Y de la misma pagina de pingüinos un relato de alguien
QUE SI .......ha tocado el cielo y así lo expresaba...
yo pienso que estos gestos son los que al club turismoto le hacen seguir adelante en la ardua tarea de organizar pingUínos....
así lo entiendo y así lo quiero entebnder yo al menos
" En el año 97, el motorista andaluz Rafael Rey Blanca, nos envió este trabajo que refleja muy bien el espíritu de todos los que acuden a Pingüinos.
Enero de 1982,
para muchos, un año divino,
pues sonaban los motores,
de los primeros PINGÜINOS.
Pingüinos,
cuanta vida en sólo un nombre,
cuanta pasión y delirio,
cuantas noches sin dormir,
cuanta lluvia, cuanto frío.
Es difícil de explicar,
hay que sentirlo, vivirlo,
para en tu moto montar,
y recorrer sin parar,
tantos y tantos caminos.
Desafiando a la vida,
desafiando al peligro,
desafiándolo todo,
hasta tu propio destino.
Para llegar...
para llegar a un lugar
que le regala el suspiro,
que sientes al despertar,
por ver tu sueño cumplido.
Pingüinos,
casa de los moteros,
que cada año espera ansiosa,
y con los brazos abiertos,
para envolverte en su magia,
para cubrirte en su cielo,
y para abrigarte en su encanto,
con los susurros del Duero.
Qué alegría se siente ahí
y que ilusión para un motero
el que pueda compartir,
un cariño verdadero.
Cariño por su afición,
y de afición compañero,
que acompaña a la amistad,
que es amiga del motero.
Y no como muchos piensan,
que ser motero es ser un
que entiende mucho de nada,
y de la vida muy poco. .
Ser motero,
es ayudar cuando hace falta,
sentirte vivo y ente»,
escuchando los motores,
que suenan cerca y lejos,
es compartir la comida,
y un caliente carajillo;
gastando bromas alegres,
y bebiendo un dulce vino
que te emborracha de paz,
hasta sentirte divino,
divino...
para que sepan los que hablan,
porqué me siento orgulloso,
cuando me dicen que gozo,
con todo esto que digo.
Qué sabrán, qué sabrán aquellos
que hablan y critican a lo ajeno,
lo que es sentir la amistad,
rodeando un rojo fuego,
que calienta sin parar,
a tantos que vienen y van,
en su caballo de acero.
Llegan de todas partes
españoles y extranjeros,
unidos en armonía,
como el compás de un bolero
En fin, el tiempo pasará,
y con el tiempo los años;
y la lluvia, el frío, y el viento,
yo seguiré desafiando,
porque sé, que he de morir,
y afrentar mi destino,
sabiendo que un día fui,
más que motero, PINGÜINO.
Qué sabrán, qué sabrán aquellos
que hablan y critican a lo ajeno,
lo que es sentir la amistad,
rodeando un rojo fuego,
que calienta sin parar,
a tantos que vienen y van,
en su caballo de acero.
Llegan de todas partes
españoles y extranjeros,
unidos en armonía,
como el compás de un bolero
En fin, el tiempo pasará,
y con el tiempo los años;
y la lluvia, el frío, y el viento,
yo seguiré desafiando,
porque sé, que he de morir,
y afrentar mi destino,
sabiendo que un día fui,
más que motero, PINGÜINO.
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