Finalmente, me pudo la lluvia.
Sali muy temprano, a las 5. En Barcelona no llovía y la previsión para todo el recorrido de la 500 (que era de nuevo el recorrido que tenía en mente) era entre muy nuboso y llovizna o lluvia débil.
Ya al inicio del puerto del ordal, yendo hacia Les Pobles, empezó a vislumbrarse que la madrugada iba a ser complicada. Zonas de niebla tan humeda que cuando la pasabas, la visera del casco quedaba llena de gotitas que te ensuciaban la visión y que tenías que estar permanentemente limpiando con el guante.
Unos kilómetros más adelante, a partir de Vilafranca, se inició la lluvia fina pero permanente que ya no me dejó hasta que abandoné. Llevaba puestas las manoplas que me acababa de comprar (a las que tuve que hacer un apaño para que no me tocasen en las manetas de freno, que funcionó perfectamente) que cumplieron muy bien su función e impidieron que el frio y la lluvia dejasen mis manos inservibles.
Paré a poner gasolina sobre las 6 de la mañana (aún me quedaba autonomía pero cuando vas viendo gasolineras cerradas a lo largo del camino, no te quieres arriesgar). Aproveché para ponerme el traje chubasquero (tambien de reciente adquisición) que me permitió continuar el camino totalmente seco.
Iba amaneciendo y a pesar de las dificiles condiciones que se daban (tenía que ir bastante despació por el suelo mojado), lo estaba pasando bien por la sensación de aventura que estaba viviendo. La única pega que me encontraba era que no había manera de limpiar la visera del casco. Además de estar siempre sucia por la lluvia, no podía limpiarla porque se me mojó por dentro del pinlock y no había manera de quitar las gotas.
No obstante, transcurrido unos 70 u 80 kms desde el inicio me empezó a pasar algo que no me había sucedido nunca. Empecé a notar un cierto mareo, hasta el punto de entrarme algunas nauseas y, por ello, tuve que parar varias veces. Desconozco cual fue el motivo aunque se me ocurren varias posibilidades. El calor que pasé por el exceso de ropa que llevaba, el olor del chubasquero nuevo de pvc (aunque no lo notaba, si que si te lo ponías en la nariz olia fuerte a plastico), la posible falta de transpiración o, lo que más me convence, el efecto sobre la vista en curvas permanentes de la visera manchada con gotas de agua, como los que van detrás y se marean en el coche. Tambien pudo ser algo de estomago, pero lo dudo. El caso es que llegado a les Pobles, decidí volverme por autopista a Barcelona.
Las conclusiones que saco son:
- Que las ultimas adquisiciones (manoplas y chubasquero) funcionan perfectamente.
- Que tengo que revisar el sistema de pinlock. Yo entendía que como se generaba vacio no debía mojarse el interior, pero se moja (o al menos eso me pareció).
- Que tengo que regular más o mejor la ropa que llevo. El exceso de calor tampoco es bueno.
- Que, aunque parezca una tontería, tengo que llevar biodramina en la moto (ya llevo aspirina e ibuprofeno, jeje).
- Que no me gusta que llueva cuando voy en moto.
- Que valoro un poco más si cabe la experiencia de los que vivisteis y acabasteis la primera Rider que debió ser muy dura. Y que es mejor vivir esas condiciones en grupo y en un evento motero que en soledad. Imagino que el espíritu de equipo ayuda en los momentos más difíciles.
Un abrazo a todos!
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