrar al parque y me sorprende que cobren diferente precio a Argentinos y a extranjeros y por lo que he visto después, es una costumbre muy arraigada por aquí.
Yo lo respeto y puedo llegar a entenderlo pero me da que pensar.
¿Os imagináis que en España cobrásemos por entrar en Picos de Europa?
¿Y si cobrásemos a nuestros hermanos americanos el triple que a los españoles?
Entonces para ellos seríamos unos fachas, xenófobos, racistas, colonialistas, conquistadores, capitalistas, e hijos del mismísimo diablo. En fin, cosa curiosa.
Cuando te quedan unos 10km. para llegar, al tomar una curva a derechas te encuentras el Perito Moreno en la distancia y se te caen todos los esquemas que tenías establecidos por haberlo visto en la tele o en fotos.
Te vas acercando y cada vez te impresiona mas y ya cuando por fin recorres las pasarelas que te acercan al muro de hielo te deja hipnotizado. Nos separamos sin decir nada y cada uno se fue acomodando en el rinconcito que mas le gustaba donde pasamos varias horas. En silencio, ensimismados, totalmente abstraídos del mundo y simplemente observando y escuchando el rugir de la bestia.
Sin duda es atractivo a la vista pero es el ruido lo que mas impresiona. Se escucha como se agrieta y se parten enormes bloques de hielo que caen en vertical sobre el mar haciendo un ruido enorme.
Como no soy capaz de describirlo mejor, que cada uno se lo apunte en su lista de planes futuros y venga a comprobarlo. Creo que no defraudaría a nadie.
Por la tarde volvemos al pueblo y monto el último vídeo pero la conexión a internet es muy mala y no puedo subirlo.
Theo y yo vamos a cenar a un sitio buenísimo y bien de precio y pasamos por “nuestro” bar aunque ya algo mas tranquilos. Aun así somos muy bien recibidos y eso es señal de que lo hicimos muy bien la noche anterior.
La siguiente etapa debe llevarnos a tan solo 250km y nos lo tomamos con calma. El objetivo es llegar a El Chaltén, otro referente para los andarines de medio mundo para hacer unas rutas a los pies del monte Fitz Roy.
Llegamos a primera hora de la tarde, nos instalamos y decidimos hacer una paseo que en teoría era de media hora por la zona del Lago del Desierto. Para llegar hay que hacer una pista de casi 40km donde empiezo tranquilo siguiendo a Theo que no tiene experiencia en ripio pero al cabo de un rato me canso de tragar su polvo y decido darle un poco de caña aprovechando que voy descargado.
El paseo se nos alarga un poco mas de lo esperado y estamos 2 horas dando vueltas andando por los alrededores del lago. Por desgracia otra vez nos perdemos una vista por culpa de las nubes.
En el camino de vuelta dejo a Theo ir delante y empiezo a ver el cuadro de mandos de mi moto apagarse y encenderse y el cuenta revoluciones hacer cosas raras. Se me encienden entonces todas las alarmas y decido intentar llegar al pueblo para ver lo que puede ser. Mientras tanto voy intentando recordar a quien con esta misma moto le pasó esto y cual era la causa.
Cuando quedan solo 2km. para llegar al pueblo mi moto se para y Theo se aleja sin darse cuenta. Creo que lo que le pasa a la moto es que se ha aflojado uno de los bornes de la batería y por eso da el fallo eléctrico. Además es posible porque para mandar la moto me tocó soltar la batería y puede que con las prisas en Buenos Aires no lo montara perfectamente. Es tan sencillo como quitar dos tornillos del cubrecarter y al abrirlo me encuentro el tornillo de la batería suelto. Siento un alivio enorme por encontrar el problema tan rápido y fácil.
Lo vuelvo a conectar esta vez apretando un poco mas el tornillo y todo resuelto para cuando llega Theo al que había avisado un coche que paró a preguntarme.
Al llegar al pueblo nos encontramos a Luiz Paulo que había estado haciendo caminatas de muchas horas por los montes. ¡Que alegría volver a encontrarnos!
Nos ponemos al día de las novedades y algo tarde salimos por el pueblo para la 1ª Feria Gastronómica de El Chaltén. Por desgracia cuando llegamos ya no queda gran cosa y cenamos unas pizzas en un pequeño bar con buen ambiente.
Pactamos con Luiz Paulo salir a las 9:00 y por no hacer la etapa de ripio por la famosa Ruta 40 en solitario, accede a tan poco madrugador horario.
En realidad cuando nos levantamos nos dice que lleva una hora esperando nervioso por la etapa que nos espera. Aun así nos retrasamos un poco en cargar las motos y saliendo del pueblo hacemos unas fotos al Fitz Roy por fin sin nubes.
El primer tramo es por carretera y a partir de la primera gasolinera empieza el ripio. Como están asfaltando la 40, nos toca ir por lo que es la cuneta que está habilitada pero con un suelo muy roto y lleno de piedras gordas. Un coñazo vamos.
Vamos avanzando lentamente y yo me canso de seguir su ritmo de novatos y prefiero ir tirando a mi ritmo y parar de vez en cuando para reagruparnos y comprobar que vamos todos bien.
Luiz Paulo tiene una caída sin consecuencias y es que la pista está muy complicada y no te permite ni un solo despiste. Todos tenemos algún susto porque hay zonas blandas de grava que son como bancos de arena pero con mas mala leche.
Los kilómetros parece que no pasan y aunque casi no hacemos ni paradas para fotos, solo con los reagrupamientos ya perdemos un montón de tiempo.
Comemos algo en Gobernador Gregores y repostamos con la idea de terminar nuestra ambiciosa etapa de mas de 500km. en Bajo Caracoles.
Por suerte han asfaltado algunos tramos pero por desgracia aparece otra vez el viento fuerte. ¡No hay tregua!
Nuestro destino es unas aldea formada por un surtidor de gasolina, un hotelucho con bar y tienda, una gomería y 4 casas.
Al día siguiente tenemos pensado visitar la Cueva de las Manos que está a unos 50km de allí por una pista mala por la que después tendremos que volver. Como Theo tiene el kilometraje limitado y es un poco duro hacer ese tramo con las motos cargadas para luego volver y meternos la paliza de ruta, decidimos buscar a alguien que nos lleve en coche y nos traiga ya que casi nos cuesta lo mismo que la gasolina de las motos y vamos a ir mas descansados.
Quedamos con “El Portugués” que es el gomero del pueblo a las 8:00 en la puerta del hostal. Nos lleva en su Toyota Hilux del 92 y por desgracia, casi llegando pinchamos una rueda.
Al final llegamos algo mas tarde del horario previsto pero la visita merece la pena. En realidad a mi no llega a convencerme del todo la explicación que nos dan porque me parece increíble que esas pinturas tan bien conservadas lleven ahí, a la intemperie 9.000 años. De todas formas es una cosa bien curiosa por las manos pintadas en negativo y las manadas de guanacos que se supone que eran la base de su alimentación y su vestimenta.
Yo sigo prefiriendo los bisontes de Altamira pero bueno, la versión de arte rupestre de la Pampa no está del todo mal.
Volvemos a Bajo Caracoles y cargamos las motos asustados por el fortísimo viento. Vale que nos vamos acostumbrando pero ¡coño! ¡Es que cada día sopla mas fuerte!
Arrancamos y al recorrer diez metros la BMW de Theo se para. Parece un problema de la bomba de gasolina o la inyección y eso no tiene solución fácil en mitad de la nada.
Intentamos comprobar si hay algún cable suelto y el propietario de la empresa de alquiler nos da unas indicaciones para ver si podemos resolver el problema pero nada. Por desgracia Theo se tiene que quedar a esperar a la grúa y por tanto ya no podrá venirse a Chile con nosotros. Una mierda despedirse así.
Luis Paulo y yo salimos algo asustados por las fuertes ráfagas, otra vez de unos 70-80km/h que te obligan a ir en tensión y sufriendo bandazos todo el camino.
Como podéis comprobar, aquí en moto se sufre y es por eso que cada noche te sientes mas realizado y llegar a los sitios tan impresionantes tiene un valor especial para nosotros.
Hacemos unos 170km. para llegar a la frontera de Chile Chico bordeando el lago Buenos Aires. Pasamos a Chile con los típicos controles para ver si llevamos fruta en el equipaje.
Al entrar en la aduana me reciben con la tele puesta y la cancioncilla de ¡Yo soy español, español español! Jajajaja Creo que mi anterior crónica ha trascendido a las altas esferas y quieren compensarme así que me pongo a cantar y dar botes mientras el policía se queda mirando pensando cosas raras sobre mi.
Al final compruebo que tal coincidencia se trataba de una especie de programa especial sobre el mundial de Brasil y ponen 15 segundos del canto típico de cada selección.
A partir de la frontera el enorme lago cambia de nombre y pasa a llamarse General Carrera y como nos vamos metiendo de lleno en Los Andes, el paisaje se hace mas montañoso y la pista mas sinuosa.
Con todos los contratiempos y las colas de las aduanas, vamos un poco tarde así que no podemos demorarnos mucho. Luiz Paulo quiere llegar a la Carretera Austral y bajar al Sur para ir a su comienzo y yo opto por ir al Norte y tomarme las cosas con mas calma. En cualquier caso nos esperan mas de 170km. de pista que en muchos tramos está en muy mal estado pero que lo compensa con creces por ser uno de los tramos mas bonitos que he hecho en mi vida.
Vas subiendo y bajando de la orilla del lago a las montañas con un trazado lleno de curvas y cambios de rasante. La vista es inmejorable y a pesar de la hora, me voy adelantando a Luiz Paulo y paro a esperarle mientras hago fotos.
Cuando solo nos queda una hora de luz llegamos a la Carretera Austral que es otra pista muy parecida a la que acabamos de hacer. El tiene que hacer 60km. para el Sur y yo 50 para el Norte y ya sin tener que ir parando a esperarle así que me pongo en modo Chaleco López (Piloto chileno del Dakar) y me lo paso bomba todo ese tramo.
Llego a Puerto Tranquilo aun de día y me alojo en un hostel con buena pinta. Mi sorpresa viene al pedir la clave del WI-FI ya que me cobran 2.000 pesos extra. ¡Mierda! Yo pensé que esas cutreces las habíamos superado ya en todo el mundo pero bueno, por lo menos a este lado de la frontera hay conexión y es realmente rápida para poder por fin subir el vídeo.
La señora me prepara una buena cena y caigo rendido una noche mas.
Por la mañana tengo pensado hacer la visita a la Catedral de Mármol que son unas formaciones de cuevas y arcos naturales a la orilla del lago esculpidas por el agua.
Para llegar hay que hacerlo en barco y se concentran en el mismo sitio las cinco empresas que lo organizan. Es todo un descontrol por la falta de turistas así que cuando llego me dicen que tengo que esperar a que venga mas gente. Según van llegando clientes se monta un circo curioso entre los captadores de cada empresa y al final nos juntamos los ocho que hemos llegado en esa hora y vamos a la que mas barato nos lo deja con el consiguiente mosqueo del resto. Le digo a uno de ellos que sería mucho mas fácil para ellos organizarse y que cada empresa pudiera captar a sus clientes y luego compartir el barco pero me cuenta que lo han intentado y al final siempre terminan con problemas entre ellos así que sigue imperando el triste regateo barato un tanto violento para los clientes.
Embarcamos en un barquito para diez plazas y hacemos un viaje de una media hora. Cuando llegamos a las formaciones de mármol la barcaza va directa a las rocas y milagrosamente entramos en una cueva en la que no sobran ni 10cm. por cada lado. Juegan con eso para dejarnos impresionados.
Visitamos algunas cuevas mas grandes y mas espectaculares y vamos a un pequeño islote que es el que realmente llaman La Catedral. La visita vuelve a merecer la pena y al final con el regateo de grupo nos ha costado a cada uno unos 7€. Voy con dos señores alemanes jubilados que llevan dos años por América en su autocaravana, tres mochileros israelitas y dos chilenas de la capital muy simpáticas.
La vuelta se complica un poco porque el viento hace grandes olas que en este caso nos pillan de frente. El lago tiene de largo como 200km. por lo que es un mar en toda regla y con este clima las condiciones se ponen muy adversas. Llegamos empapados al pueblo pero aun así muy satisfechos.
Me tomo un bocadillo allí mismo y pasado el medio día sigo con mi camino al Norte por la Carretera Austral que es una maravilla. Tengo que agradecer a todos los que me la recomendaron porque aunque la pista está algo rota en muchos tramos, las vistas compensan el sufrimiento de máquina y piloto.
A diferencia de las pistas argentinas, esta es mas estrecha y sin esas enormes cunetas. Aquí para cruzarse hay que apartarse y por eso tampoco se puede ir rápido porque las curvas son constantes.
Como mi plan no es muy ambicioso hoy en distancia, voy disfrutando mucho el recorrido, siempre de pie sobre las estriberas y pensando miles de cosas dentro del casco. Todas buenas.
En algunos sitios la vista es magnífica y como no tengo prisa paro a hacer fotos.
Así llego a un mirador espectacular y me pongo a dar gritos como loco. Solo esta vista compensa todos los sufrimientos del camino.
Cuando estoy haciendo una foto, el viento me recuerda que en América no se puede bajar la guardia nunca y que esto no es un paseíto. Me tira la moto de forma muy fea por el lado de la pata de cabra mientras mi casco sale rodando ladera abajo con la cámara puesta. ¡Mierda!
Levanto la moto a pesar de quedar cuesta abajo y con eso me reafirmo en mi teoría de que estas pistas me están poniendo unos brazacos de la leche. Los daños son pocos pero muy dolorosos por la forma tan deshonrosa de producirse. Espejo e intermitente rotos y la defensa y maleta un poco rozadas.
Empiezo mi camino en busca del casco que por suerte ha quedado parado a unos 50m. en unos matorrales. No tiene daños importantes mas que unos cuantos roces nuevos para la colección y la cámara está intacta.
Sigo mi camino pensativo. Este viaje es mas aventura de lo que me había imaginado. Es una zona dura donde cualquier error o despiste se puede pagar bien caro y no puedes esperar las ayudas que tan a mano tenemos en Europa. Como os he contado no hay cobertura de teléfono entre pueblos. Incluso en el lado argentino algunos pueblos tampoco tienen y conseguir ciertas cosas es complicado. Si nos costó tanto conseguir una simple cámara de aire para la rueda, y al final tuvo que ser reciclada, conseguir otras cosas es casi imposible. En Chile es mas sencillo pero no en la zona en la que estoy ahora.
A cambio me siento feliz por estar viviendo esta experiencia, satisfecho por superar cada día y encantado de conocer gente y lugares que me enriquecerán de por vida.
¡Ese es el sentido de mi viaje!
¡Feliz Navidad a todos!