Yo, como es natural en un loser, aunque mi abuelo fuera Duque, estoy de acuerdo con impuestos y correctivos económicos progresivos.
El único argumento que puedo tomar en serio en contra de la aplicación de esta medidas es el de la complejidad administrativa. Pero este supuesto desafío es, como casi todo, más una cuestión de voluntad que de técnica. Vamos, que la administración posee recursos más que suficientes para desarrollar un modelo sancionador de acuerdo a la renta.
Se comenta, por ejemplo, que se va a desincentivar el deseo de alcanzar una posición económica relevante. Como es lógico esta opinión no merece comentario alguno.
Yo añadiría qué tal vez pueda incentivar la evasión o ocultación de ingresos, o que se genere en parte de la población cierta percepción de injusticia gracias a la internalización cognitiva de esa idea del mérito como elemento que filtra a los capaces de los inútiles materializada en la renta.
Sinceramente, no me parecen argumentos de peso.
Ahora, los que estamos a favor de castigar a los ricos,... digo, perdón, de castigar a los malhechores de acuerdo a sus ingresos reales.
La función disuasoria de la una sanción sólo es efectiva si es equitativa. Si duele por igual a los que menos y los que mas tienen. Como es natural una multa de 100€ no disuade a un tipo con una renta de 100.000€ como a uno de 15.000€. Es tan obvio que resulta ridículo tener que recordarlo. Vamos, la proporcionalidad es justicia, nos iguala; ejerce un efecto disuasorio equivalente independientemente de la posición de cada uno en la escalera social, y es por lo tanto más efectiva; y por último, se deja de castigar a los pobres por ser pobres aplicándoles un principio igualador inexistente.
Yo no tengo dudas, proporcionalidad en la renta, en las multas, y, si por mi fuera, de cada cual, según sus capacidades, a cada cual, según sus necesidades.